A C U E R D O

Anuncio
A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 5 de junio de 2013,
habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en
el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de
votación:
Pettigiani,
Suprema
doctores
Genoud,
Corte
de
se
Hitters,
reúnen
Justicia
pronunciar
sentencia
"Barragán,
Mario
Kogan,
los
en
definitiva
Argentino
Soria,
señores
acuerdo
en
la
jueces
de
ordinario
causa
contra
Negri,
la
para
L.
98.663,
Taberna
Hnos.
Indemnización por despido".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo con asiento en la ciudad
de Olavarría, perteneciente al Departamento Judicial Azul,
rechazó la acción promovida, imponiendo las costas en el
orden causado (fs. 201/209 vta.).
La
actora
dedujo
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley (fs. 214/223), el que fue concedido
por el citado tribunal a fs. 224/vta.
Dictada
a
fs.
231
la
providencia
de
autos
y
hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la
Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
de
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Hitters dijo:
I.1.
El
actor
Mario
Argentino
Barragán
inició
demanda contra Taberna Hnos. S.A. en procura del cobro de
los rubros de indemnizaciones por antigüedad y sustitutiva
de
preaviso,
sueldo
anual
complementario
y
vacaciones
adeudados, y sanciones contempladas en los arts. 16 de la
ley 25.561, 45 de la ley 25.345, 1 y 2 de la ley 25.323.
Alegó, en sustancia, que al reingresar a las órdenes de la
demandada
en
trabajado
con
diciembre
de
anterioridad,
1982
(ya
entre
que
denunció
septiembre
de
haber
1980
y
abril de 1982) realizó tareas varias: gestiones bancarias,
emisión de correspondencia en nombre de la accionada, entre
otras, por las cuales, durante los últimos años, percibió
una remuneración mensual de $ 450.
En la contestación de la demanda se reconoció el
vínculo
laboral
de
la
primera
etapa,
sosteniéndose
que
luego del accidente de trabajo sufrido por el actor el 15
de mayo de 1981 la relación se extinguió por su incapacidad
física sobreviniente. En cambio, se negó la existencia de
una
vinculación
alegándose
que
de
ese
linaje
la
estrecha
por
el
relación
segundo
de
período,
amistad
entre
Barragán y el dueño de la firma (señor Taberna) motivó que
se le confiara al demandante la realización de trámites,
otorgándosele un mandato al efecto, que "nunca excedían de
dos o tres mañanas", compensándose los mismos mediante la
entrega
de
"algún
dinero"
por
su
predisposición
(v.
responde, fs. 24).
2. En lo que aquí tiene relevancia, el tribunal
de grado juzgó que el accionante no demostró que entre las
partes
hubiera
mediado
una
relación
laboral
dependiente
durante la época en disputa. Para decidir en ese sentido,
tras
valorar
(única
la
prueba
producida
acreditado
que
a
instrumental
esos
aquél
fines,
efectuaba
adjunta
según
a
la
afirmó),
gestiones
causa
tuvo
bancarias
por
y
postales para la firma demandada, no obstante aseveró que
dichas tareas no resultaban por sí solas demostrativas de
la existencia de la subordinación insita en el contrato de
trabajo
resultaba
(v.
veredicto,
insuficiente
fs.
203).
Agregó
para
tener
por
que
también
verificado
tal
extremo las órdenes de entrega de mercaderías "... ya que
las mismas como el resto de la prueba documental agregada
no acreditan la dependencia jurídica, técnica y económica"
(v. fs. 203/vta.).
Por otra parte, señaló que habiendo reconocido el
promotor del pleito, cuando absolvió posiciones, que era
beneficiario de una jubilación por invalidez, debió probar
que se encontraba en condiciones de trabajar nuevamente (v.
veredicto, fs. 203 vta.).
En
la
etapa
de
sentencia
desestimó
la
acción
entablada.
Puso
énfasis
en
la
ausencia
de
elementos
de
juicio, arrimados por el reclamante, aptos para evidenciar
el clásico trinomio tipificante del contrato de trabajo:
subordinación jurídica, económica y técnica (v. fs. 207).
También
retomó
la
cuestión
vinculada
a
la
percepción de una jubilación por invalidez, analizando el
tema a la luz de la incompatibilidad legal para prestar
tareas en relación de dependencia establecida en la ley
18.037,
vigente
a
la
época
del
otorgamiento
de
dicha
prestación, y en el actual ordenamiento de la ley 24.241,
concluyendo que al existir un impedimento concreto para el
desarrollo de actividades en relación de dependencia, era
el actor quien debía demostrar que en su caso no existía el
obstáculo establecido en la norma previsional, conforme el
art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial (v. fs.
207/208).
II. Contra la decisión recaída en la instancia de
grado se alza la legitimada activa, invocando infracción a
los arts. 23, 40 y 42 de la Ley de Contrato de Trabajo; 39,
156 y 157 de la Constitución provincial; 14 bis y 28 de la
Constitución nacional; de los Tratados Internacionales de
Derechos
Humanos,
y
de
la
doctrina
legal
que
cita.
Asimismo, denuncia absurdo sentencial.
Los siguientes son los cuestionamientos que porta
la pieza impugnativa:
1. En primer lugar, plantea el quejoso que el
tribunal
de
origen
violó
la
presunción
iuris
tantum
contemplada en el art. 23 de la ley laboral y la doctrina
legal elaborada a su respecto (que menciona a fs. 220)
porque -argumenta- era incumbencia del demandado acreditar
que los servicios prestados por el actor no tuvieron por
causa un contrato de trabajo.
