Subido por Gabriela Claudio

Estructura Psíquica

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Universidad Mariano Gálvez de Guatemala
Facultad Maestría en Intervenciones Psicoterapéuticas.
Curso: Intervenciones psicodinámicas.
MA. Carlos Moisés Magollon Archila.
Tarea: Estructura Psíquica y los elementos constitutivos de la teoría freudiana del desarrollo
Psicosexual.
Huehuetenango mayo de 2024
Introducción:
Según Sigmund Freud, el del Ello, el Yo y el Superyó es una de las más famosas. Según su enfoque
psicodinámico, cada una de estas estructuras representa una instancia psíquica que, desde el sistema
nervioso, lleva a perseguir unos intereses que chocan entre sí.
El Ello, el Yo y el Superyó son los conceptos que Freud utilizó para referirse al conflicto y la lucha
de fuerzas antagónicas que, según él, rigen la forma de pensar y de actuar.
El objetivo del psicoanálisis era, por lo tanto, hacer aflorar la verdadera naturaleza de los conflictos
y los bloqueos que según Freud estaban en la base de la psicopatología.
Al hablar de sexualidad infantil se pretende reconocer la existencia, en esta etapa de la vida, de
excitaciones o necesidades genitales precoces, así como también la intervención de otras zonas
corporales (zonas erógenas) que buscan el placer (por ejemplo, la succión del pulgar). Es por esto que
el psicoanálisis habla de sexualidad oral, anal, fálica, genital.
Desarrollo del tema.
Estructura Psíquica.
El aparato psíquico es el nombre que utilizó Sigmund Freud para denominar a la mente humana. En
una de sus teorías para describirla, el psicoanálisis alude a los lugares en los que ocurren los diferentes
procesos psíquicos y habla de cómo la mente se organiza y se divide en distintos sistemas
interconectados entre sí, cada uno con características y funciones específicas. El aparato psíquico de
Freud está compuesto de: consciente, inconsciente y preconsciente.
En el nivel Consciente: Se encuentran todos los pensamientos, emociones y acciones directamente
relacionadas con la realidad: es el sistema más accesible para nosotros, mediante el cual se relaciona
con los estímulos externos o internos a través de los sentidos. Este sistema está relacionado con la
memoria a corto plazo y representa la percepción en el momento presente, tanto de nosotros como
del entorno.
Sin embargo, la percepción es subjetiva y diferente para cada persona, lo que explica que no se percibe
a través del sistema consciente, sino que el sistema preconsciente e inconsciente también están
involucrados en este proceso y es por eso que a veces la realidad puede verse distorsionada.
El nivel Preconsciente: Es el que se encuentra entre el inconsciente y el consciente, representa a
todos los sentimientos, pensamientos, fantasías, etc. que no se encuentran en la consciencia pero que
fácilmente se pueden hacer presentes. Es el caso de recuerdos que teníamos olvidados, pero de los
que nos acordamos solo cuando alguien nos habla de ello o a lo que nos referimos cuando utilizamos
la expresión “lo tengo en la punta de la lengua”.
El sistema Inconsciente: Es el nivel menos accesible de la consciencia, en él se encuentran todos los
sentimientos, vivencias, deseos, etc. que suponen un conflicto para nosotros y que están reprimidos.
Esto es así debido a que la intensidad y el contenido de los mismos está asociado a emociones
displacenteras y sufrimiento y por tanto los alejamos de la consciencia como mecanismo de defensa.
A pesar de que lo que se encuentra en el inconsciente no es fácilmente accesible y está oculto para la
consciencia, influye notablemente y se manifiesta en forma de síntomas, sueños o actos fallidos, entre
otros.
En cuanto a las características de estos sistemas psicoanalíticos, tanto el nivel consciente como el
preconsciente, Freud señala que respetan las leyes lógicas y cronológicas de la temporalidad. Esto
significa que están ajustadas a la realidad y al momento presente. Sin embargo, el inconsciente es
atemporal por lo que se pueden confundir emociones de la infancia en la edad adulta o se puede soñar
que se está en pleno invierno y mezclarlo con sensaciones o acciones puramente veraniegas.
Las tres instancias psíquicas de la teoría de Freud.
El enfoque psicodinámico, que nació con el psicoanálisis de Freud, se fundamenta en la idea de que
los procesos psíquicos que se producen en cada persona están definidos por la existencia de un
conflicto. De ahí viene el término "dinámica", que expresa esa constante sucesión de acontecimientos
por las que una parte intenta imponerse a la otra.
Los conceptos del Ello, el Yo y el Superyó forman el apartado de la teoría de Freud en el que esta
idea de choque entre diferentes estructuras psíquicas queda más patente.
¿En qué se basa esa lucha que según Freud se libra en nuestra cabeza de manera fundamentalmente
inconsciente? ¿Qué intereses y objetivos hay en juego según el padre del psicoanálisis? Para
responder estas preguntas primero es necesario definir qué son el Ello, el Yo y el Superyó, las tres
entidades que para Freud explican la personalidad de los seres humanos a través del modo en el que
luchan entre sí.
