es cuando aparecen los efectos indeseables del estrés; malhumor, irritabilidad, inquietud, nerviosismo, tristeza, angustia, ansiedad, depresión, e incluso enfermedades psicosomáticas; infarto, hipertensión, indigestión, úlcera gastroduodenal, diabetes, desórdenes premenstruales, impotencia, asma, tos, dificultades respiratorias, dolor de espalda o cuello, jaquecas, artritis, eczema, psoriasis, calvicie, etc., forman una lista extensa, aunque no cpmpleta, de las enfermedades físicas relacionadas con el estrés. Si no se controla, el estrés puede producir trastornos suficientemente graves como para obstaculizar las actividades cotidianas y favorecer, entre otras cosas, los accidentes laborales. Pero todos estos trastornos pueden ser prevenidos e incluso tratados con éxito una vez que han aparecido. Saber que lo que nos pasa es debido al estrés, ya es un primer paso. CAUSAS Y SINTOMAS DEL ESTRES Hay dos situaciones básicas en las que el estrés aparece: tras un suceso brusco e inesperado, y como consecuencia de una sobrecarga continua. Los cambios demasiado numerosos o rápidos, provocan a menudo un estrés nocivo, como por ejemplo el fallecimiento de un ser querido, el alejamiento de un amigo, la separación matrimonial o el divorcio, etc.. También las dificultades en el trabajo, un despido o un cambio de empleo pueden provocar ansiedad. Los problemas económicos, una enfermedad o un accidente, tanto de uno mismo como de un familiar; cambios en el estilo de vida (súbitas ganancias económicas, o una promoción importante); cambios familiares (embarazo, nuevas responsabilidades familiares, etc.); o la jubilación (tiempo libre y ocio forzoso, reducción de ingresos), pueden ser factores generadores de estrés. Como resultado del estrés excesivo pueden aparecer en el individuo la ansiedad y la depresión. podemos afrontar o comprender. También puede provenir de un conflicto entre lo que desearíamos realmente hacer y lo que pensamos que es correcto hacer. Los síntomas de ansiedad más comunes son: nerviosismo, temblores, vértigo, dificultades respiratorias, alteración de los hábitos alimenticios, incapacidad para serenarse y relajarse, y aumento de los latidos del corazón. Cada persona tiene su límite de ansiedad y, hasta un determinado nivel, es una reacción natural, útil frente a situaciones estresantes o amenazadoras. Pero una ansiedad prolongada pueda ocasionar serios problemas, por ejemplo, úlcera gastroduodenal, hipertensión arteria¡ e incapacidad para afrontar las situaciones cotidianas de la vida. LA DEPRESION Es una sensación de desaliento, de tristeza o de decepción, que conduce a la apatía y al repliegue sobre uno mismo, sin que exista para ello una razón concreta. La depresión puede ser el resultado de las frustraciones, de las decepciones, de la imposibilidad de hacer realidad nuestras expectativas, o de los compromisos excesivos. Los síntomas de depresión más comunes son la fatiga y el insomnio, la incapacidad para concentrarse, el nerviosismo y la apatía, la falta de interés por la comida, las relaciones Sexuales y la vida en general, y los sentimientos de indignidad y desesperaci0n. Una prolongada depresión puede originar síntomas físicos tales como dolor de cabeza y pérdida de peso, e incluso puede conducir al consumo abusivo de drogas, alcohol y medicamentos. Un determinado grado de depresión es normal, porque supone una reacción ante la realidad, que casi siempre es menos gratificante de lo que uno esperaba. Sin embargo, una depresión prolongada es un grave problema hasta el punto de que, en casos extremos puede conducir al suicidio. MODO DE COMBATIR EL ESTRES LA ANSIEDAD La ansiedad se manifiesta como un temor a que ocurra una desgracia o como una premonición de que algo desagradable se va a producir, incluso aunque no exista ninguna amenaza real. La ansiedad puede ser el resultado de la represión de ciertos sentimientos que no Como ya se ha comentado, el estrés puede acarrear consecuencias físicas y psíquicas negativas para el individuo, y conducirle al consumo excesivo de tranquilizantes o estimulantes, hecho que agravará aún más el problema original y hará disminuir progresivamente su rendimiento personal y su calidad de vida. Lo que hay que tener claro es que este enemigo no es invencible y que podemos luchar contra él. Es evidente que, en el caso de un suceso brusco e inesperado, será fácil relacionar los síntomas con ese hecho concreto y que por lo tanto, resultará fácil superarlo. Sin embargo, si el suceso es suficientemente grave o se debe a una acumulación de varios hechos en un corto período de tiempo, es probable que haya necesidad de una ayuda externa. Para mantener el estrés en los límites razonables, se pueden hacer muchas cosas: -Ir al médico: un exámen médico periódico siempre es importante, porque puede descubrir si el estrés nos acecha. -2- -3-