A continuación unas líneas que fueron escritas como si fuese Juana la que estuviese hablando de su vida, conozcan a la gran Juana. De seguro las mujeres del mundo, pueden verse en ella. “Nací finalizando el siglo XVIII, en el Oriente del país, allá en Chaguaramal, Edo. Monagas. Se han confundido diciendo que nací en Guárico en Chaguaramas, pero no, soy oriental. Hija de un patriota, hombre de confianza de Bolívar, el General Andrés Rojas y una negra esclava africana Guadalupe. De allí mi piel de ébano. Nací esclava pero fui liberada. Desde muy pequeña fui criada por doña Teresa Ramírez, quien se preocupó por mí y hasta su apellido me concedió. Fui lavandera, pero desde muy joven acompañe a mi padre en las actividades de la guerra, es allí donde nace mi inclinación por la causa libertadora, estoy segura que lo llevó en la sangre. En 1813 enfrentamos al realista Domingo Monteverde, este muy hipócrita nos dijo: Soy muy conocido la humanidad de mis sentimientos , esta provocación nos dio fuerza y bríos, nos unimos Graciosa de Sifontes, María Antonia Ramírez, Dolores Betancourt, Marta Cumbale, y nos pusimos a las órdenes de Bermúdez, Piar y Monagas, defendimos Maturín y organizamos un batallón con el nombre Batería de mujeres formada por nosotras las mujeres del pueblo al lado de los hombres patriotas que luchaban por la independencia. Colaborábamos en la atención de los heridos y llevando las armas para poder avanzar en el combate. Por momentos fuimos presa fácil de los realistas, pero nos mantuvimos fuerte y el enemigo estuvo a raya sin poder entrar a nuestra población, donde solo estaban escondidos los niños y los ancianos. Saque fuerzas desde muy adentro de mí, mis ropas se convirtieron en girones hasta lograr que Monteverde se tragara sus palabras. Juana La Avanzadora Me dicen La Avanzadora porque llena de furia por las injusticias vividas siempre era la primera en avanzar hacia el enemigo, recuerdo un día que en medio de una lluvia de balas, atravesé el campo de batalla y le arranque su espada aun general realista muerto, levanté el arma como un estandarte de libertad. Me enamore de un patriota, tuve un hija María, al llegar la independencia me retire a mis tierras a descansar y a disfrutar de la Venezuela libre del yugo español” (Fuente: Heroínas Venezolanas) Murió en Maturín, estado Monagas, al oriente de Venezuela, en 1856. Desde principios del siglo XVI ya se veían en las rutas del Atlántico unos enormes buques dedicados expresamente a transportar humanos (mayormente de raza negra), sometidos y convertidos en esclavos. Los países europeos que participaron en el decadente y lucrativo tráfico negrero, como España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda, poseían grandes compañías de navegación especializadas en dicho transporte BARCO «NEGRERO» HUMANOS. DE TRAFICANTES DE SERES La trata de negros comenzó a ser manejada por la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales en 1621. Cuarenta años después, en 1672, la encargada de este “negocio” humano fue la English Royal Áfrican Company para luego en la primera década del siglo XVIII pasar a manos de la Compañía Real de la Guinea (francesa). Ya en 1764, la Real Compañía Guipuzcoana inicia relaciones comerciales de embarques negreros con la firma británica de Wenland Brothers, quien importaba Negros mandingas, zapes, congos, loangos y de otros gentilicios, atados con cadenas por el cuello y transportados en las bodegas de los barcos en vergonzosas condiciones. Indudablemente uno de los países que más aprovechó esta comercialización fue Inglaterra: llegó a extraer de África hasta 80.000 negros al año. Sin embargo, España mantuvo una actividad permanente y crucial en este negocio a nivel iberoamericano, y no sólo eran los peninsulares quienes traían esclavos a las tierras venezolanas sino que también los nativos (los criollos) comerciaban con ellos. Durante mucho tiempo se utilizó el trueque en el comercio intercolonial y era frecuente observar que se cambiaban mulas criollas por esclavos negros. Los criollos controlaban gran parte del comercio de negros con los españoles y las Antillas dentro del país, convirtiéndose en piezas claves en el tráfico intercolonial.La llegada de los negros a los puertos venezolanos era un colorido acontecimiento. Se formaba una especie de feria en la que montaban toda una parafernalia para proceder a la exhibición de las “piezas” como se les llamaba a los desembarcados. Comenzaba entonces el movimiento de compra-venta. Los