Revisiones Autoestiramiento en la cadera: influencia de

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Revisiones
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Autoestiramiento en
la cadera: influencia de
los factores biomecánicos
sobre la salud del deportista
C. Hidalgo García
P. Herrero Gallego
E. Estébanez de Miguel
S. Caudevilla Polo
G. Fernández Gentsch
R. Giner Nicolás
Unidad de Investigación
en Fisioterapia
Universidad de Zaragoza
Correspondencia:
César Hidalgo García
Unidad de Investigación
en Fisioterapia
Escuela Universitaria
de Ciencias de la Salud (EUCS)
Domingo Miral, s/n.
50009 Zaragoza. España
E-mail: hidalgo@unizar.es
Hip autostretching: influence
of biomechanical factors
on the sportsman’s health
Fecha de recepción: 28/11/06
Aceptado para su publicación: 27/3/07
RESUMEN
SUMMARY
Los estiramientos musculares son una de las técnicas
fundamentales dentro del arsenal terapéutico del
fisioterapeuta para mantener un buen nivel de salud
muscular. Sin embargo, el fisioterapeuta no debe
limitarse a realizar estas técnicas de estiramiento, sino
que también tiene que guiar, enseñar y controlar de
forma sistemática los autoestiramientos que el deportista
realiza. Una de las articulaciones en las que se desarrollan
más desequilibrios musculares por la actividad deportiva
es la cadera, por lo que los autoestiramientos pueden
llegar a ser de gran ayuda para el deportista. El
autoestiramiento controlado y adecuado es beneficioso.
Sin embargo, un autoestiramiento incorrectamente
ejecutado, además de no conseguir el estiramiento sobre
el tejido diana, puede lesionar estructuras adyacentes
funcionalmente relacionadas. Una comprensión del
porqué, cuándo y cómo los músculos y otras estructuras
deberían ser estiradas es un requisito previo para que el
estiramiento beneficie más que degrade la función del
cuerpo. Muchos son los músculos que atraviesan la
Muscle stretchings are one of the main techniques within
the physical therapist’s treatments. Nevertheless, the
physical therapist must not limit treatment to the use of
these stretching techniques but must also guide, teach and
control the autostretching exercises that the sportsman
practises. One of the joints that develops the most muscle
imbalances due to physical activity is the hip joint. Thus,
autostretching can be very helpful for the sportsman.
Controlled and accurate autostretching is useful. However,
improperly performed autostretching does not produce the
desired effects in the target tissue and may also harm the
adjacent functionally related structures. An understanding
of why, when and how muscles and other structures
should be stretched is a prerequisite for the muscle to
benefit rather than harm body functioning. There are
many muscles that go through the hip joint, although due
to their special relevance we are going to analyze only two
of them: the hamstrings and rectus femoris. This analysis
begins by reviewing some of the most often used
autostretchings and then suggests autostretching exercises
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biomecánicos sobre la salud del deportista
articulación de la cadera, aunque por su especial
relevancia vamos a analizar sólo dos de ellos: los
isquiotibiales y el recto femoral. Este análisis parte
de una revisión de algunos de los autoestiramientos
realizados con mayor frecuencia para sugerir,
posteriormente, posibles autoestiramientos que respeten
los principios de especificidad y de inocuidad de las
estructuras adyacentes.
Conclusiones. A la hora de instruir al deportista en la
práctica de autoestiramientos, el fisioterapeuta debe
reflexionar necesariamente sobre qué procedimientos
son más seguros y específicos para el deportista.
Además, el fisioterapeuta debe evaluar de forma previa
el estado de las estructuras articulares y neurales para
evitar efectos no deseados.
that adjust to the specificity and safety principles required
for the adjacent structures of the target tissue.
Conclusions. When we teach the sportsman how to do
autostretching exercises, we must consider which
procedures are safer and the most specific for the
sportsman. Furthermore, the physical therapist must
evaluate previously the status of joint and neural
structures to avoid undesired effects.
KEY WORDS
Hip joint; Physical therapy; Muscle stretching;
Biomechanics; Hamstrings; Rectus femoris.
