Giorgione (1476/8–1510) Sonia Jiménez Hortelano Historia del arte figurativo del siglo XVI en Italia 1 Índice: 1. Biografía y contexto. Problemática del estudio 2. Características de su obra 3. Obras destacadas 4. Conclusiones y trascendencia de su obra. 5. Bibliografía 2 1. Biografía y contexto. Problemática del estudio La vida de Giorgio da Castelfranco, más conocido como Giorgione, es todavía para los historiadores un cúmulo de incógnitas sin resolver. La atribución de sus obras ha sido hasta hace poco tiempo muy discutida por dos principales razones: Por un lado, la figura del que puede considerarse su sucesor, Tiziano, ensombreció la personalidad del primero, siéndole atribuidas al segundo varias obras que hoy día se han revelado como probables obras de la mano de Giorgione. Por otro lado, existe muy poca documentación contemporánea referida a la obra del maestro, de la cual hablaremos posteriormente. La obra de Giorgione hemos de entenderla dentro del contexto sociocultural de la ciudad de Venecia. Asistimos a un momento en el que la república de Venecia basa su bonanza económica en las transacciones comerciales, muchas de las cuales se realizaban en el Oriente, teniendo así muchas influencias de arte bizantino de finales de la Edad Media. Por otra parte, sus magníficas relaciones económicas tanto por el Mediterráneo como con Europa, propiciaron un mercado del lujo así como distintas luchas por el poder en el seno de las instituciones de la República. En cuanto a la vida de Giorgione, Vasari nos dice de él que nació en 1477 y que procedía de una humilde familia de terra ferma, que fue discípulo de Giovanni Bellini y que gozó de reputación como músico. En su vida, nos habla de numerosas obras de las que hoy día no tenemos constancia física, a excepción de los restos de los que en su día conformaron los frescos del Fondaco dei Tedischi en Venecia. Vasari admira, como en tantos otros pintores su técnica y su pintura, como copia de la naturaleza, valorando por tanto el concepto de mímesis. Lo ensalza además como digno competidor de los que trabajaban en la Toscana, fundadores del estilo moderno y destaca su gran capacidad para introducir el espíritu en las figuras y emular la frescura de la carne viva. Sobre su muerte, Vasari nos dice que murió en 1511 al contraer la peste por medio de su amada, falleciendo así a la corta edad de 34 años, dejando como discípulos a Sebastiano Veneziano y Tiziano de Cador. 3 2. Características de su obra: Por la fecha de su nacimiento así como por su técnica, podemos afirmar que nuestro artista fue discípulo en la escuela de Bellini en la década de 1490. Sus obras de estos años muestran una clara relación con las obras de la pintura de la época como son el tono sobre tono, el sombreado modulado, sombras plasmadas en color… aun así existen también diferencias con respecto a su maestro. Mientras los personajes de Bellini parecen tomados del natural, hay una clara idealización en los de Giorgione, como puede verse en La virgen y el niño con San Liberal y San Francisco de Castelfranco. En esta obra, San Liberal responde al prototipo de caballero cristiano y los rostros de los tres personajes muestran una clara relación de espiritualidad supra terrena. Este arte está en relación con el que llevaba a cabo Perugino, del cual sabemos que fue a Venecia en 1494 para firmar un contrato con la Señoría para realizar unas pinturas en el palacio ducal, lo que nos indica que el suyo era un arte apreciado en la república. La obra de Giorgione, se sitúa en el momento de tránsito entre los siglos XV y XVI, por lo que mostrará aun síntomas del clasicismo centroitaliano. Con todo, la particularidad de desarrollar su pintura en Venecia le conferirá a su obra una serie de características como es principalmente la importancia del color sobre el dibujo, que posteriormente se desarrollará en esta ciudad en grado superlativo. La Virgen de Castelfranco a la que hacíamos mención anteriormente, pertenece a su primera época, y está fechada en la primera década del siglo XVI. Si comparamos su obra con la de Bellini, vemos como Giorgione ha cambiado el fondo arquitectónico (bien pudiera ser una capilla, un ábside) proponiéndonos un fondo paisajístico sin