220-005298, 09 de febrero de 2005 Ref: El cambio del liquidador, no conlleva la práctica de nuevas medidas cautelares. Aviso recibo de su comunicación radicada con el No. 2005-01-006697, mediante la cual en relación con la vigencia de las medidas cautelares de embargo y secuestro practicadas dentro del proceso de liquidación obligatoria de una sociedad, formula las siguientes preguntas. 1. Una vez practicadas las medidas cautelares de embargo y secuestro de un inmueble, se requiere la repetición de las mismas cuando sea cambiado el liquidador y nombrado uno nuevo? 2. Dentro del mismo trámite ordenado por la Superintendencia de Sociedades, es aplicable en su integridad el inciso final del artículo 688 del Código de Procedimiento Civil? 3. En el evento planteado, cuál funcionario y mediante cuál procedimiento debe hacer la entrega de los bienes al nuevo liquidador y en qué término se debe realizar la entrega? Considerando que todos los interrogantes se hallan entre sí relacionados, basta precisar que después de practicadas las medidas cautelares señaladas, no hay lugar a repetir las mismas por el hecho de ser cambiado el liquidador, toda vez que la cautela es una sola y se perfecciona de conformidad con las reglas procesales vigentes, lo que implica que una vez decretada la medida, no se requiere de otra conducta procesal, que se repite, ya existe y surte todos sus efectos hasta tanto sea formalmente levantada. En otras palabras, el embargo una vez decretado se perfecciona y no es posible la existencia de dos cautelas sobre un mismo bien, menos aún de un mismo funcionario, máxime teniendo en cuenta que dentro del escenario del trámite liquidatorio el cambio de liquidador no tiene de acuerdo con la ley ninguna incidencia que determine una nueva práctica. Por su parte, en los casos de cambio de liquidador, el saliente deberá hacer entrega de todos los activos al nuevo liquidador y, será a partir de allí que éste asuma las responsabilidades que le corresponden por el manejo de los activos de la empresa, en los términos de los artículos 167 y siguientes de la Ley 222 de 1995. En los anteriores términos se espera haber absuelto sus inquietudes, con los alcances que al efecto señala el artículo 25 del C.C.A.