traficantes repartían aceite de coco para que los esclavos se lustraran la piel y mejorar así su aspecto ante los posibles ojos compradores. Éstos revisaban cuidadosamente la mercancía: su dentadura, estatura, porte, etc. “En cada puerto de llegada había funcionarios denominados ‘factores’, los cuales cumplían con la tarea de efectuar el palmeo y revisar la carimba (…) Los negros de menos de siete cuartas de altura no eran considerados como una pieza, como tampoco aquéllos que, aún teniendo la altura requerida, tuviesen algún defecto físico notorio. Una madre con un niño de pecho pasaban como una sola pieza. Esta forma de medir los esclavos se denominaba «palmeo» y la marca que se les hacía con un hierro candente en alguna parte del cuerpo, generalmente en un brazo, se conocía con el nombre de «carimba», práctica ésta que fue suprimida por real cédula de 4 de noviembre de 1784”. BODEGA: «ALOJAMIENTO» DE SERES HUMANOS, TRAFICO DE FUTUROS ESCLAVOS. Los esclavos eran comprados por familias y personas de dinero. Era una muy buena inversión, un negocio reproductivo, ya que se adquiría al mismo tiempo la posibilidad de una prole. Fue probablemente por esos años que una poderosa familia, dueña de grandes extensiones de tierra en la región de Chaguaramal cerca de Maturín, asistió a una feria comercial para comprar un lote de esclavos recién llegados del África. La familia Rojas Ramírez, los apoderados, llevaba sin saberlo entre su compra la mujer que daría a Luz a una hacedora de historia venezolana, a una africana que bautizaron como Guadalupe Ramírez. Como era usual en esos tiempos, la negra Guadalupe se vio en la obligación de concederle favores sexuales a los patrones. De este modo sale embaraza sin conocer con exactitud al verdadero progenitor, el cual pudo haber sido el General Andrés o José Francisco Rojas. Lo cierto es que en 1790 nace en la Hacienda cacaotera de los Ramírez Rojas en Chaguaramal, en Municipio Piar, la mulata Juana Ramírez. Nace en el límite de cambios paradigmáticos de la sociedad mundial, como la conmocionada Revolución Francesa o la declaración de libertad en el comercio de esclavos autorizada por la Corona española en 1789. Ya para finales del siglo XVIII los vientos de cambio se sentían por doquier, no sólo se habían incrementado los alzamientos de esclavos en todo el territorio nacional, sino que también se gestaba un proceso independentista que venía tomando forma ya desde hacía un tiempo. NEGRA «ESCLAVA». Con apenas un año de edad, Juana percibe el aroma de la libertad al estallar la insurrección de los esclavos de Haití. Luego vino el levantamiento José Leonardo Chirino y otras pequeñas sublevaciones que la niña observaba desde su lugar. Detrás del fregadero, Juana escuchaba las noticias que alimentaban su espíritu libertario. La oligarquía mantuana, ya asustada por las constantes rebeliones y las nuevas leyes ibéricas que peligraban su condición, incrementa la represión a niveles escandalosos, por lo que Guadalupe y su hija permanecen sin sobresaltos atadas a la esclavitud. Así crece la pequeña Juana, entre la cocina y la barraca: planchando, cocinando, lavando y sirviendo. Sin embargo, fue criada bajo la tutela de Doña Teresa Ramírez de Balderrama quien la protegió y brindó una educación basada en ideales patriotas, siempre fiel a sus amos y alejada de todo contacto con negros peligrosos de la zona. Cuando llega a la adolescencia, comienza a acompañar a Don Andrés Rojas a realizar labores en la hacienda. La muchacha reflejaba un ímpetu tal que llama poderosamente la atención del General, probablemente su verdadero padre, y éste decide llevarse a la joven a viajes extramuros. Al principio fueron cortos, pero para comienzos del ochocientos la chica acompañaba a su patrón a múltiples actividades relacionadas con la gesta independentista aprendiendo todo lo que estaba a su alcance. A los 15 años ya era mano derecha del General y estaba lista para enfrentar las faenas de la guerra. Mientras tanto, ocurría la revuelta de 1810, la Primera República se alzaba; y aunque la clase marginada, prácticamente en su totalidad (negros, pardos e indios), se inclinaron hacia el lado realista, Juana permaneció junto a los patriotas, fiel a sus convicciones y valores aprendidos. La noticia de los sucesos de 1810 habían llegado a través de un rico ganadero maturines que se hallaba en Trinidad e inmediatamente ganaron adeptos. Familias de la zona como los Monagas y los Rojas, se unieron inmediatamente a la