PALABRAS CLAVE
Cadera; Fisioterapia; Estiramiento muscular;
Biomecánica; Isquiotibiales; Recto femoral.
INTRODUCCIÓN
Es sabida la importancia que el deportista atribuye al
entrenamiento de la fuerza y la resistencia. Por el contrario, con frecuencia infravalora el entrenamiento de la
flexibilidad, es decir, el estiramiento muscular. Esto puede desembocar en una rigidez innecesaria y, probablemente, en lesiones articulares, ligamentosas, tendinosas
y musculares.
El fisioterapeuta contribuye a que el deportista tome
conciencia de la corrección de los desequilibrios musculares, fruto de la actividad deportiva. Con este objetivo,
se emplean asiduamente los estiramientos musculares
como una técnica fundamental dentro de su práctica clínica habitual. Es responsabilidad del fisioterapeuta y del
deportista mantener las ganancias obtenidas en la sesión de tratamiento mediante el autoestiramiento. El rol
del fisioterapeuta en el estiramiento no es sólo comprender y tratar, sino también guiar, enseñar y controlar sistemáticamente los autoestiramientos que el deportista debe desarrollar. El rol del deportista es ser parte
activa en su proceso de recuperación.
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Una de las articulaciones en las que se desarrollan más
desequilibrios musculares por la actividad deportiva es la
cadera. La articulación coxofemoral es una enartrosis
diseñada para la estabilidad, la transmisión de cargas y la
movilidad. A diferencia de la rodilla, el rango de movimiento de la cadera y los músculos biarticulares que
interaccionan en la cadera y la rodilla disminuye fisiológicamente con el proceso de envejecimiento1.
Es frecuente encontrar restricciones de su movilidad
compensadas con movimientos de las estructuras adyacentes funcionalmente relacionadas.
El autoestiramiento controlado y adecuado es beneficioso. Sin embargo, el autoestiramiento incontrolado de
los músculos y otras estructuras de la cadera puede causar dolor y lesiones estructurales, como una inestabilidad o una hipermovilidad patológica en un segmento
lumbar. En la mayoría de los casos, el autoestiramiento
está involucrado directamente.
Atletas descuidados y otras personas practican a menudo autoestiramientos erróneos, con gran fuerza y largos brazos de palanca que fácilmente lesionan. La falta
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de conocimiento es la principal causa subyacente de
daño por autoestiramiento. La mayoría de las personas
desconocen los rangos normales de movimiento de las
articulaciones de sus cuerpos. El resultado es que cuando estiran, estructuras normales son sobreestiradas,
mientras que las estructuras acortadas rara vez son estiradas adecuadamente.
Comprender por qué, cuándo y cómo los músculos y
otras estructuras deberían ser estirados es un requisito
previo para que el estiramiento beneficie más que degrade la función del cuerpo.
Numerosos gestos deportivos demandan rangos submáximos o máximos de la articulación coxofemoral.
Estas actividades deportivas implican no sólo la participación de la articulación coxofemoral, sino también de
la zona lumbopélvica como elementos de una cadena cinética. En un estado patológico es frecuente hallar articulaciones hipermóviles que tratan de compensar la hipomovilidad de segmentos adyacentes dentro de la
cadena. Por ejemplo, una hipomovilidad de la cadera y
del segmento L4-L5 inducirá un mayor estrés en L5-S1,
y puede desencadenar una hipermovilidad segmentaria
en esta zona.
Si analizamos el movimiento de flexo-extensión de la
cadera encontramos que los rangos de movimiento de
ésta son superados en muchos movimientos habituales
durante la práctica deportiva.
La extensión de la cadera tiene una amplitud de 15°2 y,
durante la marcha, se pueden llegar a superar los 20° en el
paso hacia delante3. La excesiva hipertonía o acortamiento de los músculos flexores de cadera4,5 y/o una restricción
del movimiento intraarticular de la cadera a la extensión
pueden suponer una mayor solicitación de la zona lumbopélvica mediante un incremento de los movimientos
de anteversión pélvica3-extensión lumbar. Esta solicitación excesiva implica un movimiento incontrolado del
segmento móvil lumbar, lo que podría originar una inestabilidad segmentaria o un fenómeno compresivo de las
facetas interapofisarias que, si superan el umbral fisiológico, podrían desencadenar sintomatología.
