HISTORIA DE LA ACTIVIDAD La recolección de castaña para su uso comercial se inició en el Perú a comienzos de la década de 1930. La dinámica de la actividad castañera ha variado en el tiempo, lo cual ha tenido un efecto sobre la calidad del producto y sobre las relaciones sociales entre los diferentes actores participantes. A pesar de que la recolección ha sido y sigue siendo ejecutada de la misma forma que a principios del siglo XX, ha cambiado la tenencia de los castañales y, dada la aparición de nuevos actores en el manejo del producto, se propició diferentes formas de financiamiento en la actividad y diferentes roles de los actores en el procesamiento del producto. 1930-1945: Acceso abierto al recurso Este período se caracterizó por el cambio de la recolección del caucho (Castilla ulei) a castañas, luego del fin del boom cauchero. No existía un mercado formal de castañas ni empresas en el Perú, el producto era recolectado y trasladado a Brasil o Bolivia y se vendía en cáscara. No había concesiones ni ningún tipo de crédito o habilito. 1947-1974: Concesiones formales A fines de la década de 1940 se establecen grandes concesiones de aproximadamente 10 mil hectáreas y algunas empresas acopiadoras que entregaban pequeños montos de dinero (habilito), pues la mayoría de concesionarios tenía su propio capital para pagar a los trabajadores. A principios de los 50 el pelado era hecho en las casas: las empresas repartían máquinas de pelar y cada dos días distribuían producto en cáscara y recogían el producto pelado. Es en el largo período intercensal 1940-1961 cuando empieza a insinuarse la importancia de la castaña como producto generador de ingresos. Se compraba a los recolectores del norte del departamento y se trasladaba a Manaos en cáscara. Rumenhoeller menciona que ya en 1935 Máximo Rodríguez había llegado a extraer 30 toneladas. En 1940 Eugenio Gomringer introduce las primeras máquinas descascaradoras (las mismas que se usan actualmente), dando mayor movimiento a la economía de la castaña que hasta entonces solo era de recolección. A comienzos de la década del 50, Froilán Cairoque introduce un lote de castaña pelada a Lima, haciendo trato con la empresa estadounidense Asher & Kates (más tarde Exportadora El Sol), que luego de encontrar mercado en el exterior se establece en Puerto Maldonado (Rumenhoeller, 1988 In, Lossio, s/f). En los años 50, a falta de una mejor infraestructura de comunicaciones, la vía que se utilizaba para el transporte de la castaña a la costa era todavía la ruta del Tambopata abierta a comienzos del siglo: Puerto Maldonado-Candamo, por el río Tambopata, en un viaje que duraba de quince a veinte días. Candamo-Limbani, por camino de herradura, seis días. Limbani-Tirapata, por carretera, un día. Tirapata-Arequipa, por ferrocarril, dos días. De Arequipa era embarcado para los mercados del extranjero. Al comenzar los años 60, con la construcción del aeropuerto de Maldonado, se envía la castaña por vía aérea hasta Quincemil, de donde se dirige por carretera hasta el Cusco y luego a Lima. En 1961, año del censo, ya existían en Puerto Maldonado dos empresas exportadoras: El Sol y Comersa (Lossio, op. cit.). Por esa misma época las empresas comenzaron a construir plantas de procesamiento de castaña. Los primeros peladores de la planta eran mayormente varones migrantes de la sierra que en años posteriores se fueron asentando para trabajar en la agricultura, madera y minería. La ausencia de los varones y la demanda por mano de obra hace que las mujeres se posicionen como peladoras en la planta de procesamiento. La construcción de la planta alteró el espacio físico. No es una coincidencia que la comunidad de La Joya se haya formado alrededor de la planta de procesamiento de la empresa El Sol, que operaba en esas fechas. Así, sus primeros pobladores refieren haber llegado para trabajar en la planta y luego haber optado por radicar en la zona. Dos olas de migraciones (años 60 y 70) aumentaron la población de la región. La reforma agraria de 1969, que afectó a todo el país, también redujo el tamaño de las concesiones de castaña otorgadas a particulares. 