A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 5 de junio de 2013, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: Pettigiani, Suprema doctores Genoud, Corte de se Hitters, reúnen Justicia pronunciar sentencia "Barragán, Mario Kogan, los en definitiva Argentino Soria, señores acuerdo en la jueces de ordinario causa contra Negri, la para L. 98.663, Taberna Hnos. Indemnización por despido". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo con asiento en la ciudad de Olavarría, perteneciente al Departamento Judicial Azul, rechazó la acción promovida, imponiendo las costas en el orden causado (fs. 201/209 vta.). La actora dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 214/223), el que fue concedido por el citado tribunal a fs. 224/vta. Dictada a fs. 231 la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N de A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: I.1. El actor Mario Argentino Barragán inició demanda contra Taberna Hnos. S.A. en procura del cobro de los rubros de indemnizaciones por antigüedad y sustitutiva de preaviso, sueldo anual complementario y vacaciones adeudados, y sanciones contempladas en los arts. 16 de la ley 25.561, 45 de la ley 25.345, 1 y 2 de la ley 25.323. Alegó, en sustancia, que al reingresar a las órdenes de la demandada en trabajado con diciembre de anterioridad, 1982 (ya entre que denunció septiembre de haber 1980 y abril de 1982) realizó tareas varias: gestiones bancarias, emisión de correspondencia en nombre de la accionada, entre otras, por las cuales, durante los últimos años, percibió una remuneración mensual de $ 450. En la contestación de la demanda se reconoció el vínculo laboral de la primera etapa, sosteniéndose que luego del accidente de trabajo sufrido por el actor el 15 de mayo de 1981 la relación se extinguió por su incapacidad física sobreviniente. En cambio, se negó la existencia de una vinculación alegándose que de ese linaje la estrecha por el relación segundo de período, amistad entre Barragán y el dueño de la firma (señor Taberna) motivó que se le confiara al demandante la realización de trámites, otorgándosele un mandato al efecto, que "nunca excedían de dos o tres mañanas", compensándose los mismos mediante la entrega de "algún dinero" por su predisposición (v. responde, fs. 24). 2. En lo que aquí tiene relevancia, el tribunal de grado juzgó que el accionante no demostró que entre las partes hubiera mediado una relación laboral dependiente durante la época en disputa. Para decidir en ese sentido, tras valorar (única la prueba producida acreditado que a instrumental esos aquél fines, efectuaba adjunta según a la afirmó), gestiones causa tuvo bancarias por y postales para la firma demandada, no obstante aseveró que dichas tareas no resultaban por sí solas demostrativas de la existencia de la subordinación insita en el contrato de trabajo resultaba (v. veredicto, insuficiente fs. 203). Agregó para tener por que también verificado tal extremo las órdenes de entrega de mercaderías "... ya que las mismas como el resto de la prueba documental agregada no acreditan la dependencia jurídica, técnica y económica" (v. fs. 203/vta.). Por otra parte, señaló que habiendo reconocido el promotor del pleito, cuando absolvió posiciones, que era beneficiario de una jubilación por invalidez, debió probar que se encontraba en condiciones de trabajar nuevamente (v. veredicto, fs. 203 vta.). En la etapa de sentencia desestimó la acción entablada. Puso énfasis en la ausencia de elementos de juicio, arrimados por el reclamante, aptos para evidenciar el clásico trinomio tipificante del contrato de trabajo: subordinación jurídica, económica y técnica (v. fs. 207). También retomó la cuestión vinculada a la percepción de una jubilación por invalidez, analizando el tema a la luz de la incompatibilidad legal para prestar tareas en relación de dependencia establecida en la ley 18.037, vigente a la época del otorgamiento de dicha prestación, y en el actual ordenamiento de la ley 24.241, concluyendo que al existir un impedimento concreto para el desarrollo de actividades en relación de dependencia, era el actor quien debía demostrar que en su caso no existía el obstáculo establecido en la norma previsional, conforme el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial (v. fs. 207/208). II. Contra la decisión recaída en la instancia de grado se alza la legitimada activa, invocando infracción a los arts. 23, 40 y 42 de la Ley de Contrato de Trabajo; 39, 156 y 157 de la Constitución provincial; 14 bis y 28 de la Constitución nacional; de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, y de la doctrina legal que cita. Asimismo, denuncia absurdo sentencial. Los siguientes son los cuestionamientos que porta la pieza impugnativa: 1. En primer lugar, plantea el quejoso que el tribunal de origen violó la presunción iuris tantum contemplada en el art. 23 de la ley laboral y la doctrina legal elaborada a su respecto (que menciona a fs. 220) porque -argumenta- era incumbencia del demandado acreditar que los servicios prestados por el actor no tuvieron por causa un contrato de trabajo. En este marco, alega que al decidir como lo hizo el juzgador invirtió la regla de las cargas probatorias porque -afirma- no habiendo el accionado demostrado los presupuestos de su defensa, cobró operatividad la presunción contenida en el precepto antes citado, debiendo declararse configurado el vínculo laboral invocado en la demanda. Sobre transcribe el tópico, jurisprudencia en de apoyo la de Cámara su planteo, Nacional de Apelaciones del Trabajo (v. fs. 220 vta./221). 