limitaciones. Esto se trataría como novedosa opción en Venecia. Si pasamos a analizar la obra observaremos como los personajes se disponen en un espacio sin delimitar. Esta sensación es creada a partir del paisaje, así como en encontrar el trono de la Virgen incompleto, señalándonos su continuidad más allá del cuadro. La composición de Giorgione en esta obra está basada en la superposición de formas cúbicas muy simples que forman el trono de la Virgen, creando un espacio celestial arriba mediante una perspectiva lineal con un punto de vista muy alto, mientas que abajo, y conformando una estructura piramidal se encuentran los santos hombres 4 creándose un dualismo compositivo. Esta estructura tiene como resultado el hecho de que las figuras se vinculan con el espacio y no al revés. Como ya hemos dicho, la obra de Giorgione se ve claramente influenciada con la pintura de la época en Venecia - caracterizada por la riqueza del color-, y sobre todo con la obra del que probablemente fue su maestro. Sin embargo, con Giorgione asistimos a un cambio en la concepción de la pintura. Un punto de inflexión en el que se asentaran las bases de los que será el apogeo de la pintura veneciana, y al que se ha considerado heredero de esta corriente por excelencia como es Tiziano. 3. Obras destacadas: Pasaremos ahora a analizar el vasto de su obra para extraer aquellos elementos que supondrán la evolución de la pintura fuera y dentro de Venecia. La obra anteriormente descrita de la Virgen y el Niño con San Liberal y San Francisco corresponde a una serie de obras atribuidas a Giorgione a la primera época de su vida. Estas obras se fechan aproximadamente a principios del siglo XVI. La Judith (Leningrado, Ermitage) es considerada por Freedberg como una obra cercana a la Madonna de Castelfranco, y la sitúa cronológicamente entorno a 1504-5. En esta obra disminuye la sensación óptica de la Tempestà presentándonos una atmosfera menos densa. En ella, la proporción del personaje es mucho más monumental, de la misma manera que las superficies son más puras y menos individualizadas ya sea en los ropajes de la joven como en el paisaje. Se nos muestra aquí, más que sensaciones directas como en el caso de la tempestad, unas sensaciones tamizadas, como una idealización de éstas, que responden a una “idea pictórica”. La obra está compuesta por una suma de elementos geométricos, entre los cuales destaca la forma ovalada de su cabeza característica de la mano del artista. El personaje de Judith, podemos decir que no responde a una realidad, sino que es una idealización de la muchacha, como si se tratara de la evocación de un recuerdo. Una acción detenida en el tiempo. En cuanto a los retratos, es vital el análisis de la obra titulada “Laura” (debido a que la modelo aparece en la obra retratada con un laurel –laura en italiano-). En el reverso de la obra, aparece una inscripción que nos indica que la obra fue acabada el 1 de Junio de 1506, siendo así la única obra fechada con exactitud del artista. 5 La figura se apoya sobre sí misma en posición de descanso, como si estuviera apoyada en un marco. Sobre un fondo neutro negro, la Laura se constituye como una figura exenta piramidal con potentes colores que contrastan con la belleza y suavidad de la muchacha, de la misma manera que contrastan el suave velo semitransparente que parece flotar alrededor de ella en oposición a las pieles con las que se cubre. Existe otra obra que se ha considerado como un autorretrato del artista. Nos referimos a su “David” del museo de Brunswick. Esta obra de no grandes dimensiones se presenta como una pintura transmisora de la intensidad y energía del propio artista. Al contrario que en sus obras idealizadas y armónicas, a la hora de pintarse a sí mismo lo hace de una manera casi violenta, al parecer dejándonos intuir una intensidad vital casi de verdadero sufrimiento. Se nos presenta como David victorioso con mirada altiva hacia el espectador y en origen con la cabeza de Goliath hoy desaparecida en la obra debido a que lo que nos ha llegado ha sido un fragmento. Sin embargo contamos con un grabado de Wenzel Hollar fechado en 1650. Dentro del repaso de las obras de este artista, hemos de dar especial atención a una de las obras que