La guerra de una oreja Por Slodovan La guerra de una oreja —Ve y di a tu rey que lo mismo haré si a lo mismo se atreve. Estas fueron las palabras que el capitán español Juan León Fandiño le dijera al pirata Robert Jenkins mientras le cortaba la oreja. Dicho apéndice presentado en un tarro de cristal por su propietario en la cámara de los Lores, en Londres, fue el motivo o pretexto para que los ingleses entraran nuevamente en guerra con España. La pobre oreja no era consciente que por su causa se iba a producir la mayor operación naval hecha hasta el momento, mucho mayor que la de la Gran Armada. Suficiente tenía la oreja con verse separada de su cuerpo desde hacía siete años. Las causas de la guerra mucho tenían que ver con el control del comercio con las colonias y la supremacía naval. La llamada Guerra del Asiento, o de la oreja de Jenkins, se enmarcó en el Caribe entre España e Inglaterra, pero como en muchas otras ocasiones, acabó siendo un episodio más, dentro de otras guerras de más larga duración o de mayor relevancia, en este caso, de la guerra de sucesión austriaca. Los ingleses, a cuyo mando estaba el almirante Lord Vernon, decidieron atacar la provincia de Nueva Granada, sus enclaves costeros eran importantes centros exportadores de plata. Puntos neurálgicos del comercio ultramarino español. Su primer ataque fue La Guaira. Seis navíos de la pérfida Albión fueron rechazados con un cañoneo que les impidió llegar a desembarcar. El siguiente objetivo tras la derrota era Puerto Bello. El mismo Vernon estuvo al mando de la operación y su éxito fue rotundo, si bien obtuvo escaso botín. El siguiente objetivo lógico, sería Cartagena de Indias, la taza de oro de Steinbeck. Para ello, Vernon envió por dos veces avanzadillas para valorar el estado de las defensas de la ciudad. Para marzo de 1741, El almirante Vernon tenía una flota de 186 naves, con más de 2500 cañones y 27.000 soldados asediando Cartagena. Era la mayor operación naval de la historia. La ciudad iba a caer. Intramurallas, su defensor era Blas de Lezo, veterano marino que había luchado en numerosas batallas en el Mediterráneo y el Caribe contra piratas o naciones rivales, y de esas luchas había quedado tuerto, cojo y manco. Sólo contaba con seis buques y 3500 soldados. El 13 de marzo se inició el ataque. Todas las naves inglesas disparaban 64 cañonazos cada hora sobre el fuerte de San Luis y el castillo de Bocagrande. Los españoles aún auxiliados por cuatro navíos debieron replegarse. La victoria era para los ingleses, y así fue enviada la noticia a Londres. Que no dudó en celebrar la victoria. Pero la ciudad no había capitulado. Un mes después, la noche del 19 de abril, tres columnas de granaderos asaltaban el castillo de San Felipe, pero Blas de Lezo había cavado unos fosos y las escalas no llegaban a lo alto. Los ingleses se vieron acorralados y la matanza de ingleses fue una auténtica carnicería. Durante todo un mes más, todos los intentos por entrar en la ciudad fueron en vano. Entre ellos, Lezo había hecho hundir sus pocos navíos en la bocana del puerto para impedir que la flota enemiga entrara a la ciudad. Durante este tiempo, el hambre y las enfermedades hacían estragos entre las tropas británicas. VIII CONCURSO DE RELATOS DE HISLIBRIS Página 1 La guerra de una oreja Por Slodovan El 9 de mayo, tras dos meses de asedio y de intenso cañoneo sobre la ciudad, Lord Vernon levantaba el sitio, dejando 6000 soldados muertos y numerosos barcos que no tenían quien les gobernara. Blas de Lezo había expulsado al inglés y no había llegado al millar de pérdidas. Vernon, posteriormente atacó Cuba e intentó atacar Puerto Bello de nuevo, sin que pudiera hacerlo. En 1742 es sustituido por Chaloner Oleg y debe regresar a Londres, donde tuvo que decirle al rey Jorge que nunca pudo tomar la ciudad de Cartagena. Tal fue el enfado del monarca que mandó prohibir hablar sobre dicha batalla a sus historiadores. Y mucho éxito tuvo el monarca, pues es una de las páginas de la historia militar que menos se conocen, pese a la importancia y relevancia de los medios que se pusieron en dicha empresa. Que sea este texto, un pequeño ejemplo para que no caiga nunca más en el olvido. VIII CONCURSO DE RELATOS DE HISLIBRIS Página 2