La flexión de la cadera suele tener una amplitud de
130° con la rodilla flexionada y 90° con la rodilla extendida. De forma análoga al movimiento de extensión, la
flexión de la cadera continúa su movimiento hacia la
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biomecánicos sobre la salud del deportista
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Fig. 1. Movimientos
lumbopélvicos durante
la flexión y extensión
de cadera.
zona lumbopélvica mediante la retroversión de la pelvis
y la flexión de los segmentos lumbares. La excesiva tensión o acortamiento de la musculatura isquiotibial o la
hipomovilidad a la flexión de la cadera desencadena un
movimiento incontrolado de los segmentos lumbares
que pueden dar lugar a una elevada solicitación sobre el
sistema ligamentario, discal y neural de la zona lumbopélvica (fig. 1).
La evidencia científica existente ha documentado que
tanto la configuración de la columna lumbar6 como la
economía de la marcha7 resultan afectadas si existe una
hipomovilidad en la región de la cadera. Actualmente,
no existen estudios que apoyen la hipótesis de que el
acortamiento de los músculos flexores de cadera predisponga a sufrir una lesión musculoesquelética como resultado de la alteración biomecánica de la cadera y de la
región lumbopélvica8-10. Sin embargo, la experiencia
clínica del fisioterapeuta le lleva a utilizar con frecuencia
el estiramiento como medio para recuperar el movimiento normal.
Generalmente, el estiramiento muscular es realizado
a través de los movimientos rotatorios de los huesos de
forma que se separen el origen y la inserción del músculo o los músculos tratados. El movimiento rotatorio de
un hueso produce fisiológicamente un movimiento
combinado de rodar-deslizar en su articulación. La ausencia de deslizamiento en el rodar-deslizar normal de
una articulación produce una compresión de las superficies articulares en la zona hacia la que rueda el hueso y
un bostezo de las estructuras capsuloligamentarias en el
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lado contrario. Por lo tanto, un requisito previo para el
uso del estiramiento muscular es la presencia de un correcto rodar-deslizar en el rango de movimiento rotatorio empleado en el estiramiento.
Resaltar inicialmente que no podemos afirmar que
haya posturas de estiramiento que estén terminantemente prohibidas, ya que va a depender de las características intrínsecas del deportista y del control que éste
ejerza sobre la postura que elige para realizar el autoestiramiento. Sin embargo, a la hora de instruir al deportista en la práctica de autoestiramientos, debemos necesariamente reflexionar qué procedimientos son más
seguros y específicos para un determinado paciente; es
decir, aquéllos en los que existe menos riesgo de cometer
fallos en su ejecución y de producir compensaciones sobre estructuras adyacentes al segmento diana.
A continuación, se analizan biomecánicamente algunos de los autoestiramientos más utilizados en la práctica deportiva para los principales grupos musculares de la
cadera. Entre ellos, hay que destacar los isquiotibiales por
ser el asiento más frecuente de la patología musculotendinosa11-14, el recto femoral y el psoas ilíaco, que tienen
una arquitectura muy compleja y por atravesar más de
una articulación son muy susceptibles de lesión15, 16. La
ejecución incorrecta del autoestiramiento de estos
músculos poliarticulares pone de manifiesto compensaciones que se alejan del objetivo del autoestiramiento.
