Alto, fornido, y con una amigable sonrisa, el Padre Martín Sánchez se disculpó por la demora y me invitó a ingresar a su oficina. Con una laptop conectada, celulares y el escritorio casi vacío, su lugar de trabajo-sólo administrativo-era realmente humilde. No contaba con más lujos que esos objetos tecnológicos. Leyendo algo de su vida, me di cuenta que usted era muy disciplinado en la época escolar. ¿Alguien de su familia lo influyó o usted es la excepción de la regla? “Bueno, en realidad yo vengo de una familia de 5 hermanos los cuales siempre habían tenido excelentes notas. Lo que sí es que fui el único que siempre estuvo en el primer puesto tanto en primaria como secundaria. La primera vez que intentó ingresar a una comunidad religiosa fue rechazado. ¿Qué fue lo que le dijeron? (Suspira) ”En realidad yo siempre tuve la vocación presente en mi vida. Cuando era pequeño yo era el monaguillo de la Iglesia cerca a mi casa. Además mi madre es una mujer muy religiosa así que creo que eso influyó en mi decisión. Cuando fui al monasterio pensaron que sólo buscaba informes porque todavía parecía un niño (se ríe) pero yo quería entrar. Cuando estaba esperándolo, uno de sus asistentes lo llamó Coronel, ¿por qué decidió posteriormente ingresar a la Escuela Militar? “Lo que pasa es que los cadetes de mi promoción en la Escuela Militar se nombraron Coroneles el año pasado, entonces ellos (los asistentes) ya se acostumbraron a llamarme así. Mira, como se negaron a aceptarme en el monasterio, decidí seguir mi vocación de servicio. Yo amo a mi patria. Por eso, ingresé a la Escuela cuando tenía 16. Era el más joven de mi promoción.” ¿Por qué motivo no terminó la Escuela Militar? “Yo estuve más o menos allí 3 años, y por más que me estuviera yendo bien, había algo que no me llenaba por completo. En esos meses de confusión, enfermé gravemente y me diagnosticaron leucemia. Permanecí en el hospital por unos 8 meses. ¡Hasta me hicieron una misa de salud! De repente, un 16 de julio me levanté y dije:”Tengo Hambre”. El doctor dijo que ya estaba alucinando y no me daba más tiempo de vida. Sin embargo, después de ese día empecé a recuperarme y misteriosamente, después de unos exámenes, la leucemia desapareció. Para mí, esa era la señal que necesitaba para tomar el camino del Señor. Para esa época yo estaba comprometido y mi novia no me creía cuando le decía que quería ser sacerdote. Entré al monasterio y ella iba a visitarme. Al año, ella fue y me dijo que me iba a dejar tranquilo porque vio que lo que yo sentía por Dios era muy fuerte. Ahora tengo una relación muy buena con ella y su esposo. Yo los casé y bauticé a su primer hijo. Me alegra que sea feliz y ella se alegra también por mí y por mi vocación de servicio.” El viernes pasado fue su cumpleaños. A pesar de tener 41 años, ha hecho muchísimas cosas en su vida eclesiástica, ¿alguna vez imaginó lograr tantas obras? “Jamás pensé que llegaría tan lejos! Tengo que decirte que no lo hubiera logrado sin la ayuda del Cardenal Vargas Alzamora. Él fue como mi padre y me apoyó en todo lo que yo tenía dudas. Sin él, no hubiera podido fundar el Hogar de Cristo en Perú. Él fue el que me impulsó para viajar a Chile, y sin eso, no hubiera conocido la obra del Padre Hurtado y el Hogar de Cristo de allá. Después de todo el escándalo de la Costa Verde, ¿cree que la gente lo considera de la misma manera? “Mira, en ese punto voy a ser muy preciso. La gente no es tonta. Ellos juzgan a partir de las obras y no de las habladurías que les quieren hacer creer. Por eso, yo me siento tranquilo porque me apoyaron mucho cuando sucedió lo de la playa. A pesar de las bromas y la imitación de Carlos (Álvarez) la gente sigue apoyando las obras que realizo con el Hogar y eso me hace sentir bien. Además, yo tengo las pruebas necesarias para asegurarte que todo lo que sucedió fue montado. Pero eso aún no lo puedo revelar. Estoy escribiéndolo todo porque quiero sacar mi libro. Espero que se dé. No pronto, pero eventualmente lo tendré listo.” ¿Usted sabe quién o quiénes fueron los que- según usted- crearon este montaje? “Sí lo sé, pero prefiero no dar nombres. Solo puedo decirte que es gente de la Iglesia que quiso embarrarme con falsedades. Por ejemplo, te digo esto: en el Perú tengo 12 procesos judiciales y de todos ellos he salido limpio. Pero eso los medios no lo publican.” En un primer momento, usted le dijo a Carlos Álvarez que deje de imitarlo, sin embargo, la imitación sigue vigente. ¿Ha hablado con él al respecto? “Sí, se lo dije. Hubo un momento de tensión entre él y yo al inicio, pero después hablamos con más calma y posteriormente accedí a participar de un sketch en su programa (El espejo) porque lo vi por el lado beneficioso. Saliendo en la tele, podía lograr que el público se acercara a consumir lo que en ese entonces vendíamos por navidad (panetones). Ahora con Carlos tengo una buena relación y de vez en cuando hablamos por teléfono.” ¿Extraña la vida eclesiástica? (Se toma su tiempo) ” Sí… en realidad, he aprendido a vivirla a mi manera. De vez en cuando voy a misacuando tengo tiempo-pero mi vocación de servir directamente a quienes lo necesitan me parece una manera más activa de llevar la vida religiosa. Nunca te diría que no la extraño para nada. Cuando me suspendieron, me quedé totalmente impactado. Pensé que ahí terminaba todo. Pero me di cuenta que podía ayudar de otra manera y aún lo hago. Las obras del Hogar me ratifican, aunque creo que siempre lo extrañaré. “