Encuentro de Jesús con la Samaritana.

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ENCUENTRO DE JESÚS CON LA SAMARITANA
EUCARISTÍA DE CLAUSURA DEL
IX ENCUENTRO CONTINENTAL DE CEBs (2012)
+ Ángel Garachana Pérez, CMF
Obispo de San Pedro Sula
San Pedro Sula, 21 de Junio del 2012
Eucaristía de Clausura del IX Encuentro Continental
de CEBs
Lecturas: Ex 2, 15-22
Jn 4, 1-26
Homilía
 Hermanos, ¿hemos caído en la cuenta de lo que acaba de suceder? ¡Dios nos ha
hablado! ¿No lo crees? “Palabra de Dios”, “Palabra del Señor” se nos ha dicho al
terminar de proclamar el texto bíblico.
 Permítanme unos comentarios al hilo del relato, a manera de unas sugerencias para
una “lectura orante”, una “lectio divina” de la Palabra de Dios proclamada en esta
liturgia.
1. Jesús, cansado el camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía
 Jesús va de camino, de Judea a Galilea. Ha caminado toda la mañana. Y aún queda
la tarde entera, pues es mediodía.
 No ha querido dar un rodeo por la región de Perea para no pasar por Samaria. Elige
el camino más corto, aunque deba pasar por Samaria.
 Hacia el mediodía va cansado y sudoroso y hace una pausa en el pozo de Jacob,
cercano al pueblo de Sicar.
 Nuestras CEBs llevan ya un largo recorrido, también experimentan el cansancio. A
veces el camino es duro y el ambiente pesado. ¡Es tan humano el cansancio! Jesús
también se cansó. Aceptemos nuestro cansancio. No somos máquinas, no
queremos ser máquinas que ni sienten, ni padecen, ni se cansan.
 Se detuvo, se sentó junto al pozo de Jacob. El pozo tiene un gran significado en la
biblia y una larga tradición.
 El pozo es lugar de encuentros, de compartir, de recordar, de conflictos y de paces,
de narraciones y esperanzas.
 También nosotros nos hemos detenido junto al pozo. En “Monte Horeb” han tenido
un pozo; hemos venido de diversos pueblos, con nuestros cántaros, nuestras vidas.
Hemos compartido, hablado y escuchado, recordado y proyectado.
 Pero este “encuentro” es pasajero, hemos de proseguir el camino, más animados,
más hermanos, con el agua cantando dentro de nosotros.
 Gracias, Señor, por este alto en el camino, por este encuentro junto al pozo de agua
viva, por lo que hemos compartido, por lo que hemos contado, por lo aprendido y
proyectado, por las fuerzas recobradas, por la esperanza renovada.
2. Una mujer samaritana se acercó al pozo para sacar agua. Jesús le dijo: dame
de beber
 Jesús está solo. Los discípulos han ido al pueblo a comprar alimento.
 Se acerca una mujer y samaritana. Jesús es varón y judío. ¿Qué va a pasar? Según
la ley y la enemistad no se hablarán…
 Pero Jesús rompe el silencio, la distancia, la norma y le habla a la mujer. Jesús
toma la iniciativa y expone su necesidad.
 “Dame de beber”. Tengo sed, estoy cansado y sudoroso. Dame de beber.
 También en la cruz Jesús exclamó: “tengo sed”. Jesús, el Hijo de Dios hecho
hombre, tiene sed, desea ardientemente que nosotros estemos bien, tengamos vida.
 Antes de desear nosotros a Dios, El nos desea a nosotros.
Antes de tener nosotros sed de Dios, El la tiene de nosotros.
Antes de buscar a Dios, El viene a buscarnos a nosotros.
Antes de amar a Dios, El nos ama a nosotros.
Antes de querer nosotros la gloria de Dios, El quiere que nosotros tengamos vida.
 Somos deseados, buscados, amados por Dios. Ahí esta la señal: la sed de Jesús.
 Y Jesús pide agua a una mujer y samaritana, por tanto a una perdida, a una
excluida. Pero Él ha venido para buscar las ovejas perdidas, para llamar a los
pecadores, para acoger a los rechazados.
 Tiene sed de todos pero especialmente de los más pequeños, de los menos valiosos,
de los más excluidos por el orden social y religioso imperante.
 Nuestras comunidades eclesiales, como Jesús, han de ser comunidades que tienen
sed, que desean ardientemente y procuran el bien de todos especialmente de los
pobres, los pequeños, los excluidos, “las samaritanas”.
