A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 13 de febrero de 2008, habiéndose dispuesto en el establecido, Acuerdo de 2078, que conformidad deberá con lo observarse el siguiente orden de votación: doctores de Lázzari, Kogan, Genoud, Hitters, Pettigiani, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 96.833, "M. , R. A. y otra contra Municipalidad de Coronel Brandsen y ot. Indemnización de daños y perjuicios". A N T E C E D E N T E S La Sala II de la Cámara Segunda de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de La Plata confirmó la decisión que había hecho lugar a la demanda. Se interpuso, por la demandada, recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de dictar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente C U E S T I O N ¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley? V O T A C I O N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: I. La Cámara confirmó la sentencia que había hecho lugar a la pretensión. Basó su decisión, en lo que interesa al recurso, en que: Conforme surge de la pericia de autos, el niño víctima fue asistido el día 20 de abril por vómitos, luego ese mismo día le fue diagnosticada gastroenteritis y en una tercera oportunidad diarrea; al día siguiente ingresa al Hospital de Niños Sor María Ludovica padeciendo shock hipovolémico secundario a gastroenteritis, con mal estado general, con cianosis generalizada, falleciendo el día 22 de abril a consecuencia de un shock séptico (fs. 870 vta.). Teniendo presentó el niño resulta difícil en antes afirmar cuenta de ser que, el cuadro trasladado el día a grave La que Plata, anterior, los padecimientos que referían los padres a los profesionales de guardia no merecieran mayor atención que la proferida (fs. 871). La inexistencia de signos de deshidratación es una circunstancia que no puede afirmarse probada en autos, ya que los profesionales actuantes no realizaron las prácticas que son indicadas en estas ocasiones, tales como la toma de temperatura y de peso, entre otras, además de examinar en forma exhaustiva al paciente, como indica el perito (fs. 871). consecuencia A ello de un se suma shock que el séptico menor fallece producido por a el streptococcus pneunmoniae, a punto de partida pulmonar, por lo que cabe concluir que el diagnóstico de los profesionales de guardia no fue el adecuado, por cuanto no se realizaron prácticas necesarias para determinar el origen de los padecimientos del niño que llevaron a sus padres a concurrir al Hospital tres veces en un día (fs. 871/871 vta.). Era previsible la existencia de complicaciones y era por tanto deber de los profesionales intervinientes tomar mayores recaudos de diligencia para evitarlos, siendo que el descenso de peso es el único medio objetivo para medir el cuadro de deshidratación, en tanto que, en atención a las reiteradas consultas, debió el menor ser internado, no habiendo contado el experto para realizar su dictamen con los datos de evaluación y evolución del menor hasta su internación por cuanto los mismos no han sido presentados (fs. 871 vta.). La causa adecuada que ha llevado al desenlace de los hechos objeto de autos ha sido la mala atención recibida por el menor al ingresar al centro de atención médica (fs. 872). Si bien es cierto que las condiciones del niño no eran óptimas debido a la situación socioeconómica del grupo familiar, se imponía -por tratarse de un paciente de riesgo- hidratación extremar y no los recaudos enviarlo al para hogar asegurar en su reiteradas oportunidades, siendo que una adecuada terapia hubiera dado chances de vida al menor (fs. 872). El daño que sufrió el niño pudo haber sido evitado si los profesionales responsables hubieran actuado diligentemente, existe por tanto responsabilidad por haberlo privado de las chances de curación (fs. 872). II. Contra esta decisión, se alza la Municipalidad de Brandsen, denunciando la conculcación de los arts. 375, 384, 456, 474 del Código Procesal Civil y Comercial; 512, 901, 1103 del Código Civil; 17 y 18 de la Constitución