SEQUEDAD OCULAR (OJO SECO) Concepto La sequedad ocular, xeroftalmia u “ojo seco” es una alteración de la película lagrimal, capaz de dañar la superficie interpalpebral lo suficiente como para provocar molestias oculares. Es decir, se trata de una escasez o falta de lágrima adecuada. En términos clínicos, se trata de una queratoconjuntivitis seca. El principal síntoma de sequedad ocular es la sensación de cuerpo extraño, especialmente al levantarse por las mañanas, con dificultad para abrir los ojos. La forma en que los pacientes suelen describir este síntoma es “como si tuviera arenilla en los ojos”. Son también muy frecuentes el escozor y el prurito, a veces muy intenso, así como enrojecimiento ocular y lagrimeo excesivo (lagrimeo reflejo) por causas ambientales triviales, como viento, frío, ambientes secos o periodos extensos de lectura. No es infrecuente la aparición de pequeños derrames sanguíneos corneales, a veces muy aparatosos. Estos síntomas pueden acompañarse de dolor intenso. Generalmente, el compromiso visual es mínimo. Los síntomas de sequedad ocular suelen agravarse en determinados ambientes “cargados” (contaminados con humos y gases irritantes), así como en locales cerrados con aire acondicionado forzado (con corriente de aire perceptible), o sequedad ambiental (verano, especialmente). La película lagrimal que recubre la superficie externa del ojo (córnea) tiene una estructura y una composición bastante complejas, muy lejos de la imagen generalizada de que se trata de una “simple capa de agua recubriendo el ojo”. En realidad, está compuesta por tres capas: - INTERNA: Es una capa mucosa, producida por células caliciformes. - INTERMEDIA: Se trata de una capa acuosa, secretada por las glándulas lagrimales. - EXTERNA: Es de tipo lipídico y está producida por las glándulas de Meibonio. Esta última capa es responsable directamente de reducir la evaporación de la pelígula lagrimal, manteniendo el nivel adecuado de humedad para la superficie ocular. Además de su contenido en lípidos, contiene una amplia serie de productos biológicos, especialmente enzimas e inmunoglobulinas. Estas últimas son importantes para mantener una adecuada defensa antimicrobiana de la córnea. De acuerdo con esto último, el ojo seco puede variar en función de cuál sea el componente que falte en la lágrima. En este sentido, se habla de ojo seco acuodeficiente, mucodeficiente o lipodeficiente. Epidemiología El ojo seco es la patología más común en oftalmología, estimándose que hasta un 30% de las consultas de esta especialidad son realizadas por este motivo. Es más frecuente en mujeres posmenopáusicas, y su prevalencia está muy influenciada por las condiciones ambientales de la zona geográfica y el entorno cotidiano del paciente. Etiología Aunque a menudo se considera al ojo seco como una patología de escasa entidad clínica o de carácter autolimitado, lo cierto es que su patogenia es muy variada y, en ocasiones, puede im- plicar notables complicaciones. La mayoría de los expertos clasifican a la sequedad ocular o xeroftalmia en los tres grupos anteriormente mencionados: Ojo acuodeficiente: producción lagrimal disminuida debida a: o Atrofia (por envejecimiento) o destrucción de la glándula lagrimal. o Medicamentos: anticonceptivos orales, fenotiazinas, antihistamínicos, betabloqueantes, ansiolíticos y ciertos antidepresivos. o Síndrome de Sjögren, en el que se produce destrucción autoinmune de la glándula lagrimal. Ojo Mucodeficiente: modificación en la composición de la película lagrimal, que tiene como consecuencia que la película lagrimal se rompa demasiado rápidamente y ocasione sequedad corneal. Se asocia generalmente a: o Lesión de células caliciformes. o Conjuntivitis. o Déficit de vitamina A. o Contaminantes ambientales (tabaco, humos o aire acondicionado). Ojo Lipodeficiente: exceso de evaporación (ojo seco lipodeficiente). o La causa más frecuente es la enfermedad de las glándulas sebáceas de los márgenes palpebrales (glándulas de Meibonio), debido a psoriasis, rosácea, dermatitis seborreica, etc). o Se puede producir un exceso de evaporación de la lágrima por ritmo de parpadeo deficiente o uso de lentes de contacto, que producen hipoestesia corneal. Las causas de las alteraciones del parpadeo pueden ser: Patológicas: parálisis del VII par craneal, proptosis por enfermedad de Graves-Basedow. Funcionales: exposición prolongada a monitores de ordenador y televisión. o Alteraciones hormonales (déficit de andrógenos o exceso de estrógenos), irritaciones locales por infrarrojos y ultravioletas, e irritaciones mecánicas por viento o aguas cloradas. Tratamiento El tratamiento del ojo seco es complicado, en buena parte debido a que las condiciones y circunstancias en las que se producen son difíciles de eliminar en la mayoría de los casos. Obviamente, el tratamiento etiológico requiere un diagnóstico médico previo e irá en función del tipo de patología relacionada con la manifestación de sequedad ocular. Sea cual sea el tratamiento, en los pacientes afectados por sequedad ocular es importante evitar las corrientes de aire, especialmente las salidas de aire acondicionado y los ventiladores próximos, así como los ambientes con humos u otro tipo de polución ambiental. En la mayoría de los casos, no obstante, se requiere un tratamiento sintomático consistente en lo que se han denominado lágrimas artificiales. Este tipo de preparados consistentes en soluciones acuosas de composición