COINCIDENCIAS PEDAGóGICAS. Melina Pozo Bernal, Esther Mayoral Campa. La escritura de Emilio, o de la educación por Rousseau en 1762, marca el comienzo de la pedagogía, de una búsqueda constante a lo largo de tres siglos por la formulación de una educación del niño más vinculada a su naturaleza y a unos valores opuestos a los imperantes en las sociedades más reaccionarias, y que tendrán su máximo desarrollo durante los siglos XIX y XX. Ideas que ponen en valor la libertad, el juego, la relación con el entorno y la experiencia, como oposición a una educación que a menudo resultaba castrante y alienante, donde el niño no era considerado un ser humano completo, sino un ser inferior. Estas ideas tendrán su auge en el siglo XIX con la publicación del libro del pedagogo suizo Pestalozzi (1801) Cómo Gertrudis enseña a sus hijos y posteriormente con la publicación de la La educación del hombre de Froebel, donde se recoge toda la experiencia del método de enseñanza, llevado a cabo por ambos hasta 1825 y desarrollado en Münchenbuchsee, Yverdon, en la llamada Escuela modelo de Frankfurt. Es en ese momento cuando ese sustrato ideológico se transforma en método de enseñanza, el Fröbelgaben, que Froebel había venido desarrollando desde su colaboración con Pestalozzi, junto con otros dos pedagogos Wilhelm Middendorf y Langethal Heinrich. Este método cristaliza en 1840, cuando esta experiencia toma el nombre de jardín de infancia o kindergarten. A partir de ahí el método comienza una expansión geográfica y temporal incesante, que siempre de forma tangencial y al margen de los sistemas académicos oficiales, estará vigente hasta nuestros días. La difusión en centro Europa de esta pedagogía vino de la mano de la Baronesa Freiherrin Bertha Marie von Bülow Marenholtz, que maravillada por esta nueva experiencia educativa, se encargó de divulgar sus ideas por los Países Bajos y Alemania. Esta investigación se centra en la relación existente de algunos grandes creadores contemporáneos con esta línea pedagógica. En este sentido es especialmente interesante la relación de la arquitectura con dicha pedagogía. Encontramos numerosos casos de arquitectos importantes de la modernidad cuyo aprendizaje en la infancia se relaciona con la pedagogía Froebeliana. En otros casos la relación entre el método y arquitectura se establece en su propia obra, al convertirse en diseñadores de los espacios que albergan este sistema educativo. También hay una relación interesante entre su actividad docente y esta metodología, dándose a veces el ciclo completo entre aprendizaje, creación y transmisión de conocimiento. En cualquier caso, la relevancia de esta posición pedagógica no reside tanto en la enseñanza de unos conocimientos sino en la trasmisión de una actitud ante la vida y ante la realidad, que marcó significativamente su obra y su trabajo. Entre estos arquitectos encontramos a Frank Lloyd Wright, cuyos textos explican cómo su vinculación con el juego de Froebel durante su infancia es clave para su posterior forma de concebir la arquitectura. También a Le Corbusier, quién tuvo otra aproximación a este método, pero no menos importante. El contacto constante con la naturaleza promovido por su padre, la idea de éste sobre una enseñanza basada en la curiosidad y la creatividad, así como la vinculación de su madre con la música, proporcionaron al Le Corbusier niño constantes estímulos artísticos que marcarían su personalidad. Por otro lado, Aldo Van Eyck establece una relación directa con este método, al estudiar en la escuela King Alfred School de Hampstead, con un método pedagógico progresista fundamentado en la libertad, la potenciación del juego en el aprendizaje y la relación con el entorno y las artes, que le proporcionará las bases teóricas para sus posteriores obras dirigidas a niños. Igualmente, Josef Albers fue profesor froebeliano de primaria antes de ingresar en la Bauhaus de Weimar, dónde aportó su principio pedagógico de “intuición y método” y “la capacidad de vivencia subjetiva y la capacidad de reconocimiento objetivo”. Allí se encontraría a Wassily Kandinsky y Paul Klee, quienes daban gran importancia a la síntesis y conocimiento del arte a través de la naturaleza. Más ejemplos, como Georges Braque Constantin Brancusi, Umberto Boccioni, pertenecientes a las vanguardias rupturistas del siglo XX, también influenciados por los dones de Froebel, enfatizan esta relación tan directa entre método pedagógico y creación artística y arquitectónica. Para entender el trasvase de valores entre educación y creación en todos estos autores es esencial recuperar aquello que nos mostraba Norman Brosterman en su libro Inventing Kindergarten que recopila un extenso material acerca de este método de enseñanza. Parte del mismo formaría parte más tarde de la exposición The Century of the Child : Growing by Design, 1900-2000, inaugurada en el MOMA en 2012. En España este tipo de enseñanza se desarrolló en el ILE Instituto de libre Enseñanza de Giner de los Ríos y en el Colegio Estudio donde estudió, entre otros, Fernando Higueras, que posteriormente proyectó el nuevo edificio para el colegio en Aravaca y Sevilla. La comunicación recoge la investigación que pone en relación este sistema educativo, más tarde llamado Escuela activa, con la evolución en las ideas artísticas y arquitectónicas del siglo XX, a través del análisis más concreto de un grupo reconocido de arquitectos que fueron usuarios en la infancia de éstos métodos pedagógicos.