CONFLICTO Y NEGOCIACIÓN Introducción. Los seres humanos son sociales por naturaleza y este modus vivendi trae consigo conflictos de todo tipo, al comenzar a comunicarse verbalmente entre ellos los conflictos se pudieron solucionar mediante el lenguaje. Los seres humanos generalmente consideran que un conflicto es algo negativo, esta es la forma más común de explicar un conflicto. Generalmente se le atribuye a la falta de comunicación, este concepto fue aceptado hasta mediados del siglo pasado, en los años setenta del siglo pasado surgió la teoría de las “relaciones humanas”, esta teoría considera que los conflictos son inherentes a la raza humana, por lo tanto debemos aprender a convivir con ellos inclusive los considera beneficiosos para una mejor convivencia. En las últimas décadas se ha impuesto la teoría de que los conflictos son necesarios ya que estos ayudan a que los seres humanos sean autocríticos y creadores. De acuerdo a esta teoría surgen una serie de interrogantes, tales como: ¿cuál es el nivel mínimo de un conflicto?, ¿es posible que ese nivel mínimo del conflicto pueda transformarse en un problema de grandes magnitudes?, ¿qué factores y que actores intervienen en el conflicto? Debido a la diversidad de la raza humana los conflictos son algo cotidiano, esto se debe a que los seres humanos poseen una gran variedad de criterios y adoptan posiciones distintas frente a un mismo conflicto. Los conflictos nacen dentro de un grupo familiar, una empresa, una comunidad, entre naciones etc. Los conflictos aunque sean inherentes al ser humano y suceden permanentemente en la vida diaria, esto no significa que sea fácil solucionarlos. Un conflicto abordado y manejado de forma inapropiada, fácilmente puede llevar a las partes involucradas a situaciones contraproducentes para la vida diaria o los proyectos, tales como: bloqueo en la comunicación, alteración deliberada o inconciente de hechos para defender una posición determinada, se pueden crear grupos o subgrupos ganadores- perdedores. El perder o ser perdedor significa que estamos frente a un pleito, una batalla, una guerra. A nadie le gusta perder por mas simple que sea el hecho del conflicto, perder o ser perdedor significa no lograr lo que se esperaba. Un conflicto puede definirse como, "un procedimiento que comienza cuando una parte percibe que otra parte lo ha afectado en forma negativa en algo que la primera parte estima" (Robbins, 1994). Dudley Weeks desde su óptica cree que un conflicto es: "Mientras que algunos conflictos son simplemente molestias menores que aceptamos como un componente natural de nuestra existencia, otros evitan que nuestras relaciones se realicen en todo su potencial y algunos llegan a ser tan severos que causan irreparables daños a individuos, familias, medios laborales, comunidades y naciones enteras". No existe un método infalible para enfrentar un conflicto, cada conflicto conlleva a la necesidad de conocer la teoría, pero también se deben poseer habilidades innatas para ser un buen mediador. Este los mediadores deben ser flexibles, sinceros, espontáneos y creativos. No existen recetas infalibles para encarar un conflicto, pero si existen herramientas que pueden conducir a una negociación efectiva. La gran mayoría de los negociadores se centran en el conflicto, sin embargo el conflicto nace en el hombre, por lo tanto, todo conflicto es importante. Miguel A. Roca Perara, considera como requisitos necesarios para la solución eficaz de un conflicto, y ellos son: 1. Reconocer y aceptar la existencia del conflicto. 2. Voluntad de solucionar el conflicto. 3. Necesidad de búsqueda de una solución efectiva (constructiva). Los llamados "conflictos buenos" o "productivos", son solo aquellos donde las partes implicadas quieren solucionar la situación existente. 4. Tener la creencia, convicción y flexibilidad para creer y estar convencidos de que las personas (incluido uno mismo) podemos cambiar y asumir una actitud colaborativa de conciliación. 5. Tratar de dar una solución a tiempo porque la dilación puede llevar a efectos acumulativos que pudieran convertirse en problemas irreversibles. Teniendo en cuenta estas consideraciones hemos abordado el conflicto de una manera racional, pero el entorno también juega un papel importante en cualquier conflicto y es muy difícil establecer fronteras entre el hombre, el conflicto y el entorno. El entorno de un conflicto muchas veces determina que este tenga un desenlace positivo o negativo. Taylor menciona que: “detrás de las realidades adversas muchas veces se esconde la mediocridad, el desinterés, la incapacidad de entrega a una causa, la falta de profesionalismo, la existencia de prejuicios, entre otros problemas”. Estas actitudes humanas pueden aparecer en cualquier momento o en una situación determinada, estas acciones de o de los negociadores obedecen a acciones manipulativas, estos hechos fácilmente llevan a lacerar las relaciones interpersonales del grupo negociador. Lalande se refiere a una situación como: "el conjunto de elementos, hechos, relaciones y condiciones, que constituyen o