¡Venga tu Reino! ¿Qué pasaría si vivieras la JUSTICIA? FUNDAMENTO: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mt 5,6). «Buscad primero su Reino y su justicia, y todas estas cosas se os darán por añadidura» (Mt 6, 33). PUNTOS DE REFLEXIÓN Con Dios: «Dios es justicia y crea justicia» (Spe salvi n.44). Y mi vida, oh mi amado buen Jesús, está llena de trasgresiones y es una repetición cíclica: recibo constantemente tu gracia y correspondo con mi infidelidad. Me arrepentimiento y me das tu perdón y bondad. ¿Qué tengo que hacer para despertar en mí esa hambre y sed de justicia, para que sepa corresponder con más amor y fidelidad a tu gracia? Señor mío, pongo en Ti toda mi confianza porque tu amor es grande en misericordia y sólo dándote el lugar que te corresponde podré vivir la justicia con todos y en toda situación. Padre bueno, ¿qué me impide dejarte que seas el centro, el guía, la razón de ser de mi vida? Con mi familia: En las familias se van desarrollado situaciones de injusticia, no sólo por el gobierno, la sociedad y la cultura, sino por sus mismos miembros. ¿He dejado entrar en mi familia la injusticia, en alguna de sus formas? ¡Ayúdame Señor a aniquilar este mal de raíz! San León Magno dijo que amar la justicia no es otra cosa que amar a Dios. Y el amor de Dios se interesa por el bien del prójimo, por eso el hambre de justicia ve acompañada de la misericordia. Señor, Tú que no conociste pecado y cargaste, por amor, con todos ellos, ayúdame a crecer en el amor y en la misericordia. ¿Mi testimonio de vida convierte a mi familia en un remanso donde reina la justicia y la paz cristiana? ¿Por qué? Con los demás: Sin conocer el verdadero bien humano, la caridad fácilmente puede caer en el sentimentalismo provocando que la justicia pierda su «medida» fundamental. El principio del destino universal de los bienes pierde su legitimidad y así se favorece los desequilibrios sociales y la distribución equitativa de los recursos y de las oportunidades, especialmente hacia los más pobres. ¿Busco medios para promover la justicia social, empezando por mi pequeño o gran entorno social? ¿Lo veo como un favor, un gesto caritativo de mi parte o como un deber de justicia hacia los demás? Por medio de las riquezas terrenas debo conseguir las verdaderas y eternas. Pero en la cultura materialista y hedonista donde vivo existen muchas personas dispuestas a todo tipo de injusticias con tal de obtener un bienestar material. ¿Qué tanto me dejo influenciar por este clima donde el «yo» es la luz que domina las decisiones? ¿Me doy cuenta de las injusticias que se comenten en mi entorno social? ¿Hago algo para solucionarlas? ¿Recurro a Dios para que ponga los medios para ayudar a estas personas, ofreciéndole que yo pondré lo que me toca? Centro de Recursos del Regnum Christi 01-800-288-2334 Tel. 52+81-83680019 recursos@regnumchristi.org ¡Venga tu Reino! Conmigo mismo: El Evangelio lo dice varias veces, todo encontrará su cumplimiento en el reino de Dios, reino de justicia y de paz. Ahora tengo que esperar. Si mi tiempo presente no está cargado de sentido, la espera puede resultar insoportable; cada instante que pasa parece exageradamente largo provocando que la espera se transforme en un peso demasiado grande. En cambio, cuando el tiempo está cargado de sentido, y en cada instante percibo algo específico y positivo, entonces la alegría de la espera hace más valioso el presente. ¿Cómo estoy viviendo el presente? ¿Cómo estoy aprovechando los dones del Señor? ¿Proyecto mis acciones a un futuro lleno de esperanza? La parábola del administrador infiel que actúa con astucia (Lc 16,1-8), me presenta un modelo a seguir, no por su injusticia, sino como ejemplo a imitar por su astucia previsora. Después de esta parábola, el Evangelio presenta una serie de advertencias sobre la relación que debo tener con el dinero y con los bienes de esta tierra porque «No podéis servir a Dios y al dinero». Hay una tensión interior constante entre honradez e injusticia, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal. ¿En qué grado el éxito económico es un dios en mi vida? La riqueza, los bienes terrenales, ¿son el ideal de mi vida por el cual sacrifico todo, con tal de lograr el éxito material? Si esto no ha sucedido, ¿cómo puedo asegurar que no suceda? «Tened cuidado de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos» (Mt 6,1). ¿Cómo y por qué vivo mi responsabilidad de edificar la civilización de la justicia y la caridad cristiana? Con la Iglesia y el Movimiento: No es justicia que otros miembros de la Iglesia y del Movimiento, por mi negligencia en mi participación en la nueva evangelización, no aprovechen los medios que la Iglesia, a través del Regnum Christi, les ofrece. Por ello te pido, Señor, que vengas a mi vida para que sepa vivir siempre la justicia en el amor. ¿Me siento responsable del progreso de la evangelización? ¿Conozco la doctrina social de la Iglesia? ¿Porque amo a Cristo, edifico la civilización de la justicia y la caridad cristiana? «¿Cuál es, pues, la justicia de Cristo? Es, ante todo, la justicia que viene de la gracia, donde no es el hombre que repara, se cura a sí mismo y a los demás. El hecho de que la “propiciación” tenga lugar en la “sangre” de Jesús significa que no son los sacrificios del hombre los que le libran del peso de las culpas, sino el gesto del amor de Dios» (Benedicto XVI 30 octubre 2009). NOTAS PERSONALES: ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________ Centro de Recursos del Regnum Christi 01-800-288-2334 Tel. 52+81-83680019 recursos@regnumchristi.org