220-27788, 10 de junio de 2004 REF: Junta Directiva – Suplencia - Estatutos Me refiero a su comunicación radicada en esta Entidad con el número 2004-01-063546, a través de la cual, previas algunas consideraciones, pregunta si existe alguna inhabilidad para pertenecer a la junta directiva de la sociedad Algodoneros de Villavicencio S.A., en su calidad de suplente, y a su vez gerente de la Corporación de Algodoneros de los Llanos, si se tiene en cuenta que estatutariamente se consagra en la primera citada lo siguiente: "PARÁGRAFO ÚNICO: No podrán pertenecer a la Junta Directiva de… los miembros de otras empresas, sociedades, asociaciones tales como, pero sin limitarse a fundaciones y/o corporaciones que tengan la calidad de miembros de Junta y/o que sean sus representantes legales que desarrollen su objeto social o que estén constituidas para el mismo fin de … ". Teniendo en cuenta que de su consulta se derivan varios temas entre sí interrelacionados, resulta pertinente referirse a cada uno de ellos sucintamente. 1) Con independencia a lo estatuido por el artículo 635 del Código Civil, el artículo 633 ibidem es claro en expresar que las personas jurídicas son de dos especies: corporaciones y fundaciones de beneficencia pública. No obstante lo anotado, y con el objeto de hacer claridad, al hacer una interpretación integral de las disposiciones vigentes, encontramos que la ley se ha encargado de hacer claras diferencias, considerando las que tienen animo de lucro a las sociedades, y las demás, por antonomasia, entidades sin ánimo de lucro, entre las cuales se encuentran precisamente las precisadas inicialmente. En este punto tenemos como primera conclusión que las corporaciones o asociaciones, y las fundaciones, no persiguen finalidades económicas especulativas, siendo su diferencia básica su objeto. En efecto, mientras la primera busca el bienestar de los asociados; la segunda persigue un fin especial de beneficencia o de educación pública precisamente por la destinación de bienes a fines sociales. Por lo tanto, para la respuesta a la consulta elevada, se hará caso omiso a la redacción en que se encuentra el parágrafo por usted citado, y sobre el cual surge la pregunta formulada. 2) El Diccionario de la Lengua Española, Vigésima Edición, Tomo II, 1984, Madrid, define la incompatibilidad: como el escollo o tacha legal que tiene una persona para ejercer determinada función o desenvolverse en dos o más cargos a la vez; y la inhabilidad: como el defecto u obstáculo para ejercer u obtener un oficio o empleo. Vemos en consecuencia que los términos excluyen a ciertas categorías de personas, generando incapacidades especiales, impedimentos y prohibiciones de variada naturaleza, que en cierta medida afectan el derecho a la personalidad jurídica, el cual se traduce a su vez en el principio general de capacidad legal, pues un régimen de tal magnitud se encuentra dispuesto para inspirar los principios en que se basa determinada función o actividad, no solo como requisito ex ante sino también ex post. 3) Los estatutos, que son considerados como la carta de navegación que posee una sociedad para su normal funcionamiento y desarrollo, refiere a las cláusulas mínimas que debe contener el contrato social, independiente de tornarse en obligatorias para los asociados y ser objeto de adecuación por los mismos ante la presencia de deficiencias legales, siempre que no atenten contra el orden público y las buenas costumbres. De igual forma, el numeral 4º del artículo 110, dispone con claridad meridiana la obligatoriedad de determinarse por los socios el objeto social, equivale a decir, instituir el conjunto de operaciones que se propone realizar la sociedad para ejercer determinada actividad económica, con el que se identifica no solo su capacidad para celebrar actos y contratos, sino igualmente el limite de las actividades que prevé. En este sentido, el Estatuto Mercantil admite dentro de los límites de la capacidad en las sociedades mercantiles, la realización de tres clases de actos: Los determinados en las actividades principales previstas en el objeto social Los relacionados en forma directa con esas operaciones Y los que tienen como finalidad ejercer los derechos y cumplir las obligaciones legales y convencionalmente derivadas de la existencia y actividad de la sociedad. Por tanto, mientras los actos enunciados en los dos primeros se refieren a la finalidad o actividad de la sociedad, razón por la que se encuentran íntimamente relacionados; y los descritos en el tercero, si bien ajenos al objeto social, son importantes para la empresa, pues a través de ellos ejerce sus derechos o cumple las obligaciones derivadas de la existencia y actividad de la sociedad, verbi gratia: contratos de trabajo, asesoría, convenciones laborales etc. En síntesis, la noción de objeto social se circunscribe al contenido de la actividad económica organizada que desarrolla la sociedad, por lo que los actos que llegue a ejecutar deben observarse en relación con aquel, y cualquier extralimitación no sólo viola los estatutos, sino del mismo modo compromete la responsabilidad de los administradores que ejecuten actos en ultra vires del citado objeto. 