Por ello, el fisioterapeuta debe guiar e instruir al deportista hacia posiciones en las que se respeten más fácilmente los principios ergonómicos y la especificidad del
autoestiramiento. Posteriormente, se proponen autoestiramientos que facilitan la correcta ejecución de los principios propuestos.
del grupo isquiotibial. Si no se respeta este principio, la
puesta en tensión del cabo distal por medio de la extensión de la rodilla y la flexión de cadera es compensada
con la relajación del cabo proximal mediante una retroversión de la pelvis que arrastra la zona lumbar hacia la
flexión. Por tanto, todo mecanismo que intente aumentar el estiramiento a través de la retroversión de la pelvis
(como frecuentemente produce el hecho de que el paciente alcance sus pies mediante sus extremidades superiores) sobreestresará innecesariamente los segmentos
móviles lumbares con una intensidad y un brazo de palancas muy elevados. A más hipertonía y acortamiento
de los isquiotibiales y/o más inestabilidad de los segmentos lumbares, mayor posibilidad de efectos adversos en nuestro tratamiento. En lugar de estabilizar un
segmento lumbar hipermóvil, elongamos y estresamos
sus estructuras. Además, el rango de movimiento ganado no se produce principalmente a través de la estructura diana, sino de las adyacentes.
Según Nachemson17, el disco sufre una gran compresión durante los movimientos de flexión, inclinación y rotación, especialmente si se asocia a una carga (el peso de la
mitad superior del cuerpo) con un brazo de palanca elevado. El citado autoestiramiento reproduce este mecanismo
sobre el disco y puede causar su deterioro progresivo.
Según Butler18 y Shacklock19, el test de elevación de la
pierna extendida (straight leg raise [SLR]) se usa para valorar el movimiento y la sensibilidad mecánica de las estructuras neurales lumbosacras y sus extensiones distales
hacia la extremidad inferior. Dicho test consiste simplemente en la flexión de cadera con la rodilla extendida.
No se debe realizar otro tipo de componentes de movimiento en estas articulaciones (abducción-aducción, rotación interna-externa de cadera) porque sensibilizan el
test. El autoestiramiento de los isquiotibiales produce un
movimiento parecido al test de elevación de la pierna extendida y podría poner a tensión e incluso elongar el tejido nervioso repercutiendo sobre la vascularización del
nervio y la producción de síntomas20,21.
Los movimientos de flexión dorsal de tobillo, flexión
lumbar bajo compresión y flexión cervical, componentes de sensibilización del test de slump, agudizan la puesta en tensión del nervio. Estos movimientos son reproducidos en muchos de los autoestiramientos de los
ISQUIOTIBIALES
El movimiento incontrolado durante el autoestiramiento implica que numerosas estructuras diferentes de
la estructura diana sean estresadas. La especificidad del
efecto del autoestiramiento sobre los isquiotibiales viene
determinado por la separación del origen (tuberosidad
isquiática) e inserción (tibia y peroné) de dicho músculo.
El procedimiento mostrado en la figura 2 es un claro
ejemplo de falta de especificidad en el autoestiramiento
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isquiotibiales como los descritos en las figuras precedentes y no es infrecuente observar una hiperextensión de la
columna cervical superior como válvula de escape a un
sistema nervioso en máxima tensión. ¿Por qué estirar en
flexión dorsal de tobillo unos isquiotibiales? Por tanto,
como ya se ha expuesto previamente, si el objetivo es el
autoestiramiento de los isquiotibiales, debemos evitar
que otras estructuras se tensen. Así, se debería evitar la
flexión dorsal de tobillo, y la flexión cervical en el curso
de este procedimiento.
El fisioterapeuta debe aleccionar al paciente a autoevaluar la especificidad del autoestiramiento. El paciente
debe detener cualquier autoestiramiento de los isquiotibiales si la flexión dorsal activa de tobillo o la flexión
activa de la columna cervical aumentan los síntomas
sentidos durante el procedimiento22,23.
Además, el paciente debe conocer las sensaciones indicadas y contraindicadas durante el autoestiramiento,
previamente enseñadas por el fisioterapeuta durante la
realización del estiramiento en la consulta. Está indicada
una sensación de tensión entre la tuberosidad isquiática
y las inserciones distales en tibia y peroné que no aumenten con la flexión cervical y la flexión dorsal de tobillo. Asimismo, dicha tensión debería disminuir con el
tiempo si se mantiene el estiramiento estático24 o permitir una ganancia de movimiento con las técnicas neuromusculares de contracción-relajación o el mantenimiento del estiramiento estático25,26.