2. Asimismo, ataca la aseveración del tribunal acerca de que el actor debió probar que se hallaba rehabilitado para trabajar en relación de dependencia, dada la incompatibilidad legal entre la ejecución de ese tipo de tareas y la percepción del beneficio por invalidez. Aduce que tal premisa claramente se aparta de lo normado en los arts. 40 y 42 de la Ley de Contrato de Trabajo y de lo resuelto en los precedentes de esta Suprema Corte registrados como L. 43.978 y L. 46.655 (v. recurso, fs. 220 vta.), pues tal prohibición legal no puede serle opuesta al trabajador. 3. En definitiva, asevera que ambas definiciones del fallo supra referidas, además de vulnerar los principios protectorio, de primacía de la realidad y de irrenunciabilidad, contrarían las garantías consagradas en el art. 14 bis de la Constitución nacional y en el bloque legal de los derechos humanos. 4. En otro orden, tilda de absurdo y contradictorio el razonamiento del sentenciante con arreglo al cual se sostuvo en el fallo que Barragán realizaba trámites bancarios y postales, afirmándose -en paraleloque este último no demostró que estuviera en condiciones de trabajar. Desde su punto de vista, al caer desplomadas tales conclusiones por encontrarse en pugna con la lógica formal, debe hacerse lugar a la demanda. 5. Por otra parte, postula que el pronunciamiento quebranta el principio protectorio receptado en el art. 14 bis de la Constitución nacional, engarzado en el proyecto social de nuestra Carta Magna (plasmado en la declaración preambular de afianzar la justicia y en sus arts. 16, 18 y 33), y reforzado instrumentos de en su jerarquía vigencia por constitucional los diversos destinados a tutelar los derechos humanos (art. 75 inc. 22), en especial el Pacto de San José de Costa Rica. Argumenta tales directivas que y el -en judicante, por aplicación de especial- del principio de progresividad, debió resolver la contienda admitiendo las pretensiones del reclamante. 6. Por último, denuncia que el tribunal del trabajo incumplió con el plazo legalmente establecido para el dictado de la sentencia, desoyendo lo dispuesto por los arts. 15 de la Constitución provincial y 5 incs. 1 y 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. III. El recurso no puede prosperar, atento las falencias observadas en su instrumentación (art. 279, C.P.C.C.), que lo tornan insuficiente. 1. En primer lugar, observo que el embate adolece de un manifiesto déficit técnico que impide a esta Suprema Corte abordar el análisis de la legalidad del fallo, toda vez que la infringida trabajo y la parte norma que argumentación interesada legal constituyó fáctica y omitió actuada el jurídica por núcleo en que denunciar el tribunal central se como de sustentó del la la sentencia, cual es, el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial (conf. causas L. 101.591, "Smith", sent. del 13V-2009; L. 81.293, "Figlioli", sent. del 13-II-2008; L. 87.519, "Palma", sent. del 19-IX-2007; L. 82.918, "M., P.", sent. del 19-IV-2006; L. 92.296, "Pascua", sent. del 17- VIII-2005; L. 80.007, "Landeiro", sent. del 18-II-2004; entre muchas otras). Reiteradamente, este Tribunal ha establecido que es insuficiente el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que omite la imprescindible denuncia de violación de las normas correspondientes, sin que la Suprema Corte pueda suplir de oficio, por inferencias o interpretación, la cita de los preceptos legales que debió efectuar el recurrente para sustentar su impugnación (conf. causas L. 81.293, "Figlioli", cit.; L. 74.340, "Sluzker", sent. del 19-II-2003). 2. Sin perjuicio de lo expuesto, habré de señalar que las conclusiones expuestas en el fallo de grado, claramente vinculadas a cuestiones de hecho y prueba, y a las que arribó el juzgador en uso de facultades que le confiere el art. 44 inc. "d" de la ley 11.653, tampoco logran ser descalificadas con las alegaciones que se esgrimen en el recurso bajo examen. 