Subido por Fernando Rivera

Aspectos legales del espacio ultraterrestre y turismo espacial

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ASPECTOS LEGALES DEL ESPACIO ULTRATERRESTRE Y
TURISMO ESPACIAL
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SUMARIO
1. SOBERANÍA ESTATAL SOBRE EL ESPACIO ULTRATERRESTRE PATRIMONIO
COMÚN DE LA HUMANIDAD
2. LIMITE ENTRE EL ESPACIO AÉREO Y EL ESPACIO ULTRATERRESTRE
3. IGUALDAD DE DERECHOS PARA ESTADOS DE DISÍMIL GRADO DE
DESARROLLO
4. USO CON FINES PACIFICOS DEL ESPACIO EXTERIOR
5. JURISDICCIÓN
6. RESPONSABILIDAD POR DAÑOS CAUSADOS POR ACTIVIDADES ESPACIALES
7. SALVAMENTO Y RESCATE
8. ACCESO A BASES ESPACIALES
9. RECURSOS NATURALES DE LA LUNA
10. RESPONSABILIDAD ESTATAL POR ACTIVIDADES PRIVADAS
ASPECTOS LEGALES DEL ESPACIO ULTRATERRESTRE Y
TURISMO ESPACIAL
“La presente exposición se ha realizado sobre de trabajos de los Profesores
Cooper, Meyer, Jenks y Korell, en atención a ellos se vuelcan comentarios.
Teniéndose en consideración que muchos de las cuestiones planteadas han
sido objeto de debate jurídico y tratamiento legislativo por parte de los
organismos internacionales y algunas posiciones fueron incorporados como
normativa internacional.
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La apertura del ámbito espacial, colocó al hombre en el problema de su
utilización y posteriormente en la labor de su regulación; esto al enfrentarse
el ser humano con realidades materiales y físicas radicalmente distintas,
para las que los institutos tradicionales de la Tierra se tornaron
insubsistentes,
de
ahí
la
necesaria
constante
implementación,
fortalecimiento y adaptación del Derecho espacial.
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En la actualidad no existe ningún soporte jurídico internacional que aporte
una definición precisa de espacio ultraterrestre ni una delimitación exacta
con respecto al espacio aéreo. Es importante destacar que cada espacio
presenta un régimen jurídico diferente: el espacio aéreo se regula por el
Convenio sobre Aviación Civil Internacional firmando en Chicago en 1944,
mientras que al espacio ultraterrestre le es de aplicación el Corpus Iuris
Spatialis.
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El Corpus Iuris Spatialis constituye el cuerpo jurídico sobre el cual se apoya
el Derecho Internacional Público en lo que se refiere a la regulación de las
actividades desarrolladas en el espacio ultraterrestre. Está conformado por
un diverso agregado de tratados, convenios y acuerdos fruto del trabajo
elaborado por la Subcomisión de Asuntos Jurídicos de COPUOS, si bien
destacan principalmente cinco tratados:
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1.- Tratado sobre los principios jurídicos que deben regir las actividades de
los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso
la Luna y otros cuerpos celestes, adoptado mediante Resolución 2222(XXI)
de la Asamblea General, Anexo, aprobado el 19 de diciembre de 1966,
abierto a la firma el 27 de enero de 1967 y que entró en vigor el 10 de
octubre de 1967. Actualmente ratificado por 102 Estados.
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2.- Acuerdo sobre el salvamento y devolución de astronautas y la restitución
de objetos lanzados al espacio ultraterrestre, adoptado mediante Resolución
2345 (XXII) de la Asamblea General, Anexo, aprobado el 19 de diciembre de
1967, abierto a la firma el 22 de abril de 1968 y que entró en vigor el 3 de
diciembre de 19683. Actualmente ratificado por 92 Estados.
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3.- Convenio sobre la responsabilidad internacional por daños causados por
objetos espaciales, adoptado mediante Resolución 2777 (XXVI) de la
Asamblea General, Anexo, aprobado el 29 de noviembre de 1971, abierto a
la firma el 29 de marzo de 1972 y que entró en vigor el 11 de septiembre de
19724. Actualmente ratificado por 89 Estados.
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4.- Convenio sobre el registro de objetos lanzados al espacio ultraterrestre,
adoptado mediante Resolución 3235 de la Asamblea General, Anexo,
aprobado el 12 de noviembre de 1974, abierto a la firma el 14 de enero de
1975 y que entró en vigor el 15 de septiembre de 19765. Actualmente
ratificado por 60 Estados.