tuvo gran consideración en su época, como fueron los frescos del Fondaco dei Tedeschi de Venecia. La decoración de esta obra fue acabada en el otoño de 1508 sobre la pared que daba al gran canal de la casa de los comerciantes alemanes donde bajo el control del estado ejercían sus transacciones y habitaban. Esta obra no se ha conservado, pero sabemos el tipo de decoración que la componía. Los espacios situados entre las ventanas de al menos dos de los tres niveles tenían figuras o grupos de figuras de un tamaño bastante mayor al natural. El resto se llenó de frisos con trofeos, cabezas, guirnaldas.. pero no tenemos información del programa iconográfico del muro, como tampoco conocía Vasari en su narración. Este tipo de decoración fue según la documentación el primero de su clase, y también el más notable. Sin embargo los frescos se desconcharon enseguida y solo conservamos un fragmento muy estropeado que se arrancó y se colocó en la Academia. Por lo que vemos hoy día, podemos decir que se trataban de unas pinturas de colores intensos, produciendo el sombreado del desnudo por medio del color. El único fragmento conservado corresponde con la hilera más alta, situada bajo el tejado. A mediados del siglo XVIII existían sin embargo otros dos fragmentos hoy desaparecidos que copió y publicó el historiador A. M. Zanetti, en los que percibimos un estudio de la anatomía humana heredera de la tradición clásica con miembros bien articulados y paños amplios y naturales. 6 Dentro de una segunda etapa, podemos hablar también de uno de los cuadros que a lo largo de la historia del arte se ha considerado uno de los más enigmáticos y ha sido objeto de numerosas teorías e interpretaciones. Hablamos de la obra conocida como “La tempestà”. La obra mide unos 80 cm de altura y se encuentra actualmente en Venecia. El título de la obra se debe al enigmático cielo de la obra, cubierto por los rayos y nubes. Sin embargo, sobre el significado de las figuras, muchas y muy diversas han sido las interpretaciones. Marcantonio Michiel, un coleccionista y editor de textos sobre el arte contemporáneo a Giorgione describe la obra como “un pequeño paisaje con una tormenta, la mujer gitana y el soldado”. Más tarde, en un inventario se la describe como “una pintura de la mujer gitana con un pastor en un paisaje con un puente”. El enigma de su significación dio un giro cuando con un análisis de rayos x se descubrió que bajo la figura del soldado o pastor descrito anteriormente, se hallaba la figura de una mujer desnuda de tres cuartos introduciendo sus pies en el agua. El hecho de que este pentimento no fuera simplemente un boceto, sino que presentara rasgos muy acabados ha hecho replantearse el significado de la obra a los historiadores modernos. Robert Eisler en New Titles for Old Pictures (Londres 1935) propuso que la “Tempesta” debía basarse en algún episodio de la leyenda de Paris proponiendo como titulo para la obra “Paris niño amamantado por la mujer de un pastor”, siendo la mujer desnuda una ninfa de las aguas. Esta interpretación identifica la ciudad del fondo con Troya, y los rayos sobre ésta la destrucción que acarreará el pequeño. Como esta hipótesis, las encontramos muy diversas. Por su lado, Salvatore Settis establece una relación con un relieve de Giovanni Antonio Amadeo de Dios amonestando a Adán y Eva con un esquema compositivo similar, donde la presencia de Dios bajando del cielo sería sustituido en la tempestá por el rayo. Sin embargo no podremos aceptar a ciegas ninguna de ellas hasta que no se encuentre el autentico texto que apoye lo expuesto en la imagen. Si analizamos formalmente la obra, veremos como hemos dicho un paisaje, con un riachuelo sobre el que se levanta un puente, y tras él, a lo lejos, una ciudad. El cielo por su parte está cubierto de nubes y rayos. En este escenario se encuentran 3 personajes imbuidos de la naturaleza en primer término. Si prestamos atención a lo observado, nos daremos cuenta de que todos los colores empleados en las figuras volverán a aparecer en otros lugares del cuadro, incluso el rojo y anaranjado de los ropajes del soldado. Se nos presenta un paisaje dotado de diferentes elementos que confieren a a obra 7 un aspecto de romanticismo y realidad. Esto