variable y distinta viscosidad, pero mayoritariamente conteniendo: - Suero salino fisiológico o hipotónico. - Agentes lubricantes y humectantes. Los lubricantes mejoran el comportamiento mecánico de los párpados, reduciendo la resistencia y, con ello, la irritación corneal y parpebral, causantes directos de la sensación de “cuerpo extraño” en el ojo. Las sustancias humectantes modifican la tensión superficial de la lágrima, prolongando la permanencia acuosa sobre la superficie de la córnea. Entre estas sustancias se encuentran: o Polisacáridos parcialmente modificados: Metilcelulosa, carmelosa (caraboximetilcelulosa), hipromelosa (hidroxipropilmetilcelulosa), dextrano. o Polímeros sintéticos: Carbómero (carboxipolimetileno), polividona (polivinilpirrolidona), alcohol polivinílico. La gama disponible de lágrimas artificiales incluye preparados de diferente viscosidad, desde colirios (menos viscosos) a geles (de alta viscosidad), que se relaciona con la duración de acción. Todos ellos pueden aplicarse tantas veces como sea preciso, dependiendo de la gravedad del proceso. Además de las lágrimas artificiales, también son empleados ungüentos oftálmicos lipofílicos que permiten crear una capa lipídica que reduce la evaporación de la película lagrimal. Estas pomadas son utilizadas generalmente por la noche, especialmente entre aquellas personas que experimentan una mayor sequedad ocular durante este periodo (por dormir con los párpados parcialmente abiertos). Además de estos tratamientos meramente sintomáticos, existen otras terapias basadas en la estimulación lagrimal. Uno de los más conocidos es la eledoisina (Eloisin®), un agonista betaadrenérgico que estimula la secreción lagrimal (y también la salivar), aunque los resultados no son homogéneos en todos los pacientes. La pilocarpina, aunque estimula la secreción lacrimal, es mal tolerada y presenta un efecto catarotogénico a largo plazo. En casos persistentes, se pueden ocluir los puntos lacrimales con tapones de silicona para retener las pocas lágrimas que se producen. En ocasiones puede estar indicada la obliteración quirúrgica de los puntos lagrimales. Valoración Muchos de los pacientes que presentan este tipo de síntomas son etiquetados, en muchas ocasiones por ellos mismos, como “alérgicos”, cuando en realidad lo único que presentan es una inadecuada o insuficiente lubricación ocular. Esto conduce en no pocos casos al empleo incontrolado y casi siempre prolongado de corticosteroides tópicos oftálmicos, con los consiguientes riesgos. Aunque siempre es aconsejable la consulta con el oftalmólogo ante la aparición de síntomas y signos de ojo seco, lo es especialmente cuando el paciente manifiesta pequeñas burbujas, restos orgánicos, secreción blanquecina, irregularidades del borde parpebral, con enrojecimiento o escamas. Esto suele ser indicativo de un cuadro de blefaritis. Asimismo, la presencia de un marcado enrojecimiento de la conjuntiva, visión borrosa o edema corneal, con o sin secreción mucosa blanquecina o incluso filamentosa (que en ocasiones está completamente pegada a la córnea), con fotofobia moderada o intensa, que suele sugerir la existencia de queratitis punctata. Igualmente, es preciso descartar la existencia de enfermedades sistémicas, especialmente de tipo reumático (artritis reumatoide, lupus eritematoso, etc), que podrían estar relacionadas con un síndrome de Sjögren. En definitiva, cualquier cuadro que no sea identificado claramente como sequedad ocular leve sin ningún antecedente patológico, requiere una diagnóstico oftalmológico especializado y no debe proponerse ningún tratamiento específico previo, salvo medidas de lavado ocular con suero fisiológico estéril y la remisión inmediata al oftalmólogo. La aplicación de preparados conteniendo lágrimas artificiales debe realizarse con la cabeza inclinada hacia atrás, separando hacia abajo el párpado inferior y dejar caer las gotas en el saco conjuntival, mientras se dirige la mirada hacia arriba. Deben cerrarse los ojos suavemente y mantenerlos así durante algunos segundos. Esperar como mínimo 5 minutos antes de utilizar otro medicamento vía oftálmica. Este tipo de productos no deben ser utilizados de forma permanente si previamente no ha habido una consulta al oftalmólogo. En caso de utilización de lentes blandas, se aconseja que éstas sean retiradas antes de la utilización del producto, pudiendo colocarse pasados algunos minutos. Algunos de estos productos contienen conservantes y antisépticos, como el cloruro de benzalconio, por lo que no deben utilizarse lentes de contacto blandas hasta transcurridos 20 minutos de la aplicación del producto. El empleo de ungüentos oftálmicos con lanolina, vaselina, etc., se recomienda para la lubricación y protección del ojo, especialmente durante la noche cuando no es posible la instilación de lágrimas artificiales. Ante la aparición de dolor intenso, edema ocular, visión doble, dolor por exposición a la luz o aparición de “moscas volantes”, debe abandonarse inmediatamente el tratamiento. Componentes Alcohol polivinílico Alcohol polivinílico + Polividona Carmelosa Hipromelosa + cloruro sódico + dextrano Carbómero Vaselina + parafina + lanolina Colirio X X X X Gel Ungüento X X Preparados comerciales Hypo tears, Liquifilm lágrimas Liquifresh Cellufresh, Celluvisc, Viscofresh Artific Acuolens, Colircusi huectante Dacrolux, Tears humectante Lacryvisc, Lipolac, Siccafluid, Viscotears Lacrilube Lubrifilm