El cáncer y los países pobres Nota basada en el artículo de Jones, Sinead. “Cancer in the developing world: a call to action”. BMJ. 1999; 319:505-8. La incidencia de esta enfermedad está vinculada, en algunas situaciones, a cuestiones sociales. Para el 2020 en el mundo en desarrollo se registrará el 70% de los casos. Para el año 2020 los casos nuevos de cáncer se duplicarán hasta alcanzar los 20 millones por año. En la actualidad, el 50% de ellos se registra en personas de los países subdesarrollados: dentro de 20 años afectará al 70%. También aumentarán en el tercer mundo las muertes por cáncer de 6 millones a 12 millones por año. Las causas varían a lo ancho del mundo. En los países desarrollados el tabaco es la razón principal: provoca una de cada tres muertes por cáncer. En el mundo en desarrollo, la infección juega el rol principal: es responsable de una de cada cuatro muertes por cáncer. Una de las explicaciones para entender estas diferencias es el tremendo impacto de décadas de uso muy extendido del tabaco en los países ricos, una epidemia ahora propagada globalmente. Otro factor que influye es la alta prevalencia de infecciones crónicas en el mundo en desarrollo, en particular el virus del papiloma humano que causa cáncer cervical; el helicobacter pilori, implicado en el cáncer de estómago y los virus de la hepatitis B y C, grandes causantes de cáncer de hígado. Estos agentes sumados son responsables del 90% de los cáncer vinculados a la infección. Las variaciones en las causas están reflejadas en los tipos de cáncer que predominan en las diferentes partes del mundo. Mientras que los cinco primeros tipos de cáncer en los países desarrollados son en orden descendente: pulmón, colon y recto, mama, estómago y próstata, en el mundo en desarrollo los mas comunes son el de estómago, pulmón, hígado, mama y cuello uterino. Prevención, diagnóstico y tratamiento ¿Cuál debe ser la relación entre prevención, diagnóstico y tratamiento? Las diferencias en la sobrevida por cáncer entre los países ricos y pobres pueden dar cuenta de las prioridades. Para algunos cánceres esta diferencia es relativamente pequeña, como un reflejo de los efectos modestos de los tratamientos existentes. Esos cáncer incluyen estómago e hígado que se proyectan entre las primeras 15 causas de muerte en todo el mundo para el año 2020. Para otros, como la leucemia y los linfomas, la sobrevida es mejor en los países desarrollados. Para algunos casos como el cáncer de cuello uterino y el de mama, la detección temprana mejora de manera importante los efectos de tratamiento. La valoración racional del impacto potencial que sobre la salud pública tendría la detección temprana identifica a la prevención como la primera prioridad. Para la detección y tratamiento las prioridades están dadas por el interjuego entre la investigación básica y el desarrollo tecnológico, y entre la tecnología disponible y su implementación. Muchos protocolos de screening y tratamientos usados en los países ricos no se transfieren con facilidad a naciones cuyos recursos (humanos, técnicos y financieros) no son suficientes. Si la implementación de los protocolos disponibles va unida a investigaciones y al desarrollo de nuevas tecnologías, puede ser más fructífera en los ambientes con pocos recursos. Control del cáncer Controlar el cáncer en los diferentes ambientes requiere estrategias adaptadas a las diferentes situaciones. Las prioridades globales en prevención del cáncer deben balancear las necesidades de investigación, desarrollo e implementación. Para el cáncer con una alta carga de enfermedad pero con pocas posibilidades de prevención, las investigaciones sobre las causas tienen alta prioridad. Otros cáncer tienen un origen conocido y por ello, el desarrollo de estrategias preventivas efectivas es una prioridad, por ejemplo, los estudios para prevenir el cáncer de cuello uterino y las vacunas contra el papilovirus. En último lugar, en el caso del cáncer que puede ser prevenido a través de determinadas intervenciones, la máxima prioridad debe ser implementarlas. Las vacunas contra la hepatitis B en los países en desarrollo y las campañas contra el tabaco a través de los medios de comunicación masiva, son intervenciones de alto valor cuyos beneficios van mas allá del cáncer. En los lugares donde la comunidad se moviliza, estos programas pueden aportar resultados aún con pocos recursos. En Kerala, India, por ejemplo emergieron resultados estimulantes de programas basados en la intervención de la comunidad para controlar el cáncer de la cavidad oral, mama y cuello uterino. Un programa de concientización sobre el cáncer fue unido a otro de educación de los profesionales de la salud y al establecimiento de centros de detección temprana. Se movilizaron casi 130.000 voluntarios y se implementaron programas de educación a través de las escuelas y los medios. En el trabajo en las aldeas se daban pautas de prevención y se estimulaba a las personas con síntomas iniciales a buscar asistencia y se les brindaba apoyo durante el tratamiento y la enfermedad terminal. El éxito fue medido por la mejora de los índices de: 1. Incidencia del cáncer 2. Mortalidad 3. Sobrevida 4. Estado de presentación de la enfermedad al momento de la consulta 5. Prevalencia del uso de tabaco Los datos preliminares mostraron una disminución en el número de personas que se presentaron con cáncer en estado terminal. El control del uso del tabaco es una alta prioridad en salud y una verdadera preocupación internacional. Hoy en día en todo el mundo, alguien muere por una enfermedad relacionada con el tabaco cada nueve segundos. En 20 años se llegará a una muerte cada tres segundos y el 70% de las muertes ocurrirá en el mundo en desarrollo. Detrás de las estadísticas yacen fuerzas que no se pueden atribuir fácilmente a causas locales, están involucrados el comercio internacional, el pago de la duda, políticas de desarrollo y comunicaciones.-