En este marco, alega que al decidir como lo hizo
el juzgador invirtió la regla de las cargas probatorias
porque -afirma- no habiendo el accionado demostrado los
presupuestos
de
su
defensa,
cobró
operatividad
la
presunción contenida en el precepto antes citado, debiendo
declararse configurado el vínculo laboral invocado en la
demanda.
Sobre
transcribe
el
tópico,
jurisprudencia
en
de
apoyo
la
de
Cámara
su
planteo,
Nacional
de
Apelaciones del Trabajo (v. fs. 220 vta./221).
2. Asimismo, ataca la aseveración del tribunal
acerca
de
que
el
actor
debió
probar
que
se
hallaba
rehabilitado para trabajar en relación de dependencia, dada
la incompatibilidad legal entre la ejecución de ese tipo de
tareas y la percepción del beneficio por invalidez.
Aduce que tal premisa claramente se aparta de lo
normado en los arts. 40 y 42 de la Ley de Contrato de
Trabajo y de lo resuelto en los precedentes de esta Suprema
Corte registrados como L. 43.978 y L. 46.655 (v. recurso,
fs. 220 vta.), pues tal prohibición legal no puede serle
opuesta al trabajador.
3. En definitiva, asevera que ambas definiciones
del
fallo
supra
referidas,
además
de
vulnerar
los
principios protectorio, de primacía de la realidad y de
irrenunciabilidad, contrarían las garantías consagradas en
el art. 14 bis de la Constitución nacional y en el bloque
legal de los derechos humanos.
4.
En
otro
orden,
tilda
de
absurdo
y
contradictorio el razonamiento del sentenciante con arreglo
al
cual
se
sostuvo
en
el
fallo
que
Barragán
realizaba
trámites bancarios y postales, afirmándose -en paraleloque este último no demostró que estuviera en condiciones de
trabajar.
Desde
su
punto
de
vista,
al
caer
desplomadas
tales conclusiones por encontrarse en pugna con la lógica
formal, debe hacerse lugar a la demanda.
5. Por otra parte, postula que el pronunciamiento
quebranta el principio protectorio receptado en el art. 14
bis de la Constitución nacional, engarzado en el proyecto
social de nuestra Carta Magna (plasmado en la declaración
preambular de afianzar la justicia y en sus arts. 16, 18 y
33),
y
reforzado
instrumentos
de
en
su
jerarquía
vigencia
por
constitucional
los
diversos
destinados
a
tutelar los derechos humanos (art. 75 inc. 22), en especial
el Pacto de San José de Costa Rica.
Argumenta
tales
directivas
que
y
el
-en
judicante,
por
aplicación
de
especial-
del
principio
de
progresividad, debió resolver la contienda admitiendo las
pretensiones del reclamante.
6.
Por
último,
denuncia
que
el
tribunal
del
trabajo incumplió con el plazo legalmente establecido para
el dictado de la sentencia, desoyendo lo dispuesto por los
arts. 15 de la Constitución provincial y 5 incs. 1 y 8 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
III. El recurso no puede prosperar, atento las
falencias
observadas
en
su
instrumentación
(art.
279,
C.P.C.C.), que lo tornan insuficiente.
1. En primer lugar, observo que el embate adolece
de un manifiesto déficit técnico que impide a esta Suprema
Corte abordar el análisis de la legalidad del fallo, toda
vez
que
la
infringida
trabajo
y
la
parte
norma
que
argumentación
interesada
legal
constituyó
fáctica
y
omitió
actuada
el
jurídica
por
núcleo
en
que
denunciar
el
tribunal
central
se
como
de
sustentó
del
la
la
sentencia, cual es, el art. 375 del Código Procesal Civil y
Comercial (conf. causas L. 101.591, "Smith", sent. del 13V-2009; L. 81.293, "Figlioli", sent. del 13-II-2008; L.
87.519, "Palma", sent. del 19-IX-2007; L. 82.918, "M., P.",
sent. del 19-IV-2006; L. 92.296, "Pascua", sent. del 17-
VIII-2005;
L.
80.007,
"Landeiro",
sent.
del
18-II-2004;
entre muchas otras).
Reiteradamente, este Tribunal ha establecido que
es
insuficiente
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley que omite la imprescindible denuncia
de violación de las normas correspondientes, sin que la
Suprema Corte pueda suplir de oficio, por inferencias o
interpretación, la cita de los preceptos legales que debió
efectuar el recurrente para sustentar su impugnación (conf.
causas L. 81.293, "Figlioli", cit.; L. 74.340, "Sluzker",
sent. del 19-II-2003).
2. Sin perjuicio de lo expuesto, habré de señalar
que
las
conclusiones
expuestas
en
el
fallo
de
grado,
claramente vinculadas a cuestiones de hecho y prueba, y a
las que arribó el juzgador en uso de facultades que le
confiere el art. 44 inc. "d" de la ley 11.653, tampoco
logran
ser
descalificadas
con
las
alegaciones
que
se
esgrimen en el recurso bajo examen.
2.1. Cabe advertir, ante todo, que la existencia
del vínculo de trabajo subordinado siempre dependerá de la
configuración de ciertos presupuestos fácticos previstos en
el
ordenamiento
legal
de
aplicación
que
en
su
conjunto
habilitarán al juez a decidir si entre las partes medió o
no
un
contrato
"Dominguez",
de
sent.
trabajo
del
(conf.
