XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño El joropo como patrimonio lingüístico de los llanos Delfín Rivera Salcedo Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia Decía un sabio chino que si le fuera dado el poder de Dios, sólo haría el milagro de devolverle el verdadero sentido a las palabras. Hoy aquí, he venido a mostrar el espíritu indómito y libertario que encierran las palabras del habla de un pueblo que en las caniculares sabanas de los llanos de Colombia y Venezuela supo sacudirse el yugo español, y que hoy lucha por mantenerse como cultura propia como pueblo auto determinado, el pueblo de la nación llanera colombo-venezolana. La ganadería colocó su propio sello en los habitantes llaneros y estos se desempeñaron tricentenariamente en ella, bien atentos al axioma de que la economía es el principal determinador del uso y la costumbre. Entonces, el llanero ha llevado hasta las presentes datas un género de vida pastoril, en el que los grandes espacios abiertos, el manejo de manadas de rumiantes de los que deriva su sustento y el enderezamiento de todas las actividades vivénciales, hacia dicha actividad, son sus principales características. De tal forma que en tales condiciones, cobra desmedida devoción a sus expresiones y hacia ellas orienta sus contenidos vivenciales; es decir todo lo referencia con el llano y su vida pastoril, de tal forma que si se afectara la producción ganadera y su hábitat, se modificarían sus hábitos culturales, su lenguaje y hasta su sensibilidad. Desde la conquista hasta hoy, la ganadería ha sido la mayor fuente de riqueza de los habitantes de la planicie. Durante este largo periodo se enraizó en el territorio una cultura propia que tiene expresiones muy particulares en los modos de vida y las relaciones que engendró valores de alta significación como el respeto a todo trance, la honradez, la valentía, la solidaridad y el amor por el terruño y sus tradiciones. La expresión artística y cultural más acabada del hombre llanero y la que lo ha representado con dignidad en los diferentes 1 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño escenarios nacionales e internacionales, es su música, El Joropo, así, con mayúscula. Cuando hablamos de Joropo hacemos referencia a un aire musical popular que identifica y distingue al hombre ganadero de los llanos. En la constitución del Joropo se definen los aportes culturales hechos por las distintas razas que campean en la subraza llanera. Está plenamente establecido que el arpa entró al llano por el año de 1722 de la mano del jesuita que lo aclimató, entre otras partes, en la reducción de San Regis, a orillas del río Guanapalo, que fuera antes de la jurisdicción de La Parroquia de la Santísima Trinidad del Pauto y hoy del municipio de San Luís de Palenque. El indio, vibráctil por naturaleza ejecutó en tal instrumento música sacra pero lo abandonó cuando fue expulsado su mentor espiritual. En Venezuela el arpa se incorporó a la organología y surgieron intérpretes de música llanera de hondo calado como Joseito Romero y el mítico arpista Calendario Prieto o el cuatrista Clorindo Lugo, que hacían llorar sus instrumentos. Sólo en 1953 entraron a Arauca el arpa y el arpista que acompañaban al cantor venezolano Ángel Custodio Loyola y mucho más tarde el arpa reingresa a Casanare. Desde 1722 hasta nuestros días llano colombiano supo formar arpistas ya legendarios como David Parales, que se da el lujo de tocar dormido; Abdúl Farfán, laureado por su musicalidad en la gran universidad que dejaron los jesuitas en Colombia; Darío Robayo, circunspecto y preciso; Ramón Cedeño y un cuarto de centenar más de prestigiosos intérpretes que se escuchan con respeto en todo el mundo. Y ni que decir de compositores como Miguel Ángel Martín, Héctor Paúl Vanegas, Tirso Delgado, Cachi Ortegón, Cholo Valderrama, Dumar Aljure, Elda Flórez o de Chispeantes copleros como Lorgio Rodríguez, Joaquín Rico, Aries Vigoth, Jairo Parales, Alberto Curvelo, etc. Con todo, es notorio que los araucanos se destacan especialmente por la ejecución del arpa, los metenses por la del cuatro y los casanareños y vichadenses por las de la bandola y el requinto. Como pueblo llanero sus compositores están atrapados en la mítica y usan literariamente al mito, no solamente para modificar la insensibilidad social de la época haciendo surgir una nueva