1975-1992: Establecimiento de empresas Estos fueron los años en que aparecieron las empresas procesadorasexportadoras de castaña, tres de las cuales controlaban mayoritariamente el mercado regional. Sin embargo, la empresa El Sol era la que indiscutiblemente tenía el mayor control sobre el precio, crédito y transporte. Existía una relación totalmente vertical entre las empresas y los recolectores, quienes dependían del habilito de las primeras. Durante esta época se formó el sindicato de peladoras de castaña conformado por aproximadamente 300 mujeres. Esta organización tuvo una importante presencia en la zona e incluso consiguió que una de sus integrantes fuese elegida representante ante el gobierno regional en 1990. 1993-1999: Descentralización del pelado. Atomización industrial Luego de una fuerte caída de precios, que generó la salida del negocio de Exportadora El Sol y de Protesa, y debido a la falta de normatividad en la actividad, apareció el fenómeno de las comercializadoras (traders). En este período no existía una empresa que controlara, sino más bien alrededor de diez empresas entre medianas y chicas. Aparece como opción el pelado hecho en diferentes espacios físicos: el monte, las casas, los galpones y las plantas de procesamiento. Las mujeres tienen mayor control sobre la decisión del pelado; sin embargo, la dispersión de los lugares de pelado afecta la calidad sanitaria del producto. Es decir que etapas delicadas de la producción fueron trasladadas a actores dentro de la cadena que no contaban con los recursos ni la infraestructura para asegurar los niveles de sanidad requeridos por las nuevas exigencias de calidad establecidas, debido a que el mercado exterior ha sido el principal motor de dicha actividad (Lanao, 1999). 2000-2005: Inicio del desarrollo sostenible de la castaña La promulgación de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre da inicio a una nueva etapa en la materia, incorporando entre otras disposiciones la de concesiones castañeras por 40 años. En este período empiezan a incrementarse los esfuerzos con la finalidad de implementar el aprovechamiento de castaña basado en el manejo sostenible, implementando planes de manejo de bosques y uniendo esfuerzos –tanto de las ONG como del Estado y de las organizaciones de base– para adecuar a los castañeros al nuevo sistema de aprovechamiento forestal. Se da inicio simultáneamente a experiencias asociativas de castañeros (ASECAMD, ASCART, FEDECAMD, RONAP, ASCA, etc.). Para el caso de castaña, se obtiene el primer estándar de certificación forestal voluntaria para productos forestales no maderables. Se inicia la incursión en el aún incipiente mercado orgánico, así como el desarrollo de estándares para la certificación del comercio justo. Es significativo y relevante el esfuerzo de integración trinacional a través de la iniciativa MAP1, no solo en relación con la actividad castañera sino en un plano integral de desarrollo regional. Se constituyen nuevas empresas procesadoras-exportadoras de castaña y se inicia un proceso de consolidación del sector exportador. 1 MAP: Iniciativa de integración de las organizaciones publicas y privadas a nivel trinacional de las regiones de Madre de Dios (Perú), Acre (Brasil) y Pando (Bolivia). La población castañera empieza a reconocer que para desarrollar la actividad es primordial atender los requerimientos del mercado internacional. Por ello empieza a informarse cada vez más sobre aspectos de calidad y sobre los diferentes sellos de certificación. Esto hace prever un cambio a nivel individual y a nivel organizacional. A nivel individual, las perspectivas de trabajo en el área se ven consolidadas y en términos organizacionales se observa una evolución del aspecto netamente asociativo gremial-político a un escenario asociativo de comercio, motivado por el mercado y la calidad, aunque esto está en sus inicios. Los pioneros en este proceso son: Candela Perú con la certificación orgánica desde el año 2001, a través de su Programa Orgánico y en alianza comercial con RONAP. Tiene el sello FLO para el Comercio Justo desde el 2004. Asociación de Recolectores de Nuez Amazónica del Perú (RONAP), que ostenta la certificación del sello FLO para el Comercio Justo, también desde el 2004. Asociación de Castañeros de la Reserva Nacional Tambopata (ASCART), que desde el 2004 ostenta la certificación para el manejo forestal bajo el sello FSC y desde el 2005 la certificación orgánica en alianza con Fast Trade.