Coplas del agua y del vino Soy de la tierra de Cuyo por eso soy bebedor, el agua por las acequias, el vino en el corazón. El agua sube a la parra entre las venas del sol, y luego vuelve en el vino por los cauces del amor. Agua que baja del cerro vino que viene del sol; hombre sediento y profundo, con una llaga en la voz. Ya sabes de dónde vengo, de aquella tierra soy yo; si puedo decir “te quiero” y puedo decirte “adiós”. Coplas del agua y del vino del olvido y del amor; de la calandria y del cóndor y del Zonda bramador. II Niña del vino y del agua, qué dulce fue tu pasión y qué dulce tu silencio y qué silencio tu voz. Niña del vino y del agua, del cariño y del rencor, de la vida y de la muerte del olvido y del amor. Niña del vino que bebo como en tus labios bebí; niña del agua que corre como en tu cauce corrí. Niña de carne encendida, hoguera mansa y frutal, mi corazón de pavesa ardiendo en tu llama está. Niña, recuerdo tu boca y tu suspiro en agraz y tus manos de caricia y en ellas, tu soledad. Niña del agua y del vino, el agua a la tierra se va: el vino al sueño ligero, el sueño es recuerdo ya.