poesía cantada y una nueva literatura, sino que busca la posibilidad de crear un hombre nuevo. La antropología moderna contra lo que pensaba Frazer considera muy improbable la existencia de una remota edad mágica, de las que por sucesivas revoluciones se habría desprendido el pensamiento religioso el filosófico y el científico. En realidad, desde los 2 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño orígenes hasta nuestros días las creencias mágicas se hallan inextricablemente ligadas a todas las actividades humanas. Secreta o abiertamente, la magia circula por el arte de todas las épocas, de modo que no es posible señalar los límites históricos del arte mágico ni tampoco reducirlo a unos cuantos rasgos estilísticos. Lo específico de la magia consiste en concebir al universo como un todo en el que las partes están unidas por una corriente de secreta simpatía. De ahí que el objeto mágico sea siempre doble o triple y que alternativamente se cubra o desnude ante nuestros ojos, ofreciéndose como lo nunca visto y lo ya visto. Todo tiene afán de salir de sí mismo y transformase en su próximo y su contrario: Los delfines del río Guanapalo, en Casanare, en noches de luna llena se transforman en hombres que fecundan a las mujeres en la época menstrual. La mujer pecadora se transforma en la Sayona, la bola de fuego solo se controla con insultos, el mal se transforma en el Tuy, el Silbón acecha a los caminantes parranderos del llano, etc. Finalmente, el lenguaje de la comunicación humana en los llanos a través de los siglos de historia y por mediación de distintos tipos de sociedades, ha ido desarrollando un sistema de influencias que han afectado al lenguaje de ciertas estructuras ideológicas. Es decir, el lenguaje no tiene una significación vacía, sino que está acompañado de una connotación básica, representada en la racionalidad de un mundo que se representa real y simbólicamente. La palabra medio español, medio Achagua vertida en comunicación, permite las relaciones entre los llaneros, entre su propia realidad y el mundo circundante humanizado. Por ello, el mito en los llanos es una forma de comunicación y como tal cuenta, cómo gracias a las hazañas de los seres naturales, una realidad ha venido a la existencia, sea esta la realidad total, el cosmos, o solamente un fragmento. Es pues siempre el relato de una creación. Se narra cómo algo ha sido producido. Pero el mismo hecho de relatar el mito las gestas de los seres sobrenaturales y la manifestación de sus poderes sagrados se convierte en el modelo ejemplar de todas las actividades humanas significativas. Es así como al hablar en los llanos, no hablamos únicamente con lo que tenemos cerca: hablamos también con los muertos y con los que aún no nacen, con los árboles y las ciudades, los ríos y las ruinas, los animales y las cosas, hablamos con el mundo animado y con el inanimado, con lo visible y con lo invisible. Hablamos con nosotros mismos. Hablar en la Orinoquía Colombo-venezolana es convivir, 3 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño vivir en un mundo que es éste y sus trasmundos, este tiempo y los otros: una civilización medio español-medio Achagua. En cuanto al Habla, diremos que arcaísmos de bella construcción, indigenismos, y expresiones negroides son las tres influencias que condensaron el lenguaje llanero puro (Rivera, D, 1991). Que la adopción de neologismos y aireamientos dialectales no fue posible por la incomunicación producto del aislamiento llanero durante centurias. Los nombres de ríos y accidentes naturales, fueron tomados de la lengua indígena por el español adaptándolos a su pronunciación. Las lenguas Sáliva, Guahiba, Tuneba, Betoy, y Achagua, por su estructura morfológica resultaron más asequibles al europeo invasor. Dentro de nuestra riqueza cultural más ancestral está el hidroléxico terminado en are y mena, que siendo de origen Achagua, como Casanare, Carare, Sarare, Purare, Siare o Surimena, Iximena, Patimena, Tauramena, Chitamena o las de lengua Tuneba, Tocaría, Nunchía, Guachiría, Upía, Calabalía, con implicación de agua, se encuentran diseminadas por toda la geografía llanera. Frente a la Leyenda, somos un emporio cultural, y son particularmente famosas la de “Florentino y el Diablo”, “El Tesoro Jesuita”, “La Bola de Fuego”, “El Silbón”, “El Duende”, “Coco Pelao”, etc.. El fabulario se encuentra