Manejo de cervicovaginitis en pacientes atendidas en la unidad de medicina familiar Nº 2 del IMSS de Puebla, periodo de enero a diciembre de 2006. La inflamación de la vagina y la presencia de flujo vaginal representan el diagnóstico ginecológico más frecuente en mujeres en edad reproductiva que asisten a clínicas de primer nivel y a los servicios de Gineco-Obstetricia en los Estados Unidos de América. Las infecciones cervicovaginales en México se presentan con una incidencia de un 720% de las mujeres, por año. Su significado e importancia clínica tiene que ver con implicaciones de orden social; riesgo de contagio al compañero sexual y, en el caso de la embarazada, riesgo para el feto y el recién nacido. Su prevalencía real se desconoce a nivel nacional debido a que aproximadamente 33 a 50% de las mujeres con esta patología son asintomáticas, ya que las cifras informadas varían de acuerdo con la población estudiada, en un 15% la vaginitis se encuentra en las pacientes no embarazadas, en 30% las mujeres embarazadas y hasta un 40% en pacientes con enfermedades de transmisión sexual. Los medicamentos especialmente activos son los imidazoles, miconazol, clotrimazol o tolfanatato, y la nistatina, un antibiótico poliénico. Se prescriben en forma de óvulos o crema para su aplicación durante 7 días. Se puede asociar, excepto en embarazadas, la forma oral del ketoconazol, 2 tabletas diarias durante 5 días. El compañero sexual debe ser tratado en forma oral y local. Han sido ampliamente documentados casos de balanitis, balanoprostitis y uretritis en el hombre, afecciones que se constituyen en factor de reinfección para la mujer. Se recomienda la abstinencia sexual durante el tratamiento y la no aplicación del medicamento durante la menstruación. La Candida albicans se encuentra frecuentemente en pacientes diabéticas, en mujeres que han recibido antibióticos de amplio espectro o corticoides y en una tercera parte de las embarazadas normales, con el riesgo en este último grupo de que ocurra moniliasis oral en el recién nacido. En casos de falta de respuesta al tratamiento debe recordarse la posibilidad de infecciones mixtas, por lo cual se deberá recurrir al laboratorio para realizar los estudios pertinentes. El objetivo del tratamiento de las vaginitis, es revertir los cuatro estados carenciales o hipoestados denominados por Greenhill hipoepitelial, hipoglicogenado, hipoácido e hipododerlein. Para tratar las vaginitis en general, debe hacerse un diagnóstico etiológico tanto clínico como basado en los auxiliares diagnósticos (estudio de secreciones genitales investigando, además, chlamydia y micoplasma, citología vaginal, colposcopía y biopsia si fuera necesario). En caso de las vaginitis no infecciosas definir la causa de las mismas, lo cual requieren una investigación minuciosa.