12-XII-2007;
causas
L.
L.
81.266,
87.028,
"Ponce",
sent. del 16-VIII-2006; L. 72.768, "De los Santos", sent.
del 3-X-2001; L. 44.778, "Taddeo", sent. del 18-IX-1990;).
Tal
determinación,
según
doctrina
inveterada
de
esta
Suprema Corte, es facultad privativa de los tribunales de
trabajo,
siendo
su
decisión
irrevisable
en
esta
sede
extraordinaria salvo que se acredite absurdo (conf. causas
L. 86.588, "Guerras", sent. del 15-VII-2009; L. 81.266,
"Ponce", cit.; entre muchas otras).
2.2. Así delimitada la cuestión, y en el mismo
andarivel de la insuficiencia técnica antes considerado,
advierto
que
existe
un
notorio
desencuentro
entre
los
argumentos centrales del fallo y los traídos en el recurso
en tratamiento.
Así,
en
tanto
que
en
el
fallo
atacado
se
considera que la jubilación por invalidez gozada por el
actor
se
relación
erigió
en
laboral
un
impedimento
dependiente
para
entre
configurar
las
una
partes,
estableciendo, con fundamento en el art. 375 del Código
Procesal Civil y Comercial, la carga de aquél a fin de
demostrar que no existía el mentado obstáculo (fs. 207 y
vta.),
el
quejoso,
desenfocándose
totalmente
de
lo
decidido, aduce que en el caso se ha violado el art. 23 de
la Ley de Contrato de Trabajo, en cuanto a la presunción
del contrato de trabajo que allí se establece, y los arts.
40 y 42 de la misma norma, referidos a los contratos de
objeto prohibido.
En tales condiciones, la insuficiencia del embate
luce evidente, y es dable entonces destacar que, conforme
lo ha declarado reiteradamente este Tribunal, es ineficaz
el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que
denota
un
desencuentro
con
los
argumentos
del
fallo
apelado, evidenciando un ataque parcial a los fundamentos
del decisorio y soslayando la referencia a otros que siendo
esenciales por sí mismos, acordaron a aquél debido sustento
y que, sin embargo, no fueron rebatidos (conf. causas L.
88.158,
"Bejarano",
sent.
del
17-XII-2008;
L.
48.067,
"Divano", sent. del 6-X-1992; L. 35.167, "Galván", sent.
del
22-X-1985;
entre
otros)
y
que
es
insuficiente
el
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que se
desentiende de los argumentos esenciales del fallo (conf.
causa L. 34.550, "Pereyra", sent. del 30-IV-1985).
2.3. En cuanto al vicio de absurdo denunciado,
vinculado
atacado,
a
la
supuestos
errores
insuficiencia
del
de
lógica
planteo
en
antes
el
fallo
referida,
orientada en el desencuentro de argumentos, engloba en la
misma situación a los embates imbuidos en esta causal.
En efecto, el impugnante -limitado a exhibir un
mero
criterio
discrepante
alejado
de
los
argumentos
centrales del fallo- alega la existencia de un vicio en la
lógica sentencial a partir de su propia versión de los
fundamentos
por
los
cuales,
a
su
entender,
el
a
quo
estableció la no acreditación de la relación laboral (en su
particular
entender,
construcción
demostrado
y
lógica,
que
el
más
allá
expresa
actor
que
de
la
validez
de
tal
se
tuvo
por
la
accionada
mientras
realizaba
para
trámites bancarios y postales, luego se decidió que aquél,
con fundamento en el art. 375 del Código Procesal Civil y
Comercial, debía demostrar que se encontraba rehabilitado
para trabajar) explicitando premisas que no se condicen con
los
argumentos
invalidez
que
del
decisorio
gozaba
el
(que
actor,
de
la
jubilación
conformidad
con
por
la
legislación vigente, impedían determinar la existencia de
una relación laboral).
En este sentido, el planteo resulta ineficaz ante
la falta de crítica concreta e idónea de los fundamentos
esenciales que exhibe el pronunciamiento objetado.
Tal como ha señalado en reiteradas oportunidades
este
Tribunal,
en
este
sentido,
es
dable
destacar
que
resultan insuficientes para la demostración de ese grave
vicio, las manifestaciones esbozadas por el impugnante en
forma sucinta y genérica, limitadas sólo a denunciar su
existencia y a exponer un criterio discrepante en orden a
la
evaluación
conclusiones
cuestionar
en
de
los
arribadas
forma
elementos
por
el
concreta
y
probatorios
juzgador
de
eficaz
los
y
a
las
grado,
sin
fundamentos
esenciales que exhibe el pronunciamiento objetado (conf.
doct. causas L. 90.479, "Scaramal", sent. del 22-X-2008; L.
74.038, "Freijo", sent. del 31-X-2007).
3. En otro orden, no es atendible la denuncia de
infracción de los principios del derecho del trabajo que
menciona y de las garantías contenidas en el art. 14 bis,
16 y 18 de la Constitución nacional y en los Tratados
incorporados por vía de su art. 75 inc. 22, toda vez que el
recurrente resigna explicar por qué y de qué modo el fallo
censurado los habría vulnerado, agotándose su crítica en
una prédica dogmática ceñida a afirmar que el sentenciante
debió resolver el caso bajo el prisma protectorio de ese
dispositivo.