sincretizado en los “cuentos de Tío Conejo”, “El Corrío de la Ardita”, “El Contrapunteo de las mentiras”, “Los Animales en Fiesta”, “Las Artimañas de Pedro Rimalas” y los “Cuentos de Camino”. Pero la Reina del alma del llanero es la copla que sin las ataduras del hilo argumental o el encadenamiento de la rima y la medida se hizo dueña de los golpes y los pasajes. Es así, como por la copla, hicimos del contrapunteo un remedo de las faenas juglaresca de los tiempos medievales en el que se derrocha la copla y campea el individualismo, la inventiva repentista, la autosuficiencia y la mordacidad; en esta modalidad el contrapunteo insignia es “Florentino y el Diablo” del maestro Alberto Arvelo Torrealba: “Catire quitapesares, Contéstame esta pregunta ¿Cuál es el gallo que siempre Lleva ventaja en la lucha Y aunque le tumben el pico Tiene picada segura? 4 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño Tiene picada segura El gallo que se rebate Y no se atraviese nunca Bueno si tira de pie Mejor si agarra en la pluma Si indagamos en el campo de la demosofía, es grande y prolijo el saber que está implícito en el pueblo llanero y qué forma parte de su idiosincrasia. El llanero emplea el poder de su palabra en ensalmos de origen chamánico para conjurar males a distancia, y sortilegios y hechizos para doblegar la voluntad de las personas, utilizamos el rezo de los gusanos y el de los toros bravos, el de la culebras y el rezo para conjurar a los espantos o sino, pregúntenle a Héctor Paúl sobre el poema de “El Caporal y el Espanto”. La riqueza demosófica del llano está implícita en los nombres de sus pueblos, en las sustancias alucinógenas que desde tiempos inmemoriales emplearon sus indios Guahibos y Sálivas para entablar relación con los dioses, en los medicamentos naturistas acompañados de ritualidades mágicas. Y para protección del hechizo utilizamos aún en pleno siglo XXI, la fruta conocida como el ojo de buey y el colmillo del caimán (Rivera, Salcedo, 1991). En Casanare al compositor triniteño Juan Ely Pérez se le dio por embarazar al espanto de La Bola de Fuego y hacerle parir la bola de fuego pichona. Un corrido cantado por los llaneros que iban de pueblo en pueblo y de festival en festival por los años cuarenta del pasado siglo, revela tentadoramente la cultura del festejo en el pueblo casanareño: “Ocho de diciembre en Támara y nochebuena en Nunchía; el seis de enero en Manare y el veinte en la cofradía; 5 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño candelaria en Orocué o en Santa Helena de Upía; luego a Pore, a San José, patrón de la pobrería. Veinte de julio a Moreno con buenos gallos de cría, y en agosto a Trinidad a calmar tanta sequía. Doce de octubre a la Chapa, a colear con valentía, y luego a la soledad, a Chire o a la Vigía. Después pa´ los angelitos, con baile hasta el otro día, a Maní o a Veladero, Maporal o a la porfía. (Díaz, G, año1980, p 34.) Hoy en día los festejos populares se han multiplicado, ya que en cada región se celebran festejos patronales separadamente de los festivales folclóricos de música llanera, y en cada corregimiento o vereda se replican estas festividades, que pueden ser religiosas o profanas. Entre las fiestas más nombradas está la de la virgen de manare patrona de los casanareños y que se celebra el seis de enero en paz de Ariporo, siendo éste el de más larga y venerada tradición en el llano. Hasta allí llegaban caravanas de llaneros salidos de todos los puntos de Colombia y Venezuela a pagar sus promesas a la madona. Este episodio de religiosidad podría equipararse con el cristo de mármol que trajo de Italia y empotró el poeta y ganadero José Natalio Estrada en un camino sabanero del Apure para que el fervor de los caminantes repitiera siempre al pasar los hermosos versos de Julio César Sánchez Olivo, el poeta de Guachara: “Sólo el poeta realiza lo que no hace el hombre práctico, 6 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño porque sabe poner toda el alma en la acción del brazo. Milagros hace el poeta y se los hace a los santos, como este que al buen Jesús le hace de llevarlo al llano”. Igualmente, se celebran festejos de la virgen de la candelaria, el dos de febrero en Orocué, el festival de la bandola Pedro Flórez del cuatro al seis de enero en Maní, el festival de la soga en Hatocorozal, el del topocho en Trinidad, el festival