POLÍTICA RELIGIOSA Los RR.CC. consiguen imponer dentro de sus territorios una progresiva sumisión de la Iglesia. En 1478 el Papa Sixto IV firma una bula papal por la concede a los reyes la autorización de crear el Tribunal del Santo Oficio. La Inquisición se creó en Castilla en 1480, en Valencia en 1482, en Aragón en 1485, en Cataluña en 1487 y en Mallorca en 1490. La Inquisición tenía el objetivo declarado de luchar y perseguir las herejías y los usos de los “falsos conversos” que habían sido judíos o musulmanes. Sin embargo, con el paso del tiempo (en época de los RR.CC. no en exceso), la Inquisición se convertiría en un instrumento a través del cuál los reyes podían incidir en la política de los territorios de la Corona de Aragón “saltándose sus fueros”. La Inquisición sería la encargada desde entonces (y con especial importancia durante los siglos XVI y XVII) de expedir certificados de “limpieza de sangre”, imprescindibles para poder acceder a los cargos políticos de la administración. La mecánica procesal de la Inquisición era la siguiente: la Inquisición recibía la denuncia (los delitos de herejía eran imprescriptibles, se podía juzgar a un muerto) e iniciaba un proceso –en el cuál tenía potestad para saltarse todos los privilegios y fueros de cualquier territorio- que podía terminar con la condena de llevar el sambenito, flagelación, destierro, galeras durante tres años, prisión, confiscación de bienes o incluso la muerte en la horca u hoguera; la autoridad civil sería la encargada de ejecutar la sentencia. En 1486 el débil Papa Inocencio VIII, necesitado del apoyo aragonés en contra de ferrara y Nápoles en Italia, concede a los RR.CC. el privilegio de nombrar a los obispos de la Iglesia española (aunque después debían de ser ratificados en Roma) En 1492 se decreta la expulsión en el plazo de cuatro meses de todos aquellos judíos que no se convirtiesen. Dicha medida provocó el éxodo de 150.000 judíos (el 75% del total). POLÍTICA EXTERIOR LUCHA CONTRA FRANCIA POR EL CONTROL DE ITALIA En 1493 Fernando II de Aragón había conseguido la devolución de los condados pirenaicos de Rosellón y Cerdaña a cambio de prometer a Carlos VIII de Francia que no haría nada cuando Francia atacase territorios italianos; sin embargo, cuando en 1494 Francia ocupó Lombardía y Nápoles, Fernando II decidió organizar una coalición (la llamada “Liga de Venecia”, compuesta por el Papado, Venecia, Génova, Milán, el Imperio, Inglaterra y España) que obligó a Francia a retirarse de los territorios conquistados. En 1505, con la firma del “Tratado de Blois”, Francia reconoció formalmente el dominio de España sobre el reino de Nápoles e incluso se intentó estrechar relaciones acordando el matrimonio un Fernando “el Católico” que había quedado viudo en 1504 y Germana de Foix, sobrina de Luís XII de Francia. CONTROL DE PUNTOS ESTRATÉGICOS EN EL NORTE DE ÁFRICA Se lleva a cabo una política de afianzar el control de diferentes puntos estratégicos en el norte de África para destruir las bases de los piratas beréberes que dificultaban el comercio en el Mediterráneo. A las plazas de Ceuta y Tánger se añadieron Melilla (1497), Orán (1509), Bugía y Argel (1510) y Trípoli (1511). Todos estos territorios quedaron bajo el dominio de la Corona de Castilla. DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA Portugal y Castilla, dada su posición geográfica y sus conocimientos y medios técnicos de navegación a gran distancia (brújula, astrolabio, conocimiento de los vientos alisios, etc.) pudieron atravesar el Atlántico y alcanzar el continente americano. Los dos reinos se habían dividido las islas atlánticas (Canarias, Madeira, Azores) y buscaban una ruta que les permitiera comerciar directamente con el continente asiático, con el Extremo y Medio Oriente. Los portugueses exploraron la ruta a la India bordeando la costa atlántica de África, y