Idealmente, el paciente no debería sentir sintomatología en el resto del cuerpo y especialmente en las articulaciones anatómicas implicadas en el autoestiramiento. El
fisioterapeuta debe valorar que el rango de movimiento
de rodamiento articular empleado siempre tenga asociado su componente de deslizamiento. Mantener una rodilla hipermóvil a la extensión en recurvatum durante el
autoestiramiento puede desencadenar un excesivo estrés sobre el ligamento cruzado anterior. Una rodilla con
limitación intraarticular al deslizamiento ventral de la tibia (regla cóncava de Kaltenborn2) durante los últimos
5° grados de extensión no debería mantener una extensión máxima durante el autoestiramiento, puesto que
se comprimiría la parte anterior de la articulación y se
estresaría el ligamento cruzado anterior por bostezo produciendo una inestabilidad de la rodilla.
Para el autoestiramiento del grupo isquiotibial izquierdo27 (fig. 3), inicialmente se apoya las manos con
firmeza sobre sendas sillas o apoyos a fin de descargar la
zona lumbar y las rodillas. La rodilla derecha descansa
sobre un cojín mientras el pie izquierdo se coloca en el
suelo adelantado, con la rodilla flexionada. Se extiende
la cadera derecha, manteniendo la columna en posición
neutra. Se debe evitar la rotación de la pelvis.
El estiramiento se produce al deslizar la rodilla derecha hacia atrás mientras se extiende la misma manteniendo durante todo el procedimiento la anteversión
de la pelvis izquierda, de manera que pueda percibir la
tensión de los músculos de la cara dorsal del muslo izquierdo. La sensación de estiramiento muscular debe
notarse claramente. Mantener el estiramiento entre 15 s
y 1 min o más, aunque la bibliografía especializada estima un tiempo óptimo de 30 s28.
Al final del período de estiramiento, el deportista debería
activar los músculos antagonistas al músculo estirado para
integrar activamente el rango de movimiento aumentado
Fig. 2.
Autoestiramiento
no específico
de los isquiotibiales.
Fig. 3.
Autoestiramiento
sugerido para
los isquiotibiales.
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de manera pasiva. El paciente intenta levantar la pierna izquierda con la pierna extendida. Cuánto más acortado está
el grupo isquiotibial, más inhibida se encontrará la función
activa del cuádriceps en su máximo acortamiento.
Los fallos más habituales son realizar una retroversión o
rotación de la pelvis y, consecuentemente, perder la posición neutra de la columna lumbar y no descargar el peso
correctamente sobre las extremidades superiores, de forma
que se cargue demasiado peso sobre la rodilla derecha. El
componente de rotación de la rodilla puede llevar más
tensión al compartimento interno (semitendinoso y semimembranoso) o al externo (porción larga del bíceps
femoral). Habitualmente el deportista tiende a colocar el
miembro inferior en rotación externa de cadera y rodilla,
por lo que el bíceps femoral se estira de manera deficiente.
Este procedimiento permite separar origen e inserción
de dicho músculo manteniendo la posición neutra de la
columna lumbar29, evitar estresar articulaciones en sus
rangos máximos y no estresar el sistema neural en circunstancias normales. Este procedimiento puede progresar mediante las técnicas de contracción-relajación
para lo que el paciente presiona el talón del lado que estirar contra el suelo durante unos segundos y relaja para
proseguir, posteriormente, el estiramiento.
La progresiva flexión de una cadera y extensión de la
otra inhibe el movimiento de los segmentos lumbares
fuera de su posición neutra mediante el bloqueo que
ejercen los ligamentos sacroilíacos. Cualquier inestabilidad (p. ej., inestabilidad por liberación hormonal durante el embarazo) o inflamación (p. ej., fase aguda inicial de una espondilitis anquilosante) de los ligamentos
sacroilíacos contraindica este tipo de bloqueo.
Este procedimiento no debe ser inflexible y el fisioterapeuta debe variar el mismo, siempre que sea necesario.