internacional del contrapunteo “Cimarrón de Oro” en Yopal, el festival de la canción llanera en Villavicencio, el Florentino de Oro y del silbón en Venezuela, El Festival del Corrío en Puerto Carreño y por su originalidad no podemos dejar de mencionar Las Cuadrillas de san Martín erigidas hace siglos en San Martín, Meta, la más antigua y noble ciudad del llano; en todas ellas, se derrocha llaneridad y autenticidad cultural. Por haber oficiado durante mucho tiempo en las planicies de Venezuela los Capuchinos Andaluces y los Observantes de Granada, depositarios de la más rica y chispeante tradición española, y por haber evangelizado en los llanos colombianos los jesuitas que tenían procedencias bien distintas a España, considero que el joropo se formó primeramente y con mayor fuerza en las planicies Venezolanas. Pero lo indisputable es que el joropo es el más depurado símbolo de unos mestizos hechos del barro del pastoreo; mestizos que edifican la casa en el punto más alto del médano para ver salir el sol; que hablan fuerte para vencer la distancias y la soledad; que tocan y bailan para concitar el espíritu de la raza, para defender los principios, para trazar rumbos ciertos hacia la autosuficiencia; el joropo, por ser el alma de la tierra, es el alma del llanero, su identidad manifiesta. 7 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño Pero nos preguntamos entonces, ¿que será la identidad? La identidad según el diccionario de la Real Academia de la Lengua española, es la cualidad de lo idéntico, la relación entre cosas distintas y la circunstancia de ser efectivamente la persona que se dice ser. En esta definición se observan por un lado lo idéntico, lo que parece ser y, por el otro, implícitamente, lo diferente, pues lo idéntico existe por su opuesto, la diferencia; un individuo se identifica con una cultura determinada por que es consciente de sus diferencias con otras culturas. El problema de la identidad cultural está cruzada por el imaginario de un pueblo, de allí la dificultad de disociar los diversos procesos de identidad, pues todos se encuentran interrelacionados como en una red. Al reclamar su condición de llanero, el poeta venezolano nos dice en la canción “Llanero Soy”: “Llanero soy con orgullo Hombre de soga y caballo Hijo de llano y rodeo, Y hermano del toro bravo”. Cuando se lee algunos de los procesos, necesariamente se referencian otros aspectos del proceso, es por ello que se habla de identidad cultural, social, religiosa, sicológica, política. Este complejo concepto tiene realizaciones comparables con la diferenciación que la lingüística hace de la lengua, el habla y el idioléctico. Si recurriéramos a SAUSSURE (1960), en su Curso De Lingüística General, se definiría La Lengua, como un principio de clasificación o un evento social que existe naturalmente; el Habla como un evento individual en el que interviene la voluntad del individuo para realizar las combinaciones que considere pertinentes y a la realización del habla en el entorno más íntimo, el hogar, como el Idiolecto1. La identidad sólo puede realizarse social y culturalmente, y se pudiera clasificar así: la identidad dada por la nacionalidad, como Identidad Nacional; la identidad regional y la Identidad individual, como la dada por los nexos de familia y en la que incluimos la 8 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño identidad sexual. Se hace necesario igualmente tener en cuenta los aspectos culturales, geográficos e históricos en el estudio de la identidad de un pueblo. En el joropo como identidad de los llaneros se encuentran implícitas: La Lengua, la concepción del tiempo y el espacio, las relaciones simbólicas del individuo y las relaciones del ser humano con el medio ambiente, Así: Malek Chebel, Afirma, que, “La lengua es un vehículo. Ella tiene sus lógicas de transmisión, sus propias estructuras y sus impregnaciones afectivas y emocionales. Comprender la lengua de un pueblo es poseer el hilo de Ariana que conduce a su alma. Desconocerla, es el mejor medio de efectuar, de él, un conocimiento sólo superficial” (Chebel, M, 1970, p 14.), por lo que la Lengua es uno de los primordiales tópicos en la construcción de la identidad. Las diferencias sean nacionales o regionales son vistas a través de la lengua. En los llanos se habla el castellano y un sinnúmero lenguas indígenas, lo que hace que