nacional. Expresa en suma que: El tribunal ha incurrido en absurdo en la evaluación de los hechos al quebrar la secuencia temporal y lógica de los mismos, para finalizar considerando responsable de una supuesta deficiente atención del menor a una médica del hospital de Brandsen que no fue la última en atender al niño (fs. 888). No se ha evaluado el resultado de la investigación penal en la que se dispuso el archivo de las actuaciones para lo cual se tuvo especialmente en cuenta la pericia médica realizada, habiendo descartado la Cámara la decisión del fuero penal declarando inaplicable el art. 1103 del Código Civil por el hecho de que a pesar de haberse declarado en la causa penal la inexistencia del delito, no se ha producido una absolución o un sobreseimiento a favor de la doctora García Mazzola, lo que termina de consolidar el absurdo (fs. 889/889 vta.). Existe absurdo en la alteración de la carga de la prueba, puesto que al considerarse en sede penal que no hubo delito no puede sostenerse racional ni jurídicamente que la doctora incurrió en tales conductas, en tanto estableció que el proceder de la misma estaría dentro de los parámetros normales de tratamiento de esa patología (fs. 891). Se han violado las normas de apreciación de la prueba testimonial producida, omitiéndose sin fundamento alguno valorar la declaración del doctor Rebchuk, médico que atendió en último término en el Hospital de Brandsen al menor, el cual manifiesta que lo vio en las mismas condiciones que lo había visto Mazzola, lo medicó en forma idéntica, mantuvo el tratamiento ambulatorio y vio que no había necesidad de internar al menor ni derivarlo a otro centro asistencial (fs. 893). Fue desinterpretada la prueba pericial realizada en sede penal, en tanto en la misma se indica que el actuar de la médica se encuadró dentro de los parámetros normales del tratamiento de la patología que presentaba el menor, actuación que significó una mejoría en el cuadro del paciente, conclusión ignorada por la Cámara (fs. 894/894 vta.) III. En mi opinión, el recurso no puede prosperar. A) En primer término corresponde señalar que no le asiste razón en cuanto denuncia la violación del art. 1103 del Código Civil. En efecto, conforme esta Corte ha puntualizado, en orden a lo prescripto por el art. 1103 del Código Civil, sobreseimiento solamente cuando la criminal estuvieran absolución basados o en el la inexistencia del hecho o en la no autoría del acusado y no en la falta invocado o en ausencia sede civil de para responsabilidad, impedir una puede ser condena que aparecería como escandalosa (conf. Ac. 40.464, sent. del 13-VI-1989 en "Acuerdos y Sentencias", 1989-II-373; Ac. 43.132, sent. del 28-V-1991 en "Acuerdos y Sentencias", 1991-I-856; Ac. 51.200, sent. del 7-III-1995 en "Acuerdos y Sentencias", 1995-I-201; Ac. 60.813, sent. del 11-V-1999 en "D.J.B.A.", 156-305, "La Ley Buenos Aires", 1999-658, "Jurisprudencia Argentina", diario del 10-V-2000, p. 58; Ac. 70.665, sent. del 4-IV-2001 en "D.J.B.A.", 160-228; Ac. 82.181, sent. del 23-IV-2003; Ac. 91.367, sent. del 12-IV-2006). Tal como queda expuesto supra, y lo reconoce el propio recurrente, la causa fue archivada sin llegar a dictarse en la misma ni sobreseimiento, ni absolución, por lo que deben desestimarse los argumentos traídos por el impugnante, no resultando por ende aplicable en la especie los efectos derivados del art. 1103 del Código Civil. B) Tampoco le asiste razón en cuanto aduce absurdo en la interpretación de los hechos y prueba relativos a la existencia del adecuado nexo causal entre el actuar de la médica y el daño sufrido. Sabido es que la responsabilidad profesional es aquélla en la que incurren los que ejercen una profesión y faltan a los deberes especiales que ésta les impone y requiere para su configuración los mismos elementos comunes a cualquier responsabilidad civil (conf. Ac. 88.305, sent. del 3-VIII-2005). La obligación principal a prestar por los profesionales del arte de curar consiste en una actividad calificada técnica y