Agosto 1949 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA notismo es de escaso valor terapéutico. También suelen fracasar los pwcedimientos de autosugestión que se han recomendado, tales como imaginar que se aumento de peso, contar, etc. . 3.1'" Tratamiento farmacológico. Ha sido muy discutida su conveniencia y expone las razones en pro y en 'contra que se han e.sgrimido. Concluye que el uso de la medicación hipnótica, correctamente aplicada, no debe proscribirse. Divide los hipnóticos en rápidos y lentos. Cita entre los primeros, de efectos precoces y poco duraderos, el hedonal y el voluntal del grupo de los uretanos; el evipán de los barbitúricos y el hidrato de cloral. Entre los segundos, de efectos de autosugestión que se han recomendado, tales como imaginar que se autos más tardíos y prolongados el bromural y la adalina, del grupo de las amidas; el sulfonal, de las sulfonas y el veronal, medinal, luminal, sedormid,. somnifeno, ,etc., del grupo del ácido barbitúrico. Según el tipo de insomnio,. inicial o termina'l, se escogen hipnóticos de uno u otro grupo. Dentro de cada. uno,cada cual tiene sus 'preferencias. Los hipnóticos no deben emplearse en forma rutinaria. Hay que inculcar al enfermo la idea de que no todo se fía a la droga, sino que aquélla sólo la empleamos en tanto que estudiamos. y tratamos su estado general alterado, y que disminuiremos la dosis paulatinamente. Conviene los primeros días, requerir noticias casi diarias del enfermo. Prescribir el hipnótico y no preocuparse más, conduce a la automedicación y al fracaso. La dosis· óptima, obtenida por tanteo, se mantendrá sólo 2 o 3 semanas, disminuyéndola después gr,adualmente. En los enfermos mentales, sobre todo en los deprimidos, no conviene dejarles disponer de la droga, para evitar su uso desordenado, o lo que es peor, un intento de suicidio. Conviene en estos casos tenerles hospitalizados. En estos enfermos, a veces sólo el tratamientoconvulsivante consigue vencer la r,ebeldía de su insomnio. • Períodos evolutivos del ulcus gastroduodenal Dr. J. SALA ROIG E la evolución clínica del ulcus gastroouodenal se distinguen tres perío. dos: el ulcerógeno, el ulceroso y el de latencia. El período ulceroso es el clásico del ulcus. El enfermo presenta dolores tardíos que se alivian con la ingesta y con alcalinos, y que mejoran rápidamente con una dieta apropiada. Existe una tendencia espontánea a la curación, que puede lograrse simplemente con la supresión de factores agresivos y colocando el órgano en buenas condiciones fisiológicas, con lo cual, nichos a veces enormes desaparecen en uno a tres meses, según tamaño. Por eso en esta fase como más apropiada, la que se adapte a las tres normas fundamentales siguiense han obtenido éxitos con las numerosas terapéuticas empleadas. Preconiza, tes: Régimen líquido hiposecretor; cura tópica a base de bismuto, y disminuir con alcalinos la hiperacidez. Es indiscutible la utilidad del reposo, aunque en el 90 % de los casos es innecesaria la permanencia en cama. La atropina, si existe hiperperistaltismo y la cura proteínica, pueden ser beneficiosas. N ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA • Vol. XXVI._N.o 50 En el período die latencia el enfermo se siente curado y se hacen ampna,ciones en el régimen, que difieren poco del normal, pues en el plazo de dos meses la recuperación es tal, que incluso pasan normalmente las ondas peristálticas a través. de la zona ulcerosa. Persisten las deformaciones cicatriciales, de las que no queda rastm alguno tratándose de los primeros brotes, de forma que es imposible el diagnóstico r,etrospectivo, radiológicamente. No se trata de una ,curación meramente radiológica, sino real, pero por gastroscopia puede evidenciarse la cicatriz. El pleríodo ulcerógeno empieza al reapareoer las molestias, con algunos caracteres que las diferencian de las que hubo 'en la fase ulcerosa. El dolor no es típico, semejando al de indigestión. Desaparece la clásica intermitencia ingesta-ca1ma-dolor, y el tratamiento que anteriormente eliminaba el dolor en tres o cuatro días, precisa de ocho a diez días si el período ulcerógeno ,está solamente esbo.zado, y de tres semanas o un mes si se presenta como tal. No hay tenden.cía a la remisión expontánea. La inv,estigación de las causas de aparición del brote ulcerógeno sobrepasa el aspecto puramente clínico, pero pueden señalarse cuatro capaces de provocar la aparición del brote: 1) El cambio climático, pues las variaciones estacionales influyen sobre el diencéf;;¡lo., que regula d trofismo de la economía, correspondiente habitualmente el brote a primavera y otoño. 2) Disgustos, emociones, etc., que pueden hacer reapareoer el b~ote fuera de la época estacional corriente, aunque ello no sucede muy a menudo. 3) Períodos de intenso. trabajo, habiéndose observado en labradores la aparición de brotes ,en julio y agosto, fuera de los períodos 'habituales de primavera y ,otoño. 4) Ingestión de salicilatos, aspirina, etc., aunque sin olvidar la influencia de alimentos indigestos, alcohol, etc.; este último es capaz de causar molestias y dolores, pero no s.e ha comprobado que desencadene brotes ulcerosos. De todas las causas señaladas, la estacional es la de mayor importancia y la única que escapa a la regulación de la voluntad. Se puede intentar combatirla, modificando el tono vegetativo antes y durante la época climática que da lugar al brote, pues los cambios climáticos no actúan por un mecanismo local, sino afectando a todo el organismo a través del diencéfalo. Estudiando el tono vegetativo en las infecciones, se ha comprobado una simpaticotonía al principio y mo.dificaciones vagotónicas después, y que lo mismo sucede, aunque en menor grado, administrando vacunas y protéinoterapia, pareciendo posible nL diante este procedimiento, cambiar favorablemente la reaccionabilidad dienoefálica. Ha ensayado una vacunoterapia apropiada desde dos meses antes de la época de brote, consiguiendo que desaparecieran los brotes en más de cuarenta enfermos, durante períodos de tres a siete años, y que en su mayoría presentaban anteriormente dos típicos brotes anuales. No obstante hay que ser muy cautos en la interpretación de los resultados. Con el tratamiento se altera el estado natural del enfermo, pero no la predisposición a la úlcera, y es posible que ésta reaparezca posteriormente. Se trata de una enfermedad constitucional, congénita o adquirida, que predispon'c a la aparición de ulcus en determinadas épocas del año, y más si se suman disgustos, transgresiones alimenticias, etc. Los resultados de modificar la reactividad orgánica en los períodos previos al brote, a pesar de todo, han de con· .siderarse como bastante satisfactorios. •