220-13406, febrero 26 de 2003 Ref: Representación cuotas del socio fallecido. Se recibió su comunicación radicada con el número 2003-01-012980 mediante la cual plantea el caso de una sociedad de responsabilidad limitada conformada por tres socios con igualdad de cuotas sociales cuyos estatutos establecen que la junta de socios solo podrá deliberar válidamente encontrándose presente la totalidad de las cuotas sociales y que las decisiones se toman por unanimidad. Agrega que el pasado mes de noviembre falleció uno de los socios, circunstancia que pone a la sociedad en imposibilidad de deliberar y decidir, pues los estatutos no prevén ninguna disposición que señale a quienes deben adjudicarse sus cuotas sociales, motivo por el cual, afirma que han realizado varias consultas con el fin de establecer el procedimiento a seguir para evitar futuras reclamaciones de personas con derechos que no se hayan tenido en cuenta. Plantea algunas soluciones, las dos primeras parten del cumplimiento del deber que les asiste a los herederos de solicitar la apertura del proceso de sucesión, trámite durante el cual puede designarse un representante del socio fallecido; también la posibilidad de esperar que culmine el proceso y pueda determinarse a través del registro en la Cámara de Comercio de la sentencia por la cual el juez adjudica las cuotas sociales, la identificación de sus nuevos titulares; finalmente, expone la opción que tendrían las madres de los hijos del socio fallecido, para ponerse de acuerdo en designar un representante, quien quedaría legitimado para asistir a la junta de socios. Al respecto consulta lo siguiente: 1. 2. 3. 4. 5. Sí la esposa, quien se presentó a la sociedad con su registro de matrimonio civil y la partida de defunción del socio, puede actuar como representante de todos los herederos, por corresponderle la mayoría de los derechos de la herencia (50% de ella y 16.66% de su hijo, o sea el 66.66%), frente a los derechos de los otros dos hijos de madres distintas, equivalente a la diferencia. Sí los derechos del socio se liquidan a la fecha de su defunción o continúan mientras la sociedad siga operando, con todo lo que esto implique. Si deberían hacer algún tipo de contacto con las madres de los otros dos hijos para notificarles. Qué ocurre en el caso de que nadie abra el proceso de sucesión? Si existe alguna forma válida para tomar decisiones no viciadas de nulidad. Para responder los interrogantes planteados, en preciso en primer término hacer unas precisiones normativas, mediante la trascripción de los textos legales que informan la materia. Artículo 148 del Código de Comercio. “ Si una o más partes de interés, cuotas o acciones pertenecieren proindiviso a varias personas, estas designarán a quien haya de ejercitar los derechos inherentes a las mismas. Pero del cumplimiento de las obligaciones para la sociedad responderán todos los comuneros” . Artículo 378 del Código de Comercio. “ Las acciones serán indivisibles y, en consecuencia, cuando por cualquier causa legal o convencional una acción pertenezca a varias personas, éstas deberán designar un representante común y único que ejerza los derechos correspondientes a la calidad de accionista. A falta de acuerdo, el juez del domicilio social designará el representante de tales acciones, a petición de cualquier interesado. El albacea con tenencia de bienes representará las acciones que pertenezcan a la sucesión ilíquida. Siendo varios los albaceas designarán un solo representante, salvo que uno de ellos hubiese sido autorizado por el juez para el efecto. A falta de albacea, llevará la presentación la persona que elijan la mayoría de votos los sucesores reconocidos en el juicio.” Así pues, el punto correspondiente a la primera inquietud, debe resolverse a la luz de las referidas disposiciones, que le impiden a la viuda con registro civil del matrimonio, representar los derechos en común y proindiviso de todos los herederos. Al respecto, conforme al artículo 148 citado, en el momento en que una persona fallece surge a la vida jurídica una comunidad que recae sobre la masa de bienes dejados por el causante, que constituye un patrimonio destinado a ser liquidado, pero mientras ello sucede las cuotas sociales no son divisibles y los derechos que a ella corresponden deben ser ejercidos por la comunidad, a través de un representante. Por ello, es necesario nombrar la persona que llevará dicha representación, nombramiento, que en el evento en que el socio no hubiese dejado un testamento o que existiendo