FUNDAMENTOS DE W.R. BION POR JESÚS FUENMAYOR RIVERA1 La vida depende de factores instintivos o pulsionales asentados en el soma celular. Se denominan pulsiones de vida, de muerte, conocimiento, todos al servicio de la evolución, meta más importante del psiquismo y del soma. Constituyen el inconsciente primario heredado imprescindible para preservar y guiar la vida. A tal inconsciente Bion (1963) lo denomina “cosa en sí misma”, “verdad última”, u “O” (origen). De allí emergen las pulsiones. Este inconsciente no puede ser detectado directamente, sino por sus evoluciones que se expresa a través de emociones. Cuando este inconsciente llega posteriormente a la consciencia y se reprime, constituye el inconsciente secundario (S.Freud, 1911) Toda pulsión es buscadora de objetos para su satisfacción a través de vínculos de amor (L), odio (H), y conocimiento (K) (todos al servicio de la evolución). Ellos se manifiestan por medio de experiencias emocionales. Tales experiencias emocionales son impresiones sensoriales equivalentes a lo sensorial pero no pueden ser percibidas por los órganos sensoriales para el olor, color, sabor, etc., porque esas impresiones sensoriales de experiencias emocionales no tienen cualidades físicas de olor, color, etc. sino cualidades psíquicas que sólo pueden ser percibidas por un órgano ad hoc que es la parte interna de la consciencia o mente. Las impresiones sensoriales de experiencias emocionales, Bion las denomina elementos β que el bebé y la parte psicótica de la personalidad no pueden procesar o pensar por carecer de lo que Bion llama función α, transformadora de los elementos β en α. Lo único que pueden hacer es proyectar esos elementos β en el afuera, en la madre cuando se es bebé. El órgano que percibe las impresiones sensoriales de las experiencias emocionales es la consciencia con su cara interna volcada hacia el inconsciente (S. Freud 1911). Esta percibe las cualidades psíquicas, no físicas sino emocionales, internas, como lo son los elementos β, que no pueden ser pensados ni soñados hasta ser contenidos en esa cara interna donde la función α los transforma en elementos α que si pueden ser contenidos para pensarlos, soñarlos y eventualmente ser reprimidos o sublimados. Allí se diferencia lo inconsciente de lo consciente, lugar que Bion denomina barrera de contacto, el cual antes de cumplir esta función o en casos patológicos, constituye la pantalla β que no sirve para pensar sino para proyectar. Esa función, denominada por Bion “función de contenido-continente” es cumplida principalmente por el pensar. Pensar es el principal continente de las impresiones sensoriales de la experiencias emocionales. Continente del que carecen el recién 1 Psiquiatra, Psicoanalista Titular Didacta de la ASOVEP, y del Instituto Venezolano de Psicoanálisis. Miembro de IPA y Fepal. Telf. 02129850274, jefuenmayorr@gmail.com. nacido y la parte psicótica donde predomina la posición esquizoparanoide normal hasta los 4 meses de edad. La carencia de función α es compensada por la madre, quien debe recibir las proyecciones de elementos β que el bebé no puede transformar en alfa ni, por ende pensar. Por ser emociones crudas ella las recibe sin sus órganos de los sentidos sino de inconsciente a inconsciente por medio del “reverie” o “ensoñación” o intuición (percibir sin sensorio), en combinación y manteniendo la función continente-contenido para, con la función α de ella, hacer la transformación de β en α. El bebé los reintroyecta sosegados por esa función continente que ya no son elementos β sino α que si pueden ser contenidos por él para, de esa experiencia aportada por la madre (W.R. Bion, 1962) aprender progresivamente a contener sus emociones con el pensar que va evolucionando desde elementos β, elementos α, pensamiento onírico de mitos y sueños, percepción de preconcepciones, etc... Todo esto Bion lo desarrolla en “la tabla” (1962, 1971), pasando a la acción no impensada, adecuada para lo pulsional y el mundo externo. (Lo anterior se estimula mutuamente con el progreso de la mielinización, mejorando las funciones yóicas de memoria, atención, indagación, etc... que caracterizan el uso evolutivo del pensamiento destacado por Bion en el eje horizontal de su tabla). Esto conlleva tolerancia a la frustración con predominio de la posición depresiva siempre en vaivenes con la esquizo-paranoide (W.R. Bion, 1962). Aprender de la experiencia por parte de la madre es para el bebé aprender a contener con el pensar las emociones gracias al reverie y continencia de la madre, para que predomine la posición depresiva sobre la esquizo-paranoide. Para Bion (1967) el predominio de lo psicótico siempre deriva de las fallas en el reverie y la continencia por parte de la madre durante los primeros meses de vida. Es a esa parte psicótica o esquizo-paranoide (Klein, Melanie, 1943) caracterizada por disociación, persecución derivada de la identificación proyectiva, con superyó maligno, con emociones básicas de envidia, voracidad, narcisismo, celos patológicos, rencor, etc... a lo que el analista debe darle prioridad en el tratamiento de su paciente y en su autoanálisis, prestándole al analizando ¨reverie y continencia a las emociones no percibidas por los órganos de los sentidos sino procedentes del mundo interno psíquico no físico. Ello se logra (Bion, 1970) apartando con ejercicio intencional inicial a la memoria, el deseo, la comprensión, el sensorio, con fe o convicción de que el inconsciente existe y que se expresa en emociones que deben percibirse sin sensorio en un estado de intuición o “alucinosis”, no alucinación, que es la capacidad para percibir sin deseo, memoria etc... No se debe llegar al inconsciente a partir del conocimiento teórico sino, por el contrario, llegar al conocimiento a partir de lo inconsciente, no de “K” a “O”, sino de “O” a “K”. A partir de las asociaciones libres del paciente emergerá de lo inconsciente un elemento central o “hecho seleccionado” detectable gracias a nuestro entrenamiento como terapéutas con tratamiento personal, aprendizaje de teoría y técnica, que darán sentido a la comunicación dispersa por parte del paciente. Es este hecho el cual si debe activar nuestra memoria, deseo, comprensión teórica y técnica para captar el mensaje inconsciente y transformarlo en interpretación. Son “transformaciones” (Bion, 1965) paulatinas en la transferencia, ya que el pasado no resuelto se repite en el presente. Así se favorece el predominio de la posición depresiva, por la correspondiente integración del objeto total cuya parte buena fue agredida durante lo esquizo-paranoide que agrede indiscriminadamente lo bueno junto con lo malo del objeto. Ahora se querrá reparar con el instinto de vida a lo dañado por el instinto de muerte domeñando a éste y sublimándolo (Bion, 1992. Póstumo). Tal paso de PS (posición esquizo-paranoide) a PD (Posición depresiva) provoca dolor, culpa, tristeza, porque en PS la culpa no es reparatoria, no es evolucionante, sino persecutoria por proyecciones del instinto de muerte. En consecuencia se siente el cambio como catastrófico y se presentan resistencias u obstáculos que Bion denomina “cesura” ( Bion, 1975). Bibliografía Bion, W.R (1953) Volviendo a pensar (1962) Aprendiendo de la experiencia (1963) Elementos del psicoanálisis (1965) Transformaciones (1966) Atención e interpretación (1971) La tabla (1975) La cesura (1992) Cogitaciones (póstumo) Freud, S. (1911) Dos principios del suceder psíquico. Klein, M. (1943) Notas sobre algunos mecanismos esquizoides