 El Ello:
Freud proponía que el Ello es la estructura de la psique humana que aparece en primer lugar. A
diferencia de lo que ocurre con el Yo y el Superyó, está presente desde que nacemos, y por lo tanto
durante los primeros dos años de nuestras vidas es la que manda a lo largo de ese periodo de tiempo.
El Ello se mueve a partir del principio del placer inmediato, y por eso lucha por hacer que las
pulsiones primarias rijan la conducta de la persona, independientemente de las consecuencias a medio
o largo plazo que eso pueda conllevar. Por ello se suele considerar que el Ello es "la parte animal" o
"instintiva" del ser humano.
 El Yo:
Esta instancia psíquica surgiría a partir de los dos años y, a diferencia del Ello, se regiría por el
principio de la realidad, eso significa que el Yo está más enfocado hacia el exterior, y nos lleva a
pensar en las consecuencias prácticas de lo que hacemos y los problemas que puede generar una
conducta demasiado desinhibida. Esto hace que se enfrente al Ello para aplacar las pulsiones que
emanan de él, para lo cual utiliza los mecanismos de defensa.
El Yo es, según la teoría de Sigmund Freud, la instancia psíquica que se encarga de hacer que la
fuerza del Ello no tome el control del cuerpo llevándonos a situaciones catastróficas a corto plazo, y
que la del Superyo no llegue a asfixiarnos por su carácter restrictivo. No es simplemente una entidad
que limita la influencia de las otras dos, sino que tiene su propia agenda e intereses y se rige por una
lógica distinta: la de lo pragmático y la supervivencia.
 El Superyó:
El Superyó aparecería según Freud a partir de los 3 años de vida, y es consecuencia de la socialización
(básicamente aprendida a través de los padres) y la interiorización de normas consensuadas
socialmente, es la instancia psíquica que vela por el cumplimiento de las reglas morales. Es por eso
que el Superyó presiona para realizar grandes sacrificios y esfuerzos con tal de hacer que la
personalidad de uno mismo se acerque lo máximo posible a la idea de la perfección y del bien.
Como el Ello rechaza totalmente la idea del sometimiento a la moral y el Yo, a pesar de tratar de
frenar las pulsiones, también se mueve por objetivos egoístas centrados en la supervivencia y lo
pragmático de adaptarse al entorno, El Superyó se enfrenta a ambos.
Para el padre del psicoanálisis, es Superyó tiene sentido en un contexto en el que la influencia de la
sociedad nos obliga a adoptar conductas de vigilancia de uno mismo para evitar las confrontaciones
con los demás, aunque a la larga esta influencia vaya mucho más allá de esta lógica orientada a la
socialización y pase a constituir un elemento fundamental de la creación de la identidad del individuo.
El equilibrio entre las fuerzas:
Freud creía que todas estas partes de la psique existen en todas las personas y, a su modo, son parte
indispensable de los procesos mentales. Sin embargo, también creía que la lucha entre el Ello, el Yo
y el Superyó en ocasiones puede generar descompensaciones que producen sufrimiento y la aparición
de psicopatologías, por lo que se debía tratar de re-equilibrar la correlación de fuerzas a través del
psicoanálisis.
De hecho, una de las características de las teorías de Freud es que crean un concepto de la salud
mental en la que los trastornos no son la excepción, sino la norma; lo más común son los desajustes
entre estas instancias psíquicas, debido a que los problemas mentales permanecen implícitos y
latentes en la lucha interna que mantienen entre ellas.
Por ejemplo, si el Superyó llega a imponerse, la represión de pensamientos y emociones puede llegar
a ser tan excesiva que periódicamente se producen crisis nerviosas, algo que atribuía por ejemplo a
los casos de mujeres con histeria demasiado adheridas a una moral rígida y profundamente restrictiva.
Por otro lado, si el Ello predominaba, esto podía dar paso a la sociopatía, una impulsividad que pone
en peligro tanto a la persona que la experimenta como a los demás, ya que la prioridad absoluta es
satisfacer necesidades con urgencia.
Las personas más sanas no son aquellas en las que el Ello, el Yo y el Superyó han dejado de luchar
(cosa imposible, según él), sino aquellas en la que esta lucha causa menos infortunios.
Las etapas del desarrollo y sus fijaciones.
A partir de los diferentes modos en los que la etapa de crecimiento de los menores condiciona la
aparición de uno u otro tipo de fijación, Sigmund Freud formuló la teoría que uniría la sexualidad con
el desarrollo del inconsciente freudiano.
Las fases pulsionales del desarrollo psicosexual.
Desde la teoría psicosexual del desarrollo de la personalidad se entiende que la historia pasada de
cada persona determina el modo en el que es modelada la relación de poder entre las estructuras
inconscientes del individuo, por un lado, y las estructuras que luchan por no expresar estos elementos
que pertenecen fuera de la consciencia, por el otro.