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5.- Acuerdo que debe regir las actividades de los Estados en la Luna y otros
cuerpos celestes, adoptado mediante resolución 34/68 de la Asamblea
General, Anexo, aprobado el 5 de diciembre de 1979, abierto a la firma el 18
de diciembre de 1979 y que entró en vigor el 11 de julio de 19846.
Actualmente ratificado por 18 Estados.
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1.- SOBERANÍA
ULTRATERRESTRE
HUMANIDAD
ESTATAL SOBRE EL
PATRIMONIO COMÚN
ESPACIO
DE LA
KROELL
Kroell Sostuvo que el espacio ultraterrestres forma un dominio público
universal con límites aun no definidos donde el goce del derecho puede
estar reservado solamente a la comunidad de las naciones terrestres, esto
es, a la colectividad humana y a sus organizaciones representativas de
derecho público.
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En tal sentido no es posible adoptar la solución dominial del espacio
universal extraterrestre porque la aplicación por extrapolación de a teoría de
la soberanía aérea con la obligación consecutiva de respetar os derechos de
esa zona y su competencia resulta desde el punto de vista práctico
imposible. Según este autor, no se debe perder de vista que a partir del
instante donde el astronauta o cosmonauta salga de la atmosfera territorial
de su propio Estado y navegue en el vacío interplanetario, la Tierra
continuará con su movimiento de revolución planetaria, de manera que
después de un cierto tiempo el astronauta se encontrará necesariamente a
lo largo del territorio atmosférico de los otros Estados, ya que la Tierra
continuara con su eterna rotación en el sistema solar. Existe, claramente una
imposibilidad de índole fáctica de sostener el criterio de soberanía.
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JENKS
Así, con similares argumentos, Jenks define la naturaleza del espacio exterior
como una res extra comemercium, no susceptible de apropiación por
proyección de soberanía sobre la superficie terrestre. Sostiene que, con
motivo del movimiento de rotación de la Terra sobre su propio eje, su
rotación alrededor del Sol, y el movimiento permanente de los cuerpos
celestres, impiden que exista una relación constante entre la superficie
terrestre y el espacio ultraterrestre, es decir, en cada fracción de tiempo van
cambiando la posición de las áreas que se encuentran sobre determinado
territorio, así como de los artefactos espaciales lanzados.
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MEYER
Meyer, postula que el espacio ultraterrestre debe ser considerado como
espacio libre.
Entiende que la cercana relación entre espacio aéreo y la superficie terrestre
no es verificable en el caso del espacio exterior. Solamente el espacio con
aire se encuentra íntimamente conectado con la vida terrestre como para
que éste sea considerado legalmente como parte del territorio. Esa conexión
natural no existe en el caso del espacio ultraterrestre y la superficie
terrestre.
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John C. Cooper citado por Ih-Ming Wang (1965, p. 103) “Para Cooper, la
soberanía estatal en el espacio aéreo subyacente no debería extenderse más
de 300 millas encima de la superficie terrestre. Se designa con el nombre de
espacio territorial a aquella zona a cuya altura podrían volar los aparatos
aéreos de soporte atmosférico, es decir, de sustentación aerodinámica. Esta
primera zona, debería ser exclusiva para la soberanía estatal(…)La segunda
zona(…) es aquélla situada entre los límites del espacio territorial y unos
límites situados a 300 millas, a contar desde la superficie de la Tierra. En esta
(…) llamada «espacio contiguo», se desarrollarán los derechos de tránsito
para vuelos pacíficos o no militares.”
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Al respecto, Paolillo dispone que la noción de patrimonio común de la
humanidad se sustenta sobre cuatro elementos esenciales, a saber:
la prohibición de apropiación nacional
el uso con fines pacíficos
la utilización de los recursos en beneficio y provecho de toda la
humanidad
y la necesidad de la elaboración de un régimen jurídico internacional.
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En primer lugar, el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, en su artículo
I, establece el uso colectivo y en provecho general de la humanidad que
tiene el espacio ultraterrestre y en su artículo II, determina que no podrá ser
objeto de apropiación nacional por reivindicación ninguna otra manera.