lucha y formaron sus propios ejércitos con los esclavos de sus haciendas. Aunque para ese momento Maturín era una aldea de casas con paredes de bahareque y techos de paja, un pueblito muy pequeño que pertenecía a la provincia de Barcelona, no dejaba de ser punto estratégico tanto para realistas como para patriotas. Con sus habitantes organizados el pueblo ya tenía constituida su defensa. Juana contaba con veinte años. Se había convertido en una hermosa mujer muy alta e impactante que con solo dar la orden los demás obedecían sin resistencia e infundía sobre los esclavos la pasión por la lucha independentista. Es así que entre 1813 y 1814 Juana participa en las cinco batallas que se realizan en las cercanías de Maturín contra Antonio Zuazola, de La Hoz, Monteverde y Morales: la que más destaca es la de Alto de los Godos, una batalla que, por la intrépida avanzada de Juana fue victoria segura para los patriotas. De allí es que a la heroína venezolana se le conoce como Juana “La Avanzadora”. Entre esos años Andrés Rojas acompañado siempre de Juana estaba siempre en Maturín. La inminencia de la Guerra era latente, todos lo sabían, y Juana se apresura a fundar un batallón que llamaron “Batería de las Mujeres”, formado por todas las mujeres del pueblo, entre las que estaban Graciosa Barroso de Sifontes, María Antonia (la abuela de Eloy Palacios) y Juanita Ramírez, Dolores Betancourt Mota, Marta Cumbale, Valentina Mina, Vicencia y Rosa Gómez, Carmen Lanza, Luisa Gutiérrez, Isidora Argote, Eusebia Ramírez, Guadalupe Ramírez, Rosalía Uva, María Romero de López, Josefa Barrosos, Juana Carpio y Lorenza Rondón, prestas a ayudar ante cualquier emergencia. Y así lo hicieron. Fue un 25 de mayo de 1813 cuando Juana se da su cita con la historia de la independencia. Es en ese año que ataca Domingo Monteverde en nombre del Rey de España al pueblo oriental, y la defensa republicana fue liderada por José Francisco Bermúdez, José Francisco Azcúe, Manuel Piar y José Tadeo Monagas, también estaban el general Rojas y Remigio Fuenmayor. Piar organiza el mencionado batallón de mujeres y lo coloca bajo el mando del Comandante Felipe Carrasquel, disponiendo entre sus actividades la de apertrechar los cañones, atender los heridos, suplir de provisiones a las tropas, y enfrentarse al enemigo de ser necesario. La batalla se libró en la sabana del Alto de los Godos, al oeste de Maturín. Allí se fueron reuniendo los patriotas, venían de distintos sitios, como desde La Cruz, San Simón o Las Cocuizas. El número de hombres llegaba a los dos mil, dispuestos a enfrentarse al ejercito de Domingo Monteverde que los doblaba en hombres y artillería. La batalla comenzó cerca de las 11 de la mañana y finalizó al oscurecer el día. Fue una ardua lucha en la que Juana y su batería de mujeres se habían acomodado cerca de lo que hoy es la Plaza Piar de Maturín. Allí entre sus labores, Juana se destaca en su desempeño y es admirada por el Comandante Carrasquel. Su valor no tenía parangón y mantuvo a raya al ejercito de Monteverde, impidiéndole el paso a la población donde sólo estaban escondidos los niños y los ancianos. Como a las 4 de la tarde desde Altos de los Godos, llega a Maturín la noticia de que a los patriotas se les estaban acabando las municiones. El Comandante Carrasquel, jugándose la última carta, le ordena a Juana avanzar hasta Los Godos, y ésta, con apenas 23 años de edad, salió desde una fosa situada en las inmediaciones de la actual plaza Piar de Maturín y comenzó a avanzar homéricamente en medio de una lluvia de balas y cañones hasta lograr atravesar todo el campo. Allí toma la espada de un general muerto y alza el arma como símbolo de lucha y libertad. Toda la tropa queda absorta. José Francisco Azcue, el general Rojas, José Tadeo Monagas y Manuel Piar al ver a la negra Juana luchando apasionada, se contagian del ánimo y arremeten con furia contra el ejercito realista. Monteverde se vio repentinamente acorralado y logra escapar hacia el pueblo de Areo, rumbo a Barcelona, dejando en el campo de batalla al Comandante Antonio Bosch y al Capitán Pedro Cabrera. Bosch y Cabrera murieron al rato bajo las lanzas patriotas, pero también muere allí el Cacique Comandante José Miguel Guanaguanay, último cacique de Los Chaimas quien fallece en el campo junto a toda su tribu. No obstante ganaron la batalla y fue Juana el verdadero espíritu de la victoria ese día, el día en que se salvó Maturín. Como premio del triunfo, los patriotas ganaron armas y municiones, 