ETNIA-E Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA / FMEE Nº1: «Instituto Central Aluche»: Desafección escolar y etnicidad en un barrio del sur de Madrid Albano Calvo Sánchez Instituto Madrileño de Antropología Foro Madrileño de Etnografía y Educación Febrero 2012 ISSN: 2254-3872 http://e-revistas.ima.org.es/ ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ «INSTITUTO CENTRAL ALUCHE»: DESAFECCIÓN ESCOLAR Y ETNICIDAD EN UN BARRIO DEL SUR DE MADRID” CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN 1.1. Objeto de estudio CAPÍTULO 2: MARCO TEÓRICO 2.1. Etnografía en la Escuela: ¿Antropología de la Educación para la Educación? 2.2. Economía política de la etnicidad: identidad, gramáticas y práctica étnica 2.3. Objetivos e hipótesis CAPÍTULO 3: METODOLOGÍA CAPÍTULO 4: LA VIVENCIA DE LA ESCOLARIZACIÓN 4.1. Marcos condicionantes 4.2. El Instituto Central Aluche: escolarización incorporada 4.3. Los procesos de identificación colectiva y las relaciones interétnicas en el ICA CAPÍTULO 5: CONCLUSIONES - ¿SOLUCIONES? 5.1. Introducción 5.2. El papel de la etnicidad en la desafección escolar 5.3. ¿Es posible alguna aplicación? BIBLIOGRAFÍA 1 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN Definitivamente, la “culpa” no es de los inmigrantes. Concebir a la educación intercultural como una reacción meramente académica y/o profesional a la llegada de “los otros” y a su integración escolar resulta no sólo reduccionista, sino apologético. Para no cuestionar la (mono-) cultura escolar institucionalizada en Occidente, diseñamos, desarrollamos y aplicamos modelos educativos específicamente dirigidos hacia estos “otros”, tildados de marginales, no integrados y por tanto problemáticos o por lo menos desafiantes e inquietantes para el quehacer educativo. Si la evaluación de la educación intercultural, de sus “éxitos” y “fracasos”, se limita a esta sesgada visión intra-institucional y monocultural, como ocurre a menudo, el análisis de los “problemas educativos” de la población minoritaria se convierte en apología de la institución educativamente dominante o mayoritaria. (Dietz, 2003:180) En el contexto de conversión de España en estado receptor de flujos migratorios transnacionales, transformación debida a su devenir geopolítico de consolidación en la Unión Europea, uno de los grandes núcleos hegemónicos mundiales1, asistimos a una problematización espontánea de la inmigración. Ésta, entendida como un complejo sistema de significados socialmente compartidos que ve en los procesos migratorios –y en los llamados inmigrantes- un mal en sí mismos, tiene múltiples reflejos tanto en los ámbitos académicos como en los contextos que podemos denominar como opiniones públicas. Es en este último ámbito donde dicha problematización, en ocasiones más cercana a un manifiesto aunque implícito racismo2, se muestra con mayor crudeza. Concretamente, en los últimos tiempos se ha desarrollado una amplia alarma mediática en nuestro país ante cuestiones como la delincuencia juvenil o las denominadas bandas latinas, la cual no se ha nutrido de lo que las disciplinas sociales han planteado respecto a dichos procesos y problemáticas3. De ese modo, ante cualquier problemática social protagonizada por jóvenes4, propia o esperable ante los procesos de marginalidad avanzada (Wacquant, 2007) en los que se enmarcan sus contextos vitales, se otorgan 5 explicaciones irreflexivas basadas en supuestas causas como las culturas de origen, 2 Entendemos como tal a un proceso complejo de construcción social que gesta, desarrolla y legitima, multi-direccional y trans-temporalmente, prácticas y representaciones del otro-migrante como esencialmente diferente, socio-culturalmente inferior y relacionalmente peligroso. De manera general, el concepto aquí expuesto de “racismo” enlaza con su particularidad como producto simbiótico del “universalismo” en línea con lo expuesto en Wallerstein (2005:59-63) y en Ferro (2003: 33-38), o más concretamente con el sentido de eurocentrismo-globocentrismo analizado en Lander (2000), por ejemplo en Coronil (2000). En cierto sentido a nivel representacional equivaldría a las nociones de la gramática orientalista de Baumann y Gingrich (2005) respecto de las construcciones étnico-identitarias. (Cf. infra Marco teórico). 3 Por ejemplo, sin ser exhaustivos, Cf. Amit Talai y Wulff, (1995); Hall, y Jefferson, (1975), Feixá, (1998); Cerbino (2006). 1 Cf. e.g. Wallerstein, (2005) y Mezzadra (2005). En definitiva, El Estado Español ha pasado de ser el origen de movimientos de población en búsqueda de mejores trabajos, a ser una de las fronteras blindadas del macro estado europeo, como borde límite del Espacio Shengen. Este proceso que podemos caracterizar como macro estructural, viene articulando distintos procesos de gestación hegemónica de ideologías xenófobas. 4 En el sentido de clase de edad socialmente construida (Bourdieu, 1980). 5 2 ISSN: 2254-3872 Por eso hablamos de problematización espontánea, en el sentido de una “sociología espontánea” (Bourdieu 2005, [1975]:53) ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ las subculturas juveniles, las tribus urbanas o las ya citadas bandas latinas – categoría mítica en la prensa española-. Veamos a continuación un ejemplo paradigmático6. A finales de Enero de 2007 una supuesta “reyerta” entre “ la banda juvenil violenta de los Latin Kings” y “un grupo de españoles”, según la prensa7, terminó en varias jornadas de disturbios8 y un amplio debate mediático sobre “racismo”, “xenofobia”, “delincuencia” y “Latin Kings”. Al parecer fue una pelea entre grupos étnicamente mixtos de jóvenes tras la que, al verse involucrados varios jóvenes autóctonos, se produjo un brote xenófobo, con la consecuente participación en disturbios y manifestaciones de jóvenes de adscripción ideológica tanto de extrema izquierda como de extrema derecha9. Como colofón, días 6 Que este y otros procesos parecidos sean a causa de algunos elementos o dimensiones explicadas por Wacquant, es solamente una hipótesis general a modo de marco introductorio al presente trabajo, en el sentido único y exclusivo de que ilustra mejores maneras de pensar las problemáticas sociales aquí presentadas, en contrate con las citadas prenociones pseudocientíficas como las categorías de “banda latina” o “tribu urbana”. No es por tanto una hipótesis analítica puesta a prueba en la investigación. 7 Cf. Siete heridos y nueve detenidos en una multitudinaria pelea entre bandas en Alcorcón. El País, edición impresa; Madrid, 21/1/2007; y Cf. Unas 50 personas participan en una espectacular reyerta en las calles de Alcorcón. El Mundo, edición digital; Madrid 21/1/2007 10 después la prensa se hacía eco de un estudio donde se explicitaba que ya no eran las bandas latinas únicamente el problema, sino las bandas y tribus “urbanas” esencializadas como “violentas”. El tal estudio era en realidad una investigación policial. Otros ejemplos de problematización espontánea de la migración son las nociones de sentido común que relacionan delincuencia con inmigración. Así, son comunes las menciones en la prensa11 al “origen” del delincuente -aunque sea supuesto, tanto la comisión del delito como el propio origen-, sobre todo cuando se trata de peleas u homicidios entre jóvenes, acompañada de la ausencia “de carácter xenófobo” cuando la víctima es un joven migrante. Así, se da forma a una individualización de las problemáticas sociales, una problematización no reflexiva con la que se pasa por alto el papel de los procesos históricos, sociales, políticos y económicos en la conformación de espacios sociales de segregación y exclusión (e.g. Castel, 1995; Wacquant, 2007). Cabe comentar que no pretendemos denunciar algo que no deja de ser obvio, a saber, que la producción de discursos-verdad en la prensa no es, ni aspira a ser, una ciencia social; simplemente se trata de ofrecer un marco analítico de problemáticas sociopolíticas que legitiman el interés científico del presente trabajo. 8 por estar involucrado un español, amigo del boliviano, y varios amigos españoles del dominicano; ¿dónde está la pelea entre “españoles” y “Latin Kings”?. Cf. Un millar de jóvenes provocan nuevos incidentes en Alcorcón. El País, edición digital; Madrid 21/1/07; y Cf. Interior refuerza la vigilancia en el sur de Madrid tras el brote de xenofobia. EL País, edición impresa; Madrid, 23/1/2007. 10 9 Cf. “Reportaje: Brote de violencia en el sur de Madrid. “Se ha liado por una pelea de chicas””. El País, edición impresa; Madrid, 23/1/2007. La lectura de este artículo no tiene desperdicio -como los otros citados-. No sólo no hubo una pelea entre bandas, sino que todo se originó por una pelea entre dos chicas- de origen mexicano y español- y sus respectivas parejas -de origen boliviano y dominicano-. La cosa se infló, y terminó Cf. Un estudio revela que existen ocho bandas juveniles en Alcorcón. El País, edición digital; Madrid 25/1/2007. 11 3 ISSN: 2254-3872 Fruto de un análisis no sistemático de las noticias relacionadas con jóvenes e inmigración durante el periodo de investigación del presente trabajo. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Del mismo modo, cuando esta problematización entra al mundo de lo educativo y los sistemas escolares ante fenómenos constatables como el fracaso escolar, son entonces la “cultura de origen” o el “déficit lingüístico” por un lado, o las “dificultades familiares” y la “desmotivación generacional” por otro, las categorías pseudoexplicativas y espontáneas que dan forma a nuevos procesos de significación que problematizan la presencia de los migrantes en la escuela- recordándonos más a estereotipos sociales o al sentido común que a profundizaciones empíricas-. En la última década se han desarrollado en el Estado español una serie de estudios que abordan – en el marco disciplinar de la Antropología de la Educación12 -el estudio de contextos interculturales en instituciones de educación formal, entre los que destacan –sin ser exhaustivos- las investigaciones del grupo EMIGRA de la Universidad Autónoma de Barcelona (e.g. Carrasco, 2005; 2004), las del Laboratorio de Estudios Interculturales de la Universidad de Granada (e.g. Dietz, 2003, 2007), así como distintas aportaciones desde la Universidad Complutense y la Universidad Autónoma de Madrid (Franzé, 2002; Franzé et al., 2007; Jociles, 2007a y 2007b; Poveda et al. 2007; Jociles y Franzé, 2008). Siguiendo estas líneas de investigación, el proyecto “Adolescentes inmigrantes-extranjeros en la ESO” (AIESO, en adelante), ha planteado un abordaje etnográfico del fracaso escolar, basado en la consideración del mismo como fenómeno multidimensional que requiere para su comprensión la reconstrucción de las trayectorias educativas de los jóvenes a partir de la integración de marcos y condicionantes sociales, culturales, políticos y económicos – por lo que preferíamos plantear el problema en términos de desafección escolar-. ¿Y a qué nos referimos con desafección escolar?, pues a un complejo proceso social, cultural, económico y político que lleva a la salida temprana de la Secundaria Obligatoria, sin haber completado sus cursos y sin haber obtenido el título de Graduado en ESO, normalmente cuando la persona ha cumplido los 16 años, y tras una historia de suspensos y repeticiones de cursos; o bien, a continuar por itinerarios alternativos a la normatividad que constituye la ESO. Concretamente, ésta se compone de 4 cursos, que abarcan idealmente desde los 12 a los 16 años, edad a la que legalmente termina la obligatoriedad de la enseñanza. Su finalización otorga el Graduado en ESO. Posteriormente, se puede continuar el Bachillerato (2 cursos) antes de las enseñanzas universitarias. También se puede acceder a la formación profesional, dividida en Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM) - desde el que se puede acceder, una vez finalizado, al Bachillerato mediante una prueba de acceso-, o de Grado Superior (CFGS), lo cual permite acceder también a la Universidad, con otra prueba específica de acceso. Paralelamente a la ESO, existen los Programas de Garantía social, que actualmente toman el nombre de Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), a los que acuden alumnos derivados de la ESO. Terminada la PCPI, mediante una prueba, se obtiene el Graduado en Secundaria, pudiendo reincorporarse a las trayectorias descritas anteriormente. La presencia de alumnos autóctonos e inmigrantes cae tanto en las etapas educativas post-obligatorias como en los sucesivos niveles de la obligatoria. Respecto a las etapas pos-obligatoria, según los datos estadísticos de la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid, para el curso 2006/0713, hay un 34% en Bachillerato y un 25% en CFGM aproximadamente de alumnos en comparación con el total que estaba matriculado en ES0 – 234.000- . En el caso de alumnos extranjeros, hay un 14,5% en Bachillerato y un 6,7% en CFGM aproximadamente, en comparación con el total que estaba matriculado en ESO -32.000-. El proyecto AIESO realizó una fase cuantitativa durante el curso escolar 2006/2007 y una etnografía en un centro de ESO del sur de 14 Madrid , durante los cursos 2007/2008 y 13 Últimos disponibles durante la redacción del presente trabajo. 12 Cf. Jociles y Franzé, eds. (2008) 14 4 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ 2008/2009. Fruto de su fase cuantitativa, ha puesto de manifiesto, más allá de los altos índices de fracaso y abandono escolar en la ESO - tanto de jóvenes de origen migrante como de origen autóctono-, procesos de segregación étnica (Poveda et al. op.cit.) en la distribución del alumnado y el predomino de marcos de explicación/atribución esencialista y culturalista (Franzé et al., op.cit.) ante la desafección escolar entre el profesorado de la 15 ESO, en la ciudad de Madrid . 1.1. Objeto de estudio El presente estudio pretende aportar un pequeño grano de arena a un proyecto de investigación que inmerso en el clima actual de la disciplina ha tratado de dilucidar el “fracaso escolar (...) haciéndose” (Franzé et al. 2009:1), es decir, “(...) «los procesos concretos de fabricación del fracaso escolar» concebidos como integrados por una serie de prácticas de socialización que tiene lugar en distintos escenarios, pero principalmente en las aulas” ( Jociles y Franzé, 2008: 18; en referencia a Lahire 2008b). Esa pequeña aportación es, sin más, el análisis del papel de la etnicidad haciéndose en relación a la construcción de la afección-desafección escolar en un determinado proceso socioeducativo. En concreto, pretendo analizar el papel de la construcción étnica en los determinados procesos de afección/desafección escolar desde el estudio de los procesos de identificación colectiva, la grupalidad y las relaciones interétnicas, y de las prácticas concretas de relación con la educación y la institución escolar de jóvenes adolescentes autóctonos y migrantes, a partir de una etnografía contextuada en un centro de Educación Secundaria Obligatoria en un barrio popular pluriétnico-nacional16 del sur de Madrid cuyo objeto de estudio prioritario eran los grupos de iguales. La etnografía se desarrolló en un centro de ESO de titularidad pública, que denominaremos usando el seudónimo de Instituto Central Aluche (ICA), cuyo equipo directivo se ofreció para colaborar en el proyecto AIESO, tanto en su fase cuantitativa como durante la etnografía17. El instituto pertenece al distrito de Latina, y dentro de éste al barrio de Aluche, pero limita con el distrito de Carabanchel, por lo que acuden jóvenes de distintos barrios de esos dos distritos. El porcentaje de población inmigrante censada en estos distritos –según los datos del Ayuntamiento de Madrid respecto al Padrón Municipal de Habitantes, a 1 de Enero de 2009- es del 19, 4% para Latina y 23, 7% para Carabanchel respectivamente, siendo del 19,9% para el barrio de Aluche. El ICA Tenía 647 alumnos en total, siendo 486 los de ESO –durante el curso 2005/0618-. Las edades eran entre los 12 y los 17 años de edad. El porcentaje de alumnado inmigranteextranjero en ESO era de 33,74%, siendo a su vez de origen sudamericano el 75%. Destacaban los-as alumnos-as de origen ecuatoriano, casi el 49% del total de alumnado 16 En el apartado dedicado al marco teórico justificaremos esta categoría. 17 El proyecto AIESO en principio se había planteado realizar una comparación etnográfica entre un centro público y otro concertado. Finalmente no pudo ser así, ya que un centro concertado que accedió a la fase etnográfica puso algunas trabas importante al desarrollo de la misma durante las primeras visitas, además de que se consideró complicado llevar a cabo ambas etnografías simultáneamente en profundidad, dados los recursos humanos inmersos en la realización del proyecto. Cf. Infra apartado dedicado a la metodología. Es necesario explicitar que el presente trabajo se basa en el desarrollo de una etnografía centrada en los grupos de iguales, tanto fuera como dentro del centro escolar, que realicé como colaborador del proyecto AIESO. 15 18 Los aspectos generales de los resultados de la parte cuantitativa serán expuestos como marco para el análisis etnográfico. 5 ISSN: 2254-3872 Últimos datos estadísticos que manejaba el centro durante la fase cuantitativa que se realizó en el 2006/07. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de origen latino. De acuerdo a la información de docentes y personal del centro, había crecido en torno al 50% durante los cursos en los que se realizó la etnografía. ¿Por qué he considerado que la construcción étnica era relevante como dimensión analítica de la desafección escolar haciéndose? Las razones son varias. Principalmente, trato de aunar las dos dimensiones que en mi opinión la práctica socio- antropológica ha de afrontar si desea plantar cara empíricamente a la problemática socio-teórica ya explicitada -problematización de la migración en la Escuela-. Por otra parte, ante la complejidad de prácticas sociales esperables tras constatar la importancia que la literatura otorgaba a la identidad-alteridadetnicidad19 (e.g. Carrasco 2004, Franzé 2002:325-327, Poveda 2003, Dietz 2003), debido al desarrollo que el estudio antropológico de la educación ha conllevado – estudios de desigualdades educativas y minorías en la Escuela-, consideré imprescindible reflexionar sobre las maneras concretas en las que la construcción étnicoidentitaria se relacionaba con la construcción de los procesos y trayectorias educativas concretas, como uno de los elementos prioritarios a analizar donde se articulaba el resto de dimensiones sociales, políticas y económicas. En definitiva, el análisis de la compleja articulación de elementos identitarios, tal y como se manifiesta en la organización de los grupos de pares, en la construcción de la identidad/otredad, y en las representaciones acerca de las estrategias de relación con la educación o el trabajo que los jóvenes estudiados protagonizan, permitirá avanzar más allá de las cristalizaciones cosificadoras de los conceptos al uso, a saber, “subculturas juveniles”, “tribus urbanas”, “inmigrantes”, “bandas”, “fracaso escolar”, etc. Estas categorías son aquí consideradas como cosificaciones en tanto que “[convierten] nombres en cosas sin abordar empíricamente procesos socio-culturales en términos de “hatos de relaciones” (Wolf, 1982:15). Además, el estudio de las relaciones interétnicas y los procesos de identificación colectiva – en relación con la construcción de la afección/desafección escolar-, pueden servir como herramientas para la exploración empírica de procesos incipientes de exclusión y segregación, en la línea epistemológica de la sociología comparada de la marginalidad urbana (Wacquant, 2007: 19-25). Es desde esta reflexión donde cabe considerar el presente trabajo como una aproximación al estudio etnográfico de las formas estructurales de inclusión-exclusión social. La estructura del texto queda como sigue: a continuación, desarrollaremos en profundidad el marco teórico general desde el que vamos a pensar los ejes analíticos, a saber, la afección/desafección escolar – es decir, la escolarización como proceso social, a partir del modelo ecológico-cultural de Ogbu (1991), y de las aportaciones más relevantes que en relación al mismo se han desarrollado en nuestro contexto-; y la etnicidad, a partir de la reformulación conceptual de Brubaker y Cooper (2000), y Baumann y Gingrich (2004), y la integración que de ambas – y otras – realiza Ramírez Goicoechea (2007) en su economía política de la etnicidad. Después, describiré en detalle las cuestiones metodológicas, centrándome en las vicisitudes del propio objeto de estudio. Posteriormente, pasaremos a analizar las prácticas y representaciones de relación con la educación – como dimensión de un proceso de trayectorias educativas concretas en términos de afección/desafección-, los procesos de identificación colectiva y las relaciones intergrupales – como dimensiones de un proceso de construcción étnica-. 19 Complejidad además apreciada en el desarrollo de una vigilancia reflexiva durante el comienzo del propio proceso de investigación. 6 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ CAPÍTULO 2: MARCO TEÓRICO [Existe] una aguda tensión (contradicción) entre el modelo ideal (“normativo”) de educación en y desde la diversidad que plantean las reformas educativas, y la realidad de unas prácticas y concepciones que se orientan a reconvertir esa diversidad en diferencia, y a legitimarla por la vía escolar. (...) Lejos de ser el producto de un plan deliberado, o de la “realización” de las estructuras sociales que trascienden a los agentes, los procesos estudiados son el resultado de la aplicación de unos esquemas de visión y apreciación prácticos (...) que orientan la acción de los agentes que toman parte en el universo escolar y se manifiestan y ponen en juego en las interacciones cara a cara y en la práctica pedagógica. (Franzé, 2002: 313). El espacio social se constituye de tal forma que los agentes o los grupos se distribuyen en él en función de su posición en las distribuciones estadísticas según los dos principios de diferenciación que (...) son sin duda los más eficientes, el capital simbólico y el capital cultural. (...) El habitus es ese principio generador y unificador que retraduce las características intrínsecas y relacionales de una posición en un estilo de vida unitario, es decir un conjunto unitario de elección de personas, de bienes y de prácticas. (Bourdieu, 1994: 18-19). La perspectiva teórica adoptada articula, por una parte, los aspectos generales del modelo ecológico cultural en antropología de la educación -que incorpora elementos procesuales sociopolíticos y económicos como marcos condicionantes de la acción- (Ogbu, 1974; 1978; 1981; Carrasco, 2008). Por otra parte, los desarrollos relativos a la relación diferencial de los jóvenes con las culturas legítimas – en el sentido de las continuidades/discontinuidades (Franzé, 2003), y las cuestiones generales relacionadas con los modelos sociolingüísticos - prácticas comunicativas, prácticas de alfabetización aplicadas al estudio de minorías en la escuela (Poveda et al. 2007). Todo ello en el marco de los ámbitos de socialización múltiple - escuela, familia, grupos de pares – (Lahire, 2008a, 2008b)-, entendiendo así los grupos de pares como ámbitos de socialización autónoma donde los propios jóvenes gestan, en articulación con sus condicionamientos, la construcción étnico-identitaria y la construcción de la relación con la Educación. Dentro de los procesos sociopolíticos que actúan como marcos condicionantes de la acción – de relación con la Escuela-, se requiere privilegiar el análisis de los procesos étnicos-identitarios, como se pone de manifiesto tanto en los planteamientos teóricos de la antropología intercultural (Dietz, 2003), como en el propio devenir empírico de la disciplina (e.g. Jociles y Franzé, 2008; Franzé 2002; Carrasco, 2003; Poveda, 2001). Para ello, partimos de los postulados de Brubaker y Cooper (2000) y Baumann y Gingrich (2004), para llegar a los elementos generales del modelo sistémico de la economía política de la etnicidad (Ramírez Goicoechea, 2008). 2.1- Etnografía en la Escuela: ¿Antropología de la Educación para la Educación? A partir de su experiencia en el campo de la investigación de minorías negras y mexicanas en una institución escolar en un barrio de una gran ciudad estadounidense del Estado de California, Ogbu (1974) plantea que los altos índices de fracaso escolar entre las minorías no tenían que ver ni con la deprivación o carencia -de capacidades intelectuales o culturales-, ni con un conflicto intrínseco de sus culturas con la cultura anglo hegemónica. Ese fracaso se constituía como un mecanismo de adaptación de las comunidades minoritarias respecto de la educación, gestado históricamente en base a la falta de oportunidades igualitarias en los sistemas escolares y laborales de cara a la utilización de la educación adquirida como escalera para el ascenso social. En definitiva, una adaptación 7 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de las minorías a una situación histórica de dominación, planteada como una relación socio-histórica de poder caracterizada de modo general por relaciones de patronajeclientelaje (Cf. Ogbu,1974: 38-57; 133-159). Así, el mecanismo de mantenimiento de ese complejo proceso de adaptación originalmente causado por las desigualdades estructurales e históricas, se reflejaba en las prácticas de relación y escolarización en sentido amplio, así como en las concretas prácticas escolares de las minorías, resultando en frecuente absentismo escolar y movilidad de unos centros educativos a otros, en falta de seriedad en el trabajo escolar cotidiano así como en una falta de hábitos de estudio, y en una fuerte presión de los grupos de pares en fomentar la distancia con la Educación (Ogbu, 1974: 102; 127-132)20. Concretamente, dicho mecanismo era mantenido además de por las prácticas concretas de los estudiantes por un complejo procesual de relaciones, que inmerso en las relaciones históricas de dominación mayoría-minoría, se manifestaba en la distancia social y dificultades de comunicación de los docentes con las familias de los educandos como expresión del clientelaje (op.cit.: 142,144-150), y en la individualización clínica de las problemáticas educativas (op.cit.:170-204). Esta individualización en términos de “mitos funcionales” (op.cit.: 171) respecto a la participación de las familias y los padres, y la situación de las mismas en los ciclos de dependencia de las ayudas sociales (op.cit.: 182-191), era llevada a cabo prioritariamente por los servicios de orientación escolar. Por otra parte, para dar cuenta de los resultados escolares diferenciales que se evidenciaban entre los distintos colectivos minoritarios de 21 los EE.UU. (Ogbu, 1978; Gibson y Ogbu, 1990), Ogbu realiza la ya clásica diferenciación entre situaciones minoritarias de tipo casta o de tipo inmigrante en base a una determinada “historia de contacto mayoría-minoría” y a unos determinados “principios de estratificación social” (Carrasco, 2008:187). La primera de las categorías, sería la que corresponde a historias de contacto violentas e involuntarias (esclavitud, conquistaocupación del territorio), mientras que la segunda se corresponde con procesos migratorios voluntarios. Antes de continuar con estos conceptos y su relevancia para el análisis de otros contextos22, es necesaria una mayor profundización en el modelo teórico de Ogbu. No obstante, cabe añadir que pese a que estos planteamientos son explícitamente plateados como modelo epistemológico del estudio de la escolarización de minorías, a nivel implícito conllevan una comparación analítica entre éstas y las poblaciones mayoritarias autóctonas. Esta observación aunque obvia es necesaria, precisamente por el interés que radica en nuestro objeto de estudio dado que en él ambas poblaciones comparten espacios de escolarización. Además, considero su relevancia tanto para el estudio de otros procesos de minorización como para el estudio de cualquier relación socio-educativa, más si es institucionalizada. En Ogbu (1993 [1981]) se detallan las consideraciones epistemológicas generales del modelo ecológico cultural como planteamiento teórico-metodológico para la “comprensión del proceso educativo” de las 21 Mexicanos migrantes, mexicanos autóctonos, migrantes de origen latino, nativos norteamericanos y migrantes asiáticos y europeos, principalmente. 20 En esta investigación he prestado especial atención a los mecanismos determinados de los grupos de pares en torno a las representaciones/prácticas en relación a la Escuela. Con algunas peculiaridades que podremos ver -relacionadas sobre todo con la ambivalencia de esa presión-, en nuestro contexto de estudio los-as chavales-as seguían en sus prácticas las mismas líneas generales expuestas por Ogbu respecto de su etnografía. 22 8 ISSN: 2254-3872 Precisamente para nuestro objeto de estudio, en el contexto del Estado español y sus relaciones históricas confluyen las características paradigmáticas del tipo casta e inmigrante para los migrantes de origen latino -volveré sobre esto más adelante-. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ minorías, frente a la aplicación superficial de las etnografías escolares sesgadas microetnográficamente e ignorantes de las realidades sociales, políticas y económicas relevantes en su devenir, mediante una etnografía a nivel múltiple que integre las perspectivas de las micro y las macro etnografías (op.cit.: 145). Se parte del supuesto de que existe una “conexión económica” (op.cit.: 159) intrínseca a los procesos de escolarización de minorías, determinada por la forma concreta de economía corporativa y la estructura de oportunidades económicas, ya que “ (...) la gente no va la escuela a recibir educación por amor al arte, para satisfacer su curiosidad (...). Van a la escuela para recibir una educación que les permita acceder a un empleo cuando sean adultos y lograr así status adultos definitivos tal y como son concebidos por su sociedad”(op.cit.: :160). Además, la “naturaleza” (op.cit.: 159) o razón última de esta conexión es de tipo histórico, por lo que los procesos concretos socioeducativos formales, o en otros términos, las prácticas concretas y “conductas” participativas (op.cit. 159), estarán mediados por los modelos de la realidad social de los agentes gestados en la relación socio-histórica cotidiana. Por tanto, se precisa “el estudio de las fuerzas sociales e históricas relevantes” (op.cit.: 159) que conforman la “estructura ecológica” (op.cit. : 161) en interrelación con los modelos de la realidad social de los agentes implicados. ¿Qué dimensiones y procesos, por tanto, demandan atención?. Por una parte, datos estructurales sobre acceso al empleo en los contextos estudiados, y por otra las representaciones e ideologías de los agentes estudiados respecto de la Educación y el Trabajo. Esto es, si se trata de dar cuenta del proceso socioeducativo concreto, se precisa aprehender cómo las personas “perciben e interpretan su escolarización en relación con su propia percepción de sus realidades sociales y económicas, es decir su conocimiento escolar o etnoecología de la escolarización”( op.cit.: 162). Finalmente, cabe destacar también la relevancia que Ogbu otorga a los aspectos generales de los modelos sociolingüísticos por lo que remarca la necesidad de prestar atención a la comunicación, tanto verbal como no verbal, del docente con el alumno en el aula y otros espacios. Aquí prestaremos atención a estas dimensiones pero no a un nivel microetnográfico, ya que si bien estos acercamientos han servido para “[rechazar] los modelos carenciales” también “(...) son demasiado simplistas y a veces engañosos” (op.cit.:155). En resumen, ante la tensión que supone para la investigación etnográfica en educación el encontrarse limitada en cierta medida entre aprehender los procesos socioeducativos de trasmisión de cultura (Spindler, 1993 [1987]) a partir de herramientas epistemológicas etnográficas o realizar etnografías en contextos educativo formales o no-formales centrándose en minorías (Cf. Jociles y Franzé, 2008: 105-111), o lo que es lo mismo, constituirse como antropología de la educación o para la educación (Carrasco, 2002), podemos apreciar la profundidad heurística de la aproximación a nivel múltiple de Ogbu. Por ejemplo respecto al caso que nos ocupa - una etnografía en un centro de ESO en el sur de Madrid- , la etnicidad entre los grupos de pares habrá de ser analizada como elemento estructural y estructurante privilegiado para con los procesos socioeducativos concretos, debido a la influencia que supone la conversión del Estado español en receptor de flujos migratorios cuyo principal origen es –no lo pasemos por alto- sus antiguas colonias. Relacionado con esto último, y tal como avanzamos anteriormente, resulta interesante traer a colación lo expuesto en Carrasco (2008) en referencia al modelo de Ogbu. La autora recupera su modelo “complementado y contrastado con las aportaciones críticas de otros autores” y reflexiona sobre su pertinencia para el “caso español” (op.cit.:182). Carrasco legitima por una parte la relevancia del modelo ecológico-cultural al considerar que muchas otras hipótesis o énfasis analíticos en la explicación de procesos educativos han de ser considerados como complementarios a los postulados del mismo, más que contrarios o superados por éste (op.cit.: 185). Por otra parte, resalta la importancia del análisis de los “procesos de 9 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ minorización” (op.cit.: 190-191) a nivel local y concreto. Primeramente, respecto a la complementariedad con otros planteamientos, para Carrasco resultan interesantes las hipótesis “en términos de las “discontinuidades” entre las exigencias del ciclo vital vivido por los alumnos minoritarios, entre la cultura escolar y mayoritaria y la cultura familiar y comunitaria” y no en términos de simplistas y asumidas “diferencias culturales” (op.cit.: 186). En este sentido, tomaré como referencia teórica las continuidades/discontinuidades de Franzé (2002), y veremos en el análisis los requerimientos vitales comunes y diferenciales para los-as jóvenes autóctonosas o migrantes respectivamente. Por lo que respecta a la comprensión de un determinado proceso de minorización, coincido en resaltar “el amplio alcance [del modelo de Ogbu] para explicar nuevas realidades europeas en general y de nuestro país en particular” en base a su crítica “metodológica e interpretativa” (op.cit.: 187). Ampliamos estas consideraciones a continuación. Considero que la situación estructural de nuestro objeto de estudio puede tomarse como un proceso de minorización como los analizados por Ogbu y otros autores-as (Cf. Infra). Aunque la situación no es equivalente a un sistema racialista como el estadounidense que codifica sus ciudadanías según el origen étnico, sí contiene procesos abarcables desde el concepto de minorización. De modo general, nuestro contexto es pensable desde esa perspectiva ya que, teniendo en cuenta las relaciones históricas coloniales, los-as migrantes de origen latino han de ser considerados al mismo tiempo como minoría casta y minoría inmigrante, a diferencia de otros migrantes de origen asiático o centroeuropeo, debido a la no existencia de un proceso histórico de dependencia colonial directa en su caso. En concreto, según la síntesis que Carrasco expone respecto de estas categorías analíticas (op.cit.: 191), son relevantes algunos elementos descriptivos para con las minorías latinas y comunes para ambas categorizaciones como la posible situación de exclusión social, o la posible fuerte competencia con sectores empobrecidos de población autóctona. Por otro lado, como veremos, los procesos concretos de actuación socio-educativa de los jóvenes desafectos eran muy similares tanto en autóctonos como en migrantes, con lo que evidenciamos la importancia de considerar las cuestiones estructurales a nivel micro y constatamos como las bases del modelo etnográfico multidimensional puede aplicarse como base comparativa al estudio de las relaciones de minoría-mayoría. Al hilo de esto, cabe recordar que se ha ido más allá de la dicotomía casta-inmigrante por medio de concepto como la de asimilación sin acomodación (Gibson, 1988), o la de minoría modelo (Lee, 1995)23. Finalmente, Carrasco introduce la necesidad de analizar los usos de emblemas intergrupales (en referencia a Barth, 1969), “en la escuela como arena política” de confrontación mayoría-minoría como “único espacio de contacto obligatorio entre los individuos que pertenecen a ellas” (op.cit.: 198). Llevaremos esta idea al análisis que nos ocupa, precisando que nuestro caso la confrontación se establece entre minoría y sectores de clases populares de la mayoría y que la escuela no es el único espacio de contacto obligatorio. Por otra parte, las dimensiones concretas de las prácticas de relación con la Escuela de los-as jóvenes escolarizados que Ogbu plantea en términos generales de falta de esfuerzo y distancia, que además actúan como eje cimentador del fracaso escolar, eran explicitadas por Carrasco como un eje conceptual elemental para la aplicación del modelo etnográfico multidimensional en otros contextos sociales. Franzé (2002) aborda esa distancia como las “formas escolares del extrañamiento” (op.cit.: 305-310), esto es, una configuración que las prácticas socio-educativas de los agentes toman en un determinado contexto local y 23 10 ISSN: 2254-3872 Citados en Carrasco (2008: 192, 193). Estas nociones si bien no van a ser desarrolladas en profundidad, sí han sido útiles guías analíticas: por ejemplo, pude apreciar en las representaciones de los agentes algunas de las nociones de la categorización de minoría modelo para los chavales de origen chino. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ que han de ser analizadas en sus lugares de producción -la totalidad de la institución escolar-, tomada ésta como “un ámbito que opera sobre la base de ciertos procesos sociales que contribuyen a dar forma y sentido a las relaciones socio-educativas” (Franzé, 2002: 44). Este “extrañamiento” se produce en el encuentro/desencuentro de las “imágenes escolares (...), esquemas de apreciación y valoración [que] llevan implícito un sistema de valores relevantes en el mercado escolar”, que se objetivan en un “conjunto de formas de comportamiento” esperados, y en un conjunto de “conocimientos a adquirir” (op.cit.: 313314), en las prácticas concretas de “movilización de competencias y habilidades”(op.cit.:315) de los chicos y chicas. Así, las continuidades-discontinuidades alumn@/Escuela en términos de diferenciaciones sociales que en la escuela toman la forma de culturales e individuales se plantean como un complejo proceso de encuentros y desencuentros entre lo que exige y determina la Escuela en tanto que institución instrumental-universalista-burocrática (Díaz de Rada, 1993; 2008 [2005]) y lo que los escolarizados-as despliegan en su relación cotidiana con la misma, con el resultado de determinadas formas de adaptación, esto es, “múltiples formas de acción y reacción (...) frente a las diversas situaciones escolares” (op.cit.: 323). Esto es a lo que nos referimos como afección-desafección. Precisamente, un elemento prioritario que ha de ser analizado son las formas concretas de relación de los jóvenes con las culturas legítimas y con aquellas que sin ser tan legítimas -en la Escuela- requieren de las mismas capacidades y constituyen legitimidades en otros ámbitos, como los grupos de pares. Para ello, tomamos en cuenta el análisis de las prácticas de alfabetización realizado en Poveda et al. (2008) para determinar por una parte posibles perfiles de alfabetización, y por otra, posibles interrelaciones de los mismos con el perfil socio-económico, su orientación hacia lo escolar, y las prácticas de alfabetización en el 24 hogar ; en definitiva, una ruptura estadística (Bourdieu, 2005 [1975]: 28) de prácticas y representaciones sociales, previa a la etnografía. Sin entrar en excesivos detalles estadísticos, cabe resaltar primeramente el alto porcentaje (64,5%) considerado como implicado en prácticas de alfabetización elaboradas, por incluir además de lo no-oficial en términos de gustos y subculturas - e.g. graffiti, canciones, diarios, etc...- lo académico, tanto en término de lectura como de escritura. Teniendo en cuenta esto, partimos de considerar que la prenoción común de que los jóvenes no se implican con la lecto-escritura no es del todo acertada, por no decir que es simple y llanamente falsa. Por otra parte, respecto a las cuestiones sociodemográficas, ninguno de los tres conglomerados se diferenciaba notablemente respecto al estatus socio-económico, en términos estadísticos de tamaño del hogar, situación laboral de los adultos del hogar y 24 11 ISSN: 2254-3872 Los datos relativos a esta referencia provienen de la aplicación de un cuestionario diseñado por el equipo de investigación, dirigido a alumnos-as, durante la fase cuantitativa del estudio (Cf. infra Metodología). La muestra representativa de centros fue de 50, participando finalmente 30. Concretamente este cuestionario fue realizado por 2283 chicos y chicas, de los cuatro niveles de ESO. Del análisis de 31 ítems que exploraban ampliamente prácticas de lecto-escritura, por análisis factorial y de conglomerados, se describieron 3 perfiles de alfabetización. El primero de ellos, con el 19,1% de la muestra, en general puntuaba en dirección a los factores relacionados con las prácticas de nuevas tecnologías e intimo personal (por ejemplo, escritura de cartas y diarios... ), y en dirección contraria a fantasíalúdica (cómics, videojuegos), y oficial-académica activa (libros mandados en clase, escritura de esquemas, etc.). Fue denominado como alfabetización adolescente restringida, por tener características ligadas a las esperables subculturas juveniles y estar mediado ante todo por prácticas de lectura. Por el contrario, el segundo grupo (64,5%), alfabetización adolescente elaborada, puntuaba en dirección además de prácticas oficial académica ordinaria, activa (es decir, leían y escribían cosas relacionadas con lo escolar), e iba en dirección contraria a lo íntimo personal. Finalmente, el tercer grupo (16,4%), solo se relacionaba en dirección con la lectura de medios de comunicación , resultando “poco implicado en actividades de lectura y escritura más allá de lo cotidianamente accesible”, por lo que fue denominado como poco implicado. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ estudios de los-as padres y madres. Por otro lado, existía una representación ligeramente superior de chicos respecto a chicas en el conglomerado restringido respecto al elaborado, y claramente marcada de varones en el poco implicado, yendo en la línea de los estudios de este tipo. Finalmente, existía una clara representación mayoritaria respecto a los otros dos conglomerados de chicos y chicas migrantes en el grupo de alfabetización restringida. Ante la variabilidad de los resultados, y siendo conscientes de las limitaciones de los acercamientos cuantitativos como se manifiesta en que contra lo esperado al evaluarse la relación de los conglomerados con el éxito escolar, el mayor porcentaje de repetidores-as estaba en el grupo restringido frente al poco implicado, se concluyó la necesidad de abordajes etnográficos que tengan en cuenta respecto del fracaso otras cuestiones más allá de las prácticas concretas de alfabetización. En el presente trabajo de investigación se toman como guías analíticas las categorías de prácticas de alfabetización descritas en el citado estudio (Poveda et al., 2008). Como se verá, volveremos a insistir en la enorme variabilidad de prácticas y la ausencia de relación directa entre unas prácticas más o menos académicas y un proceso determinado de afección o desafección, en la línea de lo expuesto por Franzé (2002) en el sentido de que no son únicamente las capacidades de relación con lo escrito las determinantes en la relación del joven con la escuela, cobrando especial relevancia las cuestiones disciplinarias en sentido amplio. Hasta ahora, más allá de las cuestiones teórico-metodológicas concretas, queda un planteamiento genérico por aclarar: ¿desde qué punto de vista va a ser abordada la construcción étnica entre los grupos de pares?. Estos procesos sociales no ocurren porque sí como el resultado automático de una convivencia intercultural intrínsecamente conflictiva desde la perspectiva de una epistemología globocéntrica (Cf. Coronil, 2000). Por el contrario, ocurren en tanto que los grupos de pares se conforman como marcos de socialización autónomos en línea con lo expuesto por Lahire (2008a), es decir, como uno de los ámbitos de “constricción múltiple” (op.cit.: 203) en los que la infancia y adolescencia se desarrollan. Este ámbito demanda prioridad en el análisis debido a que “pensar sociológicamente a los niños y adolescentes implica comprender su lugar en el seno de diferentes configuraciones de relaciones de interdependencia entre los actores que componen el universo familiar, el grupo de pares y la institución escolar, en vez de intentar definirlos a partir de las prácticas por las que procuran distinguirse de los adultos -padres y profesores especialmente-” (op.cit.: 204). El autor, expone la necesidad además de prestar especial atención a los procesos de socialización que se dan en la Escuela y en otros marcos relacionados, al considerar la naturaleza de la educación como proceso socioeducativo (Lahire, 2008b). Entonces, los procesos de socialización de los propios jóvenes en articulación con las condiciones socio-estructurales amplias son el proceso prioritario que precisa de abordaje empírico, y más teniendo en cuenta la presión de los grupos de pares que plantea Ogbu (1974) en relación al fracaso escolar, como ya vimos, así como con las prenociones comunes al uso en nuestro propio contexto. Estos espacios de constricción múltiple constituyen a su vez “lazos de interdependencia” (Lahire, 2008a:210), lo que implica que los jóvenes estudiados se encuentren en “en el punto de intersección de las constricciones escolares, las parentales (...) y las ligadas a la fratría o a los grupos de pares frecuentados -amigos/as, novios/as cuyas propiedades sociales son más o menos homogéneas-” situándose en “una red de relaciones de interdependencia que es, a su vez, una red de constricciones y de influencias más o menos armoniosas o contradictorias”(op.cit:211). Por lo tanto, la construcción étnico-identitaria y la construcción de relación con la Educación/Escuela son analizados como procesos de socialización autónomos protagonizados por los grupos de pares. En este sentido, el presente trabajo se sitúa a nivel analítico en la encrucijada de una antropología de la educación para la educación, es decir, aborda un proceso 12 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ educativo autónomo como marco de socialización de las relaciones étnicas y las relaciones con la institución escolar, a partir de las dimensiones socio-políticas en un contexto de educación formal. Precisamente, al hilo de esa relativa homogeneidad social en los grupos de pares planteada por Lahire (op.cit.:211), y de cómo esta dimensión cobra una especial relevancia en el proceso de socialización en sentido amplio, el presente trabajo analiza el papel de la etnicidad tal como se construye en las dinámicas estructurales y relaciones de los grupos de pares, y se objetiva en los procesos de identificación colectiva, entre otras constelaciones de prácticas y representaciones. Ya hemos visto el énfasis otorgado a la etnicidad siquiera de manera implícita en algunos acercamientos empíricos de la antropología de la educación. Antes de continuar, tengamos en cuenta que Dietz (2003) expone que para dar forma a una adecuada epistemología de la práctica antropológica intercultural, y en concreto, para un adecuado acercamiento a la educación intercultural “[evitando] reduccionismos simplistas y , en última instancia, apologéticos, necesariamente [ha de] ampliar el horizonte analítico” en un modelo tridimensional que “conjug[ue]” una dimensión semántica , “centrada en el actor” que aborde su discurso identitario, una dimensión pragmática, “centrada en los modos de interacción”, y una dimensión sintáctica, centrada en las instituciones “en cuyo seno se articulan tanto los discursos de identidad como las prácticas de interacción” (Dietz, 2003:184-185). Vemos por lo tanto cómo dentro de estos ejes analíticos nuevamente la construcción étnicoindentitaria demanda un abordaje específico, si afrontamos un estudio de las relaciones con la Educación desde el modelo multidimensional en un contexto social pluriétnico-nacional. 2.2.- Economía política de la etnicidad: Identidad, gramáticas y práctica étnica 25 Brubaker y Cooper (2000) cuestionan los múltiples sentidos del concepto identidad debido a la reificación que suponen los malos usos del mismo, tanto a nivel académico como social, para un amplio abanico de procesos sociales. En su propuesta realizan un repaso por cuáles son esos sentidos semánticos sesgados, y cómo han de ser usados a nivel analítico desde un punto de vista de corrección epistémica. Así pues, los implícitos al concepto de identidad serían (Brubaker y Cooper, 2000: 6-8): 1- Entendido como la base u origen de la acción sociopolítica en base a atribuciones sociales particulares cosificadas – e.g. raza, nación-, y reificado por tanto en términos de modos no instrumentales de acción. 2- Entendido como un fenómeno específicamente colectivo, reificado en términos de pertenencia. 3Entendido, al hilo de lo anterior, como condición fundamental del ser social, reificándose por tanto en términos psicologicistas y nacionalistas. 4- Entendido como producto de la acción sociopolítica, a partir de una reificación de una supuesta solidaridad grupal emanada de los procesos de acción colectiva. Y finalmente, 5- Entendido como producto discursivo de las reificaciones analíticas en torno al concepto de yo en términos de fluctuación y multiplicidad. En resumen, los autores consideran (op.cit.:10) que las nociones anteriores se sitúan además en una suerte de continúo fuerte-débil de conceptualización - según asuman la perdurabilidad/estabilidad de la identidad-, y plantean que ambas realizan asunciones problemáticas respecto a la universalidad del concepto, incluso de modo no-consciente, y en referencia a la homogeneidad-rigidez grupal, sobre todo para grupos “étnicos, raciales y nacionales” (op.cit: 10). Ante este panorama de sesgos reformulan conceptualmente la identidad en términos de identificación y categorización, autocomprensión y localización social (subjetividad situada), y comunalidadconectividad-grupalidad (op.cit.:14-20), de 25 13 ISSN: 2254-3872 Para un análisis de esta propuesta véase Ramírez Goicoechea (2007: 81) ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ cara a poder hacer el trabajo analítico que el concepto de identidad por sí mismo no hace. De esta manera, la identificación entendida como proceso nos permite ver “lo que los agentes hacen identificando” relacional o categorialmente, y respecto al propio agente o a otros, para poder plantear que “identificar a uno mismo y a otros es universal, pero la “identidad” no” (op.cit.: 14). Por otra parte, cuando la acción colectiva toma forma noinstrumental y se articula por tanto con determinadas auto-identificaciones del yo en términos de espacio social, ha de sustituirse el concepto de identidad por el de subjetividad situada. Y finalmente, si se trata de aprehender procesos sociales conceptualizados en tanto que identidades colectivas, los autores plantean hacerlo de modo no sesgado con los conceptos de comunalidad, conectividad y grupalidad. El primero de ellos abarca las nociones relacionadas con los procesos de construcción de atributos compartidos, sean los que sean. Con conectividad se hace referencia a las redes relacionales que conectan a los agentes sociales en tanto que construidas como identidades. Y el concepto de grupalidad aprehende el sentimiento de pertenencia que a veces se deriva de las experiencias sociales anteriores. Pues bien, de cara a dar una salida analítica a los planteamientos anteriores de la mejor y menos sesgada manera posible, usaré el concepto de procesos de identificación colectiva, incluyendo los términos analíticos de Brubaker y Cooper en el mismo, pero sin dar por sentada o asumida implícitamente ninguna de las nociones básicas que plantean. Es decir, los procesos de identificación colectiva que analizaremos harán referencia explícita al ámbito discursivo-representacional de los agentes estudiados, sin dar por asumidos a nivel de prácticas, ni dejar de plantearlos cuando sea preciso, el resto de implícitos analíticos, a saber, si esa identificación-categorización produce una acción colectiva derivada de cierta subjetividad situada, y si además se articula con algún sentido de pertenencia, comunalidad y/o conectividad. Precisamente, cuando un determinado proceso de identificación se da en la práctica social en términos étnico-nacionales y además se articula en un complejo socio-estructural de grupalidades en el que la adscripción étnica conlleva o puede conllevar modos y maneras diversas de subjetividad posicional - algo que como veremos ocurre en los grupos de pares estudiados-, necesitamos situarnos en un abordaje teórico específico respecto de la identidad étnica. Para ello usaremos el planteamiento estructural de las gramáticas de identidad/alteridad de Baumann y Gingrich (2004), dado que siguiendo a Ramírez Goicoechea (2007:157-160) es de destacar su utilidad heurística en el manejo de los procesos de construcción étnico-identitaria. Estas gramáticas de identidad/alteridad son maneras de pensar, “simples atajos” para aprehender “las estructuras o esquemas clasificatorios” que pueden ser apreciados en “una vasta variedad de procesos [sociales] respecto a la identidad y alteridad” y que vienen influenciadas por sus “respectivos contextos históricos y sociopolíticos” (Baumann 2004: ix-xiv). Estas formas de identificación, que ahora explicaremos con mayor profundidad, en tanto que “definiciones de trabajo” (op.cit.: x) que nos ayudan a analizar los procesos de “conformación de estructuras clasificatorias socialmente compartidas” (op.cit.:19), “(...) sólo pueden ser estudiadas en sus contextos prestando especial atención a la agencia” (op.cit.:x). En resumen, podemos decir que el objetivo analítico de esta propuesta teórica consiste en poder diferenciar distintas maneras de identificación y construcción de la otredad. Éstas son la orientalización, la segmentación y el abarcamiento (op.cit.: 18-48). Siguiendo el análisis de las mismas expuesto en Ramírez Goicoechea (2007: 157-60), la primera de ellas denominada orientalización26, constituye la otredad del nosotros-ellos como si de un en negativo se tratase: “ellos carecen de lo bueno que hay en nosotros” pero “carecemos de lo bueno que todavía tienen”; es decir, no una simple dicotomía nosotros-bueno ellos-malo, 26 En referencia a la obra de Said (1978) 14 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ sino una construcción basada en un implícito evolucionista. Por otra parte, la gramática de 27 segmentación , construye la identificación / otredad como segmentos virtualmente iguales-equitativos que dependen para la interrelación de las variaciones contextuales. Y finalmente, la gramática de abarcamiento28, cuyo proceso de identificación/otredad actúa por medio de una subinclusión jerárquica en una normatividad hegemónica de sectores necesariamente englobante. Es decir, esta gramática puede ejemplificarse en la pretensión de inclusión de las minorías en la mayoría, en términos necesarios y paternalistas. Por otra parte, cabe añadir que la etnicidad como “procesos de objetivación social” se articula en procesos de “externalización” (discursos, gramáticas) y en procesos de “incorporación subjetiva” (identificaciones) (Ramírez Goicoechea, 2007:88), por lo que en tanto que construcción de la identidad / alteridad no ha de abordarse como algo primordial o instrumental (op.cit.: 146-150) sino más bien como “proceso sistémico complejo” (op.cit.:189). Por lo tanto, la etnicidad será (op.cit.:188-192): 1- una relación de identificación y semejanza entre personas, con un reconocimiento explícito de vínculo/distancia con los otros-as; 2- relación que se expresa y construye mediante su objetivación externalizada en una panoplia de artefactos culturales; 3- existente también como objetivación internalizada, lo que supone garantía de socialización y reproducción recreativa generacionalmente; 4que además puede constituir grupalidad clasificatoria, y a su vez re-objetivación social grupal recursiva; 5- y cuya legitimidad está socialmente distribuida de forma desigual, por lo que varía en términos de reconocimiento y validez. En definitiva, una construcción 27 En referencia a la obra de Evans-Pritchard (1977 [1940]). 28 En referencia a la obra de Dumont (1979 [1971]) cultural como cualquier otra que “remite inevitablemente a un procesos de validación sociopolítica según una distribución de poder” (op.cit..:192). Pasando por alto la complejidad de la definición analítica de la autora, en parte debido al préstamo/uso del lenguaje de las teoría de sistemas, y teniendo en cuenta que es aquí precisamente donde radica su interés, estos planteamientos nos llevan a considerar una economía política de la etnicidad (op.cit.: 325-542), para llevar al análisis empírico las cuestiones socio-políticas y económicas relacionadas con la construcción étnica entre los grupos de iguales. Es decir, no nos quedaremos en evidenciar, o no, si aparece el componente étnico como categoría de la representación y práctica de los agentes, algo que no precisa de un excesivo trabajo de campo ya que, por ejemplo, desde los primeros días que pasé en el instituto algunos chicos autóctonos me gritaban por los pasillos preguntándome si estaba allí para hacer un estudio de los “inmigrantes”. Más bien trataremos de ir un poco más allá para abordar qué emergencias sociopolíticas – en términos de hatos de relaciones- supone la construcción étnico-identitaria entre los grupos de iguales estudiados. Pues bien, una vez abordado el mapa conceptual en el que se moverá este trabajo, hagamos una última apreciación. Hemos preferido categorizar el contexto de estudio como barrio pluri-étnico nacional para intentar evitar los consabidos sesgos de otras categorías como multicultural o intercultural. Estos sesgos, relacionados con las problematizaciones críticas - o no- del Estadonación desde las distintas teorizaciones de ciudadanía y en concreto del pluriculturalismo (Cf. Kymlicka y Norman 1993), pueden resumirse como la presunción de cierto sentido de pertenencia hacia una nación, Estado o cualquier ente societal implícita en dichas categorías de lo multi- o lo inter-. Así considero el contexto de estudio como plural en cuanto a posibles construcciones en términos étnico-identitarias, sin entrar a considerar si esas complejas constelaciones han de ser descritas a priori como entes culturales diferenciados y si se le deben 15 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ suponer a los-as agentes sociales, desde un punto de vista más ético-político que analítico, una direccionalidad de interrelación así como un sentido de pertenencia hacia dichos entes socioculturales. 2.3.- Objetivos e hipótesis Teniendo en cuenta el marco teórico explicitado así como el objeto de estudio específico, se proponen para el presente trabajo de investigación los siguientes objetivos e hipótesis analíticas. Objetivos: como en los itinerarios educativos seguidos por los jóvenes estudiados. 