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2.- LIMITE ENTRE EL ESPACIO AÉREO Y EL ESPACIO
ULTRATERRESTRE
KROELL
En su opinión, desde el punto de vista jurídico, es necesario establecer el
principio de que la frontera celeste, aquella entre la zona atmosférica
celeste y el espacio interplanetario, está constituida por la línea donde el
valor matemático del campo de gravitación terrestre es nulo.
En otros términos, la frontera del cielo se encuentra en lugar geométrico
donde reposa la atracción terrestre y donde el peso no se manifiesta en
relación a la tierra.
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Será aquí donde se encuentre el límite extremo del territorio de todo Estado
instalado en la superficie de nuestro planeta. Allí está el vacío espacial
infinito del universo que será sometido a un régimen jurídico diferente.
La frontera celeste resultaría así ante todo de una constatación matemática
suministrada por la ciencia física.
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MEYER
Hace mención a la idea de que el limite estaría dado por la existencia de aire
suficiente como para que los aeroplanos pueden sostenerse en vuelo por las
reacciones del aire.
COOPER
Anuncia ambos criterios, el del límite establecido por la cantidad de aire
suficiente como para soportar y mantener el vuelo de aeroplanos por las
reacciones del aire y el límite exterior determinado por el punto en el que
cesa la fuerza de gravedad de la tierra.
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Lo que denota que se hace necesaria una regulación convencional
internacional sobre la materia.
Entre las razones que figuran a favor de la delimitación, cabe destacar:
a) Una demarcación precisa mediante un pacto formal contribuiría a
prevenir conflictos infundados de soberanía por parte de los Estados.
b) La falta de acuerdo en común sobre el alcance del espacio aéreo puede
dar lugar a disputas internacionales.
c) Se fomentaría la cooperación entre Estados para el desarrollo normativo
y científico de las actividades espaciales.
d) En línea con Pueyo Losa, sería idóneo acordar una delimitación entre el
espacio aéreo y el espacio ultraterrestre “por el hecho precisamente de
tratarse de dos espacios dominados por un régimen jurídico tan distinto”.
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Por su parte, se establecen las siguientes razones en contra:
a) La ausencia de una definición específica no ha sido un inconveniente
hasta el momento ni tampoco ha generado tensiones internacionales.
b) El intento de fijar un límite geofísico implica un riesgo alto de error,
pudiendo darse el caso de establecerse una altura bien desmesurada o
bien muy baja. En cualquiera de ambos casos se generaría un
considerable menoscabo en el progreso de las actividades espaciales. Y,
además, la presunta posibilidad de modificar la altura que se pudiera
acordar generaría gran inestabilidad entre la comunidad internacional.
Los Estados, por su parte, no admitirían con facilidad una disminución de
la altura que supondría una reducción de su soberanía.
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3.- IGUALDAD DE DERECHOS PARA ESTADOS DE DISÍMIL
GRADO DE DESARROLLO
Al debatirse el tema de límite exterior del territorio estatal, entre
otras posiciones, se sostiene que el mismo estaría determinado
por la capacidad del estado de hacer su ley efectiva y ejercer
control en determinado espacio.
Por ello Cooper desecha la aplicación en el ámbito espacial del
principio de que la soberanía se verifica por el ejercicio de un
poder efectivo, en tanto en la especie, ello generaría notables
disparidades entre los países con distintos poderíos.
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Se entiende que el espíritu de la idea se encuentra respaldada por las
previsiones del Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, Articulo I y el
Acuerdo sobre la Luna artículo 4, en cuanto disponen que la utilización y
exploración del espacio ultraterrestre, la Luna y otros cuerpos celestes,
deben hacerse en provecho e interés de todos los países, sea cual fuere su
grado de desarrollo económico y científico, sin discriminación alguna y en
condiciones de igualdad.
Asimismo, en el Acuerdo sobre la Luna 1979 (artículo 11 puntos 5 y 7), se
dispone que el régimen internacional de explotación de recursos naturales
de la Luna debe establecerse tendiendo a una participación equitativa de
todos los Estados partes en los beneficios, teniéndose especialmente en
cuenta los intereses y necesidades de los países en desarrollo.