consiguieron llegar al extremo de ese continente, al cabo de Buena Esperanza, en 1488. Isabel y Fernando, durante la guerra de Granada, firmaron las llamadas “Capitulaciones de Santa Fe” con Cristóbal Colón, un marino que les prometía encontrar el camino a las Indias, pero por Occidente, al otro lado del mar. Por el acuerdo firmado todas las tierras que él descubriera formarían parte de Castilla, pero él sería virrey y recibiría una buena parte de sus tributos. Tras tres meses de navegación, el 12 de Octubre de 1492, la expedición llegó a las primeras islas del Caribe, y los españoles fundaron una primera colonia. Posteriormente comenzó la conquista y exploración de Santo Domingo, Puerto Rico (1508), Jamaica (1509), Cuba (1511), Florida (1513), descubrimiento del Pacífico por Vasco Núñez de Balboa (1513) o del litoral de México (1517-19). No será hasta 1516 cuando se comiencen a explotar verdaderamente las riquezas de las nuevas tierras descubiertas. Isabel y Fernando consiguieron que el Papa valenciano Alejandro VI asegurase el derecho a colonizar las nuevas tierras descubiertas. Pero Portugal no aceptó la decisión papal, y en 1494 representantes de los dos reinos peninsulares firmaron un nuevo acuerdo: Tratado de Tordesillas, que supuso el reparto pacífico del nuevo mundo. Se decidió que una línea imaginaria trazada a 350 leguas al oeste de las de Cabo Verde, separaría el ámbito cada uno: al este de la línea, el ámbito portugués; al oeste, el ámbito castellano. ECONOMÍA: AGRICULTURA Y GANADERÍA El crecimiento económico en la Corona de Castilla, iniciado hacía ya algún tiempo, continuó durante este periodo. También la Corona de Aragón experimenta un crecimiento notable, especialmente el comercio catalán, después de los problemas causados por la guerra civil. La ciudad de Valencia, por su parte, alcanza en los últimos decenios del s. XV su mejor momento mercantil y financiero. La ganadería sigue siendo el sector esencial de la economía castellana, con unos dos millones de cabezas de ganado ovino. El negocio ganadero era muy rentable. No sólo beneficiaba a los propietarios agrupados en la Mesta sino también a la Corona que recaudaba impuestos (la alcabala) de los mercaderes que exportaban lanas (sobre todo merinas) y cueros. Favorecía también a los grandes propietarios y a las órdenes militares, que arrendaban sus pastos para los rebaños de otros propietarios. La Mesta siguió recibiendo grandes privilegios. Se siguió prefiriendo el negocio lanero a otros sectores económicos, y se fomentó una organización agraria basada en la explotación extensiva. Y, a pesar de la preferencia dada a la exportación, el auge ganadero fue un incentivo para el desarrollo de algunas manufacturas de tejidos, paños y cueros. Este predominio de la ganadería sobre la agricultura tendría consecuencias. Si bien en los años de buena cosecha Castilla era capaz incluso de exportar grano al resto de reinos peninsulares, en los años de mala cosecha apenas si podía autoabastecerse. Pese a que los RR.CC. impusieron en los años de malas cosechas un precio máximo en la venta del trigo, era imposible impedir que éste fuese acaparado y vendido a un precio superior al estipulado. En cuanto a los productos alimenticios básicos, el trigo y la cebada predominaban en las cuencas del Duero y Tajo, el campo de Córdoba y Sevilla, el sur de Extremadura y el valle del Ebro. El aceite de oliva no era de uso frecuente en la alimentación, pero sí en las jabonerías, y se exportaba a Flandes e Inglaterra, como detergente indispensable en la producción textil. También se cultivaban fibras como el algodón, lino o cáñamo y productos colorantes. En la Corona de Aragón el desarrollo de la artesanía alcanzó un desarrollo suficiente para abastecer los mercados interiores en muchos productos, e incluso para exportar algunos: derivados del cuero, cerámicas, jabón, lino, sedas, armas. Algunos