PISTAS PARA CAMINAR Y AMAR A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO

¡Venga tu Reino!
PISTAS PARA CAMINAR Y AMAR A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO
Si eres un discípulo misionero de Cristo, has recibido una misión en este mundo. Estás
llamado, no sólo a conocer y amar a Dios sobre todas las cosas, sino a ser su socio para
lograr que otros hagan lo mismo, ayudarles a descubrir «la perla de gran valor». (Mt 13,46)
Estos dos amores, el amor a Dios y el amor al prójimo, constituyen el único camino para la
verdadera y auténtica plenitud. Por eso Jesús resume el sentido de la vida en estos dos
mandamientos:
Entonces se adelantó un maestro de la Ley. Había escuchado la discusión y estaba admirado
de cómo Jesús les había contestado. Entonces le preguntó: «¿Qué mandamiento es el
primero de todos?» Jesús le contestó: «El primer mandamiento es: Escucha, Israel: El Señor
nuestro Dios es un único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene este otro: Amarás a
tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento más importante que éstos.
(Marcos, 12, 28–31)
La relación entre el amor y la misión
La esencia de nuestra misión es amar como Dios nos ama. Él nos creó a su imagen y
semejanza y Dios es amor (1 Juan 4, 8); consecuentemente nuestra realización fluye en el
torrente del amor divino. Amar significa, esencialmente, afirmar la bondad de la existencia
de esa otra persona y hacerle el bien, de tal manera que su existencia verdaderamente
pueda florecer. El amor implica desear, dar y trabajar para ayudar a otros a ser todo lo que
pueden ser, todo lo que Dios les llama a ser. Y puesto que el ser humano «está hecho para
vivir en comunión con Dios, en quien encuentra su dicha» (Catecismo, n. 45), la mejor
manera de amar a alguien es ayudarle a descubrir, establecer y profundizar su comunión
con Dios.
Ésta es nuestra misión en el mundo, la mejor manera de cumplir este mandamiento
y encontrar la felicidad que anhelamos. Por eso Benedicto XVI expresó en su Mensaje para
la XXVIII Jornada de la Juventud: «El anuncio del Evangelio no puede ser más que la
consecuencia de la alegría de haber encontrado en Cristo la roca para construir sobre ella
la propia existencia. Esforzándose en servir a los demás y en anunciarles el Evangelio. Su
vida, a menudo dispersa en diversas actividades, encontrará su unidad en el Señor, se
construirán también a ustedes mismos, crecerán y madurarán en humanidad».
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¡Venga tu Reino!
¿Qué puedes esperar de estas cápsulas?
La misión de amor que tiene cada
persona se desenvuelve de una
manera única e irrepetible, puesto
que cada uno de nosotros es una
persona única e irrepetible. Sin
embargo, dentro de ese
desenvolvimiento único, todos los
cristianos comparten elementos
comunes. En los Evangelios, Jesús
nos habló sobre estos elementos
y la Iglesia ha ido marcando el
camino a seguir, porque por más
de dos mil años ha estado
involucrada en esta misión.
Estos elementos se comentarán en estas cápsulas. Descubrirlos, o redescubrirlos y
reflexionar profundamente en ellos, es esencial para involucrarse en la misión cristiana. El
compromiso en esa cruzada saciará la sed existencial que tenemos de sentido y felicidad.
Fuimos creados para cosas mayores que simplemente vivir y tratar de pasárnosla bien.
Todos reconocemos esto en lo profundo de nuestro interior. Cada uno de nosotros está
buscando un sentido más profundo de la propia vida. Ese sentido está conectado con el
llamado de Cristo a la misión, con su llamado a tener un impacto trascendente en el
mundo, amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
La misión está ahí para ser descubierta y estas cápsulas te pueden ayudar. Sin
embargo, quizá tú ya has estado involucrado en difundir el mensaje de Cristo, quizá ya eres
veterano en la evangelización y el apostolado (otros nombres para denominar la misión de
la Iglesia), en compartir la fe, en buscar maneras creativas e innovadoras para avanzar en
las metas de la Iglesia; consistentemente buscas con sinceridad amar a tu prójimo como a
ti mismo todos los días. Si es así, estas cápsulas también son para ti.