nuestro español sea producto del mestizaje lingüístico. Pero por medio de este se comunican y se transmiten las diferencias y a través de él se tejen leyendas, creencias y mitos que nos identifican y nos hacen diferentes incluso con los llaneros del Arauca, del Meta, del Apure, del Vichada, de Barinas, etc., y es así, como en los poblados llaneros, el habla y la interacción individual y cotidiana, como los variados idiolectos, son diferentes a las expresiones lingüísticas, a la interrelación personal y a la comunicación hogareña de los llaneros de la sabana. Así como la praxis de la lengua es lo que la llena de contenido semántico, la identidad cultural toma su sentido a partir de la práctica y de la internalización de los valores que la constituye. Sin el conocimiento de las diferentes realizaciones de la lengua en una cultura no podremos profundizar en los dispositivos más importantes que dan origen a la expresión de una identidad cultural. Los orígenes del canto criollo al igual que las canciones populares de España y Alemania se remontan a la construcción de cantos populares y más específicamente a los cantos de ordeño y vaquería cuando el llanero con el objeto de arrear y/o tranquilizar el ganado en el ordeño le cantaba así: 9 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño “la vaquita mensajera, Que es una vaca lechera, Que da la camaza llena Y le queda p´a su ternera” Y en los cantos de vaquería: “mañanita, mañanita Que viene junto a la aurora Con tu brisa pura y fresca Con tu brisa pura y fresca meciendo a palma y mapora”. La concepción del tiempo y el espacio, es otro componente que fortalece la creación en el joropo y así, podríamos decir que, los límites de la identidad de un pueblo comienzan con el conocimiento de las medidas que le permiten asimilar su entorno inmediato, puesto que estas llevan al individuo a centrase en un determinado universo. Exigiendo la pertenencia de la tierra y el arraigo a ésta, Cahi, escribe en “Yo no le vendo mi fundo”, canción dedicada por Cholo al presidente Chávez para que se la cantara a los gringos “Ofrezca lo que me ofrezca, Porque la pena me mata, Yo no le vendo mi fundo; Aunque tenga mucha plata Y por más que haya juntado Todos los reales del mundo” Y nostálgico el llanero, añora su trabajo de llano, en la composición “Volveré a trabajar llano” de Carlos Ortegón, cuando dice: 10 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño “Volveré a trabajar llano Pues no trabajo hace rato Y ahorita es que tengo ganas De jinetear un potranco, Antojo e´jalar un rabo Deseos de quebrar un cacho Ilusión de saca´ un lance Nostalgia ´e zumbar un lazo”. La relación individuo- espacio es también un gran diferenciador cultural. El espacio personal varía de cultura a cultura –no es lo mismo el espacio personal necesario para un cundinamarqués que el de un llanero sabanero. El primero necesita un espacio mínimo. El segundo toda una inmensidad. La distribución del hábitat obedece a procesos simbólicos conscientes o inconscientes que ha interiorizado una cultura a través del tiempo, sufriendo alteraciones de acuerdo a las prioridades de la época, del clima y de los materiales con que se cuente. Cada cultura se relaciona particularmente con las medidas del tiempo y estas obedecen a patrones dados por ella misma, como sucede con la puntualidad de los alemanes y la impuntualidad de los colombianos. También en el joropo las Relaciones Simbólicas del individuo, juegan un papel preponderante puesto que la cultura llanera tiene una forma particular que las diferencia de las demás, para organizar el entorno. Los espacios privados y públicos, los políticos, los sagrados, los internos y los externos, tiene formas de realización muy diferentes a las de otras culturas. Es decir que las relaciones simbólicas que el individuo mantiene en su entorno inmediato marcan definitivamente la identidad de un pueblo. En los llanos la relación simbólica del espacio y el tiempo con las creencias, leyendas y mitos, está básicamente marcada por los periodos de lluvias y de sequía o verano. Porque estos son los meses y especialmente el mes de mayo cuando surgen los espantos y aparecidos. En el poema de Héctor Paúl titulado “El Caporal y el espanto se dice: 11 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño “Y fue una noche sin luna inviernos del mes de mayo corría una brisa