2.1. Cabe advertir, ante todo, que la existencia del vínculo de trabajo subordinado siempre dependerá de la configuración de ciertos presupuestos fácticos previstos en el ordenamiento legal de aplicación que en su conjunto habilitarán al juez a decidir si entre las partes medió o no un contrato "Dominguez", de sent. trabajo del (conf. 12-XII-2007; causas L. L. 81.266, 87.028, "Ponce", sent. del 16-VIII-2006; L. 72.768, "De los Santos", sent. del 3-X-2001; L. 44.778, "Taddeo", sent. del 18-IX-1990;). Tal determinación, según doctrina inveterada de esta Suprema Corte, es facultad privativa de los tribunales de trabajo, siendo su decisión irrevisable en esta sede extraordinaria salvo que se acredite absurdo (conf. causas L. 86.588, "Guerras", sent. del 15-VII-2009; L. 81.266, "Ponce", cit.; entre muchas otras). 2.2. Así delimitada la cuestión, y en el mismo andarivel de la insuficiencia técnica antes considerado, advierto que existe un notorio desencuentro entre los argumentos centrales del fallo y los traídos en el recurso en tratamiento. Así, en tanto que en el fallo atacado se considera que la jubilación por invalidez gozada por el actor se relación erigió en laboral un impedimento dependiente para entre configurar las una partes, estableciendo, con fundamento en el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial, la carga de aquél a fin de demostrar que no existía el mentado obstáculo (fs. 207 y vta.), el quejoso, desenfocándose totalmente de lo decidido, aduce que en el caso se ha violado el art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, en cuanto a la presunción del contrato de trabajo que allí se establece, y los arts. 40 y 42 de la misma norma, referidos a los contratos de objeto prohibido. En tales condiciones, la insuficiencia del embate luce evidente, y es dable entonces destacar que, conforme lo ha declarado reiteradamente este Tribunal, es ineficaz el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que denota un desencuentro con los argumentos del fallo apelado, evidenciando un ataque parcial a los fundamentos del decisorio y soslayando la referencia a otros que siendo esenciales por sí mismos, acordaron a aquél debido sustento y que, sin embargo, no fueron rebatidos (conf. causas L. 88.158, "Bejarano", sent. del 17-XII-2008; L. 48.067, "Divano", sent. del 6-X-1992; L. 35.167, "Galván", sent. del 22-X-1985; entre otros) y que es insuficiente el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que se desentiende de los argumentos esenciales del fallo (conf. causa L. 34.550, "Pereyra", sent. del 30-IV-1985). 2.3. En cuanto al vicio de absurdo denunciado, vinculado atacado, a la supuestos errores insuficiencia del de lógica planteo en antes el fallo referida, orientada en el desencuentro de argumentos, engloba en la misma situación a los embates imbuidos en esta causal. En efecto, el impugnante -limitado a exhibir un mero criterio discrepante alejado de los argumentos centrales del fallo- alega la existencia de un vicio en la lógica sentencial a partir de su propia versión de los fundamentos por los cuales, a su entender, el a quo estableció la no acreditación de la relación laboral (en su particular entender, construcción demostrado y lógica, que el más allá expresa actor que de la validez de tal se tuvo por la accionada mientras realizaba para trámites bancarios y postales, luego se decidió que aquél, con fundamento en el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial, debía demostrar que se encontraba rehabilitado para trabajar) explicitando premisas que no se condicen con los argumentos invalidez que del decisorio gozaba el (que actor, de la jubilación conformidad con por la legislación vigente, impedían determinar la existencia de una relación laboral). En este sentido, el planteo resulta ineficaz ante la falta de crítica concreta e idónea de los fundamentos esenciales que exhibe el pronunciamiento objetado. Tal como ha señalado en reiteradas oportunidades este Tribunal, en este sentido, es dable destacar que resultan insuficientes para la demostración de ese grave vicio, las manifestaciones esbozadas por el impugnante en forma sucinta y genérica, limitadas sólo a denunciar su existencia y a exponer un criterio discrepante en orden a la evaluación conclusiones cuestionar en de los arribadas forma elementos por el concreta y probatorios juzgador de eficaz los y a las grado, sin fundamentos esenciales que exhibe el pronunciamiento objetado (conf. doct. causas L. 90.479, "Scaramal", sent. del 22-X-2008; L. 74.038, "Freijo", sent. del 31-X-2007). 3. En otro orden, no es atendible la denuncia de infracción de los principios del derecho del trabajo que menciona y de las garantías contenidas en el art. 14 bis, 16 y 18 de la Constitución nacional y en los Tratados incorporados por vía de su art. 75 inc. 22, toda vez que el recurrente resigna explicar por qué y de qué modo el fallo censurado los habría vulnerado, agotándose su crítica en una prédica dogmática ceñida a afirmar que el sentenciante debió resolver el caso bajo el prisma protectorio de ese dispositivo. Por violación nacional lo de y igualados demás, derechos -agregoa ella resulta ineficaz consagrados en los en en la instrumentos jerarquía, que la invocada Constitución internacionales sería eventual consecuencia de haberse primeramente infringido preceptos legales de la materia de que se trata, y que en el caso no se ha acreditado (conf. arg. causas L. 89.799, "Stio", sent. del 31-X-2007; L. 74.433, "Alvarez", sent. del 19-II2002). 