Principado Catalán en nueve Condados, dando origen al futuro poder feudal y á la consiguiente opresión de los colonos, no obstante los preceptos expedidos por Cario Magno y sus sucesores. No dejaron los moros de hostilizar á los cristianos y de realizar por el territorio de estos frecuentes incursiones, siendo la mas funesta para la causa catalana la de Almanzor, que en la tristemente célebre batalla de Matabous (986) al pie del Castillo de Moneada, derrotó á Borrell I de Barcelona. Deshecho el ejército cristiano y refugiado Borrell en Manresa, el valiente caudillo árabe se apoderó de la ciudad condal, clavando el estandarte de la media luna en todos los castillos del Valles, excepto los de Tarrasa y Moneada. Recobrada al poco tiempo Barcelona y definitivamente expulsados de Cataluña los musulmanes, el sentimiento religioso que hacía de los cristianos héroes en el combate, manifiéstase exuberante en el Valles,, llenando de templos y de alegóricas tradiciones la comarca, cuyo dominio señorial quedó casi totalmente repartido entre los monasterios de Montalegre, San Miguel del Fay y San Cucufate. Aunque apesar del poder feudal gozaban de cierta independencia y libertad los pueblos vallesanos, según claramente indican los nombres de Llerona (Lliurona ó térra lliure) y deFranquesas, no debían aquellas alcanzar á todas las clases sociales, cuando entre ellas figuraban los Payeses de Remensa sujetos á la ominosa ley de los malos usos, clase cuya denigrante situación tan bien supo aprovechar para su causa Juan II, en las contiendas político-sociales que estallaron durante su reinado. Importante papel desempeñó el Valles en esta lucha fratricida determinada por la misteriosa muerte del Principe de Viana, hasta que fallecidos D . Pedro de Portugal y luego Juan de Anjou, esforzados adalides de la causa revolucionaria, queda pacificado el pais, al propio tiempo que formada la unidad política de España, por la unión de D. Fernando de Aragón con Doña Isabel de Castilla. Desde entonces sigue el Valles la suerte de [las provincias catalanas; mas celoso como siempre de sus sagradas libertades, lucha bizarramente cuantas veces corren aquéllas algún riesgo. Por eso en la guerra de sucesión empuña las armas y combate con bravura á favor del Archiduque de Austria, malográndose el noble entusiasmo de los vallesanos en la derrota que en San Felio de Codinas sufrió el Marqués de Poal, su caudillo. Tampoco, durante la guerra de la independencia, permanecieron inactivos los vallesanos, hostilizando de continuo á los franceses y contestando