La dinámica económica en el sur de Sinaloa Rigoberto Arturo Román Alarcón, La economía del sur de Sinaloa, Culiacán, UAS, 2006, 365 pp. Modesto Aguilar Alvarado* El trabajo de Arturo Román Alarcón viene a enriquecer la ya larga serie de libros sobre lo económico que la UAS ha producido desde tres de sus más importantes centros de estudios y de investigación: El doctorado en ciencias sociales, la facultad de historia y el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales. Lo primero por destacar es la originalidad del trabajo que ahora se presenta. Es, de una parte, la historia económica general del sur del estado y de otra, una contribución de primer orden a la historia económica de Sinaloa en distintas etapas. Pero no es sólo eso, al Dr. Román Alarcón le inquieta dejar clara la ruta trazada y dedica esfuerzos extraordinarios en establecer el origen de los procesos que investiga, para disipar cualquier –––––––––––––– * Director de Investigación en la Dirección de Fomento a la Cultura Regional (DIFOCUR). Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35 duda que sus aseveraciones pudieran suscitar. Parte de esta originalidad mencionada es la de abordar la historia regional como proceso. Así vemos cómo la zona sur del estado va adquiriendo contornos específicos a lo largo del tiempo, sean éstos de dinámica poblacional, económica y hasta social. Para alcanzar resultados de esta profundidad el autor utiliza distintos corredores. Aparece el ámbito internacional como un gran telón de fondo, el escenario nacional que recibe los impactos del acontecer mundial, las respuestas que a un impulso determinado ofrece Sinaloa, luego viene la parte más movida que es, justamente, la zona sur del estado, y al final, pero nunca en último lugar, su querido y añorado Mazatlán. Porque no obstante todas estas ventajas que tiene este trabajo, incluye otra no dicha, pero que también es hilo conductor en toda la investigación: el revelar el peso histórico de Mazatlán durante un buen tiempo en Sinaloa, hasta que la aparición de nuevas fuerzas y otros actores, le harían pasar a un lugar más discreto. El trabajo que tenemos en las manos es una obra de consulta obligada. Y lo es en varios sentidos. Porque hace una revisión acuciosa de los materiales producidos de cada tema que aborda en los capítulos; porque distingue una dinámica 197 especial entre los distintos componentes territoriales, es decir, en cada municipio de la zona sur del estado; y, porque establece una forma de estudiar un espacio geográfico determinado con resultados positivos y aprovechables. Es así como los interesados en estudiar los municipios de San Ignacio, Mazatlán, Concordia, Rosario y Escuinapa, encontrarán aquí un material valiosísimo para nutrir sus avances, al igual que innumerables pistas de trabajo, fundamentales para ahondar en su conocimiento, a lo largo de un buen trecho histórico. Hemos dicho que Rigoberto Arturo aborda la historia regional como proceso. Dos ejemplos nos permitirán ilustrar el punto. La minería es la actividad económica preponderante durante la colonia, continúa su papel destacado en el siglo XIX y pierde su lugar en la tercera década del siglo XX. El otro caso es el origen, crecimiento y declinación económica de Mazatlán. Aquí nos enteramos de sus antecedentes más remotos, en el pueblo de San Juan Bautista de Mazatlán (Villa Unión) desde 1576, su despertar a partir de 1928, su plena animación comercial en distintos momentos del siglo XIX, hasta su relevo atribuibles, como siempre, a las infaltables causas externas e internas. 198 Pero no solo estos galardones observa esta investigación. Conforme vamos internándonos en sus páginas nos enteramos de los inicios de una industrialización en Mazatlán desde antes del porfiriato, que siempre prometió mucho y al quedar trunco ha despertado la inquietud de más de un historiador e intrigado a no pocos investigadores, motivados por desentrañar el tipo de causas que dejaron trunco un fenómeno nacido con tan prometedoras expectativas. Y es que Mazatlán tuvo durante buena parte del siglo XIX un atractivo especial para españoles, alemanes y franceses, que hicieron de este lugar una sociedad cosmopolita y única en esta parte del país. Sin embargo, la apertura al comercio de los puertos de Altata en 1882 y de Topolobampo en 1902 comenzó de manera paulatina el quebranto del puerto de Mazatlán, afectando la hegemonía que éste tenía en el ramo comercial. Hay, por tanto, y no podía ser menos, una historia comercial de la región, tema en el cual Román Alarcón es un verdadero pionero en Sinaloa, con un trabajo que se ha vuelto ya un clásico entre los estudiosos de la historia económica; no escapan a su inquisidora mirada temas como el de la banca que, por cierto, la utiliza magistralmente para hacer notar que Mazatlán, como región económica, se cocía aparte. Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35 Otro mérito indiscutible de este trabajo es la división periódica que se hace para abordar temas con la legendaria noción de organización que tiene nuestro homenajeado. De no haberlo hecho así estaríamos en presencia de una investigación original pero inconexa y con una abundancia de datos que abrumarían al más cuerdo. Sin embargo, primero procede con una lógica impecable a establecer antecedentes, luego aborda un lapso que va de 1910 a 1926, que lo divide en dos períodos, uno de 1910 a 1914 que encierra una crisis y otro de 1915 a 1925 comisariado de recuperación; continúa con otro que lo fija de 1927 a 1934 en donde acontece la gran crisis mundial por todos conocida; encuentra particularidades de 1934 a 1940 en una óptica de acaecer sexenal; y, estudia la década de los cuarentas armado de un lente poderoso para admitir que a Mazatlán se le escapa el liderazgo tenido hasta entonces. Dijimos antes que esta es una obra de consulta y deseamos ahondar más en ello. A todas las ventajas que ya hemos anotado, es menester agregar el cuidado con que anota cambios administrativos sustanciales, como la sustitución de prefecturas de distrito por Municipios, que encerraba una reforma de fondo y daba testimonio del tránsito de un régimen político a otro, como también la aparición de municipios Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35 nuevos, cuyo origen tendría también que ubicarse en el motor de transformaciones que el momento exigía. Son notables, de otra parte, las inclusiones de historia política en las vertientes nacional y estatal. En este campo se incluyen las directrices definidas por los presidentes del periodo que se analiza y también las formas en cómo los gobernadores dan cumplimiento a los lineamientos emanados del entonces omnímodo poder central. Quienes estén motivados por el estudio del turismo, aquí encontrarán los antecedentes, así como sobre el surgimiento de la actividad pesquera y sus diversas modalidades. Como una película se proyecta ante nuestros ojos la vigencia de la minería, como actividad económica principal hasta la tercera década del siglo pasado, cuando sería relevada por la agricultura comercial y coloca a la zona centro en un papel de liderazgo. Al final, queda aclarada la incógnita de las variables que hicieron que se diera este cambio regional estructural. Para terminar solo agregaría que bienvenido este libro de Rigoberto Arturo Román Alarcón a la ya larga lista de producciones de la Facultad de Historia, porque con ello contribuye a colocar a este centro de estudios como punto de referencia en nuestra Universidad Autónoma de Sinaloa. 199