de espanto de esas que hielan al llano”. En cuanto a la variable, las relaciones del llanero con el medio ambiente, en el joropo, ésta determina varios aspectos del imaginario como el espacio y su distribución, los símbolos alrededor de los cuales se crean los mitos, las creencias y las leyendas. El llanero creativo por naturaleza incursiona a través de su cantar en la construcción de fabulas de las cuales se destaca el contrapunteo de las mentiras: “Ahora que estamos aquí vamos a cantar mentiras yo mire volar un buey con cien carretas encima” “Y si ust´e vio volar un buey yo también mire un conejo maniando trescientos toros con una cuarta de rejo” “Y si ust´e miro un gavilán yo también mire una araña que en las costillas llevaba cuarenta cargas de caña” “Esa araña poco hizo lo que si hizo un zancudo que montó en un perro flaco 12 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño y le dio la vuelta al mundo” Al hablar de la identidad cultural llanera tenemos que hablar de los grupos de poblaciones asentados en los llanos que son los indígenas, los llaneros y los colonos. Sin embargo existen otros grupos que han influenciado los cambios culturales y de valores de las poblaciones con quienes han tenido contacto como son los narcos, los paramilitares y los guerrilleros. Podemos catalogar a los cuatro últimos y a los colonos como grupos móviles que aparecen y desaparecen en la región, según los vaivenes del negocio, pero que van dejando detrás su idiolecto, sus costumbres, sus creencias. Los Llaneros y los indígenas son grupos fijos, aunque dentro de ellos exista alguna movilidad. Los indígenas y los llaneros, algunos de ellos semisedentarios, tienen terrenos establecidos de movilidad, con un espacio definido, que forma parte importante de la identidad de estos grupos. Dentro del grupo de los llaneros y de los cuatro que llamamos móviles existe una diferenciación interna dada por la contradicción campo-ciudad, contradicción que señala la frontera entre lo tradicional y lo conservador frente a lo moderno y evolucionado. Frente a éste aspecto, las contiendas bélicas también han sido objeto de las miradas del joropo. En Casanare la tradición popular hace de la canción “El negro José María”, el himno de la guerra de los mil días y aunque aparece como de autoría de Gil Arialdo Rey, seguimos creyendo que es del haber popular. En ella se dice: “Ay caramba, por esta sabana abajo donde llaman la vigía me encontré con un negrito llamado José María. Ay caramba, me invito a jugar espadas, le dije que no sabía, me dijo que me enseñaba le dije que aprendería”. 13 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño La confrontación del cuarenta y ocho ocasionada por la muerte de Gaitán igualmente tuvo en el joropo el acompañante leal de sus batallas, veamos en ritmo de Zumba que Zumba, “La muerte de Gaitán” de la versión de Ramón Gualdrón y la recopilación del Cholo Valderrama: “Fue el día nueve de abril que el mundo estalló en violencia porque una gente asesina pagada con la indulgencia mato al poder de mi pueblo que iba pa´ la presidencia don Jorge Eliécer Gaitán un hombre de gran potencia” “Ojalá que desde el cielo veas en la llanura inmensa a un jinete acompañado por fusil y bayoneta es Guadalupe Salcedo que desde la costa ´el Meta viene matando chulavos vengando tu sangre fresca” Y se preguntaran ustedes ¿por qué he dado en llamar esta conferencia cabalgando joropos libertarios? Pues bien. Porque en el joropo se encuentran implicititos el patrimonio lingüístico de los llanos que encierra sentimientos de identidad, de patria y libertad, de autodeterminación y pervivencia, de amor y lealtad, de lucha por el terruño. Es el joropo la expresión lingüística de una raza libertaria que por centurias ha librado las más grandes batallas de la historia. 14 XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística, Literatura y Semiótica Homenaje a Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán y Jairo Aníbal Niño Muchas gracias. BIBLIOGRAFIA - Rivera, D. (1991). Orígenes de la literatura Casanareña. Conferencia. Yopal. - Rivera, D. (1991). La Literatura Llanera después de José Eustasio Rivera. Yopal. - Díaz, G. (1980). Remembranzas Llaneras. Smd.Tunja.Caja Popular Cooperativa. - Saussure, de F. (1960). Curso de Lingüística General. Madrid. Editorial Barcelona. - Chebel, M. (1970). Conferencia. 15