productos locales de gran importancia fueron el hierro de Vizcaya y Guipúzcoa y el mercurio de Almadén. La unión dinástica no trajo consigo la unificación del mercado interior ni de las relaciones económicas exteriores: cada reino tenía sus aduanas, su propio sistema fiscal y su moneda particular. Eso sí, los RR.CC. concedieron la libertad de movimiento a gran número de campesinos, hasta entonces obligados a permanecer en las tierras del señor feudal en las que habían nacido. En los inicios de la empresa americana, de ésta quedaron excluidos los súbditos de la Corona de Aragón. Característica notable del periodo fue la promoción de los núcleos urbanos como centros de actividad mercantil. En las ciudades crecieron numerosos arrabales, barrios dedicados especialmente a comercio, servicios y artesanía. Se multiplicaron los mercados diarios o semanales, a menudo libres de alcabalas, y se desarrollaron ferias, nuevas y viejas. SOCIEDAD En la época de los RR.CC. siguió vigente la concepción estática tradicional y feudal de la sociedad, basada en los principios de la voluntad divina, desigualdad, jerarquía e identidad religiosa. La nobleza y el clero eran los sectores propietarios por excelencia, con un inmenso poder económico basado en el control de la agricultura y la ganadería. Eran también sectores con un gran poder político, pues ocupaban altos cargos no sólo en sus posesiones sino también en la administración real. Poseían numerosos privilegios fiscales y judiciales. Nobleza: los RR.CC. adoptaron desde los inicios de su reinado diferentes disposiciones que beneficiaban a la burguesía y la baja nobleza, otorgándoles todo tipo de cargos administrativos, militares y eclesiásticos. Ello podría hacer creer erróneamente que la alta nobleza perdió todo su poder; si bien los monarcas en su intento de sentar las bases del absolutismo en la Corona de Castilla alejaron a la alta nobleza del control del poder político, no pretendieron hacer lo mismo del control económico y territorial. La alta nobleza siguió siendo inmensamente rica, aunque no volverá a intentar recuperar el control político hasta la muerte de Isabel, durante la regencia de su marido Fernando. Será Carlos V quien jerarquice a la nobleza creando 25 títulos de “Grandes de España”; por debajo de ellos se encontrarían el resto de altos nobles, conocidos como “Títulos”; aún por debajo de ellos se encontrarían los hijos segundones de las grandes familias, dedicados generalmente a la carrera de armas o la diplomacia; por último, los “hidalgos” (numerosísimos en el norte de España), quienes poseían diferentes procedencias, unos burgueses ricos ascendidos socialmente por matrimonio (hidalgos de privilegio), y otros nobles con tradición pero venidos a menos y empobrecidos (hidalgos de sangre). Clero: a diferencia de la nobleza, el estamento eclesiástico estaba abierto a todas las clases sociales. Hombres libres: los habitantes de las ciudades se dedicaban al comercio, a los servicios y a las manufacturas. También residían en ellas aristócratas que percibían rentas de sus propias tierras. Cada ciudad establecía una distinción entre sus vecinos según su riqueza y profesión; el 3 % de los vecinos más ricos eran considerados caballeros. Un sector destacado eran los maestros artesanos, pequeños comerciantes y profesiones liberales, apartados casi por completo del poder municipal que dominaban caballeros y mercaderes principales. Debido a que tenían cierto nivel económico y cultural, a muchos les molestaba la marginación política y la dependencia de los intereses económicos de los dueños de la tierra y de los negocios. Campesinado: un 80 % de la población española era campesina. A finales de la Edad Media se produjeron algunos cambios en su situación social, pues algunos se enriquecieron, consiguieron ser importantes dueños de tierras y ganados, tomar