no se hubiese designado albacea o que habiéndose designado no acepte el cargo, debe llevarse a cabo conforme a lo dispuesto por el artículo 378 del Código de Comercio, en concordancia con el artículo 1327 del Código Civil, que establece que la representación del interés social del de cujus corresponde a la persona que elijan por mayoría de votos los herederos reconocidos en juicio. En este sentido, la Superintendencia mediante oficio 100-42480 del 31 de julio de 1997 expresó lo siguiente: “ De lo anteriormente expuesto se colige que tal como lo dispone el Estatuto Mercantil, el Código civil y El Código de Procedimiento Civil, en cuanto se refiere al ejercicio de la representación de las acciones que pertenecen a la sucesión ilíquida, las personas que pretendan ejercerla, deberán demostrar su calidad de albacea con tenencia de bienes, o su carácter de representante de los sucesores reconocidos en el respectivo trámite sucesoral, previa elección por mayoría de votos.” La posibilidad de liquidar los derechos del socio fallecido en el momento de su fallecimiento, planteada en el segundo punto, está determinada por el contrato social, pues así lo dispone el artículo 368 del Código de Comercio, cuando prevé que la sociedad continuará con uno o más de los herederos del socio difunto, salvo estitupulación en contrario. De acuerdo con la previsión anterior, en el evento en que se hubiere previsto en el contrato social la imposibilidad de continuar con los herederos del socio fallecido, habrá de procederse a reembolsar sus aportes al socio fallecido anticipadamente por conducto de sus herederos; decisión que de suyo además de implicar conocer con certeza quienes son los beneficiarios, supone la disminución del capital social y por ende debe sujetarse a los trámites previstos en el artículo 145 en concordancia con el artículo 144 del Código de Comercio. Lo anterior, en el entendido que la sociedad es una persona jurídica, distinta de los socios individualmente considerados y por tanto, éstos se rigen por las reglas previstas en los estatutos o en su defecto en la ley; presupuesto que implica que frente al fallecimiento de un socio, sin que este hecho altere los elementos esenciales del contrato social, ni el funcionamiento de la misma, son los herederos los llamados a continuar el desarrollo del objeto social y en esta medida decidir la suerte de la sociedad; a contrario sensu, vale decir, que una vez agotados por parte de los socios sobrevivientes, las gestiones para que los presuntos herederos inicien el proceso de sucesión sin resultado alguno y teniendo en cuenta que las condiciones de quórum para deliberar y decidir descritas en su consulta, podrían conducir a la parálisis de la junta de socios como máximo órgano de la sociedad, éste presupuesto colocaría a la sociedad en imposibilidad de desarrollar su objeto social por lo cual eventualmente procedería declarar disuelta la sociedad cumpliendo las formalidades exigidas para las reformas del contrato social conforme a lo dispuesto por el artículo 218 y 220 del Código de Comercio. Finalmente, frente al tema propuesto en los puntos tercero y cuarto de su escrito que corresponden a la necesidad de resolver con premura la situación descrita, el artículo 220 del Código de Comercio, dispone que “ cuando la disolución provenga de casuales distintas de las indicadas en el artículo anterior, los asociados deberán declarar disuelta la sociedad por ocurrencia de la causal respectiva y darán cumplimiento a las formalidades exigidas para las reformas del contrato social y agrega: “ No obstante, los asociados podrán evitar la disolución de la sociedad adoptando las modificaciones que sean del caso, según la causal ocurrida y observando las reglas prescritas para las reformas del contrato, siempre que el acuerdo se formalice dentro de los seis meses siguientes a la ocurrencia de la causal” De la referida disposición se infiere que una vez ocurrido el hecho de la imposibilidad de ejercer el objeto social, la ley concede un término de seis meses para enervarla, plazo que también debe observarse en el evento en que se decida declararla. La respuesta al quinto interrogante, fue respondida por el legislador en el artículo 190 del Código de Comercio que en su parte pertinente, en torno a las decisiones del máximo órgano social, establece: “ las que se adopten sin el número de votos previstos en los estatutos o en las leyes, o excediendo los límites del contrato social, serán absolutamente nulas...” (el subrayado no es del texto).