4. reprochable Finalmente, la demora debo del señalar tribunal que del si bien trabajo en es el dictado de la sentencia, esta vía extraordinaria no es la correspondiente para canalizar y considerar denuncias de la naturaleza de la traída por el recurrente. 5. En síntesis, el pronunciamiento impugnado ha de permanecer incólume en sus motivaciones esenciales, en tanto el quejoso no ha demostrado los yerros que le ha atribuido. IV. recurso Por lo extraordinario expuesto, de corresponde inaplicabilidad rechazar de ley, el con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo: No comparto la decisión a la que arribara el colega doctor Hitters. I. El tribunal interviniente rechazó la demanda entablada, en tanto juzgó que existió absoluta orfandad probatoria con respecto a las notas típicas de dependencia laboral, esto es, la subordinación jurídica, técnica y económica. Puntualizó que "... no se ha demostrado que el actor hubiere enajenado su energía de trabajo a disposición de la demandada y que ésta tuviera la posibilidad de darle órdenes o en su caso instrucciones generales, que aquel tuviera que acatar (art., 21 L.C.T.)..." (v. fs. 207). Agregó que "... como consecuencia del beneficio gozado por el actor desde el mes de mayo de 1982 (jubilación existencia por invalidez), de relación no solo de debía demostrar dependencia, la sino fundamentalmente que se encontraba en condiciones de volver a la actividad, esto es rehabilitado profesionalmente, atento a la incompatibilidad existente entre uno y otro ... es sabido que la ley 18.037 -régimen vigente a la fecha de obtención del beneficio- establecía la incompatibilidad del goce de jubilación por invalidez con el desempeño de cualquier actividad en relación de dependencia, excepto que existiere rehabilitación profesional ... circunstancia que debía acreditarse mediante certificado expedido por el órgano competente (art. 65 ley cit. modificado por la ley 22.431, art. 17)" (v. fs. 207/vta.). En esa línea, concluyó el tribunal que estaba a cargo del actor demostrar que no existía el obstáculo establecido por la norma previsional para el desarrollo de las actividades en relación de dependencia (art. 375, C.P.C.C.); o sea, acreditar que los servicios prestados tuvieron por causa un contrato laboral y que se encontraba en condiciones de trabajar (arts. 65, ley 18.037; 17, ley 22.431 y 34, ley 24.241 y normas concordantes). Ante la ausencia de demostración de tales circunstancias, el tribunal de grado rechazó la demanda. II. El recurrente cuestiona el pronunciamiento de grado desde varias aristas que expresamente fueron identificadas en el voto que abre el acuerdo en los puntos I y II, a los que he de remitir en honor a la brevedad. III. Entiendo que el recurso ha de prosperar, a tenor de las siguientes consideraciones. 1. Esta Corte ha expresado que la referencia a la pertinencia de las normas se entiende a partir de reconocer la innecesariedad de la denuncia de la violación del dispositivo legal cuando el alegado absurdo se refiera a la valoración de la prueba (L. 77.517, "Toscan", sent. del 11X-2006; L. 91.409, "Medina", sent. del 15-XI-2006, entre otros). También que la denuncia de violación de la norma que rige la labor axiológica de los jueces puede en casos soslayarse cuando identificada en la de todos relación modos de queda agravios debidamente que hace el recurrente (conf. L. 68.306, "Poo", sent. del 25-IV-2001; L. 72.336, "Iommi", sent. del 14-IV-2004; L. 89.393, "Zubaray", sent. del 11-VI-2008, entre otras). 2. Denuncia el presentante en su queja absurdo y violación de los arts. 23, 40 y 42 de la Ley de Contrato de Trabajo; 16, 17 y 18 de la Constitución nacional; 39, 156 y 157 de la Constitución provincial, y doctrina legal que cita. 3. En primer lugar analizaré el vínculo que unió a las partes. En este punto asume principal entidad la denunciada transgresión del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo que, en mi criterio, se perpetúa en la especie -como norma específica de la materia-. Si como plantea el quejoso, quedó reconocido en autos la prestación de tareas por parte del actor, el tribunal a quo adjudicó erróneamente la carga de la prueba, ya que debió ser la accionada quien acreditara que el vínculo que las unía tenía una naturaleza distinta a la laboral (v. fs. 203 y vta., y 207; conf. causas L. 57.157 "Furgiuele", del 21-VI1996; L. 44.752, "Salinas", sent. del 25-IX-1990; L. 37.135, "Ancho", sent. del 26-V-1987). 