LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN EN PYMES: ¿AMENAZA U OPORTUNIDAD? El valor del buen gobierno corporativo El gobierno corporativo es una disciplina que ha adquirido gran relieve público como consecuencia de los fiascos empresariales durante la crisis y por los numerosos y sonoros escándalos sucedidos en la década de los 2000. Las autoridades españolas, una nueva reforma en curso sobre la base de un informe de expertos, los inversores institucionales, los académicos e incluso el público en general están aumentando notablemente la presión sobre las sociedades cotizadas, en las que la defensa de los intereses de los accionistas minoritarios y el alineamiento entre directivos y accionistas son temas de prioritaria atención. Soy de la opinión que el buen gobierno corporativo es una herramienta al servicio de la rentabilidad sostenible de cualquier empresa y, por ello, creo que, independientemente de la importancia de regular el comportamiento de las grandes sociedades cotizadas, es muy necesario convencer a las empresas no cotizadas, muchas de ellas medianas y pequeñas, del valor que puede extraerse a su aplicación adaptada y ajustada a las características de cada empresa. Al fin y al cabo, son estas empresas pequeñas y medianas las que representan el volumen mayoritario de actividad económica y empleo en España. Tanto el Instituto de Consejeros-Administradores hace ya unos cuantos años, como más recientemente la European Confederation of Directors Associations (ecoda) han editado guías que pretenden ofrecer métodos de aproximación sucesiva, por etapas, que permitan a las empresas no cotizadas, incluso medianas y pequeñas, adoptar procesos de profesionalización y sistematización del gobierno corporativo que se ajusten a los requerimientos y que consigan los beneficios que este aporta. Creo que es importante un esfuerzo de información y formación para que propietarios y accionistas de este tipo de empresas dejen de ver en figuras como en Consejo de Administración, o la propia Junta General de Accionistas, corsés legales, amenazas de responsabilidades o procesos burocráticos que restan agilidad en la toma de decisiones. La configuración de estructuras de gobierno corporativo es un paso más en la profesionalización de las empresas, una vez que el negocio tiene ya una dirección profesionalizada u semiprofesionalizada. 1 Los beneficios que se obtienen de adoptar estas estructuras son, en mi opinión: Mejor calidad de las decisiones de calado estratégico que suelen ser las más determinantes para la supervivencia y crecimiento de las empresas. Mayores garantías de equilibrios entre distintos grupos de accionistas y la dirección ejecutiva. Mejores condiciones para facilitar la sucesión de los fundadores o líderes emblemáticos a los que deben transcender las empresas. Mejores condiciones para acceder a fuentes de financiación externa. Un marco más potente para anticipar, medir y gestionar los riesgos del negocio. Una mayor reputación en el mercado ante clientes, proveedores, empleados y reguladores. En fin, el buen gobierno corporativo cuando se adapta a las características de cada empresa y se ejerce con sentido común no es un coste, sino que aporta valor a la empresa que incluso podría medirse por el multiplicador de ebitda que analistas terceros aplicarían. Por último, no hay que olvidar que un Consejo de Administración puede durante mucho tiempo estar gobernando operaciones corrientes sin sobresaltos o grandes decisiones a tomar, pero cuando se enfrenta a situaciones de crisis o de decisiones estratégicas relevantes para el futuro de la empresa, debe estar equipado para actuar como un verdadero equipo de alto rendimiento. Carrmelo Canales Abaitua Socio de Consultoría de Dirección de PKF ATTEST Miembro del Instituto de Consejeros-Administradores 2