1.3. Analizar las prácticas y representaciones de los docentes, familias y otros adultos-as respecto de la educación, el trabajo y de los propios jóvenes estudiados -de modo directo e indirecto- en tanto que marcos condicionantes de la acción. 1.4. Analizar las prácticas y representaciones de socialización autónoma que se despliegan entre los grupos de pares de los jóvenes estudiados, en tanto que marco condicionante privilegiado. 1. Conocer y explicar las dinámicas de relación con la Escuela de los jóvenes autóctonos y migrantes de un centro de ESO del sur de Madrid, en términos de un determinado proceso de afección/desafección con lo escolar. 2. Conocer y explicar las representaciones de los jóvenes autóctonos y migrantes estudiados respecto de los marcos condicionantes relacionados con el empleo, prestando especial relevancia a sus etnoecologías del trabajo y sus expectativas laborales. 1. Conocer y explicar el papel de la construcción étnica entre los jóvenes objeto de estudio, como marco condicionante en el proceso concreto de afección/desafección con lo escolar. 3. Conocer y explicar las representaciones de los jóvenes autóctonos y migrantes estudiados respecto de los marcos condicionantes relacionados con las estructuraciones socio-étnicas. Generales Específicos 1. Analizar las cuestiones socioestructurales que conforman los marcos condicionantes de los jóvenes autóctonos y migrantes en su relación con el sistema educativo. 1.1. Conocer las dinámicas generales relacionadas con el sistema de empleo, la estructura demográfica y los procesos migratorios, en el barrio objeto de estudio. 1.2. Conocer las dinámicas generales relacionadas con la distribución socio–étnica, tanto en el sistema escolar público/privado 16 ISSN: 2254-3872 3.1. Conocer las representaciones de los jóvenes migrantes respecto al proceso migratorio de sus familias. 4. Conocer y explicar las representaciones de los jóvenes autóctonos y migrantes estudiados respecto de la Educación en general, y de la institución escolar específica donde se encuentran escolarizados en particular; otorgando especial relevancia a sus ecologías de la escolarización y sus expectativas educativas. 5. Analizar las prácticas de relación con la institución escolar concretas, de los jóvenes estudiados. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ 5.1. Analizar las estrategias de relación con la Educación y la institución escolar específica actual de los jóvenes estudiados a partir de una reconstrucción de sus trayectorias educativas concretas. 5.2. Conocer sus prácticas de alfabetización formales y noformales, prestando especial atención a su relación diferencial con las culturas escolares legitimas tanto en el contexto escolar como es sus ámbitos de cotidianeidad. prestando especial atención a las relaciones interétnicas. Hipótesis: Generales 1. Las características concretas del proceso de afección/desafección escolar se originan por mecanismos de relación específicos e históricos, mediados por los marcos socioestructurales, en una trayectoria de relación subjetivo-colectiva del sujeto con la Escuela, en términos de cercanía/distancia subjetiva. 5.3. Conocer las prácticas concretas de relación entre los agentes sociales implicados (jóvenes, docentes, adultos-as) en el marco escolar-institucional. 1. La desafección escolar se origina como un complejo proceso social por el que algunos-as jóvenes de las clases populares – autóctonos y migrantesdesarrollan una estrategia de adaptación que consiste en desear y/o practicar una salida al mercado laboral temprana, como forma de adquirir estatus socio-económico. 5.4. Conocer marcos condicionantes específicos que tomen forma de procesos de minorización entre jóvenes migrantes en la institución escolar. 2. El proceso de afección/desafección escolar estará mediado específicamente para los jóvenes de origen migrante, debido a un complejo proceso socio-político, histórico y económico que actúa como marco condicionante de la acción y toma la forma de procesos de minorización. 6. Analizar los procesos de construcción de identidad/alteridad étnica entre los jóvenes autóctonos y migrantes objeto de estudio, dentro y fuera de la institución escolar. 6.1. Conocer y explicar las prácticas y representaciones de identificación colectiva entre los jóvenes estudiados. 6.2. Dar cuenta de las gramáticas de identidad/alteridad en tanto que esquemas de apreciaciónacción que se despliegan entre los jóvenes estudiados. Específicas 6.3. Conocer y explicar las dinámicas estructurales y relacionales de los grupos de pares. 6.4. Dar cuenta de los elementos sociales, políticos y económicos de la construcción étnico-identitaria entre los grupos de pares, 17 ISSN: 2254-3872 1. Las dinámicas socioestructurales generales, en términos de estructuración socio-urbana, son comunes para jóvenes migrantes y autóctonos en los barrios objeto de estudio, al compartir contextos vitales de clase media-baja y pluriétniconacionales. 1.1. En concreto, el acceso al sistema laboral se caracteriza por un estado de precarización. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ 1.2. Existe a nivel local un marco de exclusión socio-etnificada (proceso de minorización), originado en los desarrollos histórico-político globales de exclusión/segregación de las poblaciones de origen migrante, que descansa en un mecanismo de construcción social -no consciente- del otro/migrante como esencialmente diferente, socio-culturalmente inferior y relacionalmente peligroso. 1.3. Por tanto, se esperan signos especiales de precarización para los jóvenes de origen migrante, en concreto, inicio temprano respecto de los autóctonos en el acceso al mundo laboral y mayores tasas de desempleo. 1.4. El proceso de minorización a nivel local se evidencia en un proceso de concentración de jóvenes migrantes en la escuela pública, respecto al sistema educativo privado y semi-privado, en los barrios estudiados. 4.a) Además, se evidencia en un mayor abandono de los itinerarios escolares normativos, como característica de etnificación de la desafección escolar. 4.b) Concretamente, en la institución escolar estudiada existirá una sobrerepresentación de alumnos-as de origen migrante en los itinerarios de compensación educativa. 1.5. Las representaciones de las familias -entendidas en sentido amplio- otorgan importancia a la Educación como herramienta de ascenso social. Sus prácticas denotan participación y preocupación por las trayectorias escolares de sus hijos e hijas. 18 ISSN: 2254-3872 1.6. Se espera que los grupos de pares actúen como marcos privilegiados de socialización, en tanto que las prácticas y discursos desplegados en su seno guardaran relación, respecto a los contenidos, fundamentalmente con sus propias trayectorias educativas-laborales. 2. Las representaciones de los jóvenes estudiados respecto del Trabajo irán en línea de algo deseable en términos de mecanismo para el ascenso social. Además, desplegarán discursos de preferencia de incorporación temprana al ámbito de lo laboral. 3. Las representaciones fundamentales de los jóvenes objeto de estudio tanto autóctonos como migrantessobre educación se caracterizarán por expresarse en términos de relación instrumental, es decir, de relación con la Educación en términos de costebeneficio. 4. Las prácticas de relación con la institución escolar en general toman forma de continuo afección/desafección, como resultado de la historia-trayectoria de relación concreta de los jóvenes estudiados. 4.1. Tanto aquellos-as jóvenes considerados más afectos como los considerados más desafectos realizarán despliegues simbólicos en sentido de mostrar distancia/desafección subjetiva a la institución escolar. Es decir, se plantea un ethos de desafección generalizado, fruto de la incorporación por parte de los-as jóvenes de un ethos de consumo como estrategia de adquisición de estatus, prioritariamente respecto de los grupos de pares. 1.a) Este ethos de desafección se despliega en la práctica de manera ambivalente, resultando modos complejos de adhesión ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ a las tareas académicas y de lógicas contradisciplinarias. 4.2. No habrá diferencias fundamentales respecto a las prácticas de alfabetización formal/no formal entre los-as jóvenes estudiados consideradosas como afectos-as tanto como desafectos-as 2.a) Estás diferencias sí se apreciarán respecto a algunos casos extremos, en términos de relación con las prácticas de alfabetización formal, y específicamente con aquellas directamente involucradas en las lógicas disciplinariasacadémicas (e.g. hacer deberes). 4.3. Las prácticas de relación entre los agentes sociales implicados se caracterizan de manera general por la cordialidad. Fruto del complejo procesal de prácticas y representaciones de afección/desafección, habrá elementos de confrontación entre las lógicas disciplinarias y las contradisciplinarias. 4.4. Como resultado de las dinámicas concretas del proceso de minorización en la institución, y en concreto la sobrerepresentación de migrantes en los espacios de compensación educativa, se producirá un complejo proceso de representaciones y prácticas de esencialización étnica de la desafección. 19 ISSN: 2254-3872 5. Existen articulaciones a nivel práctico y representacional entre los grupos de iguales en cuanto a la construcción étnico identitaria debido a un marco socioestructural de procesos de minorización. 5.1. Se espera una relevancia de las categorías étnico-identitarias en los procesos concretos de identificación colectiva, entre los grupos de iguales objeto de estudio. 5.2. Estos procesos de identificación colectiva de tipo étnico nacional se despliegan en términos de orientalización y abarcamiento desde los grupos de autóctonos, así como de segmentación desde los grupos de migrantes y desde los grupos mixtos. 5.3. Se espera una estructuración marcadamente etnificada entre los grupos de iguales -fuera y dentro de la institución escolarrespecto a lo esperable por la composición socio-demográfica de los ámbitos objeto de estudio. 5.4. Las relaciones inter-grupales e interétnicas se caracterizan por la cordialidad a nivel práctico pero, por el contrario, por una construcción simbólica como conflictivas, debido a la articulación de las relaciones de poder, el proceso de minorización y la construcción del género, entre los grupos de iguales. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ CAPÍTULO 3: METODOLOGÍA E: qué te parece que… por ejemplo, esto no se lo he preguntado, creo que eres el primero al que se lo pregunto, qué te parece que vengan… pesados como yo a hacer estudios en el instituto…? J: pues mola… E: porque al principio… no os veía yo muy contentos… todo el día ahí detrás de vosotros… J: no es que… nosotros pensábamos al principio que por ejemplo, lo que… lo que… cada preguntaban, que se iba todo a [nombre Jefa de estudios] o esas cosas… E: claro no?… ya sabía yo que… (Entrevista a Juanito, migrante, 2º ESO) Que la etnografía por si sola, sin ir acompañada de un determinado habitus científico, es incapaz de elaborar descripciones y teorías que den cuenta de la naturaleza compleja de los fenómenos educativos, se pude apreciar así mismo cuando se considera de qué modo los etnógrafos se han enfrentado al carácter procesual de esos fenómenos. (...) en buena parte de las ocasiones, este tipo de tratamiento se había quedado reducido a una declaración de principios que no había llegado a inseminar los diseños concretos de las investigaciones y, por tanto, tampoco había llegado a guiar, con todas sus consecuencias, la recopilación y el análisis del material etnográfico. (Jociles y Franzé, eds. 2008: 17) El proyecto AIESO desarrolló un estudio cuantitativo basado en la aplicación de 3 tipos de cuestionarios a una muestra representativa de centros educativos (públicos y concertados) en la ciudad de Madrid, durante el curso académico 2006/2007. De la muestra inicial de 50 centros seleccionada por criterios de representatividad respecto del total de centros donde se impartía ESO en la ciudad de Madrid, 30 accedieron a participar en el estudio cuantitativo. A continuación se ofrece una descripción general de la fase cuantitativa del proyecto AIESO29 si bien no entraré en detalles, desarrollando cuando sea oportuno para mi análisis algunas de las conclusiones principales. De los cuestionarios, el primero aplicado a los directores-as de los centros educativos, estaba destinados a conocer las características generales de la distribución del alumnado inmigrante, así como las características generales de la derivación del alumnado inmigrante y autóctono a otros itinerarios educativos. El segundo, aplicado a los-as profesores, estaba destinado a conocer, además de las características sociodemográficas generales que se consideraron relevantes y las características generales de sus trayectorias profesionales, sus representaciones ante la presencia de alumnos inmigrantes en las aulas. Por último, se aplicó un cuestionario a los-as alumnos-as, destinado a conocer las características sociodemográficas relevantes, sus representaciones generales hacia lo escolar y sus prácticas 30 concretas de lecto-escritura. Con posterioridad a la fase cuantitativa, durante los cursos académicos 2007/2008 y 2008/2009 se llevó a cabo un estudio etnográfico multidimensional –mediante observación participante y entrevistas en profundidad- en el centro de ESO Instituto Central de Aluche31. Varios-as investigadores 29 Lo relativo al análisis de los cuestionarios de Centro, Profesorado y Alumnos-as, ha sido publicado respectivamente en: Jociles et al. (2009) y Poveda et al (2007); en Franzé et al. (2007); y en Poveda et al. (2008). 30 Cf. supra Marco teórico. 31 20 ISSN: 2254-3872 Como se avanzó en la introducción este es un nombre ficticio. Todos los nombres propios, así como apodos, de los jóvenes objeto de estudio, y de sus grupos – como es el caso de las “crew” de hiphoperos, y algunos grupos musicales- también son ficticios, de cara a mantener el anonimato. Desde estas líneas quiero agradecer a todas las ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ se ocuparon del trabajo de campo concreto en los contextos relevantes relacionados con el profesorado y personal del ICA, como las reuniones de tutores, el departamento de orientación del centro, o la sala de profesores. Otros-as nos ocupamos del estudio de los grupos de iguales en diversos contextos32. Para esta labor de estudio de los grupos de pares y de los jóvenes en su relación con la institución escolar y con la Educación, se planteó iniciar el trabajo de campo en el propio ICA con el objetivo último de salir de los muros de la escuela. La idea era simple: comenzar la observación participante en algunas aulas y sobre todo en los recreos, para que los-as jóvenes se acostumbran a la presencia de los-as investigadores y así conseguir que nos abrieran las puertas de sus ámbitos de socialización fuera del centro. Así pues, se comenzó la observación participante en los recreos y en algunas aulas durante el mes de Noviembre de 2007. El objetivo último se consiguió en parte, ya que esa idea simple se materializó en la práctica como harto complicada. Tras unos primeros meses de acceso al OE, nos dimos cuenta de que iba a ser más difícil de lo que hubiéramos deseado salir de los muros de la escuela. Incluso se podría decir que el primer curso entero consistió en un amplio proceso de acceso a los grupos de iguales, ya que incluso las primeras entrevistas no pudieron realizarse personas que me ayudaron enormemente en el desarrollo de mi investigación, y especialmente a los-as chavales que dejaron meterse un poquito en sus vidas al “antropólogo” para ver cómo era eso de “la vida de estudiantes”, y cuál era “su punto de vista”. 32 Ana Burgos, compañera estudiante del Departamento de Antropología Social y colaboradora de la investigación, comenzó también el trabajo de campo ya que dentro del proyecto AIESO se pretendían superar los posibles sesgos relacionados con el género de los-as investigadores. Lamentablemente, tuvo que dejar el proyecto por motivos laborales. Algunas de las entrevistas que se usarán para el análisis fueron realizadas por ella en solitario y otras las realizamos los dos conjuntamente, durante el primer curso del estudio (Cf. infra). hasta el último trimestre del curso. En resumen, pese a que realicé un trabajo constante de ruptura del rol de autoridad pedagógica o institucional, conseguí entrar en los contextos cotidianos de muchos-as jóvenes, si bien, no en todos ni en la cantidad de sesiones a los que a un nivel ideal la investigación hubiera requerido. Desde el principio, los-as chicos-as en general tenían la misma cantidad de curiosidad como de 33 recelo , lo cual permitía una relación de confianza enorme pero no tanta como para que pudiera pasearme con toda la tranquilidad entre los grupos de iguales fuera del centro. Pero insistimos, la relación con los chicos-as y las consecuentes posibilidades para aprehender el trabajo de campo y el análisis varío mucho de unos-as a otros-as. Debido a estos problemas, se decidió continuar el resto del proceso de investigación con el trabajo de campo dentro de la institución, saliendo a la calle y a otros espacios siempre que fuera posible. Que fuera posible era cuestión de que me invitaran a sus actividades de ocio y que una vez allí efectivamente mis informantes, si se permite la broma, aparecieran. Quedé en infinitas ocasiones para “fiestas” y “botellones”, pero lo que es ir, pude ir a más bien pocas. A continuación se ofrecen algunos detalles. Durante el primer año, se realizaron observaciones en todas las aulas donde el profesor en cuestión accedió a la presencia de investigadores, previa gestión de Jefatura de Estudios. El segundo curso de trabajo de campo, debido a que ya éramos conocidos por allí, permitió que yo mismo pudiera gestionar la entrada a observar en cada clase-aula por la que tenía interés. Durante el primer curso, centré la atención en aulas de 2º y 4º de ESO. Concretamente, dentro de las primeras, se realizaron observaciones en dos grupos de Compensatoria –aulas específicas en las que 33 21 ISSN: 2254-3872 Esto varió enormemente, en parte por cuál era la determinada afección o desafección escolar de cada joven en cuestión. Yo, de alguna manera e irremediablemente, era parte de la institución, aunque al fin y al cabo también conseguí, como unas chicas me cantaron un día bromeando, llegar a ser “parte de su familia”. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ se presta atención a alumnado con necesidades educativas especiales-. La mayor parte de alumnos en esas aulas era de origen migrante. También, se realizaron observaciones de algunas de las aulas y clases donde esos grupos de Compensatoria acudían con el resto del grupo de 2º de ESO de referencia. Respecto a las clases de 4º, se realizaron observaciones no sistemáticas, según iba el curso de cada día de observación, principalmente en las clases de Educación Física, y algunas de otras asignaturas34. El segundo curso, debido a los intereses analíticos que el propio proceso de investigación iba demandando, se realizaron observaciones en los grupos de 2º y 4º de la ESO, a partir de la estrategia de ir cada día con un grupo diferente, en todas sus clases, más o menos al contrario de lo que se hizo el primer curso con los grupos de Compensatoria. Es decir, si el primer año seguía a los-as de Compensatoria, el segundo me quedaba en las clases “normales”35. Lo ideal hubiera sido compaginar ambas estrategias de trabajo, pero las metodologías ideales son eso, ideales. La periodicidad de mi presencia en el ICA fue variable en los dos cursos, debido a mis propias condiciones personales/profesionales. El primer curso (2007/2008) acudí sistemáticamente varios días por semana, aunque hubo franjas semanales que no. Lamentablemente el segundo curso (2008/2009) realicé algunas sesiones de observación para mantener el contacto con el campo, durante el primer trimestre centrándome en los recreos- y tuve que abordar los ámbitos que aún precisaban de profundización durante el tercer trimestre principalmente, y algo del segundo36. En resumen, el principal ámbito de campo de este trabajo de investigación fueron las observaciones realizadas dentro del ICA, y específicamente en los contextos de clase y aulas que se consideraron relevantes, así como en los espacios comunes como el patio, la cafetería, la biblioteca, etc. Por ello, los análisis y conclusiones son relativos al ICA, y en menor medida a la realidad social fuera de allí, aunque en la medida de lo posible también se tuvo en cuenta, y se pudo acceder a algunos contextos de observación fuera del ICA. Estos ámbitos de trabajo de campo fuera de los muros de la escuela fueron tanto las calles y parques del barrio como algunos domicilios de los-as jóvenes y otros espacios de socialización, como por ejemplo una casa okupada donde algunos-as chavales-as pasaban su tiempo. No realicé observaciones sistemáticas del entorno barrial – barrios de Carabanchel y Aluche- debido por una parte a mi cercanía con el contexto de estudio y a necesidades de economización de recursos por otra. En decir, ya era difícil dar salida a las emergencias metodológicas en el ICA y fuera de allí con los chicos y las chicas, como para encima sistematizar un estudio del barrio37. Respecto de mi cercanía con el OE, en concreto había residido durante dos años en Aluche muy cerca del ICA, más o menos año y medio antes de que comenzara el trabajo de campo allí38. Las observaciones en zonas 34 Literalmente muchos-as chavales-as tiraban de mí para que fuera a su clase, ya que en definitiva mi presencia allí era para algunos-as una distracción. Ya que, como se ha explicitado antes, el primer curso fue casi de acceso, decidí sobre la marcha ir metiéndome en algunas clases para ver qué ocurría, sin dar nada como analíticamente interesante por sentado. 36 El motivo fue que cuando me disponía a cerrar las observaciones durante el segundo trimestre del segundo curso, un pequeño accidente de tráfico me dejó convaleciente dos meses, entre Marzo y Abril del 2009. 35 La categoría “normal” era usada por las personas del ICA, tanto profesorado como alumnado. Las categorías analíticas irán en cursiva, para diferenciarlas de la de los-as jóvenes estudiados que irán entrecomilladas. 37 Lamentablemente, me temo que esto produjo pasar por alto armazones básicos del marco teórico del presente trabajo. 38 22 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ específicas del barrio fueron en ocasión de quedadas con algunos-as jóvenes. Realmente, la excusa principal para quedar con los-as chavales-as fuera del centro fue el hacer las entrevistas, por lo que debido a esto, como se explicará a continuación, hubo una suerte de tensión entre los requerimientos de la observación y de las entrevistas en profundidad fuera del ICA. Pues bien, la zona del barrio más transitada – por mí, y en menor medida por los-as chavales-as- era un parque cercano al ICA. También, con la excusa de hacer entrevistas, y ver como componían música algunos chicos, realicé observaciones esporádicas en varios domicilios, así como en unos locales de ensayo. En cuanto a las entrevistas en profundidad39, seguí un criterio de saturación intentando que las personas entrevistadas fueran lo más representativas posibles respecto a la realidad social del alumnado del ICA. En concreto, la muestra quedó en un total de 25 jóvenes, 12 chicos y 13 chicas. De los chicos, 6 eran de origen migrante- principalmente de Ecuador, y de otros países sudamericanos, y 6 eran de origen autóctono. De las chicas, 8 eran de origen migrante – de nuevo mayoritariamente ecuatoriano- y 5 autóctonas. Una serie de consideraciones han de realizarse, relacionadas al modo en el que fue necesario adaptar el uso metodológico/analítico de las entrevistas debido al cariz determinado que iba tomando el proceso de estudio - por las características específicas del OE-, así como a algunos planteamientos iniciales que afectaban a sus contenidos analíticos. Por un lado, la entrevista fue una excusa para entrar en los espacios fuera del centro, así que en ocasiones hubo que sacrificar algunas de sus requerimientos metodológicos, como el hacerlas individualmente, o recorrer a fondo todos los ejes analíticos del guión proyectado. De hecho pasé por el ICA en mi búsqueda de un espacio donde realizar las prácticas del Curso de Aptitud Pedagógica, sin suerte. Es por eso por lo que algunas fueron realizadas por parejas y en otras no dio tiempo a recorrer todas las temáticas. Respecto a estas última han sido consideradas como entrevistas para el análisis debido a que sí se recorrieron las temáticas de representación sobre el centro/educación así como las referentes a los grupos de iguales y su relación. El devenir que llevó la recolección de datos mediante entrevistas en el proceso de investigación se caracterizó por la dificultad, en el sentido de que si bien muchos-as chicosas accedían verbalmente a hacer una, otra cosa muy distinta era conseguir una cita para efectivamente realizarla. Además, se realizaron dos entrevistas colectivas a dos “crews”40 - Núcleo Duro Crew e Historia Perdida Carabanchel-, por lo que aunque todos-as los presentes participaban en algún momento, inevitablemente algunos - chicos en concreto- llevaban la voz cantante. En ese sentido, si bien han sido analizadas como discursos-representaciones como es obvio, no han sido consignadas como entrevistas en profundidad propiamente. En relación a esto, a medio camino entre la recolección de discursos durante la observación y la entrevista, se registraron en audio conversaciones espontáneas de los chavales en varios contextos, tanto en el patio como en la calle. Del mismo modo, durante mis entrevistas con las “crews” y entrevistas específicas con otras dos agrupaciones específicamente musicales, grabé en vídeo los ensayos de algunos chicos mientras desplegaban sus habilidades musicales. Por otra parte, hubo un planteamiento claro en cuanto al contenido de las preguntas en las entrevistas, así como durante mis interacciones en el marco de la observación participante. Se intentó que en ningún caso las preguntas introdujeran directa ni explícitamente categorías clasificatorias étnico-nacionales –si bien sí se preguntó 40 39 Cf. Figura 1: Tabla de entrevistados-as. 23 ISSN: 2254-3872 Una “crew” era una agrupación de jóvenes con afición a la música hip-hop y prácticas relacionadas. Daremos más detalles en la sección dedicada al análisis de los procesos de identificación colectiva. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ directamente por identificaciones del tipo musical-estilístico-41. Tampoco se aludió expresamente a la relación con otros grupos étnicos, utilizándose modos indirectos para introducir el tema. El motivo era tratar de que emergieran en el relato de los jóvenes, en la medida de lo posible y de la forma más espontánea, sus propias categorizaciones y representaciones, y específicamente, las étnicas. La razón no resulta obvia: si partimos de un planteamiento teórico que presupone que las condiciones macro y micro de dominación se sitúan en un proceso global de segregación de las minorías migrantes, o en definitiva, de unas relaciones de dominación en la geopolítica global que indudablemente tienen repercusiones a nivel local, el hecho de presuponer una adscripción étnica tanto a los considerados autóctonos como migrantes era un sesgo que no quería cometer. Además, respecto a la articulación a nivel local de las relaciones minoría/mayoría, no era científicamente oportuno partir de una explicitación artificial de las propias posiciones socio-estructurales incitando, por tanto, un discurso colaborativo. Y más teniendo en cuenta mi propia posición en el campo social investigado como “español”42. En definitiva, si no le iba a preguntar a un autóctono-a si se sentía español-a, o de “¿de dónde te sientes?”, tampoco era metodológicamente válido preguntar lo respectivo a un-a joven migrante. Desde mi punto de vista esto hubiera sido equivalente a disfrazar de metodología cualitativa lo que tácitamente hubiera sido el manido ítem de cuestionario para inmigrantes del tipo “¿Se siente usted español?”. No fui tan quisquilloso con la introducción de categorías estilístico-musicales (e.g. “bakala”, “rapero”), porque, a priori, no suponían en la práctica social local implícitos 41 Más adelantes desarrollamos el por qué de la denominación de estas categorizaciones. (Cf. Sección Procesos de Identificación colectiva). 42 43 de relaciones de dominación , además de que aparecían en mucho mayor medida en el discurso espontáneo de la mayoría de los-as jóvenes. Finalmente, otra fuente de datos fue la etnografía virtual, mediante el intercambio de conversaciones por mensajería instantánea e.g. messenger-, y visitas a páginas tipo redes sociales – e.g. metroflog-, a partir de que algunos-as jóvenes me indicaban cuáles eran sus direcciones o páginas, para que las visitara. El intercambio de direcciones messenger surgió como estrategia para concretar citas y realizar las entrevistas. En este contexto de demanda de las direcciones se recogieron 30 aproximadamente. Fruto de esto, se han mantenido conversaciones con algunos-as jóvenes que usan asiduamente esta vía de comunicación – la mitad de las direcciones aproximadamente-. Así, se recogieron cantidades ingentes de conversaciones. La etnografía virtual no ha sido considerada como una fuente de datos prioritaria en el presente trabajo de investigación, por lo que los datos recopilados no han sido sometidos a un análisis sistemático, específico y/o profundo; por el contrario, ha sido una herramienta útil como complemento a la observación participante y a las entrevistas. Antes de continuar, es el momento de agradecer la amabilidad y ayuda con la que los-as profesores-as del ICA me permitieron que me metiera en sus clases, así como expresar mi gratitud a todos y todas las personas, tanto docentes y trabajadores-as como alumnos y alumnas que me permitieron inmiscuirme en sus vidas. Es preciso comentar que mi presencia en los espacios de las aulas no estuvo exenta de conflictos y en ocasiones fue complicado hace entender que no podía llevar un rol de adulto o de autoridad, si quería que mis relaciones con los-as chavalesas dieran frutos empíricos válidos. Por este 43 En numerosas ocasiones jóvenes latinos- as me interpelaban con esa categoría étnico-nacional. 24 ISSN: 2254-3872 Sí de relaciones micro de poder, como podremos ver. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ motivo es el momento también de pedir disculpas por los inconvenientes que pude ocasionar. Debido a estas cuestiones, es preciso dejar claro que en este trabajo no se trata de juzgar ni evaluar las prácticas docentes de nadie. Como antropólogo social, en formación además, simplemente he tratado de analizar prácticas sociales desde la cercanía personal pero con la mayor distancia analítica posible. De modo similar, he tenido que lidiar con prácticas y representaciones de los jóvenes – peleas, consumo de drogas, ...intentando no actuar como educador profesional, cosa que tampoco soy. Es decir, en la medida de lo posible ningún tipo de juicio moral hacia las prácticas de las relaciones estudiadas fue más allá de quedar bien delimitados para su control en mis diarios de campo. 25 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Nombre Miranda Julia Esmeralda Patricia Luisa + Estela + Carlota + Paula* + Noelia* + Josefina* Susana * Rosa María Lucía +± Josué +± Raul + Julián + Miguel + Diego + Carlos Alberto Pedro Rodrigo Juanito + Daniel ± Jota Curso 3º Diversificación 3º 2º 2º 2º Compensatoria 3º 1º Bach. 1º Bach. 4º (repitiendo) 1º Bach. 1º Bach. 2º Compensatoria 4º 3º 3º 1º 3º 4º (repitiendo) 4º (repitiendo) 3º 2º Compensatoria 2º Compensatoria (repitiendo) 2º (repitiendo) 2º Compensatoria 4º (repitiendo) Edad 15 16 13 13 15 15 Origen Ecuador (Guayaquil) Ecuador (Quito) Ecuador (Guayaquil) Paraguay (Asunción) Ecuador Perú (Lima) Ecuador España (Guinea ecuatorial) España España España España España España España España España España España (Portugal) Ecuador Ecuador (Guayaquil) Ecuador (Quito) Ecuador (Loja) Ecuador (Quito) Ecuador 16 17 16 15 16 15 15 14 15 16 17 15 13 16 15 15 17 Obvs. Con Patricia Con Esmeralda Con Daniel Con Josefina Con Noelia Con Paula Con Carlota Con Raúl Con Josué Con Miguel Con Julián Con Carlos Con Diego . Figura 1: Tabla de entrevistados. Leyenda: * Realizadas en 2008/2009; + 26 ISSN: 2254-3872 Por parejas; ± No-completa ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ CAPÍTULO 4: LA VIVENCIA DE LA ESCOLARIZACIÓN De todas estas fantasías milenarias, el discurso sobre la globalización de las instituciones financieras y corporaciones transnacionales evoca con una fuerza particularmente seductiva el advenimiento de una nueva era. Su imagen de la globalización trae a la mente el sueño de una humanidad no dividida entre Oriente y Occidente, Norte y Sur, Europa y sus Otros, ricos y pobres. Como si estuviese animada por un deseo milenario de borrar las cicatrices de un pasado conflictivo o de lograr que la historia alcance un fin armonioso, este discurso promueve la creencia de que las historia, geografías y culturas que han dividido a la humanidad están siendo unidas en el cálido abrazo de la globalización, entendida ésta como un proceso progresivo de integración planetaria. (Coronil, 2000:88) A causa de las crisis económicas, el movimiento de colonos hacia ultramar, a finales del s. XIX y comienzos del XX, ha sido substituido por una emigración inversa, la de las víctimas de la miseria [...] hacia la metrópolis. El racismo se ha desarrollado y basta observar la jerarquía de las obras para constatar que, entre europeos por un lado y magrebíes o negros por el otro, esa jerarquía es la misma que existía antaño en las colonias (Ferro, 2003:46) (...) Los ciudadanos, empezando por los investigadores, no están fácilmente dispuestos a reconocer en su propia sociedad procesos de minorización que incluyan alguna posición inequívoca de casta (Carrasco, 2008:199) 4.1. - Marcos condicionantes dar adecuada cuenta del proceso de escolarización formal de los-as jóvenes teniendo en cuenta la conexión económica idiosincrásica del mismo. Respecto a esto, hay que tener en cuenta que el mercado laboral actual en España sigue unas líneas de terciarización, precarización y temporalidad. Desde una perspectiva antropológica (Cf. e.g. Rivas 1999, 2000) el papel de la escolarización respecto al acceso concreto a espacios más o determinados de la escala socio-laboral, teniendo en cuenta los procesos socioeconómicos de inflación de la titulación académica, y de desconfianza social ante las reformas educativas recientes y futuras, es ambivalente. Así, ante unas cifras similares de relación estructural con el empleo de los jóvenes en la Comunidad de Madrid - con unas tasas de empleo de 52,6% en “hombres”, 51, 6% en “mujeres”, y 56,1% en “extranjeros” 44 - veremos como la experiencia concreta de paso por el sistema educativo en el camino hacia lo laboral no es tan igualitaria como podría parecer a la luz de esas cifras. Como veremos en detalle más adelante, las representaciones comunes de los-as jóvenes estudiados-as respecto a la precariedad del empleo, repercuten a su vez en un continuo de afección-desafección, en el que se aprecian dos polos caracterizados por el tiempo de espera que se plantea en el acceso al mundo laboral, ya que los desafectos se caracterizan por preferir acceder al mercado laboral lo antes posible como medio de estatus social por el consumo. En cambio, los afectos, aunque comparten las mismas etnoecologías sobre el trabajo, prefieren acceder más tarde, y “más preparados”. Como me explicaron unas chicas: 44 Como se plateó anteriormente, se han de aprehender las “fuerzas sociales e históricas” (Ogbu 1993 [1981]:159-160) de un determinado contexto a investigar, si se quiere 27 ISSN: 2254-3872 Según los datos del Observatorio Regional de Empleo y Formación, el Informe de Jóvenes- entre los 16 y los 29 años- en base a la Encuesta de Población activa del segundo Trimestre de 2009. Comunidad de Madrid. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Paula:... se meten al instituto porque se lo dicen sus padres... y van a calentar la silla... Noelia: sí, porque son personas que no van a hacer nada, por ejemplo hay uno en mi clase que va a Diversificación... que su libro para cuatro asignaturas es como el mío de Lengua... y le van a quedar todas, y es porque no hacen nada, porque son gente que van porque tienen que ir... E: pero por qué creéis que hacen eso? Noelia: pues porque pasan de todo sabes?... no sé, porque no les mola estudiar... es que yo lo veo... por mi clase el año pasado sabes?... que va gente, hay gente que va al instituto a pasárselo bien, que ni atiende ni nada, va a sentarse en la silla, a liarla en clase, a reírse de todo el mundo... y ya está... Paula: porque se creen que ser el más guay les va a hacer ser algo en la vida, durante ese periodo de tiempo sí, son los más guais y... son lo mejor del momento pero después... Noelia: los más populares y los guais pero... Paula: después son los que me venden a mí la fruta... y eso no... (Entrevista Paula, migrante, y Noelia, autóctona, 1º de Bach, y 4º ESO) Antes de prestar atención específica a la visión de los jóvenes, en la presente sección analizaremos los marcos condicionantes más relevantes. Primeramente, las cuestiones sociodemográficas generales de los barrios donde he realizado el estudio, y en concreto, dos procesos complejos en los que se evidencia un proceso de minorización macro a nivel local, a saber: la segregación étnica en la escuela pública y la concentración del alumnado migrante en los itinerarios educativos alternativos. Vistas estas cuestiones socioestructurales, analizaremos el papel que a nivel local toman como marco condicionante las representaciones de las familias y los grupos de pares. Antes de todo ello, es preciso que dejemos unas líneas a la conceptualización de las relaciones neocoloniales (Cf. e.g. Ferro, 2003; Gledhill, 2000) intrínsecas a los flujos actuales de migración, debido a que este es, a mi parecer, el marco condicionante amplio por excelencia. A.- ¿Derecho de fuga? Si hemos de justificar el tratamiento de la migración latina en relación con la población autóctona del estado español en el marco de un proceso de minorización, es decir, como enmarcadas en relaciones de mayoría/minoría, simplemente habrá que tener presentes las siguientes dimensiones. Antes no sobra explicitar que dichas relaciones no hacen referencia a cantidad, si no a calidad. En ese sentido, se caracterizan porque la mayoría como tal – a modo de agente colectivo, si se quiere- controla de una manera amplia los abstractos ejes y resortes de poderes político-económicos y simbólicos, respecto del manejo de las minorías. En definitiva, existe un control desigual de poderes en sentido amplio, lo que conlleva relaciones macro y micro de dominación más o menos acusadas. Primero, la relaciones de dominación política, económica y militar del pasado colonial y de la situación presente de neocolonialismo financiero, por usar un eufemismo, hacen que la construcción social de espacios pluri-étniconacionales en nuestro caso ya estén basadas en una base diferencial y desigual de construcción simbólica, en el sentido de que la construcción étnico-nacional ya está mediada por una gramática de orientalización y abarcamiento -jerárquico y de dominación-, digamos que prístina. El argumento es sencillo: ya que nunca partimos de cero en las relaciones sociales no se pueden obviar siglos de procesos sociales que han construido lo español en relación a lo hispanoamericano, y viceversa, con todo lo que ello conlleva (e.g. Rodríguez y Martínez, coords. 2008). Por otro lado, como avanzamos en la introducción, las cuestiones geopolíticas mundiales en las que España se sitúa en el borde externo de blindaje fronterizo de la Unión Europea, provocan una segunda dimensión: las dinámicas sociales están mediadas por 28 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ procesos de control de un flujo de trabajo transnacional. Como ejemplo de este control de la fuerza de trabajo, recordemos la normativa de la Unión Europea de migración, que permite 18 meses de retención previa a la expulsión del migrante ilegalizado de un determinado estado miembro, o las recientes cazas del migrante legalizadas en el Estado italiano; todo lo cual da forma a una auténtica ilegalización del migrante irregular, es decir, una criminalización de la migración ( Pallida, 2008). Siguiendo a Mezzadra (2003) este proceso de control en el que “mientras son arrasadas muchas barreras a la libre comercialización de los productos y de los capitales, nuevas y cambiantes fronteras surgen para poner freno a la libre circulación del trabajo” (op.cit: 48), supone que el flujo migratorio no sea aleatorio ni responda únicamente a la necesidad humana de movilidad en búsqueda de recursos; sino que se constituye en tanto que fuga (op.cit.). Una fuga de las condiciones periféricas que por tanto da forma a “batallas” (op.cit.: 48) en la que la condición de migrante, lejos de constituirse en una simple posición de víctima, se transforma en un doble desafío, en tanto que eje de distribución de riqueza y de producción de desigualdad (op.cit.: 48-ss). Así, no solamente hay un espacio hegemónico de construcción simbólica que ya parte de la desigualdad histórica y se construye -o toma forma- desde ella, sino que la desigualdad aparece en las narices mismas de quienes construyen en su vida cotidiana la identidad/alteridad. Por ejemplo, recientemente el gobierno español anunció que los “extranjeros” titulados en paro no podrían optar a las ayudas para formación para másteres y posgrados a las que sí podrían optar los “españoles”, pese a que habían estado cotizando y trabajando en las mismas condiciones, es decir, habían nutrido 45 del mismo modo las arcas públicas . Así, la adscripción étnico-nacional determina las posibilidades de relación de una persona con el Trabajo-Capital. En resumen, este control del trabajo, que retroalimenta las características hegemónico-económicas globales, supone un hecho social que prepara el terreno para que las desigualdades de relación con las cuestiones económicas, tanto a nivel local como mundial, al juntarse con las gramáticas de identidad/alteridad, puedan tomar la forma final de diferencias. Veremos si para el contexto local analizado esas diferencias descansan sobre desigualdades, en tanto que dimensiones de un proceso de minorización, aunque bien puede ser cierto sin ánimo de cinismo- que si no fuera precisamente por las relaciones de poder de los procesos sociales fruto del flujo migratorio, yo mismo no estaría ahora haciendo un trabajo sobre etnicidad centrado en población de origen latinoamericano en el marco de unos estudios de doctorado específicos sobre ciudadanía y diversidad cultural. No es éste el espacio para desarrollar ampliamente los argumentos anteriores, ya que no se trata de un ensayo de ciencia o historia política. Simplemente he tratado de ilustrar con algo más de detalle los planteamientos teóricos desde los que distalmente se piensan los procesos sociales aquí abordados empíricamente, de la misma manera que se podrían haberlos pensado desde el desafortunado planteamiento del choque de civilizaciones (Huntington, 1996), o el más acertado del enigma del multiculturalismo (Baumann, 1999). 45 46 B.- El barrio El ICA está situado en el barrio de Aluche dentro del distrito de Latina y aledaño al barrio de Vista Alegre, que pertenece a su vez al distrito de Carabanchel. Dichos barrios, con una población respectivamente de 74.401 y 48.934 habitantes46, cuentan con una concentración relativamente alta de población migrante en comparación con otros barrios de la ciudad de Madrid. Aluche tiene un 19,9% Cf. EL Gobierno veta el máster para parados inmigrantes. Diario Público, edición digital, 22 de Agosto de 2009. 29 ISSN: 2254-3872 Los datos de esta sección son del Padrón Municipal de Habitantes a 1 de Enero de 2009, datos provisionales. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de población migrante, y Vista Alegre un 26,1%, lo cual contrasta por ejemplo con los dos barrios situados justo al sur de Aluche, donde el porcentaje baja hasta un 7% para el barrio de Cuatro Vientos y un 14,9% en el barrio de Las Águilas. Precisamente los distritos de Latina y Carabanchel en el suroeste de Madrid son dos de los distritos con mayor porcentaje de población migrantecon un 19,4% y un 23, 7% respectivamenteen toda la ciudad, en comparación con otras zonas del centro-este y norte de la capital. Por poner solo unos ejemplos del centro-este, tenemos el distrito de Retiro, con un 10%, el de Salamanca, con un 14%, y Chamartín, con un 12,1%. En definitiva, las dinámicas concretas que toma la distribución de población migrante en la ciudad de Madrid, a partir de un complejo proceso donde indudablemente cobra importancia las cuestiones económicas como el precio de la vivienda, nos indican cierta segregación étnica en la distribución poblacional en la capital y dibujan un mapa de influencia en las dinámicas concretas de la práctica educativa en el ICA, como veremos más específicamente a continuación. La Comunidad Autónoma de Madrid, encargada de la administración de los centros educativos públicos y concertados, recoge datos detallados sobre la presencia de alumnado inmigrante en los mismos. Pese a eso, no los hace públicos de manera detallada sino simplemente de manera global, es decir, en sus memorias estadísticas no puede conocerse el porcentaje de alumnos inmigrantes escolarizados en cada uno de los centros educativos de la ciudad individualmente. La explicación oficial de este proceder es evitar la estigmatización pública de algunos centros por la concentración de migrantes en los mismos, ya que se supone que el dato pueda ser usado en la elección de centros por parte de las familias. Antes de continuar, hay que tener presente que la política de elección de centros escolares favorece la libertad de elección ya que a nivel legislativo se puede optar a cualquier centro educativo –según los medios económicos, por supuesto- y se establece un sistema de puntuación que prima, entre otras cosas, la cercanía del domicilio del alumno, o al trabajo de los padres. Según el análisis del proyecto AIESO47 por el contrario, esta política informativa puede estar relacionada con un modo sutil de ocultar las dinámicas sociopolíticas y económicas que influyen en la segregación del alumnado migrante en los centros educativos públicos48. Daremos algunos detalles respecto al objeto de estudio del presente trabajo. En general, existe una concentración acusada del número de alumnos-as migrantes en los centros públicos, en comparación con los concertados y con los privados, que no se explica por las características demográficas de los barrios donde se insertan esos centros educativos, ni por la evolución de la oferta educativa. Dicha oferta pública para la Comunidad de Madrid ha disminuido en un 50% aproximadamente en la última década, siendo el conjunto de centros privados y concertados los mayoritarios –con lo que puede hablarse de un proceso de privatización de la enseñanza49 . Concretamente en la ciudad de Madrid, respecto al total de alumnado matriculado en ESO -106.865- y un total de alumnado extranjero que representa el 15% -16.884-, la distribución es la siguiente: los autóctonos se 47 Un análisis previo (Poveda et al. 2007) se realizó en base a los datos recogidos en el proyecto de investigación mediante el cuestionario “Centros”, en comparación con los datos recopilados por la propia Comunidad Autónoma de Madrid, sobre la distribución y escolarización del alumnado inmigrante del curso 2005/06, y con los datos referentes a la evolución en los últimos años de la educación secundaria en la región y ciudad de Madrid (fuente: Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, Secretaría General Técnica). En este apartado complemento ese análisis con datos del curso 2006/07. Los datos específicos de los distritos también son del 2005/06 48 Cf. Karsten el al. (2003) 49 30 ISSN: 2254-3872 En el curso 2006/07 de un total de 374 centros de ESO en la ciudad de Madrid, 89 eran públicos, 235 concertados y 50 privados es decir, el 23,75%, el 62,83% y el 13,36% respectivamente. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ concentran principalmente en la concertada con un 55% , siendo el 33,8 % los que van a la pública y un 10,75% los matriculados en centros privados. Por contraste, los extranjeros-inmigrantes se concentran mayoritariamente en los centros públicos con un 57,8%, siendo el 37, 4% los que acuden a centros concertados, y tan solo el 4, 5% los matriculados en centros privados50. Por otra parte, el distrito de Latina reparte su población escolar “española” de ESO en un 65,2 % para la concertada, un 9,3% para la privada, y un 25,5% para la pública. Con un total del 18, 6% de población “migrante” en la ESO, el 55,5% se concentra en los centros públicos, frente a un 44,5% en la concertada y un 0,14% en la privada. El distrito de Carabanchel reparte sus alumnos “españoles” de ESO en un 66, 5% en la enseñanza concertada, un 0% en la privada, y un 33,5 % en la pública, respectivamente. Con un total del 21,6% de población “migrante” en la ESO, el 62,1% se concentra los centros públicos, frente a un 37,9% en los concertados, y un 0% en los privados. En resumen, pese a que la mayor parte del alumnado tiende a concentrarse en la educación Concertada, en un contexto de privatización de la oferta de ESO en la Comunidad de Madrid, los-as alumnos-as de origen migrante en cambio lo hacen en la Pública (Cf. Infra Fig. 2 y Fig.3). Teniendo en cuenta lo anterior, puede plantearse por tanto que “[...] los centros públicos tienden a constituirse, como el propio profesorado a menudo plantea, en centro para “inmigrantes”, y por lo tanto, en los que concentran una población percibida como la que posee mayores dificultades escolares; en tanto que los centros concertados matriculan selectivamente un tipo de población que, según las visiones escolares, poseen mayores oportunidades de “éxito”” (Poveda et al., 1997: 8). Otro aspecto en el que el proceso de minorización toma forma, además de la segregación escolar en sistemas educativos 50 Estos datos corresponden al curso 2006/07. devaluados, es en la concentración de migrantes en las medidas de atención a la diversidad y en los itinerarios alternativos a la ESO. En España existen una infinidad de medidas educativas de “Atención a la diversidad” del alumnado, que varían de unas Comunidades autónomas a otras. Estas medidas y su desarrollo constituyen itinerarios educativos diferentes. Un primer grupo de itinerarios serían los internos, al desarrollarse en el mismo centro educativo que los itinerarios normativos. Dentro de los itinerarios internos, por ejemplo, las medidas de diversificación curricular, que adecúan el nivel y el tipo de asignaturas que un determinado alumno cursa, en base a sus dificultades, pueden ser ejemplificadas por las aulas de Compensatoria en 2º y 3er curso, en las que el alumnado acude a aulas separadas para cursar con adecuación a su nivel las materias de Lengua Castellana, Lengua extranjera (Inglés), Ciencias Naturales y Matemáticas, volviendo con el resto de la clase para el resto de asignaturas. El mismo tipo de medidas de modo general, constituye un grupo diferenciado en 4º curso denominado "Diversificación". Por otra parte, otras medidas constituyen itinerarios externos, como por ejemplo los Programas Cualificación Profesional Inicial (PCPI), que se imparten en centros educativos distintos al centro de secundaria obligatoria. Allí, el alumnado cerca o por encima de la edad de escolarización obligatoria pero que no ha titulado en ESO, cursa junto a una serie de asignaturas de Contenidos Mínimos talleres profesionales y prácticas en empresas, por lo que obtiene un certificado de experiencia laboral. Otras medidas externas ofrecen diversas actividades fuera del horario escolar para el alumnado que sigue cursando ESO. Ejemplos son los Programas de Refuerzo, Orientación y Apoyo (PROA), entre cuyas medidas se encuentra que el alumnado acuda por las tardes a su centro escolar, para clases de "refuerzo académico". Pues bien, como se ha puesto de manifiesto en el proyecto AIESO a partir del análisis centrado en las dimensiones institucionales (Cf. Jociles, Franzé y Poveda, 2009), se da un tratamiento de la diversidad como problema. Un tratamiento “que tiende a la externalización”, en el sentido 31 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de que se manifiesta en un “triple tendencia”: 1) a desplazar a los alumnos inmigrantes del aula ordinaria; 2) a dejar la intervención socio-educativa con ellos en manos de profesionales y técnicos “especializados” que no forma parte de su grupo de profesores; y 3) a atribuir el peso explicativo de sus trayectorias y rendimiento académicos a “factores externos tales como la experiencia escolar anterior, la lengua materna o las dinámicas familiares”(op.cit.:1). De manera específica cabe destacar aquí que respecto a las evaluaciones en Junio de 2008, del total de alumnos evaluados los-as migrantes de origen latino que estaban en 2º de la ESO únicamente el 35% pasó al siguiente nivel, repitiendo el 12, 5%, y la mitad de ellosas a grupos de Compensatoria. De los autóctonos, paso el 77%, repitiendo un 6,1%, ninguno dentro del programa de compensatoria (Cf. op.cit.: 6-7). Lo más interesante es que el 52,1% del alumnado migrante -frente a un 17% del alumnado autóctono- fue propuesto para itinerarios alternativos externos, siendo sólo 4 alumnosas dentro de este grupo los que fueron al siguiente nivel de ESO, 3º, dentro del programa de diversificación. Por otra parte, cabe destacar la ausencia de criterios objetivados de evaluación de las “competencias [ya] adquiridas” a la hora de “acoger a los alumnos recién llegados”, además de que las propias dinámicas laborales del centro, junto a otras, hacen que este proceso “[implique] tomar decisiones rápidas en un corto periodo de tiempo” (op.cit.:13). Destacamos aquí estos procesos por la relación que guardan con las representaciones de algunos-as chicos-as migrantes que narraban cómo fueron bajados de curso al llegar a España en Primaria. No se trata de plantear aquí si ese episodio de la historia vital era cierto o no, sino de ver como el proceso de desafección mediado por la esencialización del fracaso escolar se construye multidireccionalmente. En último término, dichas representaciones ejemplifican discursos interpretativos sobre un retraso académico sin motivo aparente más allá de estar inmersos en un proceso migratorio, y por lo tanto, injusto. Es decir, algunos-as chicos y chicas migrantes consideraban que al llegar al Estado español fueron bajados de curso por el único motivo de ser inmigrantes. Estas condiciones amplias mediadas por mecanismos diversos, en definitiva, facilitan la constitución de una esencialización etnificada de la desafección escolar, lo cual apreciaremos al nivel de los datos concretos de la etnografía aquí desarrollada. No sobra explicitar también (Cf. op.cit: 17) que no se trata de responsabilizar a los-as profesionales del ICA de esta situación. Simplemente estamos desentramando sutiles mecanismos sociales, políticos y económicos por los que la construcción de identidad/alteridad étnica y de la relación con la Escuela no ocurren en el vacío de las motivaciones, las intenciones o las capacidades personales. En definitiva, no parece que los-as jóvenes autóctonos-as y migrantes tengan las mismas experiencias de relación con la escolarización. Y esto debido en parte a las condiciones sociales amplias de relaciones de poder en términos de mayoríaminoría en las que “(...) la función integradora de la institución escolar no sólo no es contradictoria con la reproducción de la exclusión, sino que forma parte del propio proceso, aunque se plantee como un proceso abierto: integrar dentro de un sistema estratificado que prevé y contiene posiciones individuales y colectivas minorizadas, estigmatizadas y excluidas”. (Carrasco, 2008:184). 32 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Figura 2: Distribución población escolar en ESO: Madrid (total: 106.865) 100,0% 90,0% 80,0% 70,0% 60,0% Publico 50,0% Concertado 40,0% Privado 30,0% 20,0% 10,0% ,0% Autóctonos (85%) Migrantes (15%) Fuente: Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid (2006/07). Figura 3: Distribución población escolar en ESO: Distrito Latina, total: 7.275 / Distrito Carabanchel, total: 6.377 100,0% 90,0% 80,0% 70,0% 60,0% Publico 50,0% Concertado 40,0% Privado 30,0% 20,0% 10,0% ,0% Autóctonos LTN (81,3%) Migrantes LTN (18,6%) Autóctonos CRB (78,3%) Migrantes CRB (21,6%) Fuente: Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid (2005/06). 33 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ C.- Las familias Según el trabajo de Moscoso (2009), basado en entrevistas a padres de menores ecuatorianos escolarizados en el ICA dentro del proyecto AIESO, los padres se preocupaban de la escolarización de los hijosas en términos muy similares a los datos de Ogbu (1974) y de otras investigaciones. En líneas generales, otorgaban una gran importancia a la educación de sus hijos-as como un mecanismo socio-económico central en la estrategia migratoria familiar, así mismo otorgaban una alta importancia y mostraban satisfacción con las condiciones de control disciplinario del ICA. Por otra parte, no consideraban que sus hijos-as sufrieran algún tipo de discriminación específica en la escuela. Por tanto, la autora concluye con la necesidad de ahondar en el supuesto choque cultural de las familias con la escuela, dada la situación de éstas como migrantes. Respecto a la participación y relación con la institución, no parece que hubiera mayores diferencias que respecto a las familias autóctonas, si bien sí pueda existir algún mayor impedimento por los propios requerimientos laborales que plantea la situación de migración. Durante mi estudio, solo tuve la oportunidad de charlar ampliamente con una madre, también ecuatoriana, quien estuvo presente en algunos momentos de la entrevista que mantuve en su domicilio con su hija. Por lo tanto, nos centraremos en el análisis de qué decían los-as jóvenes respecto a la implicación de los padres51, así como de otras personas de su entorno doméstico más o menos cercano. 51 Lo primero que hay que constatar es que al basarnos en los discursos de los jóvenes respecto a la implicación-opinión-atribución de sus familias -padres, madres, hermanos-asrespecto de su propia escolarización, las cuestiones relacionadas con la deseabilidad social en sus discursos han de ser tenidas en cuenta. Pese a eso, los datos van en las mismas líneas generales que el trabajo de Moscoso (op.cit.): Madre de Luisa: sí, estoy contenta con el ICA, la... bueno yo he tenido problemas con ella porque deja de ir al instituto en principio, y te mandad un mensaje al móvil y los controles están muy bien, ... también los profesores están pendientes de que si van, de que por qué no estudian, que por qué fallan... pues están pendientes de los alumnos... te llaman, hablan contigo, para ver si tienen un problema familiar de porque no va, que qué le pasa... E: y tú qué opinas del control de faltas... Madre de Luisa: es que el control de faltas es muy importante... Luisa: a mí no me gusta mucho pero bueno... (se ríe)... Madre de Luisa: y si tienen falta pues dos o tres días seguidos pues te llaman al trabajo y te lo dicen porque ella va todos los días al instituto pero es que no llega... (Luisa, migrante, 2º compensatoria y su madre) Todos-as lo jóvenes entrevistados afirmaban que sus familias se preocupaban por su educación, y lo más interesante, la opinión mayoritaria era que dicha preocupación e interés eran excesivos: Como veremos, muchos chavales elaboraban estrategias contra-disciplinarias para evitar la comunicación entre el centro y sus padres/madres, minando la participación de estos en la vida escolar. Lo más interesante era el claro contraste que se evidencia entre aquellos afectos y aquellos desafectos, teniendo en cuenta que respecto a estos últimos el discurso sobre las estrategias de evitación de la participación familiar ha de ser analizado también en el marco de un despliegue simbólico de desafección ante el investigador. 