4) Los miembros de la junta directiva, que en voces del artículo 22 de la Ley 222 de 1995, son administradores, se encuentran obligados a encaminar su labor para el logro de los fines propuestos por el ente social, razón por la que en ejercicio de sus deberes y responsabilidades deben estar atentos a lo que dispongan los estatutos del ente económico, y su misión, circunscrita a la de ser órgano intermedio entre el máximo órgano y los representantes legales. Para ello, sus funciones, que son las delegadas directamente por el máximo órgano social y las expresamente establecidas en los reglamentos de la sociedad, buscan a la par de colaborar en el desarrollo de la empresa, dar mayor agilidad cuando de tomar decisiones administrativas se trata, al detentar suficientes atribuciones para ordenar que se ejecute o celebre cualquier acto o contrato comprendido dentro del objeto social. En lo que se relaciona a su integración, sus miembros se dividen en principales y suplentes, entrando este último a componerla ante las faltas definitivas o temporales de los primeros, es decir, su participación se torna en excepcional, o lo que es lo mismo, en principio solo tiene vocación de intervención, habida cuenta que de su inscripción en el registro mercantil no deviene su participación. El significado de la palabra SUPLENCIA, según el Diccionario de la Real Academia Española, es "acción y efecto de suplir una persona a otra y también el tiempo que dure esta acción". Siendo consecuentes, y a título de explicación, bastaría simplemente decir que el desempeño del cargo requiere no la ausencia material del titular, sino la imposibilidad de desempeñar las funciones que le han sido asignadas. Con base en todo lo precedente, se procede a dar respuesta al cuestionamiento formulado en los siguientes términos: a. Es opinión de este despacho, existe una incompatibilidad por parte del miembro suplente de la junta directiva para actuar cuando las circunstancias lo ameriten, esto es, cuando el miembro principal no la haga, habida consideración que los estatutos, sin ser exegéticos, buscan soslayar un posible conflicto de intereses, indiferente de la naturaleza de la persona jurídica. b. Ahonda lo expresado el hecho de que los sujetos citados en su escrito, tienen objetos sociales que de una u otra forma de interrelacionan, y que podrían conducir al establecimiento de un conflicto al servir a dos intereses oponibles al mismo tiempo, máxime cuando uno refiere a "asesorar y representar a los asociados en todas y cada una de las etapas relacionadas con los cultivos" (entre los cuales se encuentra el producto señalado), y la otra "realizar actos comerciales relacionados con el agro, siempre y cuando no contravengan los estatutos de la Federación Nacional de… ". Es decir, la problemática del conflicto de interés del administrador, siempre y cuando actúe, se repite, debe reducirse en principio a lo ético más que a lo jurídico al servir a intereses contrapuestos. Y es que no puede perderse de vista que aquel representa otros también intereses, por lo que conocer de alguna situación que revista especial cuidado, supone una incompatibilidad sobreviniente, siempre y cuando, se aclara, sea de tal magnitud que atente contra el normal desarrollo del ente social. Como se aprecia, el asunto se reduce a lo que filosóficamente se denomina "conducta ética". Recabando, esto último pertenece al fuero interno de la persona y de la forma como percibe las diferentes situaciones que se le presentan, en la posibilidad que existe de confundir, y que dicha desorientación lesione los intereses de la sociedad, por lo que el resultado obvio es la intervención de la Entidad hasta donde sus facultades lo permiten, o a contrario sensu a revisión de la justicia ordinaria. En los anteriores términos se ha dado contestación a su consulta, no sin antes manifestarle que los efectos del presente pronunciamiento son los contenidos en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, es decir generales, y si que por ello se comprometa la responsabilidad de la Entidad.