SUCESIONES 437 Aunque en la reclamación de las cosas caducas tienen preferencia los herederos con hijos, sin embargo, se dice en la misma ley papia que el colegatario conjunto, si tiene hijos, sea preferido a los herederos aún con hijos. Y es opinión común que en esto que la ley Papia estableció para los colegatarios conjuntos, no se distingue entre legados por vindicación o por damnación. a) El legado sinendi modo. Estaba sometido a las mismas reglas del legado per damnationem, y aunque estuviera hecho conjunctim o disjunctim era inaplicable el acrecentimiento. Según GAYO el legado a modo de permiso se hace de la siguiente manera: que mi heredero quede obligado a permitir que Lucio Ticio tome el esclavo Esticio y se quede con él. Esta clase de legado es más amplia que el legado por vindicación y menos que el legado por damnación, pues de éste modo el testador puede legar no solo una cosa suya, sino también de su heredero, cuando por vindicación unicamente puede legar cosas suyas y por damnación puede legar las cosas de un tercero. b) El legado per praeceptionem. Por precepción. Dice PETIT que la fórmula de éste legado era praecipito. Los legados procedentes son oponibles aún con un solo heredero. Para esto es necesario que haya varios; el testador ha querido que uno de los coherederos tome una cosa especial además de su parte hereditaria; este legado no comprende por tanto si está hecho en beneficio de una persona que no es instituída. Antiguamente era lícito agotar todo el patrimonio con los legados y las manumisiones, y dejar al heredero tan solo el vacío nombre de tal; así parecía permitirlo la Ley de las Doce Tablas, por la que se establecía que tenía valor toda disposición sobre el propio patrimonio hecha en el testamento. Estas eran las palabras de la Ley: “Tenga valor de derecho todo legado del propio patrimonio” y a consecuencia de esto muchas veces se moría sin testamento, porque los herederos que habían sido instituidos se abstenían de aceptar la herencia. Por esto se promulgó después la Ley Voconia, en la cual se prohibía que los legatarios y donatarios a causa de muerte recibieran más que los herederos.