Entrevista con Ramón Serrano Suñer

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Entrevista con Ramón Serrano Suñer
Recientemente, con fecha de 23 de julio, la revista „N ew sw eek“ publicó una interesantísim a entrevista con el cuñado
de Franco, Ramón Serrano Suñer, que a sus 72 años de edad da muestras de una flexibilidad de espíritu y de una cla ri­
dad de ju icio que ya quisieran para sí muchos políticos más jóvenes. Después de presentarle como „un m iem bro funda­
dor del Partido Fascista español“ que „desem peñó un papel crucial en la toma del poder absoluto en España por parte
de su cuñado, Generalísimo Francisco F ranco“ , y de recordar que Serrano Suñer „ha surgido recientem ente de su
sem i-retiro para lam entar públicam ente la falta de vitalidad del régimen que ayudó a e stablecer“ , el redactor de „N ew s­
w ee k“ M iguel Acoca le plantea unas preguntas cuyas respuestas son dignas de detenido estudio. Aparte de ciertos
detalles cuando generaliza indebidam ente al decir que en España se tiene horror a los partidos políticos, destaca en
esta entrevista la gran sinceridad de Serrano Suñer, que le hace acreedor al respeto de tirio s y troyanos. Por su interés,
reproducim os esta entrevista, cuyo título es:
Europa no debe humillarnos
Pregunta: ¿Cree Vd. que España se
está moviendo hacia una sociedad
políticamente abierta?
Respuesta: Yo no creo que España
se mueva en tal dirección. Y sin em­
bargo, creo que es absolutam ente
necesario que así sea. No podemos
m antener viva la m entalidad de la
guerra civil y continuar gobernando la
nación con los esquemas sim plistas
de una sociedad cerrada. Podrá parecerle extraño que yo hable de esta
manera, porque yo jugué un papel
im portante — aunque no tan decisivo
como algunos dicen — en el estable­
cim iento del presente régimen. Pero
no hay que olvidar que yo estuve en
el G obierno tan sólo durante la gue­
rra civil y durante la Segunda Guerra
Mundial. Yo fui m inistro en tiem po de
guerra, cuando una sociedad cerrada
era de im portancia vital. Los tiem pos
y las circunstancias han cambiado.
No obstante, esto no quiere decir que
yo sea un adicto de la dem ocracia.
de vivir en una sociedad representa­
tiva y de participación.
P.: ¿No requeriría esto modificaciones
constitucionales?
P.: ¿Qué opina Vd. del nuevo Gobier­
no español?
R.: Los pueblos no deben ser escla­
vos de la ley. La ley está para el
pueblo. Tenemos que m odificar la ley
según las necesidades actuales. Cuan­
do dije esto recientem ente en una
conferencia, me aplaudieron. Esto
significa para mí que entre las per­
sonas responsables existe una con­
ciencia de cambio. Están pensando
en ello. Pero en España, cuando al­
guien habla en voz alta sobre tales
cosas, surge el centinela del pasado
y acusa: „E ste es el enemigo, el tra i­
dor, el revolucionario". No podemos
ir a ningún sitio con esta clase de
reacciones. Pero no crea Vd. que yo
disfruto de trato y privilegios espe­
ciales. Estoy seguro de que nada
m olesta tanto a las autoridades como
mis observaciones, porque a mí no
pueden llam arm e revolucionario. No
pueden decir que yo sea un com u­
nista.
R.: No representa nada nuevo. Lo que
im porta es que cambie el sistema. Y
yo no creo que los nuevos m inistros
aspiren a la sociedad abierta que
necesitam os.
P.: La monarquía no parece popular.
¿Cree Vd. que el príncipe Juan Carlos
tendrá dificultades con ios ultras y
con la Falange si por fin accede al
poder?
P.: ¿Aboga Vd. por los partidos políti­
cos?
R.: El príncipe tendrá dificultades y
no sólo con estas fuerzas. Inevitable­
mente, su reinado estará lleno de
problemas. Se enfrentará a un cam ­
po de minas, y deberá proceder con
gran tacto, independencia y since ri­
dad. Tendrá que rodearse de cola­
boradores com petentes y procurar
ganarse el apoyo popular que necesi­
tará para llevar a cabo su tarea
como rey de España.
R.: En España tenemos horror a los
partidos políticos. Son el pecado por
antonom asia. Pero el pluralism o es
una realidad, y no podem os ser tan
inocentes de pretender que tengam os
unanim idad en la ideología política.
Desde luego, yo com prendo nuestro
recelo ante los partidos políticos. Han
sido un desastre. Pero es ilóg ico de­
c ir que porque en el pasado no han
funcionado deban estar proscritos
para siem pre. No puedo resignarm e
a la idea de que nuestro pueblo es
incapaz de gobernarse a sí mismo,
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P.: ¿Por qué fracasó Hitler en obtener
el apoyo militar de Franco en la Se­
gunda Guerra Mundial?
R.: H itler no fracasó. La verdad de los
hechos es que después de la guerra
civil nosotros no teníamos la potencia
económ ica ni las armas para entrar
en la guerra independientem ente, es
decir, voluntariam ente y con dignidad.
Si hubiésemos aceptado la invitación
de H itler de entrar en la guerra, ello
hubiese equivalido a aceptar una in­
vasión de tropas alemanas, porque no
estábamos en condiciones de hacer
la guerra. Sin embargo, no fue fácil.
Como M inistro de Asuntos Exteriores,
tuve que seguir un sendero muy
estrecho.
No
podíamos ser tan
neutrales que despertáram os el recelo
de Hitler, ni tan abiertam ente pro­
alemanes que invitáram os a los alia­
dos a invadirnos. De hecho, en la
prim avera de 1941 nuestras relaciones
con los alemanes eran tan precarias
que Franco me dijo que „H itle r nos
presentará un ultim átum en cualquier
Ramón Serrano Suñer: „El cuñadismo“ en sus años de creador del
Estado totalitario.
EXPRES ESPAÑOL/Septiembre 1973
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