GRAFICO I bis EVOLUCION HISTORICA DE RENDIMIENTOS EN ESPAÑA. ^ooo en,. 1000 hz 400 400 350 350 300 300 250 200 200 /50 ._^_.^ ._ ...............^/___..._....Y.._ \ l .."la 100 " \^ í^ 50 150 100 50 ^ JD ^ 22 30 40 50 60 62 64 66 68 70 72 74 76 78 Fi0 82 84 86 &i 90 25 35 d5 55 - Superficie Prodocnon Fuente: M.A.P.A., Anuario de Estadística Agraria (varios años). Elaboración propia L2. El apogeo del cultivo: De 1940 a 1962 Los años que transcurren desde 1940 a 1962 son decisivos para el fomento del cultivo del algodón nacional, pues en su curso se rebasaron las previsiones más optimistas efectuadas en la inmediata posguerra. En el año 1940 la importación de fibras textiles constituía la primera partida del déficit de nuestra balanza comercial (con valor siempre superior a cien millones de pesetas-oro). Por éso la política algodonera cambia de rumbo hacia la consecución del autoabastecimiento, puesto que se vivía una época de autarquía económica debida al bloqueo internacional a España, una vez acabada la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado el gobierno tenía una fuerte presión de los industriales textiles, necesitados de aprovisionarse de fibra nacional ante las dificultades de acceder a los mercados exteriores. La Ley de 13 de Agosto de 1940 fue la clave de este auge del algodón. Por esta ley, el anterior Instituto de Fomento del Cultivo Algodonero es sustituido por el "Instituto para el Fomento de la Producción de las Fibras Textiles". La ley establecía también que los agricultores con medios de tracción mecánica debían sembrar el 10% de su superficie de algodón, cuya compra estaba asegurada por el Estado. 70 Asimismo, esta ley de 1940, estableció la concesión de zonas algodoneras a empresas mediante un concurso público. Se dividió el territorio algodonero español en doce zonas, siendo adjudicadas éstas a diversas empresas interesadas en promover el algodón en régimen de monopolio de demanda y por cuenta del Estado. Éste por su parte fijó un precio mínimo de producción controlable, permitiéndosele a las concesionarias disponer libremente de este mínimo, aunque siempre con la garantía de compra por parte del Estado. El período de concesión duró diez campañas algodoneras, obligando a la entidad titular a la gestión directa en los dominios del fomento del cultivo, a la organización de la producción, al suministro de semillas de siembra, de otros medios mecánicos y de cultivo, a la adquisición de algodón bruto, a efectuar su transporte hasta las factorías desmotadoras, al desmotado, al desborrado, al embalaje, a la clasificación de la fibra y al aprovechamiento de todos los subproductos del desmotado como semillas, borras, etc. Finalmente, la concesionaria se comprometía a suministrar a la industria la fibra cuya producción se había indicado, y a abonar al cultivador el precio mínimo establecido. En un momento de escasez mundial, y de bloqueo a España decidido en la O.N.U. por la mayoría de los Estados, esta política, autárquica y protectora, sustentada también por una época de bajos salarios (inferiores a los de antes de la Guerra Civil) y de crisis económica, permitió una recuperación apreciable del algodón durante la década de los años 40. De 15.553 ha. en la campaña 39/40 se pasó a 53.165 ha. en la 48/49si bien en la campaña 49/50 nuevamente bajó a 36.552 ha. El período de vigencia de las concesionarias caducaba en 1951, pero antes del final de este régimen se cambió la normativa y, si bien con modificaciones, se prorrogaron las concesiones de zonas por otros 10 años. Como además de la protección, vía precios y mercado interior, prosiguieron los anticipos, y se proporcionó semilla y asistencia técnica a los agricultores a través de las concesionarias, se consiguió el afianzamiento del algodón en España, del que se sembraron en la campaña 59/60 un total 225.318 ha., campaña en la que se estableció además un precio muy favorable de 17 pta./kg (Gráfico n° 1). 71 Esta situación se prorrogará durante los primeros años 60, y así en al campaña 62/63 se Ilegaron a sembrar 346.200 ha., que es la mayor superficie sembrada en España en su historia algodonera. Este régimen de concesionarias cumplió el objetivo de expansión del cultivo siendo especialmente beneficioso para las industrias desmotadoras. Pero, por su parte, la industria textil estuvo presionando al gobierno para que liberalizase las importaciones de fibras, argumentando principalmente que los precios de mercancías exteriores eran inferiores a los nacionales. Es decir se estableció un pulso entre la industria textil catalana y el sector algodonero andaluz, ganado al final por la industria textil catalana, que consiguió la desaparición de las concesionarias, apoyándose en el abandono de la política autárquica del gobiernog. 1.3. EI declive del algodón A finales de los años 50, con la ]legada al poder de ministros tecnocráticos, la salida del aislamiento y la apertura comercial, se va a provocar un importante giro en la política económica española, que se formalizaba con el ingreso de España en la OCDE (1959). El Plan de Estabilización aprobado a su iniciativa, significará la puesta en marcha de una nueva política algodonera. iJna política menos intervencionista, más preocupada por la calidad del producto, abierta al comercio internacional y que suprime los contingentes de importación de fibra. En febrero de 1962, un decreto y una orden complementaria, deciden la caducidad de las concesiones exclusivas en zonas algodoneras, estableciendo la libertad de venta del algodón bruto por parte de los agricultores (no querida al parecer ni por los agricultores ni por el subsistema desmotador), y la liberalización de importaciones de fibra pagando sólo aranceles. En su lugar se fijaron precios mínimos de garantía para la adquisición de dos tipos de algodón bruto por el Instituto para el Fomento de las Fibras e EI diario "CÓrdoba" del 2/I I/1960, de manióesta tendencia agraria, publicaba: "EI cultivo del algodón tiene numerosos enemigos en España. EI principal reproche era que la industria textil puede obtenerlo más barato en el Delta del Nilo o del Missisipi. Quizás sea cierto, pero siguiendo esa misma lógica, sería más rentable comprar el trigo en Canadá, la came en Dinamarca o Argentina , la cebada en los Estados Unidos y la remolacha en Alemania o Francia y dejar toda la geografía española a las perdices y los toros". 72