Por
violación
nacional
lo
de
y
igualados
demás,
derechos
-agregoa
ella
resulta
ineficaz
consagrados
en
los
en
en
la
instrumentos
jerarquía,
que
la
invocada
Constitución
internacionales
sería
eventual
consecuencia de haberse primeramente infringido preceptos
legales de la materia de que se trata, y que en el caso no
se
ha
acreditado
(conf.
arg.
causas
L.
89.799,
"Stio",
sent. del 31-X-2007; L. 74.433, "Alvarez", sent. del 19-II2002).
4.
reprochable
Finalmente,
la
demora
debo
del
señalar
tribunal
que
del
si
bien
trabajo
en
es
el
dictado de la sentencia, esta vía extraordinaria no es la
correspondiente para canalizar y considerar denuncias de la
naturaleza de la traída por el recurrente.
5. En síntesis, el pronunciamiento impugnado ha
de permanecer incólume en sus motivaciones esenciales, en
tanto el quejoso no ha demostrado los yerros que le ha
atribuido.
IV.
recurso
Por
lo
extraordinario
expuesto,
de
corresponde
inaplicabilidad
rechazar
de
ley,
el
con
costas (art. 289, C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora
Kogan dijo:
No
comparto
la
decisión
a
la
que
arribara
el
colega doctor Hitters.
I. El tribunal interviniente rechazó la demanda
entablada, en tanto juzgó que existió absoluta orfandad
probatoria con respecto a las notas típicas de dependencia
laboral,
esto
es,
la
subordinación
jurídica,
técnica
y
económica. Puntualizó que "... no se ha demostrado que el
actor hubiere enajenado su energía de trabajo a disposición
de la demandada y que ésta tuviera la posibilidad de darle
órdenes o en su caso instrucciones generales, que aquel
tuviera que acatar (art., 21 L.C.T.)..." (v. fs. 207).
Agregó que "... como consecuencia del beneficio
gozado
por
el
actor
desde
el
mes
de
mayo
de
1982
(jubilación
existencia
por
invalidez),
de
relación
no
solo
de
debía
demostrar
dependencia,
la
sino
fundamentalmente que se encontraba en condiciones de volver
a
la
actividad,
esto
es
rehabilitado
profesionalmente,
atento a la incompatibilidad existente entre uno y otro ...
es sabido que la ley 18.037 -régimen vigente a la fecha de
obtención del beneficio- establecía la incompatibilidad del
goce
de
jubilación
por
invalidez
con
el
desempeño
de
cualquier actividad en relación de dependencia, excepto que
existiere rehabilitación profesional ... circunstancia que
debía
acreditarse
mediante
certificado
expedido
por
el
órgano competente (art. 65 ley cit. modificado por la ley
22.431, art. 17)" (v. fs. 207/vta.).
En esa línea, concluyó el tribunal que estaba a
cargo
del
actor
demostrar
que
no
existía
el
obstáculo
establecido por la norma previsional para el desarrollo de
las
actividades
en
relación
de
dependencia
(art.
375,
C.P.C.C.); o sea, acreditar que los servicios prestados
tuvieron por causa un contrato laboral y que se encontraba
en condiciones de trabajar (arts. 65, ley 18.037; 17, ley
22.431 y 34, ley 24.241 y normas concordantes). Ante la
ausencia
de
demostración
de
tales
circunstancias,
el
tribunal de grado rechazó la demanda.
II. El recurrente cuestiona el pronunciamiento de
grado
desde
varias
aristas
que
expresamente
fueron
identificadas en el voto que abre el acuerdo en los puntos
I y II, a los que he de remitir en honor a la brevedad.
III. Entiendo que el recurso ha de prosperar, a
tenor de las siguientes consideraciones.
1. Esta Corte ha expresado que la referencia a la
pertinencia de las normas se entiende a partir de reconocer
la
innecesariedad
de
la
denuncia
de
la
violación
del
dispositivo legal cuando el alegado absurdo se refiera a la
valoración de la prueba (L. 77.517, "Toscan", sent. del 11X-2006; L. 91.409, "Medina", sent. del 15-XI-2006, entre
otros). También que la denuncia de violación de la norma
que rige la labor axiológica de los jueces puede en casos
soslayarse
cuando
identificada
en
la
de
todos
relación
modos
de
queda
agravios
debidamente
que
hace
el
recurrente (conf. L. 68.306, "Poo", sent. del 25-IV-2001;
L.
72.336,
"Iommi",
sent.
del
14-IV-2004;
L.
89.393,
"Zubaray", sent. del 11-VI-2008, entre otras).
2. Denuncia el presentante en su queja absurdo y
violación de los arts. 23, 40 y 42 de la Ley de Contrato de
Trabajo; 16, 17 y 18 de la Constitución nacional; 39, 156 y
157 de la Constitución provincial, y doctrina legal que
cita.
3. En primer lugar analizaré el vínculo que unió
a las partes. En este punto asume principal entidad la
denunciada transgresión del art. 23 de la Ley de Contrato
de Trabajo que, en mi criterio, se perpetúa en la especie
-como norma específica de la materia-. Si como plantea el
quejoso, quedó reconocido en autos la prestación de tareas
por
parte
del
actor,
el
tribunal
a
quo
adjudicó
erróneamente la carga de la prueba, ya que debió ser la
accionada
quien
acreditara
que
el
vínculo
que
las
unía
tenía una naturaleza distinta a la laboral (v. fs. 203 y
vta., y 207; conf. causas L. 57.157 "Furgiuele", del 21-VI1996;
L.