4. Es doctrina de esta Corte que si la parte demandada admitió el hecho de la prestación de servicios, pero negó la existencia de una relación laboral argumentando una de distinta naturaleza, a ella incumbe la prueba de la alegada vinculación en virtud de lo dispuesto por el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial, y no habiéndolo concretado rige la presunción que las tareas se efectuaron 80.713, en relación "Avila", sent. de dependencia del (conf. 11-VIII-2004; causas L. L. 50.658, "Swida", sent. del 10-XII-1992; L. 41.849, "Kemerer", sent. del 28-XI-1989; L. 33.119, "Traverso", sent. del 10-VIII1984; L. 32.808, "Colombo", sent. del 29-V-1984). 5. También este Tribunal ha sostenido que la mera ejecución de tareas no autoriza a que se tenga por verificada la existencia de una relación de linaje laboral con el accionado, si no se acredita que lo fueron a favor de esa persona y en forma subordinada (art. 23, L.C.T., entre otras en la causa L. 79.831, "Martínez", sent. del 29-XII-2003). 6. En relación a esta última doctrina estimo necesario precisar algunas consideraciones que hacen a la interpretación y alcance de la presunción que emana del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo. a. He tenido oportunidad de expresar en un nuevo análisis de la cuestión y en causas anteriores a la presente que: "... Una de las aplicaciones del principio protectorio, que emana de los arts. 14 bis de la Constitución nacional y 39 de la Constitución provincial lo constituye la regla de facilitación al trabajador de la prueba en el proceso y el principio de la realidad, expresado a través de distintas presunciones contenidas en la Ley de Contrato de Trabajo y en las leyes procesales, con el firme propósito de excluir las hipótesis de fraude, y de constituir garantías que refuercen los derechos sustanciales, de allí que, sobre dicha base, deberá ser interpretado y analizado el art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, sin adicionar cuestiones que la ley no impone para su aplicación" (conf. L. 83.779, "Nogueira", sent. del 3-IX-2008; L. 95.431, "Moldovian", sent. del 7-VII-2010). b. El art. 50 de la ley de fondo, en consonancia con esa línea argumental, sostiene que el contrato de trabajo se prueba por los modos autorizados por las leyes procesales y lo previsto en el art. 23 de esta ley, fortaleciendo -de ese modo- la presunción en estudio. c. Por lo tanto, si claramente la ley prevé que la prestación de servicios hace presumir la existencia de una relación laboral, quien pretenda negarla deberá ofrecer y producir la prueba que la contradiga (art. 23, L.C.T.). Exigir al trabajador, en el caso, demostrar que la prestación de servicios fue bajo relación de dependencia, importaría desnaturalizar la presunción y darle un alcance diferente a las normas que reglamentan las garantías constitucionales de protección laboral (mis votos en las causas citadas; también, en L. 92.928, "Carrizo", sent. del 26-VIII-2009). 7. La demandada, en su escrito de responde, expresó en lo pertinente que, luego del accidente que el actor sufriera en la empresa y por el que obtuviera la jubilación por invalidez, seguía visitando a sus compañeros, con el consentimiento del señor Taverna, y "... Dada la amistad y gran confianza que tenía con el dueño, un día en que estaban agobiados por el trabajo, había que ir al Banco a efectuar las transacciones normales que tiene una empresa de carácter netamente comercial como es mi representada, entonces el señor Barragán se ofrece para ir, ya que de esa manera se sentiría útil y se le acortaba la mañana, ya que siempre estaba en las oficinas cebando mates y conversando ... Taverna le dio el poder para efectuar los trámites y de vez en cuando le entregaba algún dinero como compensación de su predisposición ... en el año 1998 el señor Taverna fallece, pero el señor Barragán continuó yendo a la empresa y haciendo lo mismo ... El año pasado el señor Sansimoni le dice a Barragán que los bancos los iba a hacer él personalmente o alguno de los contadores porque la situación financiera situación no podían había dejar cambiado en manos ... del Dada señor así la Barragán cuestiones de tanta importancia para la empresa, ya que hasta los propios contadores desconocían las nuevas normas que recién se estaban implementando" (fs. 24). 8. Por su parte, a fs. 202 y vta., el tribunal reconoció, previo análisis de la causa, que efectivamente el actor realizaba trámites bancarios y postales para la firma indicada. Puntualizó que hacía mandados para la empresa, y que los mismos consistían en realizar gestiones bancarias. Que se le había otorgado un poder para que conjunta, separada o alternativamente con otras personas, realice cobranzas y gestiones necesarias en municipios y entidades oficiales, firmando recibos (documental parte actora reservada con el n° 10). También, que de la prueba documental agregada (reservada bajo los números 5, y 6 a 9) surgía que el actor firmaba cartas documentos en representación de la firma Taverna Hnos. S.A. (informe del Correo a fs. 124) y que la demandada entregó cheques a nombre del actor en diferentes fechas, uno de ellos utilizado para pagar gastos de la explotación (anexo I de fs. 133). realizaba Concluyó trámites que "... bancarios y efectivamente el actor postales la firma para indicada. Resta determinar si tales tareas se realizaron en relación de dependencia" (fs. 202 vta.). 