Por ejemplo, si existe una compresión sintomática en la
articulación femororrotuliana, el cojín sobre la rodilla
tendría que estar dispuesto sobre la parte proximal de la
tibia. Si el paciente no tolera la descarga del peso sobre
las extremidades superiores, el procedimiento puede realizarse en cualquier posición siempre que se respeten los
principios acordes a nuestros objetivos.
Fig. 4.
Autoestiramiento
no específico del recto
femoral.
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RECTO ANTERIOR
La especificidad del efecto del autoestiramiento sobre
el músculo recto anterior viene determinado, al igual
que se explicó en el estiramiento de isquiotibiales, por
la separación del origen (espina ilíaca anteroinferior) e
inserción (tuberosidad anterior de la tibia) de dicho
músculo.
El procedimiento mostrado en la figura 4 es un claro
ejemplo de falta de especificidad en el autoestiramiento
del músculo recto anterior. Si no se respeta este principio,
la puesta en tensión del cabo distal por medio de la flexión de la rodilla y la extensión de cadera es compensada
con la relajación del cabo proximal mediante una anteversión de la pelvis que arrastra la zona lumbar hacia la extensión. Por tanto, todo mecanismo que intente aumentar el estiramiento a través de la anteversión de la pelvis
corre el riesgo de llevar la columna lumbar a posiciones
forzadas de extensión, mantenidas con una intensidad y
un brazo de palancas muy elevados, lo que, en definitiva,
puede conducir al deportista a sufrir un síndrome de
compresión facetaria y/o inestabilidades segmentarias
lumbares. A más hipertonía y acortamiento del recto anterior y/o más inestabilidad de los segmentos lumbares,
mayor posibilidad de efectos adversos en nuestro tratamiento. En lugar de estabilizar un segmento lumbar hi-
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permóvil, elongamos y estresamos sus estructuras. Además, el rango de movimiento ganado no se produce mayoritariamente a través de la estructura diana, sino de las
adyacentes, por lo que además de no ser específicos en el
estiramiento se corre el riesgo de lesionar a estas últimas.
Por ejemplo, la postura mostrada en la figura 4 puede
llegar a ser realizada correctamente si el deportista realiza un trabajo adecuado de estabilización de la zona lumbar y evita la anteversión de la pelvis.
Otro de los fallos que más frecuentemente podemos
observar es que la toma que lleva la rodilla a flexión se
realiza caudal a los maléolos, por lo que se interpone la
articulación del tobillo, pudiendo llegar a producir un
estiramiento excesivo de sus estructuras capsuloligamentarias y/o neurales. Los movimientos de extensión de cadera y flexión de rodilla ponen en tensión el nervio femoral, pero esta tensión aumenta si se elonga el nervio
safeno a través de la flexión dorsal/plantar18 de tobillo.
¿Por qué mover el tobillo para estirar el recto anterior?
Por tanto, como ya se ha expuesto previamente, si el
objetivo es el autoestiramiento del recto femoral, debemos evitar la puesta en tensión de otras estructuras. Por
esta razón se debería movilizar a través de una toma sobre la pierna y no sobre el pie o tobillo.
El fisioterapeuta debe aleccionar al paciente a autovalorar la especificidad del autoestiramiento. El paciente
debe detener cualquier autoestiramiento del recto femoral si el movimiento del tobillo aumenta los síntomas
sentidos durante el procedimiento.
Además, el fisioterapeuta debe enseñar al deportista a
identificar cuáles son las sensaciones indicadas y contraindicadas durante el autoestiramiento. Está indicada
una sensación de tensión entre la espina ilíaca anteroinferior y las inserciones distales en la tuberosidad anterior
de la tibia que no aumente con el movimiento del tobillo. Asimismo, dicha tensión debería disminuir con el
tiempo si se mantiene el estiramiento estático24 o permitir una ganancia de movimiento con las técnicas neuromusculares de contracción-relajación o el mantenimiento del estiramiento estático25,26.