44.752,
"Salinas",
sent.
del
25-IX-1990;
L.
37.135, "Ancho", sent. del 26-V-1987).
4. Es doctrina de esta Corte que si la parte
demandada admitió el hecho de la prestación de servicios,
pero
negó
la
existencia
de
una
relación
laboral
argumentando una de distinta naturaleza, a ella incumbe la
prueba de la alegada vinculación en virtud de lo dispuesto
por el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial, y no
habiéndolo concretado rige la presunción que las tareas se
efectuaron
80.713,
en
relación
"Avila",
sent.
de
dependencia
del
(conf.
11-VIII-2004;
causas
L.
L.
50.658,
"Swida", sent. del 10-XII-1992; L. 41.849, "Kemerer", sent.
del 28-XI-1989; L. 33.119, "Traverso", sent. del 10-VIII1984; L. 32.808, "Colombo", sent. del 29-V-1984).
5. También este Tribunal ha sostenido que la mera
ejecución
de
tareas
no
autoriza
a
que
se
tenga
por
verificada la existencia de una relación de linaje laboral
con el accionado, si no se acredita que lo fueron a favor
de esa persona y en forma subordinada (art. 23, L.C.T.,
entre otras en la causa L. 79.831, "Martínez", sent. del
29-XII-2003).
6.
En
relación
a
esta
última
doctrina
estimo
necesario precisar algunas consideraciones que hacen a la
interpretación y alcance de la presunción que emana del
art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo.
a. He tenido oportunidad de expresar en un nuevo
análisis
de
la
cuestión
y
en
causas
anteriores
a
la
presente que: "... Una de las aplicaciones del principio
protectorio,
que
emana
de
los
arts.
14
bis
de
la
Constitución nacional y 39 de la Constitución provincial lo
constituye la regla de facilitación al trabajador de la
prueba
en
el
proceso
y
el
principio
de
la
realidad,
expresado a través de distintas presunciones contenidas en
la Ley de Contrato de Trabajo y en las leyes procesales,
con el firme propósito de excluir las hipótesis de fraude,
y
de
constituir
garantías
que
refuercen
los
derechos
sustanciales, de allí que, sobre dicha base, deberá ser
interpretado y analizado el art. 23 de la Ley de Contrato
de Trabajo, sin adicionar cuestiones que la ley no impone
para su aplicación" (conf. L. 83.779, "Nogueira", sent. del
3-IX-2008; L. 95.431, "Moldovian", sent. del 7-VII-2010).
b. El art. 50 de la ley de fondo, en consonancia
con
esa
línea
argumental,
sostiene
que
el
contrato
de
trabajo se prueba por los modos autorizados por las leyes
procesales
y
lo
previsto
en
el
art.
23
de
esta
ley,
fortaleciendo -de ese modo- la presunción en estudio.
c. Por lo tanto, si claramente la ley prevé que
la prestación de servicios hace presumir la existencia de
una relación laboral, quien pretenda negarla deberá ofrecer
y producir la prueba que la contradiga (art. 23, L.C.T.).
Exigir
al
trabajador,
en
el
caso,
demostrar
que
la
prestación de servicios fue bajo relación de dependencia,
importaría desnaturalizar la presunción y darle un alcance
diferente
a
las
normas
que
reglamentan
las
garantías
constitucionales de protección laboral (mis votos en las
causas citadas; también, en L. 92.928, "Carrizo", sent. del
26-VIII-2009).
7.
La
demandada,
en
su
escrito
de
responde,
expresó en lo pertinente que, luego del accidente que el
actor sufriera en la empresa y por el que obtuviera la
jubilación
por
invalidez,
seguía
visitando
a
sus
compañeros, con el consentimiento del señor Taverna, y "...
Dada la amistad y gran confianza que tenía con el dueño, un
día en que estaban agobiados por el trabajo, había que ir
al Banco a efectuar las transacciones normales que tiene
una
empresa
de
carácter
netamente
comercial
como
es
mi
representada, entonces el señor Barragán se ofrece para ir,
ya que de esa manera se sentiría útil y se le acortaba la
mañana, ya que siempre estaba en las oficinas cebando mates
y conversando ... Taverna le dio el poder para efectuar los
trámites y de vez en cuando le entregaba algún dinero como
compensación de su predisposición ... en el año 1998 el
señor
Taverna
fallece,
pero
el
señor
Barragán
continuó
yendo a la empresa y haciendo lo mismo ... El año pasado el
señor Sansimoni le dice a Barragán que los bancos los iba a
hacer él personalmente o alguno de los contadores porque la
situación
financiera
situación
no
podían
había
dejar
cambiado
en
manos
...
del
Dada
señor
así
la
Barragán
cuestiones de tanta importancia para la empresa, ya que
hasta los propios contadores desconocían las nuevas normas
que recién se estaban implementando" (fs. 24).
8. Por su parte, a fs. 202 y vta., el tribunal
reconoció, previo análisis de la causa, que efectivamente
el actor realizaba trámites bancarios y postales para la
firma
indicada.
Puntualizó
que
hacía
mandados
para
la
empresa, y que los mismos consistían en realizar gestiones
bancarias.
Que
se
le
había
otorgado
un
poder
para
que
conjunta, separada o alternativamente con otras personas,
realice cobranzas y gestiones necesarias en municipios y
entidades
oficiales,
firmando
recibos
(documental
parte
actora reservada con el n° 10). También, que de la prueba
documental agregada (reservada bajo los números 5, y 6 a 9)
surgía
que
el
actor
firmaba
cartas
documentos
en
representación de la firma Taverna Hnos. S.A. (informe del
Correo a fs. 124) y que la demandada entregó cheques a
nombre
del
actor
en
diferentes
fechas,
uno
de
ellos
utilizado para pagar gastos de la explotación (anexo I de
fs.
