SEMIÓTICA APLICADA 2013, COMISIÓN 17-19 hs. La subjetividad en el discurso El problema del discurso subjetivo está lejos de ser claro y bien definido. Una forma de entenderlo es afirmando que el discurso objetivo intenta borrar toda huella del enunciador en su propio enunciado, mientras que el subjetivo afirma claramente esa presencia. Así, se opondrá "Argentina ofrece maravillas naturales al turista" a "Nuestro hermoso país ofrece maravillas naturales al turista", donde el pronombre "nuestro" y el adjetivo "hermoso" denuncian la existencia de un enunciador. De esta manera, se ha observado la oposición entre los pronombres (personales, posesivos) de 1ª y 2ª persona respecto de los de 3ª persona, ya que los dos primeros remiten a los actores de la enunciación (el "yo" que habla y el "tú" a quien se dirige) mientras que el otro solo se liga a los actores del enunciado (aquello de que o aquellos de quienes se habla). En el discurso periodístico gráfico, la búsqueda de un "efecto de objetividad" torna irrelevante esta distinción: salvo en los artículos explícitamente de opinión, donde la 1ª persona referirá claramente al firmante del artículo o al periódico como institución, no se encontrará otro uso que el de la 3ª persona, sobre todo en las noticias que intentan dar cuenta de un hecho sucedido. Mayor riqueza ofrece, en cambio, el análisis de la subjetividad a partir de lo que Catherine Kerbrat-Orecchioni denomina unidades léxicas subjetivas o subjetivemas. Podríamos definirlas como aquellos lexemas (sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios) que implican la presencia de una valoración o evaluación del enunciador sobre los hechos y que de ese modo delatan su presencia en el enunciado. En el ejemplo anterior, "hermoso" es un adjetivo subjetivo, fruto de una valoración del enunciador. La delimitación de los subjetivemas, afirma Kerbrat-Orecchioni, es en parte intuitiva y de ningún modo es tajante. Propone una escala que va de los términos menos subjetivos a los más subjetivos a partir del mayor o menor consenso que logre un determinado lexema al referirse a la realidad; así, habrá un consenso casi total al afirmar de una persona que es "soltera" o "casada"; menos consenso si se dice de ella que es "baja" o "alta", "gorda" o "flaca"; y menos todavía si se la quiere juzgar como "linda" o "fea", "buena" o "mala". Sustantivos Nos interesan aquí sobre todo las denominaciones referidas a personas o a situaciones 1 que pertenecen a un mismo campo semántico y difieren entre sí por la carga valorativa del sustantivo. Por ejemplo, podemos observar estas diferencias en los siguientes términos, referidos todos a los participantes de una marcha de protesta: manifestante, activista, trabajador, obrero, provocador, opositor, agitador, etc. Otro ejemplo puede ser el referido a lo que se hace con la Constitución Nacional en esta disputa por o en contra de la re-reelección: violación, interpretación, manipulación, desprecio, etc. También la forma de denominar esta situación de acuerdo a distintos periódicos: "La pelea por la Presidencia" (Clarín), "La re-re" (Página/12). Adjetivos Nos referimos, evidentemente, a los adjetivos calificativos. Son la clase más rica de subjetivemas, ya que el calificativo implica, como su nombre lo indica, una actitud del enunciador respecto de lo que está enunciando. Teniendo en cuenta la observación realizada anteriormente sobre la gradación objetivo/subjetivo, podemos definir las siguientes categorías: 1. adjetivos afectivos: enuncian, al mismo tiempo que una propiedad del objeto que determinan, una reacción emocional del sujeto enunciador frente a ese objeto. Implican un compromiso afectivo del enunciador: “Desgarradoras imágenes de las inundaciones", "Emocionante reencuentro de una madre con su hijo". 2. adjetivos evaluativos: 2.1. evaluativos no axiológicos: sin enunciar un juicio de valor ni un compromiso afectivo del enunciador, implican una evaluación cualitativa o cuantitativa del objeto denotado por el sustantivo al que determinan. Su uso se basa en una doble norma: a) interna del objeto al que se atribuye la cualidad, b) específica del enunciador (por eso son subjetivos). Es decir que el uso de estos subjetivemas es relativo a la idea que el enunciador se hace de la norma de evaluación para una categoría dada de objetos: "Multitudinaria marcha en contra del ajuste". 