BOLETÍN INFORMATIVO Federación Española de Psicología del Deporte (FEPD) Número 10. Año 2003 Diciembre-2003 EDITORIAL Estimados compañeros y amigos: Siguiendo con la filosofía de la actual Junta Directiva queremos que los socios de la Federación Española de Psicología del Deporte (FEPD), expongan a través de este boletín todas las ideas y reflexiones que nos surgen continuamente. Opiniones que pueden ser producto de la práctica profesional de cada uno de nosotros, consecuencias del funcionamiento de la Psicología del Deporte, ideas que podamos tener y deseemos compartir, etc. Por ello en este número un compañero de la Sociedad Murciana, Francisco Ortín, expresa la opinión compartida por algunos de nosotros y que queramos que de lugar a la reflexión. OPINION Continuamente escucho a los entrenadores decir que lo más importante es la actitud. ¡Desde una buena actitud se consigue todo!, mezclando este término con la motivación, la agresividad y otros aspectos diferentes. ¿Los deportistas quieren pasar por el trago de perder o de rendir mal?. Tal vez a algún futbolista no le importe que el equipo pierda para acelerar el cese del entrenador. Puede que la derrota y el despido libere a un jugador de la amenaza (que no el reto) de la competición. En la experiencia aplicada me encuentro mas a menudo con algo que me llama la atención. La aparente falta de compromiso de algunos deportistas con los objetivos colectivos tanto en deportes de equipo como en individuales (objetivos del club) sale a la luz en algunas reflexiones durante una reunión con el entrenador. ¡No están comprometidos!. ¿Qué es exactamente esto me pregunto?. Sin duda encontramos una diferencia significativa entre el deportista de equipo y el de deporte individual en cuanto a un buen número de aspectos que consideramos importantes para el rendimiento. En el equipo la holgazanería social aparece como mal a curar. La falta de competitividad en un puesto determinado y la falta de habilidad del entrenador para transmitir al deportista la existencia de una evaluación individual que le haga esforzarse al máximo, hace que, el rendimiento disminuya ante una aparentemente voluntaria apatía. El deportista que compite en deporte individual tiene conocimientos que escapan los deportistas de equipo en general. Nos encontramos con deportes en los que una centésima de segundo supone una beca, donde un centímetro supone una medalla y donde aspectos como la alimentación están integrados dentro de la vida diaria del deportista sin que el entrenador tenga que estar comprobando si se cumple. De hecho en ocasiones hemos de evitar excesos en cuanto a lo estricto. Un ciclista puede hablar delante del psicólogo de hidratos de carbono, de neurotransmisores y de lactato con una precisión que exige al psicólogo la formación adecuada. ¿Es esto compromiso?. ¿Marca la estructura del deporte en cuestión la probabilidad de compromiso?. ¿Es responsabilidad del entrenador, del padre (que seguramente también fue nadador de elite), o del psicólogo?. Ni que decir tiene la diferencia en los conocimientos sobre planificación que tienen unos deportistas frente a otros, las épocas de carga, los ciclos, etc. En definitiva y como reflexión al deportista de equipo le falta en ocasiones no actitud sino formación. Formación sobre aspectos relacionados con el rendimiento. El porque de estas líneas va enfocado a la necesidad del psicólogo de reciclaje y actualización además por supuesto de en psicología del deporte, en todo lo que rodea al deportista. Se que esto es obvio, pero tal vez no es tan real que lo cumplamos. Si el psicólogo trabaja para el rendimiento también tiene responsabilidad y también tiene que exigirse un compromiso. ¿Está el psicólogo preparado-motivado para un esfuerzo continuo e intenso?. El compromiso es cosa de todos. Francisco José Ortín Montero Sociedad Murciana de Psicología de la Actividad Física y el Deporte