299–A–2013 CÁMARA DE FAMILIA DE LA SECCIÓN DEL CENTRO: SAN SALVADOR, A LAS ONCE HORAS CON QUINCE MINUTOS DEL DIA DIECISIETE DE FEBRERO DE DOS MIL CATORCE. Conocemos del Recurso de Apelación planteado en su carácter personal, por el señor […], de […], Departamento de San Salvador. Impugna la resolución dictada por el JUZGADO SEGUNDO DE PAZ DE MEJICANOS, a cargo del Lic. JOSÉ VIRGILIO J. M., en el proceso de VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, el cual ha sido iniciado por la señora [...], de […]. Se admite el presente recurso por reunir los requisitos de ley. I. Consta a folios, 4, la resolución impugnada, en la que el tribunal a quo, con base en disposiciones de la Ley Contra la Violencia Intrafamiliar, decretó como única medida de protección, contra el apelante señor [...], en la que se le ORDENA: Abstenerse de hostigar, perseguir, intimidar, amenazar, o realizar cualquier forma de maltrato u otras semejantes, a la señora [...] y su grupo familiar, tanto en el ámbito público o privado. II. Inconforme con lo antes decidido, el señor [...], mediante escrito fs. 7/8, plantea la alzada que hoy conocemos argumentando en síntesis lo siguiente: Considera que en la sentencia existe ausencia de fundamentación para determinar que él es el responsable de la violencia intrafamiliar, omitiendo cumplir con tal requisito que va íntimamente ligado con la congruencia o la claridad, pues la fundamentación constituye una obligación dentro del ejercicio de la potestad jurisdiccional, ya que alcanza la categoría de derecho fundamental incluido en el derecho a la tutela judicial efectiva; señalando que el razonamiento debe concretarse tanto en lo atinente a la prueba como a la norma jurídica aplicable, indicando por ello, que la sumisión del juez al imperio de la ley no podrá ser caprichosa sino razonada; y que la exteriorización de la fundamentación permite conocer las razones que llevan a una determinada decisión y solo así pueden estas ser impugnadas, permitiendo ejercer el derecho de defensa. Señala también la insuficiencia de elementos probatorios para afirmar la existencia de hechos de violencia intrafamiliar, los cuales se le han atribuido según indica sin haberse realizado un análisis conforme a las reglas de la sana critica, y aclara que no son ciertos los hechos de violencia intrafamiliar que se le atribuyen. Seguidamente menciona que con la denunciante [...], ha convivido durante quince años y nunca la ha tratado mal; que ha proveído responsablemente para que no falte nada; niega que tenga la calidad de ex pareja, ya que nunca han discutido la terminación de la relación y la distribución de los bienes adquiridos durante la unión; señala insuficiencia probatoria, pues no se ha elaborado ningún estudio técnico para determinar las características, temperamento de ambos, y menciona que la señora [...], es enojada y agresiva y en cambio él es tolerante. También, refiere como agravio o perjuicio por el Juez a quo, al atribuirle responsabilidad de hechos de violencia intrafamiliar, lo que afecta la esfera del principio de presunción de inocencia, pues no existe certeza de los hechos que se narran, de que la ha maltratado; como también su esfera patrimonial, al no permitirle tener comunicación con la denunciante quien se retiró del apartamento donde residían y se llevó el menaje familiar y una cantidad regular de oro, documentos importantes, y un vehículo que el apelante manifiesta haberlo comprado e inscribirlo en el registro correspondiente a nombre de la señora, [...], quien llegó acompañada con agentes de la PNC, a retirar dichos bienes, sin mostrar orden alguna y haciendo uso de amenazas. Finalmente pide se revoque la resolución impugnada; se le permita aportar medios probatorios para acreditar lo expresado; se ordene la devolución de los bienes y el vehículo, así también se realice evaluación psicológica y estudio social. Respecto de dicho recurso, se mandó a oír, por auto de fs. 12 a la señora […], por un plazo de cinco días, cuando en realidad es de tres días, ya que igual plazo tiene el apelante; no obstante, la denunciante contestó dentro de los tres días que establece la ley en el artículo 32 L.C.V.I., pues fue notificada a fs. 11 vuelto; habiendo manifestado, mediante escrito de fs. 13, lo siguiente: Que las medidas de protección son instrumentos legales para salvaguardar los derechos y bienes de la persona, y en especial la integridad física y psicológica; señalando al efecto la finalidad que establece el Art. 2 L.C.V.I. En cuanto a la ausencia de fundamentación que alega el apelante así como la falta de motivación e insuficiencia probatoria para determinar el responsable de violencia intrafamiliar, no son impedimentos para que el juez se inhiba de decretar medidas, ya que es potestad del juzgador interponer medidas de protección en aras de la protección de la víctima, analizando los supuestos facticos del caso y teniendo en cuenta los presupuestos procesales para decretar dichas medidas de protección, que son la apariencia del buen derecho y el peligro en la demora, para los cuales no se requiere de prueba robusta o acabada. Que el dictado de las medidas de protección, no implica violación al derecho de defensa ni al principio de inocencia, pues tendrá oportunidad de rebatir lo dicho por la denunciante, probando lo contrario, pues tales medidas se decretan con solo la petición del interesado y es temporal. Que en