APRENDER A ESPERAR Renovar la fidelidad 1) La fidelidad, en el fondo, es la respuesta Es fiel aquél que, en medio de los cambios y variaciones de la historia y del tiempo, se mantiene firme a su objetivo en su vida. Renovar la fidelidad quiere decir, por lo tanto, ver si hay una llamada (vocación) en nuestra vida y si esta vocación se manifiesta como vivencia personal en todos los ámbitos de la vida. 2) La vocación es el núcleo de la vida Al enfoque, punto de vista, principio que nos hace pensar, juzgar y actuar de acuerdo con nuestro ser, lo denominamos vocación. Y es vocación cristiana cuando el núcleo de la vida es el seguimiento de Jesús. Es vocación cristiana cuando ésta se manifiesta en todas las realidades de nuestra vida, si nos dejamos inspirar por el Espíritu Santo para caminar en medio de las dificultades de cada día. 3) Pero, ¿cómo es el hombre/mujer fiel? Es... El que está bien arraigado a la vida porque ha descubierto qué quiere y que el tiempo es como el tesoro que nos da el Señor para hacer realidad el camino escogido. El que es más realista, ya que no rehuye las dificultades de la vida. El que espera más de la vida, porque ha hecho crecer una sensibilidad dispuesta a percibir las capacidades humanas y sus posibilidades. El que aprecia los dones de la vida, porque sabe lo que han costado, cuando reconoce que no le han sido dados fácilmente. El que vive del “recuerdo”, no del pasado, sino de todo aquello que ha vivido intensamente. El que a pesar de que el tiempo corre, mantiene la firme esperanza de que el Señor... viene! Aumentar la esperanza 1) Efectos del aumento de esperanza a) La esperanza se mide por la capacidad de esperar en los demás. b) La esperanza crea solidaridad. Una solidaridad cristiana, que es la que se manifiesta entre aquellos que no reciben nada, sino que todo lo dan. c) La esperanza ensancha nuestro corazón, para que lentamente vayamos dejando que los otros sean el centro de nuestra atención. d) La esperanza centrada en Jesús nos trasforma. Nos hace vivir como si “el mundo estuviese al revés”; lo que es razonable ya no es suficiente y lo que es más que razonable nos inunda el corazón. 2) ¿Cómo reconocer a los hombres/mujeres de esperanza? Quien espera... Pregunta y se ocupa de la situación de los demás. Es más exigente consigo mismo que con los otros. Aprende a ser pobre. Goza de la vida. Acoge los errores de la vida. Tiende a interpretar las situaciones por la vertiente más positiva. Sitúa cada problema en su lugar. Aunque aparezca como perdedor en la vida, tiene fuerza suficiente para dar razón de su esperanza. Renovar las expectativas 1) Como cristianos, “vivimos en la esperanza”: “esperamos” la realización del Reino de Dios, anunciado por Jesús. Para conocer la calidad de la esperanza, hemos de preguntarnos si nos genera expectativas. 2) Una de las causas negativas puede ser que hemos olvidado nuestro encuentro personal con Jesucristo. 3) Para que la esperanza se llene nuevamente de expectativas, hemos de hacer un movimiento “de parada o interrupción”. 4) “Adviento” quiere decir el Señor viene, y se acerca tanto que, si nos encuentra bien dispuestos, podremos experimentar un encuentro personal que nos sugiera cambios concretos. Citas bíblicas: Mt 11,2 i ss.; Lc 6,27-35. Preguntas: 1. ¿Cómo actualizamos ahora el encuentro personal con Jesucristo? 2. ¿Cuáles son las expectativas a medio y largo plazo que nos permitan cambiar nuestra vida personal? 3. ¿Hay algo en mi interior que me convierte en camino de esperanza para los demás? Oración Ven, Señor, Espíritu de la esperanza. Infunde sobre nosotros la fuerza de tu presencia. Ilumina nuestra vida con la luz de tu mirada. Aumenta nuestra capacidad de amar. Acoge la fidelidad vacilante de nuestra vida. Anima nuestra esperanza cansada. Fortalece el incansable deseo de nuestro corazón. Serena la inquietud que aparece en nuestra vida. Que la gracia del Señor Jesús esté con todos.