9. A partir de lo expuesto, reconocida que fuera la prestación de tareas, pesaba sobre la demandada la carga de demostrar que la relación que la unía a la actora era de una naturaleza distinta a la laboral. De allí he de apreciar sí, como sostuvo el recurrente, el tribunal de grado, al invertir la carga de la prueba, sin fundamento alguno, liberó al demandado de desvirtuar la presunción del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, y realizó una valoración absurda de la prueba aportada a la causa (fs. 218 y vta.). 10. Hecha esta primera introducción he de retomar el concepto de absurdo, tal como ha ido elaborándose por esta Suprema Corte, donde se hace referencia a la existencia, en la sentencia atacada, de un desvío notorio, patente o palmario de las leyes de la lógica o a una grosera desinterpretación material de la prueba producida (conf. causas Ac. 78.318, "Fernandez", sent. del 19-II2002; Ac. 75.789, "Ruiz Díaz", sent. del 23-V-2001; entre otras). No cualquier error, ni la apreciación opinable, ni la posibilidad de otras interpretaciones, etc., alcanzan para configurar tal absurdo (causas Ac. 71.765, "De Paoli", sent. del 23-II-2000, entre muchas), sino que es necesario que se demuestre un importante desarreglo en la base del pensamiento, una anomalía extrema, una falla palmaria en los procesos mentales para que se evidencie la irracionalidad de las conclusiones a que se ha arribado (conf. causa L. 70.295, "Patierno", sent. del 12-III-2003). Y ello, por supuesto, debe ser eficazmente denunciado y demostrado por quien lo invoca (conf. causa L. 67.515, "Lagos", sent. del 4-V-1999). Así, los argumentos que ante esta Corte ventila el actor, en su presentación (v. fs. 214/223), alcanzan para demostrar, acabadamente, el absurdo que denuncia y la viabilidad del recurso interpuesto, por las razones que a continuación he de desarrollar. 11. El tribunal a quo, en sentencia juzgó que, "si bien en autos la accionada ha reconocido que el actor hacía algunos trámites bancarios, y se ha demostrado que cobró cheques (en un total de 9) en diferentes fechas y firmó dos cartas documento en representación de Taverna Hnos. S.R.L., existiendo también un poder otorgado por el presidente de la empresa para realizar cobranzas y realizar gestiones en Municipios y entidades oficiales, entiendo que tales elementos son absolutamente insuficientes para acreditar que el actor trabajó bajo la dependencia de la demandada. En efecto ha existido absoluta orfandad probatoria con respecto a las notas típicas de la relación laboral, esto es la subordinación jurídica, la subordinación técnica y la subordinación económica ... No se ha demostrado que el actor hubiera enajenado su energía de trabajo a disposición de la demandada y que ésta tuviera la posibilidad de darle órdenes o en su caso instrucciones generales, que aquel tuviera que acatar (art. 21 L.C.T.)" (v. fs. 206 vta./207). Agrega a ello el tribunal "... que como consecuencia del beneficio gozado por el actor desde el mes de mayo de 1982 (jubilación por invalidez), no sólo debía demostrar dependencia, sino la existencia fundamentalmente de la relación de que se encontraba en condiciones de volver a la actividad, esto es rehabilitado profesionalmente, atento a la incompatibilidad existente entre uno u otro" (fs. 207). 12. Quedó demostrado que el accionante ingresó en el año 1980 a laborar para la demandada. Que en el año 1981 sufrió un accidente que lo incapacitó y, como consecuencia de ello, obtuvo la jubilación por invalidez. Que en el año 1982 comenzó a realizar trámites bancarios para la empresa, cobrar cheques, y que el Presidente de la empresa le otorgó un poder - a efectos de realizar cobranzas y gestiones ante la Municipalidad y entidades oficiales (fs. 207 y vta.). Que en el año 1998 falleció el presidente de la demandada -señor Taverna- y el actor continuó yendo a la empresa haciendo lo mismo. compensación de su Que le entregaban predisposición y algún dinero concurría a como hacer "mandados" por absoluta buena voluntad entre dos y tres mañanas (fs. 24). 