El autoestiramiento mostrado27 en la figura 5 presenta la ventaja de poder estabilizar el origen del recto anterior contra la camilla, permitiendo una mayor especificidad. Además, la colocación de la cadera izquierda en
flexión permite estabilizar la columna lumbar en una
posición neutra (al llevar el ilíaco izquierdo a posterior,
los ligamentos sacroilíacos incrementan su tensión conforme el ilíaco derecho es anteriorizado por el movimiento de autoestiramiento), lo que incrementa la especificidad del estiramiento.
Como se observa en la figura, el deportista ata una
cuerda inelástica craneal a los maléolos para evitar estresar tanto las estructuras capsuloligamentarias como el tejido neural (nervio femoral). Este autoestiramiento estaría contraindicado en todo paciente con inestabilidad o
irritación de los ligamentos sacroilíacos como ocurre en
pacientes con espondilitis anquilosante en fase aguda.
El autoestiramiento mostrado en la figura 626 permite una buena estabilización de la columna lumbar en
posición neutra, limitando el movimiento de la pelvis
Fig. 5.
Autoestiramiento
sugerido para el recto
femoral.
Fig. 6.
Autoestiramiento
sugerido para el recto
femoral.
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Autoestiramiento en la cadera: influencia de los factores
biomecánicos sobre la salud del deportista
hacia la anteversión. Para realizar este autoestiramiento
es conveniente que el paciente esté estable (utilización
de una silla de apoyo) y que coloque un cojín bajo la
rótula de apoyo. En aquellos casos en que el deportista
presente sensibilidad a la compresión directa sobre la
rótula, este autoestiramiento puede ser sustituido por
el anterior.
Para llevar a cabo el autoestiramiento, el deportista se
arrodilla con la pierna derecha sobre un cojín y adelanta el talón izquierdo. La mano izquierda se apoya sobre
una silla para descargar la zona lumbar y la rodilla y para
poder mantener el equilibrio. La mano derecha sujeta
el tobillo derecho, evitando que la pelvis se gire hacia la
derecha o se origine una hiperlordosis. Se le indica al paciente que vuelque la pelvis hacia atrás como un perro
que encoge la cola y que eleve la parte inferior del vientre en dirección al ombligo.
El estiramiento se produce al deslizar el talón izquierdo hacia delante mientras se flexiona la rodilla derecha
manteniendo durante todo el procedimiento la retroversión de la pelvis izquierda, de manera que pueda percibir la tensión de los músculos de la cara anterior del
muslo derecho. La sensación de estiramiento muscular
debe notarse claramente. Hay que mantener el estiramiento entre 15 s y 1 min o más, aunque la bibliografía
estima un tiempo óptimo de 30 s28.
Algunos de los fallos más comunes que pueden observarse en la ejecución son: aparición de hiperlordosis,
insuficiente extensión de la cadera derecha, rotación de
la pelvis hacia la derecha, inclinación lateral de la espalda a nivel lumbar y la carga excesiva de peso sobre la rodilla derecha.
En este autoestiramiento, a diferencia de lo explicado
en el de los isquiotibiales, cuando se solicitaba al deportista que realizase una contracción de los antagonistas en
el final del rango de estiramiento, no se solicita la contracción de los isquiotibiales por el riesgo de producir
calambres.
CONCLUSIONES
A la hora de instruir al deportista en la práctica de autoestiramientos el fisioterapeuta debe necesariamente reflexionar sobre qué procedimientos son más seguros y
específicos para el deportista. Además, el fisioterapeuta
debe evaluar biomecánicamente el estado actual de las
estructuras articulares y neurales para focalizar el efecto
sobre el segmento que tratar y evitar efectos adversos
sobre otras estructuras. Durante el autoestiramiento de
la cadera, se debería controlar la progresiva separación
del origen e inserción de la musculatura que se va a estirar vigilando continuamente la sintomatología producida durante el mismo. En el caso de los músculos isquiotibial y recto anterior, el mantenimiento de la
anteversión y retroversión de la pelvis es fundamental
para asegurar la especificidad del procedimiento.
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