Un suceso común –y espiritualmente peligroso- en la vida de los «buenos»
cristianos es el agotamiento. A veces se abarca de más, demasiados deberes y
responsabilidades en la parroquia o en algún apostolado, por ejemplo. Involucrarnos en
demasiados proyectos pueden llegar a interferir en nuestra relación con Dios, con nuestra
vida en familia… Puedes estar pensando: pero ¿no estamos llamados a salvar el mundo?
¿No es esto de lo que se trata la Iglesia? Entonces, ¿no necesito llenar cada momento del
día con alguna clase de compromiso apostólico?
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Sí y no. Sí estamos llamados a hacer todo a través, con y en Cristo, y san Pablo nos
recuerda: Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús,
dando gracias por él a Dios Padre. (Colosenses 3, 17) Pero no lo estamos a la actividad
frenética y sobrecargada que no es el camino a la madurez y a los frutos de vida cristiana.
¿Cómo podemos discernir adecuadamente qué tanto debemos comprometernos y cómo
podemos poner una vida fuera de control en orden y armonía? Revisando la visión de la
Iglesia en cuanto a lo que cada uno de nosotros estamos llamados a hacer, y volviendo a la
propia enseñanza sobre el apostolado de nuestro Señor, ayudará a mostrar el camino.
Puntos prácticos sobre cómo usar estas cápsulas
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Las ideas no son nuevas o complicadas. Son ideas básicas que constituyen nuestra
identidad cristiana, pero son ideas que muchas veces no han hecho mella en nuestro
corazón, se han quedado en una idea. Estamos de acuerdo con ellas, pero realmente no
les permitimos tener un impacto profundo en la manera en que nos vemos a nosotros
mismos y en la manera como vivimos nuestra vida.
Pueden utilizarse para una meditación personal. Tomas una o dos ideas claves y
reflexionas sobre ellas con calma, para que puedan penetrar no sólo en tu mente, sino
en tu corazón. Las abundantes citas bíblicas están presentadas en rojo para facilitar la
oración y meditación en la Palabra de Dios.
Si utilizas estas cápsulas para reflexionar con un grupo de amigos, juntos recorrerán
un camino ricamente provechoso para crecer en la amistad con Cristo.
Las preguntas para la reflexión sirven como ayuda para la oración y la reflexión
personal o como ayuda para promover la interacción en grupos pequeños.
Las propuestas de acción () son pautas para que la reflexión se concrete en tu vida.
La oración conclusiva en cada capítulo, tomada de las varias fuentes que componen el
vasto tesoro de espiritualidad cristiana, pueden rezarse individualmente o en grupo.
La cita introductoria, de Papas canonizados o beatificados, tiene la intención de
centrar la atención sobre el tema, así como de reforzar el mensaje mostrando cuán
profundamente están estas ideas enraizadas en la Iglesia.
El comentario que relaciona el tema con la dirección espiritual, medio de crecimiento
espiritual ampliamente recomendado por la Iglesia, tiene el objetivo de motivarte a
conocer y aprovechar este camino que te ofrece el Regnum Christi.
Las últimas palabras de Jesús, antes de su ascensión al cielo, confirman la misión de la
Iglesia: «¡Vayan!» ordenó: Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir
todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el
fin de la historia. (Mateo 28, 19–20)
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¡Venga tu Reino!
ÍNDICE
Presentación
1. Hay trabajo que hacer.
2. ¡Venga tu Reino!
3. El motor de la misión.
4. Enseñar el arte de vivir.
5. El amor propio, ¿es bueno o malo?
6. ¿Quién es nuestro prójimo?
7. El apostolado de la bondad.
8. Pero qué sucede si no tengo ganas.
9. Hablar palabras de vida.
10. ¿Relaciones o actividades?
11. Trabajar con otros, sabiamente.
12. Exorcizar el espectro del desánimo.
Nota: El libro Go! del P. Bartunek, LC se puede comprar en este enlace:
http://www.catholicword.com/go.html
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