científicamente -la actividad médicaen pos de la curación, mejoría o alivio del paciente, pero sin prometer ni obligarse a tal curación o alivio. Lo prometido, el núcleo de su obligación, es desplegar sus buenos oficios profesionales, con toda la diligencia y esmero posible y de conformidad a lo que la ciencia y el arte médico indican, para lograr la cura o mejoría del enfermo. Pero esto, la cura o mejoría, si bien es la finalidad última y el resultado esperado de esos buenos oficios, no es el objeto de su obligación. De allí que la de los médicos es de medios y no de resultado (conf. Ac. 91.215, sent. del 5-IV-2006). En este orden de ideas, el a quo ha juzgado que el daño sufrido por el paciente podría haber sido evitado si los profesionales responsables hubieran actuado diligentemente, privando al menor de chances de curación, afirmación que no ha sido desvirtuada por el recurrente, quien manifiesta su parecer disidente, pero sin demostrar que en la conclusión de la Cámara exista el vicio lógico que permite a esta Corte a la revisión de las circunstancias fácticas de la causa. En autos, la Cámara basó su pronunciamiento en la prueba pericial realizada en estas actuaciones, y resulta sabido que la valoración de la prueba en general, o del análisis de la pericial, constituyen el ejercicio de una facultad privativa del juzgador y por tanto no pueden ser revisadas en la instancia extraordinaria en tanto no se demuestre el absurdo (conf. Ac. 85.245, sent. del 14-XII2005). Tales extremos no han sido acreditados por el recurrente, quien se limita a reiterar las conclusiones que se hallan en sede penal, sin demostrar que en la valoración de la realizada en esta Sede, se halla incurrido en absurdo, por lo que no puede ser atendida la queja vertida en ese sentido (art. 279, C.P.C.C.). A ello debe sumarse que la apreciación de la culpa médica ha de efectuarse atendiendo a que cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos, art. 902, Código Civil (conf. Ac. 76.592, sent. del 13-VI-2001; Ac. 79.009, sent. del 23-XII-2002). En tal sentido, no ha sido objeto de crítica idónea la afirmación de la Cámara relativa a que se imponía por tratarse de un paciente de riesgo, extremar los recaudos para asegurar su hidratación y no enviarlo al hogar en reiteradas oportunidades, sin tener certeza de la adecuada atención de las dolencias con las que ingresó a la guardia (v. fs. 872). También debe señalarse, que, pese a lo que en contrario asumidas por sostiene los el médicos quejoso, y en en los las obligaciones pleitos por ellas generados, ambas partes deberán brindar todo su esfuerzo probatorio en uno u otro sentido para que se pueda decidir si hay culpa, no culpa o caso fortuito. Y con referencia a su apreciación, en la misma habrá de privar un criterio estricto, y gobernado por las reglas generales que establecen los arts. 512 y 902 del Código de fondo (conf. Ac. 55.354, sent. del 14-VI-1996 en "D.J.B.A.", 151-161). Por todo lo expuesto, doy mi voto por la negativa. Los señores jueces doctores Kogan, Genoud e Hitters, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votaron la cuestión planteada también por la negativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: Dejando a salvo la opinión del suscripto en relación con reconocer a la la interpretación norma del art. y aplicación 1103 del que Código cabe Civil, interrelación existente entre la sentencia recaída en juicio penal y la posteriormente pronunciada en sede civil (Ac. 79.389, sent. del 22-VI-2001, Ac. 73.290, sent. del 19-II-2002, Ac. 76.148, sent. del 16-IX-2003, Ac. 82.181, sent. del 23-IV-2003, Ac. 80.855, sent. del 1-IV-2004, entre otras), debate que deviene ajeno a las presentes actuaciones por no resultar aplicables -atento la forma en que feneciese la causa penal- los efectos que derivan de la citada norma, por compartir sus fundamentos, adhiero al voto del doctor de Lázzari. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario costas (art. 289, C.P.C.C.). Notifíquese y devuélvase. interpuesto, con