se produce por una serie de circunstancias como el tratamiento de los destellos de luz de un día nublado o el hecho de que todas las formas –incluso las arquitectónicas- parecen estar en movimiento, ya que no veremos en la obra ningún elemento estrictamente recto y la perspectiva utilizada es además poco heterodoxa. Se ha considerado por historiadores a esta obra como “un logro de Giorgione el producir esta visión unificada (…) plasmando con ello la comunión del hombre con la naturaleza”. En esta particular visión de los individuos dentro del paisaje natural puede incluirse la obra “Los tres filósofos”. Esta obra se encuentra en Viena y mide 1’20 metros de altura. El titulo se ha tomado de las anotaciones del anterior mencionado Marcantonio Michel. Se han propuesto otras interpretaciones para la obra como la de Johannes Wilde, el cual considera que se trata de los tres reyes magos esperando la aparición de la estrella. En la obra, las figuras se distinguen notablemente como un grupo monumental dentro del paisaje, sobresaliendo incluso al estar colocadas en una especie de pedestal. Desde esta posición se ofrecen las tres vistas por excelencia de la figura humana, a saber vista frontal, perfil y medio perfil. Además los tres personajes se pueden considerar como muestra de las tres edades del hombre, juventud, madurez y senectud. Estos tres filósofos vendrían a ser una representación de las tendencias filosóficas en general. Tal como nos dice Lionello Venturi, en la Universidad de Padua los jóvenes venecianos estudiaban tres tendencias filosóficas que se disputaban la preeminencia; la aristotélica, o escolástica, el averroísmo o filosofía árabe o la nueva “ciencia de la naturaleza” entonces en sus comienzos. Es notorio, el hecho de que Michiel hiciera una única apreciación estética sobre la obra de los tres filósofos y esta fuera refería a “una piedra maravillosamente reproducida” que aparece en la obra. El hecho de que la única alusión de este tipo sea referida a una roca, nos hace pensar en la apreciación positiva de los contemporáneos hacia su pintura, por ese enfoque tan particular que establece a la hora de interpretar la naturaleza. Por último, pasaremos a analizar una de las obras más conocidas del artista, como es la Venus dormida (Dresde, galería). Esta obra se fecha entre 1507-1508 y quedó inacabada por parte del artista, siendo concluida más tarde por un joven Tiziano. El cuadro nos trasmite la idea de un ser sensual, cuyas circunstancias no conocemos, pero que se presenta ante nosotros en toda su expresión vital. Se trata de una figura ideal absorta como la Judith en lo que parece un estado de 8 atemporalidad inmortal. Esta figura hemos de ponerla en relación, como los frescos del fondaco con el clasicismo centroitaliano. Formalmente vemos una mujer de cabello recogido recostada sobre suntuosas telas rojas y blancas que destaca sobre el resto de lo representado, tanto por su monumentalidad como por el claro color de su piel. Su rostro es armónico, respondiendo al modelo ovalado que Giorgione suele utilizar en sus figuras, como podemos observar en la Madonna de Castelfranco o en la Judith. Frente a lo monumental de la llamada Venus, un imponente paisaje se nos presenta, no como mero marco, sino como un espacio de identidad inabarcable en el que además de la más pura naturaleza constituida por el paisaje vegetal y rocoso (con alusiones al sfumatto de Da Vinci en los fondos azulados) y a la vez por un humilde pueblo que se levanta a la derecha, equilibrando la composición. Los rayos x demostraron la presencia de un Cupido a los pies de Venus, pero su presencia no interrumpiría el concepto general que nos trasmite el cuadro, que es el sueño de la mujer y la naturaleza, dejando de lado la narración de anécdotas y centrándose en la armonía. De esta manera, la mujer dormida no es otra cosa que un desnudo cuyas líneas se corresponden con el ritmo de las colinas de un paisaje, el cual también parece dormir. Comparando esta obra a la Venus que posteriormente pintará Tiziano, vemos como pasamos del sueño a la realidad en la segunda, mientras la dama espera sus ricas vestiduras. En relación con esta obra y con el paisaje y las figuras, podemos hacer mención a la