Como para el padre del psicoanálisis la libido es asumida como el principal tipo de energía que mueve
a las personas, estos retos y conflictos de cada fase de maduración tendrán una vinculación más o
menos velada con su manera de experimentar la sexualidad.
Según la teoría freudiana, las etapas de desarrollo psicosexual y sus características son las siguientes.
 Etapa oral:
La etapa oral ocupa aproximadamente los primeros 18 meses de vida, y en ella aparecen los primeros
intentos por satisfacer las demandas promovidas por la libido.
En ella, la boca es la principal zona en la que se busca el placer, también es la boca una de las
principales zonas del cuerpo a la hora de explorar el entorno y sus elementos, y esto explicaría la
propensión de los más pequeños a intentar "morderlo" todo.
Si se impide tajantemente que los bebés utilicen su boca para satisfacerse, esto podría producir un
bloqueo que haría que ciertos problemas permanecieran fijados en el inconsciente.
 Etapa anal:
Esta etapa se produciría desde el fin de la etapa oral y hasta los 3 años de edad, se trapa de la fase en
la que se empiezan a controlar el esfínter en la defecación. Para Freud, esta actividad está vinculada
al placer y la sexualidad.
Las fijaciones relacionadas con esta fase del desarrollo psicosexual tienen que ver con la acumulación
y con el gasto, vinculadas con el espíritu ahorrador y la disciplina en el primer caso, y con la
desorganización y el derroche de recursos en el segundo.
Según el padre del psicoanálisis, estas dinámicas de gasto y ahorro no se expresarían solamente o
principalmente a través de la gestión del dinero.
 Etapa fálica:
Esta fase pulsional duraría entre los 3 y los 6 años, y su zona erógena asociada es la de los genitales.
De este modo, la principal sensación placentera sería la de orinar, pero también se originaría en esta
fase el inicio de la curiosidad por las diferencias entre hombres y mujeres, niños y niñas, empezando
por las evidentes disimilitudes en la forma de los genitales y terminando en intereses, modos de ser y
de vestir, etc.
Además, Freud relacionó esta fase con la aparición del "complejo de Edipo", en el que los niños
varones sienten atracción hacia la persona que ejerce el rol de madre y sienten celos y miedo hacia la
persona que ejerce el rol de padre. En cuanto a las niñas que pasan por esta etapa del desarrollo
psicosexual Freud "adaptó ligeramente la idea con Complejo de Edipo para que englobas a estas, a
pesar de que el concepto había sido desarrollado para que cobrase sentido principalmente en los
varones. Fue más tarde cuando Carl Jung propuso el complejo de Electra como contraparte femenina
al Edipo.
 Etapa de latencia:
Esta fase empieza hacia los 7 años y se extiende hasta el inicio de la pubertad. La etapa de latencia se
caracteriza por no tener una zona erógena concreta asociada y, en general, por representar una
congelación de las experimentaciones en materia de sexualidad por parte de los niños, en parte a causa
de todos los castigos y amonestaciones recibidas. Es por eso que Freud describía esta fase como una
en la que la sexualidad queda más camuflada que en las anteriores.
La etapa de latencia ha estado asociada a la aparición del pudor y la vergüenza relacionada con la
sexualidad.
 Etapa genital:
La etapa genital aparece con la pubertad y se prolonga en adelante. Está relacionada con los cambios
físicos que acompañan a la adolescencia. Además, en esta fase del desarrollo psicosexual el deseo
relacionado con lo sexual se vuelve tan intenso que no se puede reprimir con la misma eficacia que
en etapas anteriores.
La zona erógena relacionada con este momento vital vuelve a ser la de los genitales, pero a diferencia
de lo que ocurre en la fase fálica, aquí ya se han desarrollado las competencias necesarias para
expresar la sexualidad a través de vínculos de unión de carácter más abstracto y simbólico que tienen
que ver con el consenso y el apego con otras personas. Es el nacimiento de la sexualidad adulta, en
contraposición a otra ligada solo a las simples gratificaciones instantáneas y obtenidas mediante
actividades estereotípicas.
Conclusiones:
Para hablar sobre el psicoanálisis, Freud hacía alusión a un iceberg en el cual la punta saliente sobre
el nivel del mar representa la parte consciente, la franja ya sumergida pero más superficial se
corresponde con el nivel preconsciente y el resto del iceberg, es decir, la parte más profunda, es
equivalente al inconsciente.
Sigmund Freud describe un esquema mental a partir de tres instancias denominadas Ello (el
demonio), Yo (la persona homer) y el Superyó (el ángel). Representa nuestros impulsos, deseos y
necesidades más elementales y primitivas.
Freud ha planteado que la sexualidad aparece desde el nacimiento y que durante las sucesivas etapas
de la infancia de diferentes zonas corporales proporcionan gratificaciones especiales al individuo,
pues están dotadas de una energía que busca placer, y el libido.
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