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Se entiende que el espíritu de la idea se encuentra respaldada por las
previsiones del Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, Articulo I y el
Acuerdo sobre la Luna artículo 4, en cuanto disponen que la utilización y
exploración del espacio ultraterrestre, la Luna y otros cuerpos celestes,
deben hacerse en provecho e interés de todos los países, sea cual fuere su
grado de desarrollo económico y científico, sin discriminación alguna y en
condiciones de igualdad.
Asimismo, en el Acuerdo sobre la Luna 1979 (artículo 11 puntos 5 y 7), se
dispone que el régimen internacional de explotación de recursos naturales
de la Luna debe establecerse tendiendo a una participación equitativa de
todos los Estados partes en los beneficios, teniéndose especialmente en
cuenta los intereses y necesidades de los países en desarrollo.
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4.- USO CON FINES PACIFICOS DEL ESPACIO EXTERIOR
MEYER
Como contrapartida del derecho de utilización libre del espacio exterior, lo
somete a que su ejercicio sea practicado, con carácter restrictivo, con fines
pacíficos y siempre que no conlleve implicancias políticas o militares.
KROELL
De igual forma, sostenía que el primer objetivo de la “Comisión
Internacional de Astronáutica”, que proponía crear, debía ser el de preparar
un texto de una declaración internacional pronunciando la condenación
solemne de la utilización de todo medio astronáutico para los fines de
guerra ofensiva y misma defensiva, con prohibición pre establecida de toda
búsqueda con ese fin.
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5.-JURISDICCIÓN
Meyes sostenía la sujeción a la autoridad, leyes y demás
regulaciones del Estado que estableciera una base o estación, o
autorizase el establecimiento de las mismas por parte de un
particular, Estado bajo cuya responsabilidad y control debía
operar dicha base.
En relación a este tema se ha determinado que el Estado en cuyo
registro figura inscripto el objeto lanzado al espacio ultraterrestre
retendrá su jurisdicción y control sobre el mismo y el personal de
tripulación. (Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, Articulo
VIII, Declaración de Principios Jurídicos ONU 1963 (Principio 7),
Acuerdo sobre la Luna 1979, articulo12).
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6.-RESPONSABILIDAD POR DAÑOS CAUSADOS POR
ACTIVIDADES ESPACIALES
Meyer, sostiene que toda actividad espacial está regida por la
obligación genérica de no dañar; y la consiguiente
responsabilidad derivada del principio de que todo el que crease
una situación peligrosa como consecuencia de la utilización de un
artefacto, es considerado responsable de que nadie sufra daños
como consecuencia de la utilización de dicho artefacto.
La responsabilidad espacial del Estado de lanzamiento es
establecida de modo general ya en el Tratado del Espacio
Ultraterrestre de 1967, artículos Vi y VII. En iguales términos y
sentido, la declaración de Principios Jurídicos ONU 1963
(Principio 8) y el Acuerdo sobre la Luna 1979, articulo14.
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De forma especifica, el Convenio sobre Responsabilidad 1972,
determinó en cada caso, la responsabilidad que recaerá sobre los
Estados, ya sea de modo absoluto (artículo 2) o bien subjetiva
bajo criterios de culpa (artículo 3) o mancomunada y solidaria en
caso de varios Estados intervinientes en el lanzamiento (artículo
4).
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7.- SALVAMENTO Y RESCATE
Entre las normas que vislumbraba como inmediatamente
necesarias a efectos de regular la actividad espacial, enunciaba un
cuerpo legal referente al rescate o salvamento en el espacio, al
estilo de los cuerpos análogos en materia marítima y aeronáutica.
Esto fue plasmado de manera específica en el Acuerdo sobre
Salvamento 1968, así como también de manera genérica en el
Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, artículo V, y en la
Declaración de Principios Jurídicos ONU 1963 (Principio 9).
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8.- ACCESO A BASES ESPACIALES
El espacio ultraterrestre es patrimonio común de la humanidad.
Ante las declaraciones, Meyer y Kroell estudian la situación, la
cuestión de si, con fundamento en la libertad y libre utilización
que impera en las áreas ultraterrestres donde tienen ubicación las
bases, el Estado bajo cuya jurisdicción se encuentra dicha base
tiene la obligación de mantenerla abierta para el ingreso de
cualquier tercero que lo solicite.