6.000 pesos de plata, 3 cañones, y los cofres de Monteverde. Las bajas alcanzaron los 479 efectivos entre los que se contaron 27 oficiales realistas y 452 soldados muertos. Juana, al terminar la batalla, se encargó personalmente de dar sepultura a los caídos. Estos fueron enterrados en un sitio llamado la Mata de la Muerte, al pie de un árbol ubicado frente a la Iglesia San Ignacio. Por eso en aquel entonces la capital monaguense fue bautizada por el Libertador Simón Bolívar como La Tumba de los Tiranos.Pero al año siguiente, el 11 de diciembre de 1814, después de la batalla de Urica, en la que fallece José Tomás Bóves Maturín es atacada nuevamente y cae bajo el poder del español Tomás Morales, quien arrasa la aldea en su totalidad. Quemó todas las casas y asesinó a todos los ancianos, niños y mujeres que pudo. La mayoría de las personas que allí se encontraban eran caraqueñas y del centro del país, producto del éxodo ocasionado por la entrada de Bóves a Caracas. Con esta victoria realista se termina de perder la Segunda República. MONUMENTO EN MATURIN, EDO. MONAGAS. REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. Los pocos que se salvaron, entre ellos Juana, lograron escapar hacia las montañas y desde allí combatieron como guerrilleros durante mucho tiempo internados en las sierras de El Tigre. Se alimentaban de ganado perdido por el monte, plantas u otros animales salvajes. Dos años después fundaron algunos poblados cerca de las ruinas del gran incendio perpetrado por Morales en cuya reconstrucción participó el general Andrés Rojas. Cuando Venezuela logra su independencia, Juana se queda a vivir en Guacharacas, muy cerca de Maturín, en una próspera localidad que más tarde desaparece para luego varios habitantes emigrar hacia la parte alta del terreno construyendo las primeras casas de lo que llamaron San Vicente en el año 1924. Allí, como esclava liberada -liberación que obtuvo por los servicios prestados a la familia patriota a la cual servía- Juana forma una familia con sus cinco hijas: Clara, Juana, Juana, Josefa y Victoria, junto al hombre del cual se enamoró, un patriota. Ahí vivió sus últimos años cultivando la tierra y disfrutando de su libertad y la de la propia Venezuela. Muere en 1856 a la edad de 66 años, siendo enterrada en el cementerio antiguo de Guacharacas en El Bajo, el mismo que en la actualidad es utilizado por las comunidades de San Vicente y Pueblo Libre.Unos cardones, que primero los guacharaqueros y después los sanvicenteños sembraban periódicamente, recordaban el sitio exacto donde está enterrada «La Avanzadora». Durante más de un siglo esos cardones marcaron la ubicación exacta de la tumba. Una y otra vez, la devoción popular los replantó hasta que el 24 de junio de 1975, el Comité de Damas de la 58° División de Infantería levantó un monumento sobre esa lápida en el cementerio viejo de Guacharacas (hoy San Vicente) cuya placa reza así: “Aquí yacen los restos mortales de la heroína Juana Ramírez “La Avanzadora”, máxima exponente de la mujer monaguense, 1790-1856.” Más tarde, en 1952, casi al final de Av. Bolívar de Maturín, sobre una gran redoma, el Ejecutivo Regional alzó un monumento en su memoria, construido y declarado primero Santuario Patriótico Distrital y luego, en 1994, Santuario Patriótico Regional. De esta manera se recuerda a Juana Ramírez que, intacta en su estatua de bronce y alzando el machete, continúa animando en la lucha por la libertad. Cómo hacer un guion teatral Valoración: 3,3 (3 votos) 3 comentarios Por Marina Mariscal Muñoz. Actualizado: 28 julio 2020 ¿Tienes una idea original en la cabeza que quieras convertir en una obra teatral? ¿Tu mayor problema es que no sabes por dónde empezar? El género teatral se ha consolidado durante décadas gracias a conocidos dramaturgos que han trasladado el teatro a todas las esferas de la sociedad. Muchas personas creen que escribir una obra de teatro es algo rebuscado y costoso... ¡pero nada más lejos de la realidad! El teatro está más vivo que nunca y con suficiente conocimiento sobre la materia, es posible elaborar guiones teatrales eficaces y originales. Desde unCOMO queremos ayudarte ofreciéndote una guía de cómo hacer un guion teatral paso a paso. Te detallamos los pasos a seguir y algunas recomendaciones para que empieces a trabajar escribiendo tu propia obra. ¡Abre el telón e iníciate en esta aventura! También te puede interesar: Cómo se usa el guión largo Índice 1. 2. 3. 