34 ISSN: 2254-3872 E: y de… de todo el tema este de estudiar y… me habéis dicho… que… vuestros padres… y esas cosas… Carlos: por eso me quiero ir de casa… mis padres están siempre tocándome los huevos… E: sí? ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Carlos: con eso… estoy harto ya… y… Diego: … los míos están buscando siempre razones para… saber por qué no estudio… E: y por qué no estudias? Diego: no sé, unas veces les digo que es muy difícil, otras que el nivel es demasiado bajo… Carlos: y ya te dije… yo tengo el … trastorno ese… … trastorno con déficit de atención con hiperactividad… Diego: ya salió el protagonista… (Carlos y Diego, autóctonos 4º ESO) Hay otras apreciaciones dignas de mención. Por un lado, algunos-as jóvenes migrantes explicaban que las razones por las que sus familiares no iban a las reuniones con el profesorado se debían a “falta de tiempo”, lo que sí podría indicar en cierta manera una dificultad mayor de las familias migrantes en su relación con la institución. Esta dificultad no se explicaría en términos de diferentes capitales culturales-escolares compartidos, sino más bien por las específicas condiciones socioestructurales del proceso migratorio. Sin embargo por otra parte, algunos jóvenes tanto migrantes como autóctonos, que llevaban una trayectoria a sus espaldas de desafección, admitían estrategias de engaño y dilación para que las familias no fueran a “hablar” con la tutora al centro, lo que nos obliga a tomar con cautela el argumento anterior: Juanito: hombre… es que… a veces mi mamá me dice, que… me ponga.. que le diga a la profesora que quiere hablar con ella, mi tutora, le digo vale ya le digo, cuando me dice luego ya vuelvo del instituto, y ya en casa me dice que si he hablado con la profe y yo le digo que… me he olvidado, luego al siguiente día que voy otra vez luego me pregunta otra vez que si ya he hablado… y como no le he dicho, porque es que si no le va a decir que voy mal, y todas esas cosas… no ya le dije, me dice que tiene que ver cuando tiene un rato libre… y me dice ah bueno vale, no sé qué… entonces no le dice nada… E: o sea que va poco porque… Juanito: claro, y así hasta que se le olvida… (Juanito, migrante, 2º ESO) En resumen, las relaciones de las familias con el ICA además de mayoritariamente participativas, no parecían diferenciarse sustancialmente entre las de origen autóctono con las de origen migrante. Aunque parezca obvio, más allá de casos extremos – de la misma manera que la relación concreta de losas alumnos-as- de familias modelo en cuanto a participación, no hay nada que a priori marque una diferencia en base a la diversidad étnico-nacional. Otra dimensión a resaltar respecto al papel de las familias en la escolarización es que algunos-as jóvenes expresaron que sus padres y madres les presionaban para que actuaran como modelos de escolarización exitosa para con sus hermanos y hermanas menores: (...) y encima tengo un hermano pequeño... que... o sea... es mi hermano vale!? no... yo creo... yo digo que no le quiero pero es mi hermano vale?... pero mi hermano si que ha costado más porque... es zurdo, a tenido problemas de... de aprendizaje y mierdas de esas... y como que... yo siempre tenía que ayudarle, es un cabrón! me está todo el día picando... (...) (gritando) le tengo que ayudar! por cojones! sabes?... es que eres su... y para lo malo... o sea, ha suspendido esta vez, ha entrado en la ESO y también se ha metido la hostia, y para lo malo … (pone tono de voz como si imitara a su madre) es que lo aprende todo de mi, porque yo soy su ejemplo... es que me parece una hipocresía... (Josefina, autóctona, 4º ESO) Relacionado con lo anterior es interesante el papel que los-as jóvenes entrevistados-as atribuían a sus hermanos-as mayores en su escolarización. De nuevo - y teniendo en 35 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ cuenta la deseabilidad social de las respuestas durante las entrevistas- afirmaban que se preocupaban por su educación: E: pues... y qué te dicen de lo de estudiar... tu hermano por ejemplo, y tus padres, bueno tu madre ya me has dicho que te da caña... qué te dice tu hermano y tu padre... no estamos planteando que un modelo a seguir conduzca irremediablemente a unas prácticas determinadas de relación con lo escolar. Simplemente evidenciamos como en las explicaciones de los chicos y chicas del ICA la experiencia de sus hermanos o hermanas mayores al menos pesa como un ejemplo en el que basar y fundamentar sus etnoecologías de lo académico y laboral: Juanito: sí... mi hermano también, mi hermano y mi padre también me dicen también que estudie... no sé qué... pero, yo a veces que le digo bueno que voy a estudiar a la habitación, mi hermano sabe que no estudio, que siempre voy allí y no estudio, pero yo le digo a mi hermano que sí estudio, pero él como sabe que no estudio me dice que no me engañe a mi mismo, que eso es engañarme a mi mismo y que estudie... si que voy a estudiar que estudie, que para eso que no estudie y ya está... Noelia: no sé, mi padre siempre mira tu hermana que... tiene una carrera está ganando una pasta, mira tu hermana, tus cuñados... y tú qué?... yo repitiendo... mi padre para eso es muy... siempre me regaña, todos los días... E: y tú crees que tiene razón... Noelia: hombre un poco sí... porque también quieren que sea algo en la vida... yo es que tampoco me veo pasando cajas de arroz en el Carrefour sabes? entonces... E: y tú? E: claro... y por qué te dicen que estudies... (¿): ahora venimos... Paula: pues lo mismo, porque todos mis hermanos han estudiado carreras y...yo tres cuartos de lo mismo, además porque yo también quiero sabes?... quiero trabajar guay y ganar dinero y ya está... (...) (Paula 1º Bach. migrante, Noelia, 4º ESO autóctona) Juanito: porque dicen que va a ser mejor para mi en un futuro... y eso... E: y tú que opinas de eso... Juanito: o sea, que digo que sí que es verdad, pero es que justo cuando voy a estudiar me da pereza y no sé me da pereza... (se ríe) (Juanito, migrante, 2º ESO) En relación a este papel de los-as hermanos-as mayores, muchos-as chicos y chicas expresaban un cierto sentido de preferencia por lo laboral o lo escolar. Es decir, la experiencia de un hermano o hermana mayor afecto o desafecto se articulaba con expresiones de preferencia por la afección o la desafección escolar, y por extensión por lo laboral, respectivamente. Así, dos chicas cuyos hermanos y hermanas estaban estudiando con bastante éxito en la universidad se expresaban en los siguientes términos, denotando como a nivel discursivo los hermanos-as eran un modelo. Con esto Por otra parte, algunos-as chicos-as atribuían el hecho de acudir al ICA en vez de a otro centro a que sus hermanos o hermanas mayores habían ido allí: Susana: vamos al lado de la Salle, eso sí te sonará más... pues iba ahí, y llevaba uniforme... se me daban bien las clases más o menos... tampoco... era más fácil, muy sencillo, y luego me cambié al ICA, porque mi hermana se cambió de instituto... por un profesor, que le... negó la Física, y le suspendía siempre... (...) (Susana, 1° Bachillerato)52. 52 36 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ E: y luego... por qué viniste a... por qué viniste al ICA para ir a ESO? Juanito: le digo que tiene que estudiar que como no estudie que… galleta… (se ríe) Jota: no sé, porque mi hermano... iba a ese... E: galleta… y ella no te dice bueno y tú qué? E: ah tu hermano iba a ese... Juanito: sí, sí me dice… Jota: mi hermano iba a ese... E: y tú qué le dices… E: y tu hermano qué hace ahora... está...? Juanito: yo le digo pero… yo soy yo, le digo pero tú tienes que estudiar, le digo que tampoco tiene que hacer pellas ni no sé qué no sé cuántos… Jota: ahora... es como dice... un militar... E: ah... Jota: un militar... desde pequeño siempre ha sido obseso con lo militar, militar... se ha metido a boxeo... E: y de los profesores y tal le has ido comentando ya… Juanito: ahora está nerviosa que va entrar me dice que qué tiene que hacer y todas esas cosas, le digo que no… que yo qué sé, pero que no es nada… que ahí se acostumbra y no es nada… y ya pues eso… esas cosas… (Juanito, migrante, 2ºESO) E: qué edad tiene? Jota: ahora tendrá unos 23... 24 años, 23 años sí [suena su teléfono]... joder... (...) (Jota, migrante, 4ºESO) Y de la misma manera, otros-as jóvenes explicaban que sus hermanos o hermanas pequeños-as ya iban al ICA o pensaban incorporarse allí cuando accedieran a la etapa de secundaria. Cabe comentar como los desafectos, pese a que manifiestan por un lado que reciben consejos de sus padres y hermanos relativos a la actitud favorable de la educación y por otro afirman que no les hacen caso, cuando llega su turno socializador, reproducen de alguna manera las estrategias familiares de ascenso social por la educación: E: y con tu hermana por ejemplo, qué le vas a decir tú del… es verdad, te he preguntado qué te dice tu hermano mayor, pero qué le dices tú a… si le dices algo a tu hermana pequeña de qué estudiar y… del ICA… Resulta interesante como la lógica disciplinaria compartida con los agentes institucionales (Cf. infra.) aparece en el discurso de esta chica para ilustrar el relativo fracaso escolar de su hermana con un episodio de confrontación disciplinaria serio, del mismo modo que muchos chicos y chicas desafectos del ICA. D.- Los grupos de pares Por último, la hipótesis respecto a la cual los grupos de pares constituyen un elemento fundamental en la socialización de los-as chavales, y en concreto, un marco de socialización autónomo en el que los propios jóvenes construyen su relación con la educación y la escolarización – y por extensión con lo laboral-, ha sido evidenciada ampliamente tanto a nivel representacional como práctico entre los chicos y chicas del ICA. Por una parte, es sus dinámicas relacionales se evidenció una alta relevancia otorgada al estatus económico por medio de un complejo despliegue simbólico de marcas de moda y deportivas, despliegue que se acuciaba por comentarios e interpelaciones que producían subjetividades en esa dirección. Por ejemplo, un día durante un recreo, se había formado una "Pelea de Gallos"53. 53 37 ISSN: 2254-3872 Una “Pelea de Gallos”, como la llamaban los-as chavales, es una batalla simbólica mediante un juego de rimas, supuestamente improvisadas, en base a ritmos de hip-hop. La Pelea típica son dos chicos uno frente al otro, rodeados por otros-as ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Durante la misma, un chico, Julián, atacó a su contrincante enfatizando su falta de hombría, “no vales nada”, ya que las ropas que llevaban eran de algún modo cutres, “tú collar de plata es de hoja-lata”, “esas zapatillas son de pega, no valen nada!”. Cuando le llegó su turno a Miguel Ángel, lo primero que hizo fue nombrar una a una las prendas que llevaba, diciendo a continuación la marca comercial específica de cada una de ellas54. Todos- as los-as chavales prácticamente desplegaban y exhibían marcas deportivas y de moda como símbolo de estatus económico, y por extensión interpreto, como símbolo de estatus social y de poder entre los grupos de pares. No recuerdo haber visto ni una sola mochila sin algún tipo de marca. Veamos un claro ejemplo de la relevancia del estatus por el consumo, al mezclase esas nociones con vivencias experienciales muy importantes: Jota: pues... uf, fue llegar a... Primero de ESO... y fue abrir las puertas a la experimentación de lo que sería ahora mi vida... yo llegué como todo niño santo, no?... hasta que... siempre en la vida de un hombre aparece una mujer... (se ríe) sabes? resulta que yo estaba en Primero y así, me acuerdo... que me compré mis... yo... me encantaban las zapatillas sabes? y... no sé, y me gus... y yo admiraba a mi hermano... ahora no le admiro ahora sabes? me peleo con él... nos puteamos... y sabes? le admiraba porque me contaron que una vez, en Prime... en la ESO... cuando él estaba aquí... le vinieron a pegar tres gitanos... y me... y que les pegó a los tres... y me quedé así, y de ahí... todo el chavales-as, insultándose con más o menos humor y picardía por medio de sus canciones. 54 Este episodio fue especialmente significativo. Miguel Ángel era de origen boliviano y Julián autóctono. El desafío se pacto porque Julián en una pelea anterior llamó “reggetonero” a otro contrincante, ante lo que Miguel Ángel -todo entre bromas- le pidió explicaciones. Volveremos sobre este episodio al tratar el tema de la etnicidad. mundo le ha conocido y ha sido buena gente mi hermano con todo el mundo... pues de ahí me ha conocido todo el barrio, y he sido amigo de... pero iba por lo de la piba... resulta que yo tenía me había co... me había ido a Full locker... ahí, me compre... ahí me acuerdo que eran mis primeras ... Air force... mis... Andy One... eran las One... que era el simbolito de básquet ahí rojas... ahí clásicas... y llego al instituto y fue conocer a una piba, uf, que me encantaba... encima sabes? yo no la buscaba! ella vino a mí... y yo era nervioso, no sabía cómo tratarla, me acuerdo que... me acuerdo (riéndose) que iba yo por el instituto y me daba vergüenza agarrarla de la mano sabes? yo iba así con vergüenza y a veces me apartaba... era... y... ya pues poco a poco pues ya... fui... tomando la movida con la man... conocí muchas cosas... después me acuerdo en las excursiones vuah! [(¿?) o8:35]... después me acuerdo un día... que nunca me olvidaré, nunca me olvidaré de ese día, que fue... ella cogió, ya habíamos roto, me cogió de la mano, me llevo al cuarto de baño, la luz apagada, me encerró y me empezó a besar... yo... como... porque yo había difundido que besaba feo... que besaba mal... (Jota, migrante, 4º ESO) Pero no solamente hacían esto los “raperos”, muchas de las conversaciones espontáneas tanto dentro como fuera del ICA giraban en torno, más que a tipos de ropa o calzado -que también-, a su precio. Por ejemplo, un día en el parque estaba con dos chavales cuando llegaron una amiga y la novia de uno de ellos. Tras saludarnos nos explicaron que para celebrar el cumpleaños de una de ellas habían ido de compras, especificando los precios de cada una de las prendas de ropa comprada. Esto llevo a que comentaran una pasada fiesta de cumpleaños, centrándose en lo que se gastaron exactamente en bebida y comida. Cada euro fue medido y ahora era recordado. Similares prácticas de conteo exacto de valores mercantiles respecto a comidas en los 38 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ recreo, bebidas en fiestas, compra de sustancias psicoactivas, etc. eran más que comunes. Una vez unos chicos me pidieron algo de dinero para poder comprar unas “coca-colas” en una fiesta. Les presté menos de dos euros. Durante el resto del trabajo de campo estos jóvenes me recordaban que me debían esa cantidad exacta de dinero siempre que charlaba con ellos. Nunca me la devolvieron, pero la mercantilización de una parte de nuestra relación siempre estuvo presente. En relación a esto, la noción de escasez era algo también común a los grupos con los que pude compartir el tiempo. Dentro del patio eran constantes los rituales para repartir algún tipo de comida o bebida adquirida en la cafetería, y lo que era más significativo, las peticiones de dinero entre unos-as y otros-as. La respuesta que dio un recreo una chica, cuando otra le pidió 20 céntimos para comprarse algo, fue significativa en relación a cómo entre los iguales se incorporaban las dinámicas estructurales de adquisición de estatus por medio del consumo: “tía, si los tuviera ya estaría comprando algo”, a lo que otra añadió “sí que tengo, pero es que no es mío”. Inclusive, a su manera, aquellos chicos-as que desplegaban sus identificaciones en torno a dinámicas contraculturales más o menos explícitas, llevaban las mismas marcas u otros tipos consideradas como propias en tanto que símbolos de segmentación respecto de otras identidades: Carlos: (...) hace un años o dos iban todos de malotes no?… con las Chevignon… con los rapaos esto militares, y ahora van todos de… maricas… E: cómo de maricas… Carlos: van todos… ropa ajustadísima… muy finos, todo rosita… gorras al ravés… Diego: todo rosa, colores claros… [(¿?) 50:03] Carlos: todos se hacen fotos así, con los piercings aquí… E: y qué son las Chevis… esas que has dicho… Diego: chaquetas… Carlos: unas chaquetas que pone Chevignon atrás… (...) E: y por qué esa marca es… hay más marcas que sean de… fachillas… [ suena teléfono] Carlos: Verlan… E: cuál Verlan? Carlos: Verlan... dime! oye! … (al teléfono)… Diego: Verla… no estoy seguro de que sea una marca, pero Lonsdale… E: pero no hay sharperos que llevan Lonsdale también… Carlos: qué… Diego: sí pero… no sé, también hay un nazi que lleva skas… la chaqueta de ska…? (...) E: y eran nazis? Diego: sí… y el tío ese iba con una skaska… (Carlos y Diego, autóctonos, 4º ESO) Como veremos más adelante respecto a las etnoecologías que los-as chavales manejaban sobre el trabajo, no sólo eran muy conscientes de la conexión económica con la educación, sino que estas temáticas eran tan constantes en sus interacciones cotidianas como lo podían ser la música que les gustaba, o con quién uno u otra estaban intentando “ligar” o “vacilar”– ésta sin duda era la temática prioritaria-. Por ejemplo, en una fiesta, mientras un grupo de chicos latinos, mayormente de Compensatoria, fumaban unos cigarrillos que habían liado como si fueran “petas”, pasaron un buen rato convenciendo a uno de ellos de que lo “mejor” y más “fácil”, era irse a una “PCPI” y así poder irse a trabajar, tener más “pasta”, poder fumar de “verdad” e invitar “a las chicas” a “bielas”. Por último, a parte de estas dimensiones relativas a las presiones socio-económicas en las relaciones de amistad y camaradería, las representaciones que realizaban respecto de 39 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ sus “amigos” -sobre todo en las entrevistasgiraban en torno a tres ideas principales. Primeramente, se les atribuía la responsabilidad en el fracaso escolar, en el sentido de que tanto chicos como chicas autóctonos y migrantes, que ya protagonizaban historias de desafección55, responsabilizaban a los amigos de haberles “distraído” o los relacionaban con un relato de confrontación disciplinaria serio en cursos pasados, al que a su vez se le atribuía la causa de haber comenzado a “pasar de todo”. Es decir, pese a que también se expresaban en términos de esfuerzo personal para explicar el éxito o fracaso escolar, era común atribuir a los “amigos” o “las malas compañías” el haber empezado a “pasar de estudiar”. Por otra parte, cuando fueron preguntados por el motivo de haber acudido al ICA en particular, la mayor parte explicaba que el motivo era porque allí iría la gente que conocía del colegio, o porque allí iban a ir todos los “amigos”. Del mismo modo, cuando se trataba de hablar de las perspectivas del futuro fuera del ICA, los-as que ya tenían planeado dejarlo para ir a una “garantía” o a un “módulo”, solían relacionar la preferencia por ir a un determinado centro porque allí iban a ir también “sus amigos”. Por contraste, aquellosas que podemos considerar como afectos, relacionaban en menor medida sus decisiones y expectativas futuras de relación con la Escuela en términos de influencias de sus amistades. chavales en su camino hacia lo adulto les supone, se objetivan de tal manera que chocan con los propios requerimientos que la lógica instrumental de la enseñanza impone. Esto puede ayudar a comprender el contraste que predominaba entre afectos y desafectos a la ahora de otorgar responsabilidad e influencia a sus amistades en su propia trayectoria académica. Como me explicó una chica una vez, si “sales” con los amigos durante las tardes de la semana no puedes estudiar, porque esas horas son las horas precisas para esos menesteres: En resumen, los grupos de iguales eran espacios de despliegue simbólico de identidades vehiculizadas en el consumo , así como la causa principal – además del propio esfuerzo- a la que se atribuía el pasado, el presente y el futuro de la historia académica personal. Pero inclusive, pareciera que las necesidades o requerimientos que el proceso de socialización colectivo y autónomo de los 55 Profundizaré en estos análisis en el apartado dedicado a la Vivencia de la escolarización, aquí solo se trata de ver la importancia de los grupos de pares. 40 ISSN: 2254-3872 E: y tú... igual amigos tuyos o amigas, del ICA que no les vaya tan bien, cómo crees tú que lo hacían, o por qué crees tú que lo hacían así o... Susana: no sé, es que no... nunca les he preguntado cómo estudian tampoco... pero yo creo que es porque tampoco se paran mucho a estudiar, porque salen un montón por las tardes, yo por ejemplo por las tardes entre semana no salgo... E: no sales... Susana: me quedo en mi casa, bueno tengo que ir a currar, luego voy a la academia y luego me voy a mi casa... entonces... (…) y nada, yo nunca les he preguntado pero salen un montón por las tardes... entonces al salir por la tarde... las horas de estudiar por la tarde es de 6 a 8... no puedes estudiar más porque te duermes..., porque llevas toda la mañana encerrado en el instituto con los libros, y por la tarde o estudias de 6 a 8 o no estudias... tienes esas dos opciones, porque a las 9... a partir de las 9 si tienes exámenes, vale a las 9 estás bien, estás despierto... para estudiar y para ponerte a estudiar cómo sea... pero si no tienes exámenes... a las 9 estás sobado, estás que te duermes, porque te has levantado a las 7 de la mañana para ir a clase... has... estás en la hora después de la siesta... o sea, estás, te has saltado la siesta para ponerte a ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ estudiar... y estás a las 9 estás dormido... no, así no se puede... (Susana, autóctona, 1º Bach.) 4.2.- El Instituto Central Aluche: Escolarización incorporada (…) la institución no sólo ha de ser contemplada como un conjunto de reglas de acción entre medios y fines, ni como una gramática hecha aparato y acabada en sus funciones de opresión, vigilancia y control (…). Es preciso también incorporar a su estudio las interpretaciones y las apropiaciones que los agentes hacen de ella en tanto que contexto parcial de prácticas en curso, porque es en esa dimensión cotidiana y abierta donde la institución se convierte en experiencia para los sujetos de acción (Díaz de Rada, 1996: xvii) Una vez analizadas las maneras en las que las dimensiones socioestructurales amplias entran dentro del ICA -tomando forma como dimensiones condicionantes-, así como los modos en los que los espacios de socialización de los jóvenes estudiados se evidencian como lugares de intersección entre ellos-as, lo escolar y el futuro mundo de lo laboral, es hora de analizar en profundidad el proceso de escolarización que estos chicos y chicas protagonizaban. Primeramente, se describirá el papel de la institución privilegiando las dinámicas que ocurrían en el aula a partir de las prácticas docentes, para analizar después en un segundo momento las prácticas concretas de relación con lo Escolar desplegadas por los y las jóvenes objeto de estudio. Antes, deseo explicitar que no pretendo ofrecer un análisis en base a un modelo sesgado de la reproducción social mediante el que se postula que la escolarización funciona a modo de un mecanismo infalible que, en pos de una mano negra conspirativa neoliberal, provoca que la Escuela sea un espacio temprano de selección de personal. No obstante, tampoco planteo que algunas de las relaciones sociales analizadas – teniendo presentes las relaciones de poder mediadas por una serie de marcos condicionantes- no tomen de alguna manera la forma de “mecanismos extremadamente complejos, a través de los cuales la institución escolar contribuye (…) a reproducir la distribución del capital cultural y, con ello, la estructura del espacio social” teniendo en cuenta que “ (…) La reproducción de la estructura de distribución del capital cultural se lleva a cabo en la relación de las estrategias de las familias y la lógica específica de la institución escolar.” (Bourdieu, 1997 [1994]: 33). A.- La institución viva: el profesorado56 A.1.- El Instituto de Educación Secundaria Obligatoria “Central Aluche” El ICA no era un instituto como cualquier otro de la zona, tenía una peculiaridad: siendo público era privilegiado, de acuerdo a las representaciones tanto del profesorado como del alumnado. Es decir, en un contexto de devaluación social de la educación pública -en parte por la presencia de población migrante57-, el ICA no era percibido como el estereotipo de instituto público de barrio “lleno de inmigrantes”, aunque precisamente, durante los dos cursos que estuvimos por allí, comenzaba a desplegarse cierto clima en ese sentido: Julián: porque mi madre es..(...) ahí trabajaba mi madre, y lo veía, la gente que había a la salida y eso... o sea, que veía que igual había unos dominicanos 56 Si bien podríamos haber analizado en qué sentido las prácticas de los chavales actuaban a su vez como condicionante de las respectivas por parte del profesorado, y aunque de alguna manera esta perspectiva está presente, nos hemos limitado a analizar la dirección contraria, por el simple motivo de que el objeto de estudio son los grupos de pares escolarizados, y no los y las profesionales de la educación asalariados-as. 57 41 ISSN: 2254-3872 Cf. (Poveda et al. 2007) ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ que estaban por ahí robando, no sé qué... Miguel: está todo lleno de dominicanos pero sí esa... Julián: no tío! pero lo mismo que te puede robar un dominicano te puede robar... Miguel: claro! esa es la ley del instituto por ejemplo, ... tú no te metes con nadie, nadie se mete contigo, si tú tratas bien a la gente, la gente te trata bien... Julián: sí.... pero es que los dominicanos no hacen eso tío... Miguel: pero si tú eres un flipado! y empiezas a tratar o encontrar, pues ya te la has buscado... Julián: pero eso es mentira tío, porque... Miguel: claro... Julián: El Niño no El Bigotes no les había hecho nada a los dominicanos y... Miguel: claro pero los dominicanos son así... los dominicanos son así, va ahora vamos a este lo jodemos y le robamos... (Julián y Miguel, autóctonos, 1º y 3º ESO) El edificio era una antigua institución social reconvertida décadas atrás en centro educativo. La distribución espacial del complejo consistía en un edificio principal -el de aulas-, uno secundario y un amplio patio que abarcaba el terreno circundante a ambas edificaciones. Este patio, con dos amplias zonas de cancha deportivas en cada uno de sus extremos laterales, conformaba una amplia zona ajardinada, orgullo del ICA. Los dos edificios estaban rodeados por soportales. Entre la puerta principal y el perímetro frontal del muro, había un pequeño aparcamiento para los vehículos del profesorado y el resto de trabajadores. Nada más entrar al edificio principal, lo primero que llamaba la atención era un pequeño puesto donde varias bedelas controlaban la entrada mediante un mecanismo de apertura automático de una segunda puerta. Allí también se veían varios monitores de un circuito cerrado de cámaras 58 de seguridad . Los alumnos no entraban por esta puerta, como es lógico dado el gran volumen de chavales que acudían al ICA – aproximadamente 700-, sino que accedían cada mañana a las 8 y 15 minutos aproximadamente por una gran puerta metálica que se abría directamente al patio. El acceso por esa suerte de puesto de control era obligatorio únicamente para aquellos-as alumnos-as que llegaban tarde. El edificio principal tenía tres pisos, además de la planta baja. En ésta, una vez pasada la entrada principal, lo primero que se podía apreciar era una amplia sala de entrada desde donde se accedía al patio, a la biblioteca, a los accesos a los pisos superiores y al “Pasillo”, un lugar muy representativo para los chavales del ICA, ya que allí estaba las salas de visitas, para cuando venían sus familiares a hablar con algún profesor o profesora, los despachos de Jefatura de estudios y Dirección, la sala de profesores y algunas aulas especiales de música e informática. Por el lado izquierdo de la sala de entrada, justo al lado del acceso al patio, se pasaba a un amplio pasillo separado del patio por unas cristaleras, donde se ubicaban la mayor parte de aulas de Bachillerato. Al fondo de ese pasillo, estaba el acceso al patio desde donde los chicos y chicas subían a las clases después de entrar por la puerta metálica cada mañana. Al lado contrario de la planta baja, se abría otro acceso por escaleras a los pisos superiores. Estos huecos de escalera estaban acristalados, con lo que podían verse desde el Patio, y viceversa. Tanto en los accesos a las escaleras de subida, como en las paredes del Pasillo, estaba ubicado material informativo y educativo en corcheras y tablones de anuncios. Concretamente, en el Pasillo solían exponerse cartulinas con trabajos del alumnado, o 58 42 ISSN: 2254-3872 Los relatos discursivos del alumnado del ICA afirmaban que en el despacho de dirección también podían verse desde el ordenador todas las grabaciones de las cámaras de seguridad. Resulta curioso que -como veremos al analizar las prácticas de relación del alumnado con la Institución- éste y otros relatos contradisciplinarios eran una de las dinámicas discursivas más recurrentes en las conversaciones que mantenía con los-as jóvenes estudiados-as. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ exposiciones de fotos de monumentos históricos que los chicos y chicas tenían que identificar como parte de un concurso, por ejemplo. Las corcheras de los accesos de las escaleras solían ocuparse con la información que de cine y literatura se presentaba desde la biblioteca. En la corchera de la sala de entrada, y en otras más pequeñas repartidas por los accesos a los pisos superiores, por otra parte, se exponía información burocrática-académica, como por ejemplo fechas de exámenes o plazos para presentar solicitudes de becas. Por último, en el acceso al patio de la sala de entrada, había una corchera monopolizada por algunos-as alumnos-as para exponer información de sus actividades políticas. En la sala de entrada, flanqueando el acceso a la biblioteca, se encontraban unos atriles donde periódicamente la encargada de biblioteca, así como otros profesores-as, o quien lo deseara, dejaban pequeñas publicaciones -tipo panfleto o libelo- con textos literarios, filosóficos, etc. En definitiva, la oferta cultural era amplia y llamativa a simple vista; además de utilizada y apreciada por los chicos y chicas - aunque no por todos-as-. Los tres pisos superiores eran muy similares entre ellos, con unas 3 aulas a cada lado del núcleo central de escaleras/ascensor y unos baños para el alumnado, separados por género, en cada extremo de un amplio pasillo. Estos amplios pasillos de cada piso, como en el piso bajo, tenían una cristalera que permitía divisar casi todo el patio. En la mitad de cada pasillo una pequeña mesa hacia las veces de despacho para algunos bedeles que realizaban funciones de control. Y cada aula a su vez era del mismo modo similar a las otras: unas 25 sillas para los-as alumnos-as, una mesa para el profesora, una pizarra presidiendo el espacio y una pequeña corchera con la información académica más relevante para el grupo de ese aula. Adornando las paredes de las escaleras podían verse fugazmente algunos tímidos graffittis hechos a tiza, o alguno más intrépido con rotulador. Y lo mismo ocurría en las aulas y en los pupitres. Un rayado de una mesa me llamó la atención: “Aqui cumpli condena (sic.)”, si bien no obstante lo más típico eran firmas, dedicatorias amorosas o proclamas políticas. Como dijimos, el patio era casi como un pequeño parque urbano dentro del propio ICA, con dos grandes zonas de canchas en los laterales. Entre el edificio principal y el secundario se encontraba la zona ajardinada más amplia, con varios bancos de madera distribuidos entre las plantas. De las zonas deportivas, la primera tenía un par de campos con porterías y canastas, limitados por un frontón verde. Desde esa zona de canchas se podía acceder a una especie de sótano en el edificio principal donde se ubicaba la cafetería del centro y un aula especial para las clases prácticas de Tecnología. La segunda zona se extendía en el otro extremo del patio, rodeada por una especie de murillo a un lado - con varios accesos por unas pequeñas escaleras- y el propio perímetro lateral del centro. Entre esa zona y el muro exterior también había varias pequeñas zonas ajardinadas. Tenía también dos campos deportivos con sus 59 respectivas instalaciones . La parte de “atrás” del Patio era la zona posterior al edificio secundario y daba forma a una especie de corredor alternativo para transcurrir por el Patio sin pasar por delante del edificio de aulas. Este lugar era el preferido por el alumnado para realizar conductas contradisciplinarias como fumar o “escaparse” del ICA, saltando por esa zona el muro externo60. Finalmente, en el edificio secundario, de dos plantas, se encontraban el gimnasio y el salón de actos. Entre estas dos instalaciones había una pequeña sala aledaña al gimnasio y un par de cuartos de baño que hacían las veces de vestuarios para las clases de Educación física. En la planta superior se ubicaban varias aulas de informática y un laboratorio. Desde esa planta salían unas escaleras de emergencia hasta la parte trasera del patio, un sitio predilecto también para conductas prohibidas. Pues bien ese era el ICA, un centro muy parecido a los otros centros de secundaria 59 Entre el primer y el segundo curso de estudio el centro realizó una reforma de esa cancha. 60 43 ISSN: 2254-3872 Cf. Infra. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ visitados durante la fase cuantitativa del estudio. Durante dicho periodo, pude constatar que la totalidad de centros tenían puestos de control similares y cámaras de vigilancia, al menos en el acceso principal. Inclusive, el centro donde yo mismo realicé mi respectiva secundaria obligatoria era enormemente similar, con amplios pasillos presididos por una pequeña sala desde donde un vigilante controlaba las actividades del alumnado durante los cambios de clase. En definitiva, puede decirse que estas características de los centros de secundaria obligatoria llevan a pensar que se tratan de una especie de panóptico disimulado61, al menos en parte. Desde esta perspectiva de análisis, puede decirse que las dinámicas generales de las prácticas institucionales del ICA se caracterizan por una preponderancia de la lógica disciplinaria de la práctica de instrucción, fruto de la visión instrumental de la Enseñanza (Díaz de Rada, 1996: 3-41)62. Siguiendo a este autor, si la visión instrumental de la enseñanza se basa en una pretensión de universalidad de los saberes legítimos de la racionalidad instrumental y postula reglas así mismo instrumentales y eficaces para la transmisión de los mismos, es decir “(...) una visión objetivadora del mundo, anclada en el ideal universalizador de la ciencia moderna, y caracterizada por interpretaciones intelectualistas de la realidad que se apoyan en esquemas logicistas o causales”(Díaz de Rada, 1996:xv), una de sus dimensiones en la práctica serán las propias reglas así mismo instrumentales que pretenden el control de la conducta de los-as educandos-as para la eficacia de la instrucción. De ese modo la lógica disciplinaria se manifestaba en el ICA en un despliegue práctico-simbólico mediante el cual se desarrollan procesos de control-supervisión del alumnado, fundamentalmente. Es decir, el alumnado percibido como actor social bajo condición de obligatoriedad, en tanto que objeto de la pretensión universalista de la Educación moderna, y pese a la paradoja que la misma pretensión implica dado que presupone cierto interés natural en las personas por la racionalidad instrumental, participa de una lógica de disciplinamiento de su instrucción intelectual. Es desde aquí desde donde pueden interpretarse las prácticas institucionales como los procedimientos burocráticos de tiempos y horarios, la separación física del exterior del ICA por su muro-vallado, o las cámaras y el control de la entrada, hasta las mecánicas de castigos mediante partes disciplinarios y expulsiones, o el control de asistencia por PDA, como veremos más adelante. Un primer ejemplo de estos argumentos se aprecia en el Proyecto Educativo del centro: “Los alumnos que asisten a clase en el I.E.S. ICA tienen edades comprendidas entre doce y dieciocho años. Son por lo tanto adolescentes y jóvenes que han de compatibilizar su evolución psicobiológica con el proceso de formación académica y personal. Las actitudes que observamos en nuestros estudiantes durante los últimos años evidencian un descenso considerable en el interés y motivación para el estudio. Hay un buen número de alumnos que permanecen a disgusto en las aulas y, en ocasiones, generan situaciones conflictivas que interfieren el normal desarrollo de las clases."63 61 Cf. Foucault (1978:203-206) 62 Las propiedades que resalta el autor entre otras de la visión instrumental de la Enseñanza –y que son comunes a otras instituciones burocráticasformales- son la equivalencia funcional de sus agentes, la acción racional de sus decisiones y la expectativa de normalización de lo divergente. Esa expectativa de normalización es la que hemos denominado aquí como lógica disciplinaria para poder analizar sus despliegues prácticos.. Por otra parte, Díaz de Rada expone las atribuciones de eficacia que desde esa visión se le presuponen a la Escuela, esto es, eficacia de la instrucción para la transmisión de conocimiento, eficacia en las pautas redistributivas del sistema sociocultural, y la más destacable desde mi punto de vista, la “proyección instrumental de continuidad con el mundo del trabajo” (op.cit.: 20). 63 44 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ A.2.- Las representaciones del profesorado Más allá de las formas externas de la institución que nos ocupa, es preciso describir la vida social que se desarrollaba dentro de sus muros en los términos de sus agentes, para tratar de ver cómo la institución era vivida en el día a día. De esta manera, la dimensión disciplinaria se percibirá desde las representaciones que el profesorado desplegaba sobre los y las alumnos-as, así como desde sus prácticas en el aula. Para abordar dichas representaciones, debemos tener previamente presentes el contexto de asalarización de los-as profesionales de esa instrucción, y las propias relaciones jerárquicas que se establecen entre adultos y adolescentes en una sociedad como la nuestra, ya que la lógica disciplinaria, el contexto de asalarización y las relaciones de poder por clases de edad, conforman tres dimensiones condicionantes para con las prácticas y representaciones del profesorado Primeramente, aunque parezca obvio, hay que considerar la posición del profesorado como profesionales-funcionarios de la Enseñanza pública, en el sentido de que muchas de las representaciones mediante las que los procesos socio-educativos de la práctica cotidiana era objetivada, se hacían en torno a la tensión entre la “vocación” y el “aguante”. Por ejemplo, después de muchas clases, si conversaba con el profesor o profesora no era raro algún guiño en ese sentido, como un suspiro de alivio, alguna sonrisa, o incluso algún comentario explícito de disculpa. Como me dijo una profesora una vez, después de una clase en la que los chicos y chicas estuvieron alborotados: “lo siento, pero siempre es así”64. Además, la enorme carga de trabajo en El extracto estaba además incluido en la presentación del centro en su página web. términos de tareas y procedimientos que pude constatar, en ocasiones era representada en torno a bromas sobre los estereotipos comunes sobre la profesión docente, como puedan ser las “vacaciones” prolongadas. En definitiva, el contenido de las conversaciones que espontáneamente mantenía con el profesorado era mayoritariamente en torno a cuestiones relativas a su situación profesional y, específicamente, sobre sus quehaceres cotidianos como ejemplos de desmentido de los estereotipos del sentido común sobre la vida fácil del profesorado. Un claro ejemplo eran las conversaciones que pude mantener con las personas más o menos recién incorporadas a la carrera docente sobre los “cambios” de centro entre plaza y plaza de interinidad hasta llegar al ICA, y lo complicado que resultaba “hacerse” con los chavales debido a ello. En este sentido, esta flexibilidad precarizada del trabajo docente - incluso para aquellos funcionarios-as con estabilidad contractual65- influía a su vez en las representaciones de los jóvenes: una vez un chico me explicó que poco importaba cuántas veces le tuvieran que explicar algo en clase, o cuántas veces tendría él que preguntar, porque si al final no lo entendía, el profesor iba a cobrar igual: “... porque ellos son los profesores, es así de fácil... tienen un fallo ellos... y en vez de admitirlo, no, nosotros somos los que hemos aprendido mal, y siempre la misma frase cuando ven que no has entendido algo, te lo explican no lo entiendes, joder pues explícamelo otra vez, pues no, ellos ya están diciendo a mí me da igual, a mí me pagan igual (…)” (El Bigotes, entrevista colectiva a Núcleo Duro Crew) En línea con esto, las relaciones entre el profesorado y el alumnado están mediadas 64 Interpreto que estas nociones están relacionadas a las propias representaciones sobre la desmotivación de los alumnos. Recuérdese el extracto del Proyecto Educativo del ICA. 65 45 ISSN: 2254-3872 Por flexibilidad precarizada me refiero a esa carga de trabajo procedimental que el profesorado ha de hacer frente día a día. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ por las relaciones de poder que se establecen entre grupos de edad debido al tratamiento que se da a las mismas en nuestras sociedades (e.g. Bourdieu, 2000 [1980]). Por ejemplo, al igual que como decía aquel chico “son los profesores, es así de fácil”, una profesora me dijo una vez “no se les puede tratar como adultos, porque no lo son”. En definitiva, la construcción de la adolescencia como clase de edad a la que se le presupone una especie de estado liminal entre la infancia -no productivay la edad adulta -productiva-, se traslada en otra presunción de obligación formativa – la propia instrucción- similar a una relación laboral por las formas de control disciplinario, pero que no es remunerada. Por otra parte, las relaciones que se mantienen entre docentes y alumnado extranjero específicamente han de contextualizarse como mediadas por las relaciones macro de poder entre mayoríaminoría. Si bien no se trata de un contexto social racializado como el que pueda haber en Estados Unidos o en otros países de amplia historia inmigratoria como Francia o Reino Unido, con digamos codificaciones de la ciudadanía en base a su adscripción étnica -o sin ella pero con una codificación tácita a nivel práctico-, teniendo en cuenta por una parte las cuestiones históricas amplias y por otra las políticas migratorias concretas- que por encima de sus diferencias nunca permiten que cualquier persona compita laboralmente en condiciones de igualdad venga de donde venga, pese a que posea los mismos títulos universitarios-, el contexto de minorización puede apreciarse a nivel del ICA en el hecho de que, por ejemplo, muy pocos docentes en la ESO son de origen no autóctono66. En definitiva, lejos de realizar un análisis cuantitativo de la presencia de docentes migrantes en los centros de secundaria, sí podemos plantear que ya existen unas condiciones de interpretación étnica específicas para el alumnado de origen no autóctono que se articula conjuntamente con las propias condiciones que antes hemos explicitado respecto de las clases de edad. Siguiendo estas líneas, cabe añadir que respecto a los posibles condicionantes de clase social que pudieran haberse apreciado, hasta donde pude constatar no había una apreciable distancia social entre profesorado y alumnado, salvando casos límite67. Pues bien, ¿cuáles eran las representaciones comunes que los profesores hacían de los chicos y chicas en relación con sus prácticas en la Escuela?68. Respecto a mis propios datos, nos centraremos en las conversaciones que mantuve con varios profesores y profesoras que me permitieron observar sus clases. Primeramente, en clara relación a la preponderancia de la visión disciplinaria, aparecían más discursos entre el profesorado en referencia a la actitud/disciplina de los chavales en comparación con discursos referentes a sus capacidades intelectuales69, aunque también aparecían. Es decir, eran comunes las nociones de ausencia de actitud motivacional en términos de estados de ánimo y/o esfuerzo a la hora de dar cuenta del comportamiento de los alumnos en el aula. 67 No pude elaborar un análisis cuantitativo sobre eso, pero a partir de las observaciones sistemáticas en el ICA pude saber que la mayor parte de profesores vivía o en los barrios aledaños a la institución o en barrios equivalentes, es decir, de estrato popular. 68 Nuevamente, debido a la naturaleza de mi trabajo centrado en los grupos de pares- en coordinación con el proyecto AIESO, he de remitir a Jociles et al. (2009) para abordar la dimensión institucionaldocente. 66 De hecho sólo una docente, que sepamos, tenía una historia de migración propia desde un país suramericano; y sospechamos que otra docente también -ya que durante una clase un alumno bromeó llamándola “rusa”- podía ser de origen no autóctono. 69 46 ISSN: 2254-3872 Lo que hubiera podido interpretar como una preponderancia de la visión instrumental de modo general o de otras de sus dimensiones, no la disciplinaria propiamente. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Sirva como ejemplo el hecho de que los profesores y profesoras me contaban que losas alumnos era más o menos “participativos”, más o menos “tranquilos”, o más o menos “buenos chicos”, pero la noción fundamental que me expresaban es que la mayoría “casi no [hacían] nada”. Estas dinámicas en las representaciones del profesorado respecto de la actitud del alumnado en términos disciplinarios, sigue las líneas de lo planteado por Franzé (2003) sobre las capacidades que se precisan en la escuela, como la postura corporal en la silla o mantener el silencio70, dinámicas que articulan las distancias/cercanías subjetivas entre profesorado y alumnado. Además, eran mucho más cotidianos los comentarios respecto a desafectos, que respecto a afectos, lo que induce a pensar que en la articulación de las representaciones docentes estaba presente con gran peso esa lógica disciplinaria de la que hablábamos anteriormente. Inclusive, era como si el docente en cuestión me pidiera disculpas por el comportamiento de los-as chavales-as después de observar en un aula determinada. Es decir, pude evidenciar una tendencia a la sobre-representación de las disrupciones, incluso cuando alguna sesión de clase no había sido especialmente alborotada. Es como si la lógica disciplinaria llevara a los docentes a expresar al observador externo algo como Lo ves? se portan mal! no hacen nada!, de la misma manera que llevaba a los alumnos a expresarme continuamente -como veremos- algo como Lo ves? no nos hacen caso! sólo nos gritan!. Esta evidencia, que bien puede achacarse a las propias demandas que el rol de investigador impone en cierto sentido de deseabilidad social de la práctica explicitada, demuestra como las diferencias sociales intersubjetivas toman la forma de distancias objetivadas en el contexto de la Escuela, debido a la conjunción que les supone a sus agentes afrontar su práctica convencional desde esquemas de interpretación instrumentales. Por lo tanto, esa tendencia a la sobre-representación de la 70 Lo mismo sucede en el análisis de las prácticas docentes en el aula, como veremos a continuación. indisciplina, conllevaba implícita la noción de diferenciación entre los buenos y los malos estudiantes, esto es, un clasificación representacional en base a términos disciplinarios. En este sentido es significativo el comentario que una profesora me hizo en una ocasión, mientras bajaba con ella en el ascensor después de asistir a su clase, “los de compensatoria son un problema porque no puedo estar atenta al ritmo normal del resto de la clase”. Después añadió que pese a eso eran “buenos chicos”. Por último, como especificidad respecto de las nociones de aquellos-as chavales-as radicalmente desafectos-as, el profesorado manejaba nociones específicas respecto a este comportamiento claramente disruptivo, afirmando que no tenían ningún “respeto” o que incluso tenían una actitud “chulesca”. Y efectivamente, uno de los juegos favoritos de aquellos-as chicos-as con un despliegue de desafección escolar más manifiesto, era enfrentarse al docente mediante conductas explícitamente contradisciplinarias desde que se veían las caras en el aula. A.3.- Las prácticas del profesorado Los mecanismos de prácticas disciplinarias a nivel micro era lo que a primera vista dominaba la práctica docente: las medidas de control de tiempos y asistencia, o la supervisión de que los “deberes” encomendados días antes se habían realizado, eran prácticas comunes en las aulas. Pero a su vez, las dinámicas pedagógicas como extensión de la visión instrumental-burocrática de la Enseñanza estaban entrelazadas con esas dinámicas disciplinarias, por ejemplo al encomendar tareas para afianzar conocimientos o procedimientos, como puedan ser la resolución de una ecuación en la clase de matemáticas, para luego comprobar el disciplinamiento de quién hace o no esa tarea. El profesorado expresaba esa conjunción de los condicionantes para sus quehaceres docentes cotidianos; por ejemplo, una profesora espetó al alumnado durante una de sus clases, después de varios intentos para que mantuvieran silencio: “si explico no vigilo, y si vigilo no explico!”. Veamos las características 47 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ principales de ambas dimensiones en el proceso socio-educativo en el aula, desde la perspectiva de las prácticas del profesorado, para desarrollar las conclusiones que de ese análisis pueden tomarse respecto a la construcción de la afección/desafección y al papel de la construcción étnica en la misma. a. La lógica disciplinaria Primeramente, al contrario que lo planteado por la noción común que sostiene que el objetivo de las clases es dar “el temario”, esto es, el complejo de dinámicas de transmisión de contenidos académicos, la práctica disciplinaria actuaba como un metrónomo que estructuraba el ritmo de las clases. En todas se realizaba un control de asistencia por medio de “la PDA”71: unos-as docentes lo hacían al principio de la clase, otros-as al final, otros-as con expresiones verbales que anunciaban a la audiencia que iba a pasar “lista” y otros-as con un sutil vistazo para ver quién faltaba72. En Jefatura de estudios pregunté por esto, aprovechando que un día estaban preparando los informes de faltas para enviar por correo a las casas de los alumnos. Me explicaron que si se superaba un máximo de 7 faltas cada dos meses, se enviaba ese reporte a las casas con la obligación de devolverlo firmado por los padres o madres. Por otra parte, los-as jóvenes me explicaron que la PDA enviaba automáticamente al finalizar la jornada un mensaje de texto a un teléfono móvil de la familia si un docente codificaba la falta de asistencia. Las amonestaciones eran “puestas” también mediante la PDA. Éstas eran 71 “La PDA”, como era denominada por el alumnado, era un auténtico panóptico virtual. Tal era su omnipresencia que no pude dejar de codificar en mis diarios su uso, al principio y al final de cada clase, para recoger digitalmente las faltas de asistencia y los partes disciplinarios, como estamos explicando. procedimientos burocráticos mediante los cuales se entregaba un papel de distinto color según la gravedad de la falta disciplinaria, explicitando el motivo de la misma y la sanción correspondiente. Este papel debía ser llevado a casa por el-la alumno-a y devuelto firmado por los padres o madres. Los distintos niveles de gravedad eran agrupados por los chavales bajo el nombre de “partes”. Para los chicos y chicas más desafectos era un motivo de orgullo el que tal o cual docente le hubiera “puesto un parte”. El máximo nivel de gravedad de acuerdo a las explicaciones de los-as chicos-as era la “Comunicación de conducta contra la convivencia y medida correctiva”. Así, el manejo de la disciplina mediado por un aparato que casi tenía vida propia, y que se comunicaba directamente con las familias, resultaba en un mecanismo complejo de aumento de la conflictividad en el aula. Es pronto para detallar el análisis respecto a esto73, pero por el momento avanzaremos que no era un comportamiento disruptivo del alumnado ni una amonestación o represión verbal del profesorado lo que disparaba con mayor frecuencia la conflictividad en el aula, sino precisamente la amenaza verbal de un docente de “apuntar” ese comportamiento en la PDA para que con el registro poner después el “parte”. Otra de las prácticas disciplinarias en el aula, además del control de asistencias y horarios, era el control de tareas. Tanto en las clases “normales” como las de “compensatoria”, con algunas excepciones en las clases de asignaturas “fáciles” como la Educación física o la Música, cuyas dinámicas y docentes no siempre demandaban ese tipo de procedimientos, el profesor o profesora solía pedir a los chicos-as que mostraran las tareas o deberes que en la última sesión les había encomendado y pasaba mesa por mesa para apuntar en su cuaderno quiénes lo habían hecho74. En línea con esto, también era común 72 Estos ademanes específicos del “pasar lista” variaban también en las prácticas de un mismo docente entre unas clases u otras. 73 Cf. Infra. B2. Las prácticas de relación con la Escuela. 74 48 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ que después de entregar un examen corregido al alumnado, éste se devolviera al docente días después firmado por las familias. Otra dimensión de las prácticas disciplinarias docentes era todo aquello relacionado con la disposición actitudinal de los-as chavales-as, por lo que se desplegaban correcciones ante tres ámbitos conductuales especialmente percibidos como disruptivos: no traer el material, hablar y levantarse. Era común expulsar a algún-a alumno-a o enviarle a Jefatura si no traía el libro de texto específico o cualquier otro material necesario para una asignatura en particular, como el “chándal” para la clase de Educación física o el “blog” para la de “Plástica”. Precisamente, el hecho de que estás expulsiones no fueran consistentes con toda conducta similar era percibido por los-as chavales-as como uno de los ejemplos de injusticias que elaboraban como atribución causal de sus contradisciplinas y/o desafecciones. En línea con lo anterior, las explicaciones académicas o la tarea en cuestión solían ser interrumpidas por el docente cuando alguno-a de los-as chicos-as conversaba o se levantaba sin motivo aparente; y lo mismo con cualquier comportamiento postural percibido como inadecuado. Hasta tal punto la dinámica disciplinaria actuaba como el metrónomo de la clase que, por ejemplo, una niña me preguntó entre dientes una vez durante una de sus clases: “¿Qué tal va, somos buenos?”. A estas alturas del texto supongo que es fácil achacar que todo esto no es nada nuevo. Los profesores siempre “saltan” cuando los alumnos “la montan”. Pero ¿es eso es tan sencillo? ni de lejos. El manejo concreto que de manera coyuntural un docente determinado desplegaba en relación a esa triada disciplinaria marcada por la presencia, las tareas y la actitud, como acabamos de analizar, tomaba la forma de dos estilos Los docentes usaban como herramienta de trabajo un cuaderno-archivador donde apuntaban ese tipo de datos. Sin embargo algunos-as tomaban nota del desempeño del alumnado directamente en la PDA. disciplinarios diferenciados: el conciliador-sutil y el estricto-explícito. Estos estilos son diferenciables principalmente por la actitud tanto verbal como corporal- del profesor-a, sea una actitud inicial conciliadora frente a una estricta, y se manifestaban en diferencias de manejo disciplinario en detalles como reprimir o no prácticas como levantarse sin permiso o charlar en clase, así como el modo concreto de hacerlo. Es decir, lejos de una ensoñación positivista, planteo que los despliegues de prácticas disciplinarias por parte de los docentes variaban de tal modo que en articulación con los comportamientos contradisciplinarios de los chavales - variables a su vez- provocaban un determinado clima de conflictividad en el aula. Una actitud conciliadora puede describirse por el uso de un tono verbal suave a la hora de realizar prácticas disciplinarias de corrección de la conducta de los-as alumnos-as, además de ser permisiva con las contradisciplinas más comunes. Por el contrario, una actitud estricta se describe a partir del uso de un tono verbal fuerte junto a una ausencia total de permisividad. En definitiva la diferencia tomaba forma en la manera en que se gestionaba el despliegue del conflicto en el aula, así fuera de un modo suave o duro, incluso con ademanes de complicidad y permisividad, o fuera ciñéndose estrictamente a las normas disciplinarias. Veamos unos ejemplos. Un día, al comenzar una de las clases de Compensatoria, la profesora le comento cariñosamente a un alumno que se quitara la gorra, porque se había “dado cuenta” de su “cambio de look”, que estaba muy “guapo”, pero que olía “a tabaco”. La respuesta del chico fue “no profe! yo fumo porros”. La clase comenzó después de unas pocas risas. En contraste, en otra ocasión en otra clase con el mismo chico, comenzó una fuerte discusión con el docente porque no quería quitarse su gorra; el profesor en un tono serio le dijo que “sab[ía] de sobra” que no podía ponerse la gorra, a lo que el joven contestó gritando y en un claro tono de enfado “no me he dado cuenta, déjame en paz!”; ante esto el profesor le expulsó, con la consiguiente nueva discusión mientras el chico abandonaba la clase. Podría pensarse que estos estilos dependen del género del 49 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ docente, presuponiendo una dureza mayor a los hombres respecto de las mujeres desde un sesgo machista, pero a la luz de mis datos esto no se sostiene. De hecho había una clara excepción que se salía por completo de la descripción, conformando un caso extremo de confrontación que para el análisis podemos denominar como estilo militar. Este estilo que presencie en la clases de una mujer provocaba que los alumnos-as, en palabras de ellos mismos, “ni se menearan”, ya que “con esta no te la puedes jugar!”75. Por otra parte, también se puede objetar que estas dinámicas se debían a las necesidades diferenciales propias de desarrollar una clase en compensatoria o en un grupo ordinario, respectivamente. En este sentido, el profesorado solía explicar que frente a una clase normal, el espacio de compensatoria les permitía estar más pendientes, estar “encima” de los alumnos para poder supervisar mejor su aprendizaje. De ese modo, podría esperarse una mayor acción disciplinaria en las clases de compensatoria y por extensión una preponderancia de estilos de disciplina estricta. Desde los datos empíricos de esta investigación, por el contrario, podemos apreciar que las diversidades descritas de esos estilos se daban de la misma manera en clases ordinarias como de compensatoria. Por lo tanto, más allá de la descripción superficial de las categorías analíticas que acabos de realizar, dado el hecho de que a nivel de prácticas se desplegaban entremezcladas, profundicemos seguidamente en algunas especificidades, semejanzas y diferencias del estilo sutil frente al explícito desde una aprehensión de sus despliegues prácticos. 