PERFECCIONISMO Hay un crítico que nos persigue Personalmente creo que quien quiere dejar de ser perfecto, ya ha pasado por ciertas etapas de su vida, que le han demostrado que tratar de ser perfecto es un problema muy grande. No se trata de ser vago, conformista, dejado, imperfecto, o lo que a cada uno se le ocurra. Se trata de integrar ambas polaridades: el PERFECTO y el IMPERFECTO (o cualquier nombre que se le ocurra al que lee esta nota). A mí, y a otros tantos, se nos dio por querer hacerlo todo bien. No hay lugar para el error. El error se toma como algo terrible, que no debe pasar nunca. Las emociones negativas, como el miedo, la tristeza y el enojo, son intolerables y deben ser suprimidas. La sonrisa es lo mejor. Este discurso que nos hemos dados quienes tratamos de ser perfeccionistas, creo que el 60 o 70% de la sociedad, lo único que consigue es hacernos más imperfectos. Es paradójico, cuanto más perfecto se quiere ser, más imperfecto se vuelve uno. Así es, lo que más detesto, más presiento, más se acerca, más le temo. Hace uno o dos meses escribí un artículo titulado “La teoría de los opuestos”, dice básicamente: “Aquellas cosas que más preciamos perder, son de las cuales más nos agarramos, y son las que más miedo nos genera su pérdida” Y prosigo diciendo en este artículo: Cuanto más miedo se tiene a equivocarse, más nos equivocamos” porque es nuestro propio cerebro el que nos dice “Ajá, te equivocaste”. La equivocación existe sólo en nuestra mente. Aquella persona que acepta el error, y dice: “Bien, la próxima vez haré esto, en vez de aquello”, más chances tiene de mejorar. Puedo dar infinito ejemplos de las contras del perfeccionismo: -Personas que al querer hablar en público se quedan paralizadas. -Aquellos que pasan horas en diálogo interno pensado si van al gimnasio o pasan el tiempo con sus hijos. -Aquellos que se plantean cuánto tienen que dejar de propina. -Los que siguen en relación de pareja porque piensan que su pareja no merece la pérdida. -Los que demandan ascensos en el trabajo, no lo obtienen, y siguen dando vida y alma. El típico perfeccionista cree que si pone todo su cuerpo y alma logrará todos los anhelos que le fueron introyectados, generalmente mandatos familiares. Creo importante destacar que el perfeccionismo no es algo que se maneje de forma consciente. Hay dos tipos de perfeccionistas para mí: 1) El que se dio cuenta 2) El que lo niega EL QUE SE DIO CUENTA: Tiene muchas más chances de mejorar su calidad de vida. Sabe que es perfeccionista, sabe que tiene una voz crítica interior muy dura, que siempre quiere dar lo mejor, pero empieza a sentir cansancio. Yo creo que esto ocurre después de los 30 años. Es decir, luego de encontrar sucesivos fracasos inadmisibles para el perfeccionista. El problema es que, como mencioné antes, esto responde a mandatos familiares de la infancia, y el perfeccionista no puede dejar de serlo por propia voluntad. Necesita terapia o mucha autodeterminación para la aceptación. El mensaje para ellos es: “La vida es esto, deja de esperar más”. Y es un mensaje duro de aceptar. EL QUE LO NIEGA: Estos casos son los que realmente necesitan atención. Suceden cuando se introyectó el perfeccionismo exigido por los padres, o, cuando los padres no fueron buen ejemplo, el niño se introyectó la polaridad: “Ellos no fueron así conmigo, así que yo seré así”. Parece ser una rebelión hacía el sistema, pero en rigor de verdad, se sigue luchando contra aquello que los padres quisieron o no pudieron inculcar. No importa si es lo mismo o el opuesto, se sigue respondiendo al mandato paternal. El que lo niega generalmente está en un estado neurótico: “en el colegio (hace 15 años) me pegaban, ahora pego yo”. “Las mujeres o los hombres me trataron mal, ahora los maltrato yo”. “En matemática no fui bueno, ahora seré un científico”. “Nunca tuve habilidades sociales, ahora las tendré”. Siguen revelándose contra lo que le tocó vivir, o, adopta comportamientos de su infancia como forma funcional para la vida del adulto: “Mi viejo siempre me dijo que no me rinda”. El que lo niega, no aceptará consejo alguno. Si lee esta nota le parecerá ridícula. Se motiva leyendo libros o viendo videos de auto-superación. Compra cualquier curso online que le prometa un beneficio. Depende constantemente de los resultados que obtiene. Jamás podrá decir: “Al menos lo intenté”. Están en estado neurótico porque no pueden responder a sus necesidades organísmicas. Muchas veces ni siquiera las detectan. Beben alcohol en vez de comer. Estudian en vez de dormir. Dicen SI cuando quieren decir NO, y dicen NO cuando quisieran decir SI. Tratan de manejar su lenguaje corporal para mostrarse ante los demás. Quieren saber todo lo que piensan los otros sobre ellos. No registran o no aceptan las respuestas negativas. Y por supuesto, son enemigos de la frustración, evitándola a toda costa. Por lo cual suelen refugiarse en el trabajo o actividades inventadas para poder escapar de la realidad que les toca vivir. Este artículo no pretende ser solución del perfeccionismo, sólo pretende alertar. La mejor calidad de vida es pasar lo mejor posible cada momento que nos toca vivir. Los conceptos creados por el lenguaje como “felicidad”, “amor”, familia” no tienen que ver con los sentimientos nuestros, y menos con las emociones. Mis palabras finales son: “Aprender a escuchar tus emociones, porque, desde un punto de vista evolutivo, ellas aseguraron la supervivencia de nuestra especie. ¿Por qué tendríamos que negarlas ahora? Ingeniero Industrial Axel Persello (UBA) Trainer en PNL (Universidad de la PNL, California) Director del Instituto Argentino de Formación e Investigación Miembro de la Asociación Internacional de PNL Miembro de Asociación Americana de Hipnosis Miembro de la Comunidad Internacional de Consultores en PNL