Mark Rothko (Dvinsk, 1903-Nueva York, 1970) Desde muy joven Mark Rothko formó parte del grupo de artistas norteamericanos que lucharon por la renovación del panorama artístico estadounidense. Participó en la formación del grupo The Ten junto a Adolph Gottlieb y ambos sentaron las bases del expresionismo abstracto en una carta enviada a The New York Times en 1943. En torno a 1949 Rothko dejó de lado definitivamente de las referencias surrealistas que habían aparecido en su obra durante toda la década para desarrollar su personal investigación pictórica dentro del camino de la abstracción. Desde entonces, sus lienzos se distinguirían por su gran tamaño y por el protagonismo de amplios campos de color. Interesado en expresar a través de sus obras “emociones humanas básicas”, creía en la capacidad de los colores de actuar directamente sobre el alma, evocando sentimientos de trascendencia espiritual. Sensaciones que, según el propio Rothko, Monet también había conseguido evocar a través de sus pinturas gracias al color y que hicieron que defendiese el papel del maestro francés y lo elevase por encima de Paul Cézanne. Las obras de Rothko fueron realizadas con una técnica personal, basada en la aplicación de finas capas de color que van superponiéndose sucesivamente. De esta forma conseguía que la huella de la pincelada del artista prácticamente desapareciese y que la apariencia final de la obra fuese ligera y etérea, en un intento de desmaterializar el propio soporte de la obra. A lo largo de su vida Rothko recibió varios encargos de pintura mural, entre los que cabe destacar una capilla en Houston, en 1964, que tras la muerte del artista recibiría el nombre de Rothko Chapel. El deseo de crear un efecto envolvente en el espectador, ya presente en el resto de su obra a través del uso de la escala monumental, adquiere una mayor dimensión en estos proyectos espaciales. Como en el caso de Claude Monet, Mark Rothko nos sumerge en un mundo en el que el color nos invita a reflexionar y elevar el espíritu. La obra de Rothko comenzó a ser reconocida muy tempranamente. En 1961 el Museum of Modern Art de Nueva York organizó una exposición retrospectiva de su pintura. Sin embargo, tras pintar una serie de obras con pintura acrílica negra, que evocaba su profunda melancolía provocada por una crisis depresiva, Rothko se quitó la vida en 1970.