75 Es preciso aclarar que de la misma manera que no juzgamos ni evaluamos las distintas prácticas docentes, no estamos tratando de abordar la eficacia en la instrucción de las mismas. Lo que trato de ilustrar en la confluencia de esos estilos con los propios de los alumnos y alumnas, por lo que inevitablemente para cerrar este círculo analítico-expositivo remito al lector a la sección destinada al análisis de las prácticas concretas de relación con la Escuela en el aula de los-as jóvenes estudiados. Recordaremos en ese momento lo necesario respecto al análisis de las prácticas del profesorado. Así, una práctica común de ambos estilos era el realizar amenazas con castigos antes de que se diera un comportamiento disruptivo, sobre todo al inicio de la clase. Por ejemplo, muchas veces el profesor o profesora desde que entraba por la puerta del aula, comenzaba a anunciar posibles castigos si el alumnado no se sentaba, ya que la típica situación que se encontraba era la mayor parte de chicos y chicas de pié o sentados en pequeños grupos charlando. La dinámica usual es que precisamente al entrar el docente los-as chavales-as desplegaban una actitud o intencionalidad aparente de sentarse para al menos quedarse en silencio al comienzo de la lección. Pues bien, esta práctica común tomaba un despliegue diferencial desde los estilos descritos de la siguiente manera. Desde un estilo sutil eran realizadas con un tono suave marcadamente claro, por ejemplo mediante bromas, lo que a su vez era correspondido con las propias del alumnado. De modo distinto, cuando esas amenazas eran realizadas con un tono verbal duro, “serio” o “gritando” de acuerdo a las representaciones de los-as jóvenes, provocaban que el alumnado protestara a su vez con expresiones claramente contestatarias que el docente a su vez interpretaba como una “falta de respeto”, provocando el inicio de un episodio de confrontación disciplinaria más o menos severo. En relación con lo anterior, ocurrían otras especificidades a la hora del despliegue concreto que el profesor o la profesora realizaba entre una amenaza de castigo más o menos “seria” y el hecho de imponer el mismo. Por ejemplo, una práctica del estilo suave era amenazar en tono de broma y no imponer partes, aunque en un momento dado la discusión disciplinaria entre alumno-a y profesor-a tomara una forma claramente beligerante; inclusive, ese estilo suave ante episodios claros de confrontación imponía sanciones tipo parte. Por otra parte, el estilo duro rápidamente, ante un episodio de confrontación, realizaba medidas disciplinarias como echar fuera de la clase o amenazar severamente con poner un parte, pero luego no lo llevaba a la práctica. Esta 50 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ complejidad de las prácticas conllevaba a que algunos chicos y chicas desplegaban a su vez juegos contra-disciplinarios más o menos explícitos, mediante los cuales ante un estilo suave iban hasta el final aunque efectivamente tuviesen castigos severos al final del proceso de conflicto. Como antes especificamos, no es que existiera una especie de estabilidad transituacional en el estilo disciplinario de un determinado docente, sino más bien, como acabamos de ver, pareciera que lo que marcaba el estilo en un momento dado era la percepción del docente sobre la predisposición de la clase a la disrupción –una clase “difícil”-, y a nivel específico la de un-a determinado-a alumno-a, sobre todo con losas de clases de compensatoria durante su estancia junto al resto del grupo para algunas materias. Aquí, en esta complejidad de amenazas y castigos, es desde donde se puede entender la diferencia en los estilos disciplinarios para reprimir unas u otras conductas. Por otra parte, en alguna ocasión presencié que al sonar el timbre, justo cuando estaba ocurriendo una clara confrontación, el profesor no intervenía disciplinariamente dando la clase por terminada; inclusive, este tipo de actuaciones llevaba a que no se cumplían los castigos enumerados durante la clase, lo que retroalimentaba el juego de aumento del conflicto por parte de los-as chavales-as. Es decir, es como si la condición de preponderancia del disciplinamiento a su vez provocara inconsistencias de las medidas disciplinarias al entremezclarse con la lógica instrumental-burocrática de la institución, lo que retroalimentaba las nociones y prácticas contradisciplinarias del alumnado, jugando al juego de llegar al límite de la confrontación pero sin el "parte". De un modo más específico, una dinámica usual del estilo duro era sobredimensionar las contradisciplinas y juegos de los chicos y las chicas más disruptores-as, y tras unas cuantas discusiones fuertes al inicio de una clase, ignorar cualquier comentario o broma de estos-as jóvenes. Por contraste, el estilo suave ignora al disruptor prácticamente desde el comienzo de sus despliegues contradisciplinarios. Es decir, otra táctica disciplinaria común era el ignorar comportamientos disruptivos. Un ejemplo paradigmático, como extremo descriptivo de estas prácticas, era el ignorar por completo a aquellos-as chicos-as que a su vez utilizaban la estrategia contradisciplinaria de no hacer nada76, siempre y cuando no hicieran efectivamente nada, lo que implicaba no hablar ni interrumpir la clase. Pues bien, lo interesante es que muchos chicos y chicas disruptores-as, comenzaban a mostrar un claro aburrimiento ante el fracaso en sus intentos de “picar” o “vacilar” al docente, llevando incluso a que comenzaban a seguir las explicaciones y/o a realizar las tareas encomendadas. La estrategia común de ambos estilos disciplinarios de ignorar al disruptor, se extendía a que a veces cuando un-a chico-a desafecto-a se mostraba interesado por la tarea, también era ignoradoa, o no se le prestaba atención, ya que su conducta era interpretada por el-la docente como una nueva contradisciplina. Así, se retroalimentaba al chico-a en sus interpretaciones sobre la desafección escolar. Por ejemplo, en una clase de matemática de compensatoria, el profesor hacía preguntas en alto para que los-as chavales-as fueran contestando. El clima era cordial, aunque había habido una pequeña reprimenda con uno de los chicos por no haber traído los deberes. El chico se había puesto muy serio y enfadado pero después de un rato también comenzó a participar. Había que responder a qué era igual ocho elevado a uno, este chico grito “a uno!” mientras los demás daban una lluvia de respuestas incorrectas. El profesor no se percató de la respuesta, y siguió demandando una correcta; otro chico grito “a nada!” y el profesor exclamó “A uno!”, a lo que el primero de los chicos grito de nuevo enfadado “pero si te lo he dicho!”, sin obtener ninguna respuesta; el resto de la duración de la clase se quedó en el pupitre en silencio sin hacer nada. 76 51 ISSN: 2254-3872 Muchos chicos especialmente desafectos -como veremos- mantenían una suerte de resistencia pasiva no violenta ante el hecho de estar obligados a permanecer escolarizados. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Por otra parte, algo específico del estilo suave era el uso de los contenidos de las asignaturas como contenido de una reprimenda, con el objetivo de re-incorporar al alumno-a a la tarea. Esta práctica se relacionaba a su vez con que los chicos y las chicas que estaba desplegando un juego de bromas contradisciplinarias, terminaban por adecuarse a la tarea en cierta medida, siquiera fuese entre broma y broma. Finalmente, pude apreciar una serie de prácticas relacionadas con las diferencias entre el estilo suave y el duro respecto al umbral contradisciplinario, que articulaban una suerte de dobles raseros por una parte, así como cierta etnificación de las prácticas disciplinarias, por otra. Recordemos que, pese a que ambos estilos disciplinarios se diferenciaban en la facilidad para iniciar medidas disciplinarias y por tanto en la permisividad ante algunas conductas disruptivas, tenían en común así mismo cierta predisposición para el inicio de algún tipo de práctica disciplinaria con aquellos-as alumnosas percibidos como especialmente problemáticos. Pues bien, también sabemos que muchos-as de estos chicos-as eran aquellos-as que estando en una clase de compensatoria acudían a la clase de referencia durante algunas asignaturas. Y además, estosas chavales-as eran los que en mayor medida armaban “bulla” en la clase. Por lo tanto, en muchas ocasiones, el docente en cuestión reprimía conductas de chavales-as de compensatoria, al mismo tiempo que no lo hacía con otros-as chicos-as del aula, dando forma a prácticas de doble rasero. No estamos hablando de una especie de efecto Pigmalión ante una etiqueta de “alumno de compensatoria”, ni mucho menos de un doble rasero intencional por parte del profesorado, sino más bien de una práctica fruto del propio proceso social encapsulado en el aula. Estas dinámicas en el aula, que si bien no eran sistemáticas sí ocurrían asiduamente, daban alas a las representaciones de injusticia de muchos alumnos-as desafectos-as, y por extensión, ofrecen un marco analítico al proceso de desafección. Lo más interesante en definitiva es que cuando se había disparado un determinado ciclo disciplinario de confrontación con un-a alumno-a o determinado grupo de alumnos-as, a causa de una serie de atentados abiertamente contradisciplinarios, muchas otras indisciplinas pasaban inadvertidas o eran ignoradas por el-la docente, lo que daba pié a protestas abiertas del alumno-a o del grupo inicial, como nueva arma de indisciplina discursiva, dando forma a un proceso que alimentaba las representaciones de desafección. Si dentro de este proceso tenemos en cuenta que efectivamente la mayor parte del alumnado en los grupos de compensatoria era migrante (Cf. Franzé et al.: 2009),podemos hablar de una suerte de prácticas disciplinarias dirigidas étnicamente como efecto de las propias tensiones instrumentales-disciplinarias de la práctica docente. En relación tanto a la etnificación de la disciplina como a todas las dinámicas disciplinarias que hemos tratado de abordar desde el análisis del continuo suave-fuerte, también pude presenciar una estrategia docente consistente en ignorar las indisciplinas del alumnado cuando contenían chistes o bromas de contenido étnico. Este tipo de bromas eran comunes entre los chicos y las chicas del ICA, dando forma a discursos y despliegues simbólicos de lo étnico que se movían entre los insultos claramente racistas y las bromas relacionadas con manejos de resignificaciones de esos mismos insultos77, siendo difícil en ocasiones apreciar precisamente si un comentario de un-a chicoa a otro-a debía ser tomado como una conducta a corregir; es decir ¿era un insulto?. Sirva como ejemplo que un día saliendo de la cafetería un chico de origen magrebí estaba repartiendo unos pocos gusanitos de una bolsa que acaba de comprar entre su grupo de amigos78. Cuando le tocó meter la mano en la 77 No sobra añadir que ni todas las bromas racistas venían de la mayoría autóctona, ni todas las resignificaciones étnicas venían de jóvenes migrantes. 78 52 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ bolsa a uno de los chavales - con rasgos fenotípicos africanos- éste chico le golpeó la mano y grito bromeando “¡a tí no, a los negritos no, solo a los blanquitos!”, para luego dejarle coger su parte, ante las risas tanto de la víctima de la broma como del resto de compañeros. También en el aula era común algún tipo de comentario con cierto contenido étnico en alto por parte de algún-a joven. En una ocasión durante una clase de ciencias, el profesor había traído un globo terráqueo y sirviéndose de una linterna trataba de explicar el papel de la inclinación de los rayos del sol en las diferencias climáticas entre el invierno y el verano, usando para ello el ejemplo de España. Una chica ecuatoriana, impaciente antes de que terminara la explicación, interrumpió para gritar “¿Por qué en Ecuador hace calor siempre y en España no?”. El profesor calmado le contestó “Primero explicaré España y luego Ecuador”, a lo que la chica volvió a gritar “No! primero es Ecuador, luego España!”, con cierto tono de cántico de forofa de un equipo de fútbol. Ante este comentario de la chica -que el profesor ignoró para seguir con su explicación apuntando el haz de luz sobre Ecuador- otro chaval cuya opinión sobre los “latinos” era bastante 79 negativa , resopló mirándola fijamente y negando con la cabeza. En otra ocasión durante una excursión, el mismo chico que espetó a su compañero que era “negro” bromeando en torno a la bolsa de gusanitos, estaba bromeando uniendo la musicalidad para el oído castellano-parlante del nombre de un compañero de origen chino con el nombre de una serie de dibujos animados japoneses “chin-chan! chin-chan!”80, ante la cara de Era un grupo pequeño, como de cinco o seis chavales, tanto autóctonos como migrantes. Volveremos sobre este ejemplo y otros a la hora de analizar las relaciones interétnicas. 79 Cf. Apartado Procesos de identificación colectiva. Este joven, pese a que en una ocasión me dijo que los latinos lo único que sabían hacer era “joder el barrio” se pasaba las clases jugando con sus compañeros latinos. agobio y desprecio de éste, el comentario censurante de otro compañero “déjale en paz!” y la pasividad de los docentes. En definitiva, no planteó una conspiración de profesores racistas que se mantenían impasibles cuando algún-a alumno-a interpelaba a algún compañero-a migrante de una manera despectiva, sino que precisamente, en un contexto social que problematiza la migración y en una serie de contextos caracterizados por un complejo de prácticas disciplinarias y contradisciplinarias de difícil manejo desde un punto de vista profesional, este tipo de conductas del alumnado en ocasiones no eran reprimidas como sí eran otras conductas contradisciplinarias. Y por lo tanto nuevamente, la práctica convencional de losas agentes sociales en el proceso social que estamos estudiando, ofrecía un marco de interpretación para que algunos-as chicos-as migrantes pudieran a su vez considerar esas conductas del profesorado como injustas, así como racistas algunas prácticas del alumnado. A modo de conclusión podemos plantear que la dinámica de trabajo el aula, a la vista de los datos etnográficos, no dependía de factores aislables como la motivación del alumnado o la formación y experiencia profesional del docente. Más bien dependía del proceso social conformado por las habilidades profesionales docentes para el manejo de los disciplinamientos en conjunción con la respuesta contradisciplinaria de los-as alumnos-as. En resumen, las diferencias más o menos manifiestas o tácitas entre distintos estilos disciplinarios por tanto, conformaban situaciones en las que por un lado un manejo fuerte por parte del profesorado solía provocar el despliegue de ciclos conflictivos graves que acababan en grandes broncas, que a su vez repercutían en un menor desempeño de tareas. Por otra parte, un estilo disciplinario más suave solía provocaba menor conflictividad manifiesta y mayor desempeño de tareas, aunque pareciera todo lo contrario 80 La serie “Shin-chan”. 53 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ para un observador externo. Uno de los resultados de todas las variaciones situacionales del manejo disciplinario debido a la predisposición de ambos estilos para intervenir con aquellos-as percibidos como especialmente disruptores-as, teniendo en cuenta la concentración de alumnado migrante en las aulas de compensatoria, es que algunos-as jóvenes migrantes de Compensatoria recibían riñas disciplinarias en mayor medida que sus pares autóctonos-as mientras estaban en la clase ordinaria y ante similares conductas. Este fenómeno es lo que he denominado como etnificación de las prácticas disciplinarias. Por consiguiente, la etnicidad toma un primer papel en la desafección escolar de los-as migrantes ya que no están sujetos a las mismas experiencias en el proceso socio-educativo institucional que la 81 mayoría de los-as autóctonos-as . b. La lógica educativa Por otra parte, la lógica instrumentaleducativa estaba presente en articulación con la disciplinaria siendo esta última la preponderante, aunque difícilmente pueden separarse ambas dimensiones sino es de un modo heurístico para exponer su análisis. Es por ello por lo que lejos de realizar un repaso por todas aquellas prácticas pedagógicas en forma de técnicas, veremos aquellas que guardaban relación con la construcción multidireccional de la desafección/afección, priorizando si se evidencia o no a este nivel - el de las prácticas pedagógicas- algún papel relevante respecto de la construcción étnica. Si bien las medidas disciplinarias actuaban como el metrónomo de la clase para que el alumnado no perdiera el “ritmo” y normativizaban la actitud correcta para la ejecución, la partitura se conformaba tanto de 81 Recordemos que los chicos y chicas autóctonos de compensatoria también recibían con mayor facilidad medidas disciplinarias en el aula ordinaria. Ambos eran percibidos como especialmente disruptores-as. contenidos académico-científicos como éticomorales, de similar manera que en cualquier institución de escolarización moderna. Así, las dinámicas en las clases tomaban forma a partir de la articulación de tres cosas, principalmente: la explicación de contenidos “tema”-, la realización de tareas -“ejercicios” o “actividades”- en base a esas explicaciones, y el control de la asimilación del tema por el alumnado a partir de la supervisión de las tareas. Los “deberes” en ocasiones venían de casa o de otra lección, por lo que la clase entera se gastaba en la corrección o en la continuación con la realización de las mismas “en silencio” en el aula. Otras veces toda la clase era ocupada por la explicación temática. Por otra parte, las clases de Educación física también seguían esas dinámicas, con la salvedad de que no todos los procedimientos a demostrar se realizaban al nivel abstracto del texto escrito u oral. La supervisión de las tareas también variaba. El profesor o profesora por ejemplo, después de que hubiera pasado un rato desde que encomendó una serie de “actividades”, comenzaba a pasear en silencio ojeando los cuadernos de los-as chicos-as, realizando las correcciones o comentarios que fueran precisos. Es curioso como los ademanes concretos para realizar estas correcciones también tomaban forma de una especie de continuo suave-duro -lo que demuestra la imbricación de las lógicas instrumental y disciplinaria-. Otra modalidad era encomendar tareas que se iban realizando colectivamente a partir de la realización de la misma en voz alta por algún-a alumno-a, para cambiar de turno consecutivamente de unosas a otros-as. Pero queda algo en el tintero: si el objetivo de las medidas de compensación educativa es poder realizar un control en mayor grado de profundidad sobre ese proceso de instrucción ¿no había diferencias entre las clases ordinarias respecto a las de compensatoria? En cierta manera la dinámica era común, pero los artificios cualitativos de la práctica de sus agentes se tornaban específicos como producto de las, digamos, diferencias cuantitativas entre ambas situaciones. Es decir, la principal diferencia era el número de alumnos-as, por lo que el-la docente solía controlar las tareas de modo más profundo en Compensatoria ya que eran 54 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ menos, si bien las explicaciones y contenidos eran de “menor nivel”. De acuerdo a la interpretación de los-as chicos-as en Compensatoria, allí todo era mucho más “fácil”. Por ejemplo en una clase de inglés, los-as chicos-as tenían que preguntarse mutuamente por cuáles eran sus programas favoritos; cuando le tocó el turno a uno de los más desafectos exclamó “ay no sé profe, eso son cosas para tontos!”.En línea con esta dimensión, otra relevancia de las prácticas docentes común a todas las clase era el uso de un tono infantilizante en las explicaciones. Esta práctica no era más ni menos que la típica entonación y disminución del ritmo del discurso que los-as adultos-as ampliamente escolarizados-as despliegan cuando tratan de explicar un contenido académico-científico a un oyente atribuido como lego, y más si sociobiológicamente pertenece a la infancia o adolescencia. Estas prácticas son tan comunes y se encuentran tan presentes en nuestras predisposiciones a la acción, que yo mismo me dirigía a los-as chavales-as con el mismo tono cuando me preguntaban detalles sobre mi trabajo como investigador. Lejos de entrar el terreno de la Pedagogía para juzgar en términos de constructos psicocognitivistas si ese tono es eficaz o no respecto a la instrucción, lo interesante para lo que nos ocupa es que tanto jóvenes afectos-as como desafectos-as atribuían a este tipo de prácticas una clara connotación de poder, en el sentido de que les pareciera que les trataban “como si fuer[an] tontos”. Por otra parte hemos de abordar otras prácticas pedagógicas concretas de los-as docentes. La primera de ellas - mucho más común en las clases de Compensatoria- era el uso de trans-tematizaciones, esto es, el profesorado usualmente ampliaba las nociones o conceptos de una temática determinada con las propias de otra explicación o incluso asignatura, si aparecía algún contenido más o menos relacionado. Así por ejemplo, en una de las clases de inglés de Compensatoria era común un repaso geográfico con el mapamundi de la pared cuando un personaje del libro de texto explicitaba su nacionalidad, o la demanda por parte del docente de usar cuestiones de la vida cotidiana de los-as alumnos-as para sus respuestas en las actividades. En línea con esto, algunas de las trans-tematizaciones utilizaban contenidos de las aficiones de los-as chavales, entrando en ocasiones al terreno de la incorporación a lo formal de prácticas de alfabetización relacionadas con subculturas juveniles. El efecto que esto provocaba, más allá de las bromas o comentarios que algún-a joven podía expresar demarcando su desconfianza ante un manejo adulto de algo considerado como propio, era el efectivo aumento del interés y el desempeño de tareas en el aula por parte de aquellos-as jóvenes más desafectos-as. Por otro lado, otra dinámica común por parte del profesorado era el uso del humor como práctica pedagógica; siendo manejada tanto por aquellos-as que solían utilizar un estilo duro como por aquellos-as más suaves. Por ejemplo, en la clase de Compensatoria de ciencias no todo eran riñas y expulsiones; una de las clases más participativas sobre Física y ondas fue manejada por el profesor interpelando a los chicos por su afición a componer música en el ordenador, a partir de lo que charlaron sobre “formatos de audio”, y qué eran los “hertzios”. No obstante, este tipo de estrategias prácticas, que en cierto modo también aumentaban el desempeño de los-as desafectos-as, en ocasiones podía derivar también en una confrontación en confluencia con contradisciplinas discursivas del alumnado; es decir, los límites entre el humor y el insulto entre alumnado y profesorado tampoco quedaban claros ocasionalmente. Es de resaltar que, sin duda alguna, la lógica pedagógica se manifestaba como prioritariamente instrumental y disciplinaria en las prácticas de evaluación continua, tal y como eran codificadas por el profesorado - en la PDA o en el archivador- por medio de refuerzos simbólicos-prácticos como los puntos “positivos” y “negativos”. En resumen, una tarea bien hecha, o una respuesta, o el hecho de haber traídos los “deberes” hechos era meritorio de un “positivo” anunciado del mismo modo en que era anunciada la corrección del “parte”. A su vez, el “negativo” 55 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ actuaba como un “parte” más o menos edulcorado, ya que no suponía consecuencias disciplinarias a corto plazo, como implicaba el “parte” debido a la firma del progenitor-a en cuestión; más bien por el contrario, actuaba como una especie de regresión a la media entre los méritos intelectuales y actitudinales a largo plazo, al contar para las “notas”. En mi opinión esta incorporación de los-as chicos-as del “negativo” en tanto que parte edulcorado explica que la amenaza de recibir uno no era por sí misma un hecho que desplegara choques disciplinarios severos. En resumen, una especie de economía del refuerzo estaba omnipresente en las interacciones didácticas entre profesores-as y alumnos-as. De hecho, como veremos, las demandas explícitas que estos-as últimos-as realizaban cuando consideraban que merecían un positivo eran constantes en todos los contextos de aulas. En concreto, como ante cualquier dimensión de la experiencia cotidiana del aula, también eran usuales las bromas sobre los positivos y los negativos, por lo que en ocasiones no quedaba claro si el anuncio de un docente sobre “poner” o no tal o cual etiqueta era efectivamente llevado a la práctica; es decir, los premios y castigos actuaban a nivel más simbólico que práctico. En relación a esto, muchas de las bromas de los chicos-as después de hacer una tarea era demandar a gritos “ponme un positivo!”, de la misma manera que cuando algún-a chico-a estaba haciendo algo que no debía hacer, no era extraño que algún-a otro-a interpelara al docente “ponle un negativo!”. Es más, la resignificación que manejaban los-as alumnosas manifiestamente desafectos-as cuando literalmente ordenaban a los-as docentes en algunas ocasiones que iniciaran medidas disciplinarias contra un-a compañero-a, en base o no a un comportamiento disruptivo, era otro de los juegos contradisciplinarios más 82 recurrentes . En imbricación con esta economía del refuerzo, la lógica burocráticoinstrumental era compartida por los-as alumnos-as a todos los niveles, lo que se evidenciaba en una multiplicidad de prácticas como preguntar insistentemente por las páginas, apartados y párrafos que “entraban” en un examen, o acudir sin “saberse nada” a un examen para apuntar las preguntas y así poder realizar cálculos probabilísticos sobre cuáles “temas” entrarían en la siguiente prueba. En sus propias palabras, la cuestión era “rellenar” lo máximo posible del examen. Pero por ahora estamos analizando cuáles de las prácticas pedagógicas pueden interpretarse como relacionadas con la construcción de la afección-desafección. Entre las más relevantes dentro de este conjunto analizado como una extensión de la economía del refuerzo, estaba dar las preguntas de los exámenes con antelación a los-as chicos-as de Compensatoria, aunque también se hacía en otras clases ordinarias. Esto, que facilitaba enormemente el aprobado, tenía también repercusión en la manera en que construían los-as jóvenes estudiados-as las identificaciones relacionadas con lo académico, en función de sus representaciones acerca de la inteligencia y la facilidad de las asignaturas. Es decir, existía una ambivalencia desde la preferencia por esas clases de compensatoria en términos de facilidad para aprobar, debido a las prácticas 83 docentes que se esperaban encontrar allí , hasta cierta estigmatización en relación a la falta de inteligencia supuesta a los-as asistentes. En resumen, los-as chicos-as tanto afectos-as como desafectos-as consideraban que el hecho de suspender en Compensatoria era el colmo de la “estupidez” y la “vagancia”, aunque aquellos-as manifiestamente desafectos-as preferían interpretarlo en términos de vagancia, como para poder minimizar la perdida de estatus entre los-as iguales. Está claro que para estos jóvenes ser un “malote” en clase “molaba” -aunque no para todo-as ni en todos-as las ocasiones-, pero ser “tonto” no. Por otra parte, las prácticas pedagógicas más relevantes respecto al proceso de afección83 82 Como por ejemplo el saber qué iba a caer en el examen días antes. Cf. Infra 56 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ desafección eran las intervenciones docentes con contenido educativo-ético en torno a las trayectorias educativas y al mundo del trabajo. La primera en relevancia, dado su origen macro institucional, eran las visitas a centros educativos donde se impartían programas educativos alternativos. Después de un camino variado de tutorías informativas en el aula o en el departamento de orientación, aquellos-as que cumplían los criterios, esto es, ser mayores a la edad de escolarización obligatoria y no ser precisamente un estudiante “modelo”, el viaje terminaba en una “excursión” o “visita” a las “PCPI´s”. Para aquellos-as que habían tenido algo más de éxito, llegando a 4° de la ESO, pero que no estaban muy por la labor de seguir “perdiendo el tiempo” en Bachillerato, la “excursión” era a centros de Secundaria donde se impartían Módulos de Formación Profesional84. Curiosamente, pese a que sólo las primeras trayectorias eran realmente alternativas al recorrido de la ESO, en ambos tipos de visita los chicos-as eran interpelados en términos de madurez, en sentido de que allí obtendrían las cualidades necesarias para poder allí “aprender” una profesión si sentían que en la ESO estaban “perdiendo el tiempo”. No deja de ser irónico respecto a esto que un chico me comentó antes de una “excursión” que él sólo iba porque le había “obligado [su] madre]”. Por otro lado, eran comunes prácticas educativas de tipo ético en conversaciones cotidianas en el aula, principalmente a partir de comentarios acerca de las expectativas futuras de promoción en términos de “madurez”. Es decir, cuando algún alumno-a ya se había “dado por vencido”, en palabras de una 84 Para los detalles relacionados con las prácticas de orientación escolar-profesional Cf. Poveda et al. (2009) y Franzé et al (2009). Aquí sólo entramos en cómo vivían los chicos-as estas actividades. Precisamente una de las demandas a las autoridades educativas desde el ICA era poder impartir ese tipo de programas de escolarización en sus instalaciones, como una forma de dar una salida educativa ética a las necesidades sociales de su contexto más cercano. Recordemos como el ICA era bien consciente de que había muchos-as chicos-as obligados-as en la ESO. docente, eran comunes los consejos morales en términos de la importancia de la “educación” para su futuro, ya que “sólo los mejor preparados conseguir[án] un trabajo”. Por ejemplo en una clase de Educación Física, al hilo de una reprimenda cariñosa por no haber traído el chándal, una profesora le dijo a un chico que ahora que “[iba] a ir a hacer una Garantía” tendría que demostrar “madurez” y “seriedad”, “ (…) un poquito más de cabeza, que es importante lo que estáis haciendo”. Además, estas prácticas tenían un claro reflejo en las explicaciones de chicos y chicas que afirmaban no tener intención de hacer nada más el resto del año, porque ya no “alcanzaban” a salvar el curso. Es interesante en definitiva como tanto los-as chavales-as como los educadores-as relacionan el Trabajo y el mundo laboral con la madurez personal, e implícitamente el Estudio y lo escolar con la inmadurez; aunque con marcadas ambivalencias. Por ejemplo aunque el estudio se relaciona con la inmadurez, en los términos de ausencia de independencia socioeconómica, las disposiciones personales y actitudes denotadas necesarias para los “hábitos de estudio” se relacionan a su vez con la madurez del alumno-a. En esa tensión, que inevitablemente remite a las relaciones de poder entre iguales, es donde la afección/desafección toma forma como adaptación a los condicionantes contextuales percibidos por los-as chicos-as como más emergentes. Como ejemplo paradigmático, durante una charla educativa sobre los “resultados de la última evaluación” en una de las clases de 2º de Educación física, la profesora comentó “han estado regulín tirando a mal (...) alguno ya se ha cansado y se ha dado por vencido”. Mientras tanto, los chicos más desafectos intercambiaron miradas cómplices y risas, mientras uno de ellos sacaba pecho y se señalaba orgulloso con el dedo pavoneándose delante de sus pares. Finalmente, respecto a qué prácticas pedagógicas guardaban relación con la construcción de la etnicidad, ha de abordarse el manejo docente de la diversidad étniconacional en el ICA. Antes de nada, es preciso recordar que la construcción étnica, y por 57 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ tanto las propias concepciones respecto a esa misma diversidad, no se daban en un vacío de neutralidad igualitaria, sino en un contexto de relaciones neocoloniales entre estados que no ocupan los mismos locus de poder en el reparto geopolítico hegemónico. Aterrizando a nivel local, como es menester, la diversidad étnica en un contexto de migraciones transnacionales es problematizada en el sentido puesto de manifiesto en la introducción del presente trabajo. Así, en el ICA, la práctica institucional también comenzaba a percibir la presencia de migrantes como un problema, no en términos de segregación mecánica como es obvio, sino a partir de las dinámicas de manejo práctico multiculturalista85 para afrontar la presencia de diversidades étnico-nacionales. Estas dinámicas se caracterizan por el despliegue discursivo-simbólico de la diversidad en términos de resaltar las diferencias superficiales o exóticas del otro-minoritario orientalización- así como su situación de otredad externa -abarcamiento-. Por ejemplo, una de las ofertas socio-educativas del centro era la presencia de un grupo de educadores sociales durante los recreos, quienes desarrollaban actividades de “animación sociocultural” tales como talleres de manualidades y distintos juegos deportivos. Según uno de los animadores, el centro le había solicitado a las autoridades municipales estas actividades ante el hecho de que en el patio los alumnos-as hacían “grupos”, sobre todo de “latinos”; el otro minoritario. Los discursos espontáneos del profesorado que intentaba incorporar al cuerpo abstracto de la explicación académica la diversidad del alumnado pueden valernos asimismo como ejemplo. Durante una clase de inglés de compensatoria, los chicos-as tenían que manejar los adverbios de esa lengua para indicar cada cuánto comían o bebían algo. Después de varias preguntas entre bromas, la profesora cariñosamente le pregunto a Kaled – de origen magrebí- “How often dou you eat 85 Este concepto hace referencia al corpus ideológico de la convivencia de culturas tal y como se describe en Dietz (2003) pork?”, ante lo que él riéndose exclamó “never, never!”. La pregunta la interpreto como una estrategia docente y pedagógica para reincorporar a Kaled a la tarea, ya que había protagonizado una discusión con la profesora al inicio de la clase por no haber traído el libro, de la misma manera que un chico autóctono especialmente desafecto, Roberto, había sido preguntado en claro tono de ironía por su gusto por el “wine”. Por lo tanto vemos como en las prácticas docentes aparecían intentos de interpelar al alumnado con intencionalidad educativa respecto de sus características étnicas, de una manera similar a la inclusión de temáticas relacionadas con las subculturas juveniles. Es en esta similitud donde radica el mayor interés analítico de este manejo de la diversidad, ya que demuestra que algo cotidiano como manejar elementos culturales-simbólicos atribuidos a los-as jóvenes, en articulación con condicionantes macro de dominación, puede estar en el origen de la percepción por los agentes sociales en la escuela de diferencias a partir de las diversidades. Es decir, se demarca cotidianamente un cierto sentido de quiénes acogen y quiénes han de ser acogidos, algo que no ocurre cuando se manejan marcadores identitarios de otro tipo, pero sí con los étnicos. Insistimos que no puede achacarse una intencionalidad negativa a estos fenómenos de la práctica social. Yo mismo cometí el error al inicio del trabajo de campo de presuponer adscripciones étnicas a aquellos-as chicos-as étnico-nacionalmente diversos e interpelarlos-as en base a dichas adscripciones. Una de las primeras mañanas me disponía a entrar en el gimnasio para acudir a una de las clases de Educación Física, precisamente cuando la profesora estaba discutiendo con Kaled porque había llegado tarde. Debido a eso le dijo que acudiera a Jefatura de estudios. La clase comenzó y yo me dirigí detrás de Kaled para charlar con él, pues en vez de ir a Jefatura se había quedado en un banco del parque, y consideré que iba a ser mucho más interesante comenzar a entablar contactos con un mal estudiante que presenciar la clase donde se suponía que él debía estar. Durante la conversación que mantuvimos intente ganarme su confianza, o al menos romper el hielo comentándole que 58 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ yo estaba estudiando árabe y lanzando alguna frase de presentación. Después de intentar decirle “me llamo Albano,¿cómo te llamas?”, esbozo una leve sonrisa de desinterés, me contestó con un triste “Kaled” y continúo hablando de lo que le interesaba: si yo llegaba a fin de mes con mi sueldo, que él seguramente dejaría el ICA el año que viene para hacer una “Garantía” y después un “Módulo”, ya que podría conseguir un sueldo alto como el de su hermano, que trabajaba de "peón" en fontanería. En relación con las prácticas educativas relacionadas con la etnicidad, el manejo de las diferencias culturales percibidas en los-as jóvenes del ICA se manifestaba también en los despliegues simbólicos y artísticos que los chicos y chicas hacían con ocasión de festivales o actuaciones en el salón de actos. Una de estas actividades fue un concierto benéfico en beneficio de la organización Médicos del Mundo, que se celebro en el ICA una tarde del mes de Junio, casi terminando el primer curso de trabajo de campo. Desde meses antes aquellos-as chicos-as que así lo habían deseado habían preparado algún espectáculo musical de acuerdo a sus gustos, ocupando para ello sus recreos. Con gran habilidad –al menos para mis ojos y oídosvarios grupos de chicos y chicas migrantes bailaron en play-back canciones de reggaeton y otros ritmos “latinos", un grupo de chicas autóctonas y migrantes hicieron lo propio con unos ritmos “funky”, otra joven migrante bailó “la danza del vientre” y cuatro chicos autóctonos cantaron una de sus piezas de "hip-hop." Uno de estos chicos exclamo antes de empezar a cantar “Esto va en contra de esos que no se enteran de lo que pasa, en contra de los fachas!” señalando hacia una zona del público donde se encontraban algunos chicos bakalas86. El estribillo de la canción decía: “Y si vienen y no tiene papeles, qué más da! Y si vienen saltándose la valla, qué más da! Y si vienen ochenta en patera, qué más da! Y si vienen, Y si vienen, Y si vienen, Y si vienen....” Mientras cantaban, gran parte de la audiencia coreó el estribillo, y al finalizar hubo una gran ovación. El resto de actuaciones también habían sido meritorias de gran cantidad de aplausos y comentarios de aprobación entre los-as jóvenes, pero esta se llevo lo propio de una audiencia emocionada ante el despliegue simbólico de una temática que formaba parte estructurante de su cotidianeidad. De hecho, unas mujeres migrantes que estaban a mi lado exclamaron “pero qué canción tan bonita!”. Pero en todo caso, ellos son los que "vienen". Otro ejemplo donde se aprecia la imbricación de las prácticas docentes ético-morales con la construcción de la etnicidad fue una charla frustrada en una clase de 4º de la ESO sobre “Violencia” de parte de un joven de Cruz Roja87. Al principio de la hora entró una mujer que nos explicó que iba a darnos una charla sobre “Nutrición y culto al cuerpo”, pero en cinco minutos tuvo que dejarlo porque había una confusión y a esta clase le correspondía la charla de “Violencia”. El profesor se fue con la mujer para aclarar el malentendido mientras un nuevo personaje nos anunciaba el contenido de su charla: un “taller”. Comenzó con una dinámica en la que 87 86 La relación entre categorías estilísticas y adscripciones políticas se analizará en el apartado dedicado a los procesos de identificación colectiva. 59 ISSN: 2254-3872 Este tipo de actividades era cotidiano en el ICA y demuestra como parte del equipo directivo y docente estaba implicado con que la educación fuera algo más que instrumentalidad académica. Durante los dos cursos acudí a varias charlas sobre relaciones de género, drogas y sexualidad, y supe de muchas otras, impartidas por varias instituciones y organizaciones no gubernamentales. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ los voluntarios-as reclutados con mucha dificultad entre el alumnado tenían que romper un globo para poder leer un papelito que se encontraba dentro. Lo que venía en el papel eran saludos en distintas lenguas, debían leérselo a la audiencia y adivinar “de qué país [era]”. El primer saludo era en japonés. Alguien grito “eso es chino!”, la chica que lo había leído grito “pues no listo, Japón!” y un alumno de origen chino se mostró interesado. Hasta ese momento había estado estudiando su libro de texto, pero ya que nadie le explicó qué pasaba, siguió a lo suyo, de la misma manera que la mayor parte de la audiencia que estaba charlando, jugando, escuchando música y al mismo tiempo estudiando o comentando deberes de otras asignaturas con los-as compañeros-as. Justo en ese momento el ponente recibió una llamada a su teléfono móvil tras lo cual se disculpó y claramente nervioso se marchó, ya que al parece un familiar acaba de sufrir un accidente de tráfico. Por un momento pensé que todo era parte del propio taller. Los-as chavales-as, después de algunas protestas ante los acontecimientos – una de las chicas grito “Esto es una mierdaaaaa!”- continuaron con sus juegos y sus estudios. Cuando llegó el profesor, después de las correspondientes disculpas, anunció que podían hacer un debate o ponerse a estudiar. Precisamente, una de las jóvenes exclamó “pues no sé para qué tenemos que hacer un debate sobre la violencia” a lo que otra contestó “pues porque hay que conocer otras culturas!”. Al hilo de todo lo anterior respecto de la lógica educativa de las prácticas del profesorado y su relación con la construcción de la afección/desafección y de la etnicidad, cabe constatar una serie de conclusiones. En primer lugar, algunas de las prácticas que he denominado como relacionadas con una economía del refuerzo se ofrecen como claramente relacionadas con una retroalimentación de la desafección, al articularse de modo complejo con las propias prácticas que el alumnado realiza en torno a la elección de itinerarios según la “facilidad” de los contenidos, entre otras cosas. Por otra parte, los mensajes cotidianos sobre elección de trayectorias educativas y sobre la propia educación y el trabajo por parte de los-as docentes, se relacionan con las subjetividades de los-as jóvenes en torno a la madurez y las capacidades para el estudio y el trabajo. Esta relación retroalimenta asimismo la desafección al imbricar principalmente la madurez con el trabajo. Finalmente, las prácticas docentes de manejo de la diversidad étnico nacional de manera específica son similares al manejo de características externas radicadas en el alumnado, con objetivos de instrucción. Debido a ello, estas prácticas de manejo de la diversidad plantean la adscripción étnica como algo implícito a la vivencia experiencial de cualquier migrante, y la incluyen en los contenidos académicos y éticos en tanto que superficialidades. Por tanto, dichas prácticas actúan en cierta manera como una gramática étnica del abarcamiento (Cf. Supra. Marco teórico) que impone en la propia diversidad étnico-nacional el locus de problemáticas sociopolíticas y económicas. En definitiva, si junto al abarcamiento de la diversidad desde la práctica docente tenemos en cuenta el proceso de etnificación de las prácticas docentes de disciplinamiento, debido a la predisposición a disciplinar a los percibidos como disruptores, podemos evidenciar maneras en las que la etnicidad se aisla en prácticas educativas específicas que quedan ocultas como dimensión de las prácticas educativas – sobre todo en las disciplinariasnormales. Pasemos a continuación a profundizar en cómo ese proceso tomaba forma desde la experiencia del alumnado. B. - La institución viva: el alumnado Si parece claro que las racionalizaciones sobre las que descansa la Escuela son el producto de un desarrollo socio-histórico determinado y que a nivel de prácticas producen experiencias convencionales diversas, las cuales van desde el éxito al fracaso; y teniendo en cuenta además la complejidad y articulación sistémica de la práctica social - tal y como acabamos de ver en el análisis de las prácticas institucionales/docentes-, es imposible a la par que indeseable establecer un origen 60 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ causal en el proceso de construcción de la afección/desafección escolar. Por ello, en este apartado analizaremos las prácticas concretas mediante las cuales los-as jóvenes objeto de estudio se relacionaban con la Escuela y lo académico, fijándonos especialmente en qué hacen y cómo lo interpretan, y prestando atención específica a las ambigüedades aprehensibles entre aquellos-as claramente afectos-as y aquellos-as claramente desafectos-as. Es decir, usaremos un desarrollo argumental similar al utilizado para describir las prácticas disciplinarias del profesorado. Pero ha de quedar clara una reflexión: si hablamos de un proceso de afeccióndesafección escolar, esto no puede llevarnos a plantear un decálogo de prácticas y representaciones que puedan diferenciar de un modo automático un proceso de afección de otro de desafección. De hecho, exceptuando los estereotipos límite que los-as jóvenes estudiados-as identificaban con las categorías de “empollón” y “malote” respectivamente, tanto las prácticas de relación con la Escuela de la mayor parte del alumnado como sus imaginarios al respecto eran coyunturales y ambiguos dando forma a una especie de limbo entre la afección y la desafección. Así, echaremos un vistazo a sus representaciones acerca la propia institución del ICA, de la Educación, el mundo de lo laboral, del profesorado y de otros-as “compañeros” del ICA, para pasar a continuación a analizar las prácticas contradisciplinarias, debido a que se han evidenciado como determinantes en la construcción del proceso de desafección en interrelación con las correspondientes por parte de los-as docentes. Finalmente, profundizaremos en el análisis de las cercanías y distancias con lo académico a partir del análisis de las prácticas concretas de alfabetización de los-as chicos-as, cerrando por tanto la parte del trabajo dedicada a la relación con la Escuela explicando cuáles son las características específicas de la práctica desafecta. B.1. –Las etnoecologías del alumnado sobre la Escuela y el Trabajo a. Representaciones sobre el ICA y la Educación Qué pensaban sobre el instituto La primera categoría que espontáneamente otorgaban los-as chavales al ICA era tan simple como dura, ya que para ellos “el instituto [era] una mierda”. Esta noción se manejaba en intima relación con la que caracteriza al ICA como un lugar tremendamente “aburrido”, todo lo cual era relacionado con una percepción marcada del ICA como “cárcel”. Por ejemplo, una mañana del segundo año de investigación me encontré con dos chicas que solían asistir a una de las clases de Compensatoria de 2° y habían pasado de curso dentro del grupo de Diversificación. Una de ellas era autóctona y la otra de origen ecuatoriano. Hacía tiempo que no charlaba con ellas, así que mi primera pregunta fue respecto a cómo les iba el nuevo curso; la primera de las chicas me dijo que “aburrido, aburrido, aburrido! siempre igual!”, y la otra exclamó “pues una mierda, a ver si nos vamos ya!”. Existía un discurso legitimado entre los grupos de pares en torno a experiencias de negatividad en el ICA, mediante la sobrerrepresentación de las relaciones conflictivas entre el profesorado y el alumnado, así como entre el propio alumnado, además de las nociones generales que acabamos de describir. Inclusive, muchos-as jóvenes achacaban que en el “Instituto” se les prestaba poca atención más allá de lo académico, o bien la recibida era en términos disciplinarios excesivos e injustos. Veamos otros ejemplos muy ilustrativos. Una mañana comencé a charlar con dos chicos autóctonos de 4° de la ESO que estaban pasando el rato del recreo sentados en su banco preferido. Ante la demanda por mi parte de una apreciación sobre el ICA me dijeron que era “una mierda”, pero que al menos lo “habían pintado”. Siguieron charlando explicándome, en claro tono de sarcasmo, que era una “mierda” porque “antes era todo "latins" y 61 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ "skins", todo "bandas", todo peleas entre los "skins" y los "antifas”, o sea, mucho “mejor” que ahora. Otro día estaba con otro grupo de jóvenes en su respectivo banco. Cuando les pregunté qué les parecía el ICA, por turnos me explicaron sus opiniones. El primero en hablar, Carlos, me explicó que no le gustaban las “cámaras”, que había mucha “violencia” con los “nazis” fuera del centro, y que cuando se habían “defendido”, “los de dirección” habían llamado a sus casas 88 “indiscriminadamente” . Otra chica, Paula, explicó que debería haber una “enfermería o algo”, ya que ni siquiera les daban “un tampax” en conserjería si lo necesitaban; otra chica, Carlota, que cuando “la huelga porque mataron a Pollo”, alguien hizo “pintadas” y pusieron silicona en las puertas, ante lo que “directamente” ella y unas amigas fueron “expulsadas”. Estos discursos sobre negatividad de la experiencia, pese a que pudiera parecer lo contrario, estaban presentes en el discurso cotidiano tanto de jóvenes protagonistas de una historia de desafección escolar como en el de los-as alumnos más “aplicados”, si bien estos-as últimos-as no otorgaban calificativos tan crudos en los discursos de las entrevistas. A Carlota, a quien no le iba nada mal con las notas, relativizaba su opinión sobre el ICA en otros contextos, en referencia a las relaciones con su “clase”: Carlota: en la ESO los únicos cursos que me han gustado más han sido Segundo, ya te he dicho que Segundo me lo pasé súper bien... eh... Primero... por las notas y eso no, pero también me lo pasé bien porque era prácticamente la misma clase...en Tercero... más o menos, no muy bien... pero... y en Cuarto pues normal... me llevaba bien con la gente, estaba bien, y en Primero ha sido una mierda... directamente... no me gusta nada... (Carlota, migrante, y Josefina autóctona, 1º Bach.) Pero Paula, pese a que “nunca [había] suspendido nada”, fue así de explícita en su entrevista al mismo tiempo que su compañera manejaba la misma relevancia respecto de las relaciones sociales en el centro: E: bueno, entonces qué... qué os parece el ICA en general? Paula: una mierda! Noelia: muy bien!... pues a mí me encanta, comparado con el otro al que yo iba me encanta... E: y por qué te encanta y por qué es una mierda... venga... Noelia: yo... me encanta pues por la gente que hay, es más grande, es mucho mejor sabes? porque en el otro estaba muy puteada y en este no, entonces me gusta más, es normal... E: bueno después de cuatro años de ESO, qué diríais en general de la ESO, y de vuestro instituto en particular... Josefina: una mierda... Paula: la estructura del ICA es una mierda, totalmente... Carlota: de la ESO? o sea... Noelia: di que no! es muy bonito... E: cuál es vuestra opinión... Paula: es un cagado (...) (Paula, migrante, y Noelia, autóctona; 1º Bach. y 4º ESO, respectivamente) Josefina: espera, no es malo... 88 Éste chico estaba también ironizando sobre la “violencia”. Como veremos, la construcción simbólica de las relaciones como conflictivas era muy común entre los-as jóvenes del ICA. Ahondaré sobre esto en el análisis de las relaciones intergrupales e interétnicas. Ante todo, la ambigüedad era la norma, si bien es cierto que los discursos y nociones claramente positivos respecto al ICA estaban más presentes en el discurso de los-as jóvenes más afectos-as: 62 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ E: vale... y qué piensas del ICA en general, estás contenta? María Lucía: pues yo creo que sí... esta muy bien... de hecho tenía mucho miedo cuando vine aquí la primera vez, a parte... me quitaron de todos mis amigos en clase, no estaba con nadie que yo conociera... pero muy bien enseguida hice amigos y... (María Lucía, autóctona, 4º ESO) Susana: el instituto pues.... me parece que es un instituto bastante abierto... que puedes hablar de bastantes cosas, que puedes pedir las cosas que... te parecen, que no sé, que los estudiantes se van enterando de las cosillas que hay... que los profesores te van... te van indicando qué pasos tienes que seguir para poder acceder a la universidad... te van preparando ya a partir de cuarto para que empieces a coger apuntes... empieces a saber qué vas a querer hacer... y... a mí me ha gustado bastante... el ICA en la ESO, y a ver en Bachillerato si me da porque (riéndose)... lo estoy viendo muy mal... (Susana, autóctona, 1º Bach.) Finalmente, cabe precisar que todas éstas nociones que podemos categorizar como relativas a experiencias negativas en la cotidianeidad además de ser las más comunes, chocaban con las dinámicas de la práctica, ya que como es obvio el ICA era mucho más para los-as estudiantes que clases y exámenes, y en definitiva, pude presenciar que lo pasaban muy bien tanto dentro como fuera de las aulas. Es decir, pese a lo que los-as jóvenes decían, “el Alu” - pseudónimo que trata de hacer justicia al apodo con el que la mayor parte de jóvenes se refería al ICA- era un espacio de profunda relevancia para las relaciones sociales de los-as jóvenes. Por ejemplo el hecho de que muchos de los chicos que abandonaron el ICA durante el primer año de trabajo de campo para cursar un programa alternativo solían “colarse” durante los recreos del segundo año para visitar a sus “amigos” ilustra estas dinámicas. Teniendo en cuenta esto, este tipo de productos-discursos espontáneos han de ser interpretados como parte del despliegue simbólico de desafección que los-as jóvenes del ICA solían manifestar, tanto si efectivamente eran desafectos-as como si no. Es decir, la propia situación de investigación ofrecía una especie de efecto de deseabilidad en la respuesta para que los-as chicos-as ofrecieran el discurso más legitimo entre losas pares. Qué pensaban sobre la educación De manera más general, cuando los chicos-as del ICA eran preguntados-as sobre qué pensaban acerca del propio hecho de “estudiar”, prácticamente todos-as tenían un imaginario de la educación como algo “importante” para su futuro, algo necesario “para ser algo en la vida”; no obstante, algunos jóvenes explicitaban no tener ningún interés en estudiar, y estar cursando ESO por obligación de sus padres o madres. La simpleza de una casi omnipresencia de discursos respecto a la Educación como algo esencial en el propio desarrollo como persona, esperables en cierta manera si una persona adulta pregunta a casi cualquier joven su opinión sobre “los estudios”89, se tornaba en ocasiones algo más compleja. Primeramente, los-as jóvenes marcadamente afecto-as relacionaban esa relevancia de desarrollo personal con nociones respecto de un esperado ascenso social mediante la Educación. Esto es, estudiar era algo deseable y necesario en términos de cultivo de cualidades personales, pero no para ser convertirse en una persona erudita, sino para obtener en el futuro mejores trabajos en comparación con quiénes no “estudiasen”: 89 63 ISSN: 2254-3872 Uno de los ítems con más puntuación en el cuestionario de alumnos del proyecto AIESO fue “No me gusta estudiar, pero estudio” (Cf. Poveda et al., 2008). ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ E: te controlan el rollo de los deberes... o sea, controlan las horas que tienes que ponerte ahí o... Miguel: sí , sí, eso sí... pero a mí mis padres, (…) él me lo ha dicho así de claro, eso es mi futuro, mi futuro es que si quiero tener una carrera y un buen futuro que estudie, si no quiero estudiar es mi problema... me lo dijo así de claro, entonces eso... a ver, eso pues hombre sabes? que yo qué sé, me aclaró un poco.... y ... ahora mismo, ya creo que soy de... ya creo que soy... demasiado yo qué sé para decir va para un examen tengo que empollar, no quiero repetir, y no quiero ser un vagabundo ni... yo quiero tener un buen trabajo sabes?... entonces mi padre... él por ejemplo estos días no me dice nada, no me dice tienes examen, no sé qué... yo le digo si he aprobado o he suspendido... y él, eso sí, cuando llega el final de las notas es cuando me dice, estás castigado o no estás castigado... pues eso, a mí me dijo así y yo aprendí y yo dije que sí... (Julián y Miguel, 1º y 3º ESO, autóctonos) Julián: está de moda ahora suspender, pues no tío! porque... no... yo apruebo la verdad, y no me considero un empollón, porque... no es lo mismo preocuparse por los estudios que ser un empollón... yo o sea, yo apruebo vale? y... suspendo exámenes, pero las asignaturas las apruebo... y sí, tengo tiempo para todo, si un día quiero irme al parque de atracciones con mis amigos, pues voy con mis amigos al parque de atracciones, que tengo que quedarme en casa haciendo los deberes pues los hago sabes, que... y yo hago lo que tengo que hacer para... para pasármelo bien, y aprobar a la vez... (Julián y Miguel, autóctonos, 1º y 3º ESO) Por otra parte, para los-as jóvenes marcadamente desafectos-as, si bien pensaban que “estudiar” era importante, relacionaban el cultivo de las cualidades personales con el deseo de una educación más aplicada, esto es, con "algo" que les sirviera para trabajar lo antes posible: Además, un discurso común entre afectos-as era atribuir que lo socialmente relevante los grupos de iguales en el ICA era precisamente todo lo contrario90, con lo que vemos que algo determinante para la comprensión de las trayectorias educativas diversas son las experiencias de los-as chicos-as en términos de relaciones de poder entre grupos de pares. Es decir, pareciera que en un contexto que se vive como campo sociopolítico de lucha contra la obligatoriedad de la educación personificada en la figura del docenteaquellos-as que abiertamente se confrontan a la institución reciben cierto estatus: Julián: ese es un poco el mito ese de... de que sólo, de que sólo molas si suspendes sabes? Miguel: claro... Carlos: y yo estoy ya hasta los huevos de… Diego: es muy divertido… Carlos. todos los institutos… E: y qué pensáis hacer cuando acabéis la ESO…? Carlos: yo me voy a hacer un módulo, creo, quiero hacer un módulo… o ponerme a currar en algo… E: y tú Diego? Diego: yo… me gustaría vivir del cuento, pero… haré el mismo módulo que este… E: el mismo? Carlos:… es interesante… Diego: exactamente… Carlos: es… 90 Recuérdese los discursos sobre experiencias negativas. 