obra Concierto campestre, en la que de nuevo el desnudo femenino se hace patente en un apacible paisaje, en el que dos varones vestidos y una de las mujeres desnudas practican instrumentos. En el caso de esta obra las hipótesis como viene siendo habitual en lo relativo a nuestro autor se suceden. Quizás sea una interpretación alegórica de la poesía siendo las mujeres desnudas musas de este arte, -la que está de pie de la tragedia, y la que toca la flauta la de la comedia-, de esta manera se vincularían los conceptos de armonía y naturaleza, música y poesía, aunque realmente necesitaríamos conocer la erudición propia de los personajes de la época, que probablemente tuvieran las claves para descifrarlo. 4. Conclusiones y trascendencia de su obra. Como hemos podido ver en el recorrido de las obras, al hablar de Giorgione hablamos de un nuevo hito en el devenir de la pintura Renacentista y Universal. Supuso una serie de innovaciones dentro de su propia ciudad – Venecia- que tuvo su repercusión en las obras de sus sucesores, pero también 9 supone un paso más en el arte, ya que se establece como un genio de personalidad propia. Si bien Vasari nos lo muestra como una persona amante de la vida y la música, vemos en sus obras inacabadas la inquietud del genio cuya prioridad no es el acabado total de la obra, sino la manera de resolver un problema que se ha presentado en su mente. Éste, que fue un problema a la hora de atribuir sus obras (al estar en muchas ocasiones acabadas por otros artistas) equipara a Giorgione a genios cuya fama haya sido quizás más difundida como son Da Vinci o Miguel Ángel. Cuando hablamos de la transcendencia universal del artista, lo hacemos sobretodo en ese segundo periodo de su pintura, en el que el paisaje deja de ser un mero elemento a modo de “marco compositivo” para establecerse como prácticamente el tema de la obra. Esto es muy patente en las dos obras comentadas anteriormente de los tres filósofos y muy especialmente en la tempestà. En ella, más que unas figuras en un paisaje hablamos de un paisaje con figuras, las cuales son todavía hoy de difícil interpretación, que parecen denotar en definitiva el concepto de “el Arte por el Arte”. La nueva concepción de la pintura Giorgionesca, tiene otros aspectos relevantes como es la concepción del color, en la cual el dibujo, aunque existe, esta siempre condicionado por la expresión del color, que llegado a un punto puede incluso modificarlo. Parece que cuando observamos su obra, percibimos un cierto sentido de capricho guiado por el ánimo del artista. Esto nos lo hacía ya saber Vasari al hablar de los frescos del fondaco dei Tedeschi de Venecia, al no saber identificar el mismo cual era el programa o tema de las pinturas de Giorgione, de la misma manera que hoy se superponen las hipótesis sobre muchas de sus obras. Lo que es indiscutible, es que más que temas narrativos, sus pinturas trasmiten estados de ánimos relativos a la armonía de las composiciones y los personajes, que son apreciadas por el espectador a través de los colores y la luz. Más allá de todos estos conceptos, podemos observar de manera estrictamente visual la influencia de su pintura en otros autores que lo sucederán. De esta manera, el modelo de la Venus Dormida tendrá su transcendencia en la Venus de Tiziano, así como un eco en la Olimpia de Manet. Por otro lado, se ha querido ver en el desayuno sobre la hierba de Manet un eco de figuras femeninas de la tempestà. Podemos concluir, que todas estas novedades con respecto a lo anterior de Giorgione, no suponen una ruptura, sino una liberación gradual que se explicará progresivamente en el devenir de la cultura occidental. 10 5. Bibliografía: -FREEDBERG, S.J., (1998) Pintura en Italia. 1500-1600. Ed. Cátedra. Madrid. -LILLI, V., (1968) L’opera completa di Giorgione. Ed. Rizzoli. Milán -SETTIS, S., (1990) La “Tempestad” interpretada. Ed Akal. Madrid -VASARI, G., (2002) Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianosdesde Cimabue a nuestros tiempos. Ed. Cátedra. Madrid. -VENTURI, L., (1960) Cuatro pasos hacia el arte moderno. Giorgione, Caravaggio, Manet, Cézanne. Ed. Nueva visión. Argentina. -WILDE J. (1981) La pintura veneciana: de Bellini a Ticiano. Ed. Nerea. Madrid. 11