4. Qué es un guion teatral Partes de un guion teatral Características de un guion teatral Cómo hacer un guion teatral paso a paso Qué es un guion teatral Un guion teatral es un texto que detalla todos los elementos y acciones que conforman una obra de teatro. Está dirigido a los que participan en la obra y contiene todos los diálogos y detalles técnicos o artísticos necesarios para la realización de la misma. El guion teatral especifica todos los detalles que se deben tener en cuenta para la puesta en escena, así como las pautas que han de seguir los participantes de la misma: actores, directores, técnicos, etc. Este texto contiene todos los elementos que darán vida a la obra, tales como los diálogos, las acciones, el tipo de vestuario, la iluminación o el decorado, de manera que podríamos decir que es el guion el encargado de lanzar el hilo conductor de la historia que se quiere contar. Tanto si quieres hacer un guion teatral corto (perfecto para principiantes) como si quieres elaborar una obra de duración más extensa, es imprescindible que el guion está bien detallado. Partes de un guion teatral ¿Te preguntas cuál es la estructura de un guion teatral? Como hemos visto, el guion especifica todos los detalles de la obra que se quiere presentar. En este caso, cabe tener en cuenta que la estructura de un guion teatral debe contar con un principio, un nudo y un desenlace. No obstante, ya hemos visto que son muchos los elementos de un guion teatral que debemos incluir. Así pues, no hablaremos solamente de la estructura sino de todas las partes de un guion teatral, que son las siguientes: Título de la obra: el título de cualquier obra es fundamental para que el público la identifique. Personajes: a su vez, estos se dividen en principales y secundarios. Debes definir muy bien la personalidad y las características de cada personaje y, si es posible, cómo va vestido e incluso qué conflictos internos tiene (en caso de que sea relevante para la historia). Acotaciones: este es uno de los elementos más importantes en un guion teatral, ya que dará pautas sobre los cambios de decorados y el movimiento, la disposición y los gestos de los actores en el escenario. Aquí pueden anotarse todos los detalles que el dramaturgo considere necesarios para la correcta realización e interpretación de la obra. Actos: los actos hacen referencia a cada una de las partes de la obra y se muestran enumerados. El paso de un acto a otro implica un cambio en la escenografía. Escena: está dentro del mismo acto y hace referencia a los personajes que aparecen en el escenario, de modo que un cambio de escena significaría un cambio de personajes o de disposición de los personajes. Cuadro: es un elemento integrado dentro de una escena que representa situaciones o diálogos breves que pueden ser independientes al hilo conductor de la historia. En los cuadros puede o no cambiar el decorado. Diálogos: son los textos que interpretan los actores. Monólogos: esto sucede cuando en escena se encuentra un solo personaje que interpreta un texto para él mismo, para otros personajes que no están en el escenario o para el público. Puede que te resulte útil este artículo sobre Cómo escribir un diálogo divertido. Características de un guion teatral Ya hemos hablado de los principales elementos de un guion teatral, sin embargo, dependiendo del tipo de obra en la que estés trabajando, este deberá cumplir con unas características concretas u otras. Estas son las principales características de un guion teatral que debes conocer: Estructura coherente: un buen guion teatral debe estar provisto de una estructura determinada que permita la realización coherente de la obra. Una estructura lineal en una obra teatral está compuesta por la introducción, el nudo y desenlace, de modo que el hilo conductor de la obra tiene que guardar coherencia desde el principio hasta el final. Si bien es cierto que esta estructura es la estándar a la hora de escribir guiones teatrales -y la más recomendada para los principiantes- hay dramaturgos que se salen de estos límites y se asientan en estructuras más experimentales. Detalles escenográficos concretos: esto implica una descripción detallada por parte del autor de cada uno de los elementos que deben aparecer en la puesta en escena durante el transcurso de la obra. Diálogos claros: son todas aquellas conversaciones que forman una obra teatral. Estas deben especificarse con un guion, el nombre del personaje y dos puntos que preceden al texto que se va a interpretar. Los diálogos son de los elementos más