Temperaturas extremas, requieren cuidados extremos Pocos conductores son conscientes del impacto del calor en las baterías Como norma, el calor acelera las reacciones químicas de las baterías y las hace funcionar a pleno rendimiento. Sin embargo, a partir de 30°C, les pasa lo que a las personas: empiezan a sudar. El consumo de agua se dispara y se acelera la corrosión. Si la situación es prolongada, aumenta la pérdida de conductividad y, en el peor de los casos, la corrosión provocaría una disfunción total o incluso provocar un corto circuito. No obstante, este efecto no se nota inmediatamente. Tras un verano muy caluroso, los conductores pueden notar los efectos al invierno siguiente, cuando haga falta arrancar el vehículo en condiciones invernales. Hay que revisarlas regularmente, y “darlas de beber”; En condiciones extremas (zonas tropicales, desierto, o en zonas mineras) incluso las Buffalo Bull SHD deben rellenarse con agua destilada (DIN 43530), para compensar “la sed” por el efecto de la temperatura.