 Comunidades sedientas de que nuestros pueblos tengan una vida digna y plena,
sedientas del Reino iniciado ya en la persona de Jesús.
 Señor, danos sed, la sed de Jesús: sed de tu vida. Sed de la dignidad humana, deseo
ardiente de que venga tu Reino, para que todos especialmente los más pobres
tengan vida en plenitud.
3. ¿Cómo es que tú, siendo judío te atreves a pedirme agua a mí que soy
samaritana?
 La samaritana reacciona con la actitud que cabía esperar, con la actitud de quien se
comporta según el “modelo cultural”.
 La samaritana aún está encerrada en su mundo, en el modo como están las cosas.
Así es y así debe seguir siendo. Tú eres judío y yo samaritana. Nuestros pueblos no
se hablan. ¿Cómo te atreves a romper las prácticas sociales, a romper la enemistad
establecida?
 También hoy en nuestros pueblos muchas personas viven las mismas actitudes de
la Samaritana:
o ¿Cómo tú, pobre de colonia marginal, saltas las trancas para entrar en nuestra
urbanización de clase alta?
o ¿Cómo tú te atreves a protestar encima de que te doy trabajo en la maquila?
o ¿Cómo tú…
 Incluso podemos estar encerrados en las “modas” actuales?
o ¿Cómo tú joven vives de esa manera extraña en cosas de iglesia ya
superadas?
o ¿Cómo no te enrollas en el consumismo, no llevas ropa de marca?
o ¿Cómo tú no quisiste entrar en aquel negociazo… nadie se iba a enterar de la
injusticia?
 También nos cuesta a nosotros, a nuestra Iglesia, porque se nos hace dificil
cambiar:
o Nos cuesta salir de nuestras costumbres tradicionales.
o Nos cuesta dejar los modos pastorales ya sabidos, que nos dan seguridad.
o Nos cuesta pasar de una pastoral de conversión a una pastoral misionera…
 Señor, concédenos un espíritu de fidelidad y de renovación, una actitud de cambio
para el crecimiento, una actitud de discernimiento para no ser esclavos de
costumbres, de lo socialmente correcto sino para secundar la creatividad del
Espíritu.
4. Si conocieras en don de Dios y quien es el que te pide de beber, sin duda que tú
misma, me pedirías a mí y yo te daría agua viva.
 El que comenzó pidiendo de beber ahora está ofreciendo de beber, el que pidió
agua ahora la ofrece, el que nos buscaba ahora sale a nuestro encuentro.
 “Mujer, si tú me conocieras, tu me pedirías a mi agua viva”. Al responder así, Jesús
adopta un lenguaje simbólico. El agua material se convierte en signo de un agua
espiritual.
 Jesús está invitando a la samaritana a entrar más adentro, a transcender la
inmediatez, a descubrir otra agua viva.
 Esa “agua viva” no brota del pozo, vienen de arriba, es don de Dios. Y ese “agua
viva” es la vida de Dios, la vida eterna. Y esa vida plena le es dada en Jesús, la
persona que habla con ella.
 Junto al pozo, hoy, de nuevo, nuestras comunidades eclesiales escuchan de labios
de Jesús que Él es el don del Padre, que quien cree en Él tiene vida eterna, que para
eso ha venido, para que tengamos vida en plenitud.
 Nuestras comunidades eclesiales viven de la fe en Jesucristo, en quien está la vida.
Son lugar de encuentro con Jesucristo y de crecimiento en Jesucristo.
 Es lo mejor que tienen y pueden dar, a Jesucristo. En estos tiempos de profundos y
globales cambios, nuestras comunidades están llamadas a centrarse en Jesús el
Cristo.
 Señor, haberte encontrado y conocido es lo más importante que nos ha ocurrido en
la vida. Por eso estamos alegres. Muchas gracias porque nos das tu vida en
plenitud y sacias así nuestra sed más honda. Te pedimos que nuestras comunidades
vivan de la fe para que puedan encontrarte en ellas los que te buscan.
5. La Eucaristía, el don de Dios Padre para que tengamos vida
 La lectura orante de la Palabra termina en la “contemplación”. Hemos leído la
Palabra, he hecho una meditación-oración de la Palabra y los coloco en la actitud
contemplativa.
 La Eucaristía es acontecimiento, no discurso. El “don de dios”, Jesús, está en la
celebración de la Eucaristía.
 Hermano, hermana, ya sólo me queda decirte: contempla, cree, come y tendrás
vida.
+ Ángel Garachana Pérez, CMF
Obispo de San Pedro Sula
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