13. En síntesis, la prestación de servicios del actor, ofrecida por la confianza y amistad que tenía con el entonces presidente de la demandada -cuyo fallecimiento no modificó la relación habida entre el actor y la empresa (v. fs. 24)-, no revela por sí solo la ausencia de un contrato laboral, sino que deberá ser demostrado por quién utilizó su fuerza de relaciones o trabajo causas que, que lo por las circunstancias, motivaron, se trató de las un vínculo diferente al laboral o que, como refiere la norma, quién prestó el servicio pueda ser dado en calificar de empresario; hechos que no se ha demostrado que hayan acontecido en autos (art. 23, L.C.T.). Más aún, durante 20 años el actor realizó tareas bancarias que la propia demandada calificó como "... las transacciones normales que tiene una empresa de carácter netamente comercial como es mi representada..." (fs. 24), firmó cartas documentos en nombre de la empresa (fs. 206 vta.), realizó entrega de mercaderías (v. fs. 203); por tanto ha de presumirse por no existir prueba que amerite lo contrario, que estaba integrado dentro de la organización instrumental de medios personales, materiales e inmateriales que Taverna Hnos. por su cuenta y riesgo organizaba y dirigía para el logro de sus fines económicos y del cual aprovechaba sus beneficios (art. 5, L.C.T.). De lo expuesto concluyo que la relación que unió a las partes fue de carácter laboral, lo que así declaro. IV. A continuación abordaré la segunda cuestión que el tribunal a quo valoró para el rechazo de la demanda, y la cual la actora expresamente analiza en su queja. 1. El sentenciante de grado juzgó que, a consecuencia del beneficio gozado por el actor desde el mes de mayo demostrar de 1982 (jubilación por -fundamentalmente- invalidez), que se debía este encontraba en condiciones de volver a la actividad, esto es, rehabilitado profesionalmente, atento a la incompatibilidad existente. 2. Adelanto mi opinión en el sentido que sería de total injusticia psíquicamente para circunstancias pudiera discapacidad, estando realizar que ejercer si, por dados otras provocaron el los hecho capacitado tareas ajenas su invalidez, de estar principios física a y las no las jubilado por tuitivos de la normativa previsional. 3. La Corte Suprema de Justicia sostuvo, en el fallo "Franchi, Héctor Laerte s/jubilación" (C.S.J.N., sent. del 3-VII-1990, en Fallos 313:579) en torno a quienes se jubilaron por invalidez por el antiguo régimen jubilatorio de la ley 18.037 (t.o. 1976), y los jubilados por la ley 22.431, que implementó un Sistema de Protección Integral de las Personas Discapacitadas, y al que fueron invitadas las provincias a sancionar en sus jurisdicciones regímenes normativos análogos a dicha ley (conf. art. 27), que ello importaba una situación desigual (conf. art. 16, Const. nac.), puesto que el art. 65 de la ley 18.037, que impedía para el jubilado por invalidez el ejercicio de toda actividad en relación de dependencia, estaba en una peor posición que el jubilado por la ley 22.431, que no prevé tal limitación (conf., en especial, el considerando 9 del fallo citado). Así, no podían trabajar los beneficiarios de retiros por invalidez, como tampoco los que han obtenido prestaciones previsionales nacidas de regímenes especiales para tareas penosas, riesgosas o insalubres; prohibición que -a mi entender- ha de estar limitada a la ejecución de servicios vinculados a ese mismo tipo de labores. 4. En la causa B. 58.854, "Cal Herbertz", sent. del 16-VIII-2000, esta Corte sostuvo que: "... Cobra aquí especial importancia el criterio de definición de la discapacidad como restricción o ausencia de la capacidad para realizar una actividad en la forma considerada como normal para un ser humano, sin perjuicio de la capacidad residual, aspecto expresamente valorado por la ley a los fines del reingreso en la actividad (arts. 2°, 3°, 8° y sgtes. de la ley 10.592) y que se tradujo consecuentemente en la previsión de que, de reingresar en la actividad en el régimen del discapacitado, el agente no se viera afectado por la extinción del beneficio jubilatorio, sino que fuera aplicable a su respecto el régimen de compatibilidad limitada entre jubilación y cargo (art. 60 del dec. Ley 9650/80 y su reglamentación) ... La cuestión, entonces, no puede analizarse con un criterio estricto de integración de las normas en juego, no sólo exigido por el art. 39 inc. 3° de la Constitución provincial sino por la esencia misma de la cuestión, donde de lo que se trata es de la inserción en la vida activa de las personas con una discapacidad que no obstante no les impide prestar, como en el caso, un servicio útil para el Estado. No entenderlo así implicaría dejar en letra muerta los principios contenidos en la Carta Magna nacional y en su similar provincial en relación a la necesidad de protección de la persona discapacitada (arts. 75 inc. 23, primer párrafo, Const. Nac. Y 36 inc. 5°, Const. Prov.)". 