VISIÓN PANORÁMICA DE LA FILOSOFÍA GRIEGA DESDE SU ORIGEN HASTA LA CONCLUSIÓN DE LA ÈPOCA CLÁSICA Los filósofos presocráticos: el nacimiento de la filosofía Con los «presocráticos» asistimos al surgimiento del pensamiento racional (filosofía y ciencia). Frente al mito, en el siglo VII a. C. aparece un muevo modo de explicación racional, que irá aportando conceptos y problemas progresivamente que podemos resumir como sigue: 1. La naturaleza. Problema fundamental al principio. Se trata de responder —de modo distinto del mito— a la pregunta sobre el origen y constitución del cosmos. Se ha dicho que la explicación racional comienza cuando la Naturaleza se explica desde la «naturaleza» (physis). Este término adquiere diversos significados para los primeros filósofos: • Elemento o materia originaria (arché, principio) de que todo está compuesto, de donde todo procede y a donde todo termina por volver (milesios). • También el principio de organización interna de la realidad. (Heráclito, Fr.123). • Rara vez, génesis, proceso de generación (Empédocles). • Desde la mitad del siglo V (Aristóteles y los estoicos) significa la totalidad de lo que existe. En la búsqueda de la physis o arché de las cosas, los primeros filósofos aportan soluciones a veces antitéticas: para unos el arché es ‘Uno’ (monistas), para otros es múltiple (pluralistas); si para unos es estático (Parménides), para otros es dinámico (la mayoría), si bien unos conciben un dinamismo interno al arché (jonios) y otros le añaden un principio de movimiento externo (amor y odio en Empédocles), etc. Además, según el número de elementos, las soluciones se agrupan así: Monismo: físico (jonios: un solo elemento, dotado de automovimiento); «metafísico» (Parménides: el Ser, único, eterno, compacto, inmutable). Dualismo: los pitagóricos. Pluralismo: Empédocles y Anaxágoras (varios elementos, y un principio del movimiento), Demócrito (explicación mecanicista). No obstante, se aprecian diversas constantes: el mundo es un orden (el Lógos de Heráclito; la armonía de los pitagóricos; Anaxágoras: el Nous, etc.). La physis es eterna (el concepto de «creación» será introducido por el cristianismo) y, en consecuencia, el tiempo tiene carácter circular (el mundo se disuelve y reconstruye rítmicamente). Por último, no se distingue entre «material» e «inmaterial» (espiritual); todo es concebido como corporal. 2. El hombre. El hombre ocupa un lugar secundario en esta problemática primitiva. Es concebido a partir de la physis (inversión del antropomorfismo de los mitos). Forma parte del mundo y es semejante a él («microcosmos»). El alma es corpórea, aunque de materia más sutil, incluso para aquellos pensadores que la consideran mortal y admiten reencarnaciones sucesivas (pitagóricos, Empédocles). 3. El conocimiento. Heráclito es el primero en abordar el problema y junto a Parménides distinguen claramente entre apariencia (opinión) y verdad. Pero no entre conocimiento sensorial y conocimiento intelectual y tampoco entre sujeto y objeto del conocimiento. Las explicaciones del mecanismo del conocimiento son bastante rudimentarias: «lo semejante conoce lo semejante» (Empédocles), «lo contrario se conoce por lo contrario» (Anaxágoras). 4. Otros problemas. Excepto de Demócrito, nos han llegado escasos testimonios de la dedicación a los problemas éticos. El tema de Dios aparece en algunos filósofos: para todos ellos es decididamente corpóreo. La filosofía en Atenas: el giro antropológico de la filosofía clásica De las colonias, la filosofía se traslada a Atenas a mitad del siglo V, experimentando un notable giro filosófico, consecuencia de las nuevas necesidades planteadas por la democracia y el hastío provocado por las discusiones —cada vez más sutiles y rebuscadas— acerca de la Physis. Los sofistas y Sócrates se centraron en el hombre y la ciudad, en especial, la igualdad política, la libertad y la ley. En la época anterior se consideraba las «leyes no escritas» de origen divino, frente a las nómoi, leyes humanas, escritas, con fecha y firma. Ahora, el valor de la ley — fundamento de la democracia y única barrera frente al egoísmo individual y el afán de poder— será discutido y examinado a fondo. Los sofistas considerarán las leyes (nómoi) como puramente convencionales y carentes de valor absoluto (relativismo), contraponiéndolas al carácter universal y permanente de la naturaleza (physis). Las normas morales y las leyes se fundan en un acuerdo (convencionalismo) tomado en cada comunidad. Lo bueno y lo justo no tiene su asiento en la naturaleza, siempre difícil de conocer con verdad (escepticismo), sino en lo que cada comunidad ha establecido en sus leyes y costumbres, relativas por tanto a cada una de ellas. A la muerte de Pericles, las discusiones acerca de la ley y el derecho se intensificaron notablemente. Algunos defendieron la doctrina del derecho natural del más fuerte1. Otros, por el contrario, defendieron el derecho natural del débil2. Por otro lado, expuso una teoría acerca del origen de la religión como «invento de un hombre astuto y prudente» para someter a los hombres a las leyes por medio del temor. Contemporáneo de los sofistas, Sócrates, frente al relativismo