64 ISSN: 2254-3872 Diego: no, no es que sea interesante es que es rápido y fácil… ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ E: y qué módulo es? Diego: Artes Gráficas… (...) (Carlos y Diego, autóctonos, 4º ESO) O si bien no tenían muy claro qué hacer, sí sabían que permanecer en la ESO no: E: (…) qué quieres hacer más adelante... Rodrigo: pues... ahora... ahora en este curso me van a... a hacer un Módulo, no sé si es el de... de este del ordenador... ... electricista o mecánico... E: pero eso... por... no quieres seguir con la ESO entonces... Rodrigo: no... ya para ya o estar ahí... pues me mandan... también hablaron los profesores, entre toditos los profesores hablaron y dijeron que... que mejor que me vaya a eso... (Rodrigo, 91 migrante, 2º de Compensatoria) Cabe constatar que algo específico también para los-as afectos-as eran discursos sobre la precariedad e incoherencia de las reformas educativas de modo general, y por otra parte, tanto afectos-as como desafectos-as ponían en cuestión recursivamente las prácticas de evaluación del profesorado: Susana: no me... no sé... las asignaturas ahora mismo que nos están tocando a nosotros, con lo plan nuevo y todo eso... nos están poniendo como conejillos de indias a los de Primero, nos van a cambiar todo, todos los años que vamos moviendo, lo cambian y luego el año siguiente lo vuelven a cambiar, o sea somos el único año que vamos a tener ciertas asignaturas, ciertos exámenes, nuestra selectividad no es la del año 91 Préstese atención además a cómo en el extracto de entrevista el joven atribuye al profesorado las decisiones respecto a sus expectativas de escolarización. 65 ISSN: 2254-3872 siguiente, ni la del año anterior, entonces tenemos un pupurrú (sic.) y las optativas las dan tarde, éste año había una optativa...(…) que se llamaba Técnicas experimentales, y la gente, como no sabía lo que era...porque la sacaron en Septiembre... (…) dije bueno pues la cojo sabes? (…) y Maribel lo cogió conmigo, pero como nadie sabía nada de lo que era, nadie la cogió, entonces nos tocó meternos a informática,. María y yo en informática... sabes? que o sea... (Susana, autóctona, 1º Bach.) Miguel: pone un trabajo, que eso me parece estupendo, porque tenemos todo lleno de exámenes y el comprende... no... pero mientras la de Tecnología dice que tenemos que hacer un examen, pero por qué un examen si... puedes hacer un trabajo perfectamente, es que es ganas de joder, porque dices joder es que tengo recuperar todo lo que no he hecho el año lo hago... vale! pero es que son dos asignaturas, que dices es que te puede joder, porque es que Tecnología yo no sé para que... yo no quiero estudiar Tecnología... es que no lo sé, vale, yo sé que es fundamental Lengua, tal, tal, tal... pero joder... E: y cómo lo mejorarías tú que pondrías y quitarías de la ESO... Miguel: yo? yo de la ESO yo no quitaría nada, las clases segui... segui... ay seguirían igual, pero lo único que si un método de un profesor es hacer un trabajo sea hacer un trabajo pero si... son, que es que los métodos sean iguales, que no un trabajo y después un examen porque es que muchos ni se pueden quejar, y también en todas las asignaturas, por ejemplo, Sociales, examen pues examen y ya está... pero no en Tecnología que sea examen y luego trabajo... no que sea trabajo, sabes lo que quiero decir no? pues ya está... (Julián y Miguel, autóctonos, 1º y 3º ESO) ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Resumiendo, además de las nociones de conexión de la Educación con el Trabajo, las cuales eran ampliamente las más presentes en el ICA -con la peculiaridad de acceso al trabajo temprano en algunos-as chicos-as-, las representaciones sobre la enseñanza de los-as jóvenes compartían la lógica burocráticoinstrumental del profesorado a la hora de las cuestiones más específicas, por lo que eran más que comunes discursos sobre el aprendizaje o la educación en términos de economía de los refuerzos: Miguel: cuando tú tienes un control... no? y ellos te dicen bueno vale has suspendido con un 4, 5 pero en el siguiente examen para hacerte la nota media sacas un 4.9 y la media, a lo mejor te puede dar un 4.9 y dices bueno yo creo que con eso a lo mejor... te hayan quedado, te pueden quedar dos y con esa si la apruebas pasas, pero a lo mejor con ese 4.9 te suspenden, entonces la mayoría de los niños yo creo que es por eso, que dicen ya va yo paso de estudiar, para qué para que con un 4.9 no me aprueben, yo creo que es por eso, muchos niños... yo qué sé... (Julián y Miguel, autóctonos, 1º y 3º ESO) En relación a esto, era interesante como el alumnado conocía los tejemanejes de pasar de curso, habiendo repetido o no; así como la cuantificación matemática de cuántas asignaturas les iban a quedar y las atribuciones que en virtud esas condiciones explicaban, en términos de que posibilidades les abrían o les cerraban: Este manejo instrumental-burocrático tomaba la peculiaridad entre los-as jóvenes desafectos-as de nociones manejadas con lo que algunos-as denominaban “imperativo legal”; esto es, cuando sabían que pasarían de curso a partir de un número determinado de suspensos, si bien no tenían muy claro el funcionamiento: Rodrigo: en ESO, en Primaria... repetí por eso, me dijeron... que tenía que repetir porque no sabía tal y bueno, como había la ley de que tenías que repetir hasta que... para que no te quedar ninguna, pues... ya... más o menos se adaptaba y pasé... y ya, pues... en este ley dijeron que... que sólo puedes repetir una vez, si no... hubiera estado repitiendo todo el día... (Rodrigo, migrante, 2º de Compensatoria) Por último, en relación a la preponderancia de la visión instrumental de la Enseñanza entre el alumnado, también eran muy relevantes los imaginarios respecto a las lógicas disciplinarias de la institución. Estas representaciones se ofrecían con dos componentes bien diferenciados, por una parte los chicos-as desplegaban discursos sobre relatos contradisciplinarios, y por otra, ofrecían claras representaciones sobre lo esencialmente injusto del disciplinamiento docente, como puede apreciarse en el siguiente ejemplo: E: la segunda vez que repetiste 3º… sí ya me contaste… y tú?... Josué: a mí me han expulsado 3 veces creo... pues una, por en clase, pues se me escapó una palabra a la profesora, porque estábamos hablando dos personas y me echó a mí solo, dijo venga fuera... y le dije anda que te calles ya que pareces gilipollas, o no sé lo que le dije, y me echó y luego me expulsaron un día... Carlos: entonces pues he vuelto a repetir 4º por las de 3º... (Carlos y Diego, autóctonos, 4º ESO) Raúl: a mí una vez me echaron por fumar... aquí en el instituto me echaron un día... y... Carlos: … pero yo repetí 3º… y después cuando fui a hacer de nuevo 3º me encontré con este… y demás gente… y… después él repitió, y yo seguí, pero me quedaron… 9 no? 9… 66 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ E: por fumar tabaco... Raúl: sí... (risas), y otra ha sido este año, me han expulsado dos veces, me expulsaron una semana sabes? de recordar quién era quién y hasta dónde estaba dispuesto a llegar: Julián: es que me jode que digan, yo te conozco [nombre] y sé que puedes sacar más nota de la que sacas... y eso me jode mucho que digan... El Bigotes: y ahí es cuando tú saltas tú y le dices toyaca!...92 Julián: no, ahí es cuando a la del pasillo la dije que tenía ladillas... (risas) te acuerdas cuando se lo dije a la chiquitaja... le dije tienes ladillas... Mafalda: claro... (…) Julián: luego también es la sensación esta que tienes por ejemplo la [nombre profesora] , que te está puteando y tú no puedes hacer nada porque sabes... que la van a dar la razón a ella... a la [nombre] cuántos se la han encarado?, yo y [nombre alumno] sólo no?... Mafalda: sí... Julián: sólo nos hemos encarado nosotros a ella... El Bigotes: y terminaste con parte no? Julián: claro! (...) (Núcleo Duro Crew; Julián, El Bigotes y Mafalda, autóctonos) Josué: a mí este año me han expulsado un día sólo... Raúl: porque la he tenido con un profesor... Josué: por demasiados partes ya, porque tenía... 10 partes... (…) Raúl: [nombre asignatura]... me puso un... estábamos un compañero y yo sabes? hablamos, parte no sé qué... fuimos, y le puso a él una cruz solo o dos, y a mí me puso como... 9 cruces... E: cuál son las cruces? ah que te va poniendo lo que has hecho en el parte... Raúl: sí... 9 cruces! y habíamos hecho lo mismo, y le digo es que esta cruz, ésta y ésta no es, y va y me tacha una que no era, sabes? y me dice esta me he confundido... y le digo y ésta y ésta... – Que te vayas ya a Jefatura!! chillando... no sé qué, levantando la mano... digo – Que no me levantes la mano, no sé qué... y ya ahí... pues tensión, (...) (Josué y Raúl, autóctonos, 3º ESO) Esta exposición de relatos no era exclusiva, como podría esperarse, de los-as jóvenes más desafectos, sino que era una temática común de las conversaciones espontáneas que el alumnado mantenían conmigo, entre ellos-as mismos-as y como parte del discurso explícito de las entrevistas de todos-as los-as jóvenes. En cierto sentido estos relatos actuaban como rituales de demarcación de camaradería entre los grupos de jóvenes, esto es, una especie de discurso cohesivo respecto de la percepción del nosotros alumnado contra el ellos profesorado; y por extensión, eran una práctica simbólica respecto de las relaciones de poder entre los-as iguales en relación a la construcción de masculinidades más o menos normativas. Es decir, contar anécdotas contradisciplinarias era una forma Y específicamente, algunos de los discursos entendidos como un despliegue simbólico de estatus entre los grupos de pares, tomaban la forma de amenazas directas contra algunos-as docentes: Josué: que si tú un día faltas porque estás malo que no te... que no te digan pues ahora no te hago el examen... si estás malo como voy a venir hijo de la gran puta! sabes? es que me pongo de los nervios ya, hay algunos... que le 92 67 ISSN: 2254-3872 En el argot de los-as jóvenes aficionados al mundo del hip-hop un “toyaco” es un principiante, alguien que realiza cualquiera de las artes (cantar, bailar, pintar, etc.) con poco gusto o habilidad; por ello, la categoría es usada como insulto. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ metía un puñetazo... es que hay algunos que les pinchaba las ruedas del coche?... como una vez que nos acusaron de pegar un chicle en la cerradura... a mí y a otro... este no estaba el año pasado, la [nombre profesora] esa que decía que habíamos sido nosotros dos... está flipando, casi nos expulsan por su culpa, y yo no había hecho nada... es que eso se ve, si tu entras en el parking ahí están los profesores... y me dicen que había sido yo, tú estás flipando, el [apodo amigo] y yo... Raúl: yo sí lo escuché eso eh... (Josué y Raúl, autóctonos, 3º ESO) Qué pensaban sobre su propio rendimiento académico Otra de las dimensiones que demandan especial atención para comprender qué interpretaciones ofrecen los-as jóvenes respecto de su relación con lo escolar, además de las nociones de la educación como valor ético abstracto y su deslizamiento en las opiniones respecto de la institución especifica donde están escolarizados, son las propias representaciones en referencia a las atribuciones de éxito y fracaso escolar. Es decir, es necesario abordar los marcos explicativos que los-as jóvenes ofrecen respecto a sus propias conductas académicas para poder hacernos una mínima idea previa al análisis de cómo eran efectivamente esas prácticas. Como bien hemos experimentado casi todos-a nosotros-as en nuestras propias trayectorias académicas, en los discursos de nuestros-as parientes infantes escolarizados, y como puede apreciar en las nociones de los-a chicos-as del ICA, cuando un-a chaval-a pasa un examen lo aprueba, y cuando no, le suspenden. Bien podríamos decir como afirma el saber psicologicista que existe una atribución externa del fracaso frente a una atribución interna del éxito. Pero nuevamente las dinámicas en la práctica son más complejas que lo extraíble de un discurso que bien puede interpretarse como intento de réplica ante la autoridad adulta. Bien es cierto que efectivamente la mayor parte de chicos y chicas del ICA atribuyen principalmente el éxito académico a elementos externos y no ha su propio rendimiento, pero sobre todo en conversaciones espontáneas entre grupos de iguales y en mi presencia, por lo que ha de considerarse cierto sesgo en ese sentido y no tomarlas como las nociones más relevantes. Precisaremos por lo tanto algunos detalles a continuación. Estos factores externos eran por una parte, los-as iguales en la atribución de explicación 93 del fracaso , y por otra, el profesorado en la atribución de éxito o fracaso. Respecto a lo primero, la típica respuesta de cualquier chico o chica que estuviera protagonizando una historia de desafección era otorgar la responsabilidad de este hecho al haberse dejado “llevar” por las “malas compañías”, es decir, no estudiaban o habían dejado de estudiar porque se dejaron “distraer” por losas pares: Noelia: porque iba muy mal... tal, estuve de psicólogos y estaba moralmente muy mal, y nada repetí, y luego ya me cambié, es que el año pasado me tocó una clase con todos mis colegas, todos atrás liándola, jugueteando en clase, no hacíamos nada... pues... el año pasado estaba un poco boba, luego entrenaba 3 horas diarias y no podía estudiar tampoco... (Paula migrante, y Noelia, autóctona, 1º de Bach. y 4º ESO) 93 68 ISSN: 2254-3872 En muy pocas ocasiones algún-a chico-a me explicitó que las compañías fueran relevantes para el éxito. Posiblemente, el hecho de relacionar las “compañías” con el fracaso se deba a las propias dinámicas sociales de producción de la presente investigación. Muy a mi pesar los-as jóvenes del ICA -del mismo modo que respecto a la etnicidadintuían que me encontraba allí para estudiar “el fracaso escolar”. Por ejemplo, en la entrevista con Julián y Miguel, tras un par de preguntas, Miguel espontáneamente me dijo “Puedo decir algo sobre eso, sobre el fracaso escolar”. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ E: te quedaron? no estudiabas mucho entonces... Jota: no... no es que no estudiaba sino que me dejé llevar por... por las gracias y todo ese rollo loco... cogí y con mis panas empezamos a reírnos... un día nos echaron a cuatro... y de repente la profe ve tres culos, tres culos apoyados en la puerta así... y los cristales eran más claros, y se veían tres culos... y uno negro... la profe salió todo cabreada a Jefatura de estudios... nos metimos en la sala, uy.... en... la clase... y nos esparcimos... pues no nos encontró! no! vino la profesora, vino con el director y señaló, tú, tú, tú... y.... no sé por qué no se dio cuenta pero a mí no me... (...) en Segundo... ya era como que era más normal, como... que... uno pasa de moda... sabes? porque el primer curso, en Primero de ESO... en Primero y a mediados de Segundo... me enrollaba con muchas pibas... y en las clases más o menos, los profesores les caía bien... pero tampoco es que... fuera el mejor en clase no? (...) (Jota, migrante, 4º ESO) Pero harto ilustrativo es que todo-as los-as jóvenes del ICA, cuando eran interpelados para una mayor reflexividad en sus respuestas, introducían el esfuerzo como una noción a tener en cuenta, de modo que “si estudias apruebas”: De esta manera, podemos interpretar como los grupos de pares y las propias dinámicas de socialización que se daban en su seno, en ocasiones se tornaban incompatibles con los requerimientos del trabajo académico -tal como explicitaban algunos-as jóvenes en sus discursos-. En referencia a la segunda dimensión externa el profesorado- la atribución de causalidad respecto al éxito o fracaso, más allá de la típica queja de “me tiene manía”, que también era común entre los chicos-as del ICA, se hacía en términos de clara relación con el estilo disciplinario percibido en el docente: como me dijo una chica en una ocasión cuando después de una clase le pregunté qué tal le caía la profesora, “es maja, si le caes bien apruebas”. 69 ISSN: 2254-3872 Susana: la gente que aprueba todo es porque curra, porque trabaja... E: pero tú has dicho que no hacías nada... Susana: ya, pero... (se ríe) luego hay excepciones... hay gente, la gente que aprueba todo... o sea, todas las asignaturas es porque trabaja todos los días en su casa... y hay gente que aunque trabaje en su casa no aprueba... pero simplemente por... son las diferentes personas y diferentes técnicas de estudio... si yo estudio de una manera y a mí se me da bien esa forma de estudiar y me sirve, vale, pero tú puedes estudiar de la misma forma y a ti no te va a servir, tú tienes que buscar tu propia forma de estudiar para que te sirva para que puedas aprobar tú... y eso también depende del tipo de asignaturas que tengas, si son más prácticas... o más de... ponerse a estudiar y punto, ... por ejemplo, el bachillerato de Sociales y Humanidades es más de... pone, te pones y cuando te pongas estudias, porque no tienes más... es ponerse y ponerse, y el de Salud es más de práctica, porque... Química, si no sabes formular, por mucho que estudies... no apruebas, Matemáticas, vale... tú puedes saber sumar, restar, multiplicar y dividir, ahora ponte a hacer un logaritmo, que si no sabes hacerlo te va a suspender igualmente... (se ríe), y Biología es más de entenderlo, de relacionar cosas... porque llevamos viendo cosas de... Naturales, como en Primaria se llama así, entonces lo llevamos viendo desde pequeños, entonces es relacionarlo... y si te hacen relacionarlo no tienes que estudiar mucho... tienes simplemente que acordarte de las relaciones que ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ tiene... entonces vas encadenando cosas, y lo siguiente es más fácil, y aunque te pongas a estudiar media hora... pero si lo otro lo tienes claro, es más fácil de estudiar... El Niño: te había aprobado... pero es que... yo sé que tú puedes dar mucho más (...) Julián: claro, con ese plan... claro, claro... es que es el plan, el plan de que saco un seis y dicen que yo puedo sacar un ocho, eso me jode mucho, que me tomen por más de lo que doy, y es que doy, hombre todo lo que puedo no, vale, eso las cosas como son... El Niño: doy un ochenta por ciento (bromea como si estuviese llorando)... Julián: pero... pero... yo me intentó esforzar, él lo sabe... Mafalda: a mí me parece que si suspendes por... por más es que no vales, o porque no te da la gana estudiar vamos!... El Bigotes: mira yo personalmente... E: tú que dirías... El Bigotes: ahí cada uno tiene lo suyo, hay gente que no estudia porque no le da la gana, que a lo mejor se sienta lo lee y ya se le ha... (...) (Núcleo Duro Crew; El Bigotes y EL Niño) E: pues eso sería currárselo no? Susana: sí... E: y qué sería no currárselo? o por qué crees que hay gente que se lo curra o por qué crees que hay gente que no se lo curra... Susana: no sé es que eso va en cada persona... a mí... yo he visto las dos partes que es estudiar o justo, pero... trabajar todos los días y sacar muy buenas notas, y lo de no hacer nada en todos los días, estudiar el día antes, y aprobar algunas sí otras no... y eso pues... depende de cómo tengas tu cabeza en ese momento... porque... no sé, yo el año pasado estaba mucho más centrada y sí... vale, tú... yo me ponía, hacía los deberes, y luego cuando tenía exámenes estudiaba... pero ahora no, ahora me mandan deberes y digo va ya los haré el próximo día, o sea es depende de cómo te encuentres en el momento de que tengas que estudiar... (Susana, autóctona, 1º Bach.) E: entonces vosotros, una pregunta un poco trampa... cuando hay alguien (...) que aprueba todas o no... o cuando alguien suspende todas o no... vosotros... por qué... cual sería lo que... la causa principal... Julián: a ver mira... El Bigotes: ahora tú luego hablo yo... Mafalda: porque... (....) suspender es porque no te da la gana estudiar... Julián: no, no, no... vamos a ver... yo suspendo, yo intento estudiar, pero es que yo tengo el problema ese de que mis profesores a veces... me toman por más de lo que puedo hacer, sabes? yo qué sé... yo qué sé... me dicen... Así el éxito se originaba en el propio esfuerzo, con la peculiaridad de que unos-as afirmaban que efectivamente hacían “lo normal” para aprobar, y otros-as afirmaban “no [hacer] absolutamente nada”. Estas atribuciones de relación entre esfuerzo y éxitos eran bastante complejas y ambiguas, ya que si bien establecían una relación clara entre hacer “algo” y aprobar, no relacionaban tanto más o menos esfuerzo con más o menos notas, salvo cuando hablaban del estereotipo de “empollón”. Lo que resulta curioso es que cuando era un-a empollón-a quien ofrecía un marco explicativo para su conducta académica, del mismo modo que la mayoría del alumnado -exceptuando los marcadamente desafectos-as-, explicitaba que se esforzaba lo “normal”, como vimos con Susana. De todas formas, algunos-as también afirmaban esforzarse al máximo: 70 ISSN: 2254-3872 E: y cómo has llevado... cómo sueles estudiar... o... qué... ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ María Lucía: pues estudiar... la verdad es que me tiro toda la tarde estudiando... o sea, hago los deberes y me pongo a estudiar cada vez que hay un examen..., y eso... así que... términos se interpreta el hecho de valer o no valer para el estudio: El Bigotes: eso de que se estudia o no estudia a los profes se la suda porque eso lo ve... el tema es a lo que voy ahora... por qué... E: cuéntame, cuéntame... El Bigotes: pues por la sencilla razón que es lo típico, no es que no me gusta estudiar... es que no se me queda, no puedo... yo puedo, y lo he comprobado... pero a lo mejor lo que tú, o tú, o tú, lo hacéis en media hora, yo lo hago en dos, porque yo me distraigo con nada, yo... es en plan pasa una mosca y bfff.... y estoy media hora buscándola... es que me voy a mear y en lo que voy me hago una paja, voy a yo qué sé a echar un cigarro y a lo mejor me tiro echando tres, voy a beber agua y lo que hago es meterme una coca-cola sentado... E: ajá... El Bigotes: entonces yo pierdo el tiempo casi todo, ahí va! y ya no es por eso, es que a mí me cuesta mucho concentrarme, a mí a lo mejor me dices que me estudie un folio, y tú a lo mejor tardas una hora en estudiarlo, yo a lo mejor tardo quince minutos estudiármelo pero es que tres tardo en concentrarme... entonces a lo mejor si aparte de lo que tú haces en una yo lo hago en dos, si estoy dos horas sentado estoy media concentrado... sabes? a lo mejor demás estoy con la puerta cerrada cascándome sabes? y tan guay... (Núcleo Duro Crew) E: siempre ha sido así? ... desde que entraste en Primero... María Lucía: sí, siempre... E: y en Primaria qué tal te iba? María Lucía: en Primaria muy bien... E: también... María Lucía: sí, siempre aprobaba todas y bien... E: pues cuéntame cómo es una tarde hacer deberes... más o menos cómo te organizas... María Lucía: buf pues... me pongo primero a hacer los deberes, y cuando lo termino todo veo las asignaturas así que más dificultad tengo... si tengo un examen a la vista voy repasando, haciéndome el resumen... cosas así para ir practicando... E: y cuántas horas echas más o menos... María Lucía: buf, pues no sé... de las 5 y medias... hasta las 8 y media por ahí, más o menos... E: todas las tardes... María Lucía: sí... (se ríe)... todas... excepto, bueno los fines de semana y los viernes que sólo hago los deberes el Domingo... y ya está... (se ríe)... para descansar y eso... (...) (María Lucía, autóctona, 4º ESO) Por otra parte, muy pocos-a atribuían el éxito o el fracaso en relación con su esfuerzo en términos de capacidades intelectuales, aunque como veremos ser “tonto” o “listo” era una representación también bastante común. Simplemente, las referencias a las propias capacidades entre aquellos-as más o menos desafectos-as se realizaban en términos de atención y de pereza; en estos Aunque también cabe precisar, que algunas 94 chicas especialmente desafectas, 94 71 ISSN: 2254-3872 Parece que, en la construcción de las relaciones generizadas, la feminidad normativa tiene mayor facilidad para hacer representaciones sobre la falta de capacidades intelectuales que la masculinidad. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ explicitaban que el origen de su carencia de esfuerzo, causa última a la que atribuían sus fracasos, eran dificultades en términos de capacidades intelectuales: Luisa: no es que no, es que me preguntó una vez la orientadora que si yo quería seguir estudiando y le dije que no, que yo no quería... seguir estudiando, porque eran muchos años y yo quería ya trabajar, y me dijo entonces que, que no que no dejara de estudiar, que ellos hablaban con mi madre, que... me metían en lo de Formación Profesional... E: y tienes ganas de empezar... Luisa: sí... E: y por qué... me has dicho que quieres empezar ya a trabajar, por qué? Una de las dimensiones que considero más relevante es cómo se trasladaban las nociones respecto del esfuerzo, si las relacionamos con las propiamente relativas a los distintos itinerarios, a la subjetivación situada de “listos” y “tontos”. Estas trayectorias, que tomaban forma a partir de la estructuración institucional de las distintas disciplinas del conocimiento y a los distintos “niveles” de las capacidades intelectuales del alumnado, eran vividas por los-as chicos-as no sólo en términos de gustos, que también, sino ante todo en términos de “facilidad” y “dificultad”, lo cual era determinante en las elecciones más o menos reflexivas, en función precisamente de la historia de afección/desafección- de futuros itinerarios. Por ello, como veremos en el siguiente capítulo, una de las categorías fundamentales de los procesos de identificación colectiva en el ICA era la relativa al ámbito de la relación con lo académico-laboral. Luisa: porque sí... eh!?... cómo? a ver... E: pues explícate... qué... Luisa: porque a veces lo encuentro un poco difícil lo de estudiar, porque es que es mucho, mucho... sí porque algunas asignaturas te mandan digamos los deberes, y en otra también, y son muchos deberes, y... son muchos deberes... (Luisa, migrante, 2º Compensatoria) Finalmente, resulta interesante que enfaticemos brevemente la similitud de estas nociones de desempeño “normal” del alumnado del ICA con las relativas al desempeño “medio” de los-as estudiantes investigados por Ogbu (1975: 86), ya que así se constata, aunque sea superficialmente, la adecuación de su modelo teórico para el estudio de posibles espacios de segregación social y étnica. Pues bien, la categoría general más usada por los-as jóvenes del ICA para diferenciar las trayectorias educativas ordinarias-normativas de aquellas que formaban parte de las “medidas de atención a la diversidad”95, eran las relacionadas con la -valga la redundancianormatividad, esto es, las clases eran clasificadas entre “Normales”, “de Diversificación” o de “Compensatoria”, según una escala de apoyo del profesorado percibido, y por extensión, de dificultad. Estas tipologías aparecían espontáneamente en todo tipo de discursos tanto del alumnado como del profesorado. Sirva como ejemplo el siguiente extracto de la entrevista a un chico que acudía a Compensatoria, cuando me estaba explicando a qué clase iba una chica con la que intentaba ligar: 95 Qué pensaban de los itinerarios académicos 72 ISSN: 2254-3872 Desde una perspectiva socio-antropológica esta denominación ha de ser tomada como discurso experto, y por tanto, como una forma de producción abstracta de regímenes de verdad. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ “Rodrigo: ajá... la de mi clase... no, la de... es la de compensatoria, no la normal, la compensatoria...” (Rodrigo, migrante, 2º Compensatoria) No obstante, la categorización diferencial entre lo normativo y lo diferente también era desplegada por chicos y chicas escolarizados en los itinerarios ordinarios. Por ejemplo, un día en el pasillo, mientras esperábamos la llegada del profesor, un chico de origen migrante de 3° de la ESO exclamó despectivamente “mira, ahí vienen los de Compensatoria”. En relación a esto, las categorías no eran una suerte de mapa para diferenciar unas clases de otras, sino que remitían a valorizaciones y atribuciones amplias respecto a las características -sobre todo en términos de capacidades- del alumnado allí escolarizado. Es decir, la experiencia en clases diversas en función de las materias impartidas, unido a la percepción de facilidad-dificultad otorgada a las mismas, se articulaba necesariamente con una representación de clases propias de “tontos” en contraste con las clases propias de “listos”: E: sí, esa es la primera pregunta, que os presentéis… me digáis el curso, el grupo al que vais… (…) Carlos: 4º b E: 4ºb… y por cierto, lo de b por qué… Carlos: porque está a, b… Diego: de burro! E: muy bien, ya… me refiero… al… qué asignaturas cogéis... Diego: al itinerario… sí… E: eso, los itinerarios… (…) Carlos: … nuestra clase… la de Biología y Música… Diego: y Plástica… Carlos: pero… no… pero… nosotros estamos en esa clase porque nosotros tenemos Plástica y Música, y Matemáticas B… Diego: las de los listos… Carlos: la de los listos… y por eso nos han metido en esa clase… E: la de los listos de verdad… o… Carlos: la de los listos de verdad… E: yo es que cuando hacía COU eran las matemáticas… C, que se llamaban, la opción C, y eran las fáciles… vosotros estáis con las jodidas… Diego: sí…(…) (Carlos y Diego, autóctonos, 4º ESO ) Y esto, llevaba al alumnado a percibir que el profesorado a su vez manejaba nociones de buenas clases o males clases en relación al comportamiento además de las capacidades esperada96: María Lucía: (…)(riéndose) nada más entrar en clase ya están cabreados... pero... y luego hay términos medios, porque mi profesora de Matemáticas tampoco es que esté muy a disgusto con nosotros... así que no... los profesores... entre los profesores y el tipo de materia que es... estamos bastante... dicen... la mayoría dicen que somos el peor Cuarto... E: sí? María Lucía: sí... E: la mayoría de profesores... María Lucía: (riéndose) sí la mayoría de... de nuestros profesores dicen que somos el peor Cuarto... E: pero cómo sabes que lo dicen...? María Lucía: o sea no... no es que lo digan en.... nos lo dicen a nosotros! o sea no sé si luego en la evaluación lo dirán o no... pero... E: o sea os lo dicen directamente sois el peor Cuarto... 96 73 ISSN: 2254-3872 Recordemos las categorías que el profesorado manejaba a su vez respecto a clases “buenas” o “malas” en función del comportamiento del alumnado en términos disciplinarios. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ María Lucía: sí, dicen Sois de los peores Cuartos es que no queremos entrar aquí... nos lo dicen bastante...” (María Lucía, autóctona, 4º ESO) Puede decirse por tanto que para los-as jóvenes había clases y materias -esto es, itinerarios- fáciles o difíciles, lo que irremediablemente se relaciona a nivel de prácticas en la elección de los mismos, si tenemos presentes la imbricación que para estos-as chavales tenía la dificultad, el esfuerzo y las expectativas de éxito en los quehaceres académicos. Así, la elección de “optativas” entre aquellos-as marcadamente afectos-as se guiaba en términos de requerimientos de una educación verdaderamente superior. Por su parte, la gran mayoría que se desempeñaba con un esfuerzo “normal” articulaban sus representaciones sobre el “gusto” en mayor medida que respecto a los imperativos del ascenso social. En contraste, aquellos-as que tendían en mayor medida a la desafección marcaban claramente su preferencia por lo sencillo o directamente por las clases de compensatoria: Juanito: no sé pero en optativas te dan así Francés, y Estudio... (...) E: y tú cuál... Juanito: yo elegí Estudio... E: Estudio... hora de estudio... Juanito: claro, porque es que ahí haces menos cosas y todo eso... puedes aprobar...luego Francés y todas esas cosas cuesta...” (Juanito, migrante; 2º ESO ) tutor y todo eso, y entonces como [ su hermana] me había hablado de [ tutora de compensatoria]… que era muy buena y tal, y claro pues yo quería que me tocara con ella, (se ríe) … y al final yo le pregunté a la profesora y dice que sí, que… que me tocaba con ella… E: y qué te pareció? Pedro: pues bien (se ríe) E: bien, mejor? Pedro: sí… E: pero por la tutora o por estar en Compensatoria… Pedro: por estar en Compensatoria.. E: pero por qué… te gusta la más la Compensatoria… Pedro: pues porque ahí te ayudan no? … E: te ayudan más… Pedro: sí…” (Pedro, migrante, 2º Compensatoria) Sin duda, lo más relevante en relación a la elección de itinerarios era la explicitación de preferencia de algunos-as de estos-as chicosas para que les “mandaran” a Compensatoria; precisamente jóvenes migrantes de origen latino al comprar su experiencia con otros compañeros-as que ya estaban allí: E: te pusieron directamente… Pedro: sí… pero es que yo no lo sabía que me iba a poner en compensatoria… sabes?... porque… E: y cuándo… cómo te enteraste… eso te quería preguntar, cómo fue eso de que acabaste en Compensatoria… Pedro: pues porque yo entré el primer día no? para… para saber quién era mi 74 ISSN: 2254-3872 E: y qué opinas de la ESO como tal... te gusta cómo está montando lo de las optativas que hay... o los cursos cómo son... Juanito: hombre... E: las materias que das... darías otras... Juanito: sí daría otras... E: cuáles... qué cambiarías o qué dejarías igual... Juanito: hombre por ejemplo... es que... hombre cambiaría porque es que a algunas personas las mandan a compensatoria, y es que, que no hacen casi nada... por ejemplo a Rodrigo no hace nada, y lo mandan a compensatoria, y es más fácil estar ahí, y yo que estudio más que Rodrigo no me mandan allí... y el encima le quedan 3 y a mí 8... ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ E: y por qué dices que le mandaron porque no hacía nada... Juanito: claro... no sé... es que supuestamente tiene más ayuda o algo de eso... no sé... E: no sabes? Juanito: claro... y a mí no me mandan... E: preferirías ir a compensatoria entonces... Juanito: pues sí... E: porque es más fácil... Juanito: es más fácil... y te quedan menos y todas esas cosas, es más fácil... y te dicen...” (Juanito, migrante; 2º ESO) Al curso siguiente, Juanito me dijo un día “me han quedado 8! y eso que estoy en compensatoria!”. Dentro de las representaciones de preferencia por los itinerarios alternativos, había además un claro carácter ambivalente en la preferencia por aquellos devaluados como la "Compensatoria". Resumiendo, si bien muchos que querían ir y así lo explicitaban en términos de la anhelada facilidad - como acabamos de ver-, lo que encontraban eran actividades académicas que les aburrían97, retroalimentando así el proceso de desafección – en la clase "normal" la dificultad y el rendimiento seguían siendo iguales-. Por ejemplo: Rodrigo: no, porque como está la clase pequeña, la clase pues... no hay cómo entretenerse ni nada, siempre estar atento y todo eso... y no te hace falta ni repasar, sólo te hace falta repasar un poquito nada más ... E: pues aún así podrías... Rodrigo: sí... pero en las que suspendo son en la clases estas de todos... en la clase grandota, en esas son las que suspendo... (…) E: y en cuáles estáis todos juntos? Rodrigo: todos juntos? E: sí o sea qué asignaturas tienes...y en cuáles estás... Rodrigo: en Educación Física... Tecnología, Plástica, Música... E: y estás separado en Lengua... R: en Sociales y en Mates.... E: y en Mates... y en Inglés no? R: y en Inglés estamos también... (…) (Rodrigo, Ecuador; 2º Compensatoria) Cabe añadir que todas estas dinámicas, en la cuales profundizaremos en la siguiente sección, les llevaba a preferir trayectorias educativas externas, del tipo “garantía social”, nuevamente en términos explícitos de una esperada facilidad a partir de los discursos y experiencias de otros-as compañeros-as que 98 ya habían seguido por ese camino . Esta explicación puede ser ilustrada con una mañana del final de primer curso, cuando Rodrigo charlaba con su amigo Tango, también de origen ecuatoriano. Rodrigo le insistía a este último para que decidiera irse a hacer una “Garantía” al mismo instituto. Entonces les pregunté si no deseaban terminar la ESO en el ICA -Tango estaba en 3°- , a lo que me dijeron que no les gustaba, que estaban cansados, y que preferían hacer una Garantía, porque era más “fácil”. Tango finalmente siguió en el ICA, mientras que Rodrigo se fue. Otro ejemplo de la ambivalencia de la preferencia por “Compensatoria” lo constituyen aquellos-as alumnos-as que, 98 97 Recordemos como algunos de los chicos-as de compensatoria se aburrían de las tareas y las consideraban como cosas que “eran para tontos”. Cf. pág. 80. 75 ISSN: 2254-3872 Inclusive, varios chicos que se fueron el primer curso de trabajo de campo y que pasaban bastantes mañanas en el patio del ICA durante el segundo, me relataron que en las nuevas trayectorias habían encontrado las “mismas” tareas “aburridas” de siempre. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ cuando volvían a un grupo de clase ordinario, si bien se alegraban de pasar a la “normal", lamentaban las dificultades nuevas. Por ejemplo Estela, de origen rumano, cuando pasó de 2° de compensatoria a 3° de diversificación me comentó muy emocionada y saltando que le habían pasado a la clase “normal”, añadiendo cuando le pregunté si le gustaba más “en Compensatoria te mandan, te dicen todo, te mandan ejercicios de poner tildes y comas, pero ahora no! Ahora nos manda exámenes con muchas hojas”. Por otra parte, una idea que manejaban los-as chicos-as más desafectos-as estaba relacionada con la pérdida de tiempo en compensatoria dado que la facilidad, en contraste con sus expectativas, facilitaba tanto el aprobar como la distracción, cierto “descuido". Además, el hecho de que estos itinerarios constituyan un bloque que no separa aquellas materias-capacidades que se presuponen deficitarias de las que no, junto a cierto desconocimiento de los-as jóvenes desafectos-as respecto de las propias trayectorias, provoca que se profundice en la desafección: Jota: cuando llegué a Tercero va todo bien, pero de repente... llegó una clase de matemáticas... yo siempre he sido penoso para las matemáticas... tanto que ahora tengo las de Tercero... y Segundo... soy penoso loco [(¿?) 14:06] y resulta que yo llegué y decía que no entendía al profesor, y que... y yo pensaba... mira yo pensaba, que había unas clases de así tipo Compensatoria (…) pero que podías elegir las clases... sabes? y sólo quería para las clases de Matemáticas... y me cambiaron a todas... E: ah Tercero de Compensatoria.... Jota: sí y yo no sabia bien sabes? E: pero lo pediste tú? Jota: lo pedí yo, mira lo pedí yo porque... E: a quién se lo pediste... a ese profesor? Jota: no... a Jefatura de estudios... al tutor también lo pedí, no sé, pero lo pedí... y eso fue, ha sido un error grandísimo... me arrepiento de haber hecho eso... E: por qué? Jota: porque cuando llegué a Compensatoria me descuidé, dije va!, me descuidé mucho, mucho... me descuidé un montón... suspendí, suspendía, y suspendía... hasta que llegué al final, y... y me quedaron cuatro o tres, creo que eran cuatro o tres... por ahí... (Jota, migrante, 4º ESO) Por último, queda por explicar un aspecto muy interesante respecto a los imaginarios de losas chicos-as del ICA sobre los distintos itinerarios académicos y su relación con la construcción de subjetividades, y específicamente, en relación con la construcción étnica. Una noción que apareció en las entrevistas de la mayor parte de jóvenes migrantes era una especie de relato sobre que al llegar a España les habían bajado injustamente de curso. Al igual que cuando describí los relatos contradisciplinarios, no estamos entrando a evaluar la veracidad de esos discursos, si bien es cierto, a la luz de obras como la de Franzé (2002), que las prácticas institucionales/docentes para evaluar en Primaria al alumnado recién llegado, supuestamente de acuerdo a sus capacidades y nivel académico, no son sistemáticas ni coherentes, recordando por tanto a la fundamentación del estereotipo que postula que el nivel de la educación en 76 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ 99 los países de origen es a todas luces inferior . Lo que resulta relevante en mi opinión es el hecho de que haya una gran mayoría de chicos-as que llegaron a una edad temprana al Estado español como parte de un proyecto migratorio familiar y/o comunitario, que manejan una suerte de relato respecto de una relación esencialmente injusta con el sistema educativo de acogida desde la llegada. Así, indudablemente sus construcciones étnicoidentitarias y de relación con la Escuela estarán mediadas por esas experiencias subjetivas: Rodrigo: sí... estaba en 4º... E: o sea acabaste 4º... Rodrigo: para hacer 5º allá en Ecuador... E: y aquí llegaste y te metieron a 4º otra vez... Rodrigo: aquí me cambiaron a 4º otra vez!... (se ríe)... E: ese año no tuviste verano no? Rodrigo: no... E: llegaste en Octubre y hala a currar... (risas)... Rodrigo: pero me falté días a clase... solo para adaptarme aquí al horario y todo eso... (Rodrigo; migrante , 2º Compensatoria) E: llevas cuatro años en el ICA... no? Jota: una eternidad socio... cinco años!... porque repetí... porque... E: qué curso repetiste?... Jota: Tercero loco.... además que cuando yo llegué a España con 4, 3 añitos así... 4 años, cin... por ahí... eh... me bajaron un curso... me pusieron... en 99 Hasta donde yo sé no hay ningún estudio serio que haya comparado el sistema educativo español con el ecuatoriano, colombiano o peruano por un lado, o con el marroquí, el rumano o el chino por otro, en términos de “calidad” o “eficiencia” -¿cómo se construirían esos criterios?-. Lo que sí sabemos es que muchas de las personas, categorizadas como “inmigrantes” cuando pasan alguna de las fronteras del Estado español, no son las personificaciones del estereotipo de inmigrante analfabeto, sino más bien todo lo contrario. vez de ponerme en el que debería ir... me pusieron atrás... y por eso empecé en uno más tarde... (Jota; migrante, 4º ES0) Qué pensaban sobre su futuro académico Teniendo en cuenta lo que acabamos de ver respecto a las nociones que los-as alumnos-as manejaban sobre la educación y su propio desempeño, para lo relativo a las expectativas futuras había dos polos bien claros. Los-as claramente afectos-as deseaban llegar a la “universidad”, tenían gustos más o menos específicos sobre que “carrera” realizar y en la medida de lo posible, de acuerdo a sus capacidades e intereses, articulaban en la práctica unas determinadas elecciones de itinerarios durante la ESO y en el Bachillerato: Carlota: una vez una, una profesora de Matemáticas nos dijo... Es que ahora todo el mundo se está pillando módulos, no sé qué, y porque la gente hoy en día pide mucho FP, mucho no sé qué... para trabajar y tal, pero es que... yo qué sé, el día de mañana un bachillerato a lo mejor vale más que un módulo, sabes lo que te digo?... (Carlota, migrante, y Josefina, autóctona; 1º Bach.) Por su parte los-as claramente desafectos-as deseaban cumplir lo antes posible con el trámite del título de ESO para ponerse directamente a trabajar; o dependiendo de cómo les fuera en las “Garantías”, continuar con “algún módulo”. Como expresó un joven en una ocasión, ya el propio Bachillerato era un lugar lejano, donde “nunca [habían] llegado”.100 100 77 ISSN: 2254-3872 David Poveda, uno de los investigadores del Proyecto AIESO, durante su propio trabajo de campo repartió cámaras fotográficas entre algunos-as alumnos en un taller “audiovisual” con la instrucción de que hicieran fotos sobre su experiencia en el ICA. Un chico de 4° de diversificación fotografió uno de los letreros que encima de las puertas identificaba un aula de ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Para la gran mayoría que consideraba que se esforzaba lo “normal” y se encontraba en el limbo analítico de la afección/desafección ciertamente coyuntural, había otra noción bien clara: querían ir a la universidad -en clara relación con las nociones relativas a la conexión educativa-laboral- pero al mismo tiempo dudaban si llegarían, debido a los esfuerzos necesarios en términos de dificultad y tiempo. Es decir, aunque “ir a la universidad” era algo más que deseable se veía más que lejano, aún más que el propio bachillerato. Otro ejemplo resulta interesante para comprender las nociones mediante las que los-as jóvenes estudiados consideraban que existían caminos escolares que no eran para ellos-as, lo que recuerda la representación desafecta típica: “para estudiar no valgo”. Una mañana finalizando el curso 2008/2009 me crucé a la salida de una actividad en el salón de actos, con Tico y uno de sus amigos, dos jóvenes latinos con los que solía charlar en los recreos. Cruzamos una breves palabras ya que después de un saludo rápido les pregunté, como era de rigor, qué tal les iba el curso. La conversación, por suerte para mí, derivo en qué querían hacer si terminaban la ESO101. Tico me dijo que quería hacer un módulo cuando terminara la ESO, pero que no sabía cuál, y su amigo me explicó que “no [era] justo” que el bachillerato “solo” sirviera para ir a la universidad porque también era “importante”. En ese momento les pregunté si entonces querían ir a la universidad, a lo que Tico sorprendido me contesto “uf! noooo!”. Finalmente, han de ser explicadas algunas nociones relativas a las expectativas de escolarización futura en relación a la construcción étnica-identitaria, esto es, si pude evidenciar algunas líneas representacionales específicas de jóvenes migrantes. En este sentido, ya hemos bachillerato. El jugoso título que le puso a su fotografía fue “Donde nunca hemos llegado” (Cf. Franzé et al, 2009). 101 explicitado que las cuestiones estructurales de concentración en trayectorias alternativas, en este caso las aulas de compensatoria, ya nos ofrecen una mayor proporción de alumnado migrante tendiendo a la desafección en el ICA y por extensión, una mayor preferencia por programas educativos profesionales, como nos decía el amigo de Tico. Pero lo interesante era como algunos chicos latinos relacionaban específicamente el acceso al mundo laboral con su madurez como hombres, y por extensión el “seguir” estudiando con cierto infantilismo. Estas dinámicas las puede evidenciar, más que en discursos explícitos, en las bromas que muchos de estos chicos me dirigían -cariñosamente espero-. Por ejemplo, mientras estaba entrevistando a Jota recibió una llamada de un amigo y al explicarle que estaba entrevistándose conmigo, delató el apodo que me habían puesto: “el universitario”. Otro día, charlando en el patio con un grupo de jóvenes latinos, algunos de los cuales pertenecían a un grupo de hiphoperos, la crew Carabanchel Historia Perdida -que además eran “colegas” de Jota-, me interrogaron sobre mi investigación y mi trabajo. Les sorprendió bastante que no estuviera cobrando un sueldo fijo después de haber estudiado una “carrera”, pero lo más significativo es que uno de los chicos me preguntó si “aún [vivía] con [mis] padres”. Cuando le expliqué que no, su siguiente comentario fue aún más interesante “Oye, aquí los españoles se quedan a vivir hasta muy mayores con los padres, ¿por qué?”. Por deficiencias de mi pericia como investigador, o porque no las manejaban, no puedo decir nada respecto a alguna dinámica similar entre las representaciones de las chicas latinas. Cabe especificar también que aquellos chicosas latinos-as y de otros orígenes nacionales extranjeros que protagonizaban un camino de relativa afección, expresaban una clara preferencia por la educación superior, así como expectativas de que iban a conseguirlo. b. Representaciones sobre el mundo de lo laboral Ese curso estaban terminando 3° 78 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ La inmensa mayoría de los-as chicos-as del ICA se mostraban francamente preocupados por el mundo laboral en términos de precariedad y de la relación de la titulación académica con mejores o peores trabajos en el futuro, lo cuál relacionaban a su vez con mayor o menor sueldo. Al mismo tiempo, en clara conexión con lo educativo, las nociones sobre gustos estaban presentes entremezcladas con la facilidad o exigencia que un determinado puesto de trabajo podía ofrecer y demandar. Si considero que estos-as jóvenes estaban preocupados por estas nociones es debido a que las temáticas respecto a mi propia vida laboral y personal eran sus preferidas en nuestras conversaciones, cuando ellos-as dejaban de contestar mis preguntas. En resumen, tras cuestiones sobre mi trabajo y mi sueldo, venían las cuestiones relacionadas con la vivienda, con quién vivía, si tenía novia, si estaba de alquiler, cuánto pagaba por mi casa; y lo más significativo, si mis padres me seguían dando dinero. Veamos un ejemplo. Aquél día que charlé con Kaled después de que hubiese sido expulsado de la clase de Educación física, en un momento que nos quedamos en silencio102 me preguntó si entonces trabajaba de “eso”, de “antropólogo”, añadiendo “¿y llegas a fin de mes?”. Traté de explicarle lo más resumidamente posible las tensiones de los-as aprendices de académico-a, comentándole que como no había conseguido buenas becas había tenido que trabajar casi “de todo”103. Él me comento al hilo de esto lo “mucho” que ganaba su hermano, trabajando de “peón”104, “casi mil euros!”, pero que como en ese trabajo “te mandan mucho” y “no cobras lo qué más”, él prefería “hacerse” una electrónica o “algo así”. Continuó narrando sus planes: éste año “ya no”105, pero el siguiente ya le pasaban a 3° e iba a intentar aprobar hasta 4°; si no lo conseguía, se pondría ya “a trabajar”. También había pensado irse a una “garantía”, pero estaba preocupado no fuera que le mandaran a una “UFIL”, que era “una mierda”, “lo peor”, “por debajo de la compensatoria externa”; sólo le quedaba “hasta Septiembre” para poder trabajar, así que podría hacer “eso de un módulo” mientras trabajaba por las mañanas, pero no estaba muy seguro, ya que “no [le] gusta nada estudiar”. Entonces yo le comenté que había 106 sacado un 10 en un examen de inglés “sin hacer nada”; él riéndose me explicó que “es que a veces de estar en clase así sin hacer nada” que “atiendes a veces” y algo se te “queda”. Después continúo explicándome que lo único que realmente le gustaba era el fútbol, de hecho jugaba en un “club importante”, y no descartaba la posibilidad de llegar algún día a ser “profesional”.107 Este tipo de pautas generales mediante prácticas de demanda de información académico-laboral hacia mí no era exclusiva de jóvenes que podamos categorizar como desafectos-as. De hecho, algunos-as chicos-as se mostraban interesados en mi propio trabajo 105 Recordemos las nociones sobre los-as chicos-as que se dan por vencidos. 106 102 Unos días antes le habían dado un examen en la clase de compensatoria, y había sacado un diez. Ese día no hizo excesivos ademanes de estar contento con la nota. Recordemos como mi intento de empatía a partir del “árabe” no había despertado su interés. 103 Aunque intenté evitarlo en todo lo posible, realicé algunas intervenciones con los-as chavales que bien pueden clasificarse como educativas en términos ético-morales, al transmitirles en ocasiones mis propias visiones acerca de la vida. 107 104 Su trabajo era en la construcción instalando fontanería. 79 ISSN: 2254-3872 Desde que dejé el trabajo de campo he mantenido algún contacto vía chat con algunos-as chicos-as, con conversaciones esporádicas. Gracias a eso sé que Kaled realizó exitosamente una garantía de electrónica y le resulto bastante interesante. A día de hoy cada vez que cruzo algunas palabras en el chat me pregunta si se de algún sitio donde pueda encontrar trabajo, ya que está “sin hacer nada”. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de “investigación” no sólo por la novedad y relevancia con las consecuentes dinámicas de socialización y despliegue de capitales sociales - en el sentido de que para algunos era molón hacerse mi “colega”-108. Muchos-as chicos-as me interrogaban cada vez que tenían la ocasión sobre si realmente era tan “difícil” la “Universidad”. Por ejemplo, durante el último trimestre del segundo curso mantuve amplias conversaciones acerca de “qué [era] la antropología” con dos chicos migrantes de un grupo de 3° ordinario, Joselu y Guille, que iban relativamente bien en los estudios. Guille me preguntó un día específicamente por qué opción debería escoger en bachillerato para poder estudiar antropología. Vemos por lo tanto como sus imaginarios respecto al trabajo están intrínsecamente relacionados con la elección de itinerarios, ya que si bien es cierto que los-as más afectos-as postergaban el deseo de introducirse al mercado laboral en aras de conseguir mejores situaciones sociolaborales, para ellos-as también el fin último del paso por la ESO no era otro que llegar a trabajar. Las representaciones sobre lo laboral, por otra parte, estaban directamente relacionadas con un imaginario -común para los-as protagonistas de procesos de afección y desafección- del mundo del trabajo como intrínsecamente mejor que lo educativo, ya que trabajando se “cobraba”. Así por ejemplo, un día que en una clase ordinaria de 3° durante la asignatura de Inglés se estableció un debate sobre por qué no pagaban a los estudiantes. Mientras la profesora intentaba explicar que la “educación es un derecho” y por lo tanto conlleva “una obligación”, el joven apodado El Niño109 exclamó “ahora nos vendrás con que estudiar es algo bonito!”. En definitiva, afectos-as y desafectos compartían las mismas representaciones sobre el mundo de lo laboral, con la diferencia de que para estos-as últimos-as lo laboral no era algo del futuro sino algo anhelado en el presente más inmediato, con algunas ambivalencias, como vimos con el ejemplo de Kaled. Por lo tanto, algo común a los-as chicosas del ICA, debido a sus propias nociones sobre la educación y su conexión con lo laboral, era pensarse a sí mismos-as en términos de pertenencia a un lugar socioeconómico en tránsito hacia la adultez. c. Qué pensaban del profesorado Los-as “profes” eran antes de nada “mayores”, por lo que en tanto autoridad adulta que personifica al ICA, institución a la que el alumnado acudía obligado - no lo olvidemos-, recibían todo tipo de calificativos desde el apodo cariñoso al insulto explícito. Estas dinámicas que se relacionan con la percepción del los-as chicos-as del ICA como un espacio de conflicto entre ellos-as y el profesorado, como vimos en las nociones de injusticias disciplinarias cuando los-as chicos-as explicitaban que “los profesores” se “defienden” entre “ellos”, también pueden abordarse como prácticas de despliegue de la desafección -entre iguales y ante mí como protagonista de un rol ambiguo-, en tanto que discursos legitimados. De esto se sigue, en resumen, que las categorías específicas que un-a alumno-a determinado pudiera interpelar a un determinado docente en un momento dado, antes que respecto a otra cosa, estaba relacionadas con los estilos disciplinarios del 110 docente en cuestión . Es decir, los juicios valorativos que el alumnado efectuaba sobre el profesorado, más que basarse en esquemas 108 Durante una entrevista dos chicos se pusieron a insultar – in absentia- a una compañera del grupo de pares en el centro que en aquellos momentos yo consideraba como amiga suya porque según ellos iba alardeando de que era amiga de los “sociólogos”, además de que se las “daba de okupa” pero no lo era. Su apodo como parte de la Núcleo Duro Cew. 110 109 80 ISSN: 2254-3872 En cierto sentido del mismo modo el profesorado enarbolaba categorías sobre el alumnado en función de sus prácticas de relación con la Escuela en términos contradisciplinarios. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ semánticos del tipo son eso o son lo otro, estaban basadas en cuestiones del tipo hacen esto o hacen lo otro. Al hilo por tanto de estilos disciplinarios más o menos explícitos, la primera categoría casi omnipresente en el discurso del alumnado era la de “majo” o “maja”, cuando las prácticas disciplinarias de el-la profesor-a eran percibidas como suaves y por tanto, sentían que les “trataba” bien. Por el contrario, un “vacilón” o “vacilona” era aquél profesor o profesora que desafiaba abiertamente a los-as chicos-as a partir de sus prácticas contradisciplinarias de una manera percibida como ruda. Además de estas categorías, los profesores-as “malos” y “malas” solían recibir entre los-as chicos-as el calificativo de “tonto” 111 o “tonta, además de una ristra de insultos . Es necesario precisar algunas cosas. La importancia de la percepción acerca del disciplinamiento por parte del alumnado era tal que alguien categorizado-a como majo-a podía ser insultado sin contemplaciones durante una interacción en el aula, si estaba ofreciendo un disciplinamiento más o menos severo, aunque ese docente no tuviera cotidianamente un estilo de los más fuertes. Por ejemplo, en otra ocasión en la que Kaled fue expulsado de la clase de Educación Física por no estar centrado en la tarea, insultó a la profesora entre dientes mientras salía por la puerta exclamando “me cago en tu puta 112 raza!” . Ese mismo día le pregunté qué tal le caía esa profesora; su respuesta fue clara, “me cae bien, es maja”, y continuó explicándome que a él “sólo” le habían “caído bien dos profes de todo el ICA”. Por otra parte, sin importar si un- alumno-a protagonizaba o no una historia más o menos radical de 111 “El Calvo”, “La Pija”, “La Enana”, “puta”, “hijo de la gran puta”, “zorra”, “calvo de mierda”, “El Cabezón”, por poner algunos ejemplos de las categorías codificadas durante el trabajo de campo. 112 Por suerte para Kaled, ese día la profesora no escuchó el comentario. desafección, los calificativos despectivos eran la norma, por lo que se palpa la relevancia de las nociones de conflicto en torno a los procesos concretos y contextuales de disciplinamiento y contradisciplinamiento. En relación a lo anterior, bien puede pensarse que una excepción pudieran ser los discursos de los-as “empollones-as”, pero incluso los-as jóvenes con trayectorias académicas más fructuosas relativizaban sus buenas opiniones respecto a los-as profesores-as explicando cómo estos-as “se [pasaban] a veces". Otra noción mayoritaria entre el alumnado del ICA y especial aunque no exclusiva entre los-as chicos-as más o menos desafectos-as, era una extensión de sus consideraciones sobre el excesivo disciplinamiento, en el sentido de que debido a la cantidad de prácticas disciplinarias no les hacían caso. Un ejemplo muy significativo ocurrió cuando llevaba muy poco tiempo en el centro. Había una excursión a una fábrica de bebidas, pero a los-as chicosas de compensatoria nadie les informó ni les entregó la hoja para el permiso familiar, ya que cuando eso se hizo ellos no estaban en la clase “normal”, según me explicaron. Un chico, Daniel, insistió “ lo ves? los profes no nos hacen caso!”, y una chica , Alicia, sentenció “son tontos!”