133).
realizaba
Concluyó
trámites
que
"...
bancarios
y
efectivamente
el
actor
postales
la
firma
para
indicada. Resta determinar si tales tareas se realizaron en
relación de dependencia" (fs. 202 vta.).
9. A partir de lo expuesto, reconocida que fuera
la prestación de tareas, pesaba sobre la demandada la carga
de demostrar que la relación que la unía a la actora era de
una
naturaleza
distinta
a
la
laboral.
De
allí
he
de
apreciar sí, como sostuvo el recurrente, el tribunal de
grado, al invertir la carga de la prueba, sin fundamento
alguno, liberó al demandado de desvirtuar la presunción del
art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, y realizó una
valoración absurda de la prueba aportada a la causa (fs.
218 y vta.).
10. Hecha esta primera introducción he de retomar
el concepto de absurdo, tal como ha ido elaborándose por
esta
Suprema
Corte,
donde
se
hace
referencia
a
la
existencia, en la sentencia atacada, de un desvío notorio,
patente
o
palmario
de
las
leyes
de
la
lógica o
a
una
grosera desinterpretación material de la prueba producida
(conf. causas Ac. 78.318, "Fernandez", sent. del 19-II2002; Ac. 75.789, "Ruiz Díaz", sent. del 23-V-2001; entre
otras). No cualquier error, ni la apreciación opinable, ni
la posibilidad de otras interpretaciones, etc., alcanzan
para configurar tal absurdo (causas Ac. 71.765, "De Paoli",
sent. del 23-II-2000, entre muchas), sino que es necesario
que se demuestre un importante desarreglo en la base del
pensamiento, una anomalía extrema, una falla palmaria en
los
procesos
mentales
para
que
se
evidencie
la
irracionalidad de las conclusiones a que se ha arribado
(conf. causa L. 70.295, "Patierno", sent. del 12-III-2003).
Y ello, por supuesto, debe ser eficazmente denunciado y
demostrado
por
quien
lo
invoca
(conf.
causa
L.
67.515,
"Lagos", sent. del 4-V-1999).
Así, los argumentos que ante esta Corte ventila
el actor, en su presentación (v. fs. 214/223), alcanzan
para demostrar, acabadamente, el absurdo que denuncia y la
viabilidad del recurso interpuesto, por las razones que a
continuación he de desarrollar.
11. El tribunal a quo, en sentencia juzgó que,
"si bien en autos la accionada ha reconocido que el actor
hacía algunos trámites bancarios, y se ha demostrado que
cobró cheques (en un total de 9) en diferentes fechas y
firmó dos cartas documento en representación de Taverna
Hnos. S.R.L., existiendo también un poder otorgado por el
presidente de la empresa para realizar cobranzas y realizar
gestiones en Municipios y entidades oficiales, entiendo que
tales
elementos
son
absolutamente
insuficientes
para
acreditar que el actor trabajó bajo la dependencia de la
demandada.
En
efecto
ha
existido
absoluta
orfandad
probatoria con respecto a las notas típicas de la relación
laboral,
esto
es
la
subordinación
jurídica,
la
subordinación técnica y la subordinación económica ... No
se ha demostrado que el actor hubiera enajenado su energía
de trabajo a disposición de la demandada y que ésta tuviera
la posibilidad de darle órdenes o en su caso instrucciones
generales, que aquel tuviera que acatar (art. 21 L.C.T.)"
(v. fs. 206 vta./207). Agrega a ello el tribunal "... que
como consecuencia del beneficio gozado por el actor desde
el mes de mayo de 1982 (jubilación por invalidez), no sólo
debía
demostrar
dependencia,
sino
la
existencia
fundamentalmente
de
la
relación
de
que
se
encontraba
en
condiciones de volver a la actividad, esto es rehabilitado
profesionalmente,
atento
a
la
incompatibilidad
existente
entre uno u otro" (fs. 207).
12. Quedó demostrado que el accionante ingresó en
el año 1980 a laborar para la demandada. Que en el año 1981
sufrió un accidente que lo incapacitó y, como consecuencia
de ello, obtuvo la jubilación por invalidez. Que en el año
1982 comenzó a realizar trámites bancarios para la empresa,
cobrar cheques, y que el Presidente de la empresa le otorgó
un poder - a efectos de realizar cobranzas y gestiones ante
la Municipalidad y entidades oficiales (fs. 207 y vta.).
Que en el año 1998 falleció el presidente de la demandada
-señor Taverna- y el actor continuó yendo a la empresa
haciendo
lo
mismo.
compensación
de
su
Que
le
entregaban
predisposición
y
algún
dinero
concurría
a
como
hacer
"mandados" por absoluta buena voluntad entre dos y tres
mañanas (fs. 24).
