EN EL PAÍS DE LOS PAMUES 87 plazoleta, donde se hallaban tirados por el suelo enseres y vasijas rotas y muebles rudimentarios descabalados. En la puerta de una choza, a punto de caerse, se veía la blanca calavera de un gorila hembra. En el ángulo oriental de la plazoleta se alzaban trozos de troncos de árbol, en forma de media columna, que sostenían ba­ nanas y otros alimentos depositados allí para los muertos. En aquel reducido ángulo se hallaba el cementerio de los pobladores de las chozas, y la comida la habían traído los familiares. Las tumbas no ofrecían huellas de haber sido profanadas. IV.—LA CREACIÓN DE UN POBLADO A unos dos kilómetros estaba el nuevo poblado, donde se ha­ bían instalado los supervivientes del antiguo. Es costumbre de la raza pámue el continuo desplazamiento dentro del bosque, en razón de su agricultura destructora del- arbolado y consecuencia de la pobreza del suelo. Su procedimiento de explotación consiste en elegir el lugar donde se va a fundar el poblado, a ser posible cerca de un arroyo que venga de una colina y traiga aguas limpias, o bien cerca de un manantial. También procuran que haya cerca un río mayor donde pescar, cosas ambas no difíciles en este clima tan lluvioso. Una vez designado el sitio, los hombres proceden al duro tra­ bajo del desbosque, apeando a golpes de hacha los árboles menos corpulentos y respetando los mayores, si bien los someten a una lenta combustión por su base hasta que se desploman. El poblado se forma dejando un gran espacio rectangular despejado y edifi­ cando en ambos lados largos sendas hileras de chozas, asimismo de planta rectangular muy diferentes de las chozas cilindrocónicas que se ven en otras regiones del África Central. La orientación del poblado suele ser Este-Oeste y en los lados menores del rectángulo