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Se pronuncian por la negativa, por las convincentes razones y
lógicas que impiden habilitar un acceso general, con la salvedad
de que exista acuerdo convencional o situación de peligro o
necesidad por razones de humanidad.
Este tema es atendido en las prescripciones del Tratado del
Espacio Ultraterrestre de 1967, articulo XII y el Tratado de la Luna
artículo 15. Dichas normas establecen diversas limitaciones para
el derecho de acceso a las estaciones por parte de representantes
de otros Estados; ello debe ser bajo la base de reciprocidad,
notificando con una anticipación razonable, celebrándose las
consultas pertinentes, adoptando las precauciones necesarias y
evitando toda perturbación de las instalaciones visitadas.
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9.- RECURSOS NATURALES DE LA LUNA
Es necesario precisar que el Acuerdo sobre la Luna 1979, se dispuso que:
Los recursos naturales de la Luna son patrimonio común de la humanidad, y
no pueden ser propiedad de ningún sujeto de derecho, público o privado
(articulo11 puntos 1 y 3)
La explotación de los recursos naturales de la Luna se establecerá mediante
un régimen internacional que se comprometen los Estados a establecer una
vez que resulte viable dicha explotación, debiendo dicho régimen resultar
equitativo entre los Estados y respetando un desarrollo ordenado, seguro y
racional de los recursos (articulo11 puntos 5 y 7).
Respecto de los minerales y otras sustancias, los Estados tienen derecho a
recoger y extraer muestras (Articulo 6.2)
Al explotar y utilizar la Luna, los Estados deben tomar medidas para no
perturbar el actual equilibrio de su medio (artículo 7.1).
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10.- RESPONSABILIDAD ESTATAL POR ACTIVIDADES
PRIVADAS
Antes podíamos decir que las actividades espaciales por las características particulares de
las mismas, resultaban de difícil concreción por los particulares, ello se verificaba en
particular, mediante convenios de colaboración entre entidades privadas y estatales, por ello
Meyer planteo en su momento la cuestión de necesidad de que las bases espaciales, cuando
fueran emprendimientos privados, se encontrasen bajo la autoridad y jurisdicción de un
Estado determinado, que debería ser el que la hubiera autorizado y siendo dicho Estado, en
definitiva, quien asumiera la responsabilidad internacional derivada del emprendimiento.
Tal criterio se encuentra plasmado en el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967, articulo
VI, el cual establece, para el caso de actividades de entidades no gubernamentales, la
autorización y fiscalización estatal, con la consiguiente responsabilidad internacional por
parte de dicho Estado.
Al explotar y utilizar la Luna, los Estados deben tomar medidas para no perturbar el actual
equilibrio de su medio (artículo 7.1).
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10.- RESPONSABILIDAD ESTATAL POR ACTIVIDADES
PRIVADAS
Patricio Sccopa y Martin D. Tenca “Los problemas legales en el comienzo de la era espacial”
High Altitude Flight Sovereignty, John Cobb Copper
Legal Problems of Flight into the Outer Space, Alex Meyer
Internacional Lawand Activities in Space, C. Wilfred Jenks
Pueyo Losa, J.: “Los espacios de interés internacional (III): El Espacio Ultraterrestre”, en Díez de Velasco, M., (dir.), Instituciones de Derecho internacional
público, 18ª ed., Ed. Tecnos, Madrid, 2017, p. 601
Elements createurs d un Droit Astronautique, Joseph Kroell
Revista judicial 109, setiembre 2013 .
A PROHIBITION DE L’APPROPRIATION ET LES RÉGIMES D’ACCÈS AUX ESPACES EXTRA-TERRESTRES, Armand D. Roth Première Partie. La consécration du
principe de non-appropriation et du régime coutumier des activités spatiales, Chapitre 4. Le champ d’application rationae loci du principe de nonappropriation (https://books.openedition.org/iheid/4429?lang=es)
Paolillo, F., "Naturaleza jurídica del Principio 'Patrimonio común de la Humanidad'", Anuario Hispano Luso-Americano de Derecho Internacional, vol. II, 1984,
p. 13.
NUEVOS RETOS JURÍDICOS INTERNACIONALES EN EL ESPACIO ULTRATERRESTRE: HACIA UNA EXPLOTACIÓN ECONÓMICA SOSTENIBLE
Autor: Marta Jiménez González
Derecho Internacional Público
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