importantes de cualquier obra y hay que trabajarlos muy bien. Acción de los personajes: un guion teatral necesita especificar las acciones de los personajes en la historia para darle sentido a la obra y ayudar a los actores a interpretar mejor sus diálogos. Antes de empezar a escribir tu propia obra, siempre puedes echar un vistazo a un buen ejemplo de guion teatral para inspirarte. No hace falta que sea el guion de una obra popular y grandiosa, sino que analizando un ejemplo de guion teatral corto podrás hacerte una idea clara del orden que deben seguir todos estos elementos. Cómo hacer un guion teatral paso a paso Una vez claras cada una de las partes y elementos de un guion teatral, puedes empezar a trabajar en tu propio guion. Para ello, te proponemos unas preguntas iniciales que cualquier dramaturgo debería hacerse antes de empezar a escribir su obra: ¿Qué historia quiero contar?: hay que pensar detenidamente en lo que quieres contar, transmitir, visibilizar, o exponer en la obra. Es recomendable centrarse en una idea concreta o bien en una situación que sirva de punto de salida, pues esto dará mejores resultados que una gran idea abstracta. ¿Cómo voy a contar la historia?: una vez tengas clara la trama principal de la obra, tendrás que detallar la estructura de tu hilo narrativo: ¿va a ser algo lineal y coherente? ¿Tendrá introducción, conflicto y solución, o será un final abierto? ¿Cuántos personajes hay y cómo son?: es fundamental que definas cómo será la personalidad de cada uno de ellos. Esto implica un arduo trabajo creativo y posiblemente suponga el tronco de la obra, por lo que hay que invertir bastante tiempo hasta definir todos los detalles que afecten a nuestros personajes. Recuerda que debes ser creíbles y tienen que diferenciarse bien los unos de los otros. ¿Qué tipo de decorado tendrá mi obra?: el siguiente paso será identificar en qué tiempo, lugar y/o circunstancias va a estar ambientada la obra teatral, pues así podrás hacerte una idea de los ornamentos y escenografía que hay que insertar en cada puesta en escena. ¿Cómo hago el final?: hay que tener claro cómo resolver el conflicto de la historia y, si se trata de un final abierto, pensar en las posibles interpretaciones que puede dar la audiencia. Siempre debes intentar orientar la obra hacia lo que quieras transmitir. Pasos para hacer un guion teatral ¿Ya sabes lo que quieres contar y cómo lo vas a hacer? Si es así, sigue los pasos que te facilitamos desde unCOMO para elaborar un buen guion teatral. 1. Haz un borrador o una escaleta de la obra que contenga los actos y las escenas, detallando siempre qué es lo que acontece en cada parte. 2. No tengas prisa por terminar tu guion teatral, de hecho, te recomendamos que realices tantos borradores como sean necesarios hasta que te sientas convencido/a con tu trabajo. 3. Una vez tengas los actos y las escenas más o menos bien delimitados, empieza a escribir los diálogos. Recuerda que tienes que hacerlo de forma coherente, así que no te detengas mucho en embellecer estos diálogos, para eso habrá tiempo hacia el final. 4. Intenta que el diálogo encaje bien con la definición de la personalidad de cada personaje. 5. Anota las acotaciones que creas necesarias. Un truco para ello es imaginarse que ves la obra desde fuera para poder identificar todos los detalles de las acciones, la iluminación, el escenario, etc. que sean relevantes para que la historia cobre el sentido deseado. 6. Una vez hayas escrito los actos, las escenas, los diálogos y las acotaciones, habrá llegado el momento de pulir todos los detalles de la obra para que quede lo más completa posible. En el caso de los diálogos, por ejemplo, tendrás que reescribirlos para darles un toque natural (puedes incluso grabarte a ti mismo/a diciéndolos). Es posible que a lo largo de este paso aparezcan nuevas acotaciones que tendrás que incluir referidas, sobretodo, a gestos y reacciones no textuales de los personajes. 7. Cuando finalices estos pasos, podrás releer y seguir puliendo la obra hasta obtener los resultados deseados y cerrar el guion con un buen final. 8. Te recomendamos que el último paso sea escoger el título. Aunque muchos prefieren hacerlo al principio, la mayoría de dramaturgos necesitan ver la obra finalizada para inspirarse a encontrar un buen título que encaje. Desde unCOMO te recomendamos echarle un vistazo también a este artículo sobre Cómo escribir una buena historia, pues eso te ayudará a descubrir mejor qué es lo que quieres contar.