Eliseo Verón: la noción de contrato de lectura Verón comienza planteando la superación de distintas fases en la historia de la semiótica: 1. caracterizada por el inmanentismo; 2. atendiendo a la producción de sentido. Considera que a partir de esta última fase, debe integrar también los efectos de sentido, es decir el consumo del sentido, su circulación social. Esto tiene que ver con el funcionamiento social de los textos, es decir que se considera el soporte en conjunción con las lecturas. Esto implica considerar la lectura como una práctica, y dejar de pensar en el lector como pasivo. Debe recordarse para ello que un discurso SIEMPRE PRODUCE EFECTOS (PODER), pero el efecto nunca es único, no hay causalidad lineal; pero tampoco es cualquiera, por eso se habla de un CAMPO DE EFECTOS. El efecto no existe sin relación con las propiedades del mensaje. Para esto, Verón recurre a la noción de → ENUNCIACIÓN (relación del locutor con lo dicho, las modalidades del decir) –que deja marcas como los deícticos de tiempo, espacio y persona, la ostensión, determinadas estructuras modalizantes– que se opone y complementa con la de → ENUNCIADO (lo que es dicho, el texto –sea escrito, oral, audiovisual– tal como se presenta). En el discurso escrito las modalidades del decir (o sea, la enunciación) construyen el → DISPOSITIVO DE ENUNCIACIÓN, que comporta: 1. imagen del que habla (enunciador, lugar que se atribuye, relación con su enunciado) 2. imagen de aquel al que se dirige el discurso (destinatario) 3. relación entre 1. y 2. (recordar que ambas son entidades discursivas), propuesta en y por el discurso. Estas tres constituyen, en la prensa escrita, el CONTRATO DE LECTURA: un enunciador se muestra y propone un lugar al destinatario. Si bien Verón analiza el discurso de la prensa gráfica (más precisamente, semanarios), la noción de contrato de lectura puede aplicarse también al discurso radiofónico y al audiovisual. Para el primer caso, presentamos un cuadro de adaptación al discurso radiofónico realizado por Asunción Gandolfo y Mariana Palla para su Trabajo Final de Licenciatura “Contrato de radioescucha” (ECI, 2011): Contrato de lectura Contrato de Radioescucha Letra – Color - Tamaño Tipografía Intensidad- timbre – tono Espacio – prioridad – Fuentes – Información Tiempo – Fuentes – Profundidad Fotos- Diseños- Colores Estética Música- Efectos – Artística Autores- Cantidad- participación Voces Cantidad – Participación – Roles Pronombres- lenguaje coloquial- Lingüística Pronombres- lenguaje coloquial- Posición en la pagina Tiempos verbales- vocabulario Tiempos verbales- vocabulario NOTA BENE Hay que tener siempre presenta tres cuestiones en relación a este análisis: a. es un análisis comparativo: ver las diferencias entre los soportes y definir la especificidad de cada medio b. se buscan regularidades, invariantes, que significan estabilidad c. hay que identificar las operaciones y reconstruir el sistema que forman; el CL es una configuración de elementos, es decir que hay una lógica de conjunto, más allá de la existencia de posibles incoherencias. Este análisis del dispositivo de enunciación es un análisis de producción, pero también de reconocimiento, a partir de la consideración del destinatario. Se plantea una semiótica como estudio de los efectos, de otro discurso en el que se manifiesta el efecto del primero. Parte de la base de que leer es hacer, de que el receptor no es pasivo. Téngase en cuenta también que lector y destinatario no son equivalentes. El CL pone su atención en el destinatario formado en el texto, pero no es lo mismo que el target del marketing, pues no necesariamente hay equivalencia entre un determinado poder adquisitivo o estilo de vida (tomados en general, estadísticamente) y las estrategias de redacción que pueden adoptarse en algún medio. Los distintos media plantean distintos contratos de lectura, y esto es lo que los distingue, más allá de su contenido (que no deja de tener importancia). Esta relación permite distinguirlos más allá de que se dirijan sociológicamente hablando a un mismo sector demográfico. Es el CONTRATO el que termina creando el lazo entre medio y lector, el cual asume o no la imagen que el medio le propone (obsérvese la similitud con los planteos de Charaudeau, cuando afirma que el Tú interpretante puede asumir o no la imagen de destinatario que se le propone). Por esto, podemos plantear que el éxito de un medio está dado por: proponer un contrato que se articule con las expectativas y los contenidos del imaginario hacer evolucionar el contrato a partir de lo socio-cultural modificar el contrato, de manera coherente, en caso de necesidad. Variaciones enunciativas El autor presenta tres tipos posibles de enunciador. Como remarcaremos más adelante, estos no son tipos estancos, sino que pueden plantearse como “instancias supuestamente puras” a las cuales en la realidad un medio se acerca más o menos. A) enunciador pedagógico (enunciador ≠ destinatario): - clasifica: encuadra en una temática - hay un orden fuerte - jerarquiza, por medio de la tipografía, uso del color, el espacio, etc. - cuantifica, aconseja - interroga (en forma impersonal) - muestra una articulación entre texto e imagen - reenvía desde la tapa hacia el interior, marca un recorrido de lectura - se explicitan sus marcas Guarda una distancia objetiva con el lector y preordena el universo del discurso, es decir, se presenta como quien “le explicará”. Obviamente, se plantea una desigualdad entre enunciador y destinatario. B) enunciador no pedagógico con distancia (o enunciador objetivo e impersonal, en el texto de 1985): - presenta aserciones, uso permanente de la tercera persona - no clasifica ni jerarquiza - usa el discurso referido (sin atribuir la palabra al destinatario ni interpelarlo), estilo reportaje, plantea dos discursos paralelos - no presenta articulación entre texto e imagen - plantea diversas temáticas, además de la que se presenta como dominante - deja al lector la libertad de elección sobre el recorrido de lectura También guarda una distancia con el lector, pero en este caso no hay desigualdad, sino simetría entre ambos. Por ende, tampoco hay pedagogía. C) enunciador cómplice: - presenta un “desorden”, no hay una “pedagogía de la clasificación” - dialoga con el destinatario, hay interpelación directa - también lo hace hablar, pero en este caso hay un juego de lenguaje que implica complicidad - la imagen plantea un mensaje autónomo respecto del texto - usa frecuentemente el nosotros inclusivo En este caso, no se puede hablar sencillamente de simetría, sino de complicidad. Se comparten determinados valores culturales, igual que en B). En prensa, puede observarse que de A) –donde se presenta información en todos los niveles, con lo cual el lector va accediendo progresivamente a la información– a C) hay una mayor atribución de saber al destinatario [opacidad/transparencia]. En este último punto es notable cierta opacidad en los títulos, con una mayor incitación a leer, pero también dando cuenta de la pertenencia a un universo conceptual compartido; es decir, se privilegia la enunciación. Hay medios que son informativos en todos los niveles: títulos en tapa, títulos en el artículo interior, copete, epígrafe, texto artículo: se marca un recorrido de lectura. Hay otros medios más opacos en elementos que encuadran el texto (títulos, copetes): incitan al lector –al que ya se le atribuye un saber– a leer, planteándoles claves a descifrar. De esta manera construyen una complicidad, privilegiando la enunciación. Como dijimos más arriba, es difícil encontrar cada una de estas variaciones en estado puro. Podría plantearse más bien una graduación en la relación a partir de determinados polos: saber no saber opacidad transparencia complicidad, diálogo distancia subjetividad objetividad pedagógica