Estos tiempos suelen ser largos y en algunos casos la demora acarrea grave desarrollo de enfermedades que en un principio no lo fueron. Es decir, todos tienen acceso a la medicina, pero no cuando ellos quieren, sino cuando el Estado diga y pueda. Afortunadamente para ellos, su Estado es más eficiente que el nuestro, por lo que el mal es al menos manejable. Algunos numeritos: esperanza de vida: 81.4 años, población con acceso a salud: 100%, tiempo promedio espera para ser atendido por especialista: 17 días, gasto en salud anual por habitante: 4.196 USD. Sin embargo, se observa que estos sistemas tienden a igualarse hacia sistemas mixtos con el pasar del tiempo. En EEUU cada día crece la salud gratuita para quienes no tienen seguro por medio de expansión de planes y mandatos gubernamentales, reforzados con la nueva reforma impulsada por el presidente Obama. En contraste, el sector privado crece cada día en países como Canadá, Reino Unido y España para cubrir necesidades no satisfechas por el Estado. Y es que así como existen diferentes sistemas de salud en el planeta, hay algo que los asemeja. En todos estos países se respeta la libre práctica privada de medicina. Por más que el Estado incentive el uso público, nunca restringe, prohíbe y mucho menos expropia clínicas y centros de salud privados. Exceptuando Cuba, donde el Estado controla todo el sector, no existe en el planeta ningún sistema de salud totalmente público o privado. En nuestra Venezuela en cambio observamos con temor posibles expropiaciones. Sin embargo, luego de presenciar asistencia de altos funcionarios de gobierno a clínicas privadas en momentos de emergencia, pareciera que a éstas no le meterán mano, al menos por ahora.