en arriendo otras tierras y dominar el poder local. Son los llamados "labradores hacendados" y "villanos ricos". La gran masa de campesinos no eran propietarios de sus tierras. Su situación de dependencia era mayor en la Corona de Aragón, donde se reafirmaron con toda su dureza las formas tradicionales del régimen señorial. Esclavos: la esclavitud creció en las ciudades levantinas y andaluzas –Valencia y Sevilla sobre todo- . Se importaban y vendían esclavos musulmanes, negros y en ocasiones, canarios, dedicados a tareas de servicio doméstico y que eran símbolo de prestigio social. EJERCICIO: Lee el siguiente fragmento de la Historia de España del historiador Pierre Vilar En realidad, los Reyes Católicos habían prestado atención sobre todo a otro peligro: la mezcla de religiones, costumbres y razas. Esa mezcla, que en el siglo XIII había creado la elástica complejidad de España, cede su puesto a una pasión de unidad, a un exclusivismo religioso que caracterizarán desde entonces al grupo español. ¿Por qué y cómo? Se trata de una larga historia, que a menudo se simplifica con exceso, y que no empieza con los Reyes Católicos. Cuando éstos suben al trono, hace ya siglo y medio que la influencia de los judíos en las altas esferas, y el trabajo más humilde de los artesanos y campesinos moros al servicio de los nobles cristianos, excitan la envidia de las clases populares de estirpe cristiana. (...) En cuanto a la Iglesia, ésta teme por la fe, ya que las herejías amenazan al mundo, y con mayor razón a España, penetrada de espíritu judío y moro. El alto clero confía en la controversia, pero los frailes, más próximos al pueblo, empujan a la conversión en masa y forzada. Así se encadenan campañas de conversión y movimientos populares, desde las violencias de 1348, que siguen a la peste, hasta las matanzas de judíos de 1391, que conmovieron el Levante, y hasta las predicaciones de Vicente Ferrer. Pero las medidas de los reyes -medidas de orden y protección- no hacen más que acentuar la separación entre los grupos. Las conversiones en masa producen «cristianos nuevos» sospechosos y poco resignados. En esta historia de la unidad religiosa, el reinado de los Reyes Católicos no es, pues, un punto de origen, sino un momento de crisis y de decisión (...) En 1492, los judíos son expulsados en masa; en 1499, en Granada, Cisneros toma a su cargo, una virulenta campaña de conversión. Los moriscos se sublevan. Fernando dirige personalmente la represión. Y en 1502 expulsa a todos los no conversos de los dominios de Castilla. [...] ¿Balance de este triunfo? Aún hoy es objeto de viva y, a veces, dolorosa controversia. Hay españoles que ven en el exclusivismo religioso el fundamento de todo lo que ha habido de grande en su país; otros, por el contrario, ven en él el origen de todas las decadencias [...] El triunfo del «cristiano viejo» significa cierto desprecio del espíritu de lucro, del propio espíritu de producción, y una tendencia al espíritu de casta. A mediados del siglo XVI, los gremios empiezan a exigir que sus miembros prueben la «limpieza de sangre»: mala preparación para una entrada en la era capitalista. Por otra parte, el puesto que ocupa la Iglesia en la sociedad no favorece la producción y circulación de riquezas: la multiplicación del número de clérigos y de las instituciones de beneficencia obstruyen la economía con clases improductivas; las confiscaciones de la Inquisición, las donaciones a las comunidades crean sin cesar «bienes de manos muertas». a) ¿Cuáles son las consecuencias positivas y negativas, según el autor, de la unificación religiosa que intentaron los Reyes Católicos? b) ¿Con qué argumentos demuestra el autor su tesis? c) ¿Qué quiere decir “desprecio del espíritu de lucro”? ¿Qué quiere decir “era capitalista”? d) ¿Por qué crees que se esforzaron Isabel y Fernando por conseguir la unidad religiosa?