todo proceso debe entenderse garantizado el debido proceso, teniendo oportunidad de ejercer el derecho de defensa; por ello considera que no procede revocar las medidas, por lo que debe confirmarse la resolución impugnada. III. En virtud de lo anterior, el decisorio de esta Cámara se constriñe a determinar si es procedente confirmar la resolución que decretó medida de protección contra el denunciado señor [...], o si por el contrario procede revocarla o modificarla, pronunciando la que corresponda. Resulta pertinente aclarar primeramente –por lo que señala el apelante-, que en el presente caso no se ha determinado la constitución de los hechos de violencia, ni su atribución al denunciado, y de lo expuesto pareciera que está apelando de una resolución final o sentencia definitiva, al señalar reiteradamente que el juzgador, con la resolución impugnada ha determinado o acreditado la existencia de los hechos denunciados y que él es el responsable, atribuyéndole la violencia intrafamiliar; aclarándosele que únicamente se trata del dictado de una medida de protección. Como es sabido –y se ha sostenido en reiteradas ocasiones por esta Cámara-, las medidas cautelares, son decisiones de carácter jurisdiccional, provisorias, discrecionales, temporales, mutables e instrumentales; encaminadas a proteger a los miembros de la familia, siendo su objetivo principal, especialmente cuando se trata de una orden de protección, el de garantizar en su conjunto los derechos de los miembros del grupo familiar y de esa manera evitar daños graves o de difícil reparación. Asimismo, según la doctrina, el fundamento y los presupuestos para su dictado son: a) La demostración de un grado más o menos variable de la verosimilitud del derecho invocado o “humo del buen derecho” (fumus boni iuris) y; b) El peligro en la demora (periculum in mora) que eventualmente puede aparejar el devenir de la instancia hasta el dictado de la sentencia. En el sub lite, el dictado de la medida de protección, consistente en que el denunciado señor [...], se abstenga de hostigar, perseguir, intimidar, amenazar, o realizar cualquier forma de maltrato u otras semejantes, a la señora [...] y su grupo familiar, tanto en el ámbito público o privado, se origina a partir de la petición realizada por la señora […] en la denuncia de hechos, en la que afirma, que ha sufrido de malos tratos de parte de su compañero de vida. Situación que justifica y vuelve necesario el dictado de la medida referida, en aras de salvaguardar la vida, integridad y dignidad de la solicitante; que además tiene un contenido de prevención de los actos de violencia. Así también, la referida medida ordena la abstención de conductas o comportamientos que toda persona debe cumplir, con más razón cuando esa conducta es ordenada por el juzgador; teniendo en cuenta que su incumplimiento genera el delito de Desobediencia en caso de Violencia Intrafamiliar (Art. 338 C. Pn.), de tal suerte que si los hechos no fueron ciertos, no implica ningún agravio, pues incluso después de que vence este tipo de medidas, a nadie le está social ni legalmente permitido ejercer ningún tipo de maltrato. Teniendo presente también, que por su naturaleza, las medidas cautelares no requieren de una prueba acabada o robusta para ser acogidas, sino que basta que liminarmente surja la verosimilitud en el derecho y la urgencia de las mismas para que se adopten las decisiones apropiadas. El fundamento mínimo –para su dictado- lo expresa el a quo en acta de fs.1 vto. y decreta la medida en auto separado de fs. 2, expresando que la dicta para salvaguardar la vida y la integridad de la señora […], fundamentándose en los Arts. 1 literales a), b) y c), 4, 5, 7, 9 y 23 de la Ley Contra la Violencia Intrafamiliar, que se refieren a la protección inmediata en casos como el presente. En razón de ello es que se considera, que el dictado de medidas de protección, no veda a las partes la oportunidad de ejercer su derecho de defensa, puesto que por un lado el juzgador se encuentra facultado para su dictado; por otra parte el demandado tendrá la oportunidad de desvirtuarlo en la etapa procesal correspondiente. En este punto también es necesario señalar, que de acuerdo con la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres, existe la presunción a favor de la mujer, de que la violencia ha sido originada por la desigualdad en las relaciones de poder o confianza respecto del hombre, por lo que le correspondería probar lo contrario al denunciado. Art. 7 LEIV. En razón de lo anterior, consideramos procedente confirmar la resolución que determinó la medida de protección, aclarando que mientras no se decida lo pertinente en la sentencia correspondiente, tomando en cuenta las pruebas que al efecto se aporten, continuará vigente dicha medida. Por tanto, en atención a las razones expuestas y de conformidad a lo establecido en los Arts. 1 lit. a), 2, 3, 7, 32 y 44; L.C.V.I.; 2, 4 y 7 LEIV; 153, 160 y 161 L.Pr.F.; esta Cámara RESUELVE: Confírmase la interlocutoria impugnada, que ordenó la medida de protección a favor de la señora […], en contra del señor [...], por estar apegada a derecho, la cual estará vigente durante la tramitación del presente proceso. Devuélvanse originales al tribunal remitente con certificación de este decisorio. Notifíquese. PROVEIDO POR LAS MAGISTRADAS: LICDA. SILVIA GUADALUPE BARRIENTOS ESCOBAR Y LICDA. RHINA ELIZABETH RAMOS GONZÁLEZ. SECRETARIO