determinan tal etapa de la actividad y que cubre siempre una fase o un cierto período, un tiempo". Calviño concluye que: "los seres humanos estudiados psicológicamente, sea en forma individual o grupal, deben serlo siempre en relación estrecha con el contexto real de todos los factores concretos que configuran la situación". Bleger considera que: "Los conflictos están implicados en todos los ámbitos de la conducta (psicosocial, socio dinámico e institucional) y en estrechas interrelaciones entre sí. De esta manera, el conflicto puede ser estudiado en cada individuo tomado aisladamente, como un conflicto interno o personal; puede ser estudiado en cuanto conflicto grupal e institucional, sin que estos estudios sean incompatibles entre sí, sino que –inversamente- integran una sola totalidad única. Un estudio completo debe abarcar todos estos ámbitos". Los seres humanos son portadores de conflictos, pero también existen personas y es de vital importancia detectarlas ya que muchas veces son el foco del problema. Estas personas generan sufrimiento para si y para los que las rodean, estas anomalías del carácter pueden ser genéticas o haber sido adquiridas a una edad temprana, dichas anomalías no se modifican espontáneamente. Estos individuos pueden ser ineficientes o muy capaces, pero son generadoras de conflictos y están en nuestras vidas, por lo tanto debemos aprender a relacionarnos con ellas. Negociación y Mediación. Lo primordial es que exista voluntad de las partes para negociar, negociar se refiere a abordar asuntos con el objeto de llegar a un acuerdo, este acuerdo se logra porque existe un interés común. La negociación es un acto que realizamos cotidianamente con nuestras familias, compañeros de trabajo, vecinos o con cualquier persona con la que nos relacionamos. Sin embargo, estas negociaciones que realizamos constantemente, no siempre los resultados son los que deseamos; en muchas ocasiones estas negociaciones arrojan resultados que son insatisfactorios, agotamiento e incluso enemistades. Existen ciertos parámetros para identificar a estas personas que en forma permanente son hostiles o problemáticas. Se deben detectar ciertas señales que nos pueden indicar la inminencia de un conflicto, prevenir significa lo que ha de venir. Estas actitudes son: Reacciones exageradas ante situaciones aparentemente banales. Miradas iracundas o, por el contrario, esquivas. Insultos o ataques personales. Amenazas manifiestas o tácitas. Expresiones de pánico, desesperación o desesperanza. Insistencia innecesaria en un tema determinado. Esfuerzos evidentes por reunir aliados y oponer bandos ente un asunto concreto. Recursos al sarcasmo y la causticidad fuera de lugar. Indisposición para abordar temas que no sean "inocuos". Acuerdos prematuros cuyo único objetivo es "dejar las cosas como están". Dejar que sean otros los que se "lleven el balón". Silencios conspicuos en personas por lo general locuaces. Indisposición a compartir información. Miradas significativas y claves no verbales. Reciclaje de viejas ideas. Un conflicto generalmente implica un ataque unido a una controversia, es por ello que la primera estrategia es conocernos a nosotros mismos para saber como reaccionamos frente a una persona conflictiva y beligerante. Entonces un buen negociador debe tener: Autoconocimiento: ser capaz de conocer sus emociones. Autocontrol: tener la capacidad de controlar nuestras emociones. Automotivación: contar con la capacidad de motivarse, Empatía: tener la capacidad de reconocer las emociones ajenas Relaciones Interpersonales: poseer la habilidad para relacionarse adecuadamente con las emociones de los demás. (Goleman, 1995). Cuando por cosas del azar nos encontramos ante personas conflictivas y beligerantes, muchas veces no conocemos o no contamos con herramientas suficientes para poderlas tratar sin entrar en conflicto. Nuestra reacción frente a esta persona la mayoría de las veces responde a una reacción natural y actuamos de la siguiente manera: 1. Descalificamos a estas personas. 2. Desarrollamos nuestra agresión despojando a esta persona de toda virtud o atributo positivo. 3. Difamamos a esta persona. 4. Tras haber despojado a la persona problemática de toda cualidad, llevamos nuestra agresión más allá al crear consenso en su contra. 5. La difamación contamina una posible fuente de objetividad y las buenas sugerencias. 