2.2. evaluativos axiológicos: su empleo implica también una doble norma: a) referida a la clase del objeto al que se atribuye la propiedad, b) referida al sujeto de la enunciación y a sus sistemas de evaluación (estético y ético, principalmente). Aplican al objeto denotado por el sustantivo un juicio de valor positivo o negativo, y son por ello doblemente subjetivos pues, por un lado, su uso varía según la naturaleza particular del sujeto de la enunciación, cuya competencia ideológica reflejan y, por otro, en la medida en que manifiestan una toma de posición a favor o en contra respecto del objeto: "Heroica resistencia de los ocupantes de la planta" frente a “Inútil resistencia de los ocupantes de la planta". 2 Verbos La delimitación de los verbos subjetivos es de lejos la más problemática. KerbratOrecchioni propone un principio de clasificación en el que las dos clases mayores se delimitan de acuerdo a si el verbo puede considerarse intrínsecamente subjetivo o si solo lo es cuando se conjuga en primera persona. Dada la naturaleza del corpus a analizar, nos detendremos solamente en la primera clase. 1. Verbos intrínsecamente subjetivos: implican una evaluación cuya fuente siempre es el sujeto de la enunciación. 1.1. Evaluación axiológica (en términos de bueno/malo): la evaluación se refiere en primer lugar al proceso denotado (y, de contragolpe, a uno y/u otro de sus actantes). Por ejemplo: "El funcionario vociferó que es inocente" implica una valoración "negativa de la acción (vociferar) y por extensión del agente (funcionario). He aquí algunos ejemplos de verbos que pertenecen a categorías semánticas heterogéneas, pero que implican todos una evaluación más o menos fuerte o diluida (generalmente negativa) del proceso: verbos que denotan un comportamiento verbal o paraverbal: ulular, graznar, vociferar, chillar, aullar, balbucear; también confesar, reconocer, admitir (siempre se reconoce o confiesa algún error); heder, apestar (“La investigación apesta por todos lados”); perpetrar (siempre es cometer una mala acción), también cometer en la mayoría de los casos; reincidir (= volver a incurrir en un error, falta o delito); infligir (“Le infligen un serio daño a la Constitución”); fracasar / triunfar (“Alfonsín fracasó / triunfó en el Pacto de Olivos”); dedicarse en, por ejemplo, “Se dedican a lograr la re-reelección”; degenerar (“La política degeneró en un ‘sálvese quien pueda’”). Por supuesto, esta lista dista mucho de ser exhaustiva y categórica. Inclusive hay expresiones a las que solo se las puede analizar en el contexto. 1.2. Evaluación modalizante (en términos de verdadero/falso/incierto): 3 verbos de decir, aparte de los ya nombrados. De acuerdo a si denotan un juicio del enunciador sobre la verdad o falsedad de los contenidos enunciados. Así, se puede oponer dijo, afirmó, declaró, como no subjetivos, a pretendió, reconoció, confesó, admitió, pretextó, se jactó, se contradijo. Aquí, la valoración se realiza sobre el discurso referido, lo que se cita: en "El funcionario pretextó que no sabía nada sobre las coimas" se pone en duda que sea cierto que dicho funcionario realmente no sabía nada. Adverbios Los adverbios subjetivos se relacionan fuertemente con el problema de la modalidad o modalización del discurso, en cuanto a que indican el grado de adhesión (fuerte o mitigada / incertidumbre / rechazo) a los contenidos enunciados por parte del sujeto de la enunciación. Algunos ejemplos que podemos encontrar aquí son: quizá, probablemente, sin duda, ciertamente, con seguridad, realmente, verdaderamente, efectivamente, de hecho, por supuesto, obviamente, etc. En otro grupo podríamos incluir: apenas, casi, no más que, sólo, ya, todavía, aún. En muchos casos hay que ver el contexto (“Todavía hay esperanzas de que Menem sea reelecto" frente a "Menem no puede ser candidato todavía, a pesar del fallo del juez" –lo que implica "Por suerte, todavía hay esperanzas de que Menem no pueda llegar a presentarse"–). Relacionados con esta categoría se encuentran los conectores proposicionales que inciden en la construcción del discurso por parte del enunciador: ahora bien, pues, puesto que, ya que, sin embargo, no obstante, por otra parte, empero, en efecto, etc. Síntesis realizada por Santiago Ruiz 4