sostenido por éstos, afirma la capacidad del entendimiento humano para definir valores morales absolutos y universales. En consecuencia, las normas morales y las leyes que se fundan en ellos, valen absolutamente, independientemente de las creencias y convenciones de cada individuo o de cada comunidad. La finalidad de la educación es suministrar el método adecuado alcanzar tales valores y ponerlos al servicio de una vida virtuosa en lo privado y justa en lo público. Finalmente, con Platón y Aristóteles la filosofía ateniense alcanza su punto culminante. Platón, que sigue inicialmente los intereses ético-políticos de su maestro Sócrates, pronto introduce nuevos temas. El central es su teoría de las Ideas, base para la afirmación de una realidad perfecta, absoluta y eterna más allá de la realidad física de este mundo, a la que sirve de fundamento. En esta concepción de una realidad dual, una perfecta y absoluta —las Ideas—, y otra imperfecta y perecedera — el mundo físico— descansa su teoría de un alma espiritual e inmortal apresada en un cuerpo mortal y material, la realidad de un conocimiento inteligible, universal y absoluto, frente a un conocimiento sensorial y particular, y la posibilidad de superar el Según Calicles, por ejemplo, la ley ha sido dada por los débiles; pero la naturaleza —tanto entre los animales como entre los hombres— hace que los fuertes dominen sobre los débiles: esto es lo justo. Y según Trasímaco, la justicia consiste en «el beneficio del más fuerte». Critias, discípulo de Sócrates y pariente de Platón, aunque no fue sofista profesional, tirano y enemigo acérrimo de la democracia, llevó a la práctica la doctrina del más fuerte. 2 Así, Licofrón declaró la igualdad natural de todos los hombres, considerando la aristocracia de nacimiento como algo injustificable; Alcidamente afirmó que «la naturaleza no ha hecho a nadie esclavo», y hay indicios de que se inició —quizá alentado por Aspasia, la mujer de Pericles— un movimiento de emancipación cultural y política de la mujer (del que serían indicio las comedias de Aristófanes Lisístrata y La asamblea de las mujeres). 1 escepticismo, el convencionalismo y el relativismo de los sofistas. Culminando en la formulación de un pensamiento ético y político basado en el conocimiento de las ideas de bien, belleza y justicia, capaz de fundar una vida virtuosa en lo privado y justa en lo público y en la organización de una polis ideal que realice la justicia y la armonía entre todos sus ciudadanos. Con Aristóteles la filosofía alcanza el mayor grado de sistematicidad. Discípulo de Platón, pronto rechazará aspectos importantes de la filosofía de su maestro, en especial su teoría de las ideas. Aristóteles no acepta la separación entre mundo de las ideas y mundo físico y más aun la pretensión de que las ideas sean las esencias de las cosas, fundamento de su realidad y requisito de su explicación, si están separadas. La esencia no puede estar separada de éstas, sino en ellas. Así Aristóteles afirmara que el ser, la sustancia, el individuo concreto es el compuesto de materia y forma, y ésta es la esencia de cada cosa. Fue crítico con la tendencia a la utopía de su maestro, en especial en la ética y la política, concediendo mayor peso a la experiencia y adoptando una actitud más realista. Además, frente a la mentalidad matemática de Platón en la visión de la racionalidad del cosmos, Aristóteles aporta una racionalidad más física y biológica para la comprensión de la naturaleza; eleva por primera vez la física a ciencia y supera los obstáculos, introducidos por Parménides y no superados por Platón, para una explicación racional del movimiento. Para Parménides todo movimiento o cambio real es imposible, ya que equivaldría al tránsito de no-ser a ser o de ser a no-ser, por ser una contradicción ontológica. Aristóteles, al distinguir entre ‘ser en potencia’ y ‘ser en acto’, sienta la base para la racionalización del movimiento y afirma que es el ‘paso’ (o realización) del ‘ser en potencia’ a ‘ser en acto’ lo que constituye el movimiento y cambio en el ser. (Por ejemplo, una piedra, no es un árbol y nuca lo será; no puede cambiarse una piedra en árbol. Pero, una semilla no es un árbol, pero puede llegar a serlo. La bellota plantada mediante los oportunos procesos de desarrollo y crecimiento dan lugar a una encina. La bellota no es una encina, pero puede llegar a serlo, pues está en potencia de ser una encina, que es un ser en acto (o plenamente desarrollado y completo). Esto permite concebir el cambio, el movimiento, como el paso de lo que está en potencia a ser en acto o plenamente desarrollado). En la ética se aparta del intelectualismo moral y apuesta por la experiencia guiada por la razón para alcanzar la virtud, como medio para llegar a la felicidad, fin último de la conducta humana. En política es igualmente realista. No propone un estado ideal, se limita a analizar las diferentes constituciones de los estados griegos y proponer las condiciones de la realización de la justicia no en el modelo de gobierno sino en el servicio del poder a la mayor perfección del ciudadano para que éste haga posible una vida buena y propiamente humana, conforme a su naturaleza.