6. Enfrentados a un conflicto personal, todos solemos adjudicarle motivos a nuestro oponente. Curiosamente nunca pensamos en motivos razonables o benevolentes, sino en aquellos que presenten a nuestro rival como una persona estrecha de miras, oportunista, rencorosa o estúpida. (Bell y Smith, 2001). Al respecto nos ofrece la singular reflexión: "El diálogo, como encuentro de los hombres para la tarea común de saber y actuar, se rompe si sus polos (o uno de ellos) pierde la humildad. ¿Cómo puedo dialogar, si alieno la ignorancia, esto es, si la veo siempre en el otro, nunca en mí? ¿Cómo puedo dialogar, si me admito como un hombre diferente, virtuoso por naturaleza, frente a los otros, meros objetos en quienes no reconozco otros "yo"?. ¿Cómo puedo dialogar, si me siento participante de un ghetto de hombres puros, dueños de la verdad y del saber, para quienes todos los que están fuera son "esa gente" o son "nativos inferiores"? (Freire, 1977). Una negociación puede ejecutarse en tres etapas fundamentales: 1. ANÁLISIS. Es la etapa donde se tratara de recopilar la mayor información posible, confrontarla. Donde se deben analizar objetivamente las necesidades y valores personales y sociales a defender. Debe ser una etapa donde organicemos y meditemos la información recolectada, así como del análisis de percepciones y emociones hostiles, la posible falta de claridad, barreras en la comunicación, etc. 2. PROYECCIÓN. Aquí debemos analizar la tríada conflicto- hombreentorno en una constante interdependencia. Esta etapa es donde se decide lo que se hará, cuándo, cómo y para qué, con un alto grado de convencimiento, es de destacar que hasta los negociadores más hábiles frecuentemente no pueden llegar a anticipar todas las consecuencias de las acciones que emprenden ya que las contingencias existen y no se crean intencionalmente. Es de vital importancia tener en cuenta que la flexibilidad, la creatividad y la honestidad son factores determinantes en el éxito de la negociación de un conflicto. 3. DISCUSIÓN. En esta etapa las partes se comunican tratando de llegar a un acuerdo, donde las habilidades sociales son fundamentales para un tratamiento y entendimiento adecuado entre las partes. Como ya habíamos referido anteriormente, las acciones coherentes y honestas, serán siempre favorecedoras para la toma de decisiones en el manejo adecuado de un conflicto. Cuando la desconfianza invade a las partes involucradas en la negociación del conflicto, no siempre se logra llegar a un acuerdo por medio de la negociación y se hace necesario e indispensable pedir asesoramiento, ayuda o intervención a mediadores o árbitros. Cuando llegamos a este caso ya hablamos de mediación. La mediación no es más que la asistencia de un tercero, independiente y creíble para ambas partes que enfrenta la desconstrucción de la situación problema y facilita la toma de decisión de las partes. Este mediador o árbitro es una persona que generalmente tiene gran experiencia en la propuesta de alternativas que no han sido consideradas anteriormente, ayudan a mantener un ambiente social adecuado, son persuasivos al intentar la reflexión entre ambas partes, etc. El mediador o árbitro no tiene la función o responsabilidad de solucionar el conflicto, sino que se posiciona en la intervención, para que las partes en conflicto (generadoras de tensión) dialoguen con una construcción narrativa diferente. La mediación o arbitraje está necesitada no solamente de conocimientos, sino de reconocimiento, es decir, rever el proceso entero de la comunicación desde los dos lados. Las habilidades que debe tener un buen mediador son: Capacidad para escuchar activamente. Capacidad para analizar problemas, identificar y separar los temas involucrados y tomar una decisión o llegar a una resolución con respecto a los mismos Capacidad de usar un lenguaje neutral, eso si que hablando claramente. Mostrar sensibilidad a principios o valores que las partes sienten profundamente, incluyendo temas relacionados con el grupo étnico, el sexo y las diferencias culturales. La capacidad para tratar con objetivos e información insuficiente, compleja y a veces confusa. Sostener un compromiso expresado con la honestidad, el respeto a las partes y la capacidad de crear y mantener el control de un grupo diverso en disputa. Capacidad para identificar y para separar los valores personales de la persona. Capacidad de permanecer neutral y objetivo bajo las presiones de las partes, aún teniendo que balancear diferencias de poder entre las partes. Bibliografía. 1. Bell, A. Y Smith, D. (2001): Aprenda a tratar con personas conflictivas. Editorial Gestión 2000, Barcelona, España. 2. Bleger, J. (1973). Psicología de la conducta. Conflicto y conducta, en Análisis dinámico del comportamiento, Editorial Félix Varela. La Habana, Cuba. 3. Calviño, M. (2002): Análisis dinámico del comportamiento. Editorial Felix Varela, La habana, Cuba. 4. Calviño, M. (2004): Actos de comunicación, desde el compromiso y la esperanza. Edición Fermín Romero. 5. Covey, S. (1994): Los siete hábitos de las personas altamente eficaces. Simon&Schuster. Presentado en cassette. 6. Davis, K. Comportamiento humano en el trabajo. Editorial Mc. Graw Hill. 7. DSM- IV (2002): Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. MASSON, S.A. 8. Freire, P. (1977): Pedagogía del oprimido. Ed. Siglo XXI Editores S.A. 9. Fuentes, M. (2001): Mediación en la solución de conflictos. Publicaciones Acuario, Centro Félix Varela, La Habana. 10. Goleman, D. (1995): La Inteligencia Emocional. Editorial Javier Vergara, Bogotá. 11. González, R. (2003): Clínica Psiquiátrica Básica Actual. Editorial Félix Varela, La Habana, Cuba. 12. Robins, S. (1994): Administración: teoría y práctica. Mcgraw Hill. México. 13. www.nalejandria.com/utopia Resolución de conflictos.