. Por tanto, la percepción del alumnado de una base conflictiva para las relaciones con el profesorado en tanto que autoridad adulta se manifestaba en multitud de apodos más o menos cariñosos o insultos explícitos, siendo esa percepción de conflictividad la noción más relevante, en tanto que derivación de las percepciones y opiniones específicas acerca de las prácticas disciplinarias del profesorado. d. Qué pensaban de otros-as alumnos-as Por último, antes de continuar con las prácticas concretas de relación con lo escolar, es necesario abordar que nociones manejaban los-as chicos-as del ICA respecto de otros-as compañeros-as. Ya vimos que las estructuras subsecuentes a las trayectorias en gruposclase-niveles tenían reflejo en los discursos de los-as chavales en términos de capacidades tanto intelectuales como comportamentales y 81 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ actitudinales, aunque fuera en tono de bromas en la mayor parte de ocasiones. Dado que una sección completa va a ser dedicada a los procesos de identificación colectiva, por el momento sólo explicitaré algunas cuestiones relativas a nociones más o menos específicas respecto al alumnado como parte integrante de la institución. Así, más allá de todo lo relativo a las nociones relacionadas con la estructuración en grupos por niveles, en sentido amplio, las representaciones más relevantes manejadas por los-as jóvenes del ICA en referencia a otros-as compañeros-as se relacionaban con atribuciones de gusto por la conflictividad, resultando que los-as compañeros-as se diferenciaban entre personas que eran “buena gente” y personas que “no eran buena gente”. Cabe precisar que la noción de conflictividad era manejada mayoritariamente por grupos estilísticos para ridiculizar a otros-as – por ejemplo entre los-as anarkas y los-as bakalas113- del mismo modo que muchos-as de aquellos-as que se consideraban “españoles” manejaban nociones de atribución a un carácter violento esencial entre los chicos latinos. Por otra parte, además de relacionar la noción de buena persona con su gusto más o menos percibido respecto de la conflictividad, algunos-as chicos-as manejaban una representación de sus compañeros-as como competitivos-as, en términos de una atribución de exceso en sus prácticas de “estudio” junto a una ausencia de interés por ayudar a los-as demás: Carlota: sí... la gente cambia mucho y como dice Josefina, las personas que conoces desde pequeño... son tus amigos para toda la vida, y ya... y te llevas bien con ellos y sabes que son las personas, yo qué sé... está bien... pero luego hay gente que te encuentras y...yo qué sé , no sé... no hay.... la gente como que com... sobre 113 CF. Infra. todo las personas que estudian mucho, ya no se toman un estudio como para aprender, sino que compiten, y a lo mejor, desprecian más a unas personas que a otras y no sé qué... y... Josefina: y pides ayuda... y te dicen que ya tienen demasiado con preocuparse con sus notas como para estar ayudando a los demás... Carlota: no sé, la gente... sí, la gente ya se lo toma todo como con más competencia... y es verdad, sí si vas a alguna clase o lo que sea flipas, porque... la competencia no? que tienen por una nota, no por el que... Josefina: sabes? es que... no es por ellos mismos, no es por ellos mismos! por aprender ellos mismos... sino porque no sé se sienten mejor siendo mejores que alguien, no sé a lo mejor tienen una vida tan nefasta que... les hace feliz eso sabes?... (Carlota, migrante, y Josefina, autóctona; 1º Bach.) Por lo tanto, vemos que nociones tan propias de los llamados nuevos modelos productivos, que en último caso hacen referencia a las bases individualistas de las cosmovisiones de las hegemonías actuales, formaban parte del imaginario de los-as chicos-as escolarizados-as hacia lo laboral. B.2. - Las prácticas de relación con la Escuela a.- Introducción Una vez que hemos descrito las representaciones y nociones principales que los-as jóvenes estudiados-as ofrecen respecto a su relación con lo escolar en sentido amplio, así como sus etnoecologías relativas al mundo socio-laboral, veremos a continuación cómo eran las prácticas concretas de relación con lo académico para comprender su compleja articulación con esos imaginarios y su relevancia a la hora de aprehender trayectorias de escolarización concretas. Por el 82 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ momento, espero que haya quedado claro que hay jóvenes que protagonizan una clara historia de desafección escolar, jóvenes que a su vez son participes de una trayectoria clara de afección, y una amplia mayoría - a la que nos referimos como situada en una especie de limboque comparte dinámicas representacionales y prácticas tanto de relación afecta como desafecta hacia lo escolar. En este sentido, más arriba insinué la complejidad y ambigüedad de la prácticas escolares de los-as jóvenes escolarizados en el ICA, lo cual a continuación podremos constatar a partir de la descripción comparativa de las prácticas manifiestamente desafectas, que he querido denominar como el ethos malote, con aquellas que desplegaban simbólicamente una apariencia de desafección interpretadas como una pose común de la práctica del alumnado. Antes de continuar cabe añadir que inevitablemente, los propios sesgos de la mirada etnográfica me llevaron a prestar especial atención metodológica a esa práctica desafecta. Del mismo modo, ante la constatación empírica de la relevancia que en la práctica tienen para los-a agentes en el ICA las lógicas instrumentales-disciplinarias, he prestado especial atención en el análisis a las dinámicas contradisciplinarias del alumnado. Debido a todo ello, y esperando que en definitiva lejos de constituir un sesgo esta perspectiva se deba a las necesidades demandadas por la propia naturaleza del objeto de estudio, a continuación describiré de modo general las prácticas abordables como de adecuación a las tareas escolares, para profundizar después en aquellas interpretadas como resistencias a las lógicas institucionales disciplinarias. b. - Las prácticas de adecuación a la tarea: instrumentalización incorporada Si la lógica disciplinaria como extensión de la visión instrumental de la enseñanza, dominaba las prácticas docentes, las lógicas de socialización autónoma dominaban las partituras de los-as jóvenes del ICA, en el sentido de que los deslizamientos y tensiones prácticas entre su adecuación a la tarea y sus prácticas de socialización en el aula, son las que marcan el ritmo contradisciplinamientos. de sus Sobre las prácticas de socialización hay que constatar que, tanto en el patio o la cafetería como en las aulas, las prácticas que más ocupaban al alumnado eran las relacionadas con sus propias relaciones, abarcando en su interior las dinámicas de poder entre los grupos de pares con una especial generificación de las dinámicas relacionales114. Es decir, si el docente estaba preocupado por que la explicación llegara a las mentes del alumnado y por ello la clase se estructuraba a partir de las prácticas disciplinarias, el alumnoa por su parte se preocupaba por los juegos sociales, las relaciones de cooperación y cordialidad, las dinámicas de confrontación y, por encima de todo, la construcción de sus sexualidades. Así podemos ver que la noción común que estipula que los-as alumnos-as de Secundaria no se preocupan por sus estudios, si bien es errónea115 no está del todo desencaminada, en el sentido de que los “ligues”, las “peleas” y la camaradería eran las prácticas sobre las que supeditaban en cierta manera todas las demás. En definitiva, suponemos que por eso las instituciones educativas formales se mueven en el terreno de los disciplinamientos más o menos explícitos entre la obligatoriedad de la enseñanza y la esencialización de la infancia. Empero, los-as chicos-as del ICA no solo iban al instituto a “calentar la silla” sino que también se ocupaban de los requerimientos académicos. Entre unos juegos u otros, unas charlas u otras, o entre unas bromas u otras, el 114 Cf. (Thuren, 1993). La generificación relacional constituye la incorporación en la socialización de la juventud de las dinámicas del sistema de género patriarcal. Hace referencia a la distribución de poder diferencial entre géneros. 115 83 ISSN: 2254-3872 Recordemos como las representaciones sobre lo laboral eran nociones que preocupaban ampliamente al alumnado y que además eran las que en última instancia se articulaban con sus decisiones académicas. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ alumnado prestaba atención a las explicaciones del docente, hacía las tareas con relativa intensidad y éxito y se preocupaba por “aprobar” las asignaturas para que le “pasaran” de curso. Pero no sólo los buenos alumnos-as atendían, ni las prácticas eran tan sencillas como la presunción que espera que los-as “malos” alumnos-as sólo molestarán a los demás. El alumnado “normal” que se esfuerza lo “justo” –de acuerdo con sus opiniones-, también se dedicaba a “armarla” en clase y, del mismo modo, el alumnado disidente si bien molestaba también atendía a las explicaciones, tanto en sus clases separadas como en las clases comunes con el resto del grupo. En resumen, las prácticas de adecuación a la tarea consistían principalmente en escuchar, preguntar y realizar una tarea determinada. Otra dinámica era la mezcla de preguntas y desempeños en referencia a tareas concretas de modo colectivo, esto es, los-as jóvenes en intersección con sus charlas sociales y prácticas de relación también trabajaban colectivamente. Este tipo de prácticas solían ser corregidas por los-as docentes, lo cuál era interpretado por el alumnado como una evidente injusticia. En relación a esto, una defensa discursiva de los-as chicos-as cuando efectivamente estaban hablando de sus cosas era protestar exclamando que el contenido de su conversación versaba sobre tareas académicas. Por otra parte, respecto a lo que afirmaban respecto al trabajo académico en casa - es decir, si hacían o no “los deberes”-, como era de esperar, los-as más o menos afectos-as explicaban que prácticamente todos los días de la semana hacían “los ejercicios” y sólo “estudiaban” cuando tenían una prueba o “examen” a la vista. Por el contrario, los-as relativamente desafectos-as afirmaban no hacer prácticamente nunca los “ejercicios” y “estudiar” aún menos. De nuevo, las nociones respecto al desempeño medio, tal y como se relacionan con el despliegue de pretendida desafección, nos obligan a tomar estas afirmaciones con cautela. Al hilo de esto, centrándonos en el alumnado de compensatoria, puede decirse que en la clase la mayor parte de ellos y ellas siguen las tareas y explicaciones, atendiendo y aparentemente interesados. Estas prácticas constituyen evidencias que chocan con sus discursos sobre pasar de todo o no saber “nada”. Sirva como ejemplo que en una ocasión en la que Estela salió al encerado para hacer unos ejercicios de matemática, pese a que los hizo bien, no paro de decir mientras se levantaba “no sé hacer nada profe! no sé nada!” a la par que evaluaba las reacciones del resto de compañeros-as con la mirada. c.- Las prácticas de resistencia contra el disciplinamiento La totalidad del complejo sistémico que los-as chavales del ICA desplegaban en las aulas en función de la relevancia de sus relaciones de socialización en sentido amplio, pueden ser analizadas desde la perspectiva de formas cotidianas de resistencia (Scott, 1985) en tanto que constituyen procesos alternativos a lo que se seguiría de una suerte de consentimiento en la producción (Gaudemar, 1992) a las tareas que se les demanda. Así, evitando valorizaciones sesgadas de una esencia contrahegemónica en las prácticas contradisciplinarias y en la figura del desafecto116, simplemente de la misma manera que un ejecutivo puede pasar algunas horas en el ordenador de su oficina navegando por las llamadas redes sociales, así un-a alumno-a reparte sus prácticas entre sus cosas y su trabajo. Por lo tanto, teniendo presente la noción de consentimiento en la producción, es como si en la práctica estos-as chicos-as ofrecieran una resistencia a la obligatoriedad de su situación en forma de mil y una maneras de “joder” o “picar” al docente, su 116 84 ISSN: 2254-3872 Teniendo en cuenta que pese a la inflación de las titulaciones las personas con mayor nivel de educación normativa pueden al menos intentar utilizar esa educación como ascenso social, y que una ausencia de titulación normativa se puede relacionar con un posicionamiento subalterno en las jerarquías sociolaborales, cabe preguntarse que constituiría una dinámica más antisistémica, en términos de Wallerstein, si la práctica de afección escolar o la práctica de radical desafección. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ pasatiempo favorito. Es por ello por lo que decíamos, al analizar las prácticas docentes, que los despliegues prácticos que los-as jóvenes realizan en términos de relaciones de poder generizado interfieren con la partitura instrumental docente y su disciplinamiento. Veamos un ejemplo: una mañana, Roberto y Augusto estaban dibujando las tareas que la profesora de Plástica acaba de encomendarle a la clase; debían reproducir una serie de dibujos, como por ejemplo una silla, para demostrar que sabían realizar luces y sombras con el lapicero. Estaban bastante concentrados y charlaban sobre los detalles de su destreza con el dibujo. En un momento dado la profesora se acerco a Roberto para cariñosamente corregirle, explicándole como coger mejor el lápiz y como ejercer más o menos presión para lograr mejores efectos de sombra. Roberto debió de tomarse esto como un disciplinamiento, y por tanto no le gustó en absoluto, por lo que cuando la profesora se giro para continuar con su ronda de correcciones, hizo un gesto de burla y siguió dibujando aparentado desgana, y emborronando parte del dibujo con movimientos toscos del lápiz, como para demostrar a su compañero la intención de no seguir haciendo las cosas bien hechas. Pasemos seguidamente a explicar las dinámicas contradisciplinarias más comunes enfatizando, como viene siendo la norma en este trabajo, las ambigüedades entre las prácticas más o menos afectas. Las dinámicas generales del absentismo Si nuestra mirada analítica considera la Escuela como un contexto de disciplinamiento, la primera de las resistencias a abordar constituye el hecho de no acudir, esto es, qué motivos y qué dinámicas usaban los-as chicosas para hacer “pellas”. Sobre esto, antes de continuar, cabe comentar que precisamente no realicé ningún tipo de acercamiento estadístico al tema, ya que mi interés se centraba en cómo interpretaban los-as propios-as chavales ese tipo de prácticas. De todas maneras, el uso de técnicas como la cuantificación y comunicación a las familias del alumnado de las faltas por medio de la PDA, hace suponer que el absentismo no era una de las mayores problemática en el ICA. A partir de los datos etnográficos sí podemos saber que durante el primer año de estudio, en la una de las clases de compensatoria faltaban alternativamente siempre los-as mismos-as alumnos-as117. De hecho, a uno de esos chicos “absentista” sólo le vi dos veces en esa clase y otra vez en la puerta de Jefatura de estudios118. Por lo tanto, si bien he supuesto que no era una problemática generalizada, sí puede decirse que estaba relacionada con procesos concretos de desafección. Respecto al segundo curso de trabajo de campo, debido precisamente a la estrategia de acudir al máximo de clases posibles, no puedo añadir nada más concreto en referencia a esta temática. Pues bien, según sus propias explicaciones, ¿por qué hacían pellas los-as alumnos-as? Por una parte y de nuevo en conexión con la obra de Ogbu (1974:109-111), algunos-as chicos-as que protagonizaban historias de desafección atribuían el origen de su absentismo a una suerte de tareas relacionadas con trabajo doméstico, esto es, ayudar a sus familiares en la casa, o a cuidar de los hermanos-as pequeños-as. Cabe añadir además que hasta donde puede saber ninguno-a de los-as que aducían este motivo era migrante, por lo que los sesgos comunes que presuponen cierta minusvalorización de la educación de las familias migrantes se tornan una vez más falsos. Obviamente las presiones socioeconómicas para un migrante puedan ser distintas, y tal vez estén en el origen de 117 Es necesario explicitar - para que tomemos con la justa cautela este argumento- que registré las faltas tal y como eran anunciadas por el docente de la clase. Debido a que no acudí sistemáticamente todos los días ni a todas las clases, la cautela precisamente se dirige a tomar esta explicación desde un punto de vista cualitativo. Por ello estimo que lo más relevante precisamente son las explicaciones que me daban los-as jóvenes respecto del absentismo. 118 85 ISSN: 2254-3872 A la luz de lo que en jefatura me explicaron, este chaval tenía problemáticas familiares serias, además de que había sido psiquiatrizado. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ preferencias por lo laboral en este tipo de alumnado119, pero ante evidencias como ésta, y teniendo presentes otras como las historias de afección escolar protagonizadas por jóvenes migrantes ante similares presiones socioeconómicas, no podemos relacionar la desafección escolar entre los-as jóvenes migrantes exclusivamente con factores o procesos socio-económicos. Otra dinámica general del absentismo tenía motivaciones instrumentales, esto es, se originaban en las estrategias que los-as chicosas manejaban, con más o menos éxito y reflexividad, en un intento de relacionarse con lo Escolar en términos de parcelación del aprendizaje y de manejo eficiente de los requerimientos burocráticos de la institución. Por ejemplo, muchos-as chicos-as desafectos no aparecían por el ICA el día que tenían un examen, a la espera de enarbolar una excusa más o menos creíble que les permitiera realizarlo más adelante y así tener más tiempo para estudiar. Me temo que lo normal ante esta práctica era que el-la docente contara ese examen como un “cero”. De la misma manera, otros-as faltaban a la clase antes de un examen para poder echar el último o único vistazo a la materia. La dinámica más común para las pellas consistía en irse a mitad de la jornada escolar para visitar a amigos o amigas e incluso parejas en otros centros escolares de la zona, o para acudir a alguna fiesta en la casa de algún amigo-a, del ICA o de cualquier otro centro, que tuviera la “suerte” de estar sólo-a en casa. Esto era denominado por los-as chavales como “irse de party”. Otra modalidad protagonizada por chicos sobre todo era irse a casa de alguien para jugar “a la Play” – videojuegos- o simplemente esperar a que la familia se fuera a trabajar para volver a la propia casa a “descansar”. La mayor parte de estas prácticas me fueron narradas como más propias del pasado idílico, previo a la introducción del registro digital de faltas de 119 asistencia en el centro, si bien muchos-as chicos-as seguían buscando oportunidades para hacer “pellas” pese a eso. Precisamente de ahí venían las estrategias de irse a mitad de mañana y volver antes de finalizar la jornada, o justo antes de una clase donde sabían que el-a docente estaría especialmente pendiente de registrar su ausencia. Debido a esto, el sitio privilegiado para escapar del ICA era un árbol que permitía acceder al vallado en la parte posterior del edificio secundario. Existía una ingeniería de las pellas, que estipulaba cómo, cuándo y por dónde salir. De todas formas, pese a las explicaciones de los-as chico-as, no llegué a entender muy bien como evitaban el tema de las “faltas de asistencia” en la PDA. Supongo que más bien no lo evitaban directamente, ya que como alguno-a de los-as más desafectos-as me explicaron, tenían múltiples estrategias clásicas de falsificación de firmas o de destrucción de las cartas que enviaba el centro como parte de esa ingeniería. Vemos por tanto como la afirmación de que los-as padres no se preocupan por la educación como explicación del fracaso, puede estar relacionada con estrategias contradisciplinarias de los hijosas120, al provocar éstas en ocasiones la incomunicación familia-centro. Por último, no podemos dejar de recordar una práctica muy curiosa, que bien puede tratarse como lo contrario al absentismo aunque a su vez causara absentismo en otros centros escolares. Me refiero a la asiduidad con la que los chicos que habían abandonado el Centro para irse a hacer una “garantía”, volvían al patio durante los recreos para ver a sus "amigos", aunque interpretó que más bien iban a cortejar a sus amigas. Esto, que choca radicalmente con sus discursos de desafección hacia el ICA así como con sus explícitos deseos de “irse”, fomentaba nuevas prácticas disciplinarias por parte de los-as docentes de la institución contra estos jóvenes. Paradójicamente el primer año se enfrentaban 120 Recordemos las nociones de interseccionalidad de la madurez con la masculinidad y el trabajo desplegadas por algunos jóvenes migrantes. 86 ISSN: 2254-3872 Recordemos el discurso de Juanito explicando cómo evitaba que su madre fuera a hablar con la tutora. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ al profesorado por irse, y ahora lo hacían por venir. Vemos por tanto como las dinámicas relacionales propias de la socialización juvenil - fiestas, ligues, paseos, “lo que sea menos estar aquí”- eran las causas principales a las que los-as jóvenes atribuían el origen de su absentismo. Y cabe añadir que exceptuando los casos límite del radicalismo desafecto, no eran sólo los-as “malos” alumnos-as quienes hacían “pellas”. En una ocasión pude presenciar la ingeniería hecha procedimiento cuando una buena alumna falsificó un permiso familiar en el propio aula durante una clase para dárselo después a la profesora y poderse ir a ver a su “novio”a otro instituto de la zona. Llegar Tarde Otra modalidad de contradisciplina común aunque no mayoritaria era llegar tarde, no obstante llegar tarde y faltar se mezclaban en la práctica. Por ejemplo, algunos-as alumnosas si iban a llegar manifiestamente tarde a primera hora de la mañana preferían irse directamente a dedicarse a otros menesteres y tratar de entrar al centro en la segunda. Como ya hemos avanzado, tenían que enfrentar que el control de la asistencia y de la puntualidad era exquisito. La entrada, a modo de puesto de control, era el lugar donde los-as chicos-as que llegaban tarde desplegaban mil y una maneras de subterfugio para poder acceder al centro una vez pasada la hora de llegada. En el puesto de control la respuesta era siempre la misma, los-as chicosas que llegaran tarde debían pasar por Jefatura de estudios y en función de la excusa recibir una notificación para la familia; después podían acudir a sus clases. Una de las normas del ICA para hacer frente a estas dinámicas era que si las tardanzas eran constantes, llegar tarde era constitutivo de pasar la mañana en estado de ausencia, es decir, en el pasillo principal. En definitiva, aparte de las tardanzas usuales explicadas por los chicos-as por retrasos del transporte público o porque se habían quedado “dormidos”, hay que tener presente que había jóvenes que directamente usaban esa tardanza como excusa para justificar quedarse fuera y dedicarse a otras cuestiones como pasar el rato fumando en el parque. Por ejemplo, aquella vez que Kaled me explicó que su profesora era “maja” después de que ésta le había expulsado de la clase por intentar entrar tarde, cuando le pregunté por qué me comentó riéndose que estaban escondidos en la entrada para “escaparse” a casa de Josué para jugar a la “Play”, pero que les “pillaron” fuera así que les “mandaron” para clase, pero “ya era tarde”.Vemos así la intersección de sus prácticas de socialización con las dinámicas contradisciplinarias, justificando el análisis de estos procesos como resistencias. El atentado directo contra la norma explícita Las prácticas contradisciplinarias con mayor influencia en provocar un conflicto acusado en el aula, como veremos a continuación, eran los complejos juegos que articulaba el alumnado a partir de quebrantar abiertamente alguna de las normas, sobre todo al inicio de los periodos de clase, para después burlarse del docente expresando una excusa más o menos creíble o incluso totalmente irrelevante, y continuar con el mismo atentado u otro nuevo. La influencia de este tipo de prácticas en el inicio de un conflicto no era un mecanismo automático, pero sin embargo, los atentados directos contra una norma explícita sí que tenían ciertas características recurrentes, que pasaremos a continuación a describir con detalle. Antes de continuar, hemos de enfatizar que este tipo de dinámicas no eran exclusivas de las aulas de compensatoria y/o diversificación, ni de los-as jóvenes desafectos-as, aunque sí es cierto que estos-as solían ser los protagonistas mayoritarios-as de las mismas. Bien, las normas explícitas que recibían el atentado directo eran las siguientes: no comer chicle o cualquier cosa en el aula, no llevar gorras, no usar teléfonos móviles ni dispositivos digitales como reproductores 87 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ musicales, traer el material necesario y no levantarse sin permiso121. Esta suerte de inventario parecía que establecía precisamente que haría un-a chaval-a si quería “picar” al docente, ya que si bien estas y otras contradisciplinas se realizaban a veces con una intencionalidad o motivación intrínseca, el atentado directo era una práctica cuyo objetivo casi exclusivo se denotó como de confrontación para con el-la docente; aunque secundariamente también pueda ser interpretado como una distracción122. Veamos un ejemplo paradigmático: Augusto y Roberto habían estado toda la clase de Plástica aplicados relativamente en una tarea, entre juegos consistentes en golpearse el uno al otro en el hombro; quedaban pocos minutos de clase. La profesora se acercó para supervisar el desarrollo del dibujo del alumnado. Justo cuando estaba al lado de ellos, cuando Roberto se percató de su cercanía, sacó su gorra de debajo del pupitre, se la puso, y se puso de nuevo a darle puñetazos a Augusto dejando la tarea; éste a su vez se defendió. La profesora les dirigió una mirada correctiva, así que Roberto se giró para amablemente -y en un tono suficientemente alto como para que la “profe” lo escuchara- pedirle “una goma” al compañero del pupitre de atrás. La profesora entonces les dijo que “parar[an] ya por favor!”, y acercándose un poco más a Roberto le pidió amablemente que se quitara la gorra. El chico contestó en un claro tono sarcástico “uy! es que pensé que iba a tocar ya, profe…”. Ella, sin mediar palabra, le quitó la gorra. Roberto, en 121 Recordemos como el estilo disciplinario y la permisividad relativa del docente también tomaban parte importante en el juego del conflicto; así comer o levantarse podía ser tolerado, o incluso llevar una gorra, pero no escuchar música en la clase. 122 Más adelante veremos otras prácticas contradisciplinarias que no pueden ser exclusivamente analizadas bajo este argumento, sino por el contrario como otras prácticas alternativas a la tarea académica o incluso como prácticas de alfabetización no formales desplegadas en el contexto del aula, precisamente como despliegues de desafección. el mismo tono comenzó a suplicar que por favor se la diera, mientras ella le decía “pero si lo sabes ya para qué te la pones”. Justo tocó la campana y le devolvió la gorra. Como podemos ver, en esta ocasión el vacile fue al final de la clase y no derivó en una confrontación muy abierta. Pero veamos otro ejemplo muy interesante con el mismo alumno. En esta ocasión estaba comenzando la clase de compensatoria de ciencias. Tras pasar lista y ordenar silencio con más o menos éxito, el profesor estaba explicando y dictando unas definiciones tras la petición explícita de que escuchasen la “explicación” primero pero que después “copi[asen] la definición”. Después de la primera explicación Roberto comenzó a gritar en alto insistentemente “yo no copio eso!, no hace falta que copie eso que estás dictando no?”. El profesor expulsó a Roberto, quien salió de la clase sonriendo, casi como actuando. Una variante muy curiosa del atentado directo era protestar abiertamente en la clase culpabilizando a algún compañero-a de estar interfiriendo en la tarea, justo cuando el protagonista de la réplica estaba realizando alguna conducta disruptiva y recibía o sospechaba que iba a recibir, un correctivo disciplinario por parte del docente. Como ejemplo de esto, una chica de compensatoria estaba en la clase siguiente a la del ejemplo anterior golpeando la espalda de su compañero del pupitre delantero. La profesora se estaba dando cuenta, pero no dijo nada. Cuando los golpes y las risas aumentaron de intensidad, les pidió que por favor se callaran; a lo que la chica comenzó a gritar “ay es que no me deja hacer nada, no para de hablar!”. El asunto derivo en varios minutos de correctivos y defensas incoherentes. Por otra parte, otra dinámica interesante era trasladar el contenido semántico de un disciplinamiento de una clase a la otra, usando la conducta correctiva de un docente para “picar” a otro-a. Por ejemplo, un mañana en la clase de ciencias de compensatoria, se habían producido varias discusiones serias a cuenta de que mientras el profesor pedía que los-as chicos-as copiaran unos ejercicios de matemáticas corregidos, dos alumnos-as no paraban de exclamar que no tenían boli, que no tenían hojas, que no tenían libro… al 88 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ mismo tiempo que, sarcásticamente, pedían permiso para levantarse a pedir alguna de esas cosas, o directamente se levantaban a por ellas. El docente pasó la clase gritando “copiadlo”, o “copia esto” seguido del nombre de un alumno. Cuando se estableció cierta calma, el atentado directo consistió en que dos chicos gritaban de vez en cuando y por turnos el nombre del otro seguido de la orden “cópialo!”, con la consecuente nueva discusión. Pues bien, cuando fueron a la clase siguiente, la de Plástica, se pasaron la hora nuevamente gritándose el uno al otro “cópialo, [nombre]!”, con la consecuente desesperación de la profesora. Otra variante la constituyen multitud de prácticas que se usaban para relacionarse socialmente con losas pares al mismo tiempo que se realizaban los requerimientos docentes. Así se charlaba, se pasaban notitas, se mantenían conversaciones en la distancia moviendo y leyendo los labios, además de múltiples juegos deslizándose de las caricias a los golpes. En resumen, el atentado directo tenía una clara connotación de enfrentamiento contra el-la docente dando lugar a situaciones que podemos describir como surrealistas. Pero es complicado diferenciarlo más allá de la exposición analítica de otras variantes contradisciplinarias relacionadas con el despliegue de la desafección o la práctica específicamente desafecta. Por ejemplo, muchos chicos desafectos solían entrar a cualquiera de sus clases, sentarse en silencio sin ni siquiera quitarse la mochila de la espalda y contestar a cualquier requerimiento del docente con frases del tipo yo no sé nada!. Del mismo modo podían pasar la clase echados sobre los hombros haciendo como que dormían, poner los pies encima de la mesa mientras leían el periódico, o mirando a la mesa cada vez que el docente se dirigía a ellos-as123. Debido a la constatación de dinámicas prácticas como estas planteo la connotación de enfrentamiento y su relación con el despliegue de desafección. Me explicó: 123 Esta era una práctica común de la mayor parte del alumnado, mirar a la mesa cuando querían escapar simbólicamente de la relación de disciplinamiento. de todas la veces en las que algún chico parecía estar durmiendo, siempre terminaba por levantar la cabeza para hacer un cómplice guiño a algún compañero o para vigilar cómo estaba reaccionando el docente; es decir, la intención no era dormir, sino picar al docente haciendo como si se dormía. Es más, una chica una vez me contesto, cuando le pregunté qué tal le habían ido las últimas semanas en las clases, “dormir, y dormir, siempre que puedo duermo en clase!”.Pues bien, el primer curso prácticamente observé clases a las que asistía esta chica y nunca la vi adoptando la postura de dormir sobre los brazos. Por lo tanto, a modo de unas pocas conclusiones provisionales, puede decirse que todas estas prácticas han de interpretarse como propias de los deslizamientos prácticos entre la práctica efectivamente desafecta – ethos malote- y el despliegue de apariencia de desafección. El primero de los constructos se establece a partir del análisis de esas prácticas contradisciplinarias de abierta confrontación con la institución de parte de jóvenes claramente desafectos-as, en cierto sentido también como parte de un despliegue de su situación temporal en el ICA antes de irse a una “Garantía”. Por otra parte, la apariencia de desafección se establece a partir del análisis de las complejas prácticas de despliegue simbólico ante los-as iguales y ante personas adultas de una pretensión objetivada de distancia subjetiva del que la realiza con el mundo de lo Escolar; estas prácticas eran comunes y ambiguas para la mayoría del alumnado que he considerado como en un limbo entre la afección y la desafección. En línea con esto, lo interesante era cómo todas estas prácticas y representaciones chocaban con otras: ya hemos visto cómo incluso los-as malos-as alumnos-as a veces se adecuaban a las tareas y hacían algún ejercicio aunque ni siquiera se hubieran quitado la mochila y afirmaran constantemente no saber hacer “nada”. Además, todos-as los jóvenes del ICA celebraban los éxitos en un ejercicio o en un examen ante los-as pares levantando un puño y exclamando “toma!” o preguntándose unosas a otros-as por la nota exacta; sin dejar de recordar cómo hasta los-as más empollones-as 89 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ atribuían a su desempeño una especie de regresión a la media socialmente deseable. Por tanto, aunque los-as jóvenes del ICA simbólicamente aparentaban no estar preocupados por desempeñase académicamente de manera adecuada/normativa -con mucha variabilidad respecto al desempeño real-, su práctica social era más clarificadora: se preocupaban bastante por no quedar como estúpidos-as delante de los iguales o de los adultos; y a la vez, les preocupaba no quedar como listillosas. Veamos un último ejemplo. En una ocasión en una clase de compensatoria, el profesor estaba mandando bastantes tareas matemáticas, en concreto hacer divisiones de fracciones, por lo que Rosa bromeando exclamó “eso es abusivo profe!”; Camilo, uno de los chicos desafectos por excelencia, al escuchar el comentario de Rosa, comenzó a ridiculizarla abiertamente, fingiendo una risa a carcajadas, señalándole con el dedo y exclamando “ja! esa palabra de dónde te la has sacado!”. Rosa se puso muy nerviosa con la cara roja y mirando a su alrededor para controlar quién estaba al tanto de su ridículo; entonces se defendió fingiendo a su vez unas risitas entrecortadas, “pues no sé, me lo acabo de inventar ahora mismo!”. Entonces, puede decirse que el origen de la mayor parte de problemas disciplinarios eran conductas públicas de despliegue de desafección frente a los-as iguales, mucho más marcadas en aquellos-as que a nivel de escolarización eran efectivamente desafectosas. Estos complejos procesos son lo que he definido como conflictos, por lo que no estoy planteando una dinámica automática de lucha práctica y simbólica entre profesores-as “severos” y alumnos-as “maleducados”, sino un concepto analítico desde el que aprehender la relevancia de las formas principales y dinámicas generales de la práctica social en el aula. Precisamente, es en estos procesos donde se origina que la explicación mayoritaria sobre el inicio de una trayectoria de desafección entre los chico-as del ICA sea el responsabilizar a los-as iguales – como explicamos-, en tanto que son procesos articulados por las relaciones de poder generizadas propias de la socialización autónoma en los grupos de pares. Es decir, esa representación no es la excusa típica de atribución de responsabilidad externa sino el marco de interpretación que los-as chicos-as desarrollan a partir de una experiencia contradictoria entre la escolarización obligatoria y los requerimientos experienciales en términos políticos, económicos y socioculturales dentro del grupo de iguales. No estamos diciendo por consiguiente que la práctica afecta no se deje “llevar” por estos requerimientos contradictorios, sino que precisamente ellos-as también ofrecen un marco de interpretación en eso términos, de ahí el mismo tipo de representaciones de atribución prioritaria de responsabilidad a losas pares. B-3. Las prácticas de alfabetización: distancias Después de analizar las prácticas contradisciplinarias del alumnado en el ICA una paradójica reflexión queda patente:¿acaso no hacían los deberes de vez en cuando incluso los-as más fracasados-as?. Es decir, ¿cuáles eran las prácticas de lecto-escritura de los-as chicos-as y qué relación puede guardar con un determinado proceso de afección/desafección escolar?. Estas prácticas no determinan la cercanía o distancia con lo Escolar y por extensión no pueden explicar la cercanía práctica con lo académico en término de “pasar cursos”, sino más bien al revés; la cercanía/distancia que subjetivamente un-a jóven incorpora para con lo escolar es la que determina el despliegue concreto de unas prácticas de alfabetización cercanas a lo escolar, respecto de otras, como las poco implicadas o las restringidas. Pasamos a continuación a analizar las continuidades con la Escuela en términos de las prácticas concretas de lecto-escritura en sentido amplio. Había grandes músicos entre el alumnado del ICA, grandes pintores, algún que otro-a poeta e incluso un novelista. También había algunos-as chicos-as que no querían ver un libro ni en fotografía, pese a lo cual devoraban prensa deportiva y de entretenimiento. Incluso pude conversar 90 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ muchas veces con un chico que parecía un teórico social, devorando panfletos "primitivistas" e interrogándome sobre qué libros podía leer acerca de “pueblos cazadores recolectores”. Todos-as ellos-as, tal vez proyectos de intelectuales, artistas y afamados deportistas, podían ser al mismo tiempo afectos-as y desafectos-as desde la perspectiva de sus relaciones concretas con la Escuela, tanto dentro como fuera de la institución. Como se avanzó anteriormente, mediante un cuestionario aplicado al alumnado de ESO de la ciudad de Madrid, se establecieron tres perfiles de alfabetización124, el restringido, el elaborado y el poco implicado, con un 19,1%, 64,5% y 16,4% de la muestra respectivamente. El restringido se refiere a prácticas relacionadas con ocio y estilos juveniles (nuevas tecnologías e íntimo personal), sobre todo de lectura, y una relación con los contenidos académico en términos pasivos – esto es, hace lo que les “mandan” – de ahí la etiqueta de restringido. Por su parte, el elaborado, además de lo anterior, se relacionaba activamente con contenidos académicos formales, por ejemplo leyendo libros no mandados en las clases, o por medio de prácticas de escritura en referencia a esos mismos contenidos – hacer esquemas- , y/o también a temas relacionados con consumos culturales juveniles. Finalmente, el perfil de poca implicación se relacionaba con prácticas de lecto-escritura cotidianamente accesibles como por ejemplo las relacionadas con los medios de comunicación. Además, no existían diferencias en términos socio-económicos generales entre los perfiles, si bien se constató una ligera representatividad mayor de chicas en las prácticas de relación elaboradas, una presencia mayor de chicos en las prácticas restringidas, y una representatividad ligeramente superior de migrantes en las prácticas poco implicadas. Pues bien, los datos etnográficos han seguido las líneas de la ruptura estadística previa. Así, tenemos que la mayor parte de jóvenes en el ICA, en tanto que protagonistas de una historia de limbo entre la afeccióndesafección, pero que a nivel discursivo y práctico despliegan nociones de desafección, podrían corresponder a lo que la objetivación estadística distribuye entre prácticas de lectoescritura elaboradas y restringidas. Por otra parte, aquellos-as chicos-as que protagonizan prácticas claramente desafectas, fruto de una historia experiencial de relación negativa con la Escuela125, podrían estar englobados en las prácticas que se relacionan en términos cotidianamente accesibles con la lectoescritura, como por ejemplo ver la tele o leer el periódico deportivo, denominadas como poco implicadas. Respecto al mayor protagonismo de migrantes en esas prácticas poco implicadas, apoya la evidencia de la concentración de migrantes en las trayectorias alternativas como la compensatoria, de ahí un mayor porcentaje de jóvenes migrantes respecto a autóctonos en procesos más radicales de desafección. Respecto al género las prácticas evidenciadas etnográficamente fueron tan enormemente variables que sólo me atrevo a insinuar cierta deseabilidad social en las respuestas al cuestionario, relacionándolo nuevamente con el despliegue cotidiano de apariencia de desafección. Al hilo de esto precisamente, las excepciones aprehendidas durante el trabajo de campo fueron altamente significativas. En este sentido, aquellos-as alumnos-as más afectosas leían libros mandados en las clases, así como otros libros, prensa, páginas web126, 125 Recordemos los relatos contradisciplinarios como atribución causal del origen de la desafección y la articulación práctica que estas representaciones guardaban con los condicionantes socioculturales, políticos y económicos en el seno de la socialización autónoma del grupo de pares. 126 124 Véase nota al pié 24, en referencia a Poveda et al. (2008). 91 ISSN: 2254-3872 Otra de las prácticas ampliamente extendidas entre los-as jóvenes estudiados era el uso cotidiano de redes sociales y chats por la Red para establecer relaciones interpersonales tanto íntimas como de amistad, según sus propias explicaciones. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ programas de televisión etc. de acuerdo a sus intereses o gustos culturales127; pero del mismo modo, muchos-as chicos-as que tendían a la desafección también hacían lo mismo, incluso jóvenes especialmente fracasados-as. Como ejemplo paradigmático, Carlos escribía “novelas” al más puro estilo «bukowskiano», usando a sus amigos-as y su propia experiencia como inspiración. Respecto a los-as chicos-as de origen migrante cabe explicitar lo mismo, aquellos- as más o menos afectos-as o desafectos-as desplegaban prácticas de lecto-escritura enormemente variables, en esas mismas líneas de consumo juvenil lúdico. Por ejemplo, algunos chicos de origen migrante implicados con las culturas musicales del rock y el metal devoraban webs y revistas temáticas; de la misma manera que hacían otros-as jóvenes tanto autóctonos-as como migrantes implicados con el hip-hop o el reggaeton, añadiendo las prácticas de graffitti de los-as hip-hoperos. Precisamente, dentro de estas prácticas relacionadas con el ocio juvenil, muchos-as chicos-as del ICA componían música y letras de acuerdo a sus gustos. Ante tal complejidad en la práctica, veamos a continuación cómo las prácticas de lector-escritura se articulaban con las dimensiones indentitarias y de relación disciplinaria con el ICA, reflexionando sobre la tensión conceptual entre lo formal y lo no formal. Ya vimos de manera general que las prácticas de relación con la Escuela del alumnado eran en términos principalmente instrumentales128, 127 El consumo de productos mediáticos tipo serie o telenovela era muy amplio en el ICA para todo tipo de historias de afección/desafección. de ahí que consideremos relevante cómo desplegaban prácticas formales colectivamente no sólo en el aula, sino lo más representativo, fuera de allí. Durante los descensos de las clases al patio por las escaleras para ir a disfrutar del recreo, eran comunes las conversaciones a gritos sobre contenidos académicos; del mismo modo, en los corrillos en el patio eran comunes las clases magistrales de unos-os chicos-as a otros-as a partir del libro de texto o de pequeños esquemas. Estas prácticas no eran ni mucho menos exclusivas de jóvenes afectos-as, ni tampoco eran específicas de periodos temporales cercanos a exámenes o a evaluaciones. Por ejemplo, una mañana en el patio algunos-as chicos-as latinos-as de una de las clases de compensatoria estaban explicándole a Pedro cómo se “pasa[ban]” las “equis” de un lado para otro, para que aprendiera a hacer ecuaciones y así poder presentar los deberes en la clase siguiente. Las diferencias de criterio sobre qué pasar y qué no pasar, o cómo hacerlo, terminaron en un juego de empujes y golpes más o menos cariñosos con el cuaderno de Pedro. Estas prácticas originadas en las lógicas instrumental-disciplinaria de la institución Escolar, eran interpretadas por los-as docentes paradójicamente como disrupciones cuando se daban en el aula. Por otro lado, otra dimensión interesante eran las prácticas de lecto-escritura informales desplegadas en el contexto del aula. En casi todas las clases observadas había intercambio de las clásicas notitas así como de mensajes de texto por teléfonos móviles, usando las más variopintas fórmulas de distracción como escribir estos mensajes sin mirar dejando el teléfono debajo del pupitre129. Pero las más relevantes en mi opinión son aquellas prácticas relacionadas con los consumos culturales juveniles realizadas en las aulas en tanto que despliegue 128 Recordemos por ejemplo las insistentes preguntas al profesorado en término de calificaciones así como las constantes demandas de puntos “positivos” cuando se desempeñaban en alguna tarea, o las celebraciones de los éxitos en las calificaciones así como las preguntas respecto a las “notas” que continuamente se hacían unos-as a otros-as , tanto en contextos de la clase y en el patio como fuera del ICA. 129 92 ISSN: 2254-3872 De nuevo la explicación mayoritaria para estas prácticas eran prácticas de cortejo y ligoteo, así como cuestiones sociopolíticas en menor medida, del tipo planificación de actividades de ocio y mediación en resolución de “peleas”. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de desafección. Por lo tanto estaban protagonizadas por todo tipo de jóvenes, esto es, radicalmente afectos-as, radicalmente desafecto-as o en el limbo de la normalidad. Eso sí, eran mayoritariamente jóvenes con una especial implicación en estilos juveniles más o menos determinados quienes las realizaban130. Destacaban los cantos en tono de rap y los dibujos tipo graffitti. En relación a esto, las aulas –de acuerdo a sus explicaciones, y tal como pude ver en varios periodos de clase- eran el lugar preferido para componer letras de canciones: E: (…)... las letras por ejemplo y todo eso, cuándo las escribís... Julián: yo en clase... Marley: clase... pues justamente durante Julián: porque en casa es que llego... y digo, tengo otras cosas que hacer, pues ya está, no hago nada... y si me pongo no lo consigo, no consigo que me saque, que me salgan rimas... pero como en clase estoy ya desesperado de aburrimiento! (Mafalda se ríe) digo tengo que buscar una salida para divertirme, digo pues tengo que buscar una salida para divertirme entonces escribo si no... (Núcleo Duro Crew) En resumen, vemos como en relación a lo expuesto en Poveda et al. (2008) las prácticas de lecto-escritura funcionan en la mayor parte en términos de identificación/socialización y de consumos lúdico-juveniles más o menos hegemónicos, pero no siempre y con alguna sorpresa. El ejemplo más paradigmático era el uso de los chats y redes sociales, por lo que nos detendremos a especificar algunas de sus características más ilustrativas. Durante las conversaciones que mantenía con los-as jóvenes eran constantes los cambios de las fotografías y de los apodos de presentación en el chat – “nicks”- con claras diferencias en las 130 Cf. Infra Procesos de identificación colectiva. prácticas por género y estilos identitarios. Así, en el messenger por una parte, era común que las chicas cambiaran con asiduidad las fotos de ventana de chat, siendo utilizadas además fotografías de sus rostros. Por otra parte, muchos chicos de estilos relacionados con lo pokero, aunque también usaban fotografías propias, solían usar escudos de equipos de fútbol, fotos de jugadores, o incluso emblemas de marcas comerciales. Otros estilos que enarbolaban nociones de constitución politizada como los okupas, usaban emblemas y simbologías variadas, como la cruz y el martillo comunista, discursos explícitos como por ejemplo “nazi muerto más abono pa´mi huerto”, o fotos de los propios jóvenes con pasamontañas. Por último, aparecían también emblemas étnicos como por ejemplo banderas nacionales tanto en jóvenes migrantes como en autóctonos, entremezclados con las prácticas estilístico identitarias; es decir, los-as chicos-as marcadamente implicados con estilos musicales “metaleros” no los usaban, fueran migrantes o no, siendo su uso en el chat casi una exclusiva práctica de chicos-as latinos-as y de autóctonos-as relacionados-as con el estilo reggetonero y pokero respectivamente. Sin entrar en más detalles, ya que estas cuestiones se analizaran en el siguiente apartado, cabe enunciar ejemplos tan ilustrativos en los apodos como “Madeinbol”, “100% guayaco”, “Tu babi latina”, “Madridista hasta la muerte” o el curioso “Xula x siempre, mora hasta la muerte, 100% amazigh”. Otra práctica muy curiosa eran las redes “metroflog” y “votamicuerpo” donde muchosas chicos- as migrantes y autóctonos-as respectivamente – lo cual es indicativo de una relevante segmentación étnica al nivel virtual-, exponían fotografías y composiciones tipo collage de ellos-as mismos-as con insinuaciones eróticas más o menos explícitas y fotos de sus redes familiares y de amistades. Por lo tanto, si el criterio analítico que diferencia lo formal es la preponderancia de un sentido implícito de relación con lo institucional-normativo y, por el contrario, una mayor relevancia de lo personal-relacional 93 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ define lo no formal, podemos concluir a la luz de los datos empíricos aquí vistos que no tiene sentido abordar las prácticas de alfabetización a partir de esas categorías, sino a partir de cuáles son sus contextos de despliegue y las relaciones con otros componentes y dimensiones relevantes de la práctica. B-4. Las prácticas de relación con el profesorado Una vez analizadas las maneras generales mediante las que toman forma los procesos de afección y desafección escolar a partir del análisis de las prácticas y representaciones de los dos vectores en los que la institución escolar toma forma, el alumnado y el profesorado, aún quedan pendientes unas pocas cuestiones respecto a las relaciones entre los mismos, así como entre el propio alumnado. Se hará de forma sucinta en este y el siguiente apartado, dado que se ha profundizado anteriormente a partir de la descripción de la tensión disciplinariacontradisciplinaria. Precisamente, pareciera que aquí se ha definido el clima de las relaciones interpersonales entre alumnado y profesorado como esencialmente conflictivas, pero nada más lejos de mis intenciones. Lo que describimos eran la relevancia de las prácticas en tanto que evidencia empírica de un determinado proceso socioeducativo tal y como se conformaba en las aulas. Pero más allá de eso, las relaciones generales en el ICA pueden ser categorizadas como de cierta cordialidad. Fuera de las aulas y en ocasiones dentro de ellas, bajo los márgenes que el rol de disciplinamiento o contradisciplinamiento otorgaba a las personas, las conversaciones casuales y más o menos jocosas sobre la propia vida de el-la docente, sobre problemas disciplinarios y de convivencia, o sobre temáticas de actualidad social, política o deportiva, eran más que comunes. Del mismo modo, los saludos cariñosos, las bromas, y en definitiva un lenguaje no verbal de sonrisas, risas y complicidad eran comunes en las relaciones interpersonales en el ICA. De hecho, y he aquí lo más jugoso, pareciera que el profesorado tomaba un especial cariño en las relaciones cotidianas con muchos-as de los chicos-as especialmente desafectos – con la excepción de algunos odios recíprocos más o menos evidentes en la apariencia de la práctica cotidiana-. Todo esto no debe llevar al lector a minimizar las formas más o menos concretas de abierta conflictividad que, a parte de lo visto, tomaban la forma de comportamientos radicalmente enfrentados por parte del alumnado también fuera del centro. Así, durante el estudio tuve noticia de una agresión al vehículo de un docente, ya que algún-a alumno-a le deshinchó las ruedas del coche; por otra parte, se produjo el robo de las PDA. De todas formas, la mayor parte de amenazas verbales que los-as alumnos-as ejercían en su comportamiento discursivo relativamente espontáneo, del mismo modo que las anécdotas sobre peleas o amenazas de agresiones físicas mutuas entre profesorado y alumnado, las interpreto más relacionadas con el despliegue de la desafección que con un clima de confrontación efectiva, más allá de los disciplinamientos instrumentales. B-5. Las prácticas de relación con alumnado De modo similar podemos abordar las relaciones entre el alumnado en el ICA, de las que daremos adecuada cuenta en el punto 4.3. Por ahora abordaremos las cuestiones relativas al uso del espacio así como las dinámicas generales de relaciones interpersonales en el aula, siquiera sea a modo introductorio. Primeramente, respecto a como se distribuían los-as chicos-as en las aulas, ellos-as mismosas solían elegir los "sitios", si bien en ocasiones el-la docente, por motivos disciplinarios, intervenía en estas dinámicas, separando a la típica pareja de alumnos-as especialmente disruptores , por ejemplo. De ese modo, existía una estabilidad más o 94 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ menos marcada, una suerte de territorialización en el aula, mediante la cual cada alumno-a ocupaba normalmente un mismo pupitre131. Por eso, cabe interpretar que la elección de “sitios” era una pista para conocer las preferencias e hilos relacionales del alumnado. Pues bien, existía una 132 segmentación étnica y de género en los “sitios” elegidos por el alumnado, tanto en las clases de compensatoria como las ordinarias. La dinámica común es que los-as chicos-as de compensatoria –mayoritariamente migrantesocupaban una zona determinada de pupitres cuando acudían a la clase ordinaria. Mis sospechas ante una artificialidad o casualidad en la evidencia de estas dinámicas, esto es, que la segmentación étnica en el aula se debiera a la estructuración ya segmentada étnicamente en grupos nivel y/o clases de compensación educativa, me hizo contrastar esto con la permanencia en las clases ordinarias durante el segundo curso, así como en la estructuración en otras clases – como las 133 de Educación física- . Pues bien, lo mismo ocurría, existían dinámicas de segmentación étnica y de género en las clases en las que había alumnado migrante y autóctono cotidianamente, es decir, donde los migrantes no venían de compensatoria. Un ejemplo paradigmático era que en la espontaneidad de 131 De hecho en algunas clases de compensatoria se establecieron graves ciclos de conflicto tras protestas reiterativas desde el inicio de la clase de un alumno demandando que otro-a “esta[ba] en su sitio”. 132 Ninguna de estas dimensiones se evidenció como prioritaria respecto a la otra, más que nada por que las practicas humanas no suelen ser tan simples. Es decir, no es que siempre se sentaran los migrantes por un lado y los autóctonos por el otro, dando forma a un apartheid voluntario en el contexto de las aulas. Simplemente son dos dimensiones inseparables, lo que nos hace recordar la importancia de marcos teóricos complejos que aborden la inter-reciprocidad de la “clase”, la “raza” y el “género”. (Davis, 2004 [1981]) prácticas como ponerse a correr alrededor del patio en la clase de Educación física, las parejas y pequeños grupos conformados eran étnicamente diferenciables, así como segmentados por géneros, en la mayor parte de ocasiones. Por otra parte, respecto a las dos aulas de Segundo de compensatoria en las que se realizaron observaciones en el primer año de campo, además de la chica de la que hablamos anteriormente, Rosa, había sólo dos chicos españoles, uno en cada clase. Además, considero relevante el hecho de que si bien había alumnos-as latinos-as en ambas, solamente hubiera alumnado de origen rumano en una de ellas. En segundo lugar, la cordialidad y la cooperación eran la práctica dominante en el aula, sobre todo para los dos tipos de prácticas más relevantes para el alumnado en las aulas, a saber, los comportamientos contradisciplinarios y el desempeño colectivo de tareas. No parecía en esto importar la segmentación étnica generizada. Así, aliarse para “joder” al profesor era algo que pasaba por encima de la segmentación étnica, incluso para aquellos-as jóvenes que desplegaban identitariamente un carácter étnico normativo más acuciante; es decir, aquellos chicos españoles que consideraban que la llegada a su barrio de chicos latinos era poco menos que una catástrofe social y económica134, no dudaban en jugar con sus compañeros latinos en la clase a tirarse bolas de papel para molestar al profesor, o incluso, a jugar cariñosamente a pegarse y empujarse. Por otra parte, del mismo modo que se explicitó en referencia a las relaciones interpersonales entre el alumnado y el profesorado, también había formas prácticas de clara confrontación, si bien como se verá más adelante, este tipo de conductas se relacionan más con una especie de despliegue simbólico de la violencia que con la existencia de conflictos violentos más o menos tácitos. Eso sí, bien es cierto que no todo era un 134 133 Según estos chicos los “latinos” se dedicaban a “robar” y “pelearse”, y habían “jodido” el barrio. Cf. Capítulo 3: Metodología. 95 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ paraíso de cooperación y amistad entre los-as chicos-as del ICA, ni mucho menos. Pude presenciar varias prácticas de violencia simbólica y real contra chicos-as especialmente diversos-as de acuerdo a las interpretaciones de los-as propios jóvenes, e inclusive insultos etnificados dirigidos a aquellos-as que eran migrantes. Del mismo modo, al ser las relaciones de cortejo y ligues algo importantísimo en las dinámicas de socialización y construcción de sexualidades normativas, se producían peleas más o menos graves debido a esos motivos. En definitiva nunca puede presenciar, ni dentro ni fuera del ICA, conflictos violentos serios entre grupos de jóvenes, aunque sí me narraron muchos, llegando por ejemplo unos chicos a mostrarme en una ocasión las armas que llevaban para defenderse135. Pero tengamos cautela, ya que ese tipo de conductas –mostrar armas, y narrar peleas- han de ser interpretadas dentro de los despliegues simbólicos de hombría y/o desafección escolar, más que como conductas relacionadas con la existencia de relaciones sociales radicalmente violentas. Relataré un ejemplo paradigmático, a manera de cierre, por considerarlo especialmente significativo respecto a los despliegues de violencia. Pude ver imágenes de una pelea de modo fortuito cuando estaba echando un vistazo al canal de “youtube” de uno de los chicos latinos de compensatoria, Juanito, con el objetivo de visionar sus producciones musicales. De entre todos los vídeos, había uno muy corto en el que este joven y otro chico también latino, Tango, se peleaban, ante un amplio público de chicos y chicas del ICA, autóctonos y migrantes. Estos chicos eran amigos al inicio del trabajo de campo, aunque desarrollaron una enemistad debido a los conflictos que ambos tenían con un tercero, también latino. Lo curioso es que un día en el patio encontré la ocasión para preguntarle a uno de ellos por la pelea. Se sorprendió mucho de mi descubrimiento y entre risas me explicó que no fue una pelea "de verdad", que ambos habían pactado fingirlo para que el resto de “gente”, y el tercer personaje protagonista en las discordias, no pensaran que eran “unos maricas”. En mi sincera opinión si la pelea fue fingida, lo cual dudo, estos chicos deberían plantearse dedicarse a los efectos especiales en el cine. Pero la explicación evidenciaba las profundas preocupaciones respecto a la masculinidad de estos jóvenes, y de ahí la sobre-representación que ejercían de la “violencia” al nivel de las prácticas discursivas. B.6.- Las prácticas contra-disciplinarias en términos desafectos fuera del ICA Por último, dentro del análisis del alumnado en relación con la Escuela, hemos de profundizar en algunas dinámicas respecto al consumo de drogas ilegales, sobre todo el hachís, entre algunos chicos del ICA136. En resumen, varios chicos tanto afectos como desafectos, y tanto migrantes como autóctonos, enarbolaban como una cuestión identitaria primordial su consumo lúdico de “porros”. El uso de drogas entre los adolescentes desde el punto de posibles formas de resistencia al hilo del concepto de ilegalismos (Foucault, 2000 [1975]: 261-299), constituyen un ejemplo de una clara práctica sociopolítica de desafección y despliegue de desafección. Esto es, “fumar porros” era una práctica habitual que además era interpretada por estos chicos como disfuncional para con su desempeño académico; sin olvidar los evidentes efectos que en este sentido pueda tener desde un punto de vista fisiológico. Sobre esto, sí que sospeché que muchos chicos especialmente desafectos llegaban “fumados” a la clase. Por otra parte, además, podían constituir estrategias laborales alternativas en términos de prácticas de subsistencia (Ogbu, 1991:168); ya que algunos chavales, en torno a los 15 y 16 años, tras una historia de consumo que había terminado por ser más o menos habitual en términos de ocio, empezaban con sus primeras compra-ventas 136 135 Estos jóvenes llevaban un spray antipersonal unas cuantas barras metálicas en sus mochilas. y 96 ISSN: 2254-3872 No pude evidenciar pautas similares entre el alumnado femenino. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de hachís, tanto fuera como dentro del centro. Para insistir una vez más en la necesaria ruptura científica con los sesgos y estereotipos comunes, deseo precisar que la mayor parte de jóvenes que vendían hachís ocasionalmente eran autóctonos y protagonistas de una historia de desafección. Además, hemos de ser cautelosos sobre estos datos ya que sólo pude ver ventas en pocas ocasiones, siendo el origen de estas informaciones los discursos de los-as chavales. Es decir, pueden ser de nuevo interpretados como despliegues de desafección y hombría ante el investigador. Lo más interesante era como se desplegaban estrategias políticas de cooperación-relación entre clientesvendedores, así como de intercambios recíprocos, que como veremos más adelante, traspasaban las fronteras étnicas de los grupos de iguales. De hecho, los intercambios recíprocos en forma de bienes de consumo sustancias como el alcohol y el hachís-en contextos de ocio, eran los contextos donde prioritariamente, por encima de otros, se rompía la etnificación de los grupos de iguales. B-7. A modo de conclusiones provisionales Comenzamos en esta sección dedicada al análisis de la relación de los-as jóvenes objeto de estudio con la institución escolar avanzando las dinámicas generales que conformaban los procesos de afección/desafección escolar. En relación a esto, de toda la variabilidad en términos contextuales y coyunturales que ofrece los deslizamientos y tensiones analizados desde la categorización heurística de un ethos malote y de un limbo entre la afección/desafección, caracterizado por un despliegue de apariencia de desafección, la única característica claramente diferenciable con una práctica radicalmente desafecta era la manera en la que la historia de relación con la institución escolar era incorporada en una preferencia concreta por acceso temprano al sistema laboral. Creo que la dinámica procesual sobre la que descansa esa incorporación, al igual que el resto de incorporaciones posibles, son las contradicciones prácticas entre el disciplinamiento e instrumentalidad institucional y las prácticas de resistencia de los-as jóvenes escolarizados obligatoriamente. ¿Qué ocurrió entonces con los planes de acceso a lo laboral? Bien, la mayor parte de chicos migrantes latinos que estaban escolarizados en clases de 2º compensatoria cuando llegué al ICA, al curso siguiente se fueron a hacer Programas de Cualificación Profesional Inicial – las “Garantías”- en centros cercanos al propio ICA. Algunos terminaron esos programas educativos con relativo éxito y accedieron a puestos de trabajo precario a partir de las prácticas profesionales ofrecidas como contenidos del programa. Por ejemplo, Rodrigo comenzó a trabajar de ayudante en una tienda de equipos informáticos. Pero la mayor parte de chicos no terminó esos programas, ya que siguieron con una historia de desafección hacia los mismos, debido a que –según sus interpretaciones- los contenidos eran igualmente teóricos y “aburridos”, además de que las prácticas disciplinarias eran mucho más duras que en el ICA –las faltas de asistencia se corregían con la expulsión directa-. Por ejemplo, como me dijo Jesús en el patio del ICA donde se había colado una mañana del segundo curso de campo – ahora estaba cursando un módulo de informática-, “para hacer textos en word me quedo en casa”. La mayor parte de estos chicos, según me contaron ellos o algunos de sus amigos, planeaban hacerse soldados profesionales como medio de acceso digno al mercado laboral. Por otra parte, muchas de las chicas pasaron curso dentro del ICA en grupos de diversificación, y continuaron con más o 137 menos éxito , aunque algunas chicas también abandonaron los estudios sin pasar por garantías porque –de acuerdo a sus interpretaciones- no habían obtenido plaza. La trayectorias entre lo laboral y lo educativo al menos se evidenciaron como reversibles, 137 97 ISSN: 2254-3872 No puede recoger datos precisos sobre la trayectoria de la mayor parte de estas chicas de compensatoria debido a que muy a mi pesar nunca conseguí establecer una relación de confianza de igual manera que con muchos de los chicos. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ como por ejemplo en el caso de Luisa, que después de quedarse “en casa” durante el curso 2008/2009, consiguió una plaza para hacer una “garantía de administrativa” al curso siguiente. Cabe comentar también como otros chicos autóctonos y migrantes desafectos abandonaron el ICA tras terminar la ESO para realizar módulos de formación profesional, con éxitos a nivel burocrático y experiencial, ya que según sus explicaciones ahora estaban aprendiendo “una profesión”. Vistas por lo tanto las dinámicas generales del proceso de afección/desafección tal y como se conformaba en el contexto localizado del ICA, teniendo en cuenta las posibles articulaciones concretas con la etnicidad, pasaremos a continuación a profundizar en las dinámicas generales de la construcción étnica. 4.3.- Los procesos de identificación colectiva y las relaciones interétnicas en el ICA Tras las relaciones singulares de compañerismo y amistad entre los chicos y chicas se encuentran ciertamente afinidades y distancias sociales, similitudes y diferencias “anteriores” o “exteriores”, por así decir, a lo escolar. Ellas preconstituyen el campo de las amistades y enemistades posibles, de los gustos y actividades compartidos. Pero, esas “propiedades” sociales se movilizan en el terreno de mercado de valores instituido por la escuela. Traducidos al lenguaje de las normas y valores legitimados por ella, adquieren un valor específico en el juego de alianzas y enfrentamientos tejidos por los chicos (Franzé, 2002:325). Para abordar el papel de la construcción étnico-identitaria en la construcción de la afección-desafección escolar hemos de analizar, siguiendo el armazón teórico del presente trabajo, cuáles son los procesos concretos de identificación manejados por losjóvenes del ICA en todas sus dimensiones. Para ello, antes de abordar la construcción de la etnicidad en tanto que proceso determinado de construcción de identidad y alteridad, abordaremos el marco general de las identidades étnicas o no en el ICA. En este apartado por lo tanto desarrollaremos el análisis de qué categorías de identificación eran usadas por los jóvenes, intentando agruparlas en un sentido de análisis que transcienda las subculturas juveniles desde el concepto de procesos de identificación colectiva, para ahondar, en el siguiente apartado, en qué consideraciones pueden hacerse respecto de las mismas desde la perspectiva analítica de las gramáticas de identidad/alteridad. Después veremos cómo lo anterior se articula al nivel de las relaciones intergrupales e interétnicas, entrando de lleno en una economía política de la etnicidad en el ICA. Es decir, en este apartado nos centramos en la primera de las dimensiones de la conceptualización de la noción de identidad de Brubaker y Cooper138, ya que las otras dos – autocomprensión-localización social y comunalidad-conectividad-grupalidad- serán aprehendidas desde las propuestas teóricas 139 que he considerado más heurísticas para mi trabajo – las gramáticas y la economía política de la etnicidad-. Recordemos previamente que no tomamos aquí la identidad ni en sus sentidos “débiles” ni en sus sentidos “fuertes”, sino que nos centramos en los procesos de identificación colectiva como representaciones posibles de unas determinadas autocategorizaciones y localizaciones sociales que se articulan en subjetividades situadas, y que pueden contener dimensiones relativas a un cierto sentido de comunalidad, conectividad y grupalidad. Es por ello que fundamentalmente manejamos a continuación las prácticas discursivas que los-as chavales desplegaban, prestando especial atención a los contextos espontáneos, en contraposición a cierta artificialidad supuesta de los discursos de las entrevistas. Por otra parte, centraremos 138 Cf. Supra. Marco teórico. 139 98 ISSN: 2254-3872 Al incluir implícitamente la conceptualización de Brubaker y Cooper. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ el análisis en las incoherencias, en aquellas representaciones y prácticas paradójicas; no para ilustrar en otro trabajo la consabida incoherencia entre discursos y práctica humanas, si no para constatar empíricamente otro de los anclajes teóricos de este trabajo, a saber, que la construcción identitaria “(...) como todo [proceso] sociocultural, (...) exhibe características sistémicas abiertas, donde ruido, turbulencias, contradicciones son parte constitutiva de su existencia y devenir(...)” (Ramírez Goicoechea, 2007:91). A. - Procesos de identificación colectiva A.1.- Introducción Durante las observaciones aprecié a partir del estudio de las dinámicas estructurales y relacionales de los grupos de pares, que éstas reflejaban una compleja articulación de procesos de identificación colectiva. Dichos procesos conformaban identidades móviles en tiempos y espacios distintos por lo que hablaremos de procesos colectivos, y no de identidades colectivas, tratando de hacer justicia a la conceptualización de identidad que venimos manejando. Las maneras por las que los-as jóvenes se refieren a sí mismos-as o a otros-as eran mediante tres grupos principales de categorías, así como otras múltiples categorizaciones que no eran susceptibles de ser agrupadas analíticamente bajo otros grupos relevantes por una serie de motivos. Estos grupos de relevancia analítica se corresponden con categorías étnicasnacionales, estilístico-musicales y de relación con lo escolar-laboral. A riesgo de caer en obviedades y redundancias, pueden definirse las categorías étnicas-nacionales como todas aquellas que interpelaban140 a un origen estatal/nacional concreto, a una adscripción étnica y/o a elemento equivalentes, tales como “latino”, “ecuatoriano”, “español”, o “blanquito”. Por otra parte, las denominadas como estilístico-musicales eran todas aquellas que hacían una referencia simbólicosemántica a lo que el sentido común y el ámbito académico ha venido considerando desde la rúbrica de las “tribus urbanas” y las “subculturas juveniles”. Precisamente aquí he preferido denominarlas usando las dos dimensiones más representativas que en la práctica los jóvenes manejaban como categorías discursivas de este tipo, a saber, cuestiones relacionadas con gustos tanto 141 musicales como estéticos . De ese modo, categorías estilístico-musicales eran etiquetas como “bakala”, “punky”, “hiphopero” o “okupa”. Finalmente, las categorías de relación con lo escolar-laboral eran aquellas relativas a una interpelación a características individuales de motivación, actitud y aptitud hacia la escolarización como desempeño de tareas y éxitos académicos, así como hacia el mundo laboral. En este grupo de categorías destacaban las etiquetas de “vago”, “malote” y “empollón”. Estas categorías eran las más relevantes al ser de lejos las que en mayor medida y con mayor profundidad aparecían en los discursos durante las observaciones, así como durante las entrevistas. Pero otras categorías que aparecían en menor medida también son dignas de mención ya que también denotaban a nivel discursivo-semántico prácticas y representaciones de interpelación que hemos considerado relevantes, ya que se relacionaban con subjetividades articuladas a 141 140 En el sentido de que son categorías que entendemos corresponden -o pueden corresponder- con una representación de subjetividad situada. Por el momento solo estamos justificando el análisis de estas categorías bajo los grupos antes citados. Más adelante aprehenderemos como esas categorías eran desplegadas en la práctica y las describiremos con mayor profundidad. 99 ISSN: 2254-3872 Además de estas dimensiones semánticas de gustos estéticos y musicales, en los discursos de los-as chavales-as analizados bajo este grupo de categorías también aparecían nociones que podemos definir como relativas a estilos de vida. Pero a un nivel analítico, las dimensiones prioritarias eran las del tipo qué música escuchan los tal o cual, junto a cómo van vestidos los cuál o tal. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ prácticas concretas de construcción étnica y/o de relación con la Escuela. Las primeras categorías son las de corte político, en el sentido de que a nivel de discurso explicitaban categorías políticas, por ejemplo “fachas” y “anarkas”. No han sido abordadas como - o merecedoras de- un grupo específico porque precisamente bajo esa superficialidad descriptiva no eran útiles para diferenciar comportamientos políticos específicos, sino más bien un tipo específico de gustos estilísticos-musicales; y en este sentido eran usadas por los agentes, es decir, para denotar supuestas ideologías atribuidas a estilos estéticos más o menos manifiestos. Por tanto, las categorías que a priori podrían haber constituido un campo analítico de lo político han sido abordadas como una especificidad ambigua de lo estilístico-musical. Por otra parte, me supuso un grave quebradero de cabeza las categorías que podíamos analizar como relativas a la edad. Así, “niñatos” o “críos”, por poner dos ejemplos, eran categorías que espontáneamente aparecían a la hora de describir a otros-as compañeros-as de curso con un claro sentido de desprecio en base a la edad cuantitativa como símbolo de acercamiento a la edad social deseada por muchos-as chavales - acceso a lo laboral- , es decir, era una clara marca de estatus. Por tanto, aunque no han sido manejadas como grupo a parte, si ha de precisarse su relevancia como interpelación para los y las jóvenes que hemos categorizado anteriormente como radicalmente desafectos-as. Finalmente, otras categorías presentes en los comportamientos discursivos de los-as jóvenes del ICA eran las relativas al género. Estas categorías entendidas como procesos de identificación han estado presentes en el análisis pero no como grupo categorial especialmente relevante. Este hecho no implica que no hayan sido abordadas como articulación práctica-representacional de las relaciones de poder, apreciables entre chicos y chicas socializados en un sistema de género de denominación masculina142, ni que se haya obviado el papel de la adscripción genérica en el determinado proceso de construcción étnico y de relación con la Escuela de unas y otros. Simplemente los procesos de identificación respecto del género son una constelación de categorías importantes para los-as agentes, pero no tanto como las tres agrupaciones que he definido como principales. Precisemos: las relaciones de género son amplios condicionantes para entender las representaciones y prácticas de los agentes estudiados, incluso sospecho que más -aunque este estudio no lo haya abordado- que las relaciones interétnicas. Resumiendo, las tres formas de categorizaciones más relevantes se mezclaban en la práctica social continuamente, pero destacaban los aspectos étnico-nacionales. Por otra parte, existía concordancia entre las definiciones estilístico-musicales –propias y ajenas al grupo- y las vestimentas de los-as chavales-as, aunque los estilos no eran uniformes, caracterizándose más bien por la hibridación a partir de modas más o menos comunes143. Decimos que destacaban los aspectos étnico-nacionales porque la mayor parte de grupos de iguales –con independencia de cómo sus integrantes se identificaban colectivamente a sí mismos-as y si las categorías tenían que ver con lo étniconacional, lo estilístico-musical, o lo académicose diferenciaban por la procedencia étnica de los-as jóvenes, si bien esa etnicidad de los grupos de iguales era permeable cuando las cuestiones identitarias relacionadas con lo estilístico-musical eran más predominantes, o cuando la experiencia de fracaso escolar era compartida, pero no siempre, ni en todos los contextos –el patio, el aula, la calle...-. He ahí precisamente lo interesante. Pero vayamos por partes. Para ilustrar estos aspectos, analizaremos a continuación cuáles eran las categorías identitarias usadas por los-as jóvenes, prestando especial atención a sus contenidos descriptivos y sus despliegues prácticos. 142 143 Cf. Thurén (1993) En esta sección se describirán dichos estilos. 100 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ A.2.- Dentro de los muros de la escuela En el primer curso de estudio durante los ratos de recreo el patio ofrecía día tras día una especie de contenedor para múltiples grupos separados pero relacionados a la vez que relacionados pero separados. Al fondo del patio, detrás de las zonas deportivas, estaban cotidianamente los-as malotes de la escalera144. En ella varios chicos y chicas de diferentes cursos según sus éxitos académicos pero entre los 16 y 18 años de edad, pasaban el rato fumando y charlando. Aunque la mayor parte estaban en una franja de edad cercana acudían a cursos diferentes, de 2º a 4º de la ESO y a itinerarios diferentes, según había sido su trayectoria educativa determinada. Es decir, aunque algunos-as habían pasado de curso en línea con la normatividad otros-as habían repetido y/o llenado las sillas de las compensatorias. Los malotes de la escalera, a los que otros grupos de chicos y chicas, llamaban “los pokeros” o “los bakalas” o “los fachas”, se caracterizaban, además de llevar una estética “pokera”, por ser autóctonos, y por considerarse a sí mismos como “españoles”145. “Pokeros” o “Bakalas” era utilizado como criterio estilístico musical y era el más usado para referirse a ellos-as. Algunos chicos y chicas se referían a ellos-as como “malotes”, como criterio académico, es decir, aquellos que pasaban de estudiar. Curiosamente, este tipo de clasificaciones espontáneas surgía entre chavales-as que tenían buenos resultados académicos con 144 Esta es una categoría creada y utilizada para el análisis. Cuando sean categorías explícitamente utilizadas en contextos diversos por los jóvenes estudiados irán entre comillas, para diferenciarla de mis categorías analíticas que irán en cursiva. Esta herramienta de redacción se utiliza en todo el texto. 145 La categoría que principalmente usaban para referirse a sí mismos espontáneamente era de base étnico-nacional: “españoles”. independencia de su identificación grupal concreta. Además también se utilizaba para otros grupos de chicos-as. Por otra parte, “fachas” era utilizado por otros chicos y chicas, los-as okupas, aunque no sólo por ellos, como criterio de clasificación política. Resulta curioso como algunos de los-as jóvenes latinos-as entrevistados usaban “españoles” como categoría general, diferenciando luego entre “fachas”, para los-as bakalas, y “anarcas” para los-as okupas. El prototipo de estilo pokero masculino eran gorras torcidas o de lado, pelo corto de punta o pequeñas crestas, pantalones más o menos ajustados pero con vueltas en los bajos y multitud de marcas de ropa deportiva. También llevaban pendientes de oro en el rostro y de brillantes en las orejas. Las chicas eran mucho más flexibles, ya que curiosamente suelen ir vestidas igual que otras chicas de otros grupos, a excepción de las okupas; es necesario considerar que las cuestiones de dominación por el sistema de género guardarán relación con estas similitudes, en términos de su alcance. De ese modo, el prototipo básico pokero femenino eran chaquetas con piel simulada en las capuchas, ropa más o menos ajustada, y de nuevo marcas deportivas y comerciales. Esto es a lo que nos referimos como hibridación de modas omnipresentes. Es curioso por lo tanto que si bien los estilos podían diferenciarse de modo superficial por este u otro pequeño detalles – una gorra torcida o no, una marca de ropa en vez de otra….- en definitiva eran más categorías de los agentes sobre sus propias prácticas que estilos autocontenidos en las mismas. En este sentido, evidenciamos la naturaleza ambigua de la identidad/alteridad para concluir que lo realmente interesante son las relaciones que, no olvidemos, representan. Pese a que los-as malotes de la escalera eran identificados por ellos-as y por otros-as como “españoles” y “pokeros”, había dos ejemplos de ambigüedad. Kaled, un chico de origen migrante magrebí, nacido en Madrid, era parte del grupo. El motivo, según las propias 101 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ explicaciones de los-as agentes, era que se “conocían desde pequeños”. Además, pese a que no se pudo recoger ningún discurso o práctica explícita sobre sus sentimientos respecto a algún tipo de pertenencia étnicoidentitaria más o menos manifiesta, resulta relevante como uno de los chicos, hablando de este chico –y de otro ecuatoriano-, comentara para justificar que eran amigos, “que respetan a los españoles”: Josué: ahí.... no es por ser... no es por ser racista, pero es que hay muchos favoritismos, sabes lo que te quiero decir, que por ejemplo, un chaval que no es de este país, tú vas al director, y el director a lo mejor a él no le expulsa, voy yo y me expulsa una semana!... E: tú crees? Josué: te lo juro! pero seguro! es que estoy segurísimo... eh?... Raúl: sí es verdad... Josué: porque ya ha habido más de un caso!... E: sí? Josué: mira un colega mío le expulsaron un mes... y a uno que era guachupino, le expulsaron un día sólo... E: qué era? Josué: por lo mismo... por la misma cosa... bueno era... pelucho... Raúl: sudaca... E: ah... pelucho, (...) Josué: nosotros somos independientes, nosotros somos españoles-españoles!... nosotros siempre nos ves allí en las escaleras, estamos los españoles todos... Raúl: ese... y Kaled!... E: y por qué?... Raúl: pero porque esos chavales se portan... son... Josué: esos chavales son... vale pues están en España, respetan a los españoles... Raúl: claro...claro (Raúl autóctonos, 3º ESO) Josué, Del mismo modo, otro miembro del grupo también autóctono no era pokero, su estética era la de un chico “sharpero”146, y se diferenciaba estéticamente por llevar el pelo rapado y simbolismos explícitamente políticos de extrema izquierda. En definitiva, el grupo que otros consideraban como de bakalasfachas-españoles se componía por chicos y chicas de estética ambigua, junto a otros con una estética marcadamente “pokera” siendo uno de ellos de origen migrante y por un chico con estética marcadamente “sharpera” y autóctono, los-as cuáles compartían una historia de afinidad personal relacionada con compartir espacios escolares tanto en Primaria como en Secundaria. En otra zona, ocupando otras escaleras, solían reunirse los chicos y chicas de varias clases de 2º y 3º de la ESO, siendo la mayoría de las clases de 2º compensatoria147. Estos chicos y chicas, los-as latinos de compensatoria eran prácticamente en su totalidad de origen latinoamericano. Este grupo era conocido por otros como “los latinos”, “sudamericanos”, “los reggaetoneros”, o “los sudacas”, “guachupinos” o “peluchos”, como acabamos 146 Sharpero, proviene del movimiento SHARP (Skin Heads Against Racial Prejuidicies) aunque otros-as jóvenes con estética similar usen otras categorías para referirse a sí mismos, como “red-skins” o “skins”. Raúl: sí... E: pero no tenéis colegas de... Raúl: alguno... el Jota... E: Jota es verdad y 147 Nótese que no todos-as pertenecían a grupos de compensatoria. Josué: Jota sí... Jota sí... E: y Kaled no?... 102 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de ver. “Latinos” era la categoría más utilizada tanto por ellos mismos como por otros jóvenes, mientras que “reggatoneros” era la categoría que algunos jóvenes que se consideraban a sí mismos como “raperos” – mayoritariamente autóctonos- usaban para referirse a los “latinos”, a partir de criterios estilísitico-musicales, y posicionarlos como culturalmente inferiores en tanto que consideraban el reggaeton una “basura”. Curiosamente, en un despliegue de gramáticas claramente orientalista adoraban la “cultura del hip-hop”148. Resulta curioso como en una entrevistas dos jóvenes autóctonos me describieron a un “latino” como “rapero”, aunque en una ocasión en un recreo, durante un combate de rimas de hip-hop, que llamaban Peleas de Gallo, uno de esos chicos uso la etiqueta “reggaetonero” como insulto contra ese chico “latino”. Por otra parte, también se referían a ellos como “malotes”, como criterio de relación con lo escolar: [Julián: sí él es rapero... Miguel: sí... quién? Julián: él es rapero... el Lopez tío, él es rapero no reggeatonero... E: luego hay reggaetoneros también? Julián: que sí... que esos son los que nos joden la imagen a los raperos porque esos visten como nosotros, son los que se meten en peleas y son los que nos joden la imagen... Miguel: sí! E: y quién son los... reggaetoneros del colegio por ejemplo?... 148 Durante una tarde que pasé con la Núcleo Duro Crew de algunos de estos chicos, llegó más tarde un chico de origen africano. Pude presenciar varias bromas respecto a que ya parecían una crew como las “de verdad” porque tenían un “negro” con ellos. Es más, un joven bromeo con la estética del chico afro porque en su opinión era genuinamente auténtica como en los “ghettos” en el “inicio del hip-hop”. Miguel: los que bailaron ay mi mamita!... mi pa... el que decía esta mamita latina... no sé qué pollas!... Julián: eso, eso que sí, que sí... te das cuenta viste? Miguel: mueve esas caderas... Julián: visten como visto yo y eso que... Miguel: sí! Julián: esos son los que se meten en peleas... que... Miguel: yo voy a lo urbano! voy de rapero!... Julián: nos joden la imagen a los raperos, porque se puede ser rapero y no ser Eminem...] (Julián y Miguel, autóctonos, 1º y 3º ESO) Los latinos de compensatoria, por su parte, se consideraban a sí mismo como “latinos” en las entrevistas que les hice; en algunas conversaciones espontáneas ellos eran gente “normal”149. Respecto a la composición étnica del grupo había una excepción: una chica autóctona, Rosa, que también estaba en una clase de Compensatoria. A su vez ellos y ellas hablaban de “españoles”, “anarkas”, “rockeros” y “gente normal”. Respecto a sus estéticas más o menos estables giraban en torno al hip-hop y modas más o menos híbridas. Esta estética hip-hopera masculina era diferenciable básicamente por ropa muy ancha y gorras con la visera horizontal. La simbología era variada, pero predominaban de nuevo las marcas deportivas, menciones a la cultura del cannabis y algún emblema étnico como pulseras o camisetas con banderas nacionales. Las chicas de nuevo eran mucho más variantes. Como antes anticipamos, todos, chicos y chicas, también variaban en 149 103 ISSN: 2254-3872 Me resultó ciertamente cómico durante el trabajo de campo que cuando intentaba indagar en las entrevistas sobre qué grupos de gente percibían los-as chavales en el ICA, solían terminar sus diversas descripciones hablando de ellos-as mismos-as como la gente “normal”. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ torno a modas omnipresentes, como las cazadoras con pelo. No sobra añadir, al hilo de lo que estamos analizando, que muchas veces la estética de “bakalas”, “pokeros”, “raperos”, o “reggetoneros” era prácticamente similar, pero con pequeños detalles diferenciadores. La mayor diferencia que a nivel analítico podemos plantear era las categorías étnicas que se usaban en la construcción de la otredad, de ahí el sentido que tiene este desarrollo de los procesos de identificación, como elemento empírico para el análisis de la economía política de la etnicidad: E: pues... bueno, otra pregunta, lo que me decías que... ahora sobre todo amigos de Ecuador, pero en el instituto hay gente de muchos sitios... Rodrigo: sí... E: cómo ves tu las relaciones entre... por ejemplo ¿tienes colegas de Rumanía? o... Rodrigo: sí... de Bolivia, Perú... de... Rumanía... más tengo son ecuatorianos, colombianos, peruanos, ... bolivianos... rumanos algunos... E: y como ves tú... la gente por ejemplo, ¿tú crees que los rumanos tienen muchos más amigos rumanos o...? por ejemplo como vosotros que sobre todo dices que tienes amigos... Rodrigo: claro, nosotros la... los rumanos más rumanos que así latinos, ecuatorianos... porque más hablan ya su idioma, aquí... como... todo latinoamérica habla el mismo idioma... pues nos da igual, puede ser argentino, chileno, todo eso... E: aja... Rodrigo: menos brasileños porque no sabemos hablar así... de ahí colombianos... todos... el acento todo cambia, bueno, alguna palabras también cambian... Los espacios intermedios de las canchas deportivas era la zona en al que los chicos y chicas de 1º de la ESO fundamentalmente jugaban y charlaban. Estos-as chavales normalmente formaban grupos étnicos mixtos. Por otra parte, también había algunos grupos de autóctonos-as, en concreto un grupo de chicas que iban a una de las clases de 2º “normal” en la que los de Compensatoria acudían a algunas asignaturas. Otras tres zonas del patio también tenían grupos más o menos estables. En la primera, un pequeño grupo de autóctonos de 4º de la ESO pasaban el rato en un banco entre los árboles. De vez en cuando, algunos chicos latinos de la misma clase pasaban allí un rato, pero solían formar un subgrupo a parte en sus paseos cotidianos por el patio. Otra zona también se situaba en torno a un banco. Allí solían estar varios chicos y chicas de compensatoria, de una de las clases de compensatoria a la que algunos de los chicosas latinos de compensatoria iban. Éste era un grupo mixto, pero sin autóctonos. Había dos chicos y una chica de origen rumano, y dos chicas latinas. Varios chicos latinos que iban a ésta misma clase de compensatoria solían pasar el tiempo en el grupo de “los latinos”, como Rodrigo por ejemplo. Las estéticas de estos chicos y chicas eran muy variables, predominando de nuevo las modas. Finalmente, en otro banco se reunían Los 150 okupas , a quienes otros-as chicos llamaban “los anarcas” o “los antifas” 151. A su vez, solían referirse a los “latinos”, o “sudamericanos” también con la etiqueta de “reggaetoneros”. Reservaban “bakalas” y “fachas” para los “pokeros”. Ellos-as no tenían una categoría única para sí mismos-as pero las utilizadas se movían entre definiciones políticas y estilístico-musicales152. 150 Esta categoría se debe a que frecuentaban una casa okupada en el barrio de Carabanchel. 151 E: ya... Rodrigo: pero ahí bien...] (Rodrigo, migrante, 2º Compensatoria) Tanto españoles como latinos, desafectos. 152 104 ISSN: 2254-3872 afectos como ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Eran todos autóctonos a excepción de un chico y una chica de origen latinoamericano, Vladimir y Carlota. Todos ellos, aunque con variaciones, tenían marcadas estéticas estilístico-musicales con elementos como 153 crestas, pendientes , pelo largo, pelo rapado, botas militares, cadenas, pero ante todo con simbologías explícitamente políticas. Así, la estética estereotípica de lo que aquí estamos denominando como okupas era también enormemente variable. En definitiva, más allá de estos grupos marcados principalmente por la consistencia de sus lugares de reunión además de por las redes de relaciones que hemos observado superficialmente, el patio era un constante ir y venir de pequeños y grandes grupos y de chicos y chicas solitarios-as, con estéticas múltiples y variadas. La mayor parte de estos grupos eran mixtos pero también había muchos separados entre españoles, latinos, chinos o rumanos por cada lado. En este sentido era curiosa una pareja de hermanos de origen chino que siempre estaban paseando solos escuchando música, y otro chico chino, que paseaba siempre solo, y no hablaba nunca con nadie154. “Punkies, heavies, okupas, sharperos, antifascistas, estalinistas, etc. ” 153 Los pendientes de estos-as chicos y chicas siempre eran de colores o plateados, pero nunca dorados o de brillantes, lo que era patrimonio de pokeros , latinos y algún rapero. 154 A este chico le pude conocer durante la fase cuantitativa del estudio en un centro de titularidad concertada del mismo distrito que el ICA pero en otro barrio. Recuerdo que mientras pasé los cuestionarios su profesor de aquella época me explicó que nunca hablaba con nadie, que se había enfadado con su familia por traerle de China y que desde que había llegado al centro ni hacía nada ni hablaba con ninguna persona, ni chicos-as ni adultos-as. Por eso estimo que fue derivado al ICA, o tal vez pasó por otros centros. Hasta donde sé en el ICA había comenzado a trabajar en clase y tenía buenos resultados, aunque seguía sin entablar relaciones con los-as pares. La profesora que me explicó esto no supo decirme nada sobre si este Pero para todas las agrupaciones sí había una suerte de regla general: los grupos se conformaban segregados principalmente por género, adscripción étnica y edad, de manera similar a como se distribuían los “sitios” en las clases. Además curiosamente, cuando un grupo era mixto conformándose por autóctonos y migrantes, era compuesto mayoritariamente por unos u otros; pero nunca pude ver un grupo más o menos estable de amigos o un grupo casual – desde mi perspectiva, al verlo pasando por allí- que fuera más o menos equitativo. Por lo referente al segundo curso de campo, las agrupaciones en el contexto del patio del ICA variaron enormemente, como era de esperar155. La mayor parte de chicos desafectos se marcharon, por lo que muchos miembros de los grupos anteriores ya no estaban. En definitiva, las dinámicas relacionales en base a los cambios sociopolíticos y la radicalización más o menos estable de las trayectorias educativas tomaron forma en las nuevas redes relacionales, lo cual veremos a continuación a partir de los cambios más representativos. La primera dinámica a constatar es que de los latinos de compensatoria, un par de chicas que continuaron con relativo éxito, esto es, pasaron de curso, continuaron reuniéndose en otra zona del patio –detrás del edificio secundario- con sus antiguos compañeros de la clase "normal". Por otra parte, uno de los chicos latinos, Tango, que no estaba en compensatoria y ese año estaban comenzando 4º de la ESO, poco a poco dejó de estar tanto en el patio como fuera del ICA con sus antiguos-as compañeros-as de "compensatoria". Rodrigo me explicó respecto chico era efectivamente quien yo recordaba, ya que le narré mis sospechas. 155 105 ISSN: 2254-3872 No fue posible una reconstrucción tan detallada de los grupos en el patio porque precisamente el segundo periodo de trabajo de campo tuve que dedicarlo a cerrar los ámbitos analíticos más relevantes en otros contextos como las aulas y fuera del ICA. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ a este chico que pese a que le había considerado siempre como un “hermano”, desde que se había mudado de casa ya no se veían tanto. En mi opinión la radicalización del proceso de afección de Tango tuvo algo que ver. De la misma manera, Esther dejó de ir con los chicos y chicas de Compensatoria dentro del ICA, y ocasionalmente fuera de allí, según me explicó a raíz de la ruptura con Jesús, que el primer año era su novio, y porque en su opinión “cada uno [ha tirado] por caminos distintos”; sus nuevas compañeras eran un grupo de chicas más o menos afectas y autóctonas de su nueva clase de 4º, entre ellas Luisa. Por su parte, los-as que quedaron de los malotes de la escalera dejaron de reunirse en el ICA, pues ya tenían la edad y el nivel – Bachillerato- para poder salir del centro durante los recreos. Los-as que se marcharon fueron a hacer "garantías" o "módulos", según habían terminado la ESO o no. Algo similar ocurrió en el banco de los okupas. Muchos se fueron para seguir módulos de formación profesional, y la mayor parte de chicas pasaron al Bachillerato. Tuvieron un grave problema entre ellas –según sus explicaciones- ya que una mantuvo una relación íntima con un joven considerado por otra como “nazi”; ésta cortó toda relación de cordialidad pasando a una clara confrontación con sus “viejas amigas”. Vladimir que era de origen boliviano, marcadamente “sharpero” y alumno de Bachillerato, abandono España para hacer los estudios universitarios en Bolivia. Por otra parte, el banco donde solían estar las chicas latinas y rumanas de compensatoria, entre ellas Estela, con algún chico, siguió siendo el banco de todas las chicas y de los chicos rumanos de "compensatoria", aunque la mayor parte de chicos latinos se marchó a hacer PCPI. Las chicas siguieron escolarizadas en el grupo de 3º de diversificación, y los chicos pasaban la mayor parte del tiempo paseando por el patio con Pedro, de los latinos de compensatoria, que ahora era también compañero de clase, y siempre estaba con sus nuevos amigos rumanos. Finalmente, cabe constatar que las características observables respecto a la estructuración étnica y generizada de los grupos de pares en el patio no se ofrecieron como esencialmente distintas el segundo curso, volviendo a evidenciar durante mis paseos por el patio agrupaciones segmentadas. Algo nuevo fueron los grupos de raperos que empezaron a reunirse debajo de los soportales del patio, aunque precisamente durante las Peleas de Gallos, que era para lo que se reunían, la asistencia de muchos-as chicos-as era enormemente variable. De todas formas, pude constatar que algunos chicos y chicas latinos-as nuevos-as en el centro, que estaban en las nuevas clases de Compensatoria de 2º nivel, empezaban a conformar grupos segregados en algunas zonas de los huecos de las escaleras. Por lo tanto, existía una etnificación de los grupos de pares tácita tanto en el patio como en la aulas, pero no automática ni mecánica. Esos procesos, sobre los que seguiremos profundizando en los siguientes apartados, eran además desplegados de manera sobrerepresentada – de una manera similar al despliegue de apariencia de desafección- por los propios agentes en el ICA: (...) mira te cuento yo, ésta es la zona de los latinos, allí en esos bancos es donde se ponen los rumanos, aquí en frente los empollones, y aquí nosotras. (...) ¿nosotras? somos las normales, bueno vestimos de pokeras y eso, pero somos normalitas156 A.3.- En la calle Del mismo modo que dentro de los muros de la Escuela, en la calle las fronteras étnicas eran rotas y re-compuestas en contextos 156 106 ISSN: 2254-3872 Esta es la respuesta que en una conversación casual en el patio un grupo de chicas me ofreció cuando les pregunté bromeando por qué se habían colocado a la sombra de un árbol. Eran 5 chicas, de 3º y 4º de ESO, más o menos afectas y todas autóctonas menos una que era de origen magrebí. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ diferentes. Para las actividades de ocio los-as chicos-as del ICA acudían, hasta donde pude saber, a zonas de "marcha" que se interpretaban como propias de unos estilos respecto a otros, aunque sus dinámicas de “salir” eran muy amplias, abarcando muchas actividades y “sitios” a los que ir. De esa manera, muchos de los-as pokeros-as salían por zonas de bares del barrio o de un centro comercial de la zona de Príncipe Pío en Madrid, entre otros lugares, como los parques cercanos al ICA. Del mismo modo, los okupas iban a su casa okupada en el barrio para una infinidad de actividades, o zonas de bares en Lavapiés y Malasaña, o inclusive a pueblos del sur como Leganés, para ir a conciertos en otras “okupas” o simplemente salir de “fiesta”. Los chicos y chicas latinas iban también a discotecas de “latinos”157 del norte de Madrid, donde podían “bailar”, y a casas de amigos-as, aunque también frecuentaban otras zonas del barrio, como los parques. A su vez muchos chicos raperos autóctonos pasaban la tarde por los parques de la zona. Y sin olvidar que no era todo “fiesta”, ya que muchos-as me contaban que solían ir al cine, a salas de juegos recreativos, o incluso los-as más afectos, a la biblioteca del barrio, al teatro, o se quedaban en casa a “repasar” alguna asignatura. En resumen, puede avanzarse que existía cierta territorialización de los espacios de la calle en términos étnicos y de estilos, aunque más que una segregación pura, del mismo modo que dentro de la institución, lo que predominaban eran las representaciones espontáneas de segregación; esto es, los espacios eran descritos espontáneamente como de unos u otros, aunque en la práctica esas fronteras eran algo más difusas. Debido a que, tal y como se expuso en el capítulo dedicado a la metodología, no salí de los muros de la Escuela todo lo que hubiera deseado, pasaré a continuación a describir una de las tardes más relevante por las calles de Aluche y Carabanchel, como ejemplo 158 paradigmático de las relaciones intergrupales e interétnicas de algunos-as de los chavales del ICA: Un Sábado de finales de Abril quedé en la boca de metro del parque cercano al ICA con Jota, un chico que me iba a explicar “todo lo que yo quisiera” para comprender la vida de los-as jóvenes estudiantes. Jota nació en Ecuador. Lleva en España desde los 4 años. Quedamos porque me iba a presentar a unos amigos suyos, que eran “graffitteros”, para que me explicasen cómo pintaban, y ese tipo de cosas. Nada más llegar a la cita, mientras esperaba porque Jota aún no había salido del trabajo, observé a unos cuantos de los chicosas okupas, uno de ellos latino y punkie, en una zona de los jardines cercanos a la parada. Delante de ellos, varios chicos y chicas autóctonos y bakalas, esperaban a lado de la parada del metro. Pese a que algunas de la chicas de ambos grupos iban a la misma clase, y que en esa clase se relacionaban con cordialidad, en ningún momento de la espera cruzaron una palabra, ni un gesto de saludo – tal vez lo habían hecho antes de que el investigador se pusiera a observar-. Cuando llegó Jota me explicó que teníamos que hacerles un favor a uno amigos. Nos acercamos al grupo de bakalas. Jota, los bakalas y los okupas, cada uno a su manera, estaban muy bien vestidos. El favor era que íbamos a ir a pillar (hachís) a Pan Bendito, “donde la Quinqui”. Entre risas, bromas y cierto nerviosismo, Jota recogió el dinero. Una de las chicas me dio su número de teléfono, Jota no tenía saldo en el móvil, y de esa manera podíamos avisarles cuando fuésemos a llegar. Ellos tenían prisa, porque iban a una fiesta a casa de una amiga. Cuando nos fuimos de allí Jota me explicó que antes pasaríamos por su casa a recoger una botella de ron que le había sobrado de una fiesta, que era la fiesta desde donde charló conmigo hace días –vía messenger-. 157 Simplemente he tratado de ilustrar una descripción densa de una tarde de trabajo de campo; la idea se la debo a Sama (2008). Así me las definieron. 158 107 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ De camino, recibió una llamada de un amigo, Miguel, un “pana”159 que era como su “hermano”. Así que le esperamos; andaba por el barrio y nos iba a acompañar en nuestra excursión a Pan Bendito. Mientras 160 esperábamos en los Cuadrados , Jota me explicó que Miguel había tenido problemas, pero que ahora estaba mejor. Había estado tonteando con "malas compañías", incluso un día habían “cogido” una moto. Todo estaba solucionado, porque Jota cuidaba de Miguel “para que no se meta en líos”. Después me explicó que hay que ser "buena persona", pero que aunque seas buena persona como él “yo no robo en los chinos ni nada de eso, me da moral!” la gente te mira mal por ser “latino” o ir vestido así, como va él. También charlamos sobre su trabajo, me explicó que ayudaba a sus padres en el bar que gestionaban porque así saca algo de dinero, “estoy harto de pedirle dinero a mi padre!”. Cuando llegó Miguel – es otro joven ecuatoriano que no va al ICA- nos pusimos en marcha. Mientras charlaban sobre quién era yo, y qué hacía allí, Jota bromeó con que me había contado lo de la moto. Al final, Miguel recibió una charla educativa por parte de Jota sobre que no había que meterse en líos. Seguimos caminando. El barrio de Pan Bendito está dentro del distrito de Carabanchel, como a unos 15 minutos a paso rápido. La charla sobre sus últimas fiestas, intercaladas con bromas de aquel día en que Miguel cogió la moto, fue interrumpida cuando nos cruzamos con una pareja de ancianos autóctonos. Se nos quedaron mirando fijamente, ante lo cual Jota me dijo, “no ves lo que te dije de cómo te mira la gente aquí!”. Seguimos caminando entre bromas sobre lo que acaba de ocurrir, y yo le pregunté a Jota cuánto tiempo llevaba en Madrid. Me explicó que vino aquí con 4 años, “es como si 159 Pana equivale a colega-amigo-compañero en algunos países suramericanos. 160 Una zona que delimita el parque. Es la parte superior de un aparcamiento subterráneo de un bloque de pisos de cierta calidad. Varios jóvenes del ICA lo llamaban así. siempre hubiera estado aquí”, pero no volvería “allí” a vivir, sólo de vacaciones. Donde realmente querían irse Miguel y él era a Holanda, en cuanto cumpliesen 18 años se iban de viaje a Amsterdam. Mientras me contaban los motivos de su viaje y qué pensaban hacer, pasamos por una plaza, al lado de un Iglesia. Allí unos cuántos chicos y chicas, que parecían autóctonos, estaban sentados en uno de los bancos. Una de las chicas se giró para mirarnos. Jota entonces exclamó “ qué narices mirará esa!”, lo que suscito el relato de otra anécdota: hace poco “casi” se pegan con un “rumano” porque se cruzaron y se miraron mal. Seguíamos andando en dirección a la casa de Jota. Pasamos por delante de una Comisaría de la Policía Nacional, con las consecuentes bromas acerca de qué habrían hechos los “tíos” que estabas sentados en las escaleras había un grupo grande de jóvenes allí sentados que parecían preocupados-, y que la Quinqui tendría que estar pagando a la policía, no podía ser que viviera tan cerca sin que le hiciesen nada. Entonces llegamos a la casa de Jota. Estaba en un edificio de ladrillo, de esos que se construyeron en los 60 para la inmigración rural. Mientras Jota subió a por el ron, charlé con Miguel. Resulta que había dejado el ICA hacía 3 años. Desde entonces había estado haciendo una “Garantía” de Auxiliar Administrativo, en otro centro de Aluche. Le gustaba, aunque era aburrido, pero mucho mejor que “la puta mierda de ESO en el ICA”. Cuando bajo Jota nos pusimos en marcha de nuevo. Quedaba ya muy poco. Una calle larga y luego a la izquierda. Ya estábamos en Pan Bendito –desde hacía rato, una calle es el límite-. Ante la cercanía del sitio del trapicheo los chavales charlaban sobre los detalles. Miguel insistía en que se quedaran con un trozo de las chicas, que era el “pasaje” por ir a por ello. Jota replicaba que no, él se lo debía, les debía “un favor”. Antes de llegar nos encontramos con otros dos amigos. Dos chicos latinos. Dos chicos bien arreglados. Tras los saludos, ante las miradas que me dirigían, Jota les dijo que yo era un policía, que me llevaban a detener a la Quinqui. Nadie tomó en serio el comentario, así que seguimos caminando 108 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ mientras discutían sobre que era mejor que no fueran todos juntos, porque a la Quinqui le enfadaban que fueran todos a la vez. Lo mejor sería que Jota cogiera lo suyo, y luego los otros dos. Entonces llegamos. Yo me quedé con Miguel y los dos amigos. Jota se acerco a una casa baja y entró. Mientras esperábamos los chicos charlaban sobre sus trabajos. Uno había sido repartidor de butano, pero ya les habían despedido. Miguel comentó que estaba a ver si terminaba la Garantía “a ver si me pongo a trabajar ya!”. En menos de 2 minutos volvió Jota. Nos despedimos de los "colegas" y de nuevo empezamos a caminar. La ruta fue distinta, había que ir a un sitio tranquilo para dividir lo que acababan de comprar. En un pequeño callejón, con unas escaleras, Jota nos mostró la mercancía alabando la calidad del "polen" de la Quinqui, y entonces lo dividieron. El cacho más grande para ellos. Dos más pequeños para los chicos y las chicas. De nuevo caminamos. Pasamos por otra plaza donde Miguel entró a un comercio para comprar tabaco y papel. Fuera Jota me presentó a un grupo de chicos latinos, uno de ellos era "gitano": resulta que ellos también graffiteaban, el "gitano" hacía reggaeton, además. Cuando salió Miguel nos marchamos. Él empezó a liarse un porro. Jota me iba contando muchas cosas, sobre sus viajes a EE.UU, porque sus hermanas viven en Queens, que allí hizo amigos, y que también fumaban porros. Al pasar por otro parque me narró la historia de algunas pintadas que hizo con Javier D–uno de los que iba a conocer aquella tarde-, cuando estaban aprendiendo. Al pasar por un portal me contó de nuevo que allí fue desde donde charlamos el otro día por messenger. Jota siguió haciendo de guía, ya que le "encanta" andar por el barrio, con las casa pequeñas, “todas juntas”. Me preguntó dónde vivía. Yo le dije que en Lavapiés, y él me preguntó de nuevo que si allí también estaban las cosas esas de “Falange” en las casas, porque le da rabia y quiere quitar la que hay en su casa. Miguel le pasó el porro a Jota diciendo que teníamos que comprar agua. Seguimos andando. Jota me avisó, era el momento para que le diera una perdida a las chicas que nos esperaban. Pasábamos al lado de un polideportivo y el resto del camino ocuparía el mismo tiempo que ellas iban a usar para ir de la casa donde estaban al punto de reunión. Durante el resto del paseo los chavales charlaron sobre cortes de pelo y sobre la gorra de Jota; era una gorra de "marca" y a Jota le gustaba cómo se veía el diseño de la gorra estando fumado. Nos cruzamos con un grupo de chicos latinos que estaban sentados en un banco en un jardín; se miraron unos a otros, pero no dejaron sus respectivas conversaciones. Ya estamos al lado de los Cuadrados.. Después Jota me dijo que no soporta quedarse toda la tarde en un banco, “por muy fumao que esté me gusta moverme”. Al fin llegamos al punto de partida. Los “amigos” ya estaban allí. Con algunos nuevos, Josué y Kaled, charlé con ellos mientras Jota hacía el reparto; iban a una fiesta en casa de unas "chica", Miguel se quedó distante. Cuando terminó el negocio nos fuimos. Los bakalas se volvieron a su fiesta. A nosotros nos tocaba ahora encontrar a los amigos graffitteros de Jota. Cuando reanudamos el camino, hacia otro pequeño parque donde Jota creía que les podríamos encontrar, pasamos de nuevo al lado de los Cuadrados. Allí se había juntado un grupo de chicos autóctonos, algunos de 4º de la ESO del Instituto ICA. Le pregunté a Jota por qué no íbamos allí, ante lo que me contestó que él se lleva muy bien con todos, pero que algunos de sus amigos son un poco “fachas”, que no es que sean “fachas”, pero que repiten lo que les dicen en casa, que si los “latinos son tal o cual”. Miguel se reía y resoplaba negando con la cabeza. Jota me seguía describiendo sus espacios. Allí, en otra zona del parque, es donde “paran los anarcas”, le caen bien, pero son unos “cagaos” cuando hay que enfrentarse a los “fachas”, sólo los “sharperos” son valientes. Él mismo casi se hace “sharpero” porque tenía un amigo así y un día se fue con él. Terminaron en una monumental pelea con “nazis” al lado de un estadio de fútbol. Mientras nos describía todo lo que pasó, Miguel seguía riéndose y daba puñetazos simulados al aire. Entre risas le pregunté a 109 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Jota si también llevaba la cabeza rapada. No, “yo iba de rapero”, además, terminó cansado de que los sharperos siempre estaban hablando de su música, “el oi!”. Miguel ya estaba haciendo otro porro. Llegamos al parquecito. Allí estaban los “graffitteros”. Nos saludamos. Algunos hacían el saludo de su “crew”. Empecé a preguntar. Algunos son del Instituto, otros no. Conozco a algunos. Pedro es uno de los de la clase de 2º de compensatoria, latino, pero no suele estar siempre en las escaleras, va y viene. Me cuenta que estos son sus amigos de fuera161. David también es latino, va a 3º de la ESO, no está en compensatoria. Hay dos chicos españoles, que van a otro instituto, un concertado del barrio, y Javier D antiguo alumno del ICA que nació aquí; sus padres son de Ecuador. Otro chico negro también es del Instituto, va a 1º de la ESO, ha repetido. Todos tienen entre 15 y 17 años, todos se conocen porque iban al mismo colegio público de Primaria. Después de los saludos puse la grabadora. Pasamos un buen rato charlando del mundo del graffitti. Mientras uno de los españoles hacía de portavoz, los demás hacían bromas entre cervezas, porros y la botella de ron de Jota, que se reparte en tapones y por turnos, como los porros. Javier D terminó por hacerme un dibujo en el cuaderno de notas. A mitad de la “entrevista” llegó otro amigo de Jota previa llamada telefónica. Luis, es peruano. Más tarde se unieron una pareja de españoles, venían en una moto. El chico es también graffittero y me enseñó sus obras en las fotos que tenía guardadas en el móvil. Antes de que nos fuésemos llegó otro chico autóctono162. 161 En una fiesta en un domicilio de un amigo suyo de clase charlamos sobre los graffittis. Me contó que él salía a pintar con unos amigos “mayores”. 162 Meses después, durante una excursión a la montaña con varias clases de 1º y 4º de la ESO descubro que este chico nació en Ucrania y llegó a España con su familia hace 6 años. Su acento madrileño era digno de estereotipo castizo. Cuando nos fuimos, Jota me explicó que tampoco es que estos sean sus amigos, que va de vez en cuando con ellos pero prefiere moverse más. De hecho, nos habíamos ido porque Luis y Miguel estaban ya cansados de estar allí. Decidieron que íbamos para los Cuadrados, a beber unas cervezas y fumar los últimos porros. De camino, charlé con Luis. Estuvo en el Instituto ICA pero le echaron “porque era muy problemático decían”. Hicieron una reunión con sus padres y le aprobaron "tres" a condición de que se marchara. Ahora está en un concertado, donde su padre se empeñó en llevarle. Está aburrido del “rollo de la Biblia” pero ya está en 4º. Al lado Jota y Miguel seguían charlando. Llegamos a los Cuadrados. Jota les dijo que fuesen a comprar cerveza y limón. Nosotros les esperaríamos en los Cuadrados. Al pasar vi que el grupo de chicos españoles se había hecho más grande. Jota me indicó que nosotros íbamos a sentarnos en otra de la esquinas para que estuviésemos “más tranquilos”. Al sentarnos, mientras se hacía otro porro, charlamos sobre su futuro. Quiere estudiar Arte Dramático. Después, insistí en por qué no íbamos con los demás. No suele salir tampoco con “ellos”, se lleva bien pero ahora están con algunos amigos “fachas” y no quiere “problemas”. Yo bromeé: así tampoco tenemos que repartir lo que queda, el riéndose me contestó que quedaba poco y así no había que estar pasándolo. Entonces se dio cuenta de que no tenía papel y se fue a pedírselo al otro grupo. Se saludaron amablemente mientras a gritos y entre risas le pedían "porros". Después de un rato, cuando ya había vuelto Jota y había seguido explicándome que quiere ser actor, llegaron de nuevo Luis y Miguel. Hicieron un vaso con una botella de plástico: a beber. Ante la conversación en curso Luis se unió. Quiere estudiar "ingeniería de agrónomos", no sabe cómo se llama pero le gusta el tema de las plantas. Miguel bromeó, él quiere ser ladrón. Después de unos cuántos tragos y unas cuántas caladas Luis me contó, mientras miraba al otro grupo, que está harto de los “fachas”, de que le digan “yo no soy racista pero todos los latinos me caen mal menos tú” , que si dicen eso será por algo “ o no?”. Lo que más le molesta es que haya un “anarka” 110 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ con ellos. Jota le corrigió: va con ellos porque son amigos desde "pequeños", “como nosotros”, que no van a dejar de ser amigos porque tengan “una ideología diferente”. Luis añadió que él se pegaba con todos eso de pequeño que le daban ganas de ir allí ahora y “pam!pam!”; daba puñetazos al aire. Miguel, mientras, sonreía y dibujaba con un rotulador en el muro donde estábamos sentados. Jota empezó a preocuparse. Le pasó el porro a Luis, quien después de dar unas caldas se fue hacia el otro grupo explicándonos que le iba a dar unas caladas a uno de ellos porque le había dejado antes “un euro para el metro”. Mientras estaba allí, charlando con uno del grupo y saludando a otros, amigablemente, Jota y Miguel miraban preocupados. No decían nada. Después de un minuto bromearon, “ya verás como el porro no vuelve”. Efectivamente, Luis volvió sin porro por lo que discutieron un rato, bromeando. Miguel no había fumado. Luis “siempre hace lo mismo”. Después de otras rondas de tragos Jota me preguntó si podía escuchar lo que yo había grabado antes. Luis entonces se interesó, no se había dado cuenta de que mientras estábamos con los graffitteros la grabadora estaba encendida. Al final terminé poniendo en marcha la grabadora mientras Jota grababa con la cámara de vídeo . Mientras él comenzaba a grabar, el resto charlábamos. Luis exclamó “me cae de puta madre este pibe, el primer español que me cae bien-bien-bien!”, y después me pregunto sobre mi opinión “sobre los extranjeros” y acerca de los “navarros y los catalanes”. Después de un rato de charla sobre qué era eso de la “cultura española”, Luis protestó: ¿Qué era eso de ser inmigrante?: “-Luis: prefiero que me digan latinoamericano, o sudamericano, lo que sea, pero que me llamen inmigrante... vale, soy inmigrante aquí, aunque tenga los papeles... tu dni lo tengo yo... dni español y toda esta mierda, pero es que me siento inmigrante. -Luis: por eso (risas) por eso digo que lo soy, aunque parezca que tenga el dni pero lo soy... es la puta realidad. -Jota: no eres inmigrante, cómo decirlo, eres peruano (risas) -E: pero... eres peruano tú? -Luis: sí... Machu Pichu...” Jota se fue a grabar mientras seguía la conversación. Entre los minutos de su pequeño corto, enfocó al otro grupo. Les insultó, “Payasos!”. Exclamó, para sí mismo, “con estos podría hacer hasta un documental mi pana!”. Después de un rato, Jota se acercó a ellos mientras se decía a sí mismo “ya verás ahora” y les gritaba “eh tù! Dime unas palabritas para mi recuerdo”. Mientras él y la cámara estaban entre los “payasos”, nuevamente le pidieron porros. Terminada la grabación, Jota volvió con nosotros. Siguieron explicándome que antes ellos iban de “raperillos” y me narraron viejas anécdotas de peleas en el ICA. Después de un rato Jota y Luis decidieron que ya era hora de irse cerca de su casa, a tomar algo por allí. Miguel decidió que se iba a bailar a una discoteca de un pueblo al sur de Madrid. Nos despedimos. A partir de este ejemplo podemos ver, por una parte, cómo estos chicos narran la evolución temporal de sus identidades estilísticas. Pero además, más allá de la ligera variabilidad de esa determinada evolución del proceso identitario, y de cómo es representado en la actualidad - lo cuál no se hace explícito al menos en este contexto de observación-, constituyen un grupo étnicamente conformado que explícitamente se identifica como tal163. De nuevo, más allá de esto, en momentos puntuales se rompe la etnicidad del grupo de iguales para relacionarse con “los españoles” del ICA en términos de una especie de intercambio comercial, y para relacionarse 163 -Jota: es que lo eres tonto... 111 ISSN: 2254-3872 Recordemos como al final de la tarde se suscitaron conversaciones y bromas sobre el tema de ser “latino” e “inmigrante”. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ con un grupo mixto que comparte –y con los que comparten- un determinado gusto 164 estilístico-musical, “los amigos graffitteros” . En definitiva, aquí vemos cambios situacionales tanto en la manera en que se hace explicita la identificación colectiva como en la manera en que se construyen y practican las relaciones ínter-grupales. Es más, resulta curioso cómo, después de la ruptura de la etnicidad grupal momentánea, cuando a estos chicos-as se les pregunta por qué no es rota de nuevo, aparecen representaciones espontáneas que relaciono con una construcción de las relaciones como esencialmente conflictivas165. Pese a esto, cuando hacía falta papel de fumar, o saldar deudas y favores, es decir intercambios económicos, aparecía de nuevo la cordialidad. Del mismo modo, otras prácticas van en este sentido de construcción de la conflictividad: la tensión se hizo manifiesta -entre otras cosas al menos en la manera en la que Luís expresaba su enfado ante lo que el consideraba como comportamientos racistas, y en cómo Jota insultaba a sus “amigos” de clase -esos con los que no sale, pero con los que se lleva bien- llamándoles “payasos”. Junto a todo este complejo procesal de identificación colectiva en términos de componentes estilístico-musicales y étniconacionales, que se conforma por las relaciones inter-grupales e inter-étnicas, también aparecen espontáneamente los componentes de relación con lo académico y lo laboral. En varias ocasiones estos chicos hablaban entre ellos, y con el investigador, sobre qué tal les había ido en el instituto, qué tal les iba en el instituto o en el trabajo, y hacia dónde iban en términos profesionales166. En ese sentido sus identidades y sus relaciones, entendidas como un proceso inacabado, se articulaban además de con la etnicidad y lo estilístico, con lo escolar y lo laboral. * * * Por otra parte, antes de continuar con el análisis e la construcción identitaria y étnica en el ICA, es preciso que abordemos el tema de las denominadas como “bandas latinas” dentro del análisis de la identificación y la etnicidad fuera de los muros institucionales, debido a su papel en la problematización espontánea de la presencia de jóvenes latinos en los barrios madrileños, así como que en cierta manera estaban presentes en la prácticas de despliegue simbólico de algunos jóvenes. En relación a esto, algunos chicos desplegaban una especie de gusto estilístico por las temáticas de las bandas, lo que se manifestaba en prácticas como buscar información y vídeos de peleas en la Red, llevar símbolos específicos de alguna banda, o hacer bromas o pintadas en el ICA como demostración de su supuesta pertenencia a ellas: Juanito: bueno no sé, yo cuando me aburro en casa pues... a veces me sé bajar al locutorio a estar allí, una hora o dos allí en Internet... 164 En este grupo a su vez, además de los gustos estilístico-musicales, compartían varias experiencias entre las que destacan haber ido juntos al mismo colegio de Primaria. Y recordemos como los dos únicos chicos autóctonos del grupo acudían a un centro concertado. La crew Carabanchel Historia Perdida, por tanto, era un grupo étnicamente mixto, pero mayoritariamente latino, frente a la Núcleo Duro Crew , que era mixto pero mayoritariamente autóctono. E: ah también vas al locutorio... Juanito: sí y estar allí un buen tiempo... E: y de ahí... cuando estás en internet qué miras... 166 165 Recordemos cómo Jota explicaba el por qué de que no se unieran al botellón en los Cuadrados. 112 ISSN: 2254-3872 Recordemos la sección dedicada a las representaciones de los-as chicos-as sobre el mundo laboral. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ Juanito: pues a veces veo vídeos en youtube, ... este o en el Messenger, o descargarme música ahí... E: qué vídeos ves? música... Juanito: pues a veces cuando me pasan algunos vídeos de peleas, así que salen a ver así... y ya pues me sé quedar viendo, sobre las pandillas esas... o los vídeos de música ahí, cantantes ahí y todo... E: eh... sacando el tema éste... tú también escribes música y... compones... no? J: sí... sí... (Juanito, migrante, 2º Compensatoria) Realmente, hasta donde pude conocer solo un joven de origen ecuatoriano, Tango, había formado parte activa de un “Chapter” de los “Latin Kings”, pero de acuerdo a su relato lo dejó sin mayores problemas, porque “ellos” sabían que “[él] era legal”. Otro chico, Roberto, también de origen ecuatoriano, tonteaba y jugaba discursivamente sobre su pertenencia a los Dominican Don´t Play, los “DDP”, porque algunos amigos suyos eran dominicanos, y se protegía con ellos de los “Trinitarios”. Lo más relevante eran las disposiciones identitarias en términos de pertenencia que desplegaron al contármelo. El segundo hablaba ostentosamente de ello, mientras que el otro, que sí estuvo efectivamente implicado de alguna manera en actividades dentro de una banda, lo minimizaba. De hecho solo me habló en una ocasión sobre ese tema y me solicitó reiterativamente que no se lo contara a nadie. Además, los que a nivel práctico buscaban información en la Red, por ejemplo, también desplegaban estas temáticas con gran parafernalia discursiva, de modo similar a sus prácticas de composición musical. Era como si ser de una banda formara parte de la pretendida batería identitaria de un joven latino, lo que indica que esta temática se articula a nivel de prácticas en despliegues simbólicos de pertenencia a las mismas, contrastando con el ocultamiento de aquellos que efectivamente han formado parte de organizaciones políticas de este tipo. Es decir, las preocupaciones sociales en torno a la peligrosidad de los “latinos” y sus “bandas” es un fenómeno más mediático que real, al menos para la mayor parte de jóvenes migrantes de los barrios donde se realizó el estudio. B.- Las gramáticas de la identidad/alteridad en el ICA Una vez vistos los procesos de identificación colectiva desplegados por los chicos y chicas del ICA es hora de profundizar en la manera en que esas categorizaciones, en tanto que relaciones y procesos sociales, producirán -si es que lo hacen- algún tipo de subjetividad situada; teniendo bien presente que las distintas dimensiones de identificación se mezclan en la prácticas a todos los niveles. B.1.- Orientalización ¿De todos las dinámicas de identificación analizadas cuáles pueden ser consideradas como una gramática orientalista? Como antes se avanzó la “cultura del hip-hop” era dominante en las prácticas simbólicas y vestimentas de muchos-as jóvenes, por lo que además de los-as hiphoperos, muchos otros-as chicos y chicas del ICA solían hacer pequeñas pintadas en su cuadernos, en las mochilas, o en la pizarra entre clase y clase. Pero más allá de una específica transversalidad de las relevancias subjetivas hacia procesos de identificación determinados, mediante la cual el "hip-hop" atravesaba las categorizaciones / identificaciones étnicas y de relación con lo educativo, me resulto harto interesante cómo en relación a esto se desplegaban a nivel discursivo nociones del barrio como contexto social problemático. Es decir, muchos chicos autóctonos que se consideraban raperos solían hablarme de Carabanchel o Aluche como barrios “sin nada que hacer”, donde “todo estaba hecho mierda”, y donde para no aburrirse “lo único que pod[ían] hacer” era “pintar por ahí” y “fumar petas con los colegas”. Durante aquella tarde que pasé con la "crew" Núcleo Duro, cuando les pedí que me explicaran por qué cantaban rap y hacían 113 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ graffitti me contestaron en base a tres temáticas principales: porque no tenían nada mejor que hacer, porque no tenían ni un "duro" y porque sus padres no les hacían caso. He considerado estas prácticas identitarias como orientalismo porque si bien establecían nociones del barrio como socialmente devaluado y lo comparaban incluso con las situaciones mediáticamente experimentadas de los barrios periféricos de grandes ciudades – lo malo del ellos- también manejaban nociones sobre características relacionales y sociales puras, como si hubiera una comunidad – “mi gente”- nacida de la experiencia del “barrio” – lo bueno que aún pervive en el ellos-. Incluso algunos jóvenes aparentaban esto es, ejercían comportamientos práctico-simbólicos- ser delincuentes de barrio. Por otra parte, aparecían nociones de lo bueno del otro, propias de la gramática orientalista, en representaciones de autenticidad relacionadas con características étnicas. Por ejemplo, recordemos como los jóvenes de la Núcleo Duro Crew bromeaban con su autenticidad debido a que tenían un “negro” en su grupo que además vestía “al estilo del ghetto”. Incluso en una ocasión en la que uno de los chicos de este grupo estaba hablando en el patio con un joven recién llegado al ICA natural de un pequeño pueblo de Canarias, sobre por qué les gustaba el hip-hop - de hecho según me contaron habían empezado a hacerse amigos porque ambos eran “raperos”, le comentó emocionado que Carabanchel era también como un pueblo, y añadió “es lo más, es como un ghetto”. ejemplo, un día que estaba tratando de apuntarme a una salida nocturna con unos cuantos chicos-as de compensatoria , la respuesta de una de las chicas latinas fue que si salía con ellos tal vez tendría que correr “delante de la policía” porque muchos de sus amigos estaban “es busca y captura”. B.2.- Segmentación Los procesos de identificación llevados a la práctica en términos de segmentación por los jóvenes del ICA eran los relativos a los estilosmusicales, representados por los agentes como separados pero con características comunes, y con ejes de separación total como las subjetivamente existentes entre bakalas, raperos, reggaetoneros y okupas. Por ejemplo, a partir de la inclusión de las categorías políticas como estilístico musicales, se pueden ejemplificar como propias de una gramática de segmentación: Por otra parte, era cotidiano una suerte de despliegue de lo delincuencial en términos de consumos de drogas o pretensiones de la peligrosidad social del propio grupo, y todo ampliamente mezclado con el despliegue de la desafección y las prácticas más manifiestamente desafectas, tanto en autóctonos como en jóvenes migrantes. Por ello es por lo que considero cierta relevancia de la orientalización para con los procesos de identificación colectiva en el ICA, siendo una gramática usada por muchos-as autóctonos-as y por algunos-as jóvenes migrantes. Por 114 ISSN: 2254-3872 Julián: pero son fachas porque van con sus amigos los pokeros... Mafalda: claro... Julián: van ahí... con no sé qué... El Bigotes: son fachas porque van con las playeras las dos muelles, los pantalones Total 90, se gastan 80 pavos en una camiseta... y ya son lo más... van con piercings, van con Don Muellen... (…) y con el calcetín por encima del chándal... yo visto de ancho, te voy a contar la historia, en Estados Unidos fue donde se creó el rap, en las cárceles, a los que estaban en... los presos... sólo les daban uno o dos pantalones para toda la condena, entonces claro se los daban muy anchos, cinturón no les daban porque se podían ahorcar, y de eso viene, allí se inventó y de esa forma vestían y por eso visto, pero yo visto así porque hay una cierta filosofía, los bakalas que filosofía me van a decir, es que mi abuelo vestía así? el calcetín por encima del chándal, y... E: yo qué sé, algún sentido tendrá... (...) ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ El Niño: no! tienen sentido... la verdad es que eso es más, los raperos franceses también hacían eso, pero luego llegaron los bakalas y lo copiaron... ] (Núcleo Duro Crew) Pero teniendo en cuenta la transversalidad de los procesos de identificación, otra cuestión más relevante viene de abordar la etnificación de los grupos de pares, ya que como vimos existe cierta segmentación grupal tácita en base a adscripciones étnicas. Por lo tanto, las relaciones entre aquellos-as que se consideraban “españoles” respecto de los que se consideraban prioritariamente “latinos” han de ser aprehendidas como un ejemplo claro de gramáticas de segmentación que, en ocasiones para unos-as y otros-as, se articulaban con un tercer segmento, los-as rumanos. Es decir, se usaban categorías – no necesariamente étnicas- que connotaban la separación de segmentos sociales virtualmente iguales pero totalmente separados en base a criterios étnicos, con claras nociones racialistas. Precisamente dada la complejidad de las prácticas que supera con creces la artificialidad de nuestras maneras de aprehenderlas, veamos como funcionaban los comportamientos más o menos racistasracialistas y las resignificaciones étnicas, como ejemplos posibles del manejo práctico segmentado. Respecto a lo primero, bien es cierto que en muchas ocasiones los racismos discursivos eran en tono de broma, pero teniendo en cuenta un macro contexto de dominación, esas bromas irremediablemente interpelan a relaciones de poder no precisamente igualitarias. Por otra parte, no planteo un maniqueísmo de autóctonos afirmando su superioridad blanca -que también los hubo-, sino que eran comunes insultos y bromas entre distintos-as chavales migrantes, y de estos hacia la mayoría autóctona. Por ejemplo unas chicas latinas le reclamaron a uno de sus amigos que se estaba quedando “pálido” de tanto salir con “blancuchas”, ya que al parecer estaba saliendo con una chica autóctona. En resumen, las prácticas racistas en términos de segmentación entre los-as jóvenes del ICA, más allá de algunas bromas ambiguas como aquel chico magrebí que le decía a un amigo que no le iba a dar gusanitos porque era “negrito”, o las burlas respecto a nombres de niños y niñas de origen chino, se pudieron apreciar en los discursos de algunos jóvenes españoles. Por ejemplo, cuando aquellos chicos me estaba explicando lo mal que estaba el “barrio” desde la llegada de los “inmigrantes” les pregunté cuál podría ser una solución, su respuesta fue así de ilustrativa “ Pues coger 12 aviones y repatriar, que se vayan a sus putos países!”. En otra ocasión, charlando con otros tres chicos autóctonos sobre estas mismas cuestiones, me dijeron “no somos racistas, pero algo así no nos queda más remedio que aceptarlo”, “está todo lleno de chusma”, “no hay más que verlos!”167. Algunas chicas también ofrecieron este tipo de prácticas discursivas, entre las que destaca como ejemplo ilustrativo una chica autóctona “pokera” -según su propia interpretación- que me estaba narrando una antigua pelea con una “puta rumana”. Cuando le pregunté por quién era esa chica, me contestó ridiculizando su acento para después espetarme “sabes quién es!? no?”. Como último ejemplo, un día un pequeño grupo de chicos autóctonos estaban subidos en el murillo del patio viendo un partido de fútbol, para gritar cada vez que pasaba por delante un joven chino: “chino de mierda! chino de mierda! Tengo los ojos abiertos como platos de mierda”. Respecto a lo segundo, en muchas ocasiones evidencié dinámicas discursivas y/o prácticas en las que se denotaba que la construcción étnica en términos de un proceso de minorización era incorporada por muchosas de los jóvenes migrantes y autóctonos del ICA. Es interesante aprehender esto, en definitiva, como producto de la articulación en la práctica social de las construcciones étnicas, para evidenciar la inter-relación de las gramáticas, y también como indicios de la relevancia de la segmentación. Por ejemplo, otro día Roberto y Augusto estaban en la 167 115 ISSN: 2254-3872 Recuérdese la definición analítica de racismo de la que partimos en la Introducción. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ clase de Plástica de nuevo jugando a pegarse. Después de un rato uno le dijo al otro “ay! luego os quejáis de hay racismo”. Un poco más tarde, cuando habían dejado de pegarse y parecían tranquilos, Roberto exclamó en alto con intención contradisciplinaria, “Que te calles la boca nazi!”. En otra ocasión había un taller de globoflexia en el Salón de Actos para las clases de 1° y 2° y ya habían muchos participantes, por lo que un profesor estaba sacando a los últimos en llegar. Mientras echaba a unos cuantos chicos, uno de ellos que era de origen latino grito en referencia a uno de sus amigos que había conseguido colarse dentro “échale a ese que es latino!”. Por último, como ejemplo altamente significativo, una vez me vi involucrado en un partido de fútbol improvisado con un grupo de amigos de 4° de la ESO más o menos buenos estudiantes, dos jóvenes autóctonos y tres chicos de origen migrante suramericanos. Pues bien, espontáneamente decidieron que el partido iba a ser de “latinos” contra “españoles”, pero lo más curioso es lo que ocurrió con una falta. Uno de los autóctonos tiró accidentalmente al suelo a un chico del otro equipo, y la primera impresión que nos dio a todos fue que se había hecho bastante daño. Justo cuando se levantó señaló con el dedo al chico que le había tirado al suelo y exclamó en broma “(sic.) Iros a vuestro país! iros a vuestro país!” ante una risotada generalizada. enarbolaban discursos politizados explícitamente “antirracistas” y “antifascistas”, incluso siendo de origen migrante, manejaban nociones de adaptación en términos de abarcamiento de la mayoría respecto de la mayoría, todo lo cual evidencia desde mi punto de vista la existencia de dinámicas étnicas del abarcamiento que por lo tanto remiten a procesos de minorización en curso: Susana: no sé, yo creo que hay gente que viene de otros países... en el Alu, hay bastante gente, pero mucha.... y yo creo que se adaptan bastante bien... sólo que tienes que darles un poco de apoyo al principio porque... no saben cómo, cómo hacer aquí las cosas... les tienen que dar un poquito de apoyo al principio pero luego se adaptan muy bien... habrá gente que no se adapte, pero eso depende también de la persona... si al principio les ayudamos un poquillo pues yo creo que... que van tirando como pueden, y luego pues, habrá gente que sepa estudiar y gente que no sepa estudiar... como la gente de aquí... (Susana, autóctona, 1º Bach.) Carlota: hay que adaptarse, es lo que estábamos diciendo el otro día en Filosofía, yo he venido de mi país y me he adaptado aquí... y hay gente que viene de mi país y no sabe adaptarse, y eso, la cosas es así y ya... (Carlota, migrante, 1º Bach.) B.3.- Abarcamiento Queda por ver qué prácticas pueden ser aprehendidas como ejemplos de gramáticas de abarcamiento. Una de ellas pueden ser las atribuciones explicativas de aquellos jóvenes españoles ciertamente racistas que tenían amigos de origen migrante. Como vimos, estas explicaciones eran en términos de “respeto”, somos amigos porque ellos respetan a los españoles, por lo que interpreto que para estos chicos su sociedad abarca a grupos minorizados que deben integrarse en la misma siguiendo una direccionalidad de subordinación; esto es, una gramática de abarcamiento. Por otra parte, también algunas chicas y chicos que Por otra parte, lo más relevante a mi parecer es todo lo que se articula con la práctica institucional como por ejemplo en el manejo de la diversidad de modo esencialista, como pudimos ver. En definitiva, la visión instrumental de la enseñanza que descansa sobre una adhesión constitutiva de la Escuela para con el Estado-nación, y viceversa, y que por extensión despliega a nivel de contenidos educativos-morales los “valores” de la "ciudadanía", provoca que las temáticas curriculares y otras prácticas éticas-educativas 116 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ lleven implícita una noción de abarcamiento de las culturas no autóctonas. Podemos apreciarlo en ejemplos concretos, más allá de los sesgos racistas y evolucionistas que pueblan los libros de texto de "Historia". Un día una profesora abordó en el patio a un chico de la Núcleo Duro Crew para ver si quería cantar en la actuación de final de curso en el Salón de Actos. Cuando él le explicó los contenidos semánticos de sus canciones “tengo una que habla de la prostitución”, “otra del fascismo” - ella le preguntó si no tenía alguna canción más neutral, “más normalita", porque “[tenía] que entender” que en el “colegio” había gente de “muchas ideas y creencias” y que todas tenían que “ser respetadas”. Vemos así que el ICA en tanto que institución paradigmática escolar no puede ni quiere manejar las diversidades sean las que sean- más que de una forma superficial, ya que el manejo profundo de las diversidades necesariamente transgrede y pone en cuestión las propias legitimaciones simbólicas y prácticas – fundacionales podríamos decir- de la institución escolar.168 Para cerrar este apartado, cabe comentar que no hemos explicitado aquí una suerte de clasificación de cada práctica concreta de identificación subjetivada y situada en correspondencia con una de las gramáticas de identidad étnica, precisamente porque este planteamiento teórico ha de ser manejado analíticamente de modo heurístico. Por ello sólo hemos descrito aquellas prácticas que más claramente pueden ejemplificar el uso de algunas gramáticas más relevantes. En resumen, la gramática orientalista era usada por población autóctona implicada en prácticas de ocio relacionadas con estilos musicales étnicos, como el hip-hop. Incluso esto vehiculaba despliegues simbólicos de similitud con los estereotipos de los otros, como puedan ser las nociones del “ghetto” y el “barrio”. Por otra parte, las relaciones entre españoles, latinos y rumanos, tomaban las características de la gramática de segmentación, lo cual se articulaba tanto con prácticas racistas y de resignificación étnica como en la etnificación de los grupos de iguales. En relación a esto, algunos grupos de jóvenes en base a términos estilísticos también protagonizaban procesos de identificación en términos de segmentación ligados a grupos etnificados. Finalmente, algunas de las representaciones de jóvenes autóctonos que se consideraban españoles tomaban la forma de gramáticas de abarcamiento a la hora de justificar la presencia de migrantes dentro de sus grupos. Dentro de esta gramática también pueden encuadrase algunas de las prácticas de los-as docentes en el manejo de la diversidad, debido a las propias características constitutivas de la institución escolar. C- Economía política de la etnicidad Después de abordar los procesos de identificación colectiva en el ICA desde la conceptualización de Brubaker y Cooper (2000) y la propuesta de las gramáticas de identidad/alteridad Baumman y Gingrich (2004), hemos podido aprehender procesos sociales en los que una variedad de categorizaciones referentes a localizaciones sociales ambiguas y cambiantes -latino, sudaca, anarka, facha, …-, se relacionan con la autocomprensión de las personas protagonistas en términos de relaciones de poder, esto es, a mi entender, sus subjetividades situadas - los latinos ocupan mi barrio, quiero trabajar, hay tontos y listos, …169 . Estas subjetividades componen además nociones de pertenencia comunitaria - mi peña, mi barrio, mis amigos latinos, …articuladas a su vez en practicas socioculturales, políticas y económicas complejas - salir, componer, leer, trapichear, trabajar, estudiar, no estudiar, ...- en el marco de gramáticas de identidad complejas que a 169 168 Recuérdese la cita de Dietz que abre el capítulo primero. 117 ISSN: 2254-3872 La etnicidad será uno de los procesos de relación y también estará mediada por esas relaciones de poder. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ mi parecer funcionan en tanto habitus donde se reflejan precisamente las macro y micro relaciones de dominación. A partir de la incorporación de lo posible en términos hegemónicos, por lo tanto, los-as jóvenes varían sus decisiones para con lo educativo/laboral en términos adaptativos170 soy migrante/autóctono quiero/tengo que trabajar, quiero ser algo en la vida, tengo que estudiar, yo no valgo ... -. Es decir, las practicas socio-económicas - pasar hachís, ligar, jugar, pelearse,…- diluyen unas fronteras identitarias y étnicas gramaticalizadas en función de la segmentación y el abarcamiento fundamentalmente, a la par que retroalimentan las relaciones de poder sobre las que precisamente se cimentan esas mismas fronteras. Veamos a continuación qué otras dinámicas procesuales además de las económicas, pueden aprehenderse en las prácticas étnicas. C.1.- La permeabilización de la etnificación grupal E: tú olvídate de la grabadora, y te voy preguntando… pues nada, lo primero que te presentes, la edad que tienes, a qué curso vas… y que me cuentes un poquillo… sobre todo qué te parece el instituto… tus años allí cómo han sido… Rodrigo: me llamo Rodrigo, tengo 16 años, estudio en 2º de ESO, IES Central Aluche, llevo ahí en el instituto 4 años, me he cargado alguno… y pues he hecho muchos amigos en el instituto, más latinos que españoles… (Rodrigo, migrante, 2º Compensatoria)171 Hemos visto como se articula en la práctica social y en las representaciones de sus agentes sociales un complejo procesal de identificaciones colectivas - variables en tiempos y espacios -, en términos y cuestiones de carácter estilístico-musical, étnico-nacional, y de relación con lo académico-laboral. Estos procesos de identificación colectiva, se conforman en y por las relaciones intergrupales, resultando grupos segregados étnicamente en algunos contextos y situaciones. Todas las categorías eran usadas por unos-as y por otros-as, definiendo unas pocas líneas más o menos estables, pero muy significativas. La mayor parte de categorías étnico-nacionales son utilizadas por aquellos-as que se consideran “españoles” para diferenciarse de los “latinos”; pos su parte “los latinos” también usan este tipo de categorías étnico-nacionales como modo de diferenciación de los “españoles”. Por un lado, cuando existe cierta importancia o relevancia grupal172 hacia lo estético-musical es cuando predominan categoría de ese tipo, tanto en jóvenes autóctonos como inmigrantes, con la peculiaridad de que ciertas de esas categorías tienen tintes semánticos étnicos, por ejemplo cuando los autóctonos defines estilos musicales que no consideran como propios. Además, independientemente del estilo, y en ocasiones de la etnia, aquellos-as chicos-a que obtienen buenos resultado académicos categorizan y le dan relevancia respecto a ese criterio a sus iguales, dejando de lado cualquier marcador étnico173. Del mismo modo, y en relación a esto, por encima de las identificaciones concretas y sus variaciones, y 172 Esta relevancia grupal o importancia son los habitus-gramáticas que predisponen a las decisiones como incorporación de los marcos condicionantes; por eso a partir de una vivencia experiencial subjetiva, se direccione como se direccione -ya que no es mi intención abrazar constructos sesgados como los relativos al individuo racional- hay chicos-as que le dan más relevancia a unas cosas sobre otras. 170 En el sentido que expone Ogbu (1974). 171 Ésta fue la primera pregunta de la entrevista y la respuesta espontánea del joven. Creo que es altamente significativa. 173 118 ISSN: 2254-3872 Recordemos la categoría “malote”. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de los éxitos o fracasos escolares, algo común a los chicos y chicas era pensarse en un espacio socio-económico en tránsito hacia la adultez. Así, a la hora de describirse a sí mismos-as o a otros-as, en contextos diversos, aparecían sus representaciones acerca de sus propias trayectorias educativas y sus futuras expectativas sociolaborales. Unos se consideraban “vagos”, otros comentaban que no les gustaba estudiar pero lo hacían, otros “no valían” para eso de estudiar. Ante todo, a la hora de hablar sobre qué querían hacer en el futuro, o cuando explicaban cómo les había ido en el pasado aparecían tres elementos principales: la facilidad del dispositivo escolar elegido o deseado, el dinero que llegaría de tal o cual trabajo a partir de esa trayectoria, y el gusto en términos de más o menos aburrido. La manera en que se construyen los grupos de iguales y de cómo se relacionan por tanto, descansa sobre el armazón de la experiencia de transición a la adultez representada en términos socio-económicos. Teniendo esto en cuenta, si para la construcción de la otredad, con todo lo que implica, parece clara la importancia de la etnicidad, el papel de ésta para la construcción del propio lugar en el mundo futuro de lo laboral se ha evidenciado también como relevante, por ejemplo cuando vimos que al menos muchos chicos migrantes preferían acceder lo antes posible a un puesto de trabajo en relación a nociones de la madurez y para ayudar a sus familias en sus proyectos migratorios, o al menos, dejar de pedirles dinero para poder abarcar los condicionamientos económicos que impone el ethos de consumo entre los-as pares. Por otra parte, respecto a la composición relacional de los grupos de pares y su más o menos marcado carácter de segregación étnica, hemos visto que las segmentaciones eran permeabilizadas en situaciones diversas. Lo primero que llama la atención es la cuestión de la relevancia o importancia otorgada a lo estilístico-musical, originada en la específica vivencia de incorporación de los condicionantes estructurales, permite que se 174 rompan las sutiles fronteras étnicas . Además de esto puede hablarse de elementos que permeabilizan la etnicidad de los grupos de pares, aunque no obstante esos elementos a su vez des-permeabilizan en otros contextos, como una moneda que tiene dos caras; expliquémonos. La experiencia de ir a una misma clase puede romper la separación étnica en situaciones de relación cotidiana175, pero a su vez, el compartir sólo algunas horas en algunas aulas demarca la separación étnica grupal, como por ejemplo cuando los que van de la clase de Compensatoria a la clase “normal” siendo mayoritariamente latinos, ocupan espacios segregados dentro del aula. Esto nos lleva al tema del fracaso-éxito escolar, que en resumen, sea cual sea, cuando es compartido, permeabiliza de nuevo la etnicidad de la separación grupal176. Sin entrar en más detalles, todo lo anterior nos remite a considerar como fundamental a la hora de la permeabilización de la separación étnica grupal, además de algunas de las cuestiones identitarias177, la experiencia compartida de 174 Recordemos los okupas y los graffitteros, por ejemplo. 175 Recordemos los chicos autóctonos que a nivel de discurso hablaban mal de “los latinos” pero que luego juegan con “ellos” en la clase. O recordemos la amistad de la chica autóctona con el resto de compañeros latinos de su clase de Compensatoria. 176 De nuevo los-as de Compensatoria son un buen ejemplo, desde la experiencia compartida de fracaso. Recordemos también la experiencia compartida de éxito ejemplificada en algunas relaciones de amistad entre chicas que aprueban y se consideran así mismas buenas estudiantes, que tienen procedencia étnica diferente, pero que no desarrollan esas relaciones de amistad más allá del ámbito escolar, o al menos no a un nivel tan obvio como dentro. Nuevamente, la moneda tiene dos caras. 177 119 ISSN: 2254-3872 Que ya hemos visto como a veces permeabilizan la etnicidad de los grupos, sobre todo en base a la importancia de elementos identitarios concretos (estilos). ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ una determinada trayectoria educativa, sea de éxito o fracaso. Como ejemplo, en ese sentido el haber asistido al mismo colegio de Primaria ayuda a la permeabilización. Pero, y una vez más cabe un “pero”, recordemos que según se avanza en edad parece que los grupos de iguales mixtos tienden a disminuir. El género por su parte también parece otra dimensión relevante a la hora de permeabilizar o no la etnicidad de los grupos de pares, pero del mismo modo que las otras dimensiones, en interacción recíproca con todas las demás. Así, por una parte, las alianzas de grupos de chicos y chicas segregados-as por género como dimensión intrínseca a la socialización de masculinidades y feminidades heteronormativas permeabilizan la etnicidad grupal, del mimos modo que las relaciones intimas entre jóvenes denotó la existencia de bastantes parejas, más 178 o menos estables, entre chicos y chicas de distinta procedencia étnica. Sin embargo, también eran normales los emparejamientos intra-étnicos, así como algunas representaciones sobre preferencia por este tipo de relaciones. Teniendo presente esto, por lo tanto,vemos como cada proceso de categorización en base a lo estilístico-musical, lo étnico y lo relativo a la educación y el mundo laboral tiene una influencia recíproca en el resto para estructurar o permeabilizar la relevancia concreta y situacional de cada dimensión identitaria, en tanto que dichos procesos funcionan en la práctica en tanto que gramáticas incorporadas de lo posible. Así, las tres formas de categorías principales que a mi parecer se corresponden con los marcos 178 Cabe precisar que al no abordar la construcción de sexualidades de manera específica no pude evidenciar en el campo relaciones y construcciones no heteronormativas. Me temo también que mis propios sesgos personales hayan influido para no ver prácticas erotizadas entre jóvenes del mismo género que sí interprete de esa manera para jóvenes de género distinto. condicionantes más acuciantes, - esto es: las relaciones de género, las relaciones de poder en un proceso de minorización, las relaciones con la educación y las relaciones con los consumos culturales más o menos hegemónicos- relativizan la relevancia de la construcción étnica en cada contexto determinado. Es decir, cada grupo de categorías como proceso complejo de identificación colectiva influencia a todos los demás en tanto que subsistemas del mismo como por ejemplo hemos visto con la permeabilización- y da forma sistémica a un proceso de construcción étnica complejo en tanto que cambiante de unas situaciones y tiempos a otros en base a condicionamientos concretos socioculturales, económicos y políticos. Por lo tanto, demostramos la utilidad de la conceptualización sistémica de la identidad/alteridad, ya que todo se articula como parte de unas redes relacionales altamente complejas y condicionadas en las dinámicas “de las amistades y enemistades posibles” (Franzé, 2003: 325). * * * Finalmente, ha de ser considerada si quiera brevemente una de las dimensiones de los usos de emblemas étnicos más relevante en términos de las prácticas de la etnicidad, a saber, las lenguas. El despliegue de las diferencias lingüísticas en la práctica cotidiana no era percibido ni realizado en tanto que conflictivo o problemático. Por el contrario, pude ver numerosos juegos de conocimiento muto, así como una especial imbricación de las cuestiones lingüística en el manejo de las resignificaciones étnicas. Como ejemplo paradigmático de los juegos, pude ver como durante un paseo por la sierra madrileña en una excursión, un chico de origen ucraniano que según me explicó hablaba “ruso”, “ucraniano” y “ ahora también español”179, 179 120 ISSN: 2254-3872 De hecho el chico comentó que como estaba estudiando, también podía hablar “bastante” inglés y francés. ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ enseñaba su lengua materna a algunos compañeros y compañeras de clase, autóctonos-as y migrantes. Como ejemplo de las resignificaciones específicamente, una chica de origen rumano bromeo con dos de sus compañeros de la clase de compensatoria latinos, que estaban cuchicheando en la clase, exclamando “hablad en castellano por favor!”. Por último, el insulto preferido que un joven de origen rumano desplegaba en sus prácticas contradisciplinarias en el aula era la palabra “latina” -según me decían los latinos de la misma clase- “mama-verga!”. C.2.- La construcción de las relaciones sociopolíticas como conflictivas Como hemos podido ver, desde los-as que expresan principalmente su identidad colectiva en torno a posicionamientos 180 políticos explícitos de extrema-izquierda, reflejando ese complejo proceso de expresión en sus estéticas y apariencia, hasta aquellos-as que lo hacen en torno a cuestiones más estilístico-musicales, sin hacer explícito lo político, pasando por aquellos-as que se posicionan en identificaciones étniconacionales hegemónicas, o los-as que se identifican étnico-nacionalmente al mismo tiempo que estilísticamente, como los-as reggaetoneros - y así con un largo etcétera-, los discursos sobre su contexto relacional giraban en torno a un espacio social en el que “hay problemas”, problemas que no “hay que buscar”, y donde el “respeto” hay que ganarlo –sobre todo si no eres “español”-. Estas representaciones como vimos, se acentuaban con alardes de peleas y relatos de antiguas batallas, por parte de migrantes y autóctonos, chicos y chicas, y tanto afectos-as como desafectos-as. Y del mismo modo, se sobre-representaba la conflictividad entre las relaciones de alumnado y profesorado. A partir de la complejidad que acabamos de describir, puede decirse que muchos de los-as jóvenes estudiados desarrollan una construcción simbólica de sus relaciones sociopolíticas como esencialmente conflictivas, ya que es en un marco de relaciones de poder donde tienen sentido los procesos de identificación, que a su vez dan sentido a los grupos y sus relaciones. Cuando dentro de la construcción identitaria tenemos presente la construcción de la etnicidad, teniendo en cuenta ese proceso general que imagina las relaciones como conflictivas, se conforma del mismo modo una construcción de las relaciones étnicas como conflictivas. Esto puede ilustrarse con las representaciones de los-as jóvenes que hemos venido ejemplificando. No olvidemos que ambos procesos no corresponden con la conflictividad de las prácticas cotidianas, sin que esta afirmación nos lleve a minimizar o pasar por alto aquellas relaciones que efectiva y tácitamente podemos describir como conflictivas. En línea con esto cabe añadir que también hay espacio para la construcción de las relaciones cooperativas. Eso sí, con los-as percibidos-as como de los “nuestros”, sea como sea construida esa percepción y teniendo en cuenta que varía de un momento y de un espacio a otro. 180 No es obvio explicar que no solamente entendemos conductas y representaciones explícitamente “políticas” como tales. Precisamente tanto aquellos que estructuran su vida en términos de categorías políticas (somos okupas, somos antifas... somos ... ) como aquellos que no lo hacen, desarrollan un juego constante de micropoderes, jerarquías , cooperaciones y confrontaciones. 121 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ 122 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ CAPÍTULO 5: CONCLUSIONES - ¿SOLUCIONES? La presencia de hijos de migrantes no genera problemas escolares, sino que simplemente ilustra mejor un problema fundamental, de la escuela como institución, su carente orientación hacia los sujetos del aprendizaje. Las actitudes, motivaciones, expectativas y costumbres de los educandos son múltiples y no pueden ser integrados bajo una organización dirigistaadministrativa de la enseñanza. La ficción según la cual los procesos escolares de aprendizaje son planificables y manejables hasta el último detalles mediante reglamentaciones administrativas refleja una imagen del ser humano – y por ello del educando- que sólo puede concebir un abanico determinado, estrechamente limitado y estereotipado de diversidad entre el alumnado. Todo lo demás no es plasmable por parte de la escuela sin que ésta se transforme por completo. Para evitarlo, se introducen medidas de promoción, de tránsito, de preparación y de adaptación con el objetivo de restablecer este todo que precisamente debemos cuestionar (Kalpala, 1994:34; cit. en Dietz, 2003:178) 5.1.- Introducción No vamos a volver aquí a reproducir la aseveración de que es necesaria la crítica de la institución escolar en sí misma y como armazón del Estado-nación (e.g. Dietz, 2003:178). Desde un punto de vista epistemológico interculturalista es algo que se ha dicho, se está diciendo, se dirá hasta la saciedad y en lo que estamos completamente en acuerdo. Y no es para menos, gracias al desarrollo de la antropología de la educación, con todas su venturas y desventuras, hemos evidenciado que no podemos hablar de integración e igualdad de minorías en los sistemas educativos y laborales de los estados occidentales receptores de flujos migratorios si no hablamos y ponemos sobre la mesa el papel estructural y estructurante de los propios sistemas político-económicos en los que dichos estados se sustentan a nivel local y global: colonialismo. En definitiva, cualquier aplicación práctica, o intento de plasmar lo aquí dicho en algún tipo de práctica concreta que pueda ser usada como herramienta pedagógica no conseguirá hacer justicia al punto fuerte epistemológico que supone tratar de conocer los procesos socioeducativos desde una consideración de los mismos como parte de una estructura mayor. Es decir, hemos de ser conscientes siempre de que los “planes ad hoc (...). no son capaces de provocar ningún cambio social significativo que consiga eliminar la necesidad de llevar a cabo tales planes en las generaciones venideras(...)” (Ogbu, 1981:155). Por otra parte, no es fácil ir más allá de poner sobre el papel la evidencia empírica de nuestro trabajo. Por tanto, humildemente, para no quedarme sólo en explicitar una vez más las críticas que a partir de la teoría y la práctica antropológica ya tenemos, expondré finalmente las conclusiones que pueden sacarse de este pequeño trabajo con la esperanza de que en el mejor de los casos los y las profesionales, así como los-as educandosas, que tan amablemente nos acogieron durante estos dos años, puedan usarlas a la hora de lidiar con los-as gestores-as de sus condicionantes cotidianos, en tanto que trabajadores, trabajadoras, usurarios y usuarias del sistema educativo público del Estado español. 5.2.- El papel de la etnicidad en la desafección escolar Primeramente, describimos los marcos condicionantes socio-estructurales más importantes tal y como tomaban forma en las características socio-laborales y educativas generales en los barrios objeto de estudio. Así podemos constatar la existencia de dinámicas complejas de segregación socio-étnica 123 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ mediante las cuales se conforma una concentración de población migrante en la escuela pública, en comparación con la población de origen autóctono, todo lo cual no guarda relación con las características sociodemográficas de los contextos barriales. Por otra parte, dentro del estudio de los marcos condicionantes, las familias tanto autóctonas como migrantes se muestran igualmente involucradas en los proyectos socioeducativos de sus hijos e hijas, en términos de la relación de la educación con el ascenso socio-laboral. Sin embargo, a partir de los relatos de los-as hijos-as posiblemente existan constricciones especiales para las familias migrantes en términos de falta de tiempo debido a las características de especial precarización laboral. De todas formas, esa posible disminución de la implicación familiar en términos actitudinales para con las trayectorias educativas de los-as hijos-as también se ha evidenciado como mediada por los manejos contradisciplinarios del alumnado. Respecto a la relevancia de los grupos de pares en términos de socialización autónoma, hemos visto como eran un espacio relacional donde eran vehiculizadas identidades en términos de estatus social por el consumo. De ahí se sigue su papel como lugar de atribución causal de la desafección/afección escolar por parte de losas jóvenes estudiados, debido a que los requerimientos relacionales de los grupos de pares chocan en ocasiones con los propios de la institución escolar. Respecto a las prácticas generales institucionales y docentes, éstas giraban en torno a la visión instrumental de la Enseñanza y se conformaban como centradas prioritariamente en los disciplinamientos. Como producto de este proceso, debido a las características derivadas a su vez del macro proceso de minorización que conllevan una concentración de población migrante en las aulas de compensación educativa, evidenciamos un proceso de etnificación del disciplinamiento que se produce como sigue. La predisposición al disciplinamiento de la institución que toma forma visible en las prácticas del profesorado, entre otras dimensiones, hace que se presten especiales atenciones disciplinarias a aquellos-as alumnos-as percibidos-as como especialmente disruptores-as, mientras se minimizan las prácticas disciplinarias para aquellos-as percibidos como especialmente afectos-as para con lo educativo. En tanto que una mayoría de los-as escolarizados-as en compensatoria son migrantes, y ya que precisamente por eso este alumnado es percibido como disruptor, se producen mayores intervenciones disciplinarias con jóvenes migrantes respecto a autóctonos en los mismos contextos de clase y con relativa independencia del comportamiento más o menos contradisciplinario de los-as jóvenes. Por consiguiente, podemos concluir que la etnicidad toma un primer papel en la desafección escolar de los migrantes ya que estos no están sujetos a las mismas experiencias en el proceso socio-educativo institucional que la mayoría de los autóctonos-as. Al extrapolar estas dinámicas en su más distante historia de relación con la escuela, como por ejemplo cuando algunosas jóvenes expresaban en sus relatos la bajada injusta de curso al llegar al contexto de acogida, podemos plantear la posibilidad de mayores experiencias percibidas como negativas en la incorporación subjetiva específica de relación con la escuela entre jóvenes de origen migrante respecto a autóctonos-as. Por otra parte hemos dado cuenta tanto de las prácticas de relación con la Escuela de los-as jóvenes objeto de estudio como de sus interpretaciones. Lo primero a destacar es que es predominante entre los -as jóvenes estudiados una clara representación de la conexión económica de la educación con el trabajo, del propio trabajo como sistema precarizado, así como una representación ambigua respecto al propio ICA en términos de la experiencia de obligatoriedad, lo que se articulaba en las nociones de injusticia en sentido amplio. Además, las representaciones generales sobre el éxito académico se relacionaban con las influencias de los grupos de pares en términos de relatos contradisciplinarios principalmente, y en 124 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ términos de esfuerzo de modo secundario. Otra dimensión importante es la relativa a cómo existían ciertas categorizaciones sociales a partir de una incorporación valorativa de las estructuras educativas en clases-niveles, lo que retroalimentaba ambiguamente las prácticas de elección de itinerarios para conformar en el caso de los más desafectos nociones de aburrimiento y pérdida de tiempo. Respecto al proceso de afección/desafección descrito, sólo se ha evidenciado una diferencia específica relativa a una marcada preferencia por un acceso al mundo del trabajo lo antes posible por parte de jóvenes desafectos-as, tanto migrantes como autóctonos. Y específicamente, algunos jóvenes latinos despliegan nociones de ligazón de la madurez con el abandono del estudio, lo cual ha sido interpretado como otra dinámica específica de relación de la etnicidad con la desafección escolar. Continuamos con una aprehensión de las prácticas concretas de relación con la institución escolar mediante el análisis de las prácticas de adecuación a la tarea y las prácticas contradisciplinarias. Así hemos podido ver que existen trayectorias educativas de clara desafección, de clara afección, y una mayoría de trayectorias definidas como en limbo entre la afección y la desafección. Por lo tanto, hemos identificado que las prácticas radicalmente desafectas funcionan como habitus a partir de un ethos malote de clara confrontación con el ICA, tal y como se pudo ver a partir del análisis de los conflictos en el aula. Por el contrario, la mayor parte de prácticas de relación con lo escolar de losjóvenes del ICA ofrecían la apariencia de desafección a nivel de despliegues simbólicos, hecho que hemos interpretado como relacionado con los discursos legitimados entre los-as pares. Precisamente, la importancia de las relaciones sociopolíticas generizadas en el seno de estos espacios de socialización, que constituyen la base de muchas prácticas contradisciplinarias, es la que explica la interpretación de los jóvenes estudiados que atribuye al grupo de iguales las responsabilidades en el inicio de la desafección. Al hilo de lo anterior, las distancias con lo escolar, analizadas desde la perspectiva heurística de las prácticas de lecto-escritura, se han evidenciado como enormemente variables y no directamente explicativas para con una específica trayectoria de afección/desafección. Además, hemos visto que algunas de las prácticas no formales propias de estilos juveniles son desplegadas por los-as jóvenes en términos contradisciplinarios, lo cual hemos interpretado como parte del despliegue común de la desafección. Por lo relativo a cómo era el clima general de las relaciones entre las personas implicadas en el ICA, centrándonos en las aulas, hemos constatado que las relaciones con el profesorado, exceptuando dinámicas de radicalidad desafecta que en ocasiones tomaban la forma inclusive de violencias simbólicas y/o prácticas, se caracterizaban por la cordialidad. Respecto a las relaciones del alumnado en las aulas, se ha evidenciado una segmentación étnica y por género en base a las dinámicas de elección de pupitres más o menos territorializadas. Esto no impedía la cooperación transgresora de las estructuraciones étnicas generizadas para prácticas de adhesión a la tarea y contradisciplinarias –esto es, prácticas sociopolíticas-. Respecto al análisis de la construcción de la identidad/alteridad así como de la construcción étnica, la primera conclusión clara es que los procesos de identificación colectiva en términos étnicos son altamente relevantes para los-as chicos-as del ICA. Lo que se pone de manifiesto tanto en la estructuración étnica predominante de los grupos de pares tanto dentro como fuera de los muros de la Escuela, como en las representaciones de los-as chicos-as. En resumen, existen procesos de identificación complejos en base a nociones estilísticomusicales, de relación con lo educativo/laboral y étnico-nacionales a partir de los que toma forma una preponderancia simbólico-práctica de lo étnico con complejas articulaciones socioculturales, políticas y 125 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ económicas, dado un contexto externo de minorización que penetra en la escuela. Las gramáticas de la alteridad analizadas, al contrario de la simplificada direccionalidad expuesta en las hipótesis de partida, se caracterizaban por la presencia mayoritaria de gramáticas de segmentación y abarcamiento. De nuevo la ambigüedad era la norma, como vimos en procesos prácticos altamente significativos, pero no mayoritarios, en base a gramáticas orientalistas – el despliegue del hip-hop, y el ethos barrial-delincuencial-. Las gramáticas segmentadas eran comunes tanto a los procesos de identificación colectiva más radicalmente construidos en base a lo estilístico-musical como construidos de forma similar respecto de lo étnico-nacional. Esto último se refleja en las prácticas más o menos racistas de autóctonos y migrantes, en las resignificaciones étnicas y en las representaciones respecto a la integración de algunos-as jóvenes autóctonos. De manera contigua, algunas de las prácticas institucionales relacionadas con el manejo superficial de la diversidad fruto de la adhesión instrumentalista al Estado-nación de la escuela, también tomaban forma de gramáticas del abarcamiento. Por otra parte, al aprehender una economía política de esa construcción étnica, vimos como la estructuración grupal etnificada era permeabilizada y recompuesta de manera compleja en función de la interrelación recíproca con las otras dos dimensiones relevantes de los procesos de identificación colectiva – lo estilístico y lo educativo-laboralademás de las relaciones de poder del sistema de género. Por lo tanto, y en base a los marcos de condicionamiento que ofrecen el campo de relaciones posibles, los procesos socioculturales, políticos y económicos eran la base cimentadora sobre la que giraban esas articulaciones prácticas identitarias sistémicas. Lo más interesante que se deriva de un acercamiento heurístico a la economía política de la etnicidad tal y como fue analizada en el ICA es la evidencia de un claro proceso de construcción simbólica del conflicto no coherente con las prácticas de conflicto propiamente dichas. La coexistencia a nivel abstracto de un marco de gramáticas étnicas como las vistas, que en definitiva relaciono a nivel causal con las macro condiciones de dominación poscolonial, con un contexto de construcción simbólica del conflicto – esperable a partir de las dinámicas relacionales de los grupos de iguales-, toma la forma de construcción simbólica del conflicto étnico, que retroalimenta por lo tanto las propias gramáticas y relaciones étnicas en el sentido de relaciones micro de poder en un proceso de minorización. A partir de esta conflictividad étnica construida es donde podemos profundizar en el papel de la etnicidad en la construcción de un determinado proceso sociohistórico de afección/desafección. Pareciera que los condicionamientos socioestructurales relacionados con esos diversos niveles del proceso de minorización – concentración además de en la escuela pública en las aulas de compensación educativacuando se juntan por un lado con la adhesión de la Escuela a lo étnico-nacionalmente hegemónico y su manejo superfluo de la diversidad, y por otro lado con las tensiones disciplinarias/contradisciplinarias que resultaban en la etnificación del disciplinamiento, pudieran provocar mayores experiencias percibidas como negativas en la relación de jóvenes migrantes con la escuela; experiencias además que pueden resultar altamente significativas, si tenemos presentes las interpretaciones que los-as jóvenes estudiados realizaban para aprehender sus éxitos o fracasos en términos identitarios. Por lo tanto, en mi opinión se produce un complejo procesos social de etnificación esencialista de la desafección escolar, que en último término resulta en mayores tasas de abandono de las trayectorias educativas socionormativizadas para acceder al mundo de lo laboral es condiciones de precarización. Esto es, parece que la complejidad sistémica de la práctica humana en un micro contexto de relación obligatoria con instituciones disciplinarias al juntarse con la igualmente complejidad sistémica externa a la institución 126 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ de las relaciones de poder entre mayorías y minorías, termina por articularse en un proceso complejo de exclusión social socioetnificada. Es en este sentido donde el presente trabajo aborda las formas estructurales de exclusión e inclusión social. 5.3.- ¿Es posible alguna aplicación? Todo parece indicar que las medidas de atención a la diversidad en su implementación práctica, tal y como son aplicadas - en concreto en las aulas de compensatoria-, no sólo no actúan como elementos de integración educativa sino por el contrario, forman un complejo estructurante que alimenta la desafección escolar y que a posteriori se esencializa e individualiza en las minorías, cuando son los-as migrantes quienes fracasan, debido a cuestiones tanto interiores como exteriores y anteriores a la institución . Esto es lo que hemos analizado como un proceso de minorización complejo que al entrar en la institución escolar conforma procesos incipientes de exclusión socio-etnificada. afección/desafección escolar, y actúan en definitiva como formas estructurales de conformación socio-jerarquizada de las relaciones de dominación entre las mayorías autóctonas y las capas minorizadas de migrantes en el centro de los locus hegemónicos globales, he de concluir la necesidad de continuar la investigación exclusivamente fuera de los muros de la escuela, centrándose en una antropología política de los mecanismos de exclusión socioétnica mediante los que las ciudadanías se convierten en papel mojado, en el mejor de los casos. Finalmente cabe añadir que, teniendo presentes las conclusiones, los-as jóvenes estudiados-as son protagonistas y no meros entes pasivos de sus trayectorias a la adultez. Así pues, no son sus “desmotivaciones” ni sus “culturas” lo que explica su quehacer cotidiano, sino más bien a la inversa, en los términos de la compleja interacción que suponen sus estrategias en sus marcos condicionantes. Pese a que no soy pedagogo, me atrevo a sugerir que tal vez la inclusión de varios profesionales por aula, sin la segmentación en grupos por clase-niveles, podría perseguir los mismos objetivos que los planteados en las medidas de atención a la diversidad. De esa manera, podrían a nivel práctico evitarse los problemas que socialmente desarrolla la Compensatoria, como una mayor predisposición a disciplinar al migrante. Ya que son por consiguiente los factores socioestructurales amplios y externos a la 181 institución escolar , tal y como entran a una institución determinada dando forma a una escolarización incorporada, los que distalmente determinan la 181 Todo lo relacionado con elecciones de centro, políticas públicas de empleo, vivienda, migración..... 127 ISSN: 2254-3872 ETNIA-E: Cuadernos de investigación etnográfica sobre infancia, adolescencia y educación del IMA/FMEE http://e-revistas.ima.org.es/ BIBLIOGRAFÍA AMIT TALAI, V. Y WULFF, H: (EDS.) 1995 Youth cultures: a cross-cultural perspective. London: Routledge BARTH, F. 1969 Ethnic Groups and Boundaries. The Social Organization of Cultural difference. Boston: Little, Brown and co. BOURDIEU, P 1997 [1994] Razones prácticas: Sobre la teoría de la acción. Barcelona: Anagrama. 2000 [1980] “La «juventud» sólo es una palabra”, En Bourdieu, P. Cuestiones de Sociología, pp. 142-149. Madrid: Istmo. 2005 [1975] El oficio de sociólogo. 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Se trata de una serie de carácter interdisciplinar especialmente pensada para hacer accesible al público interesado en estas temáticas un conjunto de documentos de investigación y “bibliografía gris” (e.g. capítulos de tesis, tesinas, DEAs, memorías de investigación, informes variados, etc.) que realicen una contribución relevante al campo de estudio y que no tienen fácil cabida en otros canales de comunicación académicos. ETNIA-E se edita por un equipo de trabajo compuesto por miembros del IMA y el FMEE que vela por mantener la calidad de los manuscritos que son enviados para ser considerados para su incorporación en la serie. No obstante, no se trata de una revista científica con revisión de pares o una colección editada. Los manuscritos son evaluados globalmente y se toma una decisión sobre su inclusión en la serie sin que esto implique abrir un proceso de revisión de los trabajos. Por ello, se invita a los/as autores/as interesados en incluir su trabajo en esta serie a preparar los manuscritos de la manera más completa y detallada posible en contenido y forma antes de ser enviados para su valoración. Las monografías incluídas en Etnia-e se publican bajo una licencia Creative Commons: Reconocimiento - NoComercial - SinObraDerivada (by-nc-nd) Equipo de trabajo ETNIA-E (2012) David Poveda Universidad Autónoma de Madrid María Isabel Jociles Universidad Complutense de Madrid María Fernanda Moscoso Universidad Internacional de la Rioja Laura Alamillo Universidad Complutense de Madrid Número 1: «Instituto Central Aluche»: Desafección escolar y etnicidad en un barrio del sur de Madrid Versión corregida del trabajo de Investigación presentado para el DEA en el programa de doctorado "Diversidad cultural y ciudadanía, perspectivas desde la Antropología social", Departamento de Antropología Social, Universidad Complutense de Madrid, Septiembre de 2010. Contacto autor Albano Calvo Sánchez correo-e: albanocalvosan@yahoo.es