Los hijos de la noche (Eduardo Serrano) Aquí están los hijos de la noche, para alegrar a los que están tristes y se quieran consolar. Al golpe del cuatro y al compás del cantar todos se van en busca de su pareja para bailar. Y así bailandito, muy pegaditos, sobre un ladrillo dirán no hay quien baile el tango merengue como baila el Negro Tomás. Y al terminar te diré atolondrado, mi amor: no hay quien le dé al merengue como la negra Leonor.