5. Por ello, y a los efectos de verificar que no se violen las leyes de incompatibilidad, es el empleador quién deberá exigirle al trabajador al comienzo de la relación una declaración jurada en la que conste si el mismo es beneficiario de una prestación jubilatoria o pensión, con indicación del organismo otorgante y demás indicaciones del beneficio. En ese sentido, resultará tan importante jurada que cuando el trabajador actualice su declaración obtenga el beneficio y lo denuncie a la A.N.Se.S. o autoridad previsional, como que el empleador declare ante aquélla si sabe que el trabajador jubilado se encuentra en infracción a las leyes de incompatibilidad. En el presente caso, el empleador estaba en total conocimiento dado que la incapacidad fue producto de un accidente mientras prestaba servicios para la empresa y la jubilación por invalidez obtenida fue a consecuencia de ello. 6. A partir de lo expuesto, en la hipótesis de que el trabajador jubilado por invalidez volviera al empleo y éste fuera incompatible conforme la normativa vigente, habrá de incurrir en un supuesto de trabajo prohibido, regido por el art. 40 de la Ley de Contrato de Trabajo, de modo que tendrá derecho a las remuneraciones que devengue y a la indemnización prevista en el art. 42, como bien señala el recurrente en su queja (v. fs. 216 y ss). Así, frente a un supuesto de trabajo prohibido (art. 40, L.C.T.), la prohibición está siempre dirigida al empleador, quien debe afrontar las consecuencias normales de la prestación cumplida por el dependiente, desde que en ningún caso se podrán afectar los derechos del trabajador (art. 43, L.C.T.) (conf. causa L. 43.978, "Mateo", sent. del 10-IV1990). 7. Por ende, ha de entenderse que el dador de trabajo al volver a tomar a un ex empleado que se jubiló por invalidez, valoró sus aptitudes y consideró que era útil a la empresa. desvinculación De deberá ahí que satisfacer al momento las de su indemnizaciones legales de acuerdo al principio general que establece la Ley de Contrato de Trabajo. El carácter protectorio de la legislación laboral impide que quien obtuvo un beneficio con el trabajo de su antiguo dependiente -jubilado por invalidez-, durante 20 años de tareas que le permitía su capacidad restante tampoco pueda eximirse de su obligación de indemnizar ante un despido sin causa. V. recurso autos Por deducido deberán nuevamente necesarios lo dicho, y revocar volver integrado, y dicte el al corresponde la sentencia tribunal renueve hacer de los pronunciamiento dictada. origen actos que lugar para al Los que procesales corresponde, determinando los demás presupuestos fácticos relativos a las modalidades de la relación laboral que unió a las partes. Con costas de esta instancia a cargo de la demandada (art. 289, C.P.C.C.). Doy mi voto por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: I. Entiendo que el recurso merece favorable acogida. 1. Lo expuesto por mi distinguida colega doctora Kogan en los aps. I, II y III puntos 1 a 4 y 7 a 14 inclusive de su voto -señalamientos a los que adhiero-, me convencen de que en la especie debe revocarse la definición de grado que con acertados argumentos cuestiona el interesado. Siendo ello así, ha de juzgarse acreditado el vínculo de trabajo invocado por el demandante en el tramo temporal motivo de controversia en la litis. 2. Por lo demás, y en tanto a ella apunta parte del razonamiento desplegado por el a quo, la circunstancia que indica que el trabajador desplegó sus tareas en favor de la demandada mientras se encontraba gozando de su jubilación por invalidez, más allá de las consecuencias que pudiera acarrear en el ámbito previsional (v. arts. 67 a 70 de la ley 18.037 vigente al momento de la obtención del beneficio por el actor), no fulmina ni desdibuja el carácter laboral de la relación habida entre las partes ni tampoco autoriza a desconocer los derechos que en este marco rodean al dependiente (conf. arts. 14, 21, 22, 23, 40 y 42 de la Ley de Contrato de Trabajo). II. Bajo estas breves afirmaciones, comparto la solución a la que arriba la colega doctora Kogan. Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: Adhiero mismos alcances al voto que en del él doctor se Soria, señalan, a y la con los propuesta decisoria de la doctora Kogan. Voto por la afirmativa. El señor Juez doctor Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votó también por la negativa. El señor Juez doctor Genoud, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por mayoría, se hace inaplicabilidad de lugar ley al recurso interpuesto extraordinario por la actora y de se revoca la sentencia de grado en cuanto juzgó la ausencia de relación laboral entre las partes, cuya existencia aquí se declara. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que, nuevamente integrado, renueve los actos procesales necesarios y dicte el pronunciamiento que corresponda con arreglo a lo que aquí se ha resuelto. Costas de esta instancia a cargo de la demandada vencida (art. 289, C.P.C.C.). Regístrese y notifíquese. HECTOR NEGRI DANIEL FERNANDO SORIA LUIS ESTEBAN GENOUD JUAN CARLOS HITTERS HILDA KOGAN EDUARDO JULIO PETTIGIANI GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario ABC