13. En síntesis, la prestación de servicios del
actor, ofrecida por la confianza y amistad que tenía con el
entonces presidente de la demandada -cuyo fallecimiento no
modificó la relación habida entre el actor y la empresa (v.
fs. 24)-, no revela por sí solo la ausencia de un contrato
laboral, sino que deberá ser demostrado por quién utilizó
su
fuerza
de
relaciones
o
trabajo
causas
que,
que
lo
por
las
circunstancias,
motivaron,
se
trató
de
las
un
vínculo diferente al laboral o que, como refiere la norma,
quién prestó el servicio pueda ser dado en calificar de
empresario;
hechos
que
no
se
ha
demostrado
que
hayan
acontecido en autos (art. 23, L.C.T.). Más aún, durante 20
años
el
actor
realizó
tareas
bancarias
que
la
propia
demandada calificó como "... las transacciones normales que
tiene una empresa de carácter netamente comercial como es
mi representada..." (fs. 24), firmó cartas documentos en
nombre de la empresa (fs. 206 vta.), realizó entrega de
mercaderías (v. fs. 203); por tanto ha de presumirse por no
existir
prueba
que
amerite
lo
contrario,
que
estaba
integrado dentro de la organización instrumental de medios
personales, materiales e inmateriales que Taverna Hnos. por
su cuenta y riesgo organizaba y dirigía para el logro de
sus fines económicos y del cual aprovechaba sus beneficios
(art. 5, L.C.T.).
De lo expuesto concluyo que la relación que unió
a las partes fue de carácter laboral, lo que así declaro.
IV. A continuación abordaré la segunda cuestión
que el tribunal a quo valoró para el rechazo de la demanda,
y la cual la actora expresamente analiza en su queja.
1.
El
sentenciante
de
grado
juzgó
que,
a
consecuencia del beneficio gozado por el actor desde el mes
de
mayo
demostrar
de
1982
(jubilación
por
-fundamentalmente-
invalidez),
que
se
debía
este
encontraba
en
condiciones de volver a la actividad, esto es, rehabilitado
profesionalmente, atento a la incompatibilidad existente.
2. Adelanto mi opinión en el sentido que sería
de
total
injusticia
psíquicamente
para
circunstancias
pudiera
discapacidad,
estando
realizar
que
ejercer
si,
por
dados
otras
provocaron
el
los
hecho
capacitado
tareas
ajenas
su
invalidez,
de
estar
principios
física
a
y
las
no
las
jubilado
por
tuitivos
de
la
normativa previsional.
3. La Corte Suprema de Justicia sostuvo, en el
fallo
"Franchi,
Héctor
Laerte
s/jubilación"
(C.S.J.N.,
sent. del 3-VII-1990, en Fallos 313:579) en torno a quienes
se
jubilaron
por
invalidez
por
el
antiguo
régimen
jubilatorio de la ley 18.037 (t.o. 1976), y los jubilados
por la ley 22.431, que implementó un Sistema de Protección
Integral de las Personas Discapacitadas, y al que fueron
invitadas las provincias a sancionar en sus jurisdicciones
regímenes normativos análogos a dicha ley (conf. art. 27),
que ello importaba una situación desigual (conf. art. 16,
Const. nac.), puesto que el art. 65 de la ley 18.037, que
impedía para el jubilado por invalidez el ejercicio de toda
actividad en relación de dependencia, estaba en una peor
posición que el jubilado por la ley 22.431, que no prevé
tal limitación (conf., en especial, el considerando 9 del
fallo citado).
Así,
no
podían
trabajar
los
beneficiarios
de
retiros por invalidez, como tampoco los que han obtenido
prestaciones previsionales nacidas de regímenes especiales
para tareas penosas, riesgosas o insalubres; prohibición
que -a mi entender- ha de estar limitada a la ejecución de
servicios vinculados a ese mismo tipo de labores.
4. En la causa B. 58.854, "Cal Herbertz", sent.
del 16-VIII-2000, esta Corte sostuvo que: "... Cobra aquí
especial
importancia
el
criterio
de
definición
de
la
discapacidad como restricción o ausencia de la capacidad
para realizar una actividad en la forma considerada como
normal para un ser humano, sin perjuicio de la capacidad
residual, aspecto expresamente valorado por la ley a los
fines del reingreso en la actividad (arts. 2°, 3°, 8° y
sgtes. de la ley 10.592) y que se tradujo consecuentemente
en la previsión de que, de reingresar en la actividad en el
régimen del discapacitado, el agente no se viera afectado
por la extinción del beneficio jubilatorio, sino que fuera
aplicable
a
su
respecto
el
régimen
de
compatibilidad
limitada entre jubilación y cargo (art. 60 del dec. Ley
9650/80 y su reglamentación) ... La cuestión, entonces, no
puede analizarse con un criterio estricto de integración de
las normas en juego, no sólo exigido por el art. 39 inc. 3°
de la Constitución provincial sino por la esencia misma de
la cuestión, donde de lo que se trata es de la inserción en
la vida activa de las personas con una discapacidad que no
obstante
no
les
impide
prestar,
como
en
el
caso,
un
servicio útil para el Estado. No entenderlo así implicaría
dejar en letra muerta los principios contenidos en la Carta
Magna nacional y en su similar provincial en relación a la
necesidad de protección de la persona discapacitada (arts.
75 inc. 23, primer párrafo, Const. Nac. Y 36 inc. 5°,
Const. Prov.)".
5. Por ello, y a los efectos de verificar que no
se violen las leyes de incompatibilidad, es el empleador
quién
deberá
exigirle
al
trabajador
al
comienzo
de
la
relación una declaración jurada en la que conste si el
mismo
es
beneficiario
de
una
prestación
jubilatoria
o
pensión, con indicación del organismo otorgante y demás
indicaciones del beneficio. En ese sentido, resultará tan
importante
jurada
que
cuando
el
trabajador
actualice
su
declaración
obtenga el beneficio y lo denuncie a la
A.N.Se.S. o autoridad previsional, como que el empleador
declare ante aquélla si sabe que el trabajador jubilado se
encuentra en infracción a las leyes de incompatibilidad.
En
el
presente
caso,
el
empleador
estaba
en
total
conocimiento dado que la incapacidad fue producto de un
accidente mientras prestaba servicios para la empresa y la
jubilación por invalidez obtenida fue a consecuencia de
ello.
6. A partir de lo expuesto, en la hipótesis de
que el trabajador jubilado por invalidez volviera al empleo
y éste fuera incompatible conforme la normativa vigente,
habrá
de
incurrir
en
un
supuesto
de
trabajo
prohibido,
regido por el art. 40 de la Ley de Contrato de Trabajo, de
modo que tendrá derecho a las remuneraciones que devengue y
a la indemnización prevista en el art. 42, como bien señala
el recurrente en su queja (v. fs. 216 y ss). Así, frente a
un
supuesto
de
trabajo
prohibido
(art.
40,
L.C.T.),
la
prohibición está siempre dirigida al empleador, quien debe
afrontar
las
consecuencias
normales
de
la
prestación
cumplida por el dependiente, desde que en ningún caso se
podrán
afectar
los
derechos
del
trabajador
(art.
43,
L.C.T.) (conf. causa L. 43.978, "Mateo", sent. del 10-IV1990).
7. Por ende, ha de entenderse que el dador de
trabajo al volver a tomar a un ex empleado que se jubiló
por invalidez, valoró sus aptitudes y consideró que era
útil
a
la
empresa.
desvinculación
De
deberá
ahí
que
satisfacer
al
momento
las
de
su
indemnizaciones
legales de acuerdo al principio general que establece la
Ley de Contrato de Trabajo. El carácter protectorio de la
legislación laboral impide que quien obtuvo un beneficio
con
el
trabajo
de
su
antiguo
dependiente
-jubilado
por
invalidez-, durante 20 años de tareas que le permitía su
capacidad restante tampoco pueda eximirse de su obligación
de indemnizar ante un despido sin causa.
V.
recurso
autos
Por
deducido
deberán
nuevamente
necesarios
lo
dicho,
y
revocar
volver
integrado,
y
dicte
el
al
corresponde
la
sentencia
tribunal
renueve
hacer
de
los
pronunciamiento
dictada.
origen
actos
que
lugar
para
al
Los
que
procesales
corresponde,
determinando los demás presupuestos fácticos relativos a
las modalidades de la relación laboral que unió a las
partes.
Con
costas
de
esta
instancia
a
cargo
de
la
demandada (art. 289, C.P.C.C.).
Doy mi voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Soria dijo:
I.
Entiendo
que
el
recurso
merece
favorable
acogida.
1. Lo expuesto por mi distinguida colega doctora
Kogan en los aps. I, II y III puntos 1 a 4 y 7 a 14
inclusive de su voto -señalamientos a los que adhiero-, me
convencen de que en la especie debe revocarse la definición
de
grado
que
con
acertados
argumentos
cuestiona
el
interesado.
Siendo ello así, ha de juzgarse acreditado el
vínculo de trabajo invocado por el demandante en el tramo
temporal motivo de controversia en la litis.
2. Por lo demás, y en tanto a ella apunta parte
del razonamiento desplegado por el a quo, la circunstancia
que indica que el trabajador desplegó sus tareas en favor
de
la
demandada
mientras
se
encontraba
gozando
de
su
jubilación por invalidez, más allá de las consecuencias que
pudiera acarrear en el ámbito previsional (v. arts. 67 a 70
de la ley 18.037 vigente al momento de la obtención del
beneficio
por
el
actor),
no
fulmina
ni
desdibuja
el
carácter laboral de la relación habida entre las partes ni
tampoco
autoriza
a
desconocer
los
derechos
que
en
este
marco rodean al dependiente (conf. arts. 14, 21, 22, 23, 40
y 42 de la Ley de Contrato de Trabajo).
II. Bajo estas breves afirmaciones, comparto la
solución a la que arriba la colega doctora Kogan.
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Negri dijo:
Adhiero
mismos
alcances
al
voto
que
en
del
él
doctor
se
Soria,
señalan,
a
y
la
con
los
propuesta
decisoria de la doctora Kogan.
Voto por la afirmativa.
El señor Juez doctor Pettigiani, por los mismos
fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votó también por
la negativa.
El
señor
Juez
doctor
Genoud,
por
los
mismos
fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por
la afirmativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por
mayoría,
se
hace
inaplicabilidad
de
lugar
ley
al
recurso
interpuesto
extraordinario
por
la
actora
y
de
se
revoca la sentencia de grado en cuanto juzgó la ausencia de
relación laboral entre las partes, cuya existencia aquí se
declara.
Vuelvan los autos al tribunal de origen para que,
nuevamente
integrado,
renueve
los
actos
procesales
necesarios y dicte el pronunciamiento que corresponda con
arreglo a lo que aquí se ha resuelto.
Costas de esta instancia a cargo de la demandada
vencida (art. 289, C.P.C.C.).
Regístrese y notifíquese.
HECTOR NEGRI
DANIEL FERNANDO SORIA
LUIS ESTEBAN GENOUD
JUAN CARLOS HITTERS
HILDA KOGAN
EDUARDO JULIO PETTIGIANI
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
ABC
Descargar