LEER, UNA MOTIVACIÓN PARA LA CREACIÓN Entre leer textos y ver imágenes grabadas con sonido y movimiento, llámense películas o videos, hay una sola diferencia. Esta es la capacidad y la libertad de imaginar. Cuando se lee, cada lector tiene la plena libertad de crear en su mente las imágenes que quiera y como las quiera, de sentir los olores que se dicen según su preferencia, ver la figuras y colores que se cuentan, seguir los pasos de los signos que se hacen letras, expresiones, sensaciones, oraciones, párrafos, páginas que se cruzan, capítulos que pasan. Leer es introducirse en un mundo de símbolos y signos que no tiene más instrucción que interpretar los signos convenidos del lenguaje escrito, que por muchos detalles quedan de los hechos que narran, de los escenarios que crean. El lector es soberano en pensar y creer lo que quiera. Su propia óptica podrá entrar en juego y participar con el escritor en hacer la novela, el cuento, el ensayo, el poema. El lector del libro es tan libre, que en cada lectura es capaz de crear una obra diferente. Leer es placer, conocimiento, descubrimiento, interiorización, imaginación y creación. El vidente del film es tan dependiente que está obligado a ver según otros han creado. Su libertad se restringe tanto que termina sentado, inmóvil de cuerpo y mente, sedentario de imaginación. Sólo necesita ojos y oídos, quizás un poco de algo más. Parece que la desbordante corriente de la modernidad privilegia la imagen en movimiento, el film, el video y margina la libertad de imaginar a través de los textos, las letras y los signos gráficos. Debería de ser un complemento pero no un sustituto. La lectura parece ceder el paso del arremolinado y vertiginoso movimiento de otras formas. Pero lo importante es saber. Leo, pienso, creo…luego existo. “Entre autores y personajes”. Juan Bautista Lara, nicaragüense.