Gema Paniagua, psicopedagoga del Equipo de Atención Temprana de Leganés (Madrid) habló sobre LA ORIENTACIÓN DE LOS EQUIPOS DE ATENCIÓN TEMPRANA. Tras una breve puntualización -algunas cuestiones iban a ser opiniones a título personal, otras reflejan el estilo de trabajo del EAT de Leganés, y otras son comunes a los EAT de Madrid-, la ponente empezó su intervención manifestando la importancia en el desarrollo del niño del entorno educativo, como segundo entorno después de la familia, fuente de socialización y aprendizaje. El entorno educativo en la fase infantil muestra una serie de características: Aluna más positivas. - Es integral. Atañe de forma real a más áreas de desarrollo (desarrollo motor, social, emocional y lingüístico…) que en otras etapas, ya que en edades posteriores los currículos se vuelcan mucho en lo cognitivo. Y la intervención es realmente globalizada, afectando a diversos aspectos al mismo tiempo. - Los centros de educación infantil muestran buena acogida a la diversidad. - Potencian la proximidad con la familia. Otras más negativas - La ratio es muy elevada con clases de hasta 25 alumnos por profesor, lo que dificulta la integración y una atención más individualizada. - Esta situación está empeorando puesto que la contratación de nuevo personal docente disminuye. - Pervive una tradición escolar muy difícil de cambiar, primando el que los alumnos hagan las mismas cosas al mismo tiempo, y –sobre todo de 3 a 6 años- un trabajo excesivamente centrado en actividades de silla y mesa (fichas). Se refirió la señora Paniagua a los EAT de la red pública de Escuelas Infantiles y Casas de Niños de la Comunidad de Madrid. A este respecto, aludió a que en la Comunidad de Madrid hay 428 centros entre escuelas infantiles (304) y casas de niños (124), que acogen aproximadamente un 20 por ciento de su población a niños entre 0 a 3 años. La calidad educativa es alta, pero está bajando por las condiciones de contratación, primando los criterios de ahorro económico frente a los pedagógicos. También se refirió a que en Madrid, como en el resto de España, la escolarización está cada vez más extendida y es cada vez más temprana, dándose dos ciclos: de 0 a 3 años (con una escolarización creciente de la población) y de 3 a 6 años (con una escolarización total de la población, fundamentalmente en colegios), lo que hace que el contexto escolar sea muy importante en la vida de muchos niños pequeños. La escolarización de niños con necesidades educativas especiales es prioritaria, a través de una provisión de reserva de plaza, y dispone de unos servicios de orientación especializados propios, lo que no es frecuente a nivel nacional. Hay 25 equipos psicopedagógicos -los Equipos de Atención Temprana- repartidos por toda la Comunidad de Madrid, sectorizados por municipios, conjunto de municipios o distritos municipales. Las funciones que desarrollan los equipos de Atención Temprana son 3: - Trabajo con niños que tienen alguna dificultad en su desarrollo. - Contribuir al aumento de la calidad de los centros, promoviendo la atención a la diversidad y apoyando al profesorado en cuestiones pedagógicas. - Orientar al conjunto de las familias del centro, aunque este trabajo no está tan sistematizado como los anteriores. Posteriormente, la sra. Paniagua se refirió especialmente a la orientación en torno a niños. Un primer punto de atención es la prevención/detección, trabajo que se desarrolla en coordinación con otros recursos (servicios sociales, sanitarios…) y en los propios centros educativos. La función más conocida es la de evaluación psicopedagógica y asesoramiento a las familias para la escolarización de los niños y niñas pequeños, pero en algunos sectores también tenemos programas de valoración, orientación y seguimiento de niños, aunque no vayan a ser escolarizados (grandes prematuros, etc.). Dentro de estos programas preventivos, en el EAT de leganés equipo, cada vez se apuesta más por el trabajo de orientación en grupos de familias, especialmente en materia de retrasos y alteraciones en el lenguaje, para que sean los padres quienes aprovechen el contexto natural de la casa –rutinas cotidianas y juego- para ayudar a sus hijos. A continuación se refirió al tipo de evaluación psicopedagógica que implica, por un lado, determinación de las necesidades educativas especiales pero también exige el diagnóstico temprano. En este doble abordaje se rompe la idea de continuum de las necesidades educativas especiales, sobre todo en los casos dudosos o fronterizos. De 0 a 6 años, si el niño es “etiquetado” como alumno con necesidades educativas especiales (a.c.n.e.e.), recibe apoyos especializados dentro del centro escolar; si no, no los recibe. Incluso más, si el niño de 0 a 3 años es considerado a.c.n.e.e., es mucho más probable que consiga una plaza en escuela infantil pública, por lo que se da el efecto colateral de que algunos padres presionen en este sentido. Existe una cierta rigidez administrativa, que obliga a categorizar en discapacidades y trastornos desde edades muy tempranas, lo que muchas veces se solventa bajo el uso excesivo de la calificación “retraso madurativo”, para evitar el etiquetado de niños en plena evolución. También la rigidez se plasma en la documentación con que se trabaja –dictamen de escolarización- que es igual en Educación Infantil que en Primaria o Secundaria, cuando se trata de realidades muy distintas. Siguiendo con la evaluación psicopedagógica, la ponente manifiesta que se realizan pruebas contextualizadas en situaciones de juego. Por otro lado, la evaluación se hace en el entorno escolar –observando al niño en distintas situaciones de aula y patio- y con los profesores que son quienes conocen mejor al niño; también la evaluación tiene muy en cuenta la información aportada por el entorno familiar, si bien actualmente no se realiza en el hogar, debido a la falta de tradición y a la rigidez de los formatos de intervención. En nuestro equipo, con los niños no escolarizados, lo que sí aseguramos es que los padres estén presenten durante el juego o la aplicación de pruebas, incluso participando activamente con algunos niños, si es preciso. La orientación en torno a niños con necesidades educativas especiales se realiza dentro del centro escolar, con aplicación directa en la vida del aula. Se trata de conseguir que la escuela proporcione una auténtica jornada de estimulación, aprovechando las rutinas de la vida cotidiana y los momentos de juego/aprendizaje. El nivel de adaptaciones curriculares en estas edades suele ser poco significativo, ya que la vida del aula ya contempla actividades flexibles en las que tienen cabida distintos niveles de respuesta y de ayuda. En este sentido, es un trabajo centrado en el contexto, muy distinto al trabajo clínico. De forma simultánea al asesoramiento a la escuela, se trabaja también la orientación a las familias implicadas, con mayor o menor profundidad en función de si ya reciben asesoramiento en otro centro Como conclusión, la profesora Paniagua se refirió a una serie de retos para la mejora del trabajo de los EAT: - Revisión de la coherencia de las prácticas de los EAT: ¿responden en todos los casos a una intervención centrada en el contexto escolar y familiar? - Buscar formas de orientación flexibles y eficaces y, en especial, favorecer una mayor interacción entre las familias como fuente de aprendizaje y apoyo mutuo - Apoyo al desarrollo de las escuelas inclusivas de calidad, desde la orientación psicopedagógica, pero también reivindicando unas condiciones dignas para las escuelas infantiles (número suficiente de educadores, etc.) - Coordinación entre servicios más allá del intercambio: el futuro está en la creación de servicios integrales, evitando que niños y familias tengan que acudir a una multiplicidad de servicios. Esto resulta difícil por la dependencia de varias administraciones (social, educativa…) pero también porque los profesionales no queremos renunciar a nuestras condiciones actuales. Cuesta anteponer los derechos de los niños y las familias a nuestros propios derechos adquiridos.