Caviezel, protagonista de la película Pasión de Mel Gibson Esta es mi traducción de la entrevista publicada por el periódico Our Sunday Visitor, Noviembre 2003. ¿Qué es lo que más te gustó al interpretar a tu Maestro y Señor? Por una parte, me sentí una persona privilegiada; por otra, me preguntaba “¿por qué has elegido a un pecador como yo?” Desde que me eligieron para este papel, he tratado de estar siempre agradecido. No creo que la gente entienda que el papel nunca me ha resultado cómodo, y que terminar haya sido agradable para mí, porque fue una tortura hacerlo. ¿Qué sentiste al pensar que tenías que entrar dentro de la mente de Cristo, tal como dice San Pablo ? Estuve rezando así: la única razón por la que hago esto es por la conversión del mundo. No espero que la gente me vea, sólo deben ver a Jesús; eso es lo que pido. Y recé el Rosario incesantemente para que Nuestra Señora me llevase hasta su Hijo. Nadie, y lo digo en serio, nadie ha visto una Pasión como ésta. Ésta es la Pasión más auténtica que hay. Y al menos dos mil millones de personas verán esta película. Ninguno de nosotros lo hizo por dinero, sino por amor. Yo no me he llevado nada por esto. Mel no se ha llevado nada por esto. Cada uno donó todo su tiempo, y lo hizo por amor. ¿Tuviste dudas al hacer la película? No. Era una película que tenía que hacer, incluso si fuera mi última película. Cuando Mel Gibson se reunió conmigo para hablarme del film, yo dije “¿quieres que represente a Jesús, verdad?” Y él dijo: “Sí”. Al siguiente día, me llamó, intentando dejarme fuera. Le pregunté: “Mel, ¿porqué estás tratando de quitarme de este asunto?” Me dijo: “Porque esto podría ser el fin de tu carrera. Éste podría ser el fin de todas nuestras carreras. Necesitas entender qué quiero hacer con esto”. Y le dije: “Mira: cada uno de nosotros está llamado a cargar su cruz. Si no cargas tu cruz, serás aplastado por su peso. Mi respuesta final es sí”. Y así sucedió. ¿Realmente no fue cómodo representar a Jesús? Si no lo hubiésemos montado todo en la montaña, y lo hubiésemos hecho en un estudio, yo no hubiera sufrido como sufrí; y si no hubiera sufrido, nunca verías una actuación así en la cruz. Tuve que experimentar la sensación de estar muriéndome en la cruz. ¿De verdad sentiste como si te estuvieras muriendo? Absolutamente. Sobre la cruz estaba congelándome. No podía controlar mis manos, temblaba de forma incontrolada. Cuando me tenían en la cruz, me estaba matando el dolor que sentía en mis hombros. Tenía el hombro dislocado cuando cargué con la cruz. Me golpearon dos veces por los latigazos y varias veces recibí golpes mientras cargaba la cruz, y no podía cargarla porque era muy pesada. No había tiempo para descansar. En el último día de filmación, cuando hicimos el Sermón de la Montaña, me alcanzó un rayo. La gente comenzó a gritar mientras se me quemaba el pelo. Las personas que vieron esto dijeron que no vieron el rayo, sólo el resplandor. Todo el proceso de la película ha sido una verdadera experiencia religiosa... Antes de comenzar la grabación, le dije a Mel: “Tenemos que asistir a Misa todos los días. Antes de subirme a esa cruz, antes de filmar la película, necesito recibir la Eucaristía”. Me confesaba a veces diariamente. Alguien me dijo que a veces los pecados más serios son los pecados de omisión. Yo no amo lo suficiente, y esa frase es mía. Rezábamos el Rosario. Tenía todas las reliquias que pedía y las guardaba conmigo: San Francisco de Asís, Santa María Goretti, San Antonio de Padua, San Pío de Pietrelcina e incluso Anne Catherine Emmerich, además de dos reliquias de la Cruz de Cristo.