TEMA 1: La condición moral del ser humano 1. El ser humano como

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Departamento de Filosofía y Ética
TEMA 1: La condición moral del ser humano
1. El ser humano como ser moral
1.1 Los seres humanos son seres morales
Los seres humanos nos encontramos continuamente con situaciones en las que estamos
obligados a decidir qué hacer, a optar entre diferentes posibilidades, Las decisiones nos
colocan en una peculiar condición: nos hacen responsables de las consecuencias de lo que
hemos elegido, y, por tanto, se nos puede pedir cuentas de por qué decidimos eso y no otra
cosa. Es decir, tenemos que justificar nuestros actos.
Todo esto es lo que denominamos moralidad. Las personas no pueden evitar ser morales,
porque continuamente deben elegir, justificar y responder de sus decisiones.
El modo humano de estar en el mundo es, pues, decidiendo cómo se quiere estar en él.
Por eso es tan importante tomar conciencia de que nuestra vida es valiosa y merece la pena
ser pensada. Tomar decisiones es algo que se va aprendiendo poco a poco, y sin embargo, lo
hacemos desde muy pequeños, en cada elección que realizamos.
Esto, que parece tan natural es una condición original y única del ser humano Los
animales responden de modo más o menos efectivo frente al medio, es decir, elaboran
comportamientos que sirven para resolver los problemas de supervivencia que se les
plantean. Sin embargo, los seres humanos pueden ir más allá, tomando decisiones y
distanciándose en cierta medida de la necesidad.
Una persona puede, por ejemplo, renunciar a la comida porque está haciendo una huelga de
hambre, en defensa de una causa que considera más importante que su propia vida. Esa es
una elección de índole moral. Para ello ha sido necesario que esa persona tome conciencia
de su vida, de su realidad, y que elabore una jerarquía de valores, es decir, un orden
en las preferencias, de modo que su elección esté justificada.
1.2. La justificación moral
Los seres humanos tienen, por tanto, una condición intrínsecamente moral. O, dicho de otro
modo: no pueden no ser morales. Las personas tienen la característica de la moralidad
como propia, porque siempre han de elegir siempre optan, no pueden suspender el juicio.,
Si uno decide no decidir, de hecho, está ya tomando una decisión.
La moralidad es algo espontáneo y propio del ser humano, por eso se nos pide cuentas
de lo que hacemos. Estar obligado a decidir implica también tener que dar razones, ser
capaz de ofrecer las claves de su elección. Cuando alguien hace algo que no comprendemos o
no compartimos, inmediatamente le preguntamos: ¿por qué has hecho eso? Le estamos
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pidiendo explicaciones, es decir, justificaciones de su decisión. y si no es capaz de darnos
buenas razones, consideraremos que su comportamiento es inaceptable.
La justificación es fundamental en la vida moral porque nos obliga a ser razonables, y
es la base de la comunicación y la convivencia: En condiciones normales, tienden a
agruparse los individuos que comparten las mismas valoraciones y justificaciones.
1.3. La moral como quehacer: el ejercicio de la libertad
Dar razones es, pues, una manera de justificar nuestros actos. Esto significa dos cosas :
1 . Por un lado, que el ser humano tiene libertad para elegir;
2. Por otro lado, que la tarea moral es un quehacer, es decir, una labor dinámica de
construcción que no se acaba.
La libertad es lo que hace posible que seamos morales. Si una persona no tiene
posibilidad de elegir, difícilmente le pediremos explicaciones o !e haremos responsable.
Por ejemplo, si alguien es secuestrado y obligado a torturar a alguien bajo amenaza,
consideraremos que la situación de falta de libertad y coacción le exime de toda
responsabilidad, aunque el acto que haya cometido sea despreciable. Suponemos que no
habría hecho lo mismo si hubiera sido libre para elegir, y consideramos que no podemos
exigir comportamientos heroicos a todas las personas, porque sería excesivo, La libertad
es una condición necesaria para el comportamiento moral.
"- Nadie es completamente libre, todos estamos condicionados por multitud de factores: la
cultura, la educación, el lugar donde vivimos, nuestras circunstancias biológicas, las
características de la situación, las creencias, etc.
Sin embargo, tampoco estamos absolutamente determinados: hay un margen de elección, y
ahí es donde se pone a prueba nuestra moralidad. Los seres humanos somos un combinado
de libertad y determinación. Podemos hacer algo con lo que la realidad ha hecho de
nosotros.
Es una libertad condicionada.
1.4. Somos el resultado de nuestras elecciones.
Esa libertad nos obliga a justificar y a ir construyendo con esas elecciones una identidad.
Solemos presentarnos a nosotros mismos a través de lo que hacemos, y eso es el resultado
de nuestras elecciones.
Haber decidido una cierta conducta significa haberse colocado en una cierta posición
respecto de las demás personas, haber abierto ciertas posibilidades, haber tomado partido
por algo. Por eso es un compromiso, con uno mismo y con los demás,
La moral es un quehacer , algo que se va haciendo, porque haber elegido este camino y
no otro abre ciertas posibilidades y cierra otras, lo cual significa que, a pesar de que es
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preciso hacerse cargo de la realidad y sus determinaciones, tenemos también la
posibilidad de ir configurando una historia, la de nuestra vida.
La vida moral de las personas es tan múltiple, rica y variada como para que jamás se agoten
sus posibilidades. Cada día y en cada momento estamos eligiendo, y esto nos coloca en una
posición nueva en la que seguimos construyendo nuestra identidad,
El descubrimiento de la identidad personal es básico para la vida moral porque es el
principal referente de nuestros actos, No es una tarea fácil, requiere un gran esfuerzo,
porque la capacidad de elección supone un compromiso con nosotros mismos y es: un camino
lleno de incertidumbre.
2. Ética y moral
2.1. La altura moral.
Del mismo modo que decimos que un equipo deportivo está alto de moral, también podemos
decir de las sociedades que están altas o bajas de moral. Cuando un grupo social, o la
sociedad entera, deja de creer en ideales, actúa como por inercia, sin buscar proyectos y
limitándose a una supervivencia cómoda y desinteresada, solemos pensar que está baja de
moral. Sin embargo, cuando una sociedad es dinámica, apuesta por modelos de vida que
trata de llevar a la práctica y promueve ideales, está alta de moral. La moral es un modo
de vivir,
Por eso es importante no desmoralizarse: no perder el ánimo y proponer ideales de vida
buena, La moral es el conjunto de valores y principios que defiende una persona 'o un
grupo como propios. Eso tiene que ver con los hábitos y las costumbres, con lo que hemos
vivido en nuestra experiencia, con lo que nos han enseñado y también con una cierta altura
moral de la época en la que nos ha tocado vivir.
Esto significa que hay diversidad moral, que no hay un patrón que pueda ser considerado el
único válido o verdadero. Hay tantas morales diferentes como individuos o grupos.
2.2. Ni dogmatismo ni relativismo
La altura moral de una época nos obliga a reconocer los errores del pasado y a afirmar
que no todo es válido. Es difícil pensar que todos los modelos morales sean igualmente
defendibles. No vale lo mismo la moral del delincuente que la del defensor de los derechos
humanos.
Aunque es fundamental respetar y tratar de comprender las diferencias de valores, las
distintas culturas y las variadas opciones morales (puede desembocar en un relativismo
moral que considera todos los modelos morales como igualmente válidos), también es
importante afirmar que hay ciertas opciones que son más acordes con el desarrollo de la
vida, con el respeto a la diferencia, con la tolerancia, con la búsqueda del diálogo frente a la
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violencia, y, por tanto, son más universalizables (el error en este caso sería creer que los
valores son objetivos y evidentes para todo el mundo, que constituyen una verdad única e
inmutable, es el dogmatismo. Esa postura dogmática no admite la diversidad y considera
que solo hay un modo correcto de entender la moral. De ahí que no se admita la
discrepancia y que se anulen las diferencias llegando a adoptar una posición intolerante).
2.3. Qué es la ética. Diferencias con la moral
A pesar de la complejidad y de los matices que encierra el término Moral podríamos
definirlo como el conjunto de normas y valores aceptado por una determinada
sociedad, que suele cristalizar en un sistema de reglas de comportamiento o código
moral. Este código no siempre está escrito, pero los individuos saben si sus actos están de
acuerdo o no con dicho código. La moral es algo que aprendemos en la vida cotidiana. Es
fruto del proceso de socialización en una cultura concreta, es decir, de los aprendizajes y
enseñanzas que hemos recibido. Todo el mundo tiene una moral.
Es algo intrínseco al ser humano. La moralidad es el objeto de estudio reflexión y
análisis para una disciplina que forma parte de la tarea filosófica: la ética. La ética es
una disciplina rigurosa, que tiene una -metodología específica y cuyo objetivo es realizar
una reflexión que aporte modelos y teorías que puedan ser aplicados a la realidad.
El término ética procede del griego éthos, que significa costumbre.
El mismo sentido que la palabra latina mores, de donde viene moral. Aunque en el lenguaje
coloquial tomamos ética y moral como sinónimos, en el análisis filosófico son distintos.
La moral tiene que ver con la estructura y los contenidos que capacitan a los humanos
para juzgar, decidir y actuar conforme a valores mientras que la ética es un análisis
reflexivo que toma la acción moral como su objeto de estudio y, por tanto, da un paso
atrás para poder verla con claridad.
Los actos humanos relacionados con el código moral son los denominados hechos
morales. Son aquellos que los individuos realizan de manera consciente, libre y
voluntaria, y que pueden clasificarse no solo en buenos o malos, también en honestos o
deshonestos, justos o injustos. . . Los seres humanos reaccionamos de manera diferente
ante circunstancias parecidas.
Según se ajusten o no al código moral distinguimos tres tipos de actos:
. Actos morales: aquellos que se ajustan a las normas de moralidad, como pagar cabalmente
los impuestos.
. Actos inmorales: los que no se ajustan a las normas de moralidad contenidas en el código
moral.
. Actos amorales: los que no guardan relación con ninguna norma moral, por ejemplo al
echarse una siesta o el comportamiento animal.
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2.4. Ética y norma
La moral suele realizarse en lenguaje prescriptivo: en forma de imperativos que orientan
la acción. Por ejemplo: debes ser una persona honesta, debes decir la verdad, no está bien
ser orgulloso, etc. Por tanto, es una labor normativa.
La ética también toma parte de esa labor, pero el lenguaje no está directamente ligado a
la acción, sino que se refiere a los fundamentos, a las razones que sustentan los
mandatos y que justifican su validez.
Por tanto, no solo construye imperativos, sino que trata de darles un apoyo. Así, por
ejemplo, decir la verdad se
fundamenta en el principio ético del respeto a las personas y en la búsqueda del diálogo
como vía de resolución de conflictos. Además la ética propone Ideales de vida buena,
modelos de actuación.
Esto es también lo que la distingue del Derecho. Aunque existen también fundamentos
jurídicos en las leyes (y aquí se asemeja a la ética), la tarea del derecho es,
fundamentalmente, la de establecer comportamientos aceptables y otros punibles o
prohibidos.
El Derecho orienta la acción de modo más concreto, como lo hace la moral. Sin embargo,
puede haber normas injustas. Es tarea de la ética determinar lo legítimo, distinguiéndolo de
lo legal .Que algo sea legal no quiere decir que sea bueno, justo o correcto.
2.5. Ética de mínimos y ética de máximos
Para resolver los problemas éticos de nuestra época, es preciso contar con la pluralidad de
opciones morales. Ello obliga a distinguir dos niveles en la ética: la ética de mínimos y la
ética de máximos.
Ética de máximos: Los máximos son los ideales de vida buena, los modelos de excelencia y
virtud que cada persona considera más perfectos, a los que aspira y por los que se esfuerza
en superarse.
Ética de mínimos: Sin embargo, estos máximos no pueden ser exigibles a todo el mundo,
puesto que no todos compartimos la misma jerarquía de valores, de ahí que sea preciso
identificar dónde están los puntos en común, los elementos básicos en los que todos
podemos ponernos de acuerdo, que posibilitan